La Resistencia estudiantil contra la “Guardia Universitaria
Presidente Trujillo” (GUPT)
Los estudiantes de la Universidad
de Santo Domingo estaban obligados a ingresar a la Guardia Universitaria, que desde
1937 había sustituido en la institución de educación superior, a la Asociación Nacional
de Estudiantes Universitarios (ANEU). Esta última se había destacado en la lucha
contra las medidas dictatoriales en el sistema educativo dominicano. De no ingresar
a ese organismo de control político de característica civil-militar, los estudiantes
se arriesgaban a que se les impidiera la matriculación y se les perseguía como opositores
al régimen.
Después
de un tiempo, muchos de los bachilleres disidentes con la dictadura, comenzaron
a usar como táctica de sobrevivencia inscribirse en la GUPT, aunque se tuvieran
ideas y sentimientos contrarios a la política de Trujillo. Pertenecer a la Guardia
era una forma de ocultar los verdaderos intereses políticos y así evitar la represión.
Muchas conciencias libres se ocultan bajo
esos denigrantes uniformes —dice Luis F. Mejía— en espera de hora propicia, pues
el disimulo es la forma de resistencia de los débiles.
“La Viuda de Padilla”: el Teatro Universitario contra
Trujillo
El régimen aprovechaba todas
las actividades públicas para promover las bondades del mandatario y las realizaciones
de su gobierno. Todo, absolutamente todo, se le quería hacer creer al pueblo, que
era el resultado de la decisión y mandato de Trujillo. Al acercarse la fecha del
primer centenario de la República proclamada en febrero de 1844, el gobierno activó
los mecanismos de propaganda para celebrar dicha fecha, en la que el dictador sobresalía
como el padre de la patria nueva. La Guardia
Universitaria, como era lógico suponer, tomó bajo responsabilidad los actos de los
estudiantes de la USD; pero, al parecer, desconocía que en la Academia se iba asentando
de manera secreta un sector estudiantil que rechazaba la política trujillista.
La noche
del 23 de febrero de 1944, en un acto que contó con la presencia de la primera dama
María Martínez de Trujillo, su hija Flor de Oro Trujillo, así como diplomáticos
y funcionarios, el Teatro Universitario presentó en la ruina de San Francisco la
obra teatral La viuda de Padilla, basada
en la «tragedia original del poeta español Francisco Martínez de la Rosa». El periódico
La Nación dejó expresamente reseñado, que la organización del espectáculo, en cuanto se relaciona con el orden del mismo,
la comodidad del público […], estuvo a cargo de la Guardia Universitaria Presidente
Trujillo.
La presentación
de la obra era un discreto atrevimiento de algunos profesores y estudiantes, que
la seleccionaron para ser llevada a la tabla a sabiendas de que, en 1844, durante
la lucha de Juan Pablo Duarte y La Trinitaria, La viuda de Padilla había sido utilizada por la sociedad la Filantrópica
para exaltar los ánimos libertarios contra la opresión del gobierno haitiano.
Tal vez
por esa razón, la joven Angélica Aybar Nicolás, en función de presentadora del grupo
de teatro, al dirigirse al público explicó
en acertadas palabras, dichas con profundo sentido, tanto el significado artístico
cultural del Teatro Universitario, como las razones históricas que sobre cualesquiera
otras pesaron en el ánimo de los universitarios para elegir precisamente La
viuda de Padilla como obra que sirviese al
conjunto dramático de la Universidad para su primera actuación pública.
De aquel acontecimiento y del impacto que tuvo sobre el público reunido en la ruina de San Francisco, dice Jesús de Galíndez en su obra La Era de Trujillo (1956), que las raíces de la agitación estudiantil en la Universidad tuvo su origen en la presentación de La viuda de Padilla en 1944: Cuando el Vicerrector Lic. Bonilla Atiles agrupó unos cuantos muchachos y muchachas para representar el drama La viuda de Padilla como aportación universitaria a las fiestas; es un drama español que alaba la rebeldía de los Comuneros castellanos contra el nuevo régimen absolutista del Emperador Carlos V, y pese a su flojera literaria tiene varias expresiones en defensa de la libertad; los trinitarios de Duarte lo utilizaron antes de 1844 como símbolo de su lucha clandestina contra la ocupación, y a Bonilla se le ocurrió aprovechar el pretexto de esta recordación histórica dominicana para repetir la protesta simbólica contra el régimen actual.
En la presentación
de la obra tuvo papel protagónico la estudiante Josefina Padilla Deschamps, pues
ella fue la responsable de interpretar La
viuda de Padilla, lo que fue destacado por el periódico La Nación al decir que la joven estudiante
de medicina realizó una admirable interpretación
del difícil papel de La viuda de Padilla. Junto a la joven Deschamps, también
tuvo destacada participación quien años después sería su esposo, el estudiante de
derecho Rafael Augusto Sánchez Sanlley (que luego fue asesinado por la dictadura).
Ambos, en sus papeles principales, arrancaron aplausos en una emocionante escena con la cual hizo su presentación el Teatro universitario.
Las autoridades no sospecharon el simbolismo —narra Galíndez en su libro— pero aquel
grupo de estudiantes floreció en una serie de círculos de estudio espontáneos, que
poco a poco se fueron transformando en la organización clandestina en parte descubierta
por la policía en el verano de 1945, y más tarde en la organización política Juventud
Democrática.
Josefina Padilla Deschamps en la Juventud Democrática
(JD)
Entre los muchos miembros
de la Juventud Democrática se destacaron los estudiantes Manuel Mena Blonda, Virgilio
Díaz Grullón, Carmen Natalia, Silvia Padilla Deschamps, Bolívar Kundhart, Rafael
Reyes Valdez y Josefina Deschamps. Esta última, aun perteneciendo a la Guardia Universitaria
mantenía una discreta relación con la Juventud Revolucionaria desde 1944, por lo
que era mantenida bajo vigilancia por los espías de la GUPT. Posteriormente, en
1946, Josefina Padilla se destacó como la representación femenina en el comité central
de la Juventud Democrática. Juan José Cruz, que fue miembro de la Juventud Democrática
y escribió la memoria de esa organización en un libro que tituló Bajo la barbarie
(1997), hace referencia a las actividades de las hermanas Deschamps, Carmen Natalia
y otros estudiantes en los tiempos que públicamente enfrentaban al régimen de Trujillo,
y hace referencia al tipo de actividades que desarrollaban en las calles de la ciudad
de Santo Domingo en 1946:
Propaganda, mítines y ventas de periódicos (aunque no era mandatario
hacerlo públicamente pero que sí lo hicimos también en ocasiones), actividades estas
que aceran las voluntades y compenetran los compañeros que corren los mismos riesgos.
En estas faenas de ventas de periódicos en las calles veo en mi memoria a Rafael
Valera (Fefé), Vinicio Echavarría, Rafael Mieses Peguero (Cocuyo) y otros compañeros
universitarios o normalistas, catalizados generalmente por Carmen Natalia Martínez
B. Recuerdo esas para mis extrañas acciones (porque en las calles nunca se sabía
lo que podía ocurrir), las realizadas junto a Carlos Lizardo y/o Josefina Padilla
Deschamps y su hermana Silvia […]. Josefina Padilla —dice Juan José Cruz— era la
representación femenina en el Comité Central y pionera por tanto entre las que asumieron
la responsabilidad de enfrentar la maquinaria trujillista cara a cara.
Josefina Padilla Deschamps en la transición
a la democracia
Josefina Padilla, graduada de doctora en Medicina, tuvo como esposo al abogado
Rafael Augusto Sánchez Sanlley, quien fue miembro de una familia que se destacó
en la lucha contra Trujillo. Perseguido por el régimen y tenido como opositor, fue
víctima de la dictadura cuando en la primera semana después de la muerte del tirano
Rafael L. Trujillo, se dice que el 2 de junio de 1961 fue apresado por los servicios
de inteligencias del régimen y fue desaparecido para siempre. Por esa lamentable
circunstancia, doña Josefina era conocida entre sus relacionados y amigos políticos
como “La Viuda”, una referencia clara vinculante con la presentación de la obra
teatral en 1944, donde ella y Sánchez Sanlley fueron los dos personajes principales.
Pese a la muerte de su esposo, nunca más volvió a casarse y se dedicó por entero
a la crianza de sus hijos.
Participando en la lucha por la libertad
En las elecciones generales de 1962, fue candidata a la presidencia acompañando
a Alfonso Moreno Martínez, candidato por el Partido Revolucionario Social Cristiano.
Posteriormente participó en la contienda bélica de abril de 1965 y al terminar la
guerra se integró al movimiento de lucha por la transformación académica que sacudió
desde 1966 la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), destacándose como activista
del Movimiento Renovador. En su condición de profesora de la institución ocupó la
vicerrectoría académica a finales de los años ochenta.
Como profesional de la Medicina, doña Josefina Padilla se especializó en el área de la sicología y la siquiatría, condición profesional que compartió con trabajos comunitarios a través del Centro de Investigación y Apoyo Cultural (CIAC). En sus trabajos comunitarios contaba con la Colaboración de José Antonio Cuevas (Papi Cuevas), un militante revolucionario vinculado para entonces al Núcleo Comunista de los Trabajadores (NCT), que dirigía Rafael-Fafa-Taveras. Bajo la responsabilidad de Josefina Padilla, pues ella era la directora del CIAC, se desarrollaron programas de salud comunitaria en la comunidad de Tamayo y en otras comunidades pobres de la región Sur, y se publicaron libros, revistas y boletines con los mismos fines de educación popular.
Josefina Padilla y la lucha política posterior
a la dictadura
Doña Josefina Padilla mantuvo militancia
política permanente desde los tiempos en que militó en la Juventud Democrática y
el Partido Socialista Popular, organizaciones que a mediados de los años cuarenta
actuaban abiertamente en oposición a Trujillo.
Aunque debido a la represión política
pareció desvincularse de las actividades oposicionistas, su esposo mantuvo su lucha
contra la dictadura. Posterior a la muerte violenta del dictador en 1961, la doctora
Padilla Deschamps formó parte por breve tiempo en el Partido Revolucionario Social
Cristiano (PRSC), que había surgido a finales de 1961. En esa organización, en su
condición de dirigente, fue candidata a la vicepresidencia de la República junto
al doctor Alfonso Moreno Martínez.
Con marcada simpatía con el Movimiento
Revolucionario 14 de Junio, tuvo participación en la guerra de abril de 1965, y
luego simpatizó, de manera discreta, a la lucha contra la política represiva de
los doce años de gobierno del doctor Joaquín Balaguer, defendiendo los lineamientos
políticos del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Posteriormente a la división
de esa organización de izquierda en 1977, mantuvo relación con el Núcleo Comunista
de los Trabajadores (NCT), y luego de la desaparición de esa agrupación, formó parte
como, siempre desde una colaboración discreta, con el Bloque Socialista (BS), partido
de izquierda que dirigió