Los
surrealistas en general, y André Breton en particular, estaban demasiado conscientes
de lo que escribían. Sabían hacerlo muy bien, de paso. Eran en el fondo, y así la
prosa de Breton o de Aragon, como los poemas de Éluard lo atestiguan, unos artífices
del lenguaje. Cada vez que repaso el libro más bello de Breton Arcane XVII, no puedo dejar de escuchar tras
la suntuosidad de su prosa, la voz de lo que Etiemble calificara de un “bello clásico”.
Péret en cambio, era un primitivo militando dentro de un grupo que se mantuvo, a
su pesar, dentro de ciertas normas de expresión tradicionales.
Al
contrario de la famosa apuesta pascaliana a favor de Dios, Péret lo hace favor de
la magia. Su mirada primigenia fue la puerta que le abrió el mundo de las relaciones
insólitas cargadas de infinitas posibilidades. Si Artaud pudo afirmar que lo maravilloso
se encontraba en la raíz del espíritu, Péret pudo asegurar lo mismo sobre la magia
con respecto a la poesía, lo que, en el fondo, viene siendo lo mismo. En ese sentido
transitó por unas dimensiones que no respondían al modo occidental de entender la
realidad. La concordancia entre la poesía de Péret y los mitos y leyendas ancestrales,
se escucha como el eco de las voces y creencias de los primitivos. Baste repasar
libros dedicados a esos temas, para encontrarnos con mitos, cuentos, fábulas e historias
pertenecientes a distintas culturas, que penetraron en el mundo de Péret.
En
su libro Contes et Mythes Chamans (1)
su autora Nana Nauwald, expresa cómo algunos shamanes se encontraban en un inmenso corredizo cuyo techo, el suelo y los muros
estaban pintados con numerosos motivos de animales, de pájaros y otros signos extraños.
Había representaciones de creaturas misteriosas que nunca antes habían visto. Esas
historias eran contadas con imágenes coloreadas y los signos fantásticos brillaban
con todos los colores del arcoíris… Bajo condiciones como estas, aparecen mujeres-cisnes
o niños-cuervos que engendran futuros shamanes.
Ioan
P. Couliano nos relata en su libro Más allá
de este mundo (2) el siguiente ritual de anunciación taoísta: El sacerdote se transforma en un ser cósmico,
cuya cabeza es una nube de tinta, cuyo cabello son estrellas desparramadas, cuya
nariz es una montaña y cuyos dientes son como un bosque de espadas. Este gigante
se oculta tras la Osa Mayor, con el fin de alcanzar la puerta dorada y ser recibido
en audiencia por el emperador del Cielo. Al mismo tiempo es purificado por los “nueve
fénix que destruyen la suciedad” e incorpora la energía de las estrellas…
En
el libro donde Wade Davis cuenta sus exploraciones en el Amazonas y en las selvas
de Centroamérica (3), existen numerosos ejemplos de transformaciones debidas a la
ingestión de plantas alucinógenas. Los shamanes y curanderos que encontró durante
sus descubrimientos, le abrieron un mundo al que Artaud con los Tarahumaras, y Péret
con los indios del Amazonas, tuvieron acceso. Por otra parte, las supersticiones
que los misioneros españoles atribuyeran en sus libros de viajes como obras del
demonio, provienen de un pensamiento no causalístico, cercano al de Péret. El sacerdote
Jacinto de la Serna en su Tratado de las Idolatrías
(4) nos brinda abundantes ejemplos:
Ejemplos
como los citados abundan en todas las culturas llegando hasta nuestros días bajo
supersticiones y agüeros que aún practicamos, a pesar de los avances tecnológicos.
Péret al crear su propia cadena de acontecimientos, se mantuvo en contacto con una
forma de pensamiento que subsiste dentro del surrealismo, rompiendo de paso, con
la tradición pitagórica de la armonía y el sentido cristiano de la adecuación como base para interpretar la
realidad. La causa y efecto que forma parte de su poesía y sus relatos, interrumpe
violentamente la secuencia lineal del racionalismo, para introducir una asimetría que altera su estructura lógica. El espacio mental donde transcurren
los eventos de Péret nos remonta a otros tiempos, tiempos donde la libertad consistía
en entender la realidad en pleno ejercicio imaginario. Así cuando nos dice en un
poema titulado Las Orejas Ahumadas no Repelarán Jamás que:
En otro tiempo un plátano habituado
a la pocilga
Saltaba los setos de su cerebro
…
En otro tiempo las plumas de
las nubes volaban tan lejos que ningún navegante
A pesar de la lluvia de hollín
y de las ojeadas de los negros
Las podía coger como una concha
enamorada
…nos
está haciendo habitar en una secuencia donde sueño y realidad quedan entrelazados
en una “surrealidad”, semejante a la de los shamanes primitivos. Los formularios
mágicos que Cornelio Agrippa describe en su Filosofía
Oculta (5) responden a lo mismo:
Demócrito nos enseña este secreto:
si se saca la lengua de una rana del mar estando viva, sin tocar otra parte de su
cuerpo, y se la devuelve al mar, habrá que colocar esa lengua en el sitio donde
palpita el corazón de una mujer dormida, y la hará responder la verdad a todo lo
que se le pregunte.
Examinemos
la secuencia: 1) Lengua de rana sacada bajo condiciones precisas, como ocurre en
la magia y en las reglas de los juegos infantiles. 2) Lengua de rana colocada sobre
corazón palpitante de mujer dormida. 3) Resultado: verdades que la mujer dormida
da como respuesta a las preguntas que le hacen. ¿Qué verdades son esas? Las mismas
que obedecen a las creencias primitivas. Suponemos que si Péret fuese el que interrogara
a la mujer dormida, después de haberla sometida a sortilegios mágicos, sus “verdades”
serían de la misma naturaleza que hizo posible que una catarata de peces se perdiera en una montaña, o que las mujeres puedan
convertirse en cisnes, creando una indistinción entre lo real y lo imaginado como
Breton pedía en sus manifiestos. La relación entre el significante y el significado
sufre aquí pues un embate que sólo puede ser explicable mediante otros recursos.
Breton lo entendió así cuando en su introducción a Péret, publicada en su Antología del Humor Negro (6) afirmara que:
Ha realizado
plenamente sobre el verbo la operación correspondiente a la “sublimación” alquímica
que consiste en provocar la ascensión de lo sutil mediante su separación de lo espeso.
Lo espeso en este terreno, es aquella corteza de significantes exclusiva, con la
cual el uso ha recubierto todas las palabras.
Al
realizar Péret esta acción alquímica sobre el verbo, alteró simultáneamente las
cimientes que sostienen la estructura de nuestra concepción de la realidad. Para
lograrlo dispone entonces de un medio: el medio automático que le abrió acceso a
la surrealidad.
Sus
relatos, desenvueltos e instintivos, se desplazan por mundos que o bien se encuentran
escondidos en los sueños, o bien pueden ser imaginados por los pueblos primitivos,
los enajenados o los niños. Veamos el siguiente fragmento de su colección de cuentos
Mueran los Cabrones y los Campos de Honor:
El señor Carbón había evidentemente
perdido toda la razón. Lo dejé triturar sus relojes y huí a toda carrera. En una
curva del camino vi un enorme guijarro de unos tres metros de altura. Me lancé de
cabeza y me zambullí dentro. Estaba salvado. Pude contemplar el porvenir con tranquilidad.
Es allí donde escribí esta historia.
El
espectáculo que nos ofrece este relato es complejo y a la vez sencillo. El primer
lugar lo absurdo del mismo nos obliga a pensar en un mundo de referencias oníricas
cuando no demenciales. Ese absurdo no tiene mucho que ver con el otro de carácter
filosófico, que le sirvió de base a Camus, a Beckett o Ionesco para expresar sus
mundos respectivos, cargados de un pesimismo que Péret no compartía. El absurdo
de Péret posee la raíz de los relatos infantiles, cuya aparente inocencia esconde
un complejo significado encontrándose más cerca del humor de Jarry quien dijera
en uno de sus poemas titulado “Fábula”: una
lata de corned beef, colgada como unos gemelos/vio pasar a una langosta que se le
parecía fraternalmente. Con esos elementos lúdicos Péret elabora las premisas
de su lógica.
¿A
qué necesidad respondía Péret? Sus amigos han testimoniado del absoluto desprendimiento
que sentía con respecto a su producción poética. Como sucede con los niños que una
vez terminado el juego proceden a otro nuevo, olvidando el primero, Péret olvida
sus poemas. La necesidad que sentía Péret de poetizar, era de orden puramente lúdica.
Péret jugó con los códigos que rigen las reglas de expresión, transgrediendo sus
significados. Toda la poesía de Péret reduce a puras relaciones gratuitas y sin
sentido (o salvajes como había dicho Octavio Paz respecto a su obra), la materia
literaria. Nunca una obra como la de este poeta podrá formar parte del “canon occidental”,
que Harold Bloom ha querido imponer como indispensable.
Cuando
Péret nos comunica el siguiente recetario:
Retorcer los antiguos armarios
para extraer un poco de polvo de rubí con qué colorear los lagos.
Silbar repetida y largamente
para que acudan los huesos bien blanqueados que no quieren entender razones.
Lavar la tinta con vino rojo
para distraer a los niños que riñen en el patio.
Cortar la luz en cuatro y arrojarla
a las fieras.
…crea
los siguientes escenarios:
1.
Un escenario lúdico donde las condiciones
para que ocurra algo tiene que pasar por otros sucesos imprevistos. En este caso
su poesía entra de lleno en un mundo al revés, mundo que podemos ver en los Caprichos o Proverbios de Goya, en las experiencias de Alicia, en las fatrasías
medievales o en los grabados de Sebastian Brant del siglo XV titulados Stultifera Navis o Nave de los Locos. Ese mundo al revés se manifiesta en los carnavales
(la poesía de Péret posee un carácter carnavalesco), y en ciertas ceremonias mágicas
de los pueblos primitivos, revelando el lado oculto de la realidad como la realidad
misma. La sorpresa de la revelación abre el espacio de lo maravilloso.
2.
Un escenario donde se abre el espacio de lo
maravilloso. Las causas y los efectos que sugieren esos juegos verbales, están
concebidos como collages a la manera que Max Ernst confeccionara los suyos. Aragon
escribió en 1924 que lo maravilloso es el
montaje de la contradicción en lo real. Breton por su parte de acuerdo con Hal
Foster, sostenía que la contradicción es un problema a solucionar poéticamente y
no críticamente. Realidades opuestas convergen en él como si de un espacio y de un tiempo en los collages de Max Ernst, cuestionando
la validez de una ciencia positiva. Todo sucede en la poesía de Péret y en la de
Max Ernst en una temporalidad anterior, que Mircea Eliade ha estudiado definitivamente
como base de los mitos de la Edad de Oro. En esa poesía las horas como tragadas
por un hueco negro, transcurren en dirección opuesta. Cuando
Max Ernst creó sus collages, introdujo en los mismos unos acontecimientos que le
permitió a todos los elementos disímiles que forman parte de su percepción, encontrarse
en un espacio común violando las leyes temporales y de la lógica. Aparece entonces
el tiempo como espacio mencionado desde la antigüedad. Ese espacio es el espacio de lo maravilloso.
Uno
de los mejores textos poéticos de Péret se titula Historia Natural y en el mismo recrea una cosmogonía imaginaria, a la
usanza de los primitivos. Péret había expresado en su estudio sobre los mitos de
la América, que sin ningún riesgo de equivocarnos
los mitos primitivos están en gran medida compuestos de residuos de iluminaciones,
de intuiciones y de presagios (7). La invención de su cosmogonía acerca de los
cuatro elementos: el agua, la tierra, el aire y el fuego, que como señaló J. H.
Matthews, poseían una función poética para
Péret… la historia natural poética puede estar gobernada por las leyes imaginarias
de los creadores de mitos que ignoran las leyes científicas (8). O sea, que
para este poeta como para los primitivos, el principio aceptado de derivación –causa
y efecto– es puesto de lado o expulsado por el principio de derivación maravilloso.
Las clasificaciones de la ciencia dejan de tener sentido cuando ocurre como se relata
en la Historia Natural, que salado el aire se transforma en cama. Péret
trata al fuego como un elemento mineral que reside en las piedras y en los huevos,
lo cual acarrea consecuencias inauditas, al descubrir que las piedras están sujetas
a temblores. Sus temblores intermitentes provocan que el fuego tosa y escupe un musgo húmedo que lo extingue dando nacimiento
a las pulgas… Para los indios del Mato Grosso que Péret visitara, el sol es
un hombre y la luna una mujer, creencia que los emparenta con la de los hermetistas.
Los alquimistas proyectaron sobre los elementos naturales un soplo aleatorio. La
alquimia que Péret practicara sobre el verbo opera con esos mismos principios.
Los
filósofos según Don Pernety hablaban de un color más negro que el negro mismo. Péret
lleva esta idea a un poema publicado en Je
Sublime:
El negro de humo el negro animal
el negro negro…
Ofreciéndonos
la clave de una imaginería procedente de los formularios alquímicos. Tanto el lenguaje
de los filósofos herméticos, como en el de los mitos y leyendas, producen condiciones
para que el orden natural sea subvertido, para algunos en otro sobrenatural, para
otros en mágico y para surrealistas como Péret en mágico/poético. En su Historia Natural Péret crea condiciones de
infinitas posibilidades, entendiendo al mundo bajo una óptica no condicionada por
las supuestas leyes infalibles de la ciencia.
La
relación Péret/Magritte/Ernst se instala dentro de un movimiento que experimentó
con toda suerte de métodos, para aprehender lo irracional en la imagen o en la palabra.
En el caso de Magritte su afirmación (que esconde una pregunta), descubre la intención
puramente lúdica, de poner en suspenso lo que puede ser “falso” o “verdadero”. Sus
cuadros titulados “La Condición Humana”,
son reveladores en ese sentido. Péret y Max Ernst realizan por su parte, otras soluciones
posibles. Ambos “saltan” hacia el otro lado de las ventanas, pintadas por Magritte
en la serie mencionada, para explorar lo que el pintor deja oculto. ¿Es realmente
un paisaje lo que continúa en el cuadro que Magritte coloca frente a la ventana,
o ese paisaje es copia de lo que el cuadro esconde? La tentación de “ver” lo que
se encuentra más allá es la tentación que propone la poesía de Péret.
¿Tiene
validez esto para el mundo contemporáneo? ¿Qué puede ofrecernos Péret de nuevo?
Quizás si podamos responder a esta pregunta citando otras que hiciera Franca Agostino
en su libro Analíticos y Continentales (9).
En sus párrafos dedicados a Heidegger, la autora cuestiona las conclusiones a las
que llega el pensador alemán, sobre si existe algo diferente o una especie de residuo que excede las conclusiones
de la filosofía. La autora pondera si no será un pensamiento chamánico, aforístico, poético o el pensamiento de la
tríada loco-artista-niño, reducido al
silencio por el dominio político-institucional, el que pudiera, en última instancia,
resolver lo planteado por Heidegger. Debería pues existir un modo pre-filosófico
de pensar, conclusión que Vico se planteó dos siglos atrás.
Volviendo
a Péret y con él a los surrealistas, el espacio imaginario que abren continúa el
camino trazado por Alfred Jarry en su “Patafísica”. En las soluciones posibles que
se encuentran en la base de la Patafísica, podría aparecer una ontología de lo inagotable, porque cada descubrimiento encuentra nuevas
formas interpretativas en un proceso infinito de cambios. El reto está lanzado en
un mundo cuyo engranaje se mueve por cifras incapaces de ser asimiladas, pero que
sin embargo controlan nuestras vidas. La utopía que resulta de una reacción frente
a ese hecho, nos indica que Breton no estuvo desacertado, como tampoco Péret, en
ver en las fantasías de un Fourier, la respuesta a la cerrazón que implica estar
sometido a las “reglas del juego” de los poderes establecidos.
Es
así que la poesía de Péret deconstruye y a su vez construye el funcionamiento del
pensamiento racional llevándolo a su raíz, donde originariamente se formara. Lo
deconstruye al situarlo en otro plano donde su engranaje no funciona mediante las
leyes que rigen la evidencia racional. ¿Un mundo al revés entonces? Si al batir
sus alas una mariposa puede desencadenar una tormenta en la Oceanía, ¿por qué es
imposible mutilar las cómodas, aunque esto
dañe a su reproducción con tal que nuestros hijos vivan? La vivencia oblicua o el efecto mariposa que postula ese fragmento de Péret nos
permite pensar que la ontología de lo inagotable puede subvertir el orden establecido, o
sea, crear un mundo concebido poéticamente al revés.
NOTAS
1. Binsky Kok Publications, Harlem, Holanda.
2. “Paidós Orientalia”, Buenos Aires, 1993. Traducción
Irene Saslavasky Niedermann.
3. “One River: Explorations and Discoveries in the Amazon
Rain Forest” Simon and Schuster, New York, 1996.
4. “Linkgua Ediciones” Barcelona, 2008.
5. Cornelio Agrippa: “Filosofía Oculta” Editorial “Kier” Buenos
Aires, 2005.
6. André Breton: Antología del Humor Negro”, Editorial “Anagrama”,
Barcelona, 1966. Traducción de Joaquín Jordá.
7. “La Parole est á Péeret”, Editions Surrealistes. 1943.
8. En “L’Esprit Createur”, Vl. Vi, Spring 1966.
9. Franca D’Agostini “Analíticos y Continentales” Editorial
“Cátedra” Madrid, 1997. Traducción de Mario Pérez Gutiérrez.
CARLOS M. LUIS | (1932-2013) Escritor, crítico de arte e curador cubano atuante na cena artística de seu país, tanto na ilha quanto no exílio. Durante as décadas de 1940 e 1950, Luis foi uma figura notável do mundo da arte cubana, colaborando com contemporâneos como Jorge Camacho. Seus trabalhos posteriores no exílio são caracterizados por pinturas abstratas, muitas vezes incorporando texto em suas peças. Deixou Cuba em 1962 e se estabeleceu em Nova York, onde trabalhou na editora Doubleday e fundou a revista Exilio, com artistas e escritores cubanos Julián Orbón, Alfredo Lozano, Jesse Fernández e Eugenio Florit. Em 1974, mudou-se para Miami, onde fundou o Museu Cubano de Artes e Cultura, sendo seu diretor até o fechamento do museu em 1999. Luis é autor de um livro sobre cultura e arte cubana, El oficio de la mirada (1998), e escreveu extensivamente sobre surrealismo.
NICOLAU SAIÃO (Portugal, 1946) | Poeta, ensaísta, tradutor e artista plástico, com atividades ligadas ao Surrealismo desde o princípio, quando participou de várias mostras internacionais de arte postal. Em 1984, juntamente com Mário Cesariny (1923-2006) e Fernando Cabral Martins (1950), organizou a exposição O Fantástico e o Maravilhoso. Estudioso e tradutor da obra de H. P. Lovecraft, em 2002 organizou a primeira edição integral em todo o mundo de Fungi From Yuggoth (1943), tendo também a ilustrado. Dentre seus livros: Os objetos inquietantes (1992), Flauta de Pan (1998) e Olhares perdidos (2006).
Agulha Revista de Cultura
Série SURREALISMO SURREALISTAS # 15
Número 214 | agosto de 2022
Artista convidado: Nicolau Saião (Portugal, 1946)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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