LA CREACIÓN POÉTICA & SUS ESPEJOS
GCC | No es un proceso consciente, pero reflexionando sobre él,
he notado que no tengo que abrir las puertas de mi percepción, sino que ya estaban
abiertas, supongo que desde siempre, porque he andado por la vida maravillado (o
azorado) como un niño que descubre el universo; el niño que fui y tal vez nunca
dejó de mirar a través de mis ojos.
En realidad, creo que
los poetas, los artistas, somos seres que tenemos los sentidos y la mente en modo
on line, a la espera de esa señal que, viniendo de fuera o de adentro, pueda
suscitar la creación.
En mi caso, esas suscitaciones
llegan de todas partes: de algo que sucede en la calle o en las noticias, que veo
en el cine o Internet, que me dice otra persona o una canción, algo que leo o recuerdo
haber leído, que sueño o recuerdo haber soñado.
También es cierto que
a partir de esas suscitaciones me toca desarrollar un poema, que muy rara vez me
llega entero, y eso implica perseguir imágenes, palabras, silencios, espacios, a
la hora de la verdad de la escritura.
FM | ¿Tienes una esperanza de vida ideal? ¿Cuál? ¿De qué modo tu creación hace
parte de ella?
GCC | Quisiera vivir hasta viejo, unos
90, si fuera posible con salud y cierta calidad de vida. Sin embargo, soy fatalista
y creo que nuestra muerte ya está prefijada y nos aguarda en el momento exacto,
que por fortuna ignoramos y, mediante nuestro ingenuo libre albedrío, quisiéramos
eludir.
Esta es una de las razones por las que escribo: para intentar
despistar a la muerte, como el jardinero de “El gesto de la muerte” de Jean Cocteau,
y para robarle algunas imágenes al olvido, esa muerte mayor, antes de que se escurran
entre sus manos y las mías.
FM | ¿Cómo percibes las diferencias entre lo que pretendías crear y lo que realmente
creas? ¿Te molesta este abismo sutil de vez en cuando? Si se ha reducido (o incluso
desaparecido) con el tiempo, ¿a qué atribuyes tal evidencia?
GCC | Hace mucho que no pretendo crear
de tal o cual manera, cosa que hice sólo en mi primera etapa como escritor, cuando
era un muchacho que buscaba su voz en la voz de otros autores. Ahora me dejo llevar
por la creación y su propia fluencia.
No obstante, es cierto que aspiro a alcanzar cierta calidad en
mi trabajo. Si hablamos de los poemas, considerados uno a uno, entonces pienso que
la diferencia entre la calidad deseada y la calidad alcanzada se ha reducido con
el tiempo. En cambio, si hablamos de la obra como un todo, esa ‘cierta calidad’
sigue siendo una aspiración, y es bueno que así sea, porque me mueve a ser cada
vez más exigente con la corrección y pulimentado de mis textos.
FM | Al visitar el templo de Zoroastro, Italo Calvino descubre que el fuego
real es el fuego oculto. ¿Cómo alimentas el fuego de la creación en tu escritura?
¿Podríamos hablar de la existencia de algún rito?
GCC | La poesía misma es el rito y el
don. Un rito que se renueva cada vez que se escribe y un don que se realiza cada
vez que se comparte.
FM | ¿Crees que hay un exceso de ideas en el mundo y que hay una especie de mal
uso de esas ideas? ¿Es necesario minar constantemente nuevas ideas o lo que falta
en el mundo es orden y perseverancia en las ideas existentes?
GCC | Creo que hay muchas malas ideas,
que se repiten por amnesia o mala intención, y pocas ideas buenas, que son sencillas
y a la vez poderosas.
Las nuevas ideas son más escasas todavía, pero vale la pena el
esfuerzo de tratar de alumbrar algunas, como también de aggiornar las buenas
ideas viejas.
FM | ¿Cómo has contribuido a mejorar el mundo?
GCC | No sé si lo he
conseguido. Ojalá que sí, con alguna línea de algún poema, porque estoy convencido
de que la belleza de la creación artística puede mejorar al mundo, hacerlo más vivible,
menos cruel.
También he tratado de compartir, con mis hijos y con los autores
que han pasado por mis talleres de poesía, la perspectiva de que la estética y la
ética son dos dimensiones llamadas a complementarse; de tal modo que un buen escritor
debería ser, ante todo, una buena persona, y que ser una persona que aúne la bondad
y la sensibilidad es a lo mejor que un ser humano puede aspirar.
También quiero pensar que he ayudado, en pequeña medida, a
salvar el mundo a través de algunos gestos concretos con Otros concretos, y haciendo
lo que dice Borges en el poema “Los justos”: acariciando un animal dormido, agradeciendo
porque en la tierra haya música, cultivando el jardín…
FM | ¿Existe una realidad hispanoamericana o el conjunto de sus 19 países aún no
ha descubierto sus verdaderas perspectivas culturales para la acción conjunta? ¿Cómo
cree que debería funcionar esa América tan deseada y a veces imposible?
GCC | Hay demasiadas fronteras y pocos
puentes entre las distintas américas que coexisten dentro de América. La política
pone las fronteras y la cultura, en sentido amplio, los puentes. Sin embargo, hay
mucho por hacer todavía en esta materia. Pienso que incluso es más lo que está por
hacerse que lo ya se ha hecho; constatación que –aunque pueda sonar a lugar común–
abre una oportunidad para la acción, la ideación y la imaginación conjuntas.
FM | ¿Qué sueles leer fuera del español? No me refiero sólo a la literatura, porque
aquí me interesa evocar tu entorno de lectura. ¿O crees que leer poetas es el único
material imprescindible para tu creación?
GCC | Leo desde niño mucha narrativa
y desde la juventud bastante filosofía, historia, crítica del arte, crítica literaria
y ensayo en general, de autores de las más diversas geografías y lenguas (por eso
aprecio mucho el oficio de traductor).
Estoy convencido de que el poeta debe leer toda la poesía que
pueda, clásica y contemporánea, de lejos y de cerca, pero también leer textos de
otros géneros y frecuentar otros artes, entre ellos, el arte de vivir.
FM | ¿Crees en la existencia de la sociedad?
GCC | Creo en la comunidad de los seres
humanos, que es la suma, pero no la disolución de las individualidades, en las que
creo más.
FM | ¿Quién eres de todos modos?
GCC | No lo sé. Tal vez lo descubra cuando
esté muriendo. Aunque quiero creer que sigo siendo, como digo en mi poema “Hoja
de vida”, aquel / niño / que / con / ojos / de / a-som-bro / contemplaba / las
constelaciones.
FM | ¿Qué te parece la idea de incluir un poema
propio, comentando algo que motivó su creación?
GCC | Elijo este poema, “Tatuajes”, porque
acaso da cuenta de algunos de los puntos de vista que he expuesto en esta entrevista,
por ejemplo, la posibilidad de una belleza que nos sobreviva o de que las cosas
más simples pueden ser las que nos salven. La suscitación que me llevó al poema
se hace evidente en su lectura.
TATUAJES
Una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.
Una mariposa de tinta que durará más que la lozanía
de la piel donde habita.
Cuando la muchacha sea una anciana, allí estará,
joven aún, la mariposa.
¿Cómo se verá la espalda de la muchacha
cuando la lozanía de su piel haya pasado?
¿Cómo se verá la muchacha que ahora ilumina
la verdulería, como una fruta más para mi mano?
¿Los viejos de mañana se verán como los de hoy
y los de siempre?
¿O serán diferentes, ellas con piercings en los senos caídos
y ellos grandes aretes en las orejas sordas?
¿Volarán mariposas en la espalda de las muchachas viejas,
arrugarán sus alas sobre camas del coma, se marchitarán flores
de tinta dibujadas donde se abren sus nalgas?
Tal vez no pueda verlo, ya yo estaré ido para entonces
con mi mano temblando bajo un jean de mezclilla
o con la mente ausente en la cannabis
procurando aliviar dolores cancerígenos.
Ah, una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.
Una mariposa de tinta que durará más que su aire.
Cuando ella haya exhalado por vez última
allí estará la mariposa todavía.
¿Echará a volar cuando incineren su morada de carne?
¿Se pudrirá en la tumba como una concubina egipcia?
¿La escuchará alguien volar o quemarse o pudrirse
y podrá venir para contarlo?
¿Escuchará
alguien la historia desde la soledad de sus audífonos,
de los grandes aretes en sus orejas sordas?
¿No son estas las viejas preguntas de siempre?
¿Volveré a ver a algún día a la mariposa?
¿Volveré a ver a la muchacha?
¿Continuarán existiendo las verdulerías?
GABRIEL CHÁVEZ CASAZOLA (Bolivia, 1972). Poeta, periodista y gestor cultural boliviano. Sus libros de poesía están publicados en 15 países de las tres Américas y Europa, y ha sido traducido a diez idiomas: italiano, inglés, francés, portugués, griego, ruso, rumano, árabe, chino y catalán, así como al lenguaje braille. Entre sus obras se encuentran: El agua iluminada (2010), La mañana se llenará de jardineros (2013), Multiplicación del sol (2017), y las antologías de su poesía Il canto dei cortili (Italia, 2018); La vitesse des fantômes (Francia, 2018); Persistence of tattoos (EE.UU., 2018); y Cámara de Niebla, con seis ediciones en distintos países, la más reciente en México en 2022. Recibió la Medalla al Mérito Cultural de Bolivia y el Premio al Mejor Libro Editado del Año, entre otros reconocimientos en Bolivia, y fue finalista del Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo” en España. Es curador del Encuentro Internacional de Poesía “Ciudad de los Anillos”, docente del programa de escritura creativa de la Universidad Privada de Santa Cruz (UPSA) y dirige el taller de poesía “Llamarada verde” en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, donde reside desde hace 15 años.
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