domingo, 23 de julho de 2023

GIOVANNA BENEDETTI | Esther María Osses: la Dama Azul

 


Me interesa comenzar con una curiosa anécdota personal, porque siento que ello explicará el temple, la peculiaridad y la osadía de esta mujer fuera de serie. Corría el año de 1987 en Panamá, y aquel día de octubre, por la mañana, estábamos, en el aeropuerto, un grupo de escritores panameños, a punto de abordar el avión que nos transportaría, como delegación literaria, a San José de Costa Rica. Esther María se me acercó, me tomo por el codo, nos separó del resto de la gente y, muy al oído, me dijo que había olvidado sus gafas de lectura y que por favor le ayudara a rellenar el documento de embarque, ya que no alcanzaba a leer el número de su pasaporte … ¡Por supuesto! –le dije, faltaba más, Esther–dámelo acá y te lo escribo. Pero ella, como si de un misterio se tratase, me hizo el gesto de chitón con un dedo sobre los labios y me llevó todavía más afuera, hacia una esquina: “Escúchame bien” –me dijo–: “no quiero que le digas a nadie mi fecha de nacimiento. Yo voy con el año del canal, es cierto: soy de 1914… pero te prohíbo terminantemente que lo cuentes, pues yo vengo diciendo que nací en el 16. ¿Y qué? –me argumentó, con mucha convicción–: si Rogelio Sinán dice que nació en el 04, cuando en realidad nació en el 02, yo también digo la fecha que me da la gana, y se acabó”.

Yo, por supuesto, le aseguré que aquel secreto quedaba seguro conmigo, y procedí a anotar en el formulario de embarque el número de su pasaporte y demás señas… no sin antes detectar su fecha “real” de nacimiento: 12 de octubre de 1914. Lugar: ciudad de David, provincia de Chiriquí. El divertido incidente, sucedió, como ya he dicho, a mediados de aquel convulso año de 1987… A Esther María… ¡ay! …apenas si le quedaban ya por delante tres años más de vida.

Una vida que fue –y no importa por dónde se le mire–: una insólita osadía.

Volcada desde su juventud hacia los estudios humanísticos, Esther María Osses cursó su formación secundaria en la Escuela Normal de Institutoras de Panamá, de donde egresó con un título de maestra que habría de permitirle afrontar una brillante trayectoria profesional dentro del campo de la docencia. Por aquellos años juveniles (entre los quince y los veinte) comenzó a dar sus primeros pinitos dentro de la creación poética. Sin embargo, no fue sino hasta mucho tiempo después, y ya instalada en Guatemala (a donde se trasladó para ampliar sus estudios) que decidió dar a conocer sus composiciones poéticas.

Entre tanto, siguió acrecentando su brillante currículo académico, especializándose en el estudio de la Literatura hispanoamericana, lo que la impulsó a ampliar su campo de investigación en otros focos culturales de América Latina, como Buenos Aires y la ya citada ciudad de Guatemala.

A su regreso a Panamá, la ya formada humanista chiricana, volvió a retomar su interés por la enseñanza, e ingresó como funcionaria en el ministerio de Educación. Como era natural, y de esperar, buscó bien pronto la manera de cambiar aquellas funciones administrativas por el ejercicio activo de la docencia, y siguiendo esa ruta, se fue a impartir clases, primero, en una variedad de centros de enseñanza secundaria y, poco después, en el Departamento de Bellas de Artes.

Hasta que un día, decidió ir más allá, y geográficamente hablando, dio el primero de sus largos saltos internacionales. Su nombre literario ya sonaba en muchos y muy destacados circuitos hispanoamericano, y este reconocimiento le dio el impulso para salir de Panamá, no pocas veces invitada a participar en actos e iniciativas culturales en diferentes países del subcontinente americano. Fue así, en efecto, que acudió primero a Buenos Aires invitada por la Comisión de Cultura de Argentina, con el fin de ofrecer recitales de sus poemas en algunos foros tan señalados en la vida cultural argentina como el Círculo de la Prensa de Buenos Aires y el Club Argentino de Mujeres.

Durante su fructífera estancia en el país austral, Esther María Osses tuvo ocasión también de difundir sus artículos periodísticos y sus composiciones5 poéticas a través de las páginas de los periódicos y revistas más leídos por el pueblo argentino, como La Nación, El Hogar, Crítica y Clarín, sin dejar por ello de atender las solicitudes de otras revistas literarias que, aunque de escasa importancia en la historia de las Letras hispanoamericanas, contribuyeron poderosamente en su día a extender la obra lírica de la poetisa de David entre los lectores argentinos.

Pero su éxito literario no quedó circunscrito a los límites territoriales y culturales de Argentina, ya que su presencia fue reclamada en otros muchos países hispanoamericanos como Venezuela, que se convertiría en su segunda casa y donde ejerció como profesora de la Universidad de Zulia. Ecuador (donde tuvo ocasión de disertar y leer sus versos en la Casa de la Cultura de Quito), Colombia (donde participó en unos actos literarios organizados por el departamento de Extensión Cultural de Bogotá) y, en suma, en otros muchos países como Uruguay, Chile y Perú, en los que pronunció conferencias, impartió cursos, intervino en programas culturales radiofónicos y ofreció recitales poéticos.

En general, fue muy apreciada por la crítica y los lectores de toda Hispanoamérica una faceta de su creación poética que no se daba con demasiada frecuencia en las obras de las poetisas hispanas de su época: la poesía política, plasmada sobre todo en su colección de versos titulada Para el combate y la esperanza.

Dentro de este mismo compromiso intelectual, cívico y creativo, Esther María Osses publicó poemarios tan notables como Libro de poesías mensajes, Poesía en limpio, Crece y camina y Primer repertorio de mensajes de cultura de paz. Además de estos títulos, Esther María Osses es autora de La novela del Imperialismo en Centroamérica y La niña y el mar.

Dueña de un imaginario fecundo y repleto de registros muy pegados a lo autóctono, su obra poética funda un universo poético, cuyos elementos son posibles de observar desde una mirada totalizadora. Su voz es primigenia, casi vernácula, aficionada siempre a un escenario que privilegia los dones naturales, y donde los mares, el viento, los ríos, los árboles, los jaguares, la selva… se convierten en signo de conciencia cultural y plenitud humanista.

El imaginario “esthermariano” (si se me permite el vocablo) es una fiesta de transfiguraciones, de analogías, de correspondencias, donde cada verso lleva su propio camino de expresión y se va proyectando, a medida que se desarrolla, como una cornucopia.

Uno de los signos que marcan la poesía de esta chiricana reclamada por toda la América Nuestra, es el agua. El agua que se transparenta y fluye en todas sus dimensiones: el mar, los ríos, la lluvia. Este líquido elemento, siempre corriente, siempre en movimiento, le funciona como eje, como pivote metafórico que todo lo transforma. El agua atesora los secretos del universo, por eso la escritora manifiesta una gran preocupación por hacerla hablar y callar a la vez: el agua es lo que ya fue y el agua es lo que será.

     
   
“Esta fuerza que impulsa mi pluma ­/ viene de muy lejos…” (confiesa la voz poética de Esther María Osses). El poema se llama, apropiadamente “Herencia” y fue escrito en 1946. Una “herencia” hecha de “llanto”, de “ensueño” y de “risa”, nos explica. Una “herencia” que es el legado natural de ese rico imaginario que en sus “venas arde, y corre por sus nervios”. Una “herencia” –dice– que: “rebeldemente, al papel resbala por entre mis dedos”.

Confesión literal (y literaria), que sirve de aviso a navegantes para entender todas las aguas que fluyen por sus poemas. Leamos solo un verso:

 

Aquí nació la lluvia entre higuerones.

Nos trajo a los portales la alegría

en su potro de crines relucientes.

Iba por los barrancos, impetuosa,

iba por las llanuras, reposada;

iba dejando espigas en la loma,

en los rastrojos huella de alhelíes.

 

Entre amigos (y no amigos) Esther tenía la cualidad por excelencia de los genios: la franqueza. Era sincera, instintiva, desenvuelta y muy directa. En su entorno (y en su casa), circulaba muchísima gente: pero solo se asentaban, como huéspedes, aquellos a quien ella invitaba. Y fueron muchos y muy notables, los invitados ilustres de aquella tan famosa Casa Azul del barrio de San Francisco, donde vivía con el poeta Carlos Wong, su último compañero de vida.

Allí recuerdo haber visto yo a la cantante Mercedes Sosa, la voz más extraordinaria de la América Latina, o a los poetas Ernesto Cardenal y Nicolás Guillén, al grupo musical chileno Quilapayún, entre otros personalidades enormes y significativas como García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Graham Green, y hasta el mismísimo Ché Guevara. La Casa Azul, epicentro de tertulias, eje de múltiples confluencias y escenarios de tantas imágenes históricas… ya no existe… (y que hay que decirlo: debió haberse conservado como museo). Nos queda solamente su recuerdo.

Esther… inolvidable Esther: la muerte te encontró de golpe y a traición… lejos del azul brillante de tu casa panameña. Te acorraló y te atajó de una manera tan cruel, que de verdad, ni si siquiera quiero recordarla aquí. Un accidente de tránsito; en Venezuela; un año después de la invasión a Panamá Estados Unidos. Un 2 de septiembre de 1990. Se apagó la luz celeste, la chispa inteligente de sus ojos magníficos. Se nos fue la dama azul, la poeta grande, la revolucionaria, la lingüista, la maestra, la periodista, la intelectual abierta y sin fronteras.

Voy a terminar con el conjuro de unos casi proféticos versos tuyos, Esther… para decirte el adiós que no pudimos… para darte las gracias, y para mantener viva tu obra inmensa y tu recuerdo.

 

 

¿Qué más pedir? ¡Morir! Morir ahora,

Nahuel Huapí, besando tu ribera.

Ser ese lampo que tus albas dora,

ser esa flor perdida en tu pradera.

Pero no. Más allá de este paisaje,

señalados me son otros senderos.

 

¡Al mar, al norte! ¡Proseguid el viaje!

Cielos australes, en mi red viajeros,

bogando vais conmigo hacia el oleaje

que no sabe de inmóviles luceros!

 

 

Para los lectores que quieran leer poemas de este poeta en portugués, sugerimos visitar el proyecto “Atlas Lírico da América Hispânica”, de la revista Acrobata:

https://revistaacrobata.com.br/florianomartin/atlas–lirico–da–america–hispanica/3–poemas–de–esther–maria–osses–panama–1914–1990/

 


GIOVANNA BENEDETTI (Panamá, 1949). Estudió derecho y ciencias políticas con especialidades en derecho de la cultura y derecho de autor. Poeta, cuentista, dramaturga y ensayista, ha ganado en seis ocasiones el Premio Nacional de Literatura “Ricardo Miró” de Panamá –el más importante de su país–, el Premio Internacional de Periodismo José Martí de Cuba, el premio Mihai Eminescu de Rumanía y el Premio Latinoamericano de Ensayo Histórico de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, Colombia. Es miembro de la Academia Panameña de la Lengua y fue directora general del Archivo Nacional de Panamá. Trabajó, por muchos años, como experta internacional en Derecho de Autor para la UNESCO, y como consultora del Centro Regional para el Fomento del Libro de América Latina y el Caribe (CERLALC), Colombia. Su obra ha sido traducida parcial o totalmente a once idiomas. Es también pintora, escultora y ceramista, y vive desde hace más de una década en San Lorenzo de El Escorial, Madrid, España.

 

 

ABY RUIZ (Puerto Rico 1971). Artista visual que trabaja con pintura al óleo, dibujo e instalaciones. Su obra explora la naturaleza humana en diferentes situaciones en las que se expone el comportamiento de cada individuo. El cuerpo es la principal fuente de expresión en composiciones muy intensas donde en ocasiones aparece algún elemento de humor. Los temas más desarrollados por el artista están relacionados con la infancia, la sexualidad, la mortalidad, la inocencia, la violencia y la ternura, y son abordados en espacios indefinidos e imágenes recortadas. Ruiz se involucró en las artes desde temprana edad, tomó clases de pintura con Pablo San Segundo y estudió pintura, dibujo y grabado en la Escuela Especializada de Bellas Artes de Arecibo bajo la tutela del profesor y artista Rolando Borges Soto. Su obra ha sido presentada en numerosas exposiciones internacionales en Estados Unidos, Panamá, Canadá y República Dominicana. Aby Ruiz es el artista invitado de esta edición de Agulha Revista de Cultura.

  


 


Agulha Revista de Cultura

Número 34 | julho de 2023

Artista convidada: Aby Ruiz (Puerto Rico, 1971)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2023 

 


∞ contatos

https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/

http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/

ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

 

 



Nenhum comentário:

Postar um comentário