Le hablé por
teléfono a Claudina Domingo para realizar la entrevista, previo acuerdo de día y
hora exacta. Me contestó una joven vivaracha y excelente conversadora, nacida en
la Ciudad de México el 8 de septiembre de 1982, poeta, narradora y ganadora de la
beca Jóvenes Creadores del fonca en tres ocasiones. Escribe para El Financiero y
hace reseñas para el suplemento Laberinto, Letras Libres, entre otros.
Sobre aquel
polémico tema de la “infantocracia” y la “gerontocracia” en el medio literario en
México, Claudina nos lanzó una respuesta bastante ingeniosa: “Más bien, yo creo
que existe la tierra de nadie, que va desde que cumples 35 años hasta que cumples
70, es así como un páramo”.
“Una vez nos
decía un amigo narrador, ‘a todos nos inflan cuando sacamos nuestro primer libro,
para luego pincharnos el globo’, y creo que hay algo de sentido en eso, creo que
es un gremio que tiende a halagar y alabar al joven poeta o al joven narrador en
su primer libro y después, en libros posteriores, empiezan a ver todos los peros,
todo lo feo, todo lo chueco y el propio medio que lo levantó lo empieza a tirar,
y en ese sentido puedes pensar que sí hay algo de gerontocracia.
“Puedes pensar
que esa tendencia a menoscabar o a buscarle todos los peros, que además nadie le
vio al joven poeta o al joven narrador, aunque siga escribiendo igual que cuando
empezaba a escribir, o mejor, y todo eso de verle la sintaxis chueca, puede ser
una tendencia gerontocrática; no dejar llegar a ese joven escritor a ser reconocido,
a quien primero se alabó tanto. Entonces, yo sí veo ese fenómeno, pero creo existen
ambas cosas”.
“En la gerontocracia
hay pocos y en la infantocracia hay muchos; todo el que publique su primer libro
de poesía o narrativa, es la gran promesa; si no te dicen que eres la gran promesa,
ya empezaste mal, ¿no? (risas)… Pero de ahí, de esa cromada que te ponen con tu
primer libro, a que te sigan respetando en tu época más fértil, en tu época donde
más produces, que es, digamos, tu edad madura como escritor, hay una gran distancia”,
explica Claudina, quien fue nombrada “escritora emergente del año” por la revista
La Tempestad en 2011”.
¿Critica?
¿Cuál crítica?
“En este medio
mexicano la crítica literaria es muy poca, no se ejerce o cada vez se ejerce menos
en México, y te puedo decir que entiendo por qué, yo escribía crítica de poesía
y me pasó que me tardaba un montón en escribir una reseña y era un pago muy pobre,
y luego después me odiaban por lo que escribía, entonces dije, “¿qué estoy haciendo”?”,
me dice entre risas.
– ¿Qué cosa
es la poesía mexicana?
– Me costaría
mucho trabajo decir que sólo pasa en la poesía mexicana, pero noto que más los mexicanos
que los latinoamericanos, tendemos a escribir libros de poemas, más que escribir
poemas individuales; bueno, integramos libros de poemas y en ese sentido sí hay
un poema individual, pero tendemos los mexicanos a hacer… bueno, quizá deba decir
que es mi caso también, plantearnos un proyecto, un tema, un asunto, un estudio
de cierta naturaleza y en torno a él generar una serie de poemas y una estructura.
“Se ha dicho
que la poesía cada vez es más conversatoria y es más narrativa, más prosaica; yo
creo que sí, pero de todas maneras sigue siendo muy fuerte en México el gran despliegue
de recursos, de imágenes, de metáforas, de símiles; pues claro, tenemos entre nuestros
ancestros literarios a López Velarde como un gran generador de imágenes y metáforas;
y a Pellicer, por supuesto.
Domingo tuvo
un problema de salud relativamente delicado, había estado en el hospital tres semanas
cuando empezó la pandemia. “Entonces yo salí de mi cuarentena cuando entró la cuarentena,
entonces sí me deprimí, porque dije, “no puede ser”, ¿no?”, me platica divertida.
“Y sí hubo unos meses en que estaba muy encerrada, no paranoica, pero sí encerrada,
y después vi que, bueno, a ratos uno tiene que cuidar la salud física lo más que
puede y a ratos hay que cuidar la salud mental.
“Últimamente
salgo a correr, con las medidas precautorias, porque ya era una necesidad. Uno piensa
que es perfecto tener una cuarentena para ponerse a escribir, pero no. A mí me gusta
mucho pensar en lo que estoy escribiendo mientras camino, me gusta caminar, le da
a mi proceso creativo, le otorga algo, se me ocurren más fácilmente soluciones a
problemas que tengo en un relato, en una novela.
La noche en
el espejo
“Yo voy cambiando
mi proceso creativo de un libro a otro. Ahorita me levanto muy temprano, cinco o
seis de la mañana, a escribir, porque a esa hora no hay distractores. Cuando escribí
Tránsito también me levantaba a las cinco. Las enemigas lo escribí como a mediodía.
La novela la escribí en todos lados, en cafés, en…”
– La novela
es recién, ¿verdad?
– La noche en el espejo, salió en septiembre.
– ¿De qué
trata?
– Es una especie
de rescritura de Alicia en el país de las maravillas, pero no es para niños. La
protagonista va haciendo una especie de recorrido en una biografía onírica. En algunos
casos no es tan fantástica, es muy parecido a la realidad, hay diferentes tonos
en cada capítulo, pero todo esto conforma la psicología del personaje, y de alguna
forma cada lector puede adivinar cuál es la vida diurna de este personaje, o cual
es la biografía de esta protagonista con base en sus sueños, aunque ella no sabe
que está soñando. Para mí fue plantear una discusión sobre la identidad, mi personaje
no tiene clara su identidad nunca, y tiene una serie de descubrimientos que todo
el tiempo se ven contrariados con otros descubrimientos sobre quién piensas que
es ella.
– ¿La consideras
una novela fantástica?
– Lo que ocurre
es que como no todo es desmesuradamente fantástico y hay algunos ámbitos que se
pueden parecer a la Ciudad de México, es ambiguo qué tan fantástica es, la considero
onírica, más que fantástica, surrealista.
Claudina ganó
el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada
en 2012 con Tránsito. También el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en
2016 con Ya sabes que no veo de noche y su obra se ha incluido en las antologías
20 años de poesía. Jóvenes creadores del fonca (Conaculta, 2010); Antología general
de la poesía mexicana: poesía del México actual, de la segunda mitad del siglo XX
a nuestros días (comp. Juan Domingo Argüellles, Océano, Intemporales, 2014); México
20: La nouvelle poésie mexicaine (Jorge Esquinca, Tedi López Mills, Myriam Moscona,
Castor Astral/Secretaría de Cultura, 2016) y Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas
1964-1985 (Rodrigo Castillo, Vaso Roto, 2017).
Conquistas
culturales no son privilegios
– ¿Cómo ves
la administración cultural en este sexenio?
– El partido
ahora en el gobierno fue claro en campaña, que iba a haber una política de austeridad,
y en ese sentido me cuesta trabajo creer que mucha gente lo encuentre como sorprendente.
Yo no sé por qué resulta sencillo considerar las conquistas culturales ganadas como
privilegios, en realidad este es un país en el que la comunidad artística ha luchado
muchísimo por sobrevivir.
“Llevamos
muchas décadas en crisis y apoyos como las becas han ayudado a paliar el hecho de
que, además en México, el trabajo cultural es muy menospreciado y es muy ninguneado,
o sea… y en ese sentido varía mucho de un estado de la federación a otro, de una
instancia federal a otra”.
“Hay estados
de la federación en los que sí te pagan, sí te reconocen tu trabajo como tallerista
o como jurado. También en la iniciativa privada, sobre todo en el ámbito cultural,
el trabajo es subpagado. Por ejemplo, una reseña te lleva una semana, no trabajando
ocho horas al día, pero es una semana de trabajo intelectual y te la pagan en mil
quinientos pesos; si piensas que nada más vas a vivir de reseñas, tendrías que sacar
una a la semana para malvivir. Y es generalizado, no sólo tiene que ver con la administración
pública, el trabajo cultural en México, no sé, yo tengo la impresión de que está
un poco “glamourizado”, para bien y para mal, pero sobre todo para mal porque, como
que se llega a pensar que el escritor es propietario de grandes hectáreas o que
vive de sus rentas o que todo el tiempo tiene becas”.
‘Yo no he
visto un tema de opacidad’
– Entonces,
¿te ha parecido que la repartición de becas ha sido justa?
– Yo entiendo
que se haya hecho una generalización de treinta años, de lo que no se habla es que,
a medidos de la década pasada, por ahí por el 2014, entre el 2013 y el 2014, la
estructura del fonca cambió mucho, entonces se hizo todo un sistema en el cual se
insaculaba a los jurados, luego ya no era específicamente Letras, se dividió en
narrativa, después específicamente en cuento, novela, poesía, si tú te fijas en
esos últimos años, digamos de 2014 a 2019, había ya una gran variedad de creadores
en Sistema Nacional de Creadores de primera ocasión.
“En esta última
pasada fue de sesenta por ciento el ingreso de nuevos creadores al sistema. Había
una mayor variedad, tanto de jurados como de ganadores, y estoy hablando de los
últimos siete años, pero si haces una generalización de los últimos treinta años,
sí puede parecer que había muchos nombres repetidos. Pero lo que dijimos nosotros,
muchas personas que defendimos al fonca hace dos años, más o menos, era que en los
últimos años se había hecho un esfuerzo, por un lado, para transparentar las formas
de operación y, por otro lado, que ello derivara en nuevos ingresos, sobre todo
en el Sistema Nacional de Creadores, porque en Jóvenes Creadores es más fácil tener
un primer ingreso. Por ejemplo, cuando yo he sido jurado, te quedan las carpetas,
las carpetas son información pública. Entonces, los últimos años, yo no he visto
un tema de opacidad.
Siempre hay
alguien que vive peor
– En ese sentido,
¿qué tan responsable es el Estado de sus artistas?
– Yo creo
que estamos acostumbrados en México a que siempre hay alguien que vive peor, y como
siempre hay alguien que vive peor que uno, siempre parece un ejercicio de soberbia
de parte del creador quejarse, pero lo que ocurre es que, por un lado, la cultura
en México ha tenido muchos tropiezos para convertirse en una industria de consumo,
no hay una tradición de que leer sea algo que entretiene tanto como la tele, o que
ir al teatro sea algo que entretiene, o comprar arte, en las clases más favorecidas;
entonces, como no existe esa tradición de consumo cultural, extensa o extendida,
ha quedado mucho en manos del Estado proveer al artista, apoyarlo, no dejarlo en
una situación paupérrima.
“Ahora, han
cambiado mucho las instituciones (supongo que esto alguien lo ha estudiado o alguien
lo está estudiando), sobre todo en las últimas tres décadas, y antes los colegas
escritores tenían la oportunidad de entrar a las universidades, antes se abrían
más plazas, se abrían universidades, bueno, recientemente se abrió la uacm, pero
en general cada vez se abren menos universidades y en las existentes no hay plazas
de profesor investigador, que era un camino para escritores, para sostenerse a la
par de su trabajo literario, se ha acabado. Yo tengo colegas de mi edad, treinta
y tantos, cuarenta, que tienen sus doctorados y no pueden tener una plaza en la
universidad. Yo me salvé de eso porque yo no estudié (risas), me salvé de esas frustraciones,
¿no? (risas)… pero yo veo que es muy frustrante…”
La frustración
y el fracaso
– Ha de ser
más frustrante para ellos que para ti, ¿no?, porque ellos estudiaron.
– (Risas)…
Sí, pues.
Claudina Domingo
no tiene, actualmente, un trabajo de oficina, cosa que, sospecho, agradece. Sigue
recibiendo la beca del Sistema Nacional de Creadores y se dedica aparte a dar talleres
de narrativa y, eventualmente, la llaman para ser jurado en los concursos nacionales
de poesía y narrativa. Y para ella, el escritor en general está un poco identificado
con la melancolía y la egolatría, sobre todo el poeta.
“Seguramente
hay una sensibilidad y hay una forma de manifestarla que va a través de las palabras,
que deben ser muy características, quizás en términos neurológicos, y no sé si ello
en sí lleve a estados de depresión o de ansiedad, que son estados muy comunes para
un escritor, y yo supongo que son tan comunes porque enfrentas una gran probabilidad
de fracaso cada vez que escribes”.
“Sentarte
a escribir es enfrentarte a una posibilidad de cincuenta por ciento de fracaso,
y en ese sentido es distinto ser creador a ser un profesional de edición, por ejemplo;
como editor ya tienes un buen conocimiento de tus herramientas editoriales y tienes
experiencia, sabes que te puede costar mucho trabajo, pero enfrentas solo un diez
por ciento, un veinte por ciento de fracaso, como escritor enfrentas la mitad”.
Sobre a quienes
considera los protagonistas de la poesía mexicana contemporánea, Domingo me expone:
“Fíjate que es una pregunta difícil porque algunos pueden ser muy protagonistas
y no necesariamente tener ni siquiera muchos libros publicados, ¿no?”, y escucho
su risa contagiosa del otro lado del teléfono y reímos. “Tedi López Mills es una
lectura… no puedo decir que obligada, pero es una lectura muy interesante. Está
Francisco Hernández, Christian Peña; una poeta muy buena, que no necesariamente
es muy protagonista, Claudia Berrueto; también está Nadia Escalante, Myriam Moscona.
Se me están escapando muchísimos nombres”.
Libros publicados:
Miel en ciernes (Ed. Praxis, CDMX, 2004); Tránsito (Fondo Editorial Tierra Adentro,
CDMX, 2011); Ya sabes que no veo de noche (Editorial Atrasalante, Nuevo León, 2017);
Las enemigas (narrativa), (Ed. Sexto Piso, 2017); La noche en el espejo (Ed. Sexto
Piso, 2020).
Las mafias
y las herencias
Claudina considera
que el mayor miedo de un escritor es no terminar un texto, dejarlo trunco, que no
sirva o que simplemente no salga.
“Lo que asusta
a un escritor es que, no importa cuanta experiencia tengas, siempre enfrentas la
posibilidad de no poder escribir el libro que quieres escribir o escribir un mal
libro. En ese sentido, digo que un escritor profesional está menos arropado por
su experiencia que un profesional de otro tipo”.
– Eres hija
de Juan Domingo Argüelles, ¿qué tanto pesan los apellidos en el medio?
– ¿Qué tanto
pesa un apellido? Creo que esa pregunta son dos preguntas: ¿qué tanto es una llave
maestra y qué tanto le pesa a uno? El que sea una llave maestra, que no ha sido
enteramente así, sobre todo por una razón: mi papá nunca ha pertenecido a una mafia
o a un grupo literario. Nunca existió, sobre todo en los inicios de mi carrera poética,
el aliciente de otros poetas o escritores de beneficiarme, porque no había un círculo
o una cadena alimenticia que beneficiara a los demás, porque no contaba yo con el
apoyo de una mafia.
– Que puede
ser ventajoso o desventajoso, ¿no?
– Pues es
ventajoso moralmente y es ventajoso a la larga, porque, además, cada vez es menos
necesaria una mafia literaria, la verdad, cada vez es más un peso que un joven creador
se hecha inútilmente a los hombros, porque una vez que estás en una mafia es complicado
salir, tienes que romper con la mafia, tienes que pelearte, todo mundo sale herido
y humillado.
“Probablemente
sí había personas que decían, “ah, mira, vamos a leer a la hija de Juan Domingo”,
pero, no sé, no fue tan llave maestra, por esta situación que te comento. Y hay
gente que, si le cae bien tu papá, le caes bien, y si le caga tu papá, tú le cagas
también, ¿no? (risas)… Yo no necesité padrino ni madrina, y mi nombre no le decía
nada a mis editores, porque hay que considerar una cosa, Juan Domingo Argüelles
se apellida Argüelles, yo me apellido Domingo… (risas)…
El asunto
del peso como algo simbólico es fuerte, porque ni siquiera Villoro se ha salvado
de ser comparado con su padre.
“Yo a estas
alturas (este año cumplí 38 años), ya no me esfuerzo en disculparme, en explicarme,
porque no sabes cuantas veces, tanto poetas como narradores, me han dicho, “para
ti fue más fácil porque tienes un papá escritor”, “para ti fue más fácil tal cosa,
porque tenías una biblioteca”; entonces, en ese sentido, he perdido mucho tiempo
disculpándome… En otra vida encarnaré en otro lado, muy lejos de un papá escritor,
esta vez ya no hay nada que hacer, ya es muy tarde”, finaliza Claudina entre risas
que comparto.
Y me despido de una escritora vivaz, encantadora e inteligente, pero, sobre todo, divertidísima.
§§§§§
|
| |
|
|
|
§ Conexão Hispânica §
Curadoria & design: Floriano Martins
ARC Edições | Agulha Revista de Cultura
Fortaleza CE Brasil 2021
Nenhum comentário:
Postar um comentário