quinta-feira, 29 de dezembro de 2022

CARMEN OLLÉ (Perú, 1947)

LA CREACIÓN POÉTICA & SUS ESPEJOS 




FM | Como creador, ¿eres un perseguidor de imágenes o simplemente mantienes abiertas las puertas de la percepción para que entren?

 

CO | Cuando una imagen o algo me impacta la persigo obsesivamente, como cuando fui a ver diez veces un film solo por la escena en que el protagonista cazaba mariposas en un prado. Pero mis sentidos siempre están despiertos, a la caza de algo nuevo.

 

FM | ¿Tienes una esperanza de vida ideal? ¿Cuál? ¿De qué modo tu creación hace parte de ella?

 

CO | De adolescente admiraba la vida errante de los gitanos, los campamentos, algunos podían verse aún a las afueras de Lima. Pero esa vida itinerante me había impresionado a través de las historietas ilustres en las que veía a estas gentes siempre bailando, tocando el violín, especialmente en las biografías de músicos como Liszt o Chopin. Me gusta leer la narrativa con personajes vagabundos, la picaresca, y los poemas que tratan de esos temas. Mis novelas breves, bastante heterodoxas a nivel de estilo, se ocupan de personajes algo despistados y errantes.

 

FM | ¿Cómo percibes las diferencias entre lo que pretendías crear y lo que realmente creas? ¿Te molesta este abismo sutil de vez en cuando? Si se ha reducido (o incluso desaparecido) con el tiempo, ¿a qué atribuyes tal evidencia?

 

CO | Jamás me pongo en esa situación, trabajo con mucha dedicación para que el resultado me convenza. El asunto de si es comprendido o no, o si gusta o no, lo deben resolver los lectores. Yo hice lo que quise hacer. ¿Cómo voy a pensar que no es lo que quería si soy sincera conmigo misma? Ese abismo existe cuando lo que escribes no está a la altura de lo deseado, y en ese caso es mejor eliminarlo. Lo que hice en muchas ocasiones.

 

FM | Al visitar el templo de Zoroastro, Italo Calvino descubre que el fuego real es el fuego oculto. ¿Cómo alimentas el fuego de la creación en tu escritura? ¿Podríamos hablar de la existencia de algún rito?

 

CO | No practico ningún ritual, pero sigo fielmente mis obsesiones o ideas fijas. Supongo que el tema que se me mete por los poros tiene su contraparte -o algo así- en mi memoria o en el subsuelo de mi consciencia, entonces empieza a brotar y a encaminarse por donde el azar y la necesidad lo guíen.

 

FM | ¿Crees que hay un exceso de ideas en el mundo y que hay una especie de mal uso de esas ideas? ¿Es necesario minar constantemente nuevas ideas o lo que falta en el mundo es orden y perseverancia en las ideas existentes?

 

CO | Habrá ideas siempre que haya recambio generacional, entendiendo el cambio gracias a la juventud como una disposición de hombres y mujeres para la curiosidad y el cuestionamiento de ideas retrógradas, que siempre vuelven a aparecer. Para quienes somos amantes de la libertad y la tolerancia la vuelta a épocas del fascismo, totalitarismo y otras lacras ideológicas es una amenaza para la humanidad.

 

FM | ¿Cómo has contribuido a mejorar el mundo?

 

CO | ¿Ha mejorado el mundo? En parte puede ser, según los países y cómo eligen sus regímenes avanzan con respecto a los derechos de las mujeres, niños adolescentes, animales o retroceden a épocas cavernarias, como sucede en Afganistán, Irán, Venezuela. Los países centroamericanos e islas caribeñas lo que “exportan” son migrantes pobres. Lo único que he podido hacer en décadas es escribir ficción y artículos de opinión donde trato de defender los derechos de todos los seres vivos en este planeta. No soy ni animista ni antropocentrista.

 

FM | ¿Existe una realidad hispanoamericana o el conjunto de sus 19 países aún no ha descubierto sus verdaderas perspectivas culturales para la acción conjunta? ¿Cómo cree que debería funcionar esa América tan deseada y a veces imposible?

 

CO | Creo que en el Perú aún no se sabe a ciencia cierta qué es una democracia en el sentido de gobernar para todos los peruanos; las diferencias culturales, socioeconómicas son terribles; no se puede hablar de un Perú único sino de varios, muchos viven en otras edades en cuanto a visiones de mundo, costumbres, conocimiento y proyectos personales, la gran mayoría se inclina por el comercio informal, no les queda otra opción. Y la América hispánica debería combatir a forro la corrupción y la violencia de género para decir que es moderna.

 

FM | ¿Qué sueles leer fuera del español? No me refiero sólo a la literatura, porque aquí me interesa evocar tu entorno de lectura. ¿O crees que leer poetas es el único material imprescindible para tu creación?

 

CO | Me encanta leer sobre la evolución de los seres vivos, física cuántica, aunque no entienda más que el 20 %, y eso, pero me fascina que deba poner en jaque el sentido común. Filosofía –en especial tengo mucha simpatía por los filósofos presocráticos- Diógenes el cínico es uno de ellos. Últimamente me han interesado mucho los fake news de la historia romana. Me inclino bastante por leer ensayos sobre el exilio de los escritores durante la Revolución Rusa y el Tercer Reich.

Si se trata de poesía, la que más me gusta es la arcaica, griega y latina, la japonesa del periodo Heian; mis lecturas cambian según mi estado de ánimo y la oportunidad de conocer a través de otros medios la poesía de diversos autores.

 

FM | ¿Crees en la existencia de la sociedad?

 

CO | Si abro los ojos tal vez no, si los cierro, tal vez crea.

 

FM | ¿Quién eres de todos modos?

 

CO | Parafraseando esa canción de Doris Day que cantaba mi madre: ¿Qué será será?, lo que seré seré.

 

FM | ¿Qué te parece la idea de incluir un poema propio, comentando algo que motivó su creación?

 

CO | En 1994, un grupo de escritores y escritoras fuimos invitados a Alemania a un encuentro literario cuya sede principal estuvo en la ciudad de Eichsttät, pero luego hicimos otras visitas para dar entrevistas y charlas a otras ciudades, entre ellas Berlín. Como estábamos cerca de Praga, convencí a mi amiga Giovanna Pollarolo para levantarnos casi de madrugada e ir al consultado de Checoslovaquia para pedir una visa. Teníamos un par de días libres en Berlín y aprovechamos para viajar a Praga en tren solo por dos noches. Cuando llegamos a Praga no sabíamos qué hacer, adónde ir, Giovanna, además, imbuida en sus problemas personales mostraba poco interés en hacer turismo. Apenas bajamos del tren entramos a un café muy extraño, la música y los clientes daban la impresión de haber salido de una revista antigua. Giovanna tomó muchas fotos de la bella Praga, pero todas se velaron a nuestro regreso y solo quedó este poema como prueba de nuestra insólita aventura.

 

EN PRAGA

 

a Giovanna Pollarolo

 

El viento corta el rostro en la estación de Schönfeld,

he podido olvidar que estoy acá, camino a Praga

para pensar en ti desde el Este...

 

Bésame mucho, canta una voz en una radio lejana,

como si fuera esta

la última vez...

 

La música en español nos persigue inútilmente

como si en realidad fuera la última vez.

Mi compañera de viaje duerme sin conocer el peligro.

El tren se separa de Occidente hacia un oscuro

campo, hacia un oscuro destino.

Sólo los vietnamitas

saben a dónde van y para qué.

Nosotras, apenas, a divisar a lo lejos algún

puente sobre el Moldau

o una apacible plaza de rostros lánguidos

y blancos

que no se parecen a Kafka.

Sólo nosotras podíamos caer en un hotel

con ese nombre, Kafka,

habitación número 5

y el Moldau fluye sin flotantes...

 

Ella abre los ojos y mira

melancólica el paisaje.

También huye, pienso, de algún mal de amor...

 

Los gendarmes, duros y verdes, nos detienen,

¿viajeras? Sí, obsesas, como si fuera

la última vez.

Vacío mi mochila, un frasco de crema Revlon

cae, sospechoso, como el color de los ojos asesinos.

 

 

Dos solitarias y

el aire parece lleno de fantasmas

una buhardilla alta, en un viejo edificio

nos tienta

los escritores y los artistas

somos gatos agazapados en los tejados

soñolientos gatos y sabios...

Bravo, has sonreído después de mucho tiempo

en la calle Malá Strana, vieja y barroca,

seguramente Kafka conoció a Felicia en ella

y las delicias de Felicia

el mejor remedio contra el mal de amor

es sobre todo el vino, entonces vamos

paseemos por todas las tabernas

de noche y de día...

No preguntes por Auschwitz, que

está en Polonia...

en Bohemia corta el viento

con lujuria

...el café Mozart tiene sillones de terciopelo púrpura

Y el Moldau fluye pérfido, olvidadizo...

 

 

 


CARMEN OLLÉ
(Lima, 1947). Estudió Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado los libros de poesía Noches de adrenalina (1981) y Todo orgullo humea la noche (1988); los libros de relatos ¿Por qué hacen tanto ruido? (1992) y Monólogos de Lima (2015); y las novelas Las dos caras del deseo (1994), Pista falsa (1999), Una muchacha bajo su paraguas (2002), Retrato de una mujer sin familia ante una copa (2007), Halcones en el parque (2012), Halo de la Luna (2017) y Amores líquidos (2019). Profesora de talleres de escritura creativa y conferencista en centros y universidades culturales nacionales e internacionales. Ha recibido el Premio Casa de la Literatura Peruana 2015 por su trayectoria y obra literarias; el Premio Luces 2019: “Mejor libro de cuentos: Amores líquidos de Carmen Ollé”.
 

 

 


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