Una
de las voces más interesantes de la nueva novela nicaragüense es la de José Adiák
Montoya (Managua 1987), quien recientemente publicó su tercera novela, Aunque
nada perdure, Editorial Planeta Mexicana 2020, Seix Barral 2021. En esta novela
Montoya revive la experiencia de una de las mejores escultoras que ha dado Nicaragua,
Edith Gron, y al mismo tiempo recrea los episodios más importantes de Nicaragua
en el siglo XX: los terremotos de 1931 y 1972, la dictadura de los Somoza, la revolución
popular sandinista hasta la pérdida del poder en 1990. Edith Gron (Copenhagen 1917-Managua
1990) fue una escultora cuya familia emigró a Nicaragua a finales de los años veinte,
y autora de muchas esculturas como los bustos de Rubén Darío, Andrés Castro, Diriangén,
Emiliano Chamorro y muchas de las esculturas más importantes de Nicaragua. En esta
novela Montoya cuenta su vida a través de varios momentos emblemáticos: las escenas
de 1989 cuando ella regresa de Costa Rica de tratarse un cáncer de boca, las escenas
de 1956 cuando ella esculpe la escultura de Andrés Castro para desplegarla en la
Hacienda San Jacinto, y las escenas de 1931 justo después del terremoto. Desde esos
tres momentos épicos, Montoya cuenta a través de un narrador heterodiegético, con
focalización omnisciente, las peripecias de la familia Gron, y especialmente la
de Edith. Esta es a mi juicio la mejor novela publicada en el año 2020, y Montoya
es una de las figuras más promisorias de la nueva novela nicaragüense.
Aunque
nada perdure reclama desde la primera página ser
una obra de ficción basada en personas reales, y que algunos los hechos y situaciones
son imaginación del autor, sin embargo, está firmemente anclada en la realidad.
Entre los textos preliminares encontramos el acta firmada el 19 de mayo de 1923
por medio de la cual el Gobierno de Nicaragua se compromete a aceptar la migración
de cien familias danesas. Una de esas familias va a ser la de Vilhelm Gron y Sofie
Rasmussen los padres de Edith y su hermano menor Niels. La novela está muy bien
escrita, aunque en algunos momentos decae un poco la elegancia de la prosa. Los
39 capítulos, no muy extensos, van alternando los tres momentos centrales de la
historia y cuentan algunos de los eventos anteriores. El capítulo 1 por ejemplo
empieza en 1931 cuando la familia Gron fue de paseo al mar, comen pescado en un
restaurante, y luego se detienen, ya de regreso a Managua, en el parque Las Piedrecitas,
desde donde pueden observar la Managua destruida en el terremoto de 1931, para terminar
con el fatal accidente en el que Edith sufrirá unas heridas muy serias que le deformaron
la cara. Este capítulo introductorio por lo tanto señala el primer hito histórico
importante de la novela, el terremoto de 1931, y el primer evento importante en
la vida de Edith. El capítulo 2 cuenta el momento en 1955-56 cuando un grupo de
estudiantes del colegio Ramírez Goyena llegan a encargarle una escultura de Andrés
Castro para ponerla en la Hacienda San Jacinto. En este capítulo aparece Roberto
Sánchez, personaje real, cuyo maestro en el colegio será Carlos Fonseca Amador,
el fundador del frente sandinista de Liberación Nacional. El tercer capítulo ocurre
en 1989, cuando Edith está regresando en avión de Costa Rica de su tratamiento para
cáncer de boca y laringe, y recuerda diferentes etapas de su vida. Estos momentos
de la trama serán los nódulos principales para que el narrador nos haga viajar a
lo largo de la vida de Edith Gron, describiendo diferentes etapas y narrando desde
la intimidad del recuerdo algunas de sus experiencias.
