segunda-feira, 28 de dezembro de 2020

CONEXÃO HISPÂNICA | Graciany Miranda Archilla

DAVID CORTÉS CABÁN | Vivir para y por la poesía: entrevista a Graciany Miranda Archilla

 


La década de los veinte es una época de fundamental importancia para el estudio de la poesía puertorriqueña. Nacen en esta época los primeros ismos o expresiones de vanguardia de jóvenes contagiados de una misma inquietud creadora. Una nueva actitud ante el lenguaje los aparta de la rima y los metros tradicionales, de las imágenes y metáforas desgastadas y los lleva a experimentar nuevas técnicas y formas. No viven de espaldas a los acontecimientos de vanguardia europeos ni a la tradición de la lírica insular, buscan trascenderla. Los une un mismo ideal poético y un entrañable amor por la patria. Sus poemas a veces contienen una dosis de mensaje social; escriben ingeniosos textos para enfadar a los lectores; crean revistas literarias; lanzan manifiestos poéticos; publican textos que inquietan y desafían las estéticas e ideologías políticas dominantes, suscitando protestas, enconadas polémicas y declaraciones. Fueron ellos los que actualizaron la poesía puertorriqueña abriendo nuevas puertas a los poetas que vendrían más tarde, enriqueciendo el escenario cultural del país. Uno de estos movimientos, acaso el más fecundo, fue el Atalayismo.

 

DCC | ¿Qué es el Atalayismo?

 

GMA | El Atalayismo es el rescate de la poesía, rescate del hombre, y rescate de la tierra.

 

DCC | ¿Cómo surgió?

 

GMA | Yo estaba estudiando en el Colegio Politécnico de San Germán y me fugué a San Juan. Una tarde, mientras me encontraba en el Ateneo Puertorriqueño, aparecieron Antonio Cruz y Nieve, Alfredo Margenat y Clemente Soto Vélez. Les comuniqué la intención de organizar un grupo de poetas que bien podría dar pábulo a sus creaciones bajo un nombre: Atalaya.

 

DCC | ¿Qué fines perseguían?

 

GMA | Cuando nos propusimos la creación del Atalayismo a fines de 1928 se acordó que cada uno de sus integrantes daría rienda suelta a su individualidad creadora. Eso sí: requirióse que cada individualidad creadora se ajustase al principio de las renovaciones estructurales e intrínsecas del verso, saturadas de originalidad sorpresivas. Además nos propusimos hacer un escándalo literario recurriendo a procedimientos estridentes y hasta exponiéndonos gustosamente al ridículo.

 

DCC | ¿Cómo usted definiría, en líneas generales, la estética atalayista?

 

GMA | Bueno, nosotros buscábamos elementos que reflejaran el panorama histórico, político y literario de Puerto Rico. Imponíase la necesidad de cultivar un verso rudo y áspero…subversivo. Apuntábamos hacia una poesía multiforme: poesía experimental, antropocéntrica, tierrista, esencialista y de virilidad social. Nos interesaba una individualidad creadora enmarcada en la originalidad y la sorpresa. Es decir, un arte de afirmaciones y regeneraciones espirituales y morales. Una poesía con misión, una poesía con destino.

 

DCC | ¿Se conocían ustedes anteriormente?

 

GMA | No. Ellos representaban una inquietud literaria que se manifestaba en un nombre: El hospital de los sensitivos, al cual yo nunca pertenecí. Aquello fue una especie de residencia creada por Clemente Soto Vélez y Alfredo Margenat. Les dije que yo pensaba en un movimiento literario que sacudiera la fronda de la poesía puertorriqueña, que se llamaría “Atalaya”. En ese momento Clemente Soto Vélez le añadió la coletilla “de los dioses”, que es una expresión tomada de Julio Herrera y Reissig.

 

DCC | ¿Había cofundadores?

 

GMA | No, no. Además es falso lo que se dijo, que “El hospital de los sensitivos” era antesala de la Atalaya. Eso es un error.

 

DCC | ¿Quiénes se fueron sumando al grupo?

 

GMA | Más tarde llegaron Luis Hernández Aquino, Samuel Lugo, Ángel Olivera (caricaturista), René Goldman, Carmen Alicia Cadilla, Joaquín López López, Carmelina Vizcarrondo, Julia de Burgos y Esther Feliciano Mendoza.

 

DCC | ¿Por qué el nombre de Atalayismo?

 

GMA | Yo les dije que llamaría a este movimiento “Atalaya” porque yo siempre iba a contemplar el mar. El nombre nacía como tributo al fuerte San Cristóbal, a cuya sombra, frente al Océano Atlántico, pasé muchas horas de ensoñación, inolvidables.

