Conocí a Matilde Elena López en San Salvador, en las postrimerías de 1997, en
la presentación de un libro de la poeta Claribel Alegría. Tuve la oportunidad de
conversar con ella brevemente y le propuse hacerle una entrevista que no dudó en
concederme, con la condición de que le diera las preguntas por escrito y que ella
escribiría las respuestas. Así fue; preparé las preguntas esa misma noche y al día
siguiente la llamé para entregárselas. Al final de nuestra reunión en su casa, me
indicó que la llamara una semana más tarde, que ya tendría sus respuestas. Dicho
y hecho, me entregó 3 páginas mecanografiadas en tamaño carta con sus respuestas
y otras 6 tamaño legal que respondían a una pregunta mía sobre la gran poeta y amiga
suya Claudia Lars. Éstas últimas las delimitó con el título de: “Claudia Lars a
través de las cartas manuscritas de Gabriela Mistral”. Incluyo ese material con
esta entrevista por considerar de gran valor sus observaciones en torno a una de
las voces líricas más brillantes de El Salvador. Además, las cartas de Mistral son
de importancia histórica porque revelan el lado más humano y sincero de la poeta
solidaria con las voces literarias emergentes en su época. La transcripción es fiel
a su escritura y sólo me he limitado a corregir algún errorcito ortográfico sin
alterar lo expresado por ella.
AV | Usted es una figura importante en el desarrollo
de la literatura en El Salvador, pero antes de entrar en ese tema, ¿por qué no me
habla un poco de su trayectoria como escritora y su vocación?
MEL | Mi vocación es temprana, casi en edad escolar.
Publico mi primera prosa poética en Diario Nuevo (que después pasa a ser Tribuna
Libre). Se intitula: “Renunciación”, sentimiento de adolescente que aspira a morir
joven. Se me abren las posibilidades en los diarios. La presentación de suyo es
un augurio: “La delicada prosa que ahora publicamos sirve para presentar a una exquisita
personalidad de escritora. Todavía tímida por la iniciación, pero que revela un
hondo sentimiento artístico. Diario Nuevo escoge con singular placer este nuevo
acento que en cercano día llenará de prestigio las letras cuzcatlecas”. (Manuel
Sevilla. Escritor hondureño). Apenas son sentimientos de adolescente. A partir de
esa prosa se abren mis posibilidades en los diarios. Todos se imaginan que se trata
de una joven ya formada, pero a mí se me ocurre llevar yo misma mis colaboraciones,
y subo a la Redacción de Diario Nuevo y me ven llegar sorprendidos, con mis cuadernos
de escolar en la mano y de calcetines. Pronto don Napoleón Viera Altamirano, Director
del Diario de Hoy, me invita a publicar en sus páginas y empiezo a escribir sobre
temas como: Algo sobre Fedor Dostoiewski, Máximo Gorki, El vagabundo del Volga,
Gogol, Turguenev Averchenko ... Sigo mis estudios y me reúno con jóvenes poetas
que se inician en las letras. Nos agrupamos como “ESCRITORES Y ARTISTAS ANTIFASCISTAS”
y nos proponemos combatir a la dictadura que trece años antes se mancha en la sangre
de 30,000 campesinos de Occidente. Ya estamos en el ruedo y el 2 de abril de 1944,
nos comprometemos en un movimiento reivindicador contra la dictadura. Movimiento
que fracasa e inicia fusilamientos entre los comprometidos. El pueblo nos apoya
y una huelga de brazos caídos da por tierra el despotismo y Martínez sale del país.
Un breve recreo democrático porque el 21 de octubre de ese mismo año, el Coronel
Osmín Aguirre y Salinas da un nuevo golpe de Estado.
AV | He leído que se exilia en varios países. ¿Cuándo
regresa a El Salvador?
MEL | Debemos salir a Guatemala que, el día 20 de
octubre 44, inicia su revolución democrática. Permanecemos en Guatemala 12 años,
con mi esposo y mi pequeña hija, Floritchica. Al caer el gobierno de Arbenz, sucesor
de Juan José Arévalo, salimos a Quito, Ecuador. Ingreso a la Universidad Central
de Quito, y corono mis estudios de Letras iniciados en la Universidad de San Carlos
de Guatemala. Después salimos a Panamá, donde permanecemos un año. En 1957 regresamos
a El Salvador, ya con mi título universitario, ingreso a la Universidad de El Salvador,
me incorporo en ella, e inicio mi carrera en la docencia. En 1967 fui elegida como
Vice Decana de la Facultad de Humanidades, luego Decana, y siempre en la cátedra
universitaria.
AV | Hábleme de su gran interés por nuestro más alto
pensador, Alberto Masferrer.
MEL | Anteriormente, en Guatemala me interesé en la obra
de Alberto Masferrer, leí todos sus libros y escribí mi primer libro: Masferrer,
alto pensador de Centroamérica. Fue publicado por el Ministerio de Educación de
Guatemala, Colección Clásicos del Itsmo.
AV | ¿Cómo era el ámbito literario en El Salvador cuando
usted entra en la escena? ¿Había muchas mujeres que escribían en ese entonces?
MEL | Cuando “entro en escena” en El Salvador, Claudia
Lars era la gran señora de la poesía y Salarrué el clásico del cuento vernáculo.
Alberto Guerra Trigueros desarrolla su gran talento artístico en El Salvador; es
gran amigo de Claudia, de Salarrué, de Serafín Quiteño. Cercanos a ellos, el gran
Julio Fausto Fernández, Pedro Geoffroy Rivas (El Grupo RUMBO). Y luego José María
Méndez. Y desde luego, están Vicente Rosales y Rosales, Carlos Bustamante y otros
valores líricos, como Lilian Serpas, Julia Van Severán.
AV | Usted es vinculada en muchos estudios como una de
las integrantes del famoso “Grupo Seis” que surge en los años 40 y también como
miembro fundadora de la Asociación de Escritores y Artistas Antifascistas. ¿Cómo
se inician estos grupos y con qué propósitos específicos?
MEL | No pertenecí al GRUPO SEIS, pero siempre se me vincula
con ellos. Sí fui miembro fundador de la Asociación de Escritores y Artistas Antifascistas,
nombre que nos sirve de bandera en nuestra lucha contra la dictadura. Constituimos
un grupo, un movimiento comprometido con el pueblo y dispuesto a derribar la dictadura
junto con los estudiantes universitarios, y luego los sectores antimartinistas en
el seno mismo de los cafetaleros.
AV | A usted se le conoce más como poeta y ensayista,
también como dramaturga. ¿Qué otros géneros literarios le han interesado y ha cultivado
en su trayectoria como escritora?
AV | ¿Qué se escribe hoy en día en El Salvador? ¿Quiénes
lideran la literatura de estos últimos años en el país?
MEL | Hay escritores apreciables: Miguel Ángel Chinchilla
en el teatro histórico. Acaba de publicar Primera llamada, obra desmitificadora
de próceres como Arce, etc. Hay poetas jóvenes como Otoniel Guevara, Javier Alas.
Por supuesto la gran poesía de David Escobar Galindo, autor de teatro, de cuento,
de novela, etc. Y de su tiempo: Roque Dalton.
AV | ¿Cree usted que hay futuro para la literatura en
El Salvador?
MEL | Hoy más que nunca se aprecia un gran futuro para
las letras en El Salvador, en los distintos géneros. En la novela: José Roberto
Cea con su obra Sihuapil Taquetsali, la trilogía de la guerra, su obra poética de
Todo el Códice, etc. La novela de Manlio Argueta. Grupos de jóvenes escritoras que
escriben poesía y cuento. Todo un movimiento de escritores jóvenes: Keny Rodríguez,
Amada Libertad, Silvia Regalado, Eva Ortiz.
AV | ¿Cómo fueron los años de la dictadura de Martínez
para el desarrollo intelectual y cultural de El Salvador?
MEL | Los años de la dictadura fueron nefastos para el
desarrollo de la literatura salvadoreña, sólo se publicaba la obra de los agraciados
y adeptos a la teosofía.
AV | ¿Era difícil para una mujer publicar sus obras dentro
del país?
MEL | Para la mujer, muy difícil, negativo.
AV | ¿Se considera usted feminista? ¿Ha existido el feminismo
en El Salvador?
MEL | No he sido nunca feminista, ni adepta a ese movimiento,
cuyas doctrinas no comparto No sé de feminismo en El Salvador, a menos que se considere
a Prudencia Ayala, quien fue una excéntrica como Jorge Sand. En 1917 escribió: “No
sólo los hombres titulados llevan bastón. Yo lo llevaré como insignia de valor en
el combate contra los ingratos que adversan mi amor, mi ideal, la vida que vivo”.
Su figura atraviesa el escenario de las guerras contra los Ezetas, el alzamiento
de mujeres en Chalchuapa donde Prudencia Ayala alcanzara el grado de Coronela luchando
contra la fuerza de los tiranos. Deben huir a Guatemala y fueron apresadas por órdenes
de Estrada Cabrera. Ella y otras más exigen el derecho al voto. Compañera de Prudencia
es Rosa Amelia Gutiérrez, apresadas ambas, y esta última fichada como “agitadora
nicaragüense”, “agente internacional” del cabecilla sedicioso Augusto César Sandino.
Luchadora contra Estrada Cabrera, de los mensajes de Prudencia y Rosa Amelia a los
patriotas que derribaron la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala.
AV | ¿Qué significa el feminismo para usted?
MEL | Para mí el feminismo no tiene significado. Creo
en la lucha de los pueblos por su propia liberación y su desarrollo democrático
pleno de contenido social.
AV | ¿Cómo caracterizaría usted su obra literaria?
MEL | Caracterizo mi creación literaria como Realista,
comprometida con la historia.
AV | Usted conoce el trabajo de otra gran poeta salvadoreña,
Claribel Alegría. ¿Qué opiniones tiene en torno a lo que ella ha producido como
escritora?
MEL | Sobre Claribel Alegría, se nos considera a ella
y a mí como “lo más importante de la generación de la dictadura”. Claribel es una
buena novelista, pero tiene rango de poeta en las letras centroamericanas.
AV | Doctora López, por último, hábleme un poco sobre
Claudia Lars, usted que la conoció de cerca ¿Cómo era esa gran figura de nuestras
letras latinoamericanas?
MEL | Admiro las letras de Claudia Lars, su gran poesía
y he dedicado largos ensayos sobre ella: Obras escogidas de Claudia Lars de la Editorial
Universitaria. Esa obra que compila su obra, fue preparada por Claudia y por mi
persona. Mi amistad con Claudia fue siempre de admiración y cariño.
“Claudia Lars a través de las cartas manuscritas de Gabriela Mistral” Tengo
en mis manos las cartas manuscritas que Gabriela Mistral escribiera a Claudia Lars,
la primera de las cuales –con membrete del Consulado de Chile– es un acuse de recibo
de Estrellas en el pozo, el primer libro de poesía de nuestra gran lírica. Son siete
cartas reveladoras de la profunda amistad entre estas dos mujeres finas y espirituales,
creadoras de belleza. ¡Cuánto dicen las cartas y cuánto revelan entre líneas! Aunque
no conocemos la otra parte de la historia “las cartas de Claudia a Gabriela perdidas
en algún baúl olvidado en su casa de Santa Bárbara, California” a través de las
epístolas de Gabriela se descubre un rasgo, el pliegue medio oculto del carácter,
el temperamento apenas contenido de aquella Gabriela “de andar reposado y estatura
prócer de ascendencia vasca y aymará ...” y de Claudia con su ascendencia irlandesa
y salvadoreña. Invitada por Gabriela a su casa de Santa Bárbara, Claudia nos hace
vivir aquel verano en su “Evocación de Gabriela Mistral” en sus últimos cantos que
ella llamaría “Apuntes”:
Tu retiro apenas recogía
rumores de la ciudad mecanizada:
isla para viajeros locos,
llena de ciruelas y libros
No olvido nuestras lecturas
bajo una lámpara,
ni las visitas del escritor noruego
que habla de la cuarta dimensión
como si hablara de Oslo.