En esta novela José Adiák Montoya nos cuenta
con mucha fidelidad histórica el desarrollo artístico y personal de Edith Gron,
desde su primera escultura premiada “Amo muerto” donde representa a un perro aullando
por la muerte de su amo en el terremoto de 1931. La mayor parte de la acción se
centra en la ejecución de la escultura de Andrés Castro, para la cual le está sirviendo
de modelo el boxeador Silvio “Bill” Turcios, antiguo novio de ella. Montoya utiliza
esta escena y la conversación que se da entre ellos, para introducir analepsis internas
y recrear otros momentos de la vida de la escultora, especialmente su estadía en
México y en Nueva York. Como dice en los créditos finales, el novelista se ha beneficiado
de la información proveída por la familia Gron y por otros intelectuales que le
han facilitado mucha información para la novela. Llama la atención que Montoya no
menciona la única biografía de nuestra artista Edith Gron, biografía de una escultora,
escrita por José Martin Vivó Llobat. [2]
Esta
es una novela muy ingeniosa en su trama y su temática, pero muy difícil de realizar
en forma creíble y verosímil. Como lector uno nunca termina de convencerse o de
integrarse en el mundo narrado, porque la ficción no ofrece los parámetros necesarios
para hacerlo. Trasladar la vida de John Lennon y los Beatles a un espacio como Nicaragua,
requiere un acto de suspensión de incredulidad muy grande y requiere una enorme
entrega por parte de los lectores. [3]
Hay que reconocer el magnífico trabajo que hizo Montoya ajustando los hechos históricos
de los Beatles a la historia de Nicaragua, pero me parece que la novela no logra
convencernos de su propuesta. Hay dificultades lingüísticas a todo lo largo de la
novela para adaptar los nombres en inglés originales al español. Vemos que el autor
ha decidido no españolizar el nombre de John Lennon, pero a los otros tres integrantes
de la banda los llama por nombres en español: Ricardo Paulo y Jorge. Más importante
aún, el desarrollo e influencia de los Beatles en el rock and roll y en el mundo,
surgieron de una tradición musical anglófona que combina elementos del blues, el
rhythm and blues, el country norteamericano, con expresiones como las de Little
Richard, Elvis Presley y Chuck Berry; con la tradición musical inglesa de los años
cincuenta. Al sacar a la banda de esas tradiciones musicales e insertarla en Nicaragua,
nos quedamos con un grupo que no tiene una tradición musical que lo respalde, que
canta en otra lengua y forzosamente se nutre de otras tradiciones. Ahí me parece
que radica la dificultad de la novela, sin embargo, hay que admirar la forma en
que José Adiák Montoya recrea la fama y la popularidad que alcanzaron los Beatles,
incluyendo su famoso concierto de despedida en el techo de las oficinas Apple Music,
trasladándolo a un concierto en el techo del Hotel Intercontinental de Managua.
Por otro lado, la vida del asesino de John Lennon se ve aquí representada por la
figura de un joven nicaragüense con problemas mentales, que Somoza entrena y adoctrina
para que asesine a Lennon. La novela plantea una relación de admiración y de rechazo
entre Anastasio Somoza y John Lennon, ya que en la fiesta del Club Obrero donde
fue asesinado el primer Somoza, los Beatles estaban supuestos a abrir para la orquesta
de la Guardia Nacional, de forma que Anastasio Somoza hijo siempre asocia la imagen
de John Lennon con el asesinato de su padre. Como podemos ver la novela es un esfuerzo
valioso y meritorio de novelar la historia de Nicaragua en un contexto globalizado.
Otro
novelista de interés actualmente es Arquímedes González (Managua, 1972) quién ha
publicado en la última década tres novelas y una colección de cuentos. Su novela
más reciente se titula Como esperando abril (2019), “Historia de la masacre
de 2018 en Nicaragua”. En la misma portada nos dice, “Basada en hechos reales” con
lo que de entrada se plantea como una novela realista, que tiene como personaje
principal a Alvaro Conrado, el niño de quince años asesinado por la policía el 20
de abril de 2018. La portada del libro reproduce las famosas últimas palabras de
Alvarito Conrado, “Me duele respirar” cuando fallecía frente al hospital que se
negó a atenderlo esa noche.
