quarta-feira, 17 de novembro de 2021

FLORIANO MARTINS, MÓNICA SALDÍAS | Luis Enrique Mejía Godoy: conversaciones con un trovador errante



P | Tus primeras canciones fueron escritas en 1970. ¿Qué es lo que distingue esas canciones de las que venías componiendo hasta entonces? ¿Cómo explicas ese concepto de canciones sociales? ¿Qué canciones serían, por así decir, no sociales?

 

LEMG | Mis primeras canciones, nacidas en mi exilio voluntario en Costa Rica, son un reflejo del momento histórico de mi país, de Centroamérica y América Latina en general. Son canciones que denuncian la injusticia en Nicaragua bajo la dictadura militar de Somoza Debayle: la tierra en pocas manos, la explotación de los obreros, el crimen y la tortura. En fin, no se diferencian mucho de las canciones de Viglietti, Zitarrosa, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, para mencionar algunos. Mis primeras canciones fueron de amor (1967-1970), fundamentalmente con influencias del rock en español. En 1970 doy un giro, y el compromiso ya no es solamente político, sino de identidad. Se trata de recuperar la música folklórica, los ritmos auténticos de mi país (la mazurca, la polka, el son nica, el vals, el palo de mayo), con las influencias también de la música latinoamericana y del Caribe. Por supuesto que sobre todo con la experiencia de los años, nos dimos cuenta que las etiquetas: canciones sociales, protesta, políticas, revolucionarias, sandinistas, nueva canción, etc, no tenían mayor importancia; lo más importante era el contenido: una canción cotidiana, íntimamente enraizada en los problemas, las luchas, las aspiraciones, las alegrías, y la esperanza de nuestro pueblo. En realidad, usamos etiquetas para diferenciar este tipo de canción de una canción consumista o superficial.

 

P | ¿En qué consistió el llamado Movimiento de la Nueva Canción y qué afinidades tenía con el grupo Tayacan? ¿Ya contaban con instrumentos electrónicos?

 

LEMG | Sin duda alguna, el Movimiento de la Nueva Canción Costarricense nació hermanado con todos los otros movimientos espontáneos u organizados en América Latina y el Caribe. Tal vez lo más peculiar y diferente estaba en la Nueva Trova, dada su propia situación. Sin embargo, el concepto mundial de solidaridad con los pueblos que luchaban contra dictaduras militares en América Latina, contra la guerra de Vietnam y el bloqueo a Cuba, nos hacía pertenecer a un mismo movimiento que fue también artístico, estético; donde la poesía y el trabajo musical siempre tuvo, independientemente de coyunturas o canciones urgentes, una gran importancia que incluso puede apreciarse actualmente. El Grupo Tayacan lo fundamos como grupo experimental, integrado por gente de Costa Rica, Nicaragua, Venezuela y Chile, aunque el repertorio mayor estaba formado por mis canciones y las de mi hermano Carlos. El formato era totalmente acústico, y dadas las condiciones de Costa Rica, pasó mucho tiempo antes de que cantáramos con micrófonos. Lo hacíamos en parques, manifestaciones, universidades, plazas públicas, iglesias, mercados, etc. Entre 1975 y 1979 nacieron en Costa Rica varios grupos y solistas, algunos de los cuales aún sobreviven. Las primeras experiencias con instrumentos electrónicos datan de 1978 con el grupo experimental de Adrián Goizueta (argentino residente en Costa Rica) y además con músicos académicos (cello, violín, flauta traversa). Esta experiencia la llevé a Nicaragua en 1979 y en 1980 fundé el Grupo Mancotal (con grupos de Rock, música académica, salsa y folklore).

 

P | ¿Podría decirse que tu residencia en Costa Rica fue ocasional, fundamentalmente por ofrecerte un ambiente musical más atractivo del que Nicaragua podía darte?

 

LEMG | Primero viajo a Costa Rica en 1967 para estudiar medicina en la Universidad. Luego me involucro con el grupo de rock nacional Los Rufos y dejo los estudios para dedicarme totalmente a la música. Costa Rica me ofrece fundamentalmente la libertad de expresión que no tengo en mi país. Y aunque regreso cada año a Nicaragua, donde también empiezo a cantar públicamente mis canciones más políticas, esto ya no resulta posible a partir de 1974. Recién puedo regresar a Nicaragua en 1979. Mis discos son prohibidos y mis canciones censuradas en la radio nicaragüense, a pesar de que todavía no tenía ninguna vinculación con el FSLN y la lucha contra Somoza, al menos no directamente. También gracias a las condiciones democráticas en Costa Rica, pude leer la literatura y escuchar la música que no podía en mi propio país. Luego, en 1972 milito en la Juventud del Partido Vanguardia Popular. Es en Costa Rica donde escribo mis primeras canciones al Gral. Sandino (por la lectura de libros de Gregorio Selser, Neruda, Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal). También la poesía revolucionaria nicaragüense me inspiró a escribir mis primeras canciones directamente contra el régimen somocista.

 

P | Al igual que otros nombres dentro de la música popular –por ejemplo, Juan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Julio Jaramillo–, fuiste siempre un gran viajero. Háblanos de esos viajes. ¿Es a partir de tus viajes que surgirían versiones de tus canciones en otros idiomas?

 

LEMG | Yo realmente nunca pensé que viajaría para cantar en otros países; menos me imaginé que viajaría por todo el mundo. Fue mi oficio de trovador y de cantautor vinculado con la solidaridad y los aspectos políticos y sociales, los que me llevaron a Alemania (RDA), Cuba, URSS, México, Centroamérica, y poco a poco mi vida se convirtió en un viaje permanente. Desde entonces soy y hasta ahora soy trovador errante. Efectivamente en algunos países como Alemania, Holanda, Suecia, Japón y EEUU, mis canciones han sido traducidas en los discos editados en esos países y durante los conciertos y entrevistas. Pero también mis canciones han sido cantadas en español, en versiones de otros cantautores como Amparo Ochoa (México), Sara González (Cuba), Holly Near (EEUU), Grupo Pueblo Nuevo (Ecuador), y por supuesto por cantautores de Centroamérica.

 

P | ¿Cuándo y cómo conociste a Björn Afzelius? ¿Qué es lo que más recuerdas del tiempo compartido con él en Nicaragua? ¿Y en Suecia?

 

LEMG | Conozco a Björn Afzelius, gracias a la solidaridad de Suecia con Nicaragua, especialmente en cuanto a proyectos culturales por medio de los cuales el pueblo sueco y su gobierno en la persona de Olof Palme, [1] estuvieron cerca de Nicaragua. Muchos sindicatos y organizaciones no gubernamentales han apoyado el proceso nicaragüense, sobre todo después del triunfo de la revolución sandinista. Sin embargo, mi amistad con Björn surge especialmente en los 90, precisamente cuando el FSLN es derrotado electoralmente. Involucrados ambos en el proyecto de ayudar a la restauración del Teatro Nacional Rubén Darío, el único teatro en Nicaragua, y el proyecto de convertir las ruinas del antiguo Gran Hotel de Managua (pre-terremoto) en un centro cultural, Björn y yo, acompañados por otros músicos de su viejo grupo Globetrotters y compañeros de su generación, como Mikael Wiehe y Age Alexandersen, realizamos una serie de conciertos en Suecia, Noruega, Finlandia, y Dinamarca en los años noventa. De la misma manera Björn viajó al menos tres veces a Nicaragua para cantar junto a artistas nicaragüenses y suecos. Fue en esos años que lo conocí, y nuestra amistad, aunque reciente, y a pesar de la distancia y de la diferencia cultura, fue sincera y muy linda. Él se interesó por estudiar español, impulsado también por su relación con Cuba y Chile. Compartimos escenarios, viajes, desvelos, tragos, su casa y su familia, mucha música y una gran amistad. Él tenía un sentido del humor muy particular: lo que en Nicaragua llamamos un “jodedor”, bromista y rebelde, franco y espontáneo. Después de cada concierto comíamos y tomábamos algo, conversábamos y tocábamos guitarra hasta el amanecer. Creo que él también encontró en mi un amigo.

 


P | ¿Solamente la prensa sueca registró tu estadía y conciertos en Escandinavia? ¿Pensaron alguna vez en documentar esos viajes grabando un disco juntos?

 

LEMG | No sé qué cobertura hubo de nuestros conciertos y giras en otros países. Sé de algunas entrevistas en prensa escrita, radio y televisión en Suecia. Teníamos la idea de hacer una grabación juntos, pero lo único que pudo hacerse fue un video de parte de nuestra gira por Suecia. En esa gira toqué junto a su grupo Los Bogoes, instrumento de percusión que no tocaba desde mi juventud.

 

P | ¿Quién fue el autor de la versión en español de Tusen bitar (Mil pedazos) de Björn Afzelius? ¿Es la primera versión en español de una canción de Afzelius? ¿Llegaste a grabarla en algún disco tuyo?

LEMG | Siempre me gustó esta canción, desde la primera vez que la escuché. Sé que el texto no era suyo, pero su versión fue realmente muy popular en Suecia. Me gustaba escucharlo cantando a coro con su público. No recuerdo bien si escribí una versión completa o le envié a un amigo que trabajaba con él Francesco Hipólito mi texto y me la devolvió con algunas correcciones. Desgraciadamente nunca la grabé, pero es una deuda que aún tengo.

 

P | ¿De qué manera la música de Afzelius podría aproximarse al concepto de Nueva Canción?

 

LEMG | Como les decía al comienzo, no importa en qué parte del mundo se escriba una canción que hable de la vida, la lucha y la esperanza del pueblo. Creo que muchas canciones de Bob Dylan, John Lennon, Pete Seeger, Joan Baez, Jackson Browne, y por supuesto, de Björn Afzelius reflejan el mismo espíritu de la llamada Nueva Canción Latinoamericana. Tal vez por eso mismo, Björn se identificó con las canciones de Silvio Rodríguez y hasta hizo versiones suyas en sueco.

 

P | Para el pueblo sueco Nicaragua y la lucha de su pueblo significó mucho durante mucho tiempo, pero mucho interés se fue perdiendo a partir de la aparición en escena de Violeta Chamorro. Los medios de comunicación ya no enfocaron en Nicaragua, y el proceso en términos generales dejó de interesar. En combinación con que el discurso político en Suecia también cambió, fundamentalmente a partir del asesinato de Olof Palme. ¿Qué significó la solidaridad de Afzelius y la del pueblo sueco con la Nicaragua de la lucha sandinista? ¿De qué forma se recuerda esa solidaridad hoy día? ¿Se recuerda?

 

LEMG | La solidaridad la recuerdan mucho más los pueblos que los gobiernos. Creo que el pueblo, sobre todo los más humildes, los marginados, siempre recordarán los actos desinteresados de la solidaridad internacional, venga de donde venga. Por supuesto que personalidades como Olof Palme, quien estuvo en Nicaragua, han sido un gran estímulo y apoyo para el proyecto revolucionario nicaragüense, y su lucha por la paz y la democracia. Desgraciadamente creo que hay una nueva generación que no conoce, o al menos ignora, lo que significó la solidaridad. Cuando Olof Palme fue asesinado realizamos un festival por la paz en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala con artistas de América Latina. Fue un modesto homenaje a este hombre que se interesó por la paz y la democracia en nuestro continente. La guerra en nuestro país -como toda guerra- fue cruel, despiadada, y nadie quiere recordarla; y fue precisamente en esos momentos difíciles, entre 1978 y 1989, cuando la solidaridad jugó un papel fundamental, no solamente en lo político, sino también en los proyectos sociales y culturales. El mundo ha cambiado, la guerra está en otros puntos del planeta. Terrorismo en el corazón de los EEUU, guerra entre Israel y Palestina. De tal manera que Nicaragua vuelve a ser noticia según la magnitud de los desastres naturales, su pobreza, el tráfico de drogas y la corrupción.

 

P | ¿Se ha materializado de alguna forma esa solidaridad? ¿Llegó a construirse un teatro en Nicaragua tal como soñó Afzelius?

 

LEMG | Desgraciadamente no llegó a concretarse más que en la ayuda para el Teatro Rubén Darío y el proyecto discontinuo del Centro Cultural Managua. Con Björn soñábamos que los artistas pudiéramos tener nuestro propio espacio y que pudiéramos administrarlo de acuerdo a nuestros intereses; intereses ya no políticos sino artísticos. Es también un sueño pendiente.

 

P | ¿Su significado quedó restringido al sector de músicos o abarcó un espectro más amplio?

 

LEMG | Aunque Björn, junto a su pueblo y organizaciones artísticas fue solidario con todos los aspectos de la revolución nicaragüense, creo que el mayor interés lo despertó a nivel cultural y artístico.

 

P | ¿Qué buscabas exactamente con la creación de la Fundación Mejía Godoy? ¿En esos encuentros semanales que allí son promovidos se recuerda o está presente de alguna manera la música de Björn Afzelius? Lo mismo me pregunto respecto de tu libro Relincho en la sangre (Relatos de un trovador errante): ¿hay en tu libro fragmentos que recuerden la presencia de Afzelius en tu país?

 

LEMG | Precisamente, después del 90, cuando supuestamente todos los logros culturales del proceso revolucionario se estancan, creamos la Fundación Mejía Godoy, sin fines de lucro y con el objetivo de tener nuestro propio espacio cultural. Antes me había involucrado con otros artistas en la asociación de cantautores nicaragüenses (ASCAN), asociación que Björn Afzelius también apoyó en forma particular con un proyecto para el desarrollo de la música nicaragüense. En nuestro local, La Casa de los Mejía Godoy, donde cada fin de semana convocamos a la gente interesada en nuestra música, hablamos siempre de aquellos artistas amigos que nos han influido con su ejemplo y su quehacer artístico. Björn, sin duda, está entre ellos. Respecto a mi libro Relincho en la sangre, trata de ser una autobiografía, con relatos y elementos de ficción, y aunque allí aparece una foto con Bjorn, igual que con otros artistas, no hago un relato especialmente dedicado a nuestra amistad.

 


P | ¿Así como Afzelius hizo una versión musical de la canción El mayor, de Silvio Rodríguez, tienes idea si Silvio Rodríguez habría realizado versiones de temas de Afzelius?

 

LEMG | No tengo idea si Silvio ha realizado versiones de la música de Björn.

 

P | ¿Hay algún músico en Nicaragua que haya trabajado sobre alguna versión en español de sus textos? ¿Hay proyectos de hacerlo?

 

LEMG | Tampoco tengo información al respecto. Hay músicos como Katia y Salvador Cardenal, Engel Ortega que conocieron a Björn, pero ninguno ha hecho temas de Afzelius, que yo sepa.

 

P | ¿Ha habido algún interés por hacer conocer su novela En gång i Havanna (La Habana era una fiesta)? ¿Alguna editorial o editor ha tenido interés? ¿De qué manera la edición española de Editorial Verbum ha circulado por Nicaragua?

 

LEMG | Su novela, que me envió autografiada, ha sido vendida en Nicaragua en algunas librerías de Nicaragua.

 

P | ¿Qué significó o qué significa en la memoria colectiva nicaragüense la solidaridad de Afzelius, la época de Olof Palme y una Suecia abierta a los pueblos?

 

LEMG | Creo que a pesar de que el tiempo ha pasado, es muy difícil que al pueblo sencillo se le olvide el gesto de solidaridad; por lo tanto, el trabajo y entrega de Björn, el pueblo sueco y Olof Palme están en la memoria y el corazón de los nicaragüenses. En Managua hay un centro de convenciones que se llama Olof Palme.

 

P | ¿Con la muerte de Afzelius se rompe el puente entre Nicaragua y Suecia, o comienza otra etapa? ¿Luego de su muerte, tú personalmente continúas en contacto con Mikael Wiehe? ¿Y con algún integrante de Hoola Bandoola, [2] el grupo original? ¿En ese caso con quién?

 

LEMG | Desgraciadamente no han continuado los contactos con los músicos y artistas suecos. Björn era una persona muy interesada en Nicaragua, pero pienso que ahora se centra la atención en otros puntos del mundo.

 

P | Si tuvieras que explicarle a alguien que jamás escuchó la música de Afzelius quién fue Afzelius, ¿qué le dirías? ¿Qué le contarías para dejarlo con ganas de conocerlo?

 

LEMG | En primer lugar, que fue un artista auténtico, honesto, solidario, de una gran calidez y calidad humana y artística. Un luchador. Un hombre, y quizás un Quijote.

 

P | ¿Cuándo y de qué manera te llegó la noticia de la muerte de Afzelius?

 

LEMG | La noticia de su muerte me llegó el mismo día, vía e-mail a través un amigo común. Me impactó mucho, aún cuando ya sabía que tenía cáncer.

 

P | ¿Qué pasó dentro tuyo en ese momento? ¿De qué manera le rendiste tributo?

 

LEMG | Lloré en silencio. He tenido la mala suerte de que en los últimos años han muerto varios amigos y amigas artistas en México, Uruguay, Costa Rica. Escribí el poema que te envié, y que envié a sus amigos y familia en Suecia. Compartí con mi público en mi siguiente concierto este dolor, pero también, su recuerdo y su amistad.

 

P | Es muy valiosa tu tarea de musicalización de versos de poetas tan importantes como Rubén Darío, Joaquín Pasos y José Coronel Urtecho. ¿Este disco que preparas incluye solamente poetas nicaragüenses o has incluido poetas de otros países? Por ejemplo, de Costa Rica.

 


LEMG | Ya en los años setenta empecé a musicalizar algunos poemas: Jorge Debravo, Joaquín Gutiérrez (C.Rica), Cortázar (Argentina), y por supuesto de Nicaragua: Cardenal, Darío, Coronel Urtecho, José Cuadra Vega, Joaquín Pasos, Gioconda Belli, David McField, y Pablo Antonio Cuadra.

 

P | ¿Cuál es, actualmente, la situación de la canción popular en Nicaragua?

 

LEMG | La canción popular sobrevive a la globalización, y a la enorme contaminación de música barata, comercial y superficial. Los medios no difunden mucho nuestro trabajo, con excepción de algunos programas especiales, aunque somos, inevitablemente, una referencia dada nuestra presencia en los años 70-80, no sólo en el llamado Canto Testimonial, sino en la recuperación del folklore y la música nicaragüense. El pueblo reconoce nuestra obra y la quiere. Seguimos trabajando tercamente dentro y fuera de Nicaragua, con dignidad y orgullo de defender nuestra identidad nacional. Tenemos relaciones con otros cantautores y músicos de Centroamérica, México, Cuba y Latinoamérica.

 

NOTAS

1. Olof Palme, primer ministro de Suecia, asesinado en febrero de 1986. Internacionalmente conocido y reconocido por su lucha en contra de la guerra de Vietnam y su solidaridad con los pueblos latinoamericanos.

2. Hoola Bandoola Band: grupo sueco de música progresista de gran éxito durante la década del 70, integrada por Mikael Wiehe, Björn Afzelius, Peter Clemmedson, Povel Randén, Arne Franck, Per-Ove Kellgren y Håkan Skytte.



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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Número 187 | novembro de 2021

Curadoria: Daisy Zamora (Nicarágua, 1950)

Artista convidada: Berta Marenco (Nicarágua, 1949)

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