Entra tú en la biblioteca,
cierra los ojos, y concéntrate en el interior de las páginas de los cientos de volúmenes,
en cuyos caracteres una multitud de voces se pronuncia desde el silencio. Las palabras
allí congeladas tienen la facultad de decirlo todo. Cada uno de los libros es capaz
de invocar un mundo que, al compás de tu recorrido por las páginas, va despertando
en tu interior, como si, desde una silla en la biblioteca, se abrieran los umbrales
del tiempo y de otros mundos, unos reales y otros que fueron posibles; pero que
ahora son solo significado emergiendo en los textos, imágenes audibles en el interior
de la conciencia.
Para referirse a la
experiencia estética, los términos que usa Borges también son tentativos: Hecho, Vivencia o Experiencia… Hecho estético puede nombrar con mayor exactitud
el concepto, ya que alude al acontecimiento como un objeto impersonal; Experiencia estética sugiere una sensación,
aquello que se experimenta y tiene la particularidad de estar en relación directa
con lo bello; además posee la connotación de lo inesperado, lo nuevo o lo que siempre
sucede de un modo diferente. Vivencia estética,
aunque es una expresión muy cercana a la anterior, refiere más lo concluido y, debido
a que el término vivencia posee una carga
significativa más fuerte que experiencia,
elude la acepción de lo incierto, indeterminado o sorpresivo de esta. No obstante,
es claro que se trata de tres maneras de nombrar el mismo fenómeno, aludiendo a
un momento o aspecto diferente cada vez. Me quedo entonces con la denominación de
Experiencia estética para referir el fenómeno
en general.
¿Cuándo acaece la Experiencia estética?: Cuando el lector entra
en la región del sentido.
Aparece aquí la expresión:
en la región del sentido. Esta expresión,
que puede entenderse como metáfora, metonimia y sinécdoque a la vez, dependiendo
de los términos en que expliquemos la sustitución, nos ofrece el milagro de llevar
al plano físico algo que pertenece al plano mental, el sentido. Al decir, región
del sentido, estamos hablando de un lugar en el que podemos entrar y movernos con
libertad, un lugar que podríamos incluso habitar. Pero resulta que el plano mental
no tiene forma física, reúne el espacio y el tiempo y se aleja hacia el remoto interior,
en las direcciones del espacio y del tiempo, hasta confundirse también con el plano
espiritual, el infinito interior, el alma. Podemos sintetizarlo así: la región del
sentido, propia de los planos mental y espiritual, simbiosis de espacio y tiempo,
se extiende desde el aquí y el ahora hacia el remoto atemporal, desde el afuera
hacia el infinito interior y se concibe como el camino de la comprensión, el tránsito
del alma a la conciencia. Es el paso de la oscuridad a la luz, de la nada a la identidad,
del vacío al sentido.
Son entonces dos los
momentos que podemos nombrar Experiencia estética,
el momento de la escritura y el momento de la lectura. El primero consiste en la
percepción del sentido para cifrarlo en el texto; el segundo, en la lectura del
texto para descifrar el sentido. Tal vez el sentido del que nace el texto no sea
el mismo sentido que del texto nace. En su conferencia sobre la poesía, Borges,
citando a Escoto Erígena, a quien llama el panteísta irlandés, y a cierto cabalista
español, cuyo nombre guarda, nos deja ante la doctrina que se resume en la expresión:
hay tantas Biblias como lectores de la Biblia.
De ahí que nosotros podamos afirmar que el sentido es de carácter individual: no
se trata del sentido en general, sino del sentido en particular: tu sentido, su
sentido, mi sentido… el plural se desvanece en la realización personal del alma
universal, la imagen del irlandés que muestra el despliegue tornasolado de las plumas
del pavo real es exacta. La importancia de la lectura radica en que el sentido que
se construye es el propio sentido de la vida. ¿Para qué soy?, ¿cuál es la razón
de mi existencia?, ¿qué soy?, ¿qué debo hacer con mi vida? Aun sin darnos cuenta,
estas son las preguntas que vamos resolviendo en la lectura, constituyen la pregunta
por el Sí mismo, que se resume en el principio
de identidad. Y es como si la vida se desplegara para dar respuesta a la gran pregunta:
Dime alma mía qué soy, para serlo. Ser en armonía consigo mismo, ser uno lo que
es, he ahí la felicidad, a la que Fernando González llamaba ser siendo, entendiendo.