Efectivamente,
Como esperando abril es una narración de los hechos que ocurrieron en abril
del 2018 en Nicaragua, narrados en una forma artística. Más que una novela yo diría
que es una crónica novelada de los hechos que ocurrieron en esos meses. La narración
reproduce con bastante fidelidad las protestas del pueblo de Nicaragua en abril
del 2018, cuando la dictadura de Daniel Ortega anunció una reforma del Seguro Social,
el que había sido mal administrado y llevado a la bancarrota por la dictadura. Las
tres principales líneas narrativas de Como esperando abril son la acción
de Alvarito Conrado y su muerte, la quema de la casa de la familia Velázquez en
el barrio Carlos Marx, y la gesta de Nahomy Urbina, la Comandante Macha y el grupo
de estudiantes de la Universidad Centroamericana que se refugiaron en la Iglesia
Jesús de la Divina Misericordia, y que fueron a masacrados por la policía orteguita.
A lo largo de estas tres líneas narrativas, González agrega pasajes de la historia
de Nicaragua para contextualizar los eventos o para dar algunas explicaciones complementarias.
Arquímedes
González ya había publicado con anterioridad las novelas La muerte de acuario
(2002), Qué sola estás, Maité (2007), El fabuloso Blackwell (2010)
y Dos hombres y una pierna (2012). Con esta última novela González ganó el
Premio centroamericano Rogelio Sinán en Panamá. El fabuloso Blackwell cuenta
la historia de un boxeador ficticio inventado por cuatro periodistas. Con esta novela
González ganó el II Premio centroamericano de novela corta en Honduras. La muerte
de acuario cuenta la historia de una serie de asesinatos parecidos a los perpetrados
por Jack el destripador en Londres, y la aparición de un personaje como Sherlock
Holmes y el doctor Watson, quienes intentan resolver los crímenes; mezclado con
eventos de la historia de Nicaragua a finales del siglo XIX, incluyendo la presencia
del presidente Evaristo Carazo y del poeta Rubén Darío. Podemos ver cierta semejanza
entre la historia de Montoya en Lennon bajo el sol y la de González en La
muerte de acuario, ya que ambas intentan trasladar hechos famosos de Inglaterra
a la situación social y política de Nicaragua.
Novelistas
de generaciones anteriores por supuesto han continuado publicando sus novelas. Eric
Aguirre Aragón (Managua 1961) publicó en el 2017 su novela El meñique del ogro.
Gloria Espinoza de Tercero (Jinotepe 1948) autora de una novela tan importante
como La casa de los Mondragón (1998) ha publicado en el siglo XXI, El
sueño del ángel (2001), Túnica de lobos (2005) Conspiración (2007)
y Aurora del ocaso (2010). Gioconda Belli publicó en 2018, Las fiebres
de la memoria, una novela histórica y su primera ficción donde el personaje
principal es un hombre, y con anterioridad había publicado El intenso calor de
la luna (12014), El país de las mujeres (2010), y El infinito en la
palma de la mano (2008). Finalmente, Sergio Ramírez Mercado (Masatepe 1942),
el escritor actual más importante de Nicaragua, Premio Cervantes 2018, publicó en
2017, Ya nadie llora por mí, secuela de su novela anterior, El cielo llora
por mí (2008), donde se cuenta la historia del detective Dolores Morales en
una Nicaragua dominada por el narcotráfico, la corrupción administrativa y la globalización
alienante. Esta novela aborda también el tema del abuso sexual familiar y la quiebra
moral de la sociedad.
Sin
embargo, la novela reciente que mejor representa la situación social y psicológica
en Nicaragua no son estas adaptaciones de la cultura inglesa tropicalizada, ni las
crónicas de la tragedia política reciente o histórica, sino una novela que retrata
la situación de la familia nicaragüense, partida por la tragedia de la infidelidad,
del adulterio, de las relaciones y los hijos ilegítimos, de la pobreza, la adicción
y el alcoholismo. Me refiero a la novela de Fátima Villalta (Matagalpa 1994), Danzaré
sobre su tumba, ganadora del premio Centro nicaragüense de escritores 2011.
En esta novela se cuenta la historia de dos hijos que asesinan a su madre envenenándola,
debido al abuso doméstico que habían sufrido desde niños de parte de su madre y
de su padre ilegítimo. El padre estaba casado y ellos son producto de una relación
extramatrimonial, donde el hombre se presentaba en casa una vez por semana para
satisfacer sus deseos sexuales, pero jamás sirvió como padre ni reconoció a sus
hijos. Esta novela, escrita por una jovencita de 17 años narra muy bien la tragedia
del pueblo de Nicaragua, donde las relaciones ilegítimas y extramatrimoniales son
la norma, donde la mayoría de los niños crecen fuera del matrimonio y donde la bastardía
es muy común. Según confesión de la autora, la novela fue escrita en un mes; sin
duda una proeza para la extensión y la calidad de la misma. Narrada desde la vejez
del personaje María Eugenia Castillo, recordando su niñez y todos los eventos traumáticos
que marcaron su vida, esta novela refleja una enorme madurez para una joven de su
edad y su experiencia literaria. Esperamos de Fátima Villalta muchos éxitos más.
NOTAS
1. Para un estudio de las principales novelas
nicaragüenses remítase a mi libro La estructura de la novela nicaragüense.
Análisis narratológico. Managua: Anamá, 1995. Para un excelente análisis
recomiendo el libro de Werner Mackenbach, Die unbewohnte Utopie. Der
nicaraguanische Roman der achtziger und neunziger Jahre. Frankfurt am Main:
Vervuert, 2004. Para un catálogo general véase el libro de Jorge Eduardo
Arellano. La novela nicaragüense: siglos XIX y XX. Managua: JEA
Ediciones, 2012.
2. El libro de José
Martin Vivó Llobat, Edith Gron, biografía de una escultora, fue
publicado en Managua por el Instituto Nicaragüense de Cultura en 2010. Aunque
no es de fácil acceso en las librerías es difícil creer que Montoya no tenía
conocimiento del mismo.
3. Samuel Coleridge fue el inventor del término
“suspension of disbelief” como una condición para la realización plena de la
literatura de ficción, especialmente la fantástica. Como lectores o
espectadores de un film acordamos aceptar las propuestas de los autores. Cada
género tiene sus propios parámetros, por eso estamos dispuestas a aceptar algo
en una novela fantástica que no estaríamos dispuestas a creer en una obra
realista.
__________
NICASIO URBINA Escritor, catedrático y crítico nicaragüense. Nació en Buenos Aires, Argentina en 1958. Catedrático de la Universidad de Tulane, Nueva Orleáns, desde 1990 hasta 2004, donde fue jefe del Departamento de Español y Portugués. Actualmente es catedrático de literatura hispanoamericana de la Universidad de Cincinnati, donde es Director de estudios de posgrado. Ha publicado El libro de las palabras enajenadas (cuento, 1991), La significación del género: estudio semiótico de las novelas y ensayos de Ernesto Sábato (1992). Ganó el Premio Nacional Rubén Darío 1995 con un libro titulado La estructura de la novela nicaragüense: análisis narratológico (1996). Sintaxis de un signo (poesía, 1995, 2000), El ojo del cielo perdido (cuento, 1999), Viajemas (poesía, 2009), Caminar es malo para la salud (cuento, 2011). Su Poesía reunida 1984-2014 ha sido publicada en México y en España. Ha publicado más de 100 artículos críticos en revistas especializadas y ha dictado 120 conferencias académicas. www.nicasiourbina.com
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 187 | novembro de 2021
Curadoria: Daisy Zamora (Nicarágua, 1950)
Artista convidada: Berta Marenco (Nicarágua, 1949)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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