Fácilmente regreso a los álamos
azules y a ciertos afanes mañaneros
entre remolachas y coles.
Mariposas sin rumbo
querían descansar en tu cabeza
y el perro destructor de escarabajos
se transformaba al oír nuestras
voces
en cordero de Felpa.
Un Buda de marfil tenía asiento
cerca del libro más cristiano
entre todos
y el Cristo medioeval en su cruz
de viernes
agonizaba encima de la consola.
Tu profunda mirada
iba del Tranquilo Compasivo al
Amoroso Sufriente
afirmando que los dos podían
alumbrar la tierra entera
desde un mismo candelabro.
Casa tan quieta y limpia
me obligaba a caminar de puntillas
y era dulce recibir, sin perderlo,
el oro de tu palabra.
Gocé un verano inmerecido
y rompí noches del corazón
queriendo descubrir ánimos.
Por eso al fin dijiste con voz
resignada:
“Amiga curiosísima:
llegas hasta mis huesos para
observarme
y ya ves: me han matado mis muertos”
... Entonces comprendí las líneas
de un rostro severo
y ahora padezco el largo fuego
de todos tus versos.
Admirada y buena compañera: Con
no poca vergüenza vengo acusándole recibo de las Estrellas en el pozo, solamente
ahora. Primero fue que dejé en Madrid mis cajones de libros, luego que he tenido
un largo tiempo de dolencias. Pero el librito tapas azules lo he leído varias veces,
y luego he hallado poemas suyos en el Repertorio. Ud. mejora, se depura y se decanta
día a día. Quiero decirle que me gustan mucho, pero mucho, sus temas maternales
e infantiles. Bien quisiera yo tener esa limpidez y levedad de verso. La poesía
suya comenzó mucho más formada de lo que comenzó la mía. No sé dónde está usted.
¿En Costa Rica? Mando estas palabras a la dirección de don Joaquín. Él se las hará
llegar. Reúna usted esos mismos y lindos poemas que le conozco. No deje la poesía
por ninguna razón de esas que dan mamás y parientes. Nos faltaría una muy bella
hermana en el grupo de las mujeres que hacemos versos. Siéntame siempre su lectora
admirativa y su amiga adicta. Y mis recuerdos a los amigos costarricenses. Gabriela.
Como las cartas son intemporales y tampoco se sabe el orden de aquella correspondencia,
es de suponer que muchas se perdieron en alguna gaveta o en medio de papeles sin
importancia. Cuando Claudia me las dio ni siquiera sabía si estarían completas,
más bien las que quedaban las había puesto en una cajita que tampoco daba con ella.
Finalmente me hizo el legado precioso para que yo hiciera uso de las cartas en su
momento oportuno. También me dio algunas fotos que guardaba y recuerdos suyos.
Las he numerado por darles algún orden y en algunos casos he intentado anotar
fechas posibles. La primera carta en respuesta a la enviada por Claudia con su primer
libro de poesía, Estrellas en el pozo, debemos suponer en 1935, ya que la publicación
del libro en Costa Rica, es de 1934, bajo el signo de don Joaquín García Monge,
a cuya dirección envía Gabriela su carta.
Desde el Hotel Mocambo, Veracruz, México, envía Gabriela una larga carta de
cinco hojitas en papel sencillo, delgado, como tomadas las hojitas de una libreta
de apuntes. Seguramente hubo otras intermedias; esta fue guardada, sin duda, por
la importancia de los sucesos y personajes a los que alude, así como el bello comentario
de Gabriela a la poesía de Claudia, que ya para entonces había escrito Canción redonda
(1937); La casa de vidrio (1942); Romances de norte y sur (1946); Sonetos (1946);
Ciudad bajo mi voz (1946).