 

DCC | ¿Cómo es acogido este movimiento entre tus contemporáneos?

 

GMA | Al principio nos llamaban locos, y nosotros empezamos a dar patadas, a sacudir la fronda de la poesía puertorriqueña. Al principio usamos las revistas El Diluvio y Linterna, luego fuimos al periódico El imparcial a ver si nos publicaban los poemas. Don José Pérez Lozada, el director, nos dijo que estaba encantado. Así comenzaron a aparecer nuestros poemas en el periódico.

 

DCC | En los primeros años ustedes eran algo así como un grupo anarquista, una especie de grupo subversivo, unos rebeldes.

 

GMA | Sí. Vestíamos rigurosamente de negro. En ocasiones, usábamos camisas rojas, sombreros de alas anchas, y bastones. El único que no usaba camisa roja y sombrero negro era Clemente Soto Vélez. Él siempre mostraba sus crenchas negras al descubierto.

 

DCC | ¿Qué relación hubo entre el Atalayismo y don Pedro Albizu Campos?

 

GMA | Albizu estaba en Sur América. Lo había enviado un partido nacionalista académico que dirigía don José Coll Cuchí desde 1922. Cuando llegó Albizu a Puerto Rico encontró que los atalayistas habían sembrado nacionalismo en todas partes.

 

DCC | ¿Pasaron ustedes a ser miembros oficiales del Partido Nacionalista? Se sabe que Clemente y Juan Antonio Corretjer lo fueron.

 

GMA | Yo formé parte, pero no fui un oficialista del partido. Llegué a ser nombrado Secretario de Ceremonia y Cancillería del Partido Nacionalista por el propio don Pedro.

 

DCC | Pero ustedes se identificaron con el partido y en lo político el Atalayismo giró en torno a la figura y las ideas nacionalistas de Albizu Campos. Es decir, el Atalayismo no sólo perseguía renovar la atmósfera poética, sino que buscaba además una salida a la situación colonial de Puerto Rico…

 

GMA | Sí, pero yo no creía en la violencia porque la violencia engendra otras formas de violencia, aunque los pueblos oprimidos tienen derecho a la violencia. Esta fue la única diferencia que existió. Había que salvar la poesía, rescatar al hombre y rescatar la tierra, ese era nuestro lema. Nosotros ya estábamos sembrando los credos apostólicos de Betances y teníamos un lema: “patria y matria (tierra) en marcha”.

 

DCC | ¿Crees que el Atalayismo está vigente en los poetas que vinieron después, digamos la década del cuarenta?

 

GMA | Claro, lo que pasa es que no se reconoce porque luego vino el Integralismo de Luis Hernández Aquino, propulsando lo telúrico, o sea, lo criollo, lo nacional. Entonces yo pensé, pero no puse por escrito, que aquello era una extensión del Atalayismo. Yo había publicado tres poemas que se referían a Puerto Rico con el propósito de escribir un libro que se llamaría Isla en verso. Los poemas eran “Jibarita, canción jibarita”, “Zanjón de caña” y “Retrato de la copla”. Yo seguí independientemente con mi movimiento y mis ideas estéticas.

 

DCC | ¿Qué piensas retrospectivamente ahora del Atalayismo?

 

GMA | Creo que no se debe juzgar al Atalayismo por el brisote de su iniciación. Aquello era un tipo de locura. Después el movimiento fue cambiando, canalizándose, porque conocíamos el ideario de otros movimientos como el Dadaísmo, el Surrealismo, el Futurismo, el Ultraísmo… Sabíamos la definición de cada uno de ellos.

 

DCC | Nombremos tus libros. El primero, Cadena de ensueños, es de 1925. Tendrías entonces cerca de 17 años y éste viene a ser tu libro de iniciación. Los críticos dicen que era un libro escrito dentro de la tradición del soneto y del romance.

 

GMA | Sí, yo me eduqué en eso. Tenía a mi madre que fue mi maestra. En aquel tiempo me gustaban mucho los clásicos. Había algo que me ahogaba y no encontraba las palabras para expresarlo.

 

DCC | Luego en 1931 aparece Responso a mis poemas náufragos. Éste es en realidad el primer libro atalayista. ¿Cómo nace este libro?

 

GMA | Las polillas destruyen tres libros míos, eran pedazos de libros. Una noche en compañía de Clemente Soto Vélez, Alfredo Margenat y Juan Náter (un amigo) los lancé al mar. De ahí nace el título de Responso a mis poemas náufragos.

 

DCC | El título mismo me parece una especie de homenaje a esa poesía perdida, arrebatada por las olas del Océano Atlántico, un verdadero ritual.

 

GMA | Sí, un canto homenaje. Además tengo una obsesión con el mar.

 

DCC | ¿Te causó dolor este desprendimiento?

 

GMA | Seguro. Yo fui tocando puertas, buscando alivio a mi dolor antiguo que fue grande para el muchacho que era yo en aquel momento, hasta que llegué al campo. Iba buscando una casa morena (¿el amor?) como símbolo de la piedad.

 

DCC | En 1937 sale a la luz Sí de mi tierra. ¿Qué tuvo que ver don Augusto Malaret con la publicación de este libro?

 

GMA | Yo publiqué unos poemas en Alma Latina y don Augusto los leyó y le gustaron. Me pidió el manuscrito y a los pocos días apareció el libro ya editado.

 

DCC | Algunos críticos puertorriqueños ven en este libro influencias de Darío, Lugones, Herrera y Reissig y Asunción Silva. ¿Estabas consciente de que tu poesía iba tomando otros rumbos?

 

GMA | Sí. Yo podría decir que Herrera y Reissig fue el poeta más cercano de este tiempo, también Rubén Darío. De Darío usé su poema “Las siete bastardas de Apolo” como prólogo del libro y de ahí sale el título, del último verso del poema. Yo publiqué este libro para que no se perdiera. No es un libro representativo del Atalayismo, no hay riesgos, no hay mucha novedad, pero hay clasicismo.

 

DCC | El oro en la espiga (1941) fue uno de tus libros más elogiados. ¿Qué temas presentabas, qué actitud predominaba en este libro?

 

GMA | Bueno, en él confluyen distintos temas: la angustia del doloroso vivir, el amor, la muerte, la vida, lo histórico, la patria; todo dentro de un marco estético religioso.

 

DCC | Ambos libros, Sí de mi tierra y El oro en la espiga, se publicaron tardíamente. ¿Por qué? ¿Dedicabas mucho tiempo a tu labor periodística en Alma Latina?

 

GMA | En parte es cierto. Yo estaba entregado en cuerpo y alma a la revista.

 

DCC | ¿Cómo nace Alma Latina?

 

GMA | Teníamos un conciliábulo en el Ateneo Puertorriqueño. Allí, de aquellas reuniones surgió la idea. Don Eduardo Franklin era el director de la Imprenta Venezuela. Yo le comuniqué la idea de hacer una revista, y busqué a un director, Antonio Nicolás Blanco, que nunca trabajó como director. Más bien se dedicó a buscar anuncios para ésta. La revista quedó sin director, entonces yo pasé a ocupar el cargo de vicedirector; y allí no sólo me encargué de la poesía, sino de todo el material que llegaba.

 

DCC | ¿Cuándo sale el primer número?

 

GMA | Ya para agosto de 1930 el primer número está en circulación.

 

DCC | En algún lugar he leído que don Eduardo Franklin, venezolano radicado en Puerto Rico, fue el fundador de Alma Latina.

 

GMA | Bueno, él ofreció la imprenta y aportó el dinero: la base material.

 

DCC | Entonces fuiste tú quien luego trabajó con más ahínco, utilizando a veces diferentes seudónimos para sacar tus inquietudes del momento y mantener la revista. ¿Se sostenía económicamente?

 

GMA | Buscando anuncios; los anuncios la mantenían.

 

DCC | ¿Se vendía?

 

GMA | Sí, a diez centavos, y circulaba por Centro y Sur América.

 

DCC | Después de 1943, ¿qué pasó con la revista?

 

GMA | Cuando yo me fui la revista siguió publicándose hasta 1965. Pero la organización cambió, el material era distinto, los ideales no eran los mismos. Allí se tronchó algo. Al momento que yo salí dejó de ser la revista que yo soñara. Ya no tenía aquel encanto.

 

DCC | ¿Recibías colaboraciones de otros países?

 

GMA | Claro. Hasta me ofrecieron hacerme cargo de un Servicio Internacional de Noticias. Esto lo propuso don Serafín Criado, un uruguayo.

 

DCC | ¿Quién se encargaba de la distribución?

 

GMA | Esto lo hacía don Eduardo. Él llevaba los números en su carro. Yo me encargaba de enviarla a la Biblioteca Pública de Nueva York (The New York Public Library).

 

DCC | Tengo entendido que no conservaste ningún ejemplar de la revista. ¿Por qué?

 

GMA | Pues yo creía que no iba a desaparecer; pensé que en cualquier momento yo podía tener acceso a ella.

 

DCC | Si alguien deseara ver o hacer un estudio de esta revista, ¿dónde tendría que ir?

