sexta-feira, 23 de novembro de 2018

VERÓNICA DÍAZ | El Corno Emplumado


Ésta no es cualquier historia de los años sesenta, es una armada con trozos de poesía y de esperanza: El corno emplumado, recuperada por Anne Mette y Nicolenka Beltrán en un documental.
El corno emplumado: una historia de los sesenta inicia con imágenes del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz en un discurso en el que resume el plan que seguiría en adelante:

(…) pero todo tiene un límite y no podemos permitir ya que se siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos del mundo ha venido sucediendo; tenemos la ineludible obligación de impedir la destrucción de las fórmulas esenciales, a cuyo amparo convivimos y progresamos…

El documental continúa con un repaso de la generación beat, como antecedente de esta historia y, después, rearma la de El corno, revista mexicana editada en inglés y español que se dedicó a la poesía.
“Hacemos un viaje para reencontrarnos con los pensamientos, sueños y visiones de aquellos poetas que hicieron posible la revista, empresa literaria que durante ocho años ininterrumpidos (1961-1969) fue un puente cultural entre el norte y sur de América y en una de las revistas de poesía más significativas y vanguardistas de su época”, señala Nicolenka.

LA HERENCIA | Para la hechura de este documental bastó el encuentro entre Anne Mette y Robert Schweitzer en la selva de Chiapas. Ya con la idea de hacer una investigación para recuperar la memoria de la revista El corno emplumado, ambos conocieron a Nicolenka Beltrán.
Beltrán y Anne Mette tardaron tres años en culminar este trabajo cinematográfico que reúne 25 entrevistas a poetas mexicanos, estadunidenses y uno argentino. El próximo mes saldrá a la venta en DVD y se distribuirá a través del Conaculta.
“Nuestro trabajo contribuye a no olvidar y también propone un análisis: ¿a qué se parecen la época de los 60 con la que vivimos actualmente?”, señala Nicolenka Beltrán.
De acuerdo con Beltrán, especialista en animación, la propuesta de quienes hicieron la revista “me toca muy fuerte en el sentido de que veo que a muchos de jóvenes artistas que no tienen la intención de mirar hacia Latinoamérica.
Después de la exhibición del documental el jueves pasado Nicolenka sostuvo una charla con los espectadores que llegaron a la Sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario.
Flanqueado por los poetas Sergio Mondragón, Joaquín Sánchez MacGregor y José Vicente Anaya, Beltrán explicó sus motivaciones para armar el documental, los dos primeros poetas mencionados escarbaron en sus recuerdos.
“Se tuvo entonces mucho impacto causado no sólo en el ámbito poético de la lengua española sino en el ámbito social en general. La década que aborda el documental fue de una renovación multitudinaria con grandes movimientos de masas en el mundo entero.
En México leíamos a Herbert Marcuse porque había desplazado al actor principal de la historia a las clases marginadas. Decía, entonces, en los estudiantes está el nuevo agente de renovación mundial”.
Esta es una de las razones, dice, por las que Díaz Ordaz hablaba de los filósofos de la destrucción, cuando se refería a la influencia ideológica de los jóvenes mexicanos.
Para Mondragón la ruptura también fue artística. Se marcó el fin de una era, del despertar con nuevo ánimo, un ánimo antiautoritario, de decir no a las feroces dictaduras militares, de ver en la Revolución cubana como si saliera el sol.
“Los poetas no querían ni podían escribir como sus venerables abuelos que los antecedieron como Villaurrutia o Gorostiza. En la pintura también se inició una búsqueda para no continuar con aquello de ‘no hay más ruta que la nuestra’
“Algunos de quienes vivimos el 68 no sabíamos que también habían matado una revista de tan grandes esfuerzos internacionales. Ojalá que se pueda recuperar esta iniciativa para, entre otras cosas, seguir denunciando a los asesinos de nuestro país que siguen matando gente y por lo que se ve también ideas, ideas que pudieran mejorar el mundo”.
Las palabras son de una mujer menuda, que por el llanto y posiblemente por el terror que vivió hace 37 años, se escucha un poco apagada, lejana. La audiencia comparte la misma sensación en la garganta, un nudo que no estalla ni desaparece. Es el luto por una gran idea.
Una idea cuyo inicio Mondragón recuperó así: “Comenzamos casualmente a fines del año 1961. Era octubre y acababa de entrevistar en la cárcel al pintor David Alfaro Siqueiros.
“Me hallaba inmerso en la redacción y documentación de esa entrevista cuando mi compañero el poeta Homero Aridjis, que acababa de publicar su primer libro, me invitó a conocer al poeta beat, Phillip Lamantia”.
Aquella presentación derivó en constantes reuniones de poetas y lecturas de poemas entre amigos como Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez, Juan Martínez, el pintor Felipe Ehrenberg y Ray Bremser. Luego Lamantía acercó a Mondragón con la escritora Margaret Randall recién llegada de Nueva York.
“El resto sucedió vertiginosamente. El grupo ‘descubrió la necesidad, y “vio” en el azar que nos había reunido, la oportunidad de editar una revista que mostrara “los dos mundos”: de la poesía hispanoamericana y de la norteamericana”, recuerda Mondragón.
Y como toda buena historia, ésta no tiene final.







JAZZ Y LITERATURA | Se bautizó a la revista con el nombre de El corno emplumado / The plumed horn (aludiendo al “horn” norteamericano del jazz, y a la serpiente emplumada, Quetzalcóatl, el dios tutelar de las culturas prehispánicas mesoamericanas).
“Aunque ninguno de los tres teníamos experiencia previa en la edición de revistas, se nombró encargados de la edición a Margaret Randall y Harvey Wolin -otro poeta beat- por la parte norteamericana, y a Sergio Mondragón por la de español”, dice el propio Mondragón.
En un reciente texto que ha escrito especialmente para publicar en Quito, dentro del libro Los años de la fiebre, Margaret Randall recuerda que los poetas norteamericanos en los años 60, buscaron hermanarse con Latinoamérica.
Todos escribieron poemas que eran una especie de testimonios que se abrían al conocimiento y que se sumaban al movimiento que, con pasión, se llamó La nueva solidaridad, acuñando una frase del poeta argentino Miguel Grinberg.
En una red laboriosa de comunicación a la que se denominó “caracol-correo” circulaban los poemas con gran rapidez, sin presumir que la poesía cambiaba inmediatamente el mundo sino con el convencimiento de que aportaba los elementos de conciencia para poder cambiarlo.



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Originalmente publicada em Milenio, México, 04/06/005. Edição preparada por Floriano Martins. Página ilustrada com obras de Arshile Gorky (Armênia, 1904-1948), artista convidado da presente edição.


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Agulha Revista de Cultura
Número 124 | Dezembro de 2018
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES




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