quarta-feira, 20 de setembro de 2023

SILVIA GUERRA | Conversando con Selva Casal

 


Selva Casal nació y vive en Montevideo. Inmersa en una familia completamente dedicada a la literatura, publicó sus primeros poemas en la revista literaria Alfar, fundada en La Coruña por su padre el poeta Julio J. Casal, que continuó saliendo en Montevideo hasta el año 1954 constituyendo un puente literario de gran importancia entre España y América. Desde esos primeros poemas publicados en Alfar ha seguido publicando de manera ininterrumpida hasta la fecha. Abogada en lo penal, fue catedrática de Práctica Forense en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, y docente de Derecho y Sociología en los Institutos Normales, cargos que ocupó hasta ser destituida por la Dictadura Cívico-Militar a causa de la publicación del poemario “No vivimos en vano” de 1975. La presencia de los desvalidos, el trágico prójimo con el que se interrelacionó en sus años de penalista, forman una parte sustancial de su poesía. Ha sido traducida al inglés y publicada en la Poetry Review de la University of Trampa, Florida, U.S.A. Obtuvo en 2010 el Premio Morosoli de Poesía otorgado por la Fundación Lolita Rubial, en varias ocasiones recibió el Primer Premio en el Concurso Municipal de Poesía y el Premio Nacional del Ministerio de Educación y Cultura por sus libros. Figura en varias antologías nacionales y extranjeras.

 

SG | ¿La poesía tiene cabida en esta época?

 

SC | Sí, es un sitio la poesía, y un tiempo. Basta que a una sola persona, a un niño, le guste para que ya, sea. Aunque la mayoría se niegue, la mayoría no le de importancia. Porque tiene que ver la resonancia de alma a alma. Si no, cuánto quedará perdido, aparentemente perdido en el aire, cuánto quedará muerto. El poeta tiene la función de revivir fantasmas. Muchos piensan que los temas mayores son los que dan importancia o valor a la obra pero yo pienso que no está en los temas mayores o menores sino que las cosas tienen un valor intrínseco. Se puede hablar de cosas trascendentes pero eso no da autoridad al poema.

 

SG | ¿Se puede llegar a la poesía desde cualquier lado?

 

SC | Sí. Porque lo trascendente es una visión subjetiva del individuo y lo cotidiano puede iluminarse también con la fuerza del espíritu. Si no existieran las palabras existiría la poesía. No sé en qué cuerda, no lo imagino. Pero no por eso desaparecería. La poesía está detrás de las palabras. Las palabras son los medios, el escalón que nos lleva a otra cosa. El lenguaje es una relación de palabra a palabra. En el vacío existente entre las palabras está la poesía. Me valgo de las palabras y después tiro las palabras. La sustancia de mi poesía está en aquello que coloreó mi infancia cuando era fácil ascender por las paredes y quedarse allí inmóvil como una araña trágica y bellísima.

 

SG | ¿La poesía, va a la infancia?

 

SC | La infancia sustenta a la poesía, allí es permitida la locura en el buen sentido de la palabra; la locura para nuestro íntimo equilibrio. Tomada así, la infancia es la propulsora, pero luego, en el transcurso de vivir, se va enriqueciendo por los estados de conciencia, por las situaciones límites que alcanzan a todos los seres por no saber si lo que se hace tiene algún sentido. Hay un tiempo perdido en el aprendizaje, cuando llegamos a saber, ya ese mundo se vuelve ceniza y no tenemos tiempo y la falta de tiempo interior también es una limitación, pero a la vez afina el sentido de la realidad, y podemos escribir con mayor sosiego y serenidad. Me habría vuelto loca si no hubiese escrito, porque la poesía, en mi caso, fue una forma de relación.

 


SG | Selva, a propósito de la infancia, del color de la infancia, me gustaría que me contaras cómo fue para ti el relacionamiento primero con la poesía a través de tu casa, con tu padre y tus hermanos, desde ese lugar de pertenecer a una familia de poetas ¿cómo era todo eso para ti, de niña?

 

SC | Fue algo increíble. Allí sucedía lo insólito, lo que se escapa de la realidad y estábamos todos sumergidos en un clima como de ensueño. Mi padre tenía la educación y el don de la poesía. Mi madre el don de la fe. Y en esos términos se desarrollaba una vida muy especial, muy amparada, no obstante, a la pobreza que nos circundaba. Porque después de la dictadura de Terra mi padre perdió el trabajo que tenía en el Museo Blanes- que era secretario- trabajaba con Pesce Castro, el pintor, que un día le hizo un cuadro hermoso. Y yo iba muchas veces al Museo con mi padre, me encantaba porque había puentecitos sobre el arroyo Miguelete que lo atravesábamos. La poesía era el abc, lo que todos los días bebíamos, mirábamos, respirábamos. Mi padre hablaba de poesía con toda naturalidad. Fluía sola. Él de pronto se ponía a decir un poema. Estábamos aclimatados. La gente que me rodeó fue gente de valor y buenos. Después, se rodó la vida a la intemperie, y esas vivencias positivas son un cimiento, entonces, se puede estar en el límite de la locura pero no enloquecer. Un límite de lo trágico, pero no enloquecer. Yo creo que el poeta está en sus poemas. Su biografía es importante pero no es el poema en sí. Por qué el poema se da, por qué no es solo expresión sino creación, es un misterio.

 

SG | ¿Esa primera relación con la poesía que te marcó en la infancia fue la que te llevó a escribir o después sentiste otro golpe de la poesía en tu vida?

 

SC | Déjame pensar. Yo soñaba muchas cosas raras, en realidad estaba escribiendo, produciendo. Pero tenía un pudor y no quería decir. Decía “soñé tal cosa” no era un sueño, yo lo había hecho, lo había inventado. Entonces mi padre se dio cuenta de la maniobra y me dijo “¿por qué no escribís tus sueños?” y yo, que era adolescente, empecé a escribir, en realidad lo que hice siempre fue escribir. Y también pinté así, pintaba mentalmente. Veía cosas y las dibujaba mentalmente. Pero esos primeros recuerdos- son vivencias más bien- casi intocables, vivencias muy profundas que no se ven cuando el poema está escrito, porque son tan profundas que no tienen rostro, no tienen cuerpo, sólo un alma difusa. Y decimos que la poesía nace así, si es que la poesía nace porque más bien irrumpe como el viento que no se sabe de dónde viene, ni por qué, ni adónde va.

 

SG | ¿A qué necesidad responde la escritura?

 

SC | La única necesidad que nos va quedando, que paradójicamente se evade en el sueño, que es la realidad, irrumpe en el alma y en el fondo no hay contradicción. Vivimos nuestra propia paradoja, no es una línea recta la vida, ni mucho menos.

 

SG | ¿Qué te impulsa a escribir?

 

SC | El solo hecho de existir. Decir causas sería limitativo, sería ponerlo a algo que no tiene ni principio ni fin.

 

SG | ¿La poesía está en las cosas cotidianas?

 

SC | Pienso que si no hubiera palabras, también existiría la poesía. Yo siento mucho la poesía de lo cotidiano, siento cada día como el primero de la creación, levantarse y mirar, respirar, es un privilegio que no siempre valoramos tomando el café con leche. Me parece muy importante.

 

SG | Tu relación con el Derecho, ¿cómo fue?

 


SC | Bueno, el Derecho es un instrumento que busca el equilibrio social. Y mi relación con el derecho me dio muchos elementos de juicio e invadió un poco mi inconsciente sobre todo en el aspecto de derecho penal y la defensa de los presos. El conocimiento a través de las vivencias de la gente que delinque. Y no es de casualidad que hasta Cristo tenía a su lado un ladrón bueno y un ladrón malo. Está esa afirmación “Acuérdate de mí, cuando estés en el paraíso” le dijo el ladrón bueno, y él le contestó “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. El alma humana es muy compleja. Pero son los que han infligido situaciones o leyes a veces, los que pueden volver sobre sí mismos y tener un caudal positivo lleno de amor que dar. Mirado desde dentro, es distinto. A mí el derecho me sirvió, me gustaba el derecho y me sirvió como elemento, como condimento, digamos. Lo usé, es que uno usa todo. Vas por la calle y ves una enredadera y el poeta se apodera de ella. Porque las cosas que se miran toman vida.

 

SG | Y en lo político, ¿cómo es tu idea de “poeta comprometido”?

 

SC | La poesía ha sido mi militancia. Mi manera de estar en el mundo porque la indiferencia es corrosiva. No podía mantenerme ajena en las cosas que en el país hemos vivido, algunos poemas míos que recuerdo tocan esa temática que es como tocar el drama del hombre.

 

SG | ¿Un libro te sirve como precedente para lo que sigue?

 

SC | Hay una filiación. Siempre algún poema se filtra en el libro siguiente. No sé por qué. Como una continuidad. Diferenciaciones y a la vez acercamiento. Será porque me gusta ir hacia lo recóndito o casi perdido y que venga la luz.

 

SG | Ponés fechas, números en tus poemas.

 

SC | Sí, porque eso es una especie de asidero para el recuerdo, para la vivencia.

 

Fuera de nuestra piel en 1971

Cae una hoja un pájaro.

Hay lugares del mundo que alucinan

Espacios que la sangre define

Saber lo que acontece por los diarios y no morir

Ser como un caos

Extraña entre las cosas

Vivo desde tus uñas desde el ojo calcáreo

De los abuelos de mis abuelos

Compañero

Olvida tus papeles taciturnos

De sapiencia tan honda

Mientras duermes, mientras piensas o sueñas

Puede explotar la tierra

La tierra en que viajamos

Con su cielo infinito

Con sus bosques

Mira desnudo el hombre

Sus vértebras

Su silencioso cordón umbilical

Está lleno de cosmos de ventanas de lluvia

Es un señor cualquiera

Que muere en sus zapatos

Adiestra su costumbre de vivir

Se acumula de furia

Mañana puedo caer de pronto

Y morirme en tu rostro

Sin que jamás lo señas

Puede caer de pronto

Con una bomba H

Con un grito de hombre mutilado

Mi vida todo absurdo

Todo paredes fechas

Siento no se que de esperanza

No sé qué de tristeza

La vida toda cayendo en ascensores

Naufragios

Sociedades anónimas

Consumados señores del precepto

Dentro de las banderas se mueren los crepúsculos

Nos bastan cuatro líneas para secuestrar la vigilia

Ya no hay tregua

Los cadáveres desafían el mundo.

 


En ese poema hay una fecha fija, determinada. Y yo tomo esa fecha como hilo conductor y después todo se va desarrollando.

 

SG | ¿Cómo definirías la poesía?

 

SC | Creo que es una transgresión. Porque rompe los cánones, ingresa en un mundo inédito, desconocido. De ahí que la poesía cueste en el común de la gente aceptarla. Si la literatura es importante, la poesía no lo es. No lo es porque es más profunda.

 

SG | Así que la poesía pierde la categoría de importancia.

 

SC | Sí. Eso es una categoría, relativa, impregnada de criterio de muchas personas que la limita. Es una cavilación inesperada, insólita.

 

SG | ¿Eso tiene un cierto carácter sagrado?

 

SC | Sí, toca todo, se parece un poco a la religión porque implica una vehemencia, una fe. Hay un punto de inicio de fe. En eso sería parecido a una religión. Un ardor interior.

 

 SG | ¿Qué idea tenés del paraíso?

 

SC | El paraíso está a la sombra de las espadas. Hay que ganárselo.

 

SG | ¿La poesía puede salvar?

 

SC | A mí me ha salvado. De muchas cosas. Es como quien está en el fondo del mar y se va a ahogar pero toca una piedra luminosa, y vuelve a respirar. Algo así.

 

 


SILVIA GUERRA
(Uruguay, 1961). Es una firme activista del intercambio poético y una presencia frecuente en recitales de poesía. Ha publicado, entre otros libros: De la arena nace el agua (1987), Idea de la aventura (1990), La sombra de la azucena (2000), Nada de nadie (2001), Estampas de un tapiz (2006). Ha recibido el Premio Municipal de Poesía Categoría Inéditos, 1991-1992; y el Creativity prize. Naji Naaman’s Literary Prizes 2016, otorgado por la Naji Naaman’s Foundation for Gratis Culture, de Líbano, 2016.
 

 

 


ANA TISCORNIA (Uruguay, 1951). Artista plástica, su obra incluye instalación, collage, ensamblaje, pintura y fotografía. Residente en Estados Unidos desde 1991, donde se desempeña como profesora emérita de la Universidad Estatal de Nueva York. Es autora del libro Vicisitudes del Imaginario Visual: Entre la utopía y la identidad fragmentada sobre el arte uruguayo de 1959 a 1995. Entre sus muestras más recientes, encontramos: “A la Vuelta de la esquina”, Espacio Mínimo, Madrid, Spain, 2022, “Una vez más”, Galería Nora Fisch, Buenos Aires, Argentina, 2023, y “A dos voces: Ana Tiscornia y Liliana Porter”, Galeria del Paseo, Lima, Perú, 2023. Ana Tiscornia es la artista invitada en esta edición de Agulha Revista de Cultura.




Agulha Revista de Cultura

Número 239 | setembro de 2023

Artista convidada: Ana Tiscornia (Uruguay, 1951)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2023 

 


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