sábado, 22 de junho de 2019

NILO PALENZUELA | Entre viejo y nuevo mundo: André Breton, Benjamín Péret y Gaceta de Arte


No ha sido rara en los últimos años la asociación de Canarias con la historia del vanguardismo europeo en su camino hacia América, como si constituyera un punto fugaz donde alguna vez se tocaron las corrientes más vivas de la actividad artística y poética de nuestro siglo. El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM, Las Palmas de Gran Canaria) organiza, en 1989, de mano del crítico Juan Manuel Bonet, la exposición “El surrealismo entre viejo y nuevo mundo”, en la que adopta el título de Juan Larrea, aunque en un sentido singularísimo. Para Bonet, Canarias permite reflexionar sobre los dos lados de la expansión surrealista con razones fundadas en la publicación de Gaceta de Arte y en las obras e intereses de sus animadores. La historia del desplazamiento surrealista hacia América es amplia y el catálogo dio muestra del recorrido por Canarias, Argentina, el Caribe y México.[1] Pretendemos ahora anudar algunos motivos más que pueden situarse, si se quiere, como pequeños eslabones, casi secretos, de ese desarrollo. Partimos para ello de algunos poemas u obras de Benjamín Péret y André Breton, y su presencia en este despliegue surrealista entre viejo y nuevo mundo. Partimos así de los autores de Je sublime y de L’amour fou que, como es conocido, visitaron Tenerife en 1935 con motivo de la gran exposición surrealista organizada por Gaceta de Arte. Los poemas y libros, traducciones y circunstancias, que abordamos en las páginas que siguen están ligados a la revista de Eduardo Westerdahl y sus animadores. El vínculo resulta a veces producto del azar, como un oscuro destino que tejen las manifestaciones de los canarios y sus elecciones en medio de la amplia sobrenaturaleza que urdió el surrealismo. Iniciemos, así, este breve camino al seguir el hilo comunicante de la actividad de dos poetas franceses en las fechas próximas a 1935. No es difícil suponer la sorpresa que recibe André Breton después del primer encuentro con el pintor Óscar Domínguez cuando le muestra las páginas de radical modernidad de Gaceta de Arte y le habla de un lugar tan desconocido como las Islas Canarias: las superficies de lavas y volcanes, los dragos que evocan seres vegetales, las playas de arenas negras… Las noticias de este mundo insular y remoto para Breton pudieron fascinarle de inmediato, pero acontecen, además, en 1934, cuando se produce un encuentro capital en su vida: Jacqueline Lamba. La pintora, vinculada a la elementalidad del agua, pues trabaja en un music-hall en un número de natación, se convierte en l’ondine que gravita en torno a todas sus obras de aquellos años, desde L’air de l’eau a L’amour fou. Lo uno y lo otro se encuentran ya unidos en L’air de l’eau, el cuaderno que publica en diciembre de 1934. André Breton funda un espacio común donde el amor, el automatismo poético y la belleza se cruzan con las palabras escuchadas a Domínguez:

Se me dice que allá abajo las playas son negras
de la lava que marcha hacia el mar
precipitándose al pie de un inmenso pico de humeante nieve
bajo un segundo sol de canarios salvajes
 ¿Cuál es, pues, este país lejano
que parece sacar toda su luz de tu vida,
y tiembla con su realidad en la punta de tus pestañas
dulce a tu encarnación como lienzo inmaterial,
fresco, salido de la maleta entreabierta de las edades?[2]

Y, enseguida, los planes. En agosto de 1934 se proyecta el viaje y la exposición que se celebra en Tenerife en los meses de abril y mayo del año siguiente. En los meses próximos también se proyecta el viaje a Checoslovaquia. En marzo de 1935 prepara la conferencia “Situation surréalista de l’objet” que va a pronunciar en Praga de forma casi inmediata, pues la estancia de Jacqueline y Breton se realiza el mismo mes y se prolonga hasta abril. Junto a ellos viajan Nusch y Paul Éluard. Les espera el grupo surrealista checo: Karel Teige, Toyen, Jindrich Stirsky, Vitezslav Nezval… En torno a la exposición surrealista checa los acontecimientos se suceden. Destaquemos sólo algunos que se encadenan de forma inmediata con el viaje a Canarias y con los hechos a que hemos aludido en otro lugar: las conferencias sobre la actitud política del surrealismo y sus posiciones poéticas, la firma del Bulletin international del surréalisme, la entrevista en el diario obrero Haló Noviny donde Breton señala la dimensión internacionalista del movimiento y anuncia su viaje a Tenerife…, y la visita al castillo de la Estrella (hvezda, en checo) en las cercanías de Praga y que supone el primer paso hacia otro encuentro, según veremos. Al mes siguiente André Breton y Jacqueline Lamba viajan a la tierra natal de Óscar Domínguez y surgen inmediatas coincidencias con lo acontecido en Praga después del contacto con los animadores de Gaceta de Arte: la exposición internacional surrealista, la firma del segundo Bulletin, el entorno obrero y las reflexiones poéticas y políticas, la entrevista que hace Domingo López Torres para la revista socialista Índice… Y enseguida también los hilos comunicantes que se tejen casi secretamente. Mostremos sólo dos de estos puntos de encuentro: la conferencia sobre el objeto surrealista y la visita a la construcción del archiduque Ferdinand, en Praga. La visita al castillo de Hvezda, con sus seis puntas en la vertiente de una montaña, se acerca a aquel point de l’esprit de la escritura bretoniana donde todo se transforma en otra cosa, según el principio alquímico y poético tan querido por los surrealistas. Praga, el mundo amoroso y del deseo, Jacqueline y Breton, se sitúan en Tenerife del mismo modo que las imágenes y el tiempo vivido en la isla se revuelven y giran en medio de una especie de vórtice poético, ensayístico y analógico en el capítulo V de L’Amour fou. El balanceo entre viejo y nuevo mundo queda aquí a la vista. L’amour fou se edita en 1937 y está constituido por siete capítulos que proceden, en su mayoría, de entregas publicadas en las páginas de Minotaure, la lujosa revista de Albert Skira de la que Gaceta de Arte dio cuenta desde el comienzo. El capítulo V corresponde así a Le cháteau étoilé: El castillo estrellado. En el libro aparece acompañado, entre otras imágenes, por las fotografías de la playa de Martiánez en el Puerto de la Cruz, vista desde La Paz, y otra fotografía del castillo de Praga. En la primera entrega, que se encuentra en Minotaure, tiene imágenes bien diferentes. Pero también sobresalen en esta primera entrega, por así decir, los alrededores del texto. Le cháteau étoilé aparece en Minotaure, en junio de 1936, y en el mismo número se reproducen Le saca main de Óscar Domínguez y Les heures de Jacqueline Lamba. Del primero, una imagen en transformación vegetal y etérea, en una naciente floración erótica. De la segunda: una forma ovalada, como un piedra flotante de Arp o como una isla suspendida entre el cielo y la superficie del mar, sobre ella una especie de ondina etérea que sueña recostada, como una reina con una corona que brota de su propio sueño. En el mismo número André Breton presenta las decalcomanías sin objeto preconcebido descubiertas para el surrealismo por Óscar Domínguez y asociadas de inmediato a las revelaciones que brotan del muro visto por Leonardo: para abrir a voluntad, escribe el autor de L’Amou fou, su ventana sobre los más bellos paisajes del mundo y de los otros mundos. Las decalcomanías presentadas, con formas lávicas, subterráneas y enigmáticas, pertenecen ahora a Domínguez, pero también a Breton y Jacqueline. Inspirado en ellas surge el relato de Benjamín Péret que lee y viaja por el interior de las manchas azarosas y de sus misteriosas presencias:

Quería darme su lengua para hacer un brazalete, pero le respondí que moriría de hambre. Lo entendió y ofreció llevarme hasta la salida de las grutas. Y acepté, pues estaba destrozado por la fatiga. Enseguida el oso hormiguero partió a galope, saltando sobre la rocas y silbando como un mirlo.

Transcurre toda la noche en esta carrera desenfrenada. El alba se levanta en el momento en que traspasábamos la puerta erizada de manojos de dedos que dominan la entrada solemne de las grutas. Nos separamos entonces y juramos volvernos a ver. Fuera, el sol estaba en lo alto y desvelaba a mis pies un luminoso paisaje de bosques. Inmóvil, respiraba el aire puro de esta mañana de verano esperando que se levantara la bruma ligera y prometedora de una jornada cálida. De pronto comprendí: venía de entrar en Eldorado.[3]
Y ya Le cháteau étoilé, André Breton evoca su viaje a Tenerife y deslaza todos los demonios de la analogía, recuerda su estancia con Péret y Jacqueline y sobrepone a la naturaleza los recuerdos de imágenes y de pensamientos de Baudelaire, de Lewis Carroll, de Sade, de Picasso, de Freud, de Leonardo…, y los acontecimientos insulares, la visita al Puerto de la Cruz junto a Benjamín Péret, el ascenso a las cumbres del Teide, el intento de proyección de L’âge d’or, el sentido de las mismas palabras de edad de oro que atraviesan su espíritu cuando “comenzaba a abandonarse a las sombras embriagadoras de la Orotava”. Y la presencia de Jacqueline y en ella la fuerza arrebatadora del amor:

Amor, el solo amor que existe, amor carnal, yo adoro, no he dejado jamás de adorar tu sombra venenosa, tu sombra mortal. Un día vendrá en que el hombre tendrá que reconocerte por su solo dueño y honrarte hasta en las misteriosas perversiones de que te rodeas […] Pero tú, tú que me acompañas, Ondina, tú de quien he presentido los ojos de albura sin haber encontrado antes nada parecido, te amo en la barba de Barba Azul y por el diamante del aire de las Canarias[4]

El capítulo es extenso y espléndido y, en su conclusión, parecen fundarse en una misma llamarada el castillo de Hvezda, el célebre diamante Koh-i-Noor (que a su vez significa montaña de luz), la piedra filosofal, el Teide y el amor:

Teide admirable, ¡toma mi vida! […] Los grandes lagos de luz sin fondo suceden en mí tras el paso rápido de tus fumarolas. ¡Todos los caminos hacia el infinito, todas las fuentes, todos los rayos parten de ti, Deria-i-Noor y Koh-i-Noor, bella cima de un sólo brillante que tiemblas. En este flanco del abismo, construido de piedra filosofal, se abre el castillo estrellado.[5]

Le cháteau etoilé se encuentra en la revista Minotaure, según sugerimos, con ilustraciones diferentes a las aparecidas después. Se trata de dibujos de Max Ernst. Entre ellos destaca, sólo en el sentido de lo que vamos exponiendo, el que ilustra las palabras a flan e d’abíme, construir en pierre philosophale.[6] Max Ernst representa, como en la fotografía que aparece en la edición definitiva de L’amour fou, los cuatro lados visibles del castillo en que se adivina la presencia de los otros dos, y sitúa encima un pico o cima: de ahí parten destellos a modo de radios que unen el castillo estrellado de Praga y el volcán de las Islas Canarias.[7] El vínculo está, de este modo, establecido. El texto absorbe, por así decir, los lugares para ofrecer un point de l’esprit en que las distancias quedan abolidas: el lugar de la poesía. El capítulo V está lleno de seducciones que permiten toda suerte de lecturas. Nos conformamos ahora con mostrar sólo una cita que está estrechamente relacionada con la poesía nacida al calor de Gaceta de Arte y con aquel viaje insular de André Breton. También tiene que ver con la dirección que persigue nuestro ensayo:

Estoy vivamente sorprendido de la frecuencia con que tendían a aparecer en nuestros textos las palabras árbol de pan, de mantequilla etc. en la época en que comenzábamos a practicar la escritura automática. Muy recientemente me he preguntado si no era posible ver en estas palabras, por el extraño prestigio que alcanzan en el niño, el secreto del descubrimiento técnico que parece haber puesto Raymond Roussel en posesión de las llaves mismas de la imaginación: “Escogía una palabra y la unía a cualquier otra a través de la preposición a.” La preposición en cuestión aparecía poéticamente, en efecto, como el vehículo más rápido y el más seguro de la imagen. Y añadiré que basta unir así no importa qué sustantivo a no importa qué otro para que un mundo de representaciones nuevas surja enseguida.[8]

Publicado a mediados de junio, en París, es muy probable que el número 8 de Minotaure fuera enviado a sus amigos de Gaceta de Arte por André Breton o Domínguez. Es muy probable su lectura aun antes de la sublevación militar en España acontecida a mediados de julio, esto es, antes de la entrada en prisión, entre tantos, de los poetas Pedro García Cabrera o Domingo López Torres. Si aún esto no fuera posible, el fragmento que reproducimos más adelante deja constancia de un tiempo histórico y poético compartido. Su punto de partida o su influencia final tienen que ver con el despliegue internacional del surrealismo. Pedro García Cabrera, en una entrevista realizada en 1980, evoca El castillo estrellado y la visita de los surrealistas. Sus palabras ilustran sobre aquel episodio y permiten una más completa lectura de la cita realizada. Justifíquese, pues, la extensión:

El pintor Óscar Domínguez, de nuestro grupo, estaba en el movimiento en París. Por él se trasladó aquí la segunda exposición surrealista internacional en el año 1935. Como saben, se vinieron entonces a la isla André Breton, Benjamín Péret y Jacqueline. Se sorprendieron extraordinariamente de Tenerife y la llamaron la isla surrealista. Ellos habían estado trabajando con imágenes del tipo el árbol del café con leche, el árbol del pan… En su estancia en la isla los llevamos al Jardín Botánico del Puerto de la Cruz: se quedaron estupefactos. Hay en el jardín un árbol que llaman el árbol del viajero, una especie de palmera, no de copa, sino simplemente de ramas; tales ramas se orientan hacia donde puede venir la humedad; de modo que poseen una sensibilidad extraordinaria… Claro, cuando ellos vieron el árbol del viajero se quedaron totalmente sorprendidos. Pero es que, además, existe otro que se llama árbol del pan: comprobaron que aquellas imágenes hilvanadas en su fantasía eran realidad aquí. Cuál no sería su sorpresa al ver la arena negra de las playas del Puerto de la Cruz que no habían contemplado nunca antes. Ellos habían escrito también, como concepción mental sin referente real posible, de arenas negras. Aquello fue tirarse sobre ella y exclamar sable naire, sable noir. Cuando subíamos al Parque de las Cañadas (hacia el Teide) y vieron el mar de nubes, Breton hizo parar el coche, saltó y comenzó a decir estoy viviendo dentro de una nube de Baudelaire… Lo mismo que el Teide… Una de las cosas más hermosas que se hayan escrito sobre el Teide la hizo Breton: Le chateau étoilé… En otra ocasión fuimos al Puertito de Güímar. Péret encontró en uno de los charcos de la orilla una estrella de mar, inmediatamente comenzó a dar gritos llamando a Breton diciendo étoile de mer! Se quedaron largo tiempo contemplando el animal[9]

En el pasaje de Le cháteau étoilé André Breton habla, asimismo, de l’arbre du voyageur. Los árboles en el Jardín Botánico despiertan poco después, como se advierte, el discurso poético y crítico de André Breton. Ignoramos si es posible que las palabras de Raymond Roussel, presente en el libro póstumo Comment j’ai écrit certains de mes livres y recordadas también en Antologhie de l’humoir noire,[10] fuesen objeto de comentario cuando se habló del arbre a pain en Tenerife. El libro de Roussel, debe recordarse, se publica justamente en 1935. Sin embargo, su huella parece clara en los poemas de Dársena con despertadores, de Pedro García Cabrera.[11] El libro, dado a conocer tardíamente y en una publicación que reedita Abolición de la muerte, está escrito al comienzo de julio de 1936. García Cabrera es probable que tuviera conocimiento del número 8 de Minotaure, pues el modo de escribir los poemas parece seguir la recomendación de Roussel:

Había comenzado este libro, en La Laguna, a primeros de julio de 1936. Cuando estalló la sublevación militar el 18 de julio de aquel año (día en que fui detenido en dicha ciudad y conducido por una pareja de la Guardia Civil al cuartel de Artillería, desde donde me trasladaron unas horas más tarde a la Prisión Provincial de Santa Cruz de Tenerife) tenía terminados los ocho poemas que componen Dársena con despertadores. El procedimiento empleado para la elaboración de los mismos consistió en confeccionar dos largas listas de palabras autónomas, generalmente nombres, adjetivos y verbos que, bien iba viendo o bien me venían a las mientes en mis paseos por la vega lagunera. Cada dos relaciones de vocablos, que me suministraban la materia prima para cada composición, las apareaba, siguiendo el orden en que fueron surgiendo espontáneamente. Esta manera de unir las palabras daba por resultado imágenes más o menos extrañas, según la mayor o menor proximidad significativa de los términos enlazados, siempre de dos en dos. Así, la tercera relación de frases binómicas participaba de un cierto automatismo síquico y amanecían estructuras de una lógica estrictamente poética. Esta primera fase de elaboración de cada poema se continuaba en una segunda en que procedía al ensamblaje de todas las parejas nupciales ya logradas. En esta segunda fase unificadora intervenían entonces los artículos, adverbios, preposiciones y conjunciones, si bien todas estas partes oracionales se distribuían siguiendo vínculos sintácticos.[12]

Apenas unos versos de Dársena con despertadores pueden dejar constancia de los resultados de esta escritura, que guarda, como veremos más abajo, la influencia de las nexos arbitrarios y cierto ritmo de la escritura de Benjamín Péret:

Pienso que bajo el mar hay tres estaciones donde las algas de tres colores bordaron mi cuerpo y que las islas marcharían a la deriva si las velas les prestasen los recuerdos. Los niños me sugieren la pregunta de por qué sus voces no rayan los diamantes. El pájaro del sueño creo se posaría en el árbol de la hélice de una paloma mensajera. Sólo cuando tengo granos de sal en los bolsillos es posible que la angustia se transforme en murciélago. Y únicamente haría propaganda política si quisiera ahorcarme en una sirena.[13]

La huella de Comment / ai écrit certains de mes livres parece clara. Los poemas con títulos como “Habla el pájaro del sueño”, “Habla un albornoz a rayas” o “Habla la araucaria del amor” se encuentran, además, entre las expresiones más genuinas del surrealismo en lengua castellana y en el instante de su expansión hacia América. No parece del todo ocioso recordar que la revista en que se publica Dársena con despertadores recoge asimismo el poema de 1935 del peruano Emilío A. Westphalen, Abolición de la muerte, que había contado con una cita inicial de Le revolver a cheveux blancs de André Breton y con ilustraciones de César Moro.[14] El surrealismo entre viejo y nuevo mundo establecía ya sus vínculos desde aquella época en que Breton exponía su visión de las islas en las páginas de Minotaure. Desde esta perspectiva, tomando a las islas como lugares de creación, con este chateau étoilé como primera gran muestra, el surrealismo en su viaje más allá de las fronteras va abandonando sus signos. El castillo estrellado es traducido y publicado, casi de forma simultánea, en la revista Sur de Buenos Aires[15] y en las décadas siguientes surgen Cahier d’un retour au pays natal de Aimé Césaire y en torno a él un prefacio de Benjamín Péret para la edición cubana[16] y Martinique charmeuse de serpents de André Breton[17] y en torno a unos y a otros Isla cofre mítico[18] del exiliado español Eugenio Granell, el libro que también recuerda L’amour fou. Giros. Enigmáticos desplazamientos que tuvieron un punto de partida en la isla y en el encuentro descrito por Pedro García Cabrera.
Pero abandonemos por un instante al poeta insular y retomemos el hilo de nuestra exposición allí donde lo dejamos: en Praga, en las cercanías del castillo de Hvezda, allí donde Breton entabla nuevos vasos comunicantes que los animadores de Gaceta de Arte reciben de forma casi inmediata. Partamos, para ya aproximarnos a Benjamín Péret, de la conferencia pronunciada por Breton en marzo de 1935: “Situation surréaliste de l’objet”.
Se trata de la misma conferencia que pronuncia Breton en el Puerto de la Cruz o que al menos da a conocer a los redactores de Gaceta de Arte.[19] En Praga, André Breton habla de la situation surréaliste de l’objet y desarrolla todo un discurso que, en uno de sus pasajes, desemboca en los temas del automatisme psychique y del hasard objectif. Los nombres de Apollinaire o Raymond Roussel coinciden aquí, en una posición opuesta por completo a le pensée prosaique, con la defensa de la plena libertad de la imaginación poética. Cita entonces algunos ejemplos entre los que se encuentran los poemas “Brouchure bercée” de Salvador Dalí y “Parle-moi” de Benjamín Péret. En el número 35 de Gaceta de Arte, publicado en el mes de septiembre de 1935, se reproducen los textos de Breton “Posición política del arte de hoy”, el “Discurso en el congreso de escritores para la defensa de la cultura”, el poema “La unión libre”, textos de Paul Éluard y un balance de la actividad de los surrealistas en Tenerife. Junto a ellos se reproduce el cuadro Gala y el Angelus de Millet preceden inmediatamente la llegada de los anamorfos cónicos, muy probablemente tomado de las páginas de Le Surréalisme ASDLR,[20] y el poema citado por Breton en su conferencia de Praga: “Brouchure bercée”. Veámoslo:

FOLLETO ACUNADO CUNA EN RÚSTICA

Folletos perdura al mismo tiempo declinando una tasa una tasa portuguesa cualquiera que se fabrica hoy en una fábrica de vajillas pues una tasa se parece por su forma a una dulce antinomía municipal árabe montada al final del alrededor como la mirada de mi bella Gala la mirada de mi bella Gala olor de litro como el tisú epitelial de mi bella Gala su tisú epitelial chocarrero y lamparista sí yo lo repetiría mil veces.
Folletos perdura al mismo tiempo declinando una tasa una tasa portuguesa cualquiera que se fabrica hoy en una fábrica de vajillas pues una tasa se parece por su forma a una dulce antinomía municipal árabe montada al final del alrededor como la mirada de mi bella Gala la mirada de mi bella Gala olor de litro como el tisú epitelial de mi bella Gala su tisú epitelial chocarrero y lamparista sí yo lo repetiría mil veces.[21]
En el número siguiente aparece una serie de poemas de Benjamín Péret que sitúan de nuevo ante la significación de Gaceta de Arte. En la serie de poemas se encuentra “Parle-moi”.[22] Los animadores de la revista conocen la conferencia de Praga. Pero detengámonos ya en el autor de Le Grand Jeu y sigamos a partir de aquí la estela de algunos de sus textos en este viaje entre viejo y nuevo mundo.
Benjamín Péret ha estado en América y ha dejado pruebas de la fascinación que le produjo el mundo americano. Entre 1929 y 1930 viaja a Rio de Janeiro, São Paulo o se adentra en los territorios del Amazonas. Colabora durante esta estancia con la publicación de los modernistas brasileños la Revista de Antropofagia, explica Ce que c’est que le surréalisme en el Diário de Sao Paulo[23] y realiza la serie de artículos Candomblé e Makumba dedicada a la interpretación poética de las religiones africanas de Brasil y publicada en el Diário da Noite[24] en 1930 y 1931. Péret se muestra así como uno de los primeros surrealistas interesado por el mundo americano. A pesar de las proximidades del proceso vanguardista canario y el modernismo brasileño,[25] sin embargo, no parece que se haya planteado ningún tipo de diálogo sobre este tema en la estancia insular de 1935. Benjamín Péret llega a las islas hastiado de la situación política parisina y pronuncia una conferencia sobre “El surrealismo y la religión”, participa en los actos y excursiones arriba descritos, y siente parecidas sorpresas a las experimentadas por Breton. Cuando parte de Canarias en el diario La Prensa se recoge su despedida:

Todo el mundo conoce esta angustia de la despedida, donde con el humo del tren el andén de la estación desaparece encubierto por un pequeño pañuelo de mujer que huye a todo vuelo como un pájaro asustado. Así es como hemos abandonado Tenerife, ayer noche, André Breton y yo. La isla, que no hemos visto borrarse en el horizonte, penetraba a nuestro sueño y se desangraba en blanco como la cabellera del cactus de vuestras montañas y que será en adelante una amante, donde todos mis deseos intentarán fijarse. Las tres semanas que he pasado entre vosotros son para mí como el arco iris para el paisaje que recuerda el aguacero que acaba de recibir. Mi querido amigo Óscar Domínguez me hablaba muchas veces de vuestro país, que yo sabía ya maravilloso, y que admiro más todavía ahora que lo conozco un poco mejor. Pero me llevo a París un recuerdo magnífico de las gentes que he encontrado allí, los camaradas de Gaceta de Arte y del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife… [26]

En París atraviesa Péret una dura situación económica que quiere superar en Praga, según cuenta en carta a Marcelle Ferry. A la vuelta de Checoslovaquia, señala, espera que la situación sea algo mejor que la vivida después del viaje a Canarias.[27] No parece que haya escrito muchos poemas en este período de tiempo. Desde luego no escribe un texto de las dimensiones de Le chateau étoilé, pero sí acoge en Trois cerises et une sardine[28] las étoiles de mer vistas en Tenerife. El poema se publica en 1936 con dibujos de Yves Tanguy y los recuerdos surgen en medio de la ebriedad de una escritura que entabla toda suerte de analogías y, también, bajo una sintaxis prolongada como un río inacabable:

Mientras tanto la gran lucha que opone el carbón a los marineros
no se terminará más que con la victoria de las estrellas de mar
que se golpean los dientes con un sirio de grosella
con los ojos cerrados
como un volcán que contempla su esperma
en camino hacia el mar
y a pesar de los escorpiones que se suicidan entre sus llamas
no duda en masacrar algunas docenas de senos de abuelas
o de señales de ferrocarril
que se volverán tan fácilmente escoria para edredones
agitados con sobresaltos convulsivos como espinos en flores.[29]

Trois cerises et une sardine no es, ciertamente, una evocación completa de su estancia insular, al modo de lo que sucede con el espléndido Air mexicain (1952) tras su estancia en México, pero a su través afloran las visiones del volcán, el camino de los ríos de lavas hacia el mar y aquella estrella de mar que, según indicó García Cabrera, tanto le sedujo en Tenerife. Se puede decir, así, que en estos pocos versos su escritura se comporta de la misma manera que el poema bretoniano de L’air de l’eau arriba mencionado.
Por las mismas fechas en que se redacta Trois cerises et une sardine la revista Gaceta de Arte traduce los poemas “Le sang répandu”, “Quatre ans apres le chien”, “Source”, “Allo” y “Parle-moi”. El hecho, en sí, es suficientemente significativo si sólo atendemos a la recepción de la obra de Benjamín Péret, aunque ha de entenderse en un proceso de recepción que comienza antes y que tiene, digámoslo así, alguna ramificación de interés. En el balance que hace Domingo López Torres[30] de las publicaciones surrealistas de 1934 incluye Crimen de Agustín Espinosa,[31] Point de jour y Qu’est ce que le surréalisme? de Breton, la Petite anthologie poétique du surréalisme (que recoge “La sang répand”) y De derrieres les fagots, de Benjamín Péret. Ninguno de los poemas incluidos en Gaceta de Arte medio año más tarde pertenecen a De derrieres les fagots, pero La Mort de Marat de Picasso que ilustra tan sólo algunos ejemplares del libro se incluye en el Bulletin international du surréalisme publicado en Tenerife en 1935, esto es, en el boletín que firman Breton, Péret y los animadores de Gaceta de Arte. Esta inclusión viene justificada, además, por la cita que se hace de La Mort de Marat en el interior del boletín.[32] Si atendemos a la vertiente internacional de la que vamos hablando, debemos añadir en seguida: La Mort de Marat será el frontispicio, asimismo, de A Bunch of Carrots, Poems by Benjamín Péret, publicado en Londres en 1936 con las traducciones de David Gascoyne y Humphrey Jennings, en el mismo año en que Herbert Read, con la colaboración de Roland Penrose y Gascoyne, organiza en Londres la exposición internacional del surrealismo y que, como la de Tenerife, da lugar al Bulletin international du surréalisme. La brevísima muestra de los poemas de Péret en Gaceta de Arte no cuenta, curiosamente, con el libro de 1934 De derriere les fagots, pues recoge dos poemas anteriores pertenecientes a Le Grand Jeu (“Le sang répandu” y “Quatre ans apres le chiem”) y los posteriores “Source”, “Allo” y “Parle-Moi”, todos ellos adelantos de Je sublime: el libro escrito en los meses que preceden a la visita de Péret a Tenerife y publicado en 1936. Ignoramos quién traduce “La sang répandu”, pero las versiones de todos los demás las realiza Pedro García Cabrera según pudimos saber en fechas recientes y en un texto que evocaba, desde la distancia temporal, el acto que tuvo lugar en 1935 en el Puerto de la Cruz, el mismo en que André Breton pudo pronunciar la conferencia sobre el objeto surrealista y que incluía “Parle-moi”. Así describe García Cabrera aquellos momentos:

Breton pronunció una conferencia titulada: “Posición política del arte de hoy” fijando el punto de vista surrealista. Péret, en la Juventud Socialista dio otra sobre el tema “El surrealismo y la religión”. También en el Puerto de la Cruz tuvo lugar un acto de afirmación poética, haciendo la presentación de Breton y Péret el secretario de redacción de G. de A. Pedro García Cabrera y Agustín Espinosa. En dicho recital se dieron a conocer el poema de Breton “La unión libre”, traducido por Domingo Pérez Minik, versión revisada y autorizada por Breton como la única válida en lengua española, y la cual ha sido publicada en antologías de poesía surrealista en América, y los poemas de Péret que llevan por título “4 años después del perro”, “Fuente”, “Hola”, “Háblame” y el poema de Paul Eluard “La frente cubierta”, todos traducidos por Pedro García Cabrera y supervisados por Péret.[33]

El proceso de recepción queda de esta forma bien claro. Se señala quiénes fueron los traductores de los textos aparecidos en los números de Gaceta de Arte en septiembre y octubre de 1935 y cómo formaron parte de uno de los actos celebrados con motivo de la exposición surrealista. La huella de Péret, después del proceso mismo de la traducción, es visible en los vínculos arbitrarios entre las palabras y en el ritmo mismo de la escritura de Pedro García Cabrera. Las enseñanzas de Raymond Roussel se reúnen con la experiencia (a fin de cuentas creadora) de la traducción: Dársena con despertadores fue fruto de este encuentro. Pero conformémonos con seguir el camino de dos de los textos de ]e sublime. Del primero, “Parle-moi”, ya conocemos su trayectoria parcial: de la conferencia de Praga a las páginas de Gaceta de Arte. El otro poema, “Allo”, emprende su trayectoria, por así decir, desde Tenerife. En uno y otro caso la recepción continúa en tierras americanas. Veamos “Parle-Moi”:

HÁBLAME[34]

El negro de humo el negro animal el negro negro se han dado cita entre dos monumentos funerarios que pueden confundirse con mis orejas y en donde el eco de tu voz de fantasma de mica marina repite indefinidamente tu nombre tan parecido a lo contrario de un eclipse de sol que cuando tú me miras me creo una espuela de caballero en una nevera de la que tú abrirías la puerta con la esperanza de ver escaparse una golondrina de petróleo inflamado pero de la espuela de caballero saldrá un manantial de petróleo llameante si así lo quieres como una golondrina quiere la hora de estío para tocar la música de las tempestades fabricándola a la manera de una mosca que sueña una tela de araña de azúcar sobre un vidrio de ojo a veces azul como una estrella hilada reflejada por un huevo a veces verde como un manantial rezumante de un reloj.

Veamos asimismo “Allo”:

¡HOLA!

Mi avión en llamas mi castillo inundado de vino del Rhin mi gheto de iris negros mi oreja de cristal mi peñasco precipitándose en avalancha para aplastar el guardabosques mi caracol de ópalo mi mosquito de aire mi almohadón de ave del paraíso mi cabellera de negra espuma mi tumba agrietada mi lluvia de rojas langostas mi isla volante mi uva de turquesa mi choque de autos locos y prudentes mi arriate salvaje mi pistilo de diente de león proyectado en mi ojo mi bulbo de tulipán en el cerebro mi gacela extraviada en un cine de los bulevares mi cofrecillo de sol mi fruta de volcán mi reír de estanque oculto donde van a bañarse los profetas distraídos mi inundación de cacias mi mariposa de múrgura mi cascada azul como una ola de fondo que engendra la primavera mi revólver de coral cuya boca me atrae como el ojo de un pozo centelleante helado como el espejo donde contemplas la fuga de los atrapamoscas de tu mirada perdida en una exposición de blanco encuadrada de momias yo te amo.

Son estas las traducciones de Pedro García Cabrera. La siguiente aparición de los textos se encuentra ya en tierras americanas y en unas circunstancias que en cierto modo recuerdan las insulares. El poeta peruano César Moro, que ha partícipado en Le surréalisme ASDLR en una encuesta junto a Breton y Péret[35] o en el libro colectivo Violetes Nozieres, y que ha intentado fundar con Emilio Westphalen la revista El uso de la palabra en Lima, se encuentra desde 1938 en México. Coincide de nuevo aquí con André Breton. Del periplo mexicano de Jacqueline y André Breton y del encuentro mismo con el peruano deja constancia Souvenir de Mexico publicado, como Le cháteau étoilé, en las páginas de Minotaure, aunque esta vez con ilustraciones del fotógrafo Alvarez Bravo o de la pintora Frida Kahlo. En medio de una campaña de desprestigio que es consecuencia aún de las posiciones ante la AEAR y del discurso al congreso de escritores para la defensa de la cultura (y que guardan relación todavía con el texto que publicó Gaceta de Arte,[36] en 1935), se produce la estancia de Breton en México. César Moro publica una breve antología de la poesía surrealista en mayo de 1938, en el suplemento de Poesía. Reaparece aquí el poema “Parle-Moi”. La traducción de César Moro se aleja en determinados puntos de la de Pedro García Cabrera, con aciertos y ausencias que el lector puede valorar si atiende, como antes, a las variantes señaladas en cursiva:

HÁBLAME

El negro de humo el negro animal el negro negro se han dado cita entre dos monumentos a los muertos que pueden parecer mis orejas donde el eco de tu voz de mica marina repite indefinidamente tu nombre que se parece tanto a lo contrario de un eclipse de sol que yo me creo cuando tú me miras una “espuela de caballero en un ventisquero” cuya puerta abrieras con la esperanza de ver escaparse una golondrina de petróleo inflamado pero de la espuela brotará una manantial de petróleo ardiente si tú lo quieres como una golondrina quiere la hora de verano para tocar la música de las tormentas y la fábrica como haría una mosca que sueña con una telaraña de azútar en un vaso de ojo a veces azul como una estrella veloz reflejada por un huevo a veces verde como un manantial rezumando de un reloj.

En este viaje surrealista al otro lado del océano el vínculo de Gaceta de Arte con César Moro y con el mundo mexicano se vuelve así cada vez más claro. Este soterrado contacto se prolonga además con la traducción de “Ailo”, realizada también por César Moro. La nueva versión se publica en México algún tiempo después y, aún en 1938, acaecen algunos hechos que merecen comentarse antes de la reproducción del poema. Ciertamente, la presencia de Breton en México permite nuevos nexos a través de las referencias a Benjamín Péret y, también, a Tenerife. André Breton ha viajado a México con la finalidad de pronunciar una serie de conferencias sobre el arte y la literatura en Francia. Pretende además proyectar las películas Un chien andalou y L’âge d’or. Las conferencias, que recoge Marguerite Bonnet en fechas recientes, desvelan más datos de esta “trama” que tratamos aquí de seguir. En México se traduce “L’union libre”; en una de las conferencias André Breton plantea la lectura de “La sang répandu” de Péret;[37] en otra retoma motivos de la conferencia “Situation surréaliste de l’objet” pronunciada en Praga y en Tenerife;[38] y ante la proyección de Le chien andalou evoca la guerra civil española y recuerda el affaire de L’âge d’or en París y en Canarias:

Nada, no temo decirlo, fuera del grito de liberación que atraviesan los films surrealistas de Buñuel y Dalí: Un chien andalou y L’âge d’or. Señoras y caballeros, no ha sido posible presentarles esta tarde más que el primero de los films anunciados. El segundo, exhibido en París en 1930, desencadenó la furiosa reacción de las gentes de la derecha que llegaron incluso a tirar botellas de tinta contra la pantalla y a no abandonar la sala hasta no haber destrozado las butacas. Desde entonces L’âge d’or ha sido objeto en Francia de una prohibición de la que no necesito señalar su carácter arbitrario. La sola copia que existía, y que yo mismo llevé a Santa Cruz de Tenerife en 1935, donde el clero logró asimismo la prohibición, ha sido confiscada y sin duda destruida en estos momentos de sedición fascista.[39]

En la conferencia “Surréalisme et connaissance” todavía Breton traza un nuevo nexo: alude aquí al descubrimiento de las décalcomanies de Óscar Domínguez al tiempo que inserta fragmentos del texto publicado en Minotaure y en el que daba cuenta del procedimiento azaroso, según vimos arriba.[40] La estancia mexicana constituye en este sentido una prolongación de defensas y recuerdos vividos con anterioridad. La guerra civil española primero y la guerra mundial después obligan a una intensa relación de los intelectuales y creadores de Europa y América. La estancia mexicana de Breton y Jacqueline supone entonces sólo uno de sus primeros episodios. No es éste el lugar donde debamos extendernos en la compleja trama que se entabla con la llegada de los surrealistas a América. Nos conformamos con señalar que a México llega Benjamín Péret hacia 1942 y que en torno a la revista El Hijo Pródigo se produce la continuidad del casi secreto transitar de sus poemas a través de César Moro. La revista El Hijo Pródigo (1943-1946), debe recordarse, surge bajo la difícil situación de la guerra mundial y, como ha indicado Octavio Paz,[41] defiende la libertad de la imaginación bajo el signo de la pluralidad. Acaso sólo este situarse frente a la confusión entre arte y propaganda sea uno de los pocos motivos de relación entre el surrealismo y la revista mexicana. La presencia de Péret, Breton, César Moro y Westphalen, Alice Paalen o la inclusión de “Obrero huelguista asesinado” y “Tumba reciente”[42] de Álvarez Bravo – incluidos también en Souvenir de Mexique, en Minotaure[43] son sólo pruebas de esta pluralidad. El poema “Allo”, de Benjamín Péret, aparece ahora con la traducción de César Moro en El Hijo Pródigo,[44] casi once años después de su primera publicación. En este número de mayo de 1946 se reproduce asimismo el texto que Breton había dedicado a Frida Kahlo 1938 y varias reproducciones de cuadros de la pintora.[45] Es éste el débil contexto surrealista. César Moro conserva ahora el título inicial y, como antes, realiza también una traducción diferente:

ALLO

Mi avión en llamas mi castillo inundado de vino del Rhin mi ghetto de lirios negros mi oreja de cristal mt roca rodando por el acantilado para aplastar al guarda rural mi caracol de ópalo mi mosquito de aire mi edredón de aves del paraíso mi cabellera de espuma negra m1 tumba agrietada mi cabellera de langostas rojas m1 isla voladora mi uva de turquesa mi colisión de autos locos y prudentes mi arriate silvestre mi pistilo de cardillo proyectado en mi ojo mi bulbo de tulipán en el cerebro m1 gacela perdida en un cine de los bulevares m1 cofrecillo de sol mi truto de volcán m1 risa de estanque oculto donde se ahogan los profetas distraídos mi inundación de casis mi mariposa de morilla mi cascada azul como una ola de fondo que hace nacer la primavera mi revólver de coral cuya boca me atrae como la boca de un pozo reverberante helado como el espejo en que contemplas la huida de los colibrís de tu mirar perdido en una exposición de lencería enmarcada de momias te amo.

La escritura azarosa y en libertad del surrealismo se desplaza de este modo a América.[46] Benjamín Péret se interesa además, como antes en Brasil, por las culturas precolombinas. Siente la atracción de la cultura azteca, escribe sobre las culturas americanas, le sorprenden los sacrificios a Tlaloc. Publica además en El Hijo Pródigo, traducido por César Moro, la introducción a Anthologie des mythes, legendes et cantes populaires d’Amérique con el título inicial de “Los mitos”.[47] Con el mismo interés prologa Escultura azteca y las fotografías de Álvarez Bravo. César Moro señala entonces que “Xochipilli, Mixtecacihuatl, Xincohatl, Centeocihuatl, Ehecatl, Tlaloc, dios de la lluvia, desfilan amenazadores en esta mitología presentada con encendido entusiasmo por Benjamín Péret”.[48] El vínculo con México y con la cultura mexicana va a ser constante en Péret desde entonces: su Air mexicain (1952), publicado con ilustraciones de Rufino Tamayo, es acaso el mejor ejemplo. El surrealismo ha dilatado ya sus fronteras en el diálogo entre el viejo y el nuevo mundo. Los intercambios, las influencias, el secreto transitar de las huellas surrealistas y del libre desplegarse de la imaginación se vuelven signos insoslayables de nuestras culturas y de la rotación de sus imágenes y palabras. A la vuelta de este itinerario, en 1962, Benjamín Péret traduce Piedra de sol/Pierres de soleil de Octavio Paz mientras que al comienzo, en 1936, había traducido Antilyrique de Vítezslav Nezval, un libro publicado con ilustraciones de la también checa Toyen. De Praga a México. Y también a las otras regiones donde el surrealismo reitera su permanente búsqueda del comienzo. Justo en el instante en que se despliega esta vocación internacionalista y se emprende este camino que une Praga, Bruselas, Londres, Perú, México…, Benjamín Péret y André Breton vislumbran esta trama entre viejo y nuevo mundo. André Breton insiste en uno y otro lado sobre la necesidad de la internacionalización.[49] Las palabras de Benjamín Péret escritas en 1935 desvelan cómo Gaceta de Arte fue uno de los primeros ensayos de este viaje al otro lado del Atlántico. “Le surréalisme international”, escasamente conocido en nuestra lengua, bien merece esta amplia cita con la que concluye también el curso de este ensayo:

El surrealismo, tras imponerse aquí como el único movimiento progresivo surgido después de la guerra, debía, para no desfallecer, salir del marco estrecho de las fronteras de este país y adoptar un rostro internacional. Revolucionario, el surrealismo tiende a infiltrarse en todos los países, como la dialéctica materialista a la que está íntimamente ligado. Tras Bélgica, Yugoslavia, Checoslovaquia, Japón, Dinamarca, y ahora Perú, donde acaba de formarse un grupo surrealista cuya primera manifestación ha sido una exposición colectiva de obras de: Jayme Dvor, César Moro, Carlos Sotomayor, María Valencia etc., exposición acompañada de un catálogo donde se encuentran textos y poemas de Rafo Méndez, César Moro, Julio Sotomayor y Westphalen. Por otro lado nuestros amigos peruanos anuncian la publicación de una revista: El uso de la palabra. Esta manifestación no ha sido del gusto del maníaco de la creación – Vicente Huidobro – que se cree siempre plagiado por los trabajos de los otros y dedica esta vez todo un panfleto a calumniar a César Moro.
En Inglaterra acaba de publicarse, con la firma de David Gascoyne, un manifiesto surrealista del que algunos extractos son reproducidos aquí mismo y que deja presagiar la formación próxima de un grupo surrealista. En fin, en la primavera última, una serie de intervenciones surrealistas han tenido lugar en Canarias, en Tenerife, donde se edita la revista de Eduardo Westerdahl: Gaceta de Arte. Por primera vez una exposición surrealista colectiva se ha presentado y ha recibido del público y de la prensa española una acogida calurosa. Breton y yo dimos dos conferencias: uno sobre el surrealismo, las relaciones del arte y la política; el otro sobre la religión, ante la asistencia numerosa y preocupada por el más alto nivel de las expresiones de nuestro tiempo. Los redactores de Gaceta de Arte han aportado a nuestro esfuerzo una adhesión sin reservas. Es Domingo Pérez Minik quien escribe: “Debemos reconocer que en Occidente, de todos estos movimientos de vanguardia el que queda esencialmente vivo, fecundo y subversivo: el movimiento surrealista”. Por otro lado es Eduardo Westerdahl quien dice del surrealismo: “Se trata de un arte fuerte, extraño, y a nosotros nos estaba reservada la gran alegría de verlo y de verlo explicado por primera vez en España”. Pedro García Cabrera, Domingo López Torres y Agustín Espinosa se han pronunciado igualmente en el mismo sentido y han firmado con nosotros un manifiesto que supone una plataforma de acción común y que constituye el núm. 2 del Bulletin international du surréalisme. Su aparición inminente responderá victoriosamente a los que dudan todavía de la vitalidad y virulencia del surrealismo, aunque esta vitalidad y esta virulencia estén demostradas abundantemente por nuestros mismos adversarios. En efecto, en Tenerife, bastó que fuera anunciada la proyección de L’âge d’or para que la reacción clerical de la isla fuera tomada por una crisis de epilepsia, y lograse prohibir esta proyección con una campaña de provocaciones y calumnias. Pero está fuera de duda que esta bravuconería tendrá como consecuencia inmediata atraer al surrealismo nuevas simpatías entre los intelectuales revolucionarios españoles.[50]