 

GMA | Tendría que ir a la Universidad de Puerto Rico. En la Biblioteca Pública de la 42 (Fifth Avenue and 42nd Street, N.Y.) faltan los números del 344 al 477 de la colección.

 

DCC | Sé que hiciste traducciones de poetas norteamericanos e ingleses, también tradujiste Salomé de Oscar Wilde. ¿Fueron publicados estos textos en Alma Latina?

 

GMA | Solamente Salomé; no llegué a publicar otras traducciones.

 

DCC | Volvamos a tus libros. Dentro de la modalidad de lo que tú llamas tropelismo, has publicado tardíamente uno de tus libros más singulares y novedosos, Himno a la caballa (1971). Esperas casi treinta y seis años para sacarlo. ¿Por qué?

 

GMA | Yo estaba económicamente mal.

 

DCC | ¿Por qué no lo enviaste a una casa editora en Puerto Rico?

 

GMA | Yo estaba desencantado. Se lo envié a mi hijo Andrenio Miranda Marchand que estudiaba en Madrid, España. Él lo editó en la ciudad de Valencia en 1971. Creo que la publicación fue recomendada por el poeta Vicente Aleixandre, quien tuvo que ver algo con la publicación.

 

DCC | Has realizado y vivido tu obra posterior desde la soledad.

 

GMA | Sí, sí, desde la soledad.

 

DCC | No sentías que estabas perdiendo algo, que te estabas aislando demasiado; pienso en tus amistades, en la necesaria conversación con otros poetas y artistas, en la convivencia y el contacto directo con el público.

 

GMA | No, no he perdido nada porque aquí di conferencias y traduje y leí mi poesía y conocí a poetas norteamericanos. Yo tengo una obra, Lightmare; es mi obra como traductor.

 

DCC | He leído tus traducciones de poetas norteamericanos en la revista Cormorán y Delfín que dirigía en Argentina el poeta Ariel Canzani.

 

GMA | Publiqué solamente traducciones. Nunca les envié mis poemas.

 

DCC | ¿Qué poetas norteamericanos te entusiasmaban más?

 

GMA | Tenía mis preferencias; Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Robert Frost, William Carlos Williams.

 

DCC | ¿Por qué escribes en inglés y para quién?

 

GMA | Pues para cambiar un poco, porque es un alivio. Encontré un alivio experimentando cosas nuevas.

 

DCC | Quieres decir en un idioma diferente, en un idioma que no es el tuyo.

 

GMA | Cierto.

 

DCC | ¿Cuáles eran tus lecturas preferidas?

 

GMA | Los ingleses, sobre todo Keats y Shelley. Me encariñé con ellos.

 

DCC | Y de los poetas puertorriqueños, ¿cuáles te atraían más?

 

GMA | Me atraía mucho Lloréns porque él se acercaba mucho a la tierra. Yo sentí mucho la muerte de Lloréns; él marca un hito en la literatura puertorriqueña.   

 

DCC | ¿Qué ha significado o qué significa para ti la poesía?

 

GMA | ¡Todo! Toda mi vida es eso. Yo he vivido para la poesía y por la poesía. Por eso la poesía mía es mística, es violenta. Un misticismo que busca redimir a la humanidad.

 

DCC | ¿Qué le aconsejarías a los poetas jóvenes, a los poetas que empiezan a publicar sus primeros libros de poesía?

 

GMA | Que escriban sin rima y, ante todo, que sean originales.

 

DCC | ¿Crees que la crítica ha sido justa contigo?

 

GMA | Bueno…

 

 CODA

El 30 de junio de 1992, Pedro López Adorno y el que escribe estas líneas, despedíamos a Graciany Miranda Archilla y a su esposa Stella Miranda en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Conocíamos el dedicado estado de salud del poeta y presentíamos que sus pasos y el silencioso brillo de sus ojos iban haciéndose cada vez menos nuestros. El tiempo, más fuerte que todos los imperios de la tierra, iba marcando con ritmo inexorable sus movimientos de avecilla lenta y perdida en un cielo más alto y puro del que podíamos imaginar. El poeta se acercaba a su horizonte definitivo. Después de cuarenta y tres años frente a la indiferencia del mundo neoyorquino, volvía por última vez y para siempre a la tierra que tanto amó, a la patria de la cual nunca estuvo ausente espiritualmente. Un domingo nos llegó la noticia. Falleció el sábado, 27 de noviembre de 1993, en Hato Rey, Puerto Rico. Su obra persiste como fruto de quien sintió la poesía como su única razón de ser.

 


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§ Conexão Hispânica §

Curadoria & design: Floriano Martins

ARC Edições | Agulha Revista de Cultura

Fortaleza CE Brasil 2021



 

  

 

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