Dice la carta:
Tan cara, tan pensada Claudia
Lars:
Una
sola noticia sobre ti, desde hace 15 meses, –desde que llegué a México. Esta decía
que estabas en Guatemala. Creí que de allá te pasarías a México. No has venido.
Y
no te escribí yo diciéndote algo concreto, porque cuando lo supe ya estaba vencida
mi estada aquí. (Las comisiones se dan por un año; yo llevo un año tres meses).
Estoy
nombrada para hacer conferencias en toda Italia y quedar en el punto climatérico
que yo escoja. Esto quiere decir que debo quedarme allá en definitiva.
No
obedecí, porque era grosería partir cuando acababan de darme una tierra aquí, 60
hectáreas, nada menos. Pero yo no vivo del P. N.; yo vivo de mi sueldo de Cónsul,
dear, y tengo que obedecer.
Ayer
y hoy he sentido mi corazón muy fatigado y rendido. No sé si sea el calor de Veracruz.
Yo creo que es harto difícil que yo tenga fuerzas para la navegación de regreso
a México ni a Chile. Es la primera vez que a lo largo de ocho horas mi corazón no
vale nada. Ni mi cuerpo. He ido al Hotel vecino en auto, de ida y vuelta: son cuatro
calles.
Poca
esperanza tengo, pues, de volver a verte. A menos que ese hombre fuerte, corajudo
y bueno que es el Presidente de Guatemala [se refiere al Dr. Juan José Arévalo,
Presidente de Guatemala 19451951] te diese una Comisión para Italia. Cuando yo esté
ya posada en algún lugar, voy a ensayar diversos puntos. Por esta fatiga cardíaca.
Yo
saldría de aquí en 20 ó 35 días más. Mis señas serán, por mientras, el Consulado
de Chile en Génova, Italia.
Yo
te habré parecido una ingrata, tal vez nadie ha dicho de mí cosas más bellas que
tú –ni tan bellas tampoco. Y tengo, aparte de eso, una admiración muy subida
de
tu nueva poesía. Sigue, sigue; no te dejes jamás del derrotismo de nuestra raza.
Y lee a tus ingleses sin descanso. Hay en ti, a causa de tus dos sangres, unas virtudes
y una profundidad de la entraña espiritual que no tenemos ninguna de las mujeres-poetas
del Continente. Sábelo tú y siéntete obligada a escribir más y a vivir mucho.
Para
eso, cuídate. De cuerpo y de alma. Libérate de los estados depresivos, no te abandones,
querida; ama tu oficio y siéntelo divino.
Ignoro
cómo vas viviendo allí. Dile al Sr. Arévalo que haga por ti, antes de irse, lo que
iba a hacer por mí. Dile que tú eres una Gabriela joven y a la cual hay que ahorrar
miseria y luchas. Porque esto quiebra y daña a una mujer. Yo lo sé por mí.
Si
yo no caigo en Brasil y no me matan lo único que quedaba de los míos, yo no estaría
en este punto de flaqueza y acabamiento físico. Que él halle para ti algo estable,
Claudia. Él que te mande a Europa. Tú podrías llevarme información suficiente de
Guatemala y daríamos en Italia unas conferencias –juntas– sobre esa Patria y Centro
América además.
Mucho
me han cuidado aquí; pero talvez el calor de Veracruz me haya dañado. Yo te mando
un abrazo tierno, mi pena de no volver a verte y mi deseo el más vivo de que nos
reencontremos en este mundo. Gabriela Mistral (Hotel Mocambo, Veracruz, México).
La siguiente carta es posiblemente anterior, escrita en el mismo tipo de libreta
de papel corriente, tal vez más grueso, y sin anotar lugar ni tiempo. Posible desde
Santa Bárbara, y en la época en que Claudia hace un viaje a Estados Unidos, ubicándose
en San Francisco. Este viaje es distinto al que realizó la joven Claudia a la casa
de las hermanas de su padre, distinto al de su boda con Roy Beers. Ahora Claudia
se enfrenta a la vida, la fina alondra –“nerviosa como el primer viaje de la alondra”–
en el cantar de César Dávila Andrade, y allá rompe sus alas.
Claudia nos contaba que trabajó en una fábrica de galletas en San Francisco
California y que Guzmán Cruchaga, que fue Embajador de Chile en El Salvador, iba
a recogerla por la noche, pues él se hallaba por la década de los cuarenta, con
su esposa, Raquel, en Estados Unidos. Es el ambiente que enmarca la carta de Gabriela:
Yo
telegrafié a Guzmán Cruchaga porque me pareció cosa seria el que no aprovechases
una ocasión para entrar en la primera Universidad de los Ángeles. Lo principal era
la entrada. Ese señor al que tú no has entendido, al Profesor González, más sentidor
y auditivo que yo, parece que adivinó lo que te pasaba en San Francisco.
Es
justo el que yo te digo que se trata de una persona muy delicada, tanto como nuestro
Juan, en “las entrañas del alma”. Es un amigo; tiene don de amistad. Pero tú no
conoces [tachado: de un lado] al criollo de afuera de Costa Rica. Chilenos, cubanos
y dicen que venezolanos también, somos gentes crudas, y chacoteras, o juguetonas.
Te ha herido tal vez aquella frase de “humor” que te puso. En La Habana oirías muchas
más fuertes. No son fuertes, son habla confianzuda. En fin, ya eso se perdió. Parece
que tú deseas quedar en San Francisco. Tienes toda razón por el lado del ambiente.
No la tienes en cuanto a clima.
Él
sólo quiso aludir al entrenamiento pedagógico. Este es el país donde reina Doña
Metodología; y se valorizan los métodos más que la propia materia. Y eso te lo dijo
en habanero. No quiero esconderte el que tú has perdido una situación clave. Todo
está en que te conozcan, en que entres, lo demás va solo. El Profesor no está lastimado;
es hombre con muchas experiencias humanas.
No
olvides que yo te ofrecí esta casa [quería decir cuarto y comida]. Es todo lo que
podía hacer. A causa del cambio de residencia, yo hice una hipoteca aquí. (Además
de que esto es mío sólo a medias).
La
hipoteca es dura y ahora casi he arrendado un cuarto. Yo soy Cónsul de 2a clase:
de hecho de 4a clase y de 9o grado. Digo que te ofrecí lo que tenía, casa, no dinero.
Pongo
mucha fe en tu trato con el personal de “Mills”. Es un colegio fino. L. Mungia y
Rotunda –y el Rector– son algo cualitativo y tendrán que darse cuenta de ti, con
leerte y con oírte.
Permíteme
aconsejarte el que no seas susceptible. Lo digo por lo del Sr. González y por algo
mío...
Se
trataba de las RC. por ahí, en una mesa. Yo dije que eran (que son) muy jerárquicas
y que yo también entiendo eso de la jeraquía. Creíste que yo quería imponerte jerarquía:
¡a ti! y me respondiste algo que no contesté. A pesar de mi “cotorrismo”, yo me
callo como un indio cuando el caso viene.
Dime
lo que sale de “Mills” para ti. Y recuerda que en California hay una cantidad loca
de empleos en relación con nuestra lengua. Alegría puede darte listas. Si de Mills
nada saliese, no te retardes en buscar ¿El muchacho estudia o trabaja? ¿Está contento?
No se desalienten. La lucha sólo la comienzan. Pero yo veo que todo el mundo arregla
su problema, después de un “tiempecito”, lo arreglan. Hay medio millón de mexicanos
y no sé cuántos de nosotros.
Olvidaba:
el yanqui también es chacotero. El tuyo era fino, pero los más son bruscos y gruesos.
Haz como si no los oyeras. Tu compañera tiene como 26 años de errantismo. Y de ellos
14 con dinero escasísimo, y de estos 14, 6 sin renta ni jubilación. La tierra, el
planeta, es duro. Un abrazo de Gabriela.
21
enero de 1949.
Cara Claudia Lars
Me
he quedado inquieta de saber, por Palmita, que han llegado a su casa 2 o 3 cartas
tuyas. Yo no recibí sino la que acompañaba tu maravilloso recado para mí. Y te escribí
sobre él. Las cartas a que alude Palma me las reexpidió hacia Fortín y Mocambo (Veracruz);
pero no han llegado a mí.
El
mar me está rehaciendo. Mi colapso de Yucatán fue cosa muy grave. Espero quedar
aquí un mes más. Tal vez sigo a Guatemala, si me siento ya fuerte. No olvido que
en tal caso pediré a Arévalo algo para ti. Yo quedaré en alguna aldea a 100 metros
de altura, tú irías a verme allí y darías conferencias o lecturas en la capital.
Háblame de esto.
Te
piensa, y quiere y admira Gabriela.
Al pie de la firma de Gabriela, está anotada la fecha: 21 de enero y la siguiente
postdata:
¡Feliz año, querida!
P.S.
hacer llegar ese chequecito a D. Joaquín. Es la subscripción del Repertorio por
el año antepasado (1947). Pero dile que sólo me mande los números que yo deba leer.
Porque la vista me da aún para muy poco.
¡Gracias!
Cariños.
Don Joaquín García Monge (1881-1958), a quien alude, fue fundador y director
de la revista Repertorio Americano, una de las publicaciones más importantes para
la cultura latinoamericana. A su muerte, la mantiene la Universidad de Heredia,
Costa Rica. En Repertorio Americano se publicaron los primeros poemas de Claudia
Lars con una presentación de Salomón de la Selva: “Una mágica poetisa de nuestra
patria grande”. Vol. II San José de Costa Rica, lunes 30 de mayo de 1921. Número
21. La carta de Salomón de la Selva dirigida a García Monge, fue enviada desde Nueva
York, abril 28 de 1921. Es más que una presentación: Salomón de la Selva consagra
a Claudia Lars desde sus primeros versos.
Paso a contarle lo más que sé de ella. Nuestra poetisa nació de padre norteamericano radicado en Centro América y de madre netamente salvadoreña, en la villa de Armenia, cerca de Sonsonate.
NOTA
Originalmente publicada
en Repertorio Americano. Segunda Nueva
Época N° 25, Enero/diciembre, 2015.
ANTONIO VELÁSQUEZ (El Salvador). Tiene una maestría y un doctorado. de la Universidad de Toronto y ha trabajado en varias universidades canadienses, incluidas la U of T., McMaster y Guelph. Se especializa en Ficción Narrativa Latinoamericana con énfasis en Centroamérica. Sin embargo, su experiencia docente va más allá de su área de especialización. Ha impartido docencia en ambas corrientes, Literaturas y Culturas latinoamericanas y españolas peninsulares. En la FDU imparte clases de español, literatura y cultura en todos los niveles. También imparte cursos de literatura en inglés con contenido intercultural. Es autor de Las Novelas de Claribel Alegría y de la primera edición canadiense de Intercambios: Spanish for Global Communication, en coautoría con el escritor y académico canadiense Stephen Henighan. Actualmente investigando una antología de escritura sobre diversidad sexual en Centroamérica.
ANA TISCORNIA (Uruguay, 1951). Artista plástica, su obra incluye instalación, collage, ensamblaje, pintura y fotografía. Residente en Estados Unidos desde 1991, donde se desempeña como profesora emérita de la Universidad Estatal de Nueva York. Es autora del libro Vicisitudes del Imaginario Visual: Entre la utopía y la identidad fragmentada sobre el arte uruguayo de 1959 a 1995. Entre sus muestras más recientes, encontramos: “A la Vuelta de la esquina”, Espacio Mínimo, Madrid, Spain, 2022, “Una vez más”, Galería Nora Fisch, Buenos Aires, Argentina, 2023, y “A dos voces: Ana Tiscornia y Liliana Porter”, Galeria del Paseo, Lima, Perú, 2023. Ana Tiscornia es la artista invitada en esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Número 239 | setembro de 2023
Artista convidada: Ana Tiscornia (Uruguay, 1951)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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