domingo, 19 de dezembro de 2021

ANARELLA VÉLEZ OSEJO | La organización social de las mujeres en el arte y la cultura en Mesoamérica y Honduras



Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar del progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

Artículo 27 de la Declaración de los Derechos Humanos.

 

Quiero iniciar mi participación con algunas reflexiones acerca de la importancia de dar visibilidad y relevancia a las mujeres y sus trabajos artísticos y culturales, su presencia y su participación social en tiempos de una profunda inestabilidad política, de guerras, destrucción y caos social. Esto no significa que olvidemos que este siglo XXI es también una época de cuestionamiento de la sociedad capitalista neoliberal, del patriarcado, del racismo, del extractivismo y la exclusión. Estos son tiempos en los que se construyen experiencias sociales alternativas, de pueblos que luchan por la formación de estados democráticos y socialistas.

En este escenario vale repensar los conceptos de cultura y sexo, para aportarle a estas notas la potencia de la teoría. Ya que, si bien la acción es importante, ésta debe ir acompañada de la teoría, la unión de ambas es garante del éxito de las políticas que adoptan los movimientos sociales, particularmente cuando se trata de las mujeres, de las feministas. Es, por tanto, importante señalar que el concepto de sexo en la sociedad patriarcal es una construcción normativa y su trascendencia reside en que, en gran medida, ha determinado las políticas de los movimientos sociales en la búsqueda de la equidad.

El termino sexo es normativo en relación al poder, en relación a la moral (heteronomía y autonomía moral) y en relación a la cuestión del binomio naturaleza-cultura. Estos pilares de la sociedad patriarcal han operado en contra de los intereses de las mujeres. Me detendré en el análisis del binomio naturaleza cultura, en el que se refleja la misoginia teórica. Naturaleza se asimila a la identidad y la cultura a la individualidad. Si se analizan los sexos bajo esta óptica del binomio varón mujer, las mujeres son naturaleza e idénticas, los hombres son cultura e individualidades, son el motor de la civilización. Las mujeres estamos sometidas a la ley natural (las mujeres solo se realizan cuando son madres y se dedican al hogar).

Este tema está imbricado con la heteronomía moral a través de la que nos imponen normas concretas, nos imponen lo que nos corresponde hacer y lo que no, moral en la que se fundamenta la sociedad capitalista que nos impide actuar bajo las normas morales que se implantan en la democracia, es decir, actuar con autonomía moral, somos nosotras las que decidimos, las que asumimos nuestras decisiones acerca de cómo urdir nuestras vidas, no acatamos las reglas o los preceptos que provienen del orden patriarcal. Es necesario asumir el sexo como una categoría que nos construye.

Con respecto al poder, debemos comenzar por preguntarnos ¿qué es el poder? y por qué las mujeres no tienen poder en las sociedades patriarcales, lo cual está relacionado con el tema de ¿qué es ser mujer?, ¿qué son las mujeres?, ¿qué son las designaciones?, ¿qué son las hetero-designaciones?, ¿qué es el nominalismo en el contexto del feminismo? (rechazo a las categorías universales, pues casi todos son designaciones, por ejemplo, la categoría mujer, son universales mal formados. Por ejemplo, todas las mujeres son amorosas y abnegadas, otro ejemplo el genérico varón, todos los hombres son geniales). La cultura es un medio para transmitir estos conceptos.

El poder (entendido como la capacidad que tiene un individuo o grupo de que otro haga algo que éste no desea, por ejemplo, el poder es coercitivo) como sistema de dominación que funciona sirviéndose de la cultura. En este escenario se vuelve indiscutible que la cultura condiciona y, a su vez, está condicionada, histórica y socialmente, por el mismo sistema cultural. Su papel ha sido, tradicionalmente, responder a las necesidades de un régimen de poder manteniendo la cohesión necesaria, a fin de garantizar la articulación armoniosa de la sociedad patriarcal, hetero-normativa, racista y neoliberal.

Para que el aparato cultural al servicio de la sociedad, para que esta maquinaria marche explota eficazmente una herramienta: los medios de comunicación. Es importante remarcar que las mujeres son el blanco favorito de los medios de comunicación con los que logran imponer un orden de representación simbólica a fin de que ellas cumplan al menos dos funciones que el sistema les ha asignado para garantizar su eficacia “natural”. En primer lugar, las mujeres deben cumplir con el rol de sosegar, estabilizar y solucionar ciertas contradicciones del sistema, que se dan al interior de la familia, la educación etc.; en segundo lugar, las mujeres deben asumir el papel esencial para la economía neoliberal que es el de ser los apoyos para asegurar el funcionamiento del sistema capitalista y que permite la extracción de altas tasas de ganancia y de plusvalía.


Los medios de comunicación tradicionales, como lo son los mas-media, las revistas televisivas, los noticieros, las telenovelas, han forjado un ideal e imagen de las mujeres consagradas al hogar como su lugar natural, único territorio en el que las mujeres pueden desarrollar sus capacidades, sus aptitudes creativas. En ese espacio ellas son las únicas heroínas, perpetuando de este modo la desigualdad y la exclusión entre los sexos.

La cultura en una sociedad fundada en la desigualdad usa los medios de comunicación de masas como garantes de la transmisión de los valores y la visión del mundo necesarios al poder neoliberal, racista, hetero-normativo y patriarcal. Por esos medios se exalta el matrimonio, el amor heterosexual, el sacrifico, la abnegación. Valores y principios que deberán estar sobre aquellos que realmente las signan y las oprimen, sobre las diferencias de sexo, de clase, de raza y de etnia, específicamente cuando se trata de elevarlos a categorías que guíen las prácticas en el seno de la familia heterosexual.

En el contexto de los medios tradicionales, los problemas y las contradicciones que viven las mujeres deberán enfrentarse y resolverse individualmente, es decir en el ámbito de lo privado, y nunca colectivamente, es decir en el ámbito público. Por esta razón estos medios de comunicación actúan como un recurso fundamental para transmitir una ideología al servicio del sistema capitalista neoliberal y patriarcal. Mantener a las mujeres como entes esenciales en la construcción y transmisión de una cultura hegemónica a través de estos medios que responda las necesidades del sistema, para que ellas asuman su trabajo con valores secundarios –privado o público– es forzoso que fortalecer las desigualdades sexuales, de clase, de etnia, urbanas, industriales.

Por esa esas razones es que aún hoy en días los estudios reflejan una insuficiente representación de las mujeres en los diferentes medios de divulgación de las actividades creativas. Son pocos los datos que se manejan sobre su presencia en el arte en su calidad de creadoras.

Ahora es el momento de reconocer la discusión generada en torno al rol deconstructivo que juegan la cultura y las artes tanto en la transformación social, como en la permanencia y la realización del sentir y del ser cotidiano de la humanidad. Como hemos dicho antes la cultura se adquiere por exposición, por legado social o por convivencia social –en este caso, en un escenario patriarcal–. Los valores, las leyes, las costumbres, algunos códigos o patrones aprendidos, forman parte de lo que se nos ha transmitido y que se considera como cultura, por estas razones se entiende que la cultura es viva y se transforma históricamente de acuerdo con los tiempos.

Por otra parte, entenderemos que las artes son la expresión de la cultura, y puede ser expresión –y debe ser—de la cultura alternativa, asumir la multiculturalidad, y es en este marco que nos encontramos que al estudiar las contribuciones de las mujeres como creadoras en la transformación y la construcción de una sociedad que a ellas no se las visibiliza y entonces se vuelve urgente preguntarnos las razones por las cuales la sociedad misma no asume la importancia de analizar los valores que sostienen de la igualdad entre hombres y mujeres, como se hace desde el feminismo, propuesta teórica que asume la herencia teórica de la modernidad, de la República, que lucha de manera coherente por la salvaguarda de la igualdad.

Por eso denunciamos que en el orden patriarcal se promueve la cultura de la desconfianza para evitar la acción colectiva. El feminismo por eso no entra en el canon, pues cuestiona. Se debe luchar contra el canon que la gente tiene del canon feminista, por ello su relato no está normatizado, y hacen creer que nuestros planteamientos son el efecto del azar y no de nuestras luchas.

Las artes en sí mismas no tienen género empero éstas se ven afectadas por el fenómeno de la desigualdad y la invisibilización de las mujeres. Por ello es que importa el tema del sexo en la producción cultural, en la creación, en las artes. Si, tal como importan la nacionalidad, el estado civil u otros.


Para el caso de la pintura. Integrarse en el sistema del arte es más complejo si eres mujer que si eres hombre. A pesar de que, en Honduras, desde el siglo XX ha habido mujeres pintoras estas no aparecen en los libros de arte ni en los museos. Esto ocurre porque los historiadores y curadores reproducen un sistema patriarcal y exclusionista. El caso de la cerámica y la escultura es aún más dramático

El reconocimiento de la presencia de las mujeres en el ámbito cultural [1]no es coherente con su extensión demográfica ni con su participación en los ámbitos de la economía, la política, la ciencia. Esta situación de exclusión se da en el campo de la cultura que es el escenario en el que se manifiesta la condición humana de la creación, la expresión, la comunicación, de ahí la importancia de los movimientos sociales de América Latina que se planteen esta problemática con una visión crítica y alternativo frente al pensamiento político, social, económico y cultural hegemónico.

Es importante señalar que es en el contexto de la producción cultural en el que se desarrolla la capacidad de construir propuestas sociales propositivas, fortalecidas por los aportes teóricos y prácticos que provienen del movimiento feminista. Son ellas quienes han logrado cambios importantes en las políticas públicas y la toma de conciencia de las mujeres como sujetas de derechos y como transformadoras de la realidad. En Honduras la historia del movimiento de mujeres se remonta a la década de los 80 y hacia la década de los 90 las agendas de las mujeres organizadas y feministas es bastante definida.

Urgen por ello consolidar las colectivas de mujeres artistas que ya existen y promover que surjan muchas más para promover la igualdad de oportunidades, para construir una trinchera de resistencia frente a la supremacía mundial que hoy se pretende imponer, también es urgente consolidar una red de información y de acción artística y cultural que posibilite el vínculo entre intelectuales y artistas con los foros sociales y las luchas populares de nuestro país y del mundo en Defensa de la Humanidad.

Las mujeres artistas e intelectuales deberán considerar el asumir los ejes temáticos y principios de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad para ser coherentes con los cambios que exigen los tiempos actuales y devienen obligadas a comprometerse con la defensa de un planeta para todas y todos, en defensa de la integración de los pueblos, en defensa de una economía emancipadora y solidaria, en defensa de las soberanía y la legalidad internacional, en defensa de la unidad en la diversidad y de la cultura para todas y todos, en defensa del conocimiento para todas y todos, en defensa de la participación popular, en defensa de la veracidad y la pluralidad informativa, en la defensa de la memoria y en defensa de la paz.

 

Antecedentes, Situación actual y Perspectivas

Cuando se toca el arduo tema de la Literatura Hondureña, suele mencionarse como antecedente genitor, al Padre José Trinidad Reyes, (1797-1855) sacerdote recoleto nacido en Tegucigalpa, en las postrimerías del siglo XVIII. Pero, aunque este hombre de fe, realizó una importante labor educativa y escribió una serie de representaciones teatrales de asunto bíblico, denominadas Pastorelas y que de ningún modo merecen ser desestimadas, el hecho literario propiamente dicho, surge entre nosotros apenas en la segunda mitad del siglo XIX, con Juan Ramón Molina (poeta, 1875-1908), Lucila Gamero Moncada de Medina (novelista, 1873-1964), y Froilán Turcios (narrador, poeta y periodista, 1875-1943), que puso a Honduras en el mapa de las letras hispanoamericanas con sus revistas antológicas “Esfinge” y “Ariel”.

En el período inmediatamente posterior, la incipiente literatura nacional se enriquece con el aporte de los poetas Joaquín Soto y Ramón Ortega, a los que sumarán sus talentos el polígrafo Rafael Heliodoro Valle y los narradores Arturo Martínez Galindo, Arturo Mejía Nieto y Marcos Carías Reyes. Luego pondrán su fulgor en este camino el poeta y ensayista Alfonso Guillén Zelaya y una mujer que asumió el ejercicio de la poesía como ninguna otra lo ha hecho hasta ahora en nuestro país, Clementina Suárez (1906-1991).


A comienzos de la tercera década del siglo XX, se producen vagos intentos por dar un paso hacia delante en el desarrollo de la producción literaria hondureña, sin transitar francamente por el territorio, apenas entrevisto, de las vanguardias, pero con algunas contribuciones individuales valiosas, como las logradas por Jacobo Cárcamo, Martín Paz y Constantino Suasnávar. Solo a partir de los años 50s, surge un grupo de creadores, con una visión más ancha y lúcida de lo que significa el oficio de escribir. Como iniciadores de este tramo, figuran principalmente Oscar Acosta, David Moya Posas y Pompeyo del Valle en poesía, a los que acompañan, más tarde, pero como parte del mismo movimiento de renovación y ruptura, Nelson Merren, Antonio José Rivas y Roberto Sosa. En narrativa destacan los nombres de Ramón Amaya Amador, Julio Escoto, Eduardo Bähr y Marcos Carías Zapata.

Como secuela de los esfuerzos de estos creadores, surgen en las siguientes décadas otras figuras en la literatura nacional: Edilberto Cardona Bulnes, José Luis Quesada, Rigoberto Paredes, José Adán Castelar, José González, Roberto Castillo, Jorge Luis Oviedo y Roberto Quesada. Casi todos poetas, con excepción de los tres últimos, que trabajan con los arduos materiales de la ficción narrativa.

En los días que corren, se presenta un movimiento de jóvenes parricidas con el ansia de empezar todo de nuevo. Algunos emiten señales esperanzadoras en lo que respecta a una futura obra donde la madurez mostrará la validez y hasta justificará la irreverencia iconoclasta de ahora; mientras que, en otros, se advierte que andan como a tientas, buscándose a sí mismos en los laberintos de sus propias fantasías y contradicciones.

Una de las novedades es la presencia cada vez mayor de las mujeres que aspiran a ser sujetos antes que objetos de la creación literaria.

 

Referencias

1. Cuando se analizan las Fundaciones y Asociaciones del País (Directorio) de las Letras y las Artes que existen en Honduras podemos comprobar el modo en que se invisibiliza el trabajo artístico, creativo y científico de las mujeres, que apenas se reconoce su participación como novedad, y apenas se menciona a Clementina Suárez.




*****

 


[A partir de janeiro de 2022]
 

*****

Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 195 | dezembro de 2021

Curadoria: Floriano Martins (Brasil, 1957)

Artista convidada: Scarlett Rovelaz (Honduras, 1987)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

Visitem também:

Atlas Lírico da América Hispânica

Conexão Hispânica

Escritura Conquistada

 


 

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário