sexta-feira, 29 de setembro de 2023

JESSICA FREUDENTHAL | Sobre la poesía de Julio de la Vega

 


Introducción

Colaborar directamente con un autor de la talla de Julio de la Vega, en lo que él llamó “el techado de su obra” fue un privilegio. Elaborar juntos un recorrido por sus libros, sus poemas inéditos, incluso borradores y distintas versiones. Sonrisas, anécdotas, profundos mensajes… El aprendizaje sobre la poesía misma, y la poesía escrita en Bolivia con mucho amor a su tierra, no es posible de olvidar. Agradezco profundamente a la vida la oportunidad de haber conocido y fraternizado de alguna manera con un escritor indispensable para la literatura de este territorio.

Para la edición de la Obra Poética de Julio De la Vega se revisaron los poemarios Amplificación temática (1957), Temporada de líquenes (1960), Poemario de exaltaciones (1966) y Vuelos (1993), también poemas publicados en periódicos y suplementos literarios, así como textos inéditos y versiones de algunos poemas que, en algunos casos, llevaban otros títulos o variaban en algunos versos. Hemos cotejado estas primeras ediciones, algunos poemas divulgados en periódicos y suplementos, localizando erratas y expresiones dudosas que tratamos de solucionar de la mejor manera. Para entonces, maravillosamente, contamos directamente con la participación de Julio De la Vega, quien personalmente nos asistió en lo que él llamó “el techado de su obra”, revisó algunos los textos y la propuesta de ordenamiento que se presentó.

Organizar la obra poética de Julio de la Vega no es, ni fue, tarea fácil; comenzando por el hecho de que su primer libro publicado es en realidad el segundo que escribió, también porque posee una extensa producción y distintas versiones publicadas en periódicos y suplementos con variaciones que van desde el título hasta la puntuación. Asimismo, notificamos al lector que algunos poemas fueron excluidos del libro Temporada de líquenes, ya que se encuentran en Amplificación temática.

Pero, el problema más grande al que nos enfrentamos fue que la mayoría de los poemas no están fechados, por lo que nuestro criterio de ordenamiento no pudo ser cronológico. Ciertos eventos, datos intertextuales y hechos dieron pistas sobre la fecha de algunos de los textos, sin embargo, dejaron en la incertidumbre a otros muchos. Por ello, los poemas no incluidos en los cuatro poemarios han sido reunidos en esta edición bajo tres categorías temáticas: Evocaciones, Amor, y Motivos. Estas líneas poéticas pueden encontrarse a lo largo de casi toda la obra de Julio De la Vega.

 

Evocaciones

La línea poética de Evocaciones trata las remembranzas, añoranzas e invocaciones de distintos personajes por medio de la escritura. La evocación se produce en tres espacios centrales: la de escritores, de familiares y amigos, de artistas. En todos los casos, la evocación se produce generalmente a través de funciones intertextuales como los epígrafes, citas, menciones, dedicatorias y notas.

En el primer caso, la evocación de lectores refiere directamente a lo que Mónica Velásquez ha llamado la saga de escritores lectores. Julio de la Vega sitúa el yo poético de estos poemas en la posición de lector, y en su caso se produce lo que Velásquez llama el reconocimiento en el sentido de homenaje, de agradecimiento y remembranza, pero también en un sentido de identificación.

En algunos poemas la relación de reconocimiento y la función intertextual es evidente y se produce a través de los títulos. En los poemas ya publicados podemos encontrar en esta relación el texto Soñé con Tzara (Vuelos), que funciona como un homenaje donde se hace alusión al tema surrealista del sueño (lo onírico) y se apropia del lenguaje surrealista.

En los poemas publicados en revistas y periódicos encontramos, en la misma línea, textos que establecen su relación de reconocimiento desde el título: Baudelaire, A Don Francisco de Quevedo y Villegas, A Ricardo Jaimes Freyre, Oscar Alfaro, Neruda, Lamentación y cuestionario a Luis Mendizábal Santa Cruz, y Adela Zamudio. La evocación se produce el reconocimiento, admiración, sentimientos y la rememoración de personajes y personas, podríamos decir con un deseo de tenerlas presentes y/o rendirles homenaje a sus palabras a través de la palabra.

Otros poemas son también muestras de reciprocidad a otros escritores, y la primera pista que de la Vega da para seguir la lectura son los epígrafes y dedicatorias. Dentro esta serie, podemos mencionar los poemas ya publicados: Mi cuota para tu muerte, dedicado a Gustavo Medinacelli (Temporada de líquenes); Momento con epígrafe que glosa Recordando a Jaime Saenz; Parangón sin coordenadas que comienza con la nota Homenaje a Franz Tamayo. Siguiendo este trayecto, encontramos en los poemas publicados en revistas y periódicos: Lo escrito escrito está, (Pensando en Gabriel René Moreno); Contraste (A la memoria de Oscar Cerruto); El escritor (dedicado a Augusto Guzmán); y Los adioses (Elegía para Antonio Ávila Jiménez). La relación de reconocimiento se hace evidente. Estos algunos ejemplos:

 


Cuatro siglos atrás y estás entero/ en la noche final de Villa nueva/ añeja al porvenir pero tan nueva/ por cuna ser verso verdadero, (…)

(A Don Francisco de Quevedo y Villegas)

 

No importan los soldados y los dioses/ Vagando por la noche largamente clara, / O la aurora derrotada de los conquistadores/ Posándote en tu pluma, / Recuperando espacios, / Sino verte a ti, / Jefe en el tiempo, / Padre, / Por nuestra identificación al padre (…)

(A Ricardo Jaimes Freyre)

 

En este último, el yo poético llama “jefe en el tiempo”, y “padre” al destinatario y se habla incluso de identificación, concepto que habíamos relacionado al reconocimiento.

En el poema Neruda este reconocimiento se produce a través de halagos que el yo poético va enunciando con relación a la vida y la obra escrita del autor de Canto General:

 

Pero lo cierto

es que un pueblo caminó para que cantes

y cantaste para que camine un pueblo (…)

 

Como hemos mencionado, la relación de reconocimiento y los guiños intertextuales se producen constantemente guiando al lector a través de la red de lecturas de Julio de la Vega.

En otros casos, como en los poemas El Profesor Demérito y Estrella ingresa al laberinto de la literatura, las relaciones intertextuales de reconocimiento se producen a través de la inserción de nombres de escritores:

 

¿y de Bolivia qué?/Preguntarás/ ¿Tenemos poetas?/ Tenemos

 

La voz poética se sitúa nuevamente en su posición de lector, y afirma la existencia de poetas nacionales, menciona algunos nombres: Vizcarra Monje, Pedro Shimose, Juan Quirós, pero también nombres toponímicos ficcionales como Macondo y Comala. La voz poética es en generala directa, de tú a tú, esto plantea, en muchos casos, la relación de “tú a tú” de la voz poética con los escritores mencionados, el encuentro por la escritura, la poesía, la influencia, la admiración etc.

La pregunta que plantea De la Vega es importantísima para el contexto de la poesía actual, teóricos han propuesto la insularidad de la poesía boliviana, el difícil encuentro de generaciones o colectivos, etc. Así como se ha empleado, en algún momento, la “escasez” o la calidad de la poesía producida en Bolivia, como su complicada distribución tanto de forma interna como internacional. De ahí la importancia de la pregunta y la afirmación que Julio De la Vega plantea, pues, a través de la intertextualidad y la evocación, de alguna manera, el autor delinea un mapa de lectura.

El espacio y el tiempo es complejo de analizar en este tópico, ya que se relaciona a los espacios reales y ficcionales de los autores haciendo referencia lo que él llama “el laberinto de la literatura”: cuatro siglos atrás, jefe en el tiempo etc. El tiempo, como es complejo también, pues tiene que ver con la historia de la literatura y las distintas corrientes: el surrealismo (vanguardia), siglo de oro (conceptismo), Charles Baudelaire (simbolismo francés), Ricardo Jaimes Freyre (modernismo), Neruda (quien atraviesa distintos momentos de la literatura, desde el modernismo y realismo soviético socialista, entre otros. En cuanto a los “personajes”, los identificamos claramente por la mención de sus nombres y sus obras, pues hacen referencia a personajes, no en el sentido ficcional si no real, pero desde la mirada del autor. Por ejemplo, en el caso de Tristán Tzara (dadaísmo, vanguardia), De la Vega hace referencia al sueño y lo onírico presentes en la obra del escritor parisino.

Como planteamos al inicio, De la Vega es un escritor que trabaja la intertextualidad, pertenece a la saga de escritores lectores, reconoce también a poetas bolivianos de distintas épocas y a sus contemporáneos, se pregunta sobre la poesía boliviana. En su momento, intentamos indagar sobre las influencias de los poetas mencionados en la escritura del autor, pero no fue posible. Es un estudio necesario y pendiente.

 

Amor y erotismo

El tópico del amor es también un hilo conductor en De la Vega. Señala Octavio Paz que “la sexualidad, el erotismo y el amor son tres caras de una misma realidad donde el sexo es la fuente primordial”; y de estas tres manifestaciones de la existencia, el sexo actúa como “el centro y el pivote de esta geometría pasional”. El amor y el erotismo son temas que perduran a lo largo de toda la historia de la poesía y la literatura. Es a partir de la pareja adánica que se nos introduce al amor y el erotismo, seguiremos la organización llevada a cabo en Evocaciones, y para ello comenzaremos por los textos publicados del autor.

En el poema Pareja en el turbión (Vuelos), el erotismo muestra la búsqueda de la “otredad”:

 

Coinciden en lo desigual/ que una no tiene y tiene el otro/ o él no tiene y ella tiene

 


El amor es nostalgia, búsqueda de común unión, sentimiento dialéctico, por eso en el fragmento a través de la presencia se hace evidente la falta, la carencia de otro, de “lo otro”. Esta “pareja en el turbión” es identificada directamente con la pareja adánica:

 

Pareja de la Biblia/ o de la vida que une sin medir las consecuencias/ y opone el sol a lo incendiado/ y el agua al manantial/ haciendo que los que quieren cruzarse se encuentren

 

Este “encuentro” es el instante mítico que inscribe al amor en el tiempo mítico del jardín adánico, inscribe al amor en la eternidad, recordemos que para Octavio Paz el instante es “nuestra ración de paraíso”. Así, el amor se presenta en la obra de Julio de la Vega inscrito en un tiempo mítico, desafiando nuestra condición de mortales, como un símbolo del amor terreno y perecedero.

En el poema Vegetación (Vuelos), encontramos también referencias al erotismo a partir del cuerpo: los muslos, la cintura, senos, pecho, serán constantes en de los textos de Julio de la Vega. Esta vez la referencia al tiempo mítico se presenta no por la figura de la pareja, sino por el símbolo del jardín:

 

El sitio/ emplazado y cerrándose / huerto en sí mismo.

 

Es pues en este huerto (jardín del Paraíso) donde el mundo se detiene/ y el color del cristal/ es igual al amor con que se gira/ todo está en su sitio y todo lo es el sitio. Ya había escrito Eliade: “el jardín es el centro del mundo”; y Bachelard: “el jardín del recuerdo-sueño, perdido en un más allá del pasado verdadero”. Este tiempo mítico del amor es nostalgia. En el poema Existir hacia atrás, la voz poética enunciará que no hay tiempo personal/ el cero se instituye/ la eternidad es el momento/ y el momento uno solo, ese “momento”, es el instante que nos permite entrever la eternidad. Es pues para el autor la representación de un tiempo mítico:

 

El momento no puede medirse hacia delante/ ni en línea recta/ porque forma un círculo final al empezar/ redondo en el comienzo como un beso (…)

 

No es pues casual que la representación de este tiempo circular del mito se presente en la forma de un beso, expresión por excelencia de los amantes. El beso se presenta también como el hecho de la primera comunicación del amor:

 

La historia de los dos y su resumen/ la reducción del alba de la sangre/ siempre comienzo y final eternamente/ el beso es lo que fue antes y el después/ el velo es el desvelo

 

Pero el beso no sólo representa el encuentro, sino también el adiós, el desencuentro, la despedida, veamos el poema inédito Situación límite:

 

En la atracción del beso el apego suelda y separa

 

Igual que el amor el beso es dialéctico. El amor está relacionado con la muerte: tensión entre Eros y Thánatos. Recordemos que el amor para los franceses es “una pequeña muerte” (el nuevo nacimiento y las muertes breves, escribirá De la Vega). El beso es pues unión y separación:

 

No pueden dar un paso más los encerrados/ ni alcanzan a inventar un gesto menos/ retrocediendo en sus propias reflexiones/ a los principios de la pareja adánica

 

Y en estos principios, en estos orígenes, el beso como última etapa.

El tópico de la pareja adánica puede se presenta también en poemario Temporada de líquenes, desde el título Historia que parece tomada de la Biblia, el poema nos va guiando hacia el tópico del Jardín del Paraíso:

 

Pero un día mi amada, / en eso de ser diosa se le escapó la mano;/ y se llegó hasta el árbol que le estaba prohibido, / y se comió la fruta

 

El texto introduce a la figura de la amada, la mujer deseada se presenta en los poemas de Julio de la Vega a través de metonimias relacionadas al cuerpo: senos, pecho, labios, cabello, muslos… En la cita, sin embargo, como en los textos mencionados, la mujer se relaciona al concepto bíblica es diosa, es amada, pero es ella quien comete la prohibición.

En el poema Jardín redundante, además del tópico del jardín del Paraíso, encontramos el cuerpo de la amada:

 

Su cuerpo extiende sobre el pasto/ y se esparce la vida;/ de la piel de sus muslos/ aprenden suavidad los pétalos;/ la ortiga se introduce bajo tierra/ por no lograrle heridas/ y hasta el zarzal adorna el paisaje/ cuando la ve tendida/ es la fuente encantada y el agua de la vida,/ porque ella crea raíces/ en el jardín tendida.

 

La relación amor, sexo y erotismo se enlaza en imágenes de la naturaleza: el sexo es la raíz, el erotismo es el tallo, y el amor la flor. ¿Y el fruto? Los frutos del amor son intangibles. Éste es uno de sus enigmas, dirá Paz.


Hasta aquí el espacio privilegiado es el jardín, haciendo referencia específica al jardín bíblico (el Edén), y por ello el tiempo no es lineal ni puede medirse. El espacio es también el cuerpo,

De esta manera, la mujer, la amada, se presenta en muchos de los poemas como una flor (metáfora recurrente en la tradición literaria). Asimismo, el amor nace como las plantas, como la naturaleza:

 

Nace el amor como los líquenes…

 

Los líquenes, organismos duales producto de una relación de dos seres distintos pero complementarios. El amor nace de esta relación dual de pareja. El título del poemario y del poema Temporada de líquenes aluden al tiempo de la pareja primigenia:

 

Temporada de líquenes con raíces en mi vida, / prolonga tus jardines hasta el fin de mis días!

 

En Poema In Situ, la mujer es también la hermana, la querida: mi costado, mi inmanencia. Volvemos a la referencia de la pareja adámica, la mujer nace del costado del hombre y constituye su misma esencia, pero también su permanencia en el mundo en ese río de la especie que baja de su vientre.

Habíamos hablado de la “otredad” en la relación al erotismo como una búsqueda del encuentro del ser. En el texto Orilla sin frontera, la amada es vista en otra orilla; para tocarla se busca alargar el sexo como rama/ para enredarse en su enramada/ llegando hasta la playa de ella/ pero este amor es de una sola orilla/ de línea que no ve su par. Así pues, el amor se traduce en la inevitable “incompletitud” que el amante trata de superar en el encuentro con su amada. La “otredad” es inalcanzable, es una eterna búsqueda. Es por ello, quizá, que de la Vega escribe: el amor es un combate que no da cuartel. Sin embargo, es el amante varón quien intenta alcanzar a amada, quien es indiferente.

Al respecto, De la Vega también escribió: en las leyes del amor la lógica se invierte, y todo el amor en un instante. El instante que nos permite vislumbrar la eternidad, el tiempo primigenio, la comunión con la otredad:

 

Como en el Paraíso/ Primero fue la siesta del amor/ Y luego se inventó la desnudez/ Sabor de no saber qué se mordía

 

Asimismo, para de la Vega el amor se hace al andar, veamos un fragmento de Paisaje urbano sólo para Peatones:

 

Pero el Edén está/ porque ha nacido el beso/ y de su aliento nacerá lo sólido. / Pared y espacio/ marco de espejo que no da la imagen/ porque el amor se hace caminando.

 

El amor se manifiesta de muchas maneras en la obra, es así que también podemos encontrar al amor como juego:

 

Besándonos –destino del encuentro/ Fuego de un aliento/ quemándonos, / guerra de flores/ juego de amor.

 

El espacio privilegiado cuando el autor escribe sobre el amor es el Jardín del Edén. Por su parte, el tiempo es dialéctico, refiere a la eternidad y “al momento”, al instante (el momento no puede medirse hacia adelante), etc.

En el caso de los personajes, la pareja adánica y la amada, generalmente desde una primera persona, o hace uso de la tercera para hablar de forma más general u omnisciente. Muchas veces la voz poética se dirige a un tú, que es la amada. Son muy escasas las ocasiones en que se dirige al lector.

 

Motivos

Bajo la línea de Motivos, agrupamos, por un lado, aquellos textos sueltos y de temáticas diferentes; por ejemplo, La ventana, La torre, El equipaje, Fantasma prematuro, y otros. Por otro lado, dentro de esta categoría encontramos también una subcategoría de tópicos históricos y nacionales, como los poemas Bolívar y la libertad, Illimani, Canto a La Paz y otros.

El territorio, los Andes, los Valles, los llanos, la Amazonía, la cordillera, las desbordadas ciudades. Julio escribe y canta al sonido de la lluvia, las vicuñas y jaguares… Esta línea poética se recopiló en el libro Paisaje sin fronteras (2007, Plural y Fundación Simón I. Patiño), con el proyecto de Poesía para niñas y niños (Chuymampi Ser de Corazón-Colectivo Lee), para acercar su obra al público infantil y juvenil con ilustraciones de los participantes de los talleres.

Queda mucho por decir e indagar sobre la obra de Julio de la Vega, el uso de la voz poética en poemarios y textos específicos, sus personajes y temas, los espacios privilegiados, el uso del tiempo, el estilo… Mientras tanto, dejamos la puerta abierta e invitamos a los lectores a recorrer el territorio sin fronteras de este imprescindible escritor boliviano.




JESSICA FREUDENTHAL (Bolivia, 1978). Escritora, artista, traductora y editora, gestora cultural y promotora de la lectura. Su libro Cérvix obtuvo el premio Franz Tamayo (2022) y Hardware (2004 Plural, Yerba Mala Cartonera y BDP 2020) en su primera edición obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal. Ha publicado también Demo (Catafixia 2010, Plural 2011 y BDP 2020), El filo de las hojas (3600, 2015). Editó la antología “Cambio Climático: panorama de la joven poesía boliviana” junto a B. Chávez y JCR. Quiroga (Fundación Simón I. Patiño 2009). A través de la poesía y la literatura, ha colaborado frecuentemente con diversos artistas audiovisuales, dramáticos, plásticos nacionales e internacionales. Creó la Ludoteca de palabras, con el objetivo de acercar la escritura creativa y la lectura de forma lúdica y simple para todos. Para niños publicó la colección Patapata de poesía de diez libros ilustrados en la que figuran autores como Luis Lucsik, Eduardo Mitre, Yolanda Bedregal y Matilde Cazasola (Plural y Fundación I. Patiño). También el libro Mirarte: los cinco trucos del arte (MNA) junto a Luciana Molina. Algunos poemas para e ilustraciones suyas para niños fueron incluidos en revistas y en el libro Escribo la A ilustro la Z (CCP, FC-BCB).




ZUCA SARDAN (Brasil, 1933). Erroneamente situado no casulo que a crítica achou por bem batizar de poesia marginal, sua obra é marcada por uma fusão de linguagens, onde poemas, fábulas, sátiras, desenhos, colagens, agitam as plateias mais dispersas e distintas possíveis. Entre seus livros, estão: Aqueles papéis, poesia (1975), Os mystérios, fábulas (1979), Visões do bardo, graffitti (1980), Ás de colete, poesias, desenhos (1994). Ao lado de Floriano Martins escreveu, a quatro mãos, inúmeras peças de um teatro automático, reunidas nos livros: O Iluminismo é uma baleia (2016) e A volta da baleia Beluxa (2022). Artista convidado da presente edição de Agulha Revista de Cultura.




Agulha Revista de Cultura

Número 240 | setembro de 2023

Artista convidada: Zuca Sardan (Brasil, 1933)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2023 

 


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