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EDIÇÃO COMEMORATIVA | CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidada: José Ángel Leyva (México, 1958)


Agulha Revista de Cultura
20 ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 137 | Julho de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2019






[1] Vid. “El surrealismo entre viejo y nuevo mundo”, Las Palmas de Gran Canaria, CAAM, 1989. Se publican aquí importantes textos de Juan Manuel Bonet, Emmanuel Guigon, Fernando Castro, Marcel Jean, Adouard Jaguer, Jean Schuster, Martica Sawin, Susane Klengel, Eugenio F. Granell, Lourdes Andrade, André Coyne, Marcelin Pleynet y Belinda Rathbone. También Juan Manuel Bonet desvela la relevancia del vanguardismo canario en las numerosas entradas que le dedica en su Diccionario de las vanguardias en España. 1907-1936, Alianza Editorial, Madrid, 1995.
[2] Se trata del penúltimo poema de L’air de l’eau. Vid. André Breton, Oeuvres Completes, II, Gallimard, París, 1992, p. 407. Hemos incluido aquí la primera versión castellana, que realiza el redactor de Gaceta de Arte Domingo López Torres en “André Breton y Tenerife” (La Prensa, 25 de abril de 1935). El texto está recogido en Domingo López Torres, Obras Completas, edición de C. B. Morris y Andrés Sánchez Robayna, Aula de Cultura, Tenerife, 1993, pp. 205-207.
[3] Vid. Benjamin Péret, “Entre Chien y Loup”, Minotaure, 3 (15 junio de 1936), p. 24.
[4] Vid. Oeuvres Completes, II, p. 744.
[5] Ibidem, p. 763.
[6] La ilustración de Max Ernst se encuentra en el citado Minotaure, 8, p. 40. Está recogido, asimismo, junto al estudio “50 años de un castillo estrellado”, de Miguel Pérez Corrales, en Syntaxis, 89 (primavera-otoño de 1985), p. 156. Véase, asimismo, “En torno al castillo estrellado”, en Canarias: Las vanguardias históricas, Andrés Sánchez Robayna, ed., CAAM-Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, 1992, pp. 114-140.
[7] Vid. la descripción de Marguerite Bonnet en sus aclaraciones críticas a L’amour fou, en Oeuvres Completes, cit., pp. 1730-1731.
[8] Ibidem, pp. 747-748.
[9] Estas palabras pertenecen a una larga entrevista que realizamos un grupo de amigos en 1980, esto es, un año antes de la desaparición del poeta. Vid. Pedro García Cabrera: El hombre en función del paisaje, N. Palenzuela Editor, Santa Cruz de Tenerife, 1981, p. 58.
[10] Vid. Oeuvres Completes, II, p. 1068.
[11] Dársena con despertadores se publica en Papeles Invertidos, IV y V (1 de mayo de 1980), pp. 6595. Posteriormente, hemos recogido este libro en Pedro García Cabrera, Obras Completas, I, Gobierno Autónomo de Canarias, 1987, pp. 89-101.
[12] Vid. Obras Completas, I, p. 91.
[13] Ibidem, p. 94.
[14] En efecto, en Papeles Invertidos se publica Abolición de la muerte que, según indica la nota preliminar del mismo Westphalen, constituye su segunda edición. La primera tuvo lugar en Lima, Ediciones Perú Actual, 1935, y estuvo limitada a una tirada de 150 ejemplares. En 1991 aparece recogido este cuaderno en Bajo zarpas de la quimera, Alianza, Madrid, 1991.
[15] Se publica en la revista de Victoria Ocampo en el número 19, abril de 1936, esto es, dos meses antes que en Minotaure.
[16] Traducido por Lydia Cabrera e ilustrado por Wilfredo Lam, Retorno al país natal se publica en La Habana, Colección de Textos Poéticos, 1943.
[17] Martinique charmeuse de serpents. Un grans poéte naire se publica inicialmente en Tropiques, 11 (mayo de 1944), pp. 119-126.
[18] Isla care mítico se publica en Puerto Rico, 1951. Fue reeditado a la vuelta de Eugenio F. Granell a España en la revista Syntaxis, 16-17 (invierno-primavera de 1988), pp. 101-134. Emmanuel Guigon realiza una bella edición de 85 ejemplares, con un grabado original del propio Granell, y traducción de Paul Aubert en su colección Les fles Fortunées, 1993.
[19] Vid. Emmanuel Guigon, “El surrealismo a 28°-7°”, en El surrealismo entre viejo y nuevo mundo, cit., pp. 29-30.
[20] Gala et l’Angelus de Millet précédent immediatament la venue des anamorphes coniques se reproduce en el número 6 de Le surréalisme ASDLR, el correspondiente al 15 de mayo de 1933; páginas atrás en esta revista se encuentran, además, unas notas de Dalí en que habla de Nouvelles impressions d’Afrique de Roussel y de “L’actualité surréaliste des anamorphes coniques” (pp. 40-41). Ha de tenerse en cuenta que aun en fechas anteriores a la llegada de Breton o Péret a Canarias algunos escritores insulares seguían de cerca el desarrollo del movimiento francés: Agustín Espinosa, Domingo López Torres, Emeterio Gutiérrez Albelo. D. López Torres alude a Le surréalisme ASDLR en uno de sus artículos de Gaceta de Arte. La misma Gaceta de Arte reseña el primer número de Minotaure, en el que se encuentra “interprétation Paranoiaque-critique de l’Image obsédante L’Angelus de Millet.
[21] Según señaló Marguerite Bonnet, el poema citado por Breton (véase Oeuvres Completes, t. II, pp. 487-488), estaba probablemente destinado al libro Je mange Gala, que no llegó a aparecer. El poema, publicado en septiembre en Gaceta de Arte, aparece, asimismo, en el libro de Breton -que recoge la conferecia citada- Position politique du surréalisme (Sagittaire, París, noviembre de 1935) y en la revista Cradlet Pamphlet, Contemporary Poetry and Prose, núm. 2, junio de 1936.
[22] El número 36 de Gaceta de Arte se publica en octubre de 1935.
[23] Vid. Benjamín Péret, Oeuvres Completes, t. 7, Association des Amis de Benjamín Péret/Librairie José Corti, París, 1995, pp. 132, 515. Péret no pretende explicar el surrealismo en Brasil: “El motivo de mi viaje al Brasil no era dar conferencias, sino visitar el interior del país, principalmente los Estados de Mato Grosso, Goyas y Amazonas” (p. 133).
[24] La serie de artículos encontrados en los archivos de Mario de Andrade se publicaron entre el 25 de noviembre de 1930 y enero de 1931. Véase Oeuvres Completes, t. 6, Association des amis de Benjamín Péret/LibrairieJosé Corti, París, 1992, pp. 73-107. En estos años también escribe Péret otro texto publicado mucho más tarde, en A Phala: “La escritura automática”. Está recogido en Las vanguardias latinoamericanas. Textos prográmaticos y críticos, de Jorge Schwartz, Cátedra, Madrid, pp. 428-430.
[25] Fernando Castro ha planteado esta relación en torno a los poetas y pintores en “Modernistas brasileños y vanguardistas canarios: historia comparada de un fervor”, Syntaxis, 2 (primavera de 1983 ), pp. 59-78.
[26] Véase La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 1 de junio de 1935. El texto ha sido recogido y publicado por Miguel Pérez Corrales en “Historia documental del surrealismo en Canarias (1930-1936)”, en Homenaje a Alfonso Trujillo, Aula de Cultura de Tenerife, 1982, pp. 710-711.
[27] Véase la carta correspondiente al29 de agosto de 1935 en Oeuvres Completes, cit., t. 7, p. 335.
[28] Trois cerises et une sardine se publica en las prestigiosas ediciones de arte de G. L. M. (Guy Lévis-Mano) en 1936, con una tirada de apenas 70 ejemplares. Véase Oeuvres Completes, t. 2, Association des amis de Benjamín Péret/Eric Losfeld, París, 1971, pp. 148-149.
[29] Ibídem, pp. 148-149.
[30] Se publica en Gaceta de Arte, 32, diciembre de 1934.
[31] Crimen se publica en 1934 en las ediciones de Gaceta de Arte. Véase la introducción y edición de Miguel Pérez Corrales, Editorial Interinsular Canaria, Tenerife, 1985. También su importante estudio Agustín Espinosa, entre el mito y el sueño, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1986. El libro de Agustín Espinosa fue traducido al francés por Gérard de Cortanze, Crime, Éditions de la Différence, París, 1989.
[32] Aunque La Mort de Marat no está recogido en la edición más reciente del Boletín, el dato lo ofreció C. B. Morris, en El manifiesto surrealista escrito en Tenerife (Universidad de La Laguna/Instituto de Estudios Canarios, 1983, p. 14.) Ha de tenerse en cuenta que De derriere les fagots tiene una tirada de sólo 599 ejemplares. Veinticinco llevan el aguafuerte de Picasso.
[33] El texto, que fue escrito en los años setenta, se publica cinco años después de la muerte de Pedro García Cabrera. Véase “La actividad surrealista en Tenerife”, Archipiélago Literario (diario Jornada, Santa Cruz de Tenerife), 25 de octubre de 1986. Aquí, como en el texto mecanografiado por el autor, se deslizó el título de “Presente”, cuando en realidad es “Fuente”.
[34] Las palabras en cursiva muestran variantes en la traducción que se separan de la versión que también realiza por César Moro, el poema se encuentra en Benjamín Péret, Oeuvres Completes, t. 2, cit., p. 129. Recogido también en la conferencia “Situation surréaliste de l’objet. Situation de l’objet surréaliste” que incluye Position politique du surréalisme, en Oeuvres Completes de André Breton, cit., p. 487.
[35] Participa junto a Breton y Péret en la contestación de las encuestas del último número de la revista Le surréalisme au Service de la Révolution, 6 (mayo de 1933), pp. 10-15.
[36] Vid. “Discurso de André Breton al congreso de los escritores para la defensa de la cultura”, Gaceta de Arte, 35 (septiembre de 1935), p. 3. La conferencia de Breton la lee Paul Éluard en el Congreso de París en junio de 1935, y la discusión que genera supone la definitiva ruptura con el Partido Comunista y con la Association des Écrivains et Artistes Revolucionaires. Louis Aragon y sus camaradas promueven desde París la campaña contra Breton en México.
[37] Vid. André Breton, Oeuvres Completes, II, cit., p. 1285.
[38] Vid. las notas de Marguerite Bonnet en Oeuvres Completes, p. 1828.
[39] Ibidem, pp. 1264-1265. Sobre el affaire de L’âge d’or en Tenerife, véase Miguel Pérez Corrales, “Historia documental del surrealismo en Canarias”, cit., pp. 714-737.
[40] Ibidem, pp. 1276-1277.
[41] Las palabras de Octavío Paz pertenecen a Xavier Villaurrutia en persona y en obra y están recogidas en la edición facsimilar de El Hijo Pródigo. En el primer volumen de esta estupenda colección de facsímiles dirigida por José Luis Martínez (Revistas Literarias Mexicanas Modernas) se encuentra una amplia e interesantísima documentación. Vid. El Hijo Pródigo, I, Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
[42] En concreto, Ixtapala y Apres l’émeute. Tehuantepec (en Minotaure) que llevan en El Hijo Pródigo los títulos de “Tumba reciente” y “Obrero huelguista asesinado”. Sin duda se trata de un lazo más entre viejo y nuevo mundo, aunque aquí, como veremos más adelante, la revista mexicana recoja manifestaciones más precisas de este vínculo. Las fotografías de Alvarez Bravo aparecen reproducidas en el número 29, 15 de agosto de 1945.
[43] Souvenir du Mexique se publica en Minotaure, 12-13, mayo de 1939, el mismo número en que Breton cita a Óscar Domínguez y sus investigaciones litocrónicas, en “Des tendances les plus récentes de la peinture surréaliste” y en el que aparece Lancelot 28° 33" junto a otras reproducciones de cuadros de Wolfgang Paalen, Frida Kahlo, Onslow Ford… Véase nuestro “Óscar Domínguez. Paisajes del deseo”, en el catálogo de la exposición antológica organizada por Ana Vázquez de Parga, Óscar Domínguez. 1926-1957, Centro Atlántico de Arte Moderno-Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Las Palmas de Gran Canaria-Madrid, 1996, pp. 45-60.
[44] César Moro traduce también “Para pasar el tiempo”, de De derriere les fagots, y “Parpadeo”, de Je sublime. Véase El Hijo Pródigo, XII, 38 (15 de mayo de 1946), pp. 77-78.
[45] Ibidem, pp. 96 y ss.
[46] En este camino cabría citar, asimismo, la traducción de “Parle-Moi” realizada por Aldo Pellegrini. El poeta y crítico argentino incluye su versión en la importante Antología de la poesía surrealista [Buenos Aires, 1961], Editorial Argonauta, Barcelona-Buenos Aires, 1981, p. 206.
[47] Vid. El Hijo Pródigo, IV, 14 (15 de mayo de 1944), pp. 110-119.
[48] Vid. El Hijo Pródigo, II, 7 (15 de octubre de 1943), p. 61.
[49] Es visible en las conferencias pronunciadas en México, en las declaraciones en Praga (diario Haló Noviny) o en París. Vid. Entretiens, Gallimard, París, 1969, p. 182.
[50] “Le surréalisme ínternational” se publicó en Cahiers d’art (año 10, núm. 5, 1935). Se encuentra recogido en Oeuvres Completes, t. 7, de Benjamín Péret ( pp. 138-139). Algunas aclaraciones se hacen necesarias en relación al texto. Así, el Boletín Internacional del Surrelismo lleva fecha de octubre de 1935, lo que parece decir que Péret aún no lo conocía. También, la referencia al manifiesto de David Gascoyne alude a A Short Survey of Surrealisme, Cobeen-Sanderson, Londres, 1935. En este breve sondeo en el surrealismo Gascoyne incluye tres poemas procedentes de De derriére les fagots y de Le Grand Jeu, de B. Péret. Por último, la revista El uso de la palabra, de Emilio A. Westphalen y de César Moro sólo se publica en 1939, esto es, años después de escrito el texto de Benjamín Péret.

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