No se puede, por lo
tanto, ejercer la función del pontífice que dictamina lo que los demás deben o no
leer. En el proceso de formación de los jóvenes conviene enseñarles el amor por
la literatura, ayudarles a que desarrollen hábitos de lectura, pero sin imposiciones,
respetando la libertad de elección, que se define en cada uno a su manera y que
se entiende como la búsqueda del camino que es El camino. En una biblioteca bien
dotada, el espíritu individual es capaz de elegir los libros y los autores que en
cada momento armonizan con la deliberación íntima. Para el desarrollo de la personalidad
conviene tener claro que, si un libro no apasiona o no hace feliz a un lector, lo
mejor para ambos es que lo deje de lado y busque otro, uno que le permita entrar
en la región del sentido, acceder a la felicidad. No está bien que los maestros
asignen lecturas obligatorias y después califiquen con base en lo que ellos interpretan
de esas lecturas. Estoy seguro de que los mejores métodos consisten en la recomendación
personal y en la conversación espontánea sobre los temas leídos. Un maestro que
deja escapar un comentario sobre un libro que le ha impresionado a él motiva más
a los estudiantes hacia la lectura de ese libro que otro que lo impone por decreto
de autoridad. Dejar que los alumnos escojan y estar atento a sus elecciones, conversar
con ellos sobre lo que piensan a propósito de lo que leen, pedirles que cuenten
sus búsquedas y hallazgos personales, dejar que la clase sea como la reunión de
la esquina, donde se puede hablar con libertad de los anhelos, las lecturas, las
películas, los problemas… esa sería una manera más respetuosa y efectiva para formar
lectores.
Adelanto de: La expresión poética, ejercicios y reflexiones
sobre el aprendizaje de la poesía, de Luis Fernando Macías, que continúa sus
libros anteriores: El juego como método para
la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes, El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas y El cuento es el rey de los maestros.
LUIS FERNANDO MACÍAS (Colombia, 1957). Profesor de la Universidad de Antioquia. Narrador, poeta, ensayista, autor de obras para niños, editor. Ha sido director de la Revista Universidad de Antioquia y codirector de las revistas Poesía y Esteros. Entre sus obras podemos destacar las novelas Amada está lavando, Ganzúa, Eugenia en la sombra y Las muertes de Jung; los libros de poemas La línea del tiempo, El jardín del origen, El libro de las paradojas, Memoria del pez (compilación 1977-2017) y Todas las palabras reunidas consiguen el silencio (antología bilingüe); y los libros de ensayo Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo, Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González, Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía, El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes, Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff, El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas. Además de los libros de cuento y la copiosa obra infantil que no incluimos en esta síntesis.
XUL SOLAR (Argentina, 1887-1963). Su pintura visionaria traspasa los límites de la pura abstracción, al ver surgir de ella el mito transfigurado, figura esencial de su interpretación del mundo. Es una pintura en la que se produce la fusión de narración y espejismo. Xul Solar también fue músico, místico y astrólogo. En su pasión por la invención, nos trajo ejemplos insólitos, como un teatro de marionetas con personajes sacados de los signos del zodiaco, la creación de un lenguaje artificial y un intrigante piano de 28 notas. En gran parte, la originalidad de la obra de Xul Solar proviene precisamente de su permanente debate entre tradición y modernidad.
Agulha Revista de Cultura
Número 229 | maio de 2023
Artista convidado: Xul Solar (Argentina, 1887-1963)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2023
∞ contatos
Rua Reinhold Schroeder, 3545 Indaial SC 89086-370 BRASIL
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário