terça-feira, 18 de agosto de 2020

ACTO I | Hasta las últimas consecuencias

EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada  

Quien quiera ser protegido, debe resignarse a ser protegido hasta las últimas consecuencias. 

FEDERICO FELLINI

 

Suena el badajo de Dios. Es la hora en que el público debe acomodarse en sus sillas; el primer acto está a punto de comenzar. Colgado del techo, en el palco, hay un teléfono y entra en escena Chinela Alves y se pone a hablar con Le Conservateur, quien pregona:

 

LE CONSERVATEUR

En Europa del Este, durante la Guerra Fría, en muchos países había algo llamado Oficina de la Normalidad, que investigaba crímenes inusuales, naturalmente aquellos que dañaban la normalidad de la Gran Comuna. Con esto en mente imaginé un personaje llamado Astuto Dramal, que fue a Brasil enviado por Bielorrusia para identificar los brotes de normalidad y luchar contra ellos. Astuto termina conociendo, o más bien, identificando en sus mensajes cifrados, a Eusébio Ataúde, un brasileño de origen portugués, que se ocupó del contraespionaje; autor del famoso manual de criptografía El cerebro en la sofistería. Ojalá puedas tú misma, Chinela, componer las improvisaciones de modo que no se permita al grillo del enfado cantar encima de las cabezas de la audiencia.

 

CHINELA ALVES

Yo empezaría con un disparo en el vacío y el silencio que sigue y lo supera en misterio. Si fueron arrestados, ¿quién puede imaginarse mejor revelando las intenciones de un crimen que no sabemos si ocurrió: el disparo o el silencio? Así es como la vida empieza: con una duda tremenda.

 

LE CONSERVATEUR

La duda es la razón de vivir, jamás nos abandona; cuando eso ocurre es porque ya somos partículas infinitesimales, es porque ya estamos vagando en el aire.

 

NERLOCK SHOLMES

Hay que consultar al camarada Josepe Nabo quien ha trabajado en una fábrica de armas en los arrabales de Moscú. Más que todos, Josepe sabe distinguir entre el disparo y el silencio.

 

LE CONSERVATEUR

El silencio es el arma letal más poderosa; nos han hecho creer que Nagazaki e Hiroshima fueron bombardeadas; en realidad las bombardeó el silencio.

 

CHINELA ALVES

El pobre hombre que fue golpeado habrá muerto de susto, incluso antes que la bala lo golpease. ¿No me creen? ¿Acaso ignoran que la muerte sucede primero en los sueños? Al menos a mí me visitaba a menudo; lo que pasa es que siempre le decía que todavía no era el momento. Hasta que en uno de los sueños me preguntó bastante molesta qué cuándo era el día adecuado; yo la miré muy seria y le respondí: – Estoy tejiendo una mortaja, apenas la termine te lo hago saber. Ella me miró atónita, y me dijo: – Te estás riendo de mí. Esa es la historia de Amaranta. Yo me reí; y respondí: – Bueno, también podría ser Penélope… Desde ese día ya no me visita más; lo que quiere decir que ya no sueño. Es terrible no soñar, no soñar es una verdadera pesadilla.

 

NERLOCK SHOLMES

La bala es más veloz que su sonido. La víctima no oyó el disparo, ni siquiera sabe que murió. Eso mismo pasa igual con los vivos, que viven sin saber que viven.

 

JOSEPE NABO

Ojalá sea una bala de plata, así la podríamos cambiar por unas monedas desfiguradas y unas noches de finos guantes rojos.

 

ASTUTO DRAMAL

[entra de manera furtiva por una escalera del palco] Es muy amplio el concepto de normalidad objetiva. Al final, todo es espionaje y unos muertos salen de la tumba del olvido y vuelven a prestar servicio para sus gobiernos. Nadie debería tocar ese papelito amarillo cuya punta se muestra fuera del bolsillo de la víctima. Déjeme leerlo: TWXPQY XT HGXKQXZT. Está cifrado. ¿Alguien tiene el manual de Eusébio Ataúde?

 

NERLOCK SHOLMES

Rápido, Chinela. Búscalo en mi mesa…

 

CHINELA ALVES

Ya me voy con la luz más veloz … [sale]

 

NERLOCK SHOLMES

[cantando]

Por la noche que me abre su boca de estrellas…

No la miro, no la miro, pero la quiero tanto…

Tanto y tanto que me arrastra en ciega pasión…

 

ASTUTO DRAMAL

[encorvado sobre el difunto] Hay que tener mucha atención con esas muertes que se parecen con la normalidad de la vida criminal de las ciudades. En mi experiencia internacional he visto cadáveres que son como señales de otra cosa, como un juego de apariencias en que una forma asume el significado de otra. En Tel Aviv encontré una noche a una mujer desnuda sobre un piso mojado de leche. Su propio cuerpo era el mensaje, el lenguaje encriptado que, después de mucha reflexión, llegué a la conclusión de que era una indicación del lugar donde trabajaba y que su muerte señalaba –ahora claramente, a mi mente acostumbrada a tantos acertijos– la razón y al asesino.

 

CHINELA ALVES

[al regreso] He encontrado tan solo un libro de cartas medicinales, así que entonces para no llegar con las manos vacías, traigo una receta de lupinos.


NERLOCK SHOLMES

No abriste el libro, la cubierta era de cartas, con el fin de disfrazarlo, pero el manual era de Eusébio. ¿Y qué voy hacer con estos lupinos?

 

CHINELA ALVES

Puedo hacer una ensalada, mi señor…

 

NERLOCK SHOLMES

Yo prefiero garbanzos, de cuya semilla se puede hacer un té para entretener la visión. Pero ahora, déjame ver si me acuerdo de memoria la página que necesito… Creo que puedo convertir en números el contenido del papelito: TWXPQY XT HGXKQXZT, a ver: 832914 28 37542946. Y luego: ETERUM LA OTIRAJAP. Ahora al revés: Matar el pájaro, no, Muerte al pajarito, eso, Muerte al pajarito.

 

JOSEPE NABO

Por eso mataron a la pobre mujer, como si fuera una espía… ¿Es verdad, Nerlock?

 

NERLOCK SHOLMES

Cuando estábamos en Maranguape recuerdo que recibimos un mensaje gracias a una paloma mensajera, en el que podía leerse: Muerte al pajarito, y su significado era que debíamos matar a la palomita, pues estaba llegando para la cena Eusébio Ataúde y su plato preferido era paloma rellena de harina de maní.

 

CHINELA ALVES

Igual que en el Medioevo. Cuando un mensajero llegaba a un palacio con una mala noticia, el rey lo hacía decapitar. Excelente método para borrar de un solo tajo los problemas del reino o de allende el mar.

 

JOSEPE NABO

Como no hay paloma sino una mujer, podríamos rellenarla de harina de maní, ¿qué te parece?

 

CHINELA ALVES

Puedo preparar las especias, una salsa especial con lentejas, tomates cherry, con un poco de licor de naranja y de pera. [se lleva los dedos a la boca como si ya estuviese comiendo]

 

JOSEPE NABO

Necesitaré algunos cuchillos afilados para limpiar el cuerpo y afeitar el coño del cadáver.

 

CHINELA ALVES

Puedes trabajar sin referir tus acciones, cabrón…

 

JOSEPE NABO

No me molestes, mi porcelana carnosa…

 

NERLOCK SHOLMES

Preparen todo. Me preocupa que así estén las cosas en el mundo del espionaje. Los criptógrafos ya no saben descifrar los mensajes. Una bomba en la catedral se puede confundir con un juego de cortinas en el burdel. Las horas que pasan pueden leerse como la dosis fatal de un veneno en la comida de un general. [dirigiéndose a Chinela]

 

Súbitamente comienza a sonar un teléfono con un ruido estridente, los personajes miran para todos los lados; alguien se acerca a la bocina colgada del techo y se da cuenta que no suena. Los personajes están atónitos, no saben de donde viene esa llamada; de pronto, uno de ellos se dirige al fondo del escenario donde hay un basurero y comienza a sacar papeles y restos de comida; el ruido se hace más y más fuerte, hasta que saca un aparato rojo con bocina y disco; un viejo teléfono de los años ochenta del siglo XX.

 

EL TELÉFONO ROJO

¡ALÓ! ¡ALÓ! Respondan no tengo mucho tiempo. Necesito hablar con Le Conservateur.

 

LE CONSERVATEUR

[Nerlock Sholmes le pasa el teléfono a Le Conservateur] Está bien, está bien, atiendo la llamada; dáme ese dispositivo diabólico. [hace ademanes como si la bocina le quemase los dedos; además está sucia, llena de restos de comida; se tapa la nariz al hablar; y luego le entrega de nuevo el teléfono a Nerlock Sholmes]

 

JOSEPE NABO

Los vasos del placer están llenos de hierbas aromáticas.

¿Quién puede con ellas? Nadie, nadie. Nadie puede con ellas…

 

NERLOCK SHOLMES

[al teléfono] Me acabo de enterar de que nuestro asistente de texto ya no tendrá en sus manos el guión. Estamos esperando la llegada –en cualquier momento– de nuestro hombre de la KGB. Como siempre, vendrá a cenar con nosotros, como telón de fondo para una misión. Estamos preparando un banquete para él. [silencio] De acuerdo. Puedo completar este acto solo, pero necesitaré a alguien para el próximo viaje. Creo que el hombre de las cartas sería una buena opción.

 

CHINELA ALVES

Nuestro invitado ya está llegando. ¿Qué bebida debo servir?

 

El hombre de negro entra, con miradas sospechosas, buscando la salida de emergencia. El no dice una palabra. Viaja a través del escenario y frente a la mesa, que tiene el cuerpo de la víctima en el centro, cubierto de especias, ensaladas y frutas. Toma un cuchillo y, en el muslo, corta un pedazo y lo prueba. Su expresión es de intensa satisfacción. Utiliza una servilleta para limpiarse la boca, mira a todos los presentes y se va.

 

CHINELA ALVES

¿Es esto? ¿Solo esto? El idiota ni siquiera dijo buenas noches.

 

JOSEPE NABO

¿Es esto un espía?

 

NERLOCK SHOLMES

Es por esta razón que pueden moverse del cielo al infierno. Ya sea en el Kremlin o en la Casa Blanca, en el Palacio da Alvorada o en el catecismo, el fútbol o la macumba… Los espías están en todas partes. Algunos están invitados a nuestra intimidad y comparten falsas preferencias. ¿Cómo sabemos cuáles no son espías? Incluso los espejos esconden algo.

 

CHINELA ALVES

Siempre hay que desconfiar de los espejos, recuerden lo que le pasó a Alicia; y eso que era solo una niña. Un día entré a un baño público y encontré a una mujer discutiendo, estaba muy enojada, gritaba, vociferaba, yo no sabía con quién discutía; luego me di cuenta que estaba peleando con su propia imagen; al parecer no entendía porqué la otra mujer hacía los mismos gestos que ella.

 

JOSEPE NABO

Al menos podemos disfrutar de este manjar que nos dieron como un regalo casi místico. En realidad es un élixir de dioses. Comamos antes de que se enfríe.

 

*****

 

Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 156 | Agosto de 2020

Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2020

 

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário