Uno de los aspectos que le restan importancia a las
obras de las escritoras, es el escaso material de estudio que se encuentra
sobre ellas. Un librero, que siempre he admirado por su cultura, me decía al inicio
de este proyecto “que era un tema que ya no estaba de moda” y agregaba,
con una sonrisa un poco sardónica, “eso fue en los años 80”.
Efectivamente, en tres buenas librerías que suelo visitar [1] no encontré bibliografía crítica y
análitica que me sirviese para el desarrollo de este proyecto. Por fortuna
existe Internet. Es de anotar que su uso fue decisivo en el proceso
investigativo; y como todo material, lo hay excelente, bueno, regular y malo.
En cuanto al material malo se refiere, no puedo dejar pasar por alto la página
sobre la vida de Teresa de Ávila, Las siervas de los corazones traspasados de
Jesús y de María. Su vocabulario es extremadamente pobre y la redacción
corresponde a una mediocre tarea escolar. Pero lo que verdaderamente me llamó
la atención es uno de los subtítulos del seudoartículo: El peligro de la
mala lectura y las modas. Es de anotar que la mala lectura que habría
realizado Teresa de Ávila son las novelas de caballería, tan en boga en el
siglo XVI. En ese caso hoy en día no podríamos leer El Amadís de Gaula.
El autor del artículo asegura que Teresa de Ávila era “relativamente
inculta… una
mujer que escribió sin valerse de otros libros, sin haber estudiado previamente
las obras místicas y sin tener ganas de escribir, porque ello le impedía
dedicarse a hilar”. Lo que no le impide al articulista
afirmar: “Santa Teresa es, sin duda, una
de las mujeres más grandes y admirables de la historia”. Y es que, durante
todo el artículo, al igual que las otras páginas que visité del mismo sitio, se
sigue haciendo énfasis en las “virtudes” de Teresa de Ávila: “la paciencia con la que sobrellevó las
enfermedades, las acusaciones y los desengaños”, “su prudencia, amabilidad y caridad”; lo cual no hace sino perpetuar
el mito de la mujer sumisa y abnegada. El artículo sostiene, además, que “Según la reprobable costumbre de los
conventos españoles de la época, las religiosas podían recibir a cuantos
visitantes querían, y Teresa pasaba gran parte de su tiempo charlando en el
recibidor del convento. Eso la llevó a descuidar la oración mental y el demonio
contribuyó, al inculcarle la íntima convicción, bajo capa de humildad, de que
su vida disipada la hacía indigna de conversar familiarmente con Dios”. Es
de anotar que Julia Kristeva (1941) publicó en el año 2008 un ensayo sobre la
obra de Teresa de Ávila, Thérèse mon
amour, publicado por la Editorial Fayard. Al
respecto Julia Kristeva dice:
El júbilo que manifiesta Julia Kristeva por Teresa
de Ávila, no es el mismo que su obra me produce, pero me parece importante
tener en cuenta que alguien de la talla de Kristeva haya publicado una obra
sobre la mística en cuestión. De todas formas la apreciación es meramente
subjetiva y cada lector podrá hacerse su propia opinión sobre la calidad
estética o la pobreza literaria de su obra. Lo único que me queda por agregar
es que la visita al monasterio que Teresa fundó en su ciudad natal, Ávila, me
produjo una profunda decepción; puesto que el único recinto al que se permite
la entrada es un minúsculo museo donde están algunas reliquias de la santa,
entre ellas la falange de uno de sus dedos. Algo que a mi modo de ver es
bastante macabro, de todas formas no soy amiga de las reliquias, me parece que
han contribuido a crear todo un mercado de objetos supuestamente sacros y que
simplemente han enriquecido a muchas personas sin escrúpulos –entre ellos el
cánonigo Fullbert, tío de Eloísa–, comerciantes que han tenido el desparpajo de
convertir en objeto sagrado, lo que en cualquier otra circunstancia no sería
sino un objeto para tirar a la basura. Pero también es verdad que quien habla,
no reconoce ningún objeto como sagrado y mucho menos como milagroso; puesto que
otorgar dicha característica a un objeto cualquiera, está más cerca del
pensamiento mágico, leáse del pensamiento religioso primitivo, que de la
modernidad o de la postmodernidad. No obstante, es imperativo reconocer la
labor en gestión administrativa por ella desarrollada, labor que dio como
resultado la construcción y fundación de diez y siete monasterios. Aunque
también tamaña idea de erigir monasterios en toda España, no me deja sino la
amarga idea de una mujer enormemente ambiciosa y con un deseo profundo del
culto a la personalidad; tal y como el tiempo transcurrido lo ha demostrado.
Siempre he creído que el dinero recogido para tamaña empresa, hubiese sido muy
bien invertido de haber sido dedicado a la educación de todos los infantes, sin
distinción de género; a la formación de los artesanos de la época, y a su
consecuente desarrollo empresarial. Pero bueno, esa es otra historia y lo mismo
podría decir de la cantidad de iglesias que se construyen día a día en mi país
o en cualquier país católico.
Pero el caso del sitio mencionado en realidad, es
un caso aislado. Internet cada día es más interesante, la información allí
recopilada es de una riqueza inconmensurable, lo que facilita enormemente el
trabajo investigativo; aunque cuando se trata de buscar información hay que
percatarse de la veracidad y confiabilidad del sitio, porque igual pueden
aparecer datos erróneos, que sólo conducen a enmarañar la información
recopilada.
Por otra parte, hay muchas otras escritoras de las
cuales no hablo en este libro y que me han dejado muy buena impresión. Es el
caso de las españolas Espido Freire (1974) con Melocotones helados, y
Susana Fortes (1959) con El amante albanés, o de la china Jung Chang con
Los cisnes salvajes. O la obra de Yasmina Reza (1959), escritora,
dramaturga, traductora y actriz francesa, de origen judío, quien se ha ganado
un verdadero reconocimiento por una obra erudita y de gran calidad estética.
Pero esa es la ventaja de la literatura, es
bastante subjetiva, y lo que a mí me guste, no necesariamente tiene que
gustarle a mi interlocutor y viceversa. En la literatura no hay verdades
absolutas, ni opiniones únicas. La literatura es un abanico en el que todas las
posibilidades pueden tener cabida, y esa es su gran cualidad, es su verdadera
magia.
Es posible que los lectores consideren que faltan o
sobran escritoras, y tienen razón, de todas formas la selección es subjetiva. A
modo de excusa, podría decir que mi deseo era hablar de algunos iconos, pero
ante todo, era dar a conocer escritoras que son desconocidas en nuestro medio;
ya que el mercado editorial colombiano, y en parte el latinaomericano, hace muy
pocos esfuerzos por difundir la obra de autoras de culturas diferentes o de
otros hemisferios. En otras palabras, es como si las latinoamericanas
siguiésemos siendo siempre menores de edad y no pudiésemos apreciar estilos y
lenguajes diferentes a los ya establecidos. Emprender este proyecto representó
un gran reto y un enorme placer, el del conocimiento, y el desafío de aprender
algo nuevo cada día; de sentir que a medida que el libro avanzaba, yo crecía. Y
si bien sigo bastante ignorante, lo soy menos que al principio del libro, lo
que me deja un sentimiento de satisfacción y el deseo de continuar con este
trabajo algún día, puesto que soy consciente que no he hecho sino empezar a
trabajar una veta insondable; en este caso preciso, la producción literaria de infinidad
de escritoras que aún no conozco, pero que espero encontrar en los años
venideros.
NOTAS
1.
Librerías francesas: una en Avignon, otra en L’Isle sur la Sorgue y la otra en
Banon, en la famosa librería Le Bleuet. Banon es un pueblo medieval, ubicado en
plena montaña, y con una población de escasos 1500 habitantes. Sin embargo,
posee la biblioteca más importante de toda la Provenza (cuya ciudad más
importante es Marsella, con una población de 1’700.000 habitantes, teniendo en
cuenta el área metropolitana). Su visita es un regalo para los amantes de los
libros. Está ubicada en dos casas, y el acceso a sus diferentes dependencias se
hace a través de una especie de laberinto. Le Bleuet, posee la colección de La
Pléiade más completa que yo haya visto jamás.
2. Sentimiento que me invadió en el 2007 con la
lectura de Ursúa (Alfaguara, septiembre de 2005), de William Ospina. Y es que a
mi modo de ver hay muchas similitudes entre los dos libros. Una de las
principales coincidencias es la exuberancia del lenguaje, pero también la
sensación visual al momento de realizar la lectura. Otra semejanza es la
repetición constante y el sentimiento de mareo que dan las imágenes que a veces
parecen atiborradas las unas sobre las otras. No obstante, comparto la idea de
Gabriel García Márquez cuando afirmó que el libro de Ospina está muy bien
escrito. Sobra decir que tuve que hacer un gran esfuerzo para no abandonarlo
rápidamente, e incluso debo confesar que no pude terminarlo.
BERTA LUCÍA ESTRADA (Colombia, 1955). Es escritora, poeta, dramaturga, crítica literaria y de arte, autora del blog El Hilo de Ariadna del diario El Espectador (Colombia). Integrante y del PEN Internacional/Colombia. Es librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. Ha publicado trece libros, entre ellos La route du miroir, poesía (2012), en edición bilingüe, Náufraga Perpetua, ensayo poético (2012), y ¡Cuidado! Escritoras a la vista…; Todo lo demás lo barrió el viento, La Trilogía de la agonía que comprende las siguientes obras: El museo del Visionario (obra de teatro patafísica), Naufragios del Tiempo y Las sombras suspensas (Trilogía escrita al alimón con Floriano Martins). (2021). Y con el sello de ARC Edições y Editora Cintra fueron publicados los dos tomos que conforman El oficio de escribir (Ensayos críticos, 2020). Ha recibido cinco premios de poesía.
DORIS SALCEDO (Colombia, 1958). La obra de Doris Salcedo parte de la memoria de la violencia política. Da forma al dolor, el trauma y la pérdida, creando un espacio para el duelo individual y colectivo. Se trata del insoportable vacío que deja la desaparición. En él, la presencia de los objetos suele representar ausencias. Aunque su trabajo se desvía de las convenciones de los lenguajes artísticos, se puede decir que es escultora: crea espacialidades y objetos que transmiten historias y condensan experiencias humanas. La obra está impregnada de una urgencia que dice no poder contener: ante la tragedia, la muerte sin sentido y la violencia desmedida. Son obras sobre la muerte y humillación de los emigrantes, sobre la guerra y la muerte violenta de jóvenes colombianos a manos de mercenarios. En 2003 participó en la Bienal de Estambul y apiló 1600 sillas que recogió de diferentes lugares. Una pieza, de volumen y escala similar a los edificios circundantes, que pretendía crear una topografía del terror de las migraciones en el mundo global. Cuando, en 2007, realizó “Shibbolett” para la sala de turbinas de la Tate Gallery de Londres, abrió una rendija de 167 metros que recorría todo el suelo del espacio. Era como si hubiera ocurrido un terremoto allí. Todavía se pueden encontrar rastros de este trabajo en el piso del museo de Londres y Doris habla de su permanencia como una cicatriz permanente.
Agulha Revista de Cultura
Número 227 | abril de 2023
Artista convidado: Doris Salcedo (Colombia, 1958)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2023
∞ contatos
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
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ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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