quinta-feira, 29 de dezembro de 2022

MIGUEL MÁRQUEZ (Venezuela, 1955)

LA CREACIÓN POÉTICA & SUS ESPEJOS

 


FM | Como creador, ¿eres un perseguidor de imágenes o simplemente mantienes abiertas las puertas de la percepción para que entren?

 

MM | En la vivencia que he tenido con los poemas creo que lo que me une más al proceso creativo es la terquedad, el insistir en la búsqueda de aquello que tiene como resultado una frase, una estrofa, una combinación fortuita y rara de palabras. Hablo de perseverar en el reacomodo de la gramática simbólica e imaginaria que también tiene como constancia el trabajo, que no es exactamente una disciplina, sino más bien por los lados de la obstinación sin tormento y como oficio, es decir, la tarea de trabajar con frecuencia en el asunto de la configuración imantada de las palabras. Este proceso supone: a) mantenerse en la lógica de la búsqueda, en el sentido cavafiano de Ítaca, donde lo que importa es el camino, pues muchas veces lo hecho se disuelve pronto en el aire y es o no aparece nada o vemos claramente los zigzagueos del error; b) una dedicación explorativa que con curiosidad mantiene las antenas de la percepción bien despiertas; c) cierta orientación lúdica para unir, separar, inventar elementos en una tierra enigmática; d) el conocer esos momentos en los cuales la subjetividad está más proclive a abrir las esclusas del poema o casi que necesita de inmediato un soporte para expresar algo que no quiere ni puede esperar más; e) favorecer los contextos que acentúan la cercanía al diálogo con el mundo interior: lugares, climas, personas, horas, músicas, películas, silencios, soledades; f) la lectura como un entusiasmo continuo ante lo escrito que generosa irriga la geografía de la sensibilidad; g) la audición al sueño, a lo soñado, ha sido y es un puente fabuloso para el cultivo de la imagen y de las adivinanzas; h) una disposición amorosa que parte del principio que allí, frente al cuaderno o la computadora, uno va a dar, entregar, parir una criatura que no existía (lo que funciona también cuando se trata de expulsar, sacar afuera o incluso de vomitar algo insoportable y es cuando después viene la calma, la reconciliación); i) cultivar el hábito permanente de la “atención”, tal como la entendía el poeta venezolano Armando Rojas Guardia: “Solo la atención, disciplinadamente cultivada, tal como ha sido concebida, diseñada y practicada desde hace milenios por diversas tradiciones espirituales y religiosas, nos permite, al conectarnos con lo concreto que está más acá de la empecinada voluntad de abstracción y que fulgura como evidencia más allá de nuestras enrarecidas pantallas mentales, acceder a la percepción total y fruitiva de la realidad, tal como está resplandece desde sí misma”. Y, por último, j) mantener al día el deseo de encontrar la quinta pata del gato, es decir, ese elemento clave de los impulsos internos: la curiosidad, entendida como deseo de saber, y vinculada también con el asombro clásico como actitud filosófica fundamental. De esta manera poética la recrea Cervantes para introducir el meollo de lo que ocurre con el eterno personaje de la novela universal: “Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer (…)”.

 

FM | ¿Tienes una esperanza de vida ideal? ¿Cuál? ¿De qué modo tu creación hace parte de ella?

 

MM | La esperanza fundamental que siento más cercana al tono de la pregunta es la que me lleva a idear lo que he escrito dentro del acervo patrimonial del país, que forme parte de una memoria personal, familiar, colectiva, de determinado determinado tiempo y lugar. Es decir, que sea un registro de la experiencia y los vaivenes, las vueltas y revueltas que se presentaron en el camino y lo que la poesía alcanzó a formalizar de eso y aquello; del mismo modo que con gran respeto miro hacia el pasado y leo y contemplo páginas de gentes que incluso andan desaparecidas de la bibliografía al uso de lo contemporáneo. En Venezuela son muchos los artistas olvidados, así que la tarea sería estar dentro de los que van a permanecer en lucha con la desmemoria que anda campante por este país desde hace bastante. Tal vez, la esperanza sea que mis libros resuciten con cosas que decir y por decir en las manos de lectoras y lectores jóvenes del futuro.

 

FM | ¿Cómo percibes las diferencias entre lo que pretendías crear y lo que realmente creas? ¿Te molesta este abismo sutil de vez en cuando? Si se ha reducido (o incluso desaparecido) con el tiempo, ¿a qué atribuyes tal evidencia?

MM | Siempre hay algo que no resulta como uno quiere, y en la mayoría de los casos, los resultados son inimaginables. Y esa brecha es extraordinaria, en tanto que lo que me guía es la aventura, la experimentación, el acercamiento a lo impredecible. En este sentido, encuentro un espíritu de calidad en esa fuerza que tiene lo que se escapa a lo conocido, una fuerza de verdad-interior, estremecimiento acaso, algo que viene a conmover, a marcar una presencia sensible con la que sentimos una alianza en el origen.

 

FM | Al visitar el templo de Zoroastro, Italo Calvino descubre que el fuego real es el fuego oculto. ¿Cómo alimentas el fuego de la creación en tu escritura? ¿Podríamos hablar de la existencia de algún rito?

 

MM | En una época solía beber licor para tonificar los canales poéticos y pienso que esos fuegos hacían lo suyo sin duda. Y lo hacían bien. Ahora, cuando no uso bebidas, cocaína ni cigarros, percibo que el lugar desde donde escribo es otro, y percibo una especie de desbloqueo de una manera de decir que en la actualidad siento más ágil y elástica en la elaboración y las derivaciones, y de paso, más afín al encuentro con lo que se llama (en la poesía) la voz propia. Pienso que después de los sesenta años es cuando me acerco a esta dimensión donde siento que ahí, en las palabras del poema, me parezco más a lo que escribo. También debo agregar que lo hecho en esta etapa es una producción hermana de las anteriores, con señas particulares que reconozco de antes, con la presencia dominante de la imaginación, del salto verbal a las garras del tigre, de unos ritos, exacto, como dice la pregunta, no previos, sino en aquello que se dice que me parece conserva un aire de familia en la mayoría de lo que he escrito o al menos así lo leo. Hay transformaciones que a su vez establecen uniones, enlaces y maneras de mirar el pasado donde hay unas vías comunes. En cuanto al fuego que alimenta la dinámica del poema, me parece que la opinión de Calvino es muy sabia, pues lo indecible es interior, extraño y viene en uno de lejos, lo cultivo con respeto, mientras busco que, con él –con algo parecido al silencio–, estén abiertos los caminos de la ausencia, esos que hacen viable la difícil permisividad de la fluidez.

 

FM | ¿Crees que hay un exceso de ideas en el mundo y que hay una especie de mal uso de esas ideas? ¿Es necesario minar constantemente nuevas ideas o lo que falta en el mundo es orden y perseverancia en las ideas existentes?

 

MM | A mi manera de ver, el mundo es un desastre. Si después de un siglo tan terrible como el siglo xx, vemos que estamos tan cerca de una catástrofe aún peor, bueno, no hay que ser muy avispado para sacar consecuencias. Las ideas son las mismas: autoritarismo, imperialismo, neocolonialismos, fanatismos, terrofagia, intolerancia, el Poder en las diversas maneras que tiene de entenderse como sometedor en el mundo de los que gobiernan y los que obedecen. Estamos, además, en la confrontación de inmensos poderes mundiales que buscan sus nuevos perfiles en el contexto de un planeta diferente que no sabemos cómo saldrá de esta tormenta. Y en este reajuste parece que lo peor está a la vuelta de la esquina.

A mi juicio, lo que hace falta es la osadía de nuevos rumbos existenciales en contra de la masacre y la muerte, en contra de las dictaduras, de la intolerancia, del sometimiento, de la arrogancia, del militarismo. Y claro que hace falta poner al día ideas libertarias a tono con una vida mejor en el sentido humano y democrático, pacifista, ecologista, artístico, de bienestar para las mayorías, y en contra de la opresión económica, militar, jurídica, política, educativa. Hacen falta otros gritos, otra gente.

 

FM | ¿Cómo has contribuido a mejorar el mundo?

 

MM | Oye… qué pregunta, querido Floriano.

El mundo, lo que se llama el mundo me queda muy lejos. Así que los cantos que compongo desde mi parroquia les alegran los días a unos muy contados pocos. Eso es todo.

 

FM | ¿Existe una realidad hispanoamericana o el conjunto de sus 19 países aún no ha descubierto sus verdaderas perspectivas culturales para la acción conjunta? ¿Cómo cree que debería funcionar esa América tan deseada y a veces imposible?

 

MM | Creo que esta pregunta y la anterior están tocadas por un optimismo político del que me siento ajeno. Vivo en un país que conoció un enorme vigor con la llegada de Chávez a la presidencia con un conjunto de ideas que efectivamente apuntaban no solo a “mejorar el mundo”, sino, sobre todo, a construir un mundo mejor en lo que al país se refiere. Después de varios años de crecimiento en varios rubros claves, el chavismo ofrece hoy cifras claras de desbarajuste y ruina en áreas fundamentales como luz, agua, hospitales, inflación, educación en todos los niveles, alimentación, vías de comunicación, libertad de prensa, migración, producción de bienes. En fin, lo que me da es pereza el pensar en acciones conjuntas de Hispanoamérica y cosas por el estilo.

Quizás es mejor partir desde la imposibilidad que señalas en cuanto a países que trabajan juntos en la búsqueda de objetivos comunes. La Gran Colombia fue una idea poderosa que terminó muy mal. Es un ejemplo ilustre del fracaso colectivo. La atomización, la fragmentación, la división, son ciertamente un perfil de nuestros países, y por allí seguramente que las fuerzas imperiales han tenido un éxito extraordinario. Es muy difícil imaginar otros escenarios. En lo personal, me llama la atención el triunfo de Petro en Colombia, parece mentira que lo haya logrado en un país tan injusto y cruel con las mayorías pobres de ese país. Le deseo éxito en su gestión, en una gestión que desde ya enseña con ese querer mantener el diálogo de par en par para la Colombia posible en la tolerancia, el reencuentro, la libertad, la justicia y el perdón. Ojalá le vaya bien. No las tiene fácil.

 

FM | ¿Qué sueles leer fuera del español? No me refiero sólo a la literatura, porque aquí me interesa evocar tu entorno de lectura. ¿O crees que leer poetas es el único material imprescindible para tu creación?

 

MM | Caramba, Floriano, has apuntado a una zona débil en mí al no conocer otros idiomas y creo que me hubiera gustado. A veces pienso que estaría bien reanudar los estudios de inglés. He leído en español y lo he disfrutado cantidad y ahora es que me queda por leer en este idioma tan hermoso, y no solo poemas, sino ensayos, psicología, filosofía, crítica literaria, biografías, novelas. Por cierto, hace poco leí la traducción del libro de memorias de Patti Smith y me encantó: Éramos unos niños. En este momento leo un libro delicioso: El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (de Irene vallejo). Y lo que tengo por leer ni te cuento, jamás podré alcanzar la lectura de un porcentaje razonable de la fabulosa biblioteca digital que he ido enriqueciendo a diario. Lo que me falta es tiempo y locura.

 

FM | ¿Crees en la existencia de la sociedad?

 

MM | Lo que estoy seguro es que ella no cree en mí. Y tampoco me importa mucho.

 

FM | ¿Quién eres de todos modos?

 

MM | Un dado que da vueltas en el vértigo de las palabras y la imaginación.

… Y de nuevo te doy las gracias por el amor que pones en lo que haces, querido poeta, por mantener siempre tu antorcha encendida en las conjunciones, los cruces, los enlaces, esa cadena de nombres, eventos, palabras, poemas, entrevistas, ensayos, fotos, pinturas, videos, revistas, músicas, para fijar una manera surrealista de estar con el espíritu abierto a las ideas, la crítica, la reflexión, la creación, y el acercamiento desde tu precioso idioma portugués hacia el español donde has hecho una casa a la que no pocos entramos con satisfacción, encanto y alegría.

 

FM | ¿Qué te parece la idea de incluir un poema propio, comentando algo que motivó su creación?

 

en la espesa laguna de los saurios

el grueso olor a monte

y a tormenta

 

es medianoche

 

Tal vez, uno de los elementos más constantes de la poesía es que se trata de una inagotable dimensión de la vida donde las cosas no se consumen en el acto de la comprensión del significado como quien despacha un problema, no es la comprensión comunicacional lo que más interesa y suscita curiosidad, asombro. Está fuera del marco de una mirada capitalista que paga por tener determinado objeto de consumo y lo incorpora a una lista de mercancías que son suyas, que le pertenecen. La relación con el poema no es así, está dentro de un registro no comercial, y bien podríamos decir que el poema es algo dotado de ser. Y el ser es una incógnita, es el mismo misterio que uno contempla en la vasta carpa de las estrellas como en el corazón desde el que percibimos la existencia. Afuera y adentro traspasados por una misma interrogación y por acercamientos de sentido que son inagotables, ese territorio donde el decir y el silencio se enamoran, e imantados y rotos, separados, se cortejan, se buscan, se necesitan La lectura de la poesía es una convocatoria a la configuración de canales paralelos que no figuran en los mapas. Cada poema es una invitación al viaje, y cada lectura es una sorpresa. Pues el ser es como un prisma y como este tiene varias caras, varias luces y dependen del ánimo de quien se da a la tarea de resucitar las palabras, como dijo el sabio caraqueño Simón Rodríguez en el siglo XIX: LEER, ES RESUCITAR IDEAS, SEPULTADAS en el PAPEL. Cada Palabra es un EPITAFIO y, para hacer esta especie de MILAGRO! es menester conocer los ESPÍRITUS de las difuntas, o tener ESPÍRITUS EQUIVALENTES que subrogarles. Y resucitar ideas es darles vida y espiritualizar la letra en cada aproximación a lo que se capta allí, a lo que reaparece, a lo que resurge, como a lo que se deja entrever y a lo que se mantiene en el centro inaccesible del sentido y del significado en la más pura imposibilidad.

Entonces, escribir un poema no es ir a vaciar en un formato específico una materia preconcebida. La escritura y la lectura se juntan en el ángulo de ir al encuentro de algo que no sabemos qué es, y ese no saber es lo que las anima a la aventura, lo que las sostiene, lo que les da una riqueza singular, un ser que no se agota, quizás porque también incluye al no ser, como el yin y el yang al contener la luz y la sombra, lo racional y lo irracional. Lo que se dice en un poema está más allá de la semántica, a la manera de cómo se leen los sueños por los caminos de la adivinanza y de la interpretación. En fin, me viene esto a cuento en el contexto de la invitación que me hace Floriano Martins a que comente un poema que haya escrito y es este poema que está al inicio de estas palabras el que pone en la pista de despegue estas ideas para que intente lo que de alguna manera quiero hacer al estar en contacto con esos versos. Pero cada poema es un regalo y su presencia está vinculada siempre con la prodigiosa dinámica del amor, y no se deja someter como si fuera una cifra más en una caja registradora.

En el caso de este poema, es necesario recordar que está en un libro que publiqué en diciembre del año 2021, que se llama Otras cosas por decir y está ubicado en la primera parte, la que lleva por título Donde la aventura recomienza. Y esta primera parte o primer libro de la trilogía que está en ese libro, me señala los puentes empáticos de lo que ando buscando desde la coincidencia que subrayan palabras como “aventura” y “recomenzar” en el contexto de hablar de la poesía y lo que venía diciendo sobre el arte de los versos. Y es cierto, hay otras dimensiones del entendimiento y de la lectura, pues no es exactamente el “yo” quien coloca las barajas en la mesa, hay otras zonas que se activan, que se ponen en movimiento.

Al leer, por ejemplo, el poema 32, donde el primer verso dice: “en la espesa laguna de los saurios”, entro de una vez en la geografía onírica de un lago muy oscuro que con frecuencia me recibe con franjas iluminadas que me llevan a un territorio sensual donde gentes, sirenas y animales nadan, circulan y disfrutan del agua y de sus cuerpos en la nocturnidad donde sus fantásticos movimientos resplandecen y, sobre todo, hay un clima de algo naciente, de un origen extraño y deseable, de una grafía tropical de la memoria y de las fuentes primordiales de la vida. Luego leo: “el grueso olor a monte/ y a tormenta”, y esto parece ser el contacto con algo que sale de esa acuarela de la imaginación al asomar el registro que hace el olfato de los densos perfumes de los montes que pueden ser de Venus y de los espesos montes que huelen con intensidad inocultable, y una tormenta que presagia el encuentro con elementos amenazantes que darán por terminado el tiempo del paraíso y el reingreso a los límites terribles de la historia. Luego de dos espacios leo una sentencia: “es medianoche”, que es como decir: es el momento de la pesadilla o del insomnio, de la angustia o del miedo, o es probable que sea la hora del brusco despertar. Quién sabe. En todo caso, leo este poema con familiaridad mítica.

Para concluir por el momento estas palabras, me viene ahora la idea de que a “saurios” solo le falta una “c”, para que también podamos escribir: “curiosas”, y esta curiosidad de lagartos y reptiles está involucrada con la poesía desde las manzanas bíblicas de la creación… Y por estos montes es posible agregar también, que cantando se va el caimán para Barranquilla con una muchacha en la boca.

 

 

 


MIGUEL MÁRQUEZ (Venezuela, 1955). Licenciado en Filosofía. Escritor, poeta, editor. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Cosas por decir (1982), Soneto al aire libre (1986), Poemas de Berna (1991), La casa, el paso (1992), A salvo en la penumbra (1998), Linaje de ofrenda (2001), La memoria y el anzuelo (2006), Fragmentos de la batalla (2010), Poemas de la independencia y el escarnio (2010), Reserva y esplendor (2011), Trinitarias de la cara y el envés (2014), Campana en el fondo del río (2015), Creyones sobre el asfalto (2016), Otras cosas por decir (2021).

 

 

 


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