Preámbulo
Entre julio y octubre del
2021 se llevó a cabo la primera retrospectiva de Susana Wald en Chile y la primera
de estas características en sus 83 años. En la retrospectiva que se alojó en tres
amplias salas del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago se recorrieron más
de cincuenta años de creación literaria y plástica producida por la artista, traductora
literaria, muralista y diseñadora surrealista.
A pesar del complicado contexto sanitario que azotó la
mayoría de la programación cultural del primer semestre del año 2021, se logró inaugurar
–en un frío invierno– En busca de lo inasible.
La exposición fue la primera retrospectiva de su vida: 51 años después de su
última muestra individual en Chile, se reunieron un conjunto de 47 obras (pinturas,
dibujos, esculturas) que reivindicaron una trayectoria prolífica, así como la tenacidad
de una artista que no ha obtenido hasta ahora un reconocimiento en nuestro país.
La hipótesis de su omisión historiográfica fue, en esta línea, parte integral de
la curatoría de la muestra. La experiencia expositiva se sumó, así, a un linaje
de exposiciones que revitalizan testimonios de mujeres artistas que por diferentes
motivos fueron omitidas por la Historia del arte. En ese sentido, esta retrospectiva
se planteó como una retribución a la deuda que tenemos frente al desconocimiento
del aporte de Wald en el arte y la cultura chilena y latinoamericana.
Susana Wald (Budapest, 1937) es una artista chilena-canadiense
con una carrera de más de sesenta años de producción artística y editorial. Es sobreviviente
de la Segunda Guerra Mundial, emigró a América Latina a los 11 años y desde entonces
ha vivido en cuatro países (primero Argentina, Chile, Canadá y finalmente México).
La búsqueda de lo inasible refiere a aquello
que perseguimos en pos de algo que nos elude. La artista otorga a la creación artística
la facultad de abrir capas y universos cuya existencia no sospechaba. Los principios
surrealistas combinados a inquietudes personales marcadas por su experiencia, por
sus deseos o por su condición de género funcionan como un motor para asir dimensiones
profundas del mundo que habita. Desde su experiencia y su incansable trabajo reflexivo,
las obras de Susana Wald son testimonios de su propio surrealismo, inquieto e íntimo.
En busca de lo inasible se organizó en tres ejes temáticos repartidos cada uno
en una sala. La museografía jugó un rol clave en el entendimiento de las diferentes
temáticas: los colores elegidos facilitaron la narrativa visual y acentuaron los
ejes curatoriales. La yuxtaposición de obras realizadas en diferentes períodos permitió
reunir grupos de obras y también acentuar sus diferencias.
Los colores de los muros fueron una apuesta, ya que desconocía
muchas de las obras en su formato físico. Fue una maravillosa sorpresa descubrir
cuán afín resultó el naranjo de fondo para la mayoría de las obras: se me viene
a la mente aquel magma candente que sostiene al muro de mujeres desnudas en el retrato
que Susana hace de Ludwig Zeller en El Poeta
en el Valle de La Luna (1998). Los colores emergieron vibrantes en cada mirage [1] apoyado sobre passe-partout de distintos colores. La paleta de Susana
se develó brillante, diversa y prolíficamente trabajada, lo que contribuyó a reunir
las piezas en torno a un conjunto sensorial.
Primera sala o “El universo
surrealista de Susana Wald”
Ser artista es un estado mental, una especie de deformación
benigna […] No cesa este impulso ni en la vigilia ni en el sueño.
SUSANA WALD, Manifiesto obligado, 2018. [2]
La primera sala abordó
el compromiso de Wald con el movimiento surrealista. Ella representa a sus 83 años
una figura clave del surrealismo internacional, movimiento que practica como un
modo de vida en donde priman la libertad, el humor, la atención a sus sueños y el
protagonismo del azar. Un cimiento de su obra es el trabajo automático, práctica
en donde la artista da espacio a su esfera inconsciente: desde allí emergen imágenes
y conexiones no premeditadas sobre las piezas en las que empieza a trabajar. Esto
está encarnado por la pieza que da inicio al recorrido expositivo, la escultura
Frágil, realizada en 1972. La cerámica
es su primer lenguaje artístico al ser graduada de la Escuela Nacional de Cerámica
de Buenos Aires y especializada en cerámica decorativa. La artista ve en la transformación
del barro en el fuego una metáfora de la mutación de los elementos sicológicos presentes
en cada individuo. En el surrealismo, la artista encontró un lenguaje expresivo
y personal. Así, la pieza Frágil encarna
lo que la artista declaró en los sesenta como un “quiebre con lo utilitario”: un
evento fortuito deformó sus piezas aún blandas y encantada por el resultado, instaló
en su proceso creativo una búsqueda más automática con la materia. El azar tomó
un rol de mediador y propició una producción de cerámicas basadas en la necesidad
de modificar lo previsible.
La colaboración
También, se hizo hincapié
en su práctica colaborativa en la plástica y en su trabajo de gestión cultural y
editorial. En el sector norte de la amplia sala del Museo Nacional de Bellas Artes
de Santiago, se agruparon siete de los más de doscientos mirages que Susana Wald
y Ludwig Zeller (1927-2019) crearon en conjunto, fusionados a tal nivel que muchos
fueron firmados bajo el sello “ZW”, aludiendo al surgimiento de una tercera personalidad
que combinó lo mejor de sus talentos.
Dos objetos destacaban en esta sección dedicada a la colaboración:
primero, los sellos conmemorativos basados en Mirages que Susana y Ludwig realizan en 1974 para el aniversario n°50
del Primer Manifiesto Surrealista. La
hoja reza una consigna que traduce el ánimo con que se fundó el movimiento surrealista
a principios del siglo XX y que encuentra eco hasta el día de hoy: “Cambia el mundo,
desconfía de todo tipo de poder establecido y de sus ostentosos emblemas. Pon tu
propio sello corrosivo junto a los sellos tradicionales en tus sobres.” El otro
objeto era el cassette “Mujer en sueño”, que cuenta con una versión en español del
poema recitado por su autor, Ludwig Zeller. El lado B contiene la versión traducida
al inglés por Estela Lorca y leído por Peter Mortimer. El audio tiene, en su versión
en español, una duración de 40 minutos. [3]
Cuatro moldes en forma de senos sirvieron de cubierta para las 100 copias numeradas
que se distribuyeron desde Canadá. El esmaltado y la producción completa del objeto
fueron realizados en colaboración por Wald y Zeller.
En el lado opuesto de la primera sala, se ubicó una vitrina
que contenía una pequeña selección del importante aporte de Susana Wald al mundo
del diseño gráfico y editorial en Chile, en Canadá y México. Junto con Zeller, fundó
tres editoriales surrealistas autogestionadas
que reflejan su dinámica creativa: en Chile la editorial Casa de la Luna (1968-1970)
que repartió publicaciones vanguardistas a un público local asiduo del café cultural
Casa de la Luna, también fundado por los surrealistas en 1968. En Canadá fundaron
Oasis Publications (1970-1994) sólida editorial que surge por la necesidad de publicar
autores hispanohablantes en el país norteamericano. Es una empresa desarrollada con tesón por la pareja surrealista: Susana Wald
recuerda que se optimizaba el doblez de cada hoja, así como se utilizaron papeles
desechados por otras imprentas, volviendo irregular –y único– cada ejemplar. Las ediciones bilingües y trilingües
contribuyeron a expandir la recepción de las publicaciones. Instalados en México
desde mitad de los noventas, la pareja surrealista fundó su tercera editorial Oasis
Oaxaca (1994-2006), que cobijó revistas y libros que continuaron promoviendo escritores
y artistas de vanguardia, siguiendo la propuesta de lo que fue su primera publicación,
en 1968.
Vínculo con Chile
Una de las intenciones
mayores de la retrospectiva En Busca de lo
Inasible fue vincular a la artista con el territorio chileno, celebrar su aporte
a la cultura nacional y reivindicar su elección por nacionalizarse chilena. Susana
es heredera del movimiento
chileno Mandrágora, grupo literario promotor del surrealismo formado en Talca a
fines de la década del treinta, quienes se propusieron renovar el ambiente literario-intelectual
de la escena nacional. Para ello, llevaron a cabo
acciones públicas, recitales de poesía e impulsaron la colaboración creativa con
otros poetas nacionales como Vicente Huidobro –su mentor– y Pablo de Rokha. Mantuvieron
también correspondencia con André Breton y Benjamin Péret, miembros fundadores de
la vanguardia parisina, confirmando la importancia y alcance internacional del grupo
nacional.
El 2018 se cumplían 80 años del nacimiento del grupo Mandrágora
y gracias a la gestión de la curadora chilena Ximena Olguín y del coleccionista
Guillermo García, se le encargó el 2014 a Susana Wald conmemorar su legado a través
de un mural. El resultado fue Amanecer de
Mandrágora, un mural de 45 m2 que celebra los cimientos del surrealismo en Chile.
La presencia de la mandrágora, raíz con propiedades medicinales y su fusión con
la figura de Jorge Cáceres en una especie de baile ritual se complementan con escenas
del cotidiano maulino y acompañan el caligrama con que Ludwig Zeller aportó en la
composición. El boceto que se presentó en la muestra refleja la metodología de la
artista y su compromiso por honrar a un movimiento del cual ella junto a Ludwig
Zeller tomaron, de alguna manera, el relevo.
Segunda sala o “El Gran Cambio”
En mi edad avanzada estos dos asuntos –haber nacido mujer
y la esencia universal de lo femenino– son los que me
preocupan más y dedico todo el tiempo posible a explorarlos, sondearlos.
SUSANA WALD
Susana Wald cita con frecuencia a su contemporánea Jean
Shinoda Bolen (1936), analista junguiana que ha desarrollado la idea de que la sangre
producida por las mujeres fértiles, en la etapa menopáusica, simbólicamente se transforma
en sabiduría. Esta idea repercutió de manera significativa en la artista y alberga
toda la potencia creativa que encuentra en su etapa más actual en que se ha propuesto
darle un lugar a la presencia de lo femenino en la humanidad.
La artista ha simbolizado, a través de sus imágenes, diferentes
aspectos de la experiencia de su concepción de lo femenino: encontramos obras con menciones a lo terrenal, a lo sexual
y explícito de la experiencia de las mujeres en torno al cuerpo; por otro lado,
una representación más simbólica de esta energía manifestada en deidades femeninas
y veneraciones a aspectos como la fertilidad y la sabiduría. Susana ha buscado,
adscribiendo a su propia intuición más que a la teoría feminista, revertir la ausencia
de lo que ella entiende por lo femenino –no exclusivo al género– y así contribuir
a recuperar el equilibrio entre las energías masculina y femenina, fuertemente inclinado
hacia la primera a causa del patriarcado imperante hace más de cuatro mil años.
Destacamos de esta sala, el proyecto de traducción literaria
que Susana realizó a principios de la década del 2000, momento en que descubre –a
través de una recomendación de su única hija mujer– el libro Inana, Lady of Largest Heart escrito por
la analista Betty De Shong Meadors. El libro divulga los himnos escritos por la
alta sacerdotisa de la ciudad de Ur, Enjeduana, quien vivió hace cuarenta y cuatro
siglos y cuya poesía es la primera obra literaria de la cual se tiene certeza arqueológica.
Cautivada por el relato, Susana Wald le propuso entonces a la autora estadounidense
realizar una traducción al español del libro: durante tres años la surrealista trabajó
en la traducción y en la búsqueda de una editorial interesada en el proyecto. Finalmente
se publicó el 2009 en la Editorial de la UACM (Colección Al Margen) con el título
de Tres grandes poemas de Enjeduana dedicados
a Inana. La portada la ilustra una obra sin título realizada por Susana Wald
en 1990 y que presenta a una mujer vestida con un tipo de túnica y con los brazos
levantados mostrando las palmas, como en signo de oración. Sobre su cabeza flota
un ojo gigante del cual emanan rayos de colores rojizos anaranjados.
Tercera sala o “La Doble
Condición”
La última sala apuntó a
revisitar, desde una perspectiva más contemporánea, algunas obras que la artista
realiza entre los setenta y los ochenta. Esta revisión de obras y archivo se sitúa
desde la perspectiva de género, metodología que permite considerar los contextos
de producción y la implicancia cultural y social asignada a las mujeres.
Por ejemplo, sabemos que la artista surrealista incursionó
más formalmente en la técnica de la pintura a principios de los ochenta. Al no contar
con un taller, utilizó un espacio del departamento que habitaban en Toronto. Esto
explica la elección del acrílico en vez del óleo ya que este último resultaba tóxico
para utilizar dentro del hogar.
Frente a la serie de “Mujeres de”, la serie de dibujos
“Paisajes de Piel” (1972-1973) ejemplificó también la experiencia de la doble condición: las dificultades de combinar
la carrera artística profesional con las tareas asociadas culturalmente a las mujeres.
Recién instalada junto a su familia en Canadá, Susana Wald dedicó una hora, después
de su jornada laboral, al ejercicio del dibujo. La serie se divide en dos tipos:
dibujos terminados (firmados) y dibujos incompletos. En su calidad de madre y cónyuge,
muchas veces los 60 minutos que disponía para realizar sus dibujos eran interrumpidos
por quehaceres domésticos: Susana es consciente de la dinámica que envuelve la serie.
Los dibujos inacabados no fueron retomados, sin embargo, funcionan como reflejo
del contexto en el que fueron producidos: el carácter non finito del trazo es un
testimonio biográfico de la experiencia de una mujer artista en los setentas.
El último
elemento expositivo buscó exponer algunas de las vicisitudes dentro del desarrollo
de una carrera artística para una mujer en los años setenta-ochenta. Se trató de
la exposición del archivo de sus inicios en pintura que data de 1981. Desde los
años sesentas que la artista registra con impecable metodología sus procesos creativos.
Son cuadernos completos que evidencian un sistema de códigos visuales dignos de
la archivística. Sin embargo, destaca un objeto original: se trata de una caja de
cartón que contiene sobres blancos, ordenados y numerados del 1 al 120 que Susana
llama “catálogo”. Cada sobre corresponde a una obra realizada entre 1981 y 1997
(año en el que se inicia en la pintura y año en que se instala de manera definitiva
en México, respectivamente). Cada sobre lleva un título e incluye –cuando está completo– una tarjeta descriptiva del cuadro, una diapositiva y fotografías
del proceso de la obra. Se trata de anotaciones minuciosas vinculadas al contexto
de producción de las obras, pintura, principalmente.
Este objeto archivo traduce la metodología detrás de la
producción artística de Susana Wald, una metodología precisa, codificada y muy útil
para quienes nos dedicamos a estudiar su obra. Transmite también información técnica
–dimensiones, paradero de las obras– y también menciones a su vida privada como
comentarios que pudieron haber realizado sus hijos durante el proceso de creación
o bien los sacrificios que demandaron algunas piezas (“En seis semanas, con mucho
trabajo y sacrificando domingos con la familia, comidas y todo lo demás, terminé
el cuadro” reza la tarjeta que acompaña “El Mar interior” de 1984).
En términos simbólicos, podríamos preguntarnos sobre el ánimo que impulsa a una
artista a escribir de manera tan meticulosa sobre su obra, un ánimo de reescribirse,
de permanecer en la historia, de trascender quizás.
Notas finales
La profundidad con que
la artista chilena-canadiense produce su obra permite que los significados de las
piezas puedan transitar en las distintas salas: los principios surrealistas como
el automatismo, el azar o la capacidad transgresora acompañan la totalidad de las
obras expuestas. La especial atención puesta en la experiencia de lo femenino, en su rescate y valorización
se percibe, aunque de manera un poco más solapada en sus inicios, de manera explícita
en las obras de los años ochenta en adelante. Cuando Susana Wald menciona que su
arte debe ser analizado atendiendo el contexto del pasado, invita a considerarlo
tomando en cuenta las vicisitudes que significó para la artista una creación tan
íntima, tan franca.
Es heredera de los principios del movimiento surrealista,
sin embargo, un movimiento que aprecia a tal nivel la introspección, la transgresión
de lo canónico, privilegia la libertad y el humor, posibilitaron que cultive el
surrealismo como un modo de vida. En ese sentido, el surrealismo le ha servido como
un “pasaporte hacia la libertad, el erotismo, la imaginación y los imposibles”,
aspectos que se materializan en los pigmentos, trazos y dimensiones que se reunieron
en Chile, en esas dimensiones, por primera vez.
Se puede visitar la exposición de manera virtual
así como todos los contenidos complementarios a la retrospectiva de Susana Wald
en el sitio www.enbuscadeloinasible.cl
NOTAS
1. En términos plásticos,
Ludwig Zeller y Susana Wald produjeron un trabajo conjunto llamado Mirages. Se trata de imágenes compuestas
por ilustraciones del siglo XIX recortadas y dibujos realizados en tinta. El
collage era intervenido por el lápiz o también ocurría que sobre el dibujo se
pegaran nuevos trozos de papel: en palabras de Wald, el poeta proponía una
pregunta y ella ofrecía una respuesta. La simbiosis creativa que experimentaron
juntos produjo lo que la artista caracterizó como una tercera personalidad. Esa
unión encuentra un correlato material en la firma que utilizaron para algunos de
los mirages: el timbre con las
iniciales de sus apellidos “ZW” funciona como un testigo de la construcción en
común de las maravillas del mundo onírico.
2. Texto
completo en: http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/susana-wald-manifiesto-obligado.html.
3. En el
siguiente vínculo se puede escuchar el poema completo www.youtube.com/watch?v=4BeaCLb4wtU.
MACARENA BRAVO COX | Historiadora del arte, investigadora independiente y curadora. Ha trabajado catalogando colecciones privadas de arte en Chile y sus investigaciones se concentran en la producción artística realizada por mujeres. Hace cinco años que se dedica a estudiar y dar a conocer la obra de Susana Wald. El 2019 ganó el IX Concurso de Ensayos sobre Artes Visuales organizado por el CEDOC con el ensayo "mujer, artista y surrealista: tres miradas de la obra creativa de Susana Wald"; coordinó la adquisición de la obra "La Mujer del químico" de Wald por el ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Chile (2020) y el 2020 se adjudicó el Fondart Nacional para realizar la primera retrospectiva de la artista en el MNBA de Santiago. Es creadora del sitio Instagram @enelespejoretrovisor dedicado a la artista".
J. KARL BOGARTTE | Nacido el 8 de septiembre de 1944, de ascendencia holandesa e irlandesa, formado en antropología, fotografía y diversas tradiciones esotéricas. Ha sido un participante activo en el surrealismo internacional durante más de 50 años. Actualmente vive en Santa Fe, Nuevo México. Bogartte, es a la vez artista y poeta, y ha publicado doce libros de escritos poéticos: While the night windmills through xylophone and…, And Still the Navigators, Spirits in the Albino Hotel Throwing Antlers, The Mirror held Up In Darkness, The Wolf House, Secret Games, Luminous Weapons, Primal Numbers, A Curious Night For A Double Eclipse, Auré, The Spindle’s Arc, and Antibodies: A Surrealist Novella. Alineado desde hace mucho tiempo con el surrealismo internacional, también es cofundador de La Belle Inutile Éditions. Su obra ha aparecido en las siguientes antologías: ANALOGON # 65, Melpomene, Hydrolith # 1 and # 2, La vertèbre et le rossignol # 4, Lithaire # 2, Peculiar Mormyrid # 2, Paraphilia, Silver Pinion and The Fiend online journal.
Agulha Revista de Cultura
Série SURREALISMO SURREALISTAS # 04
Número 203 | fevereiro de 2022
Artista convidado: J. Karl Bogartte (Estados Unidos, 1944)
Traduções de Allan Vidigal e Susana Wald
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
concepção editorial, logo, design, revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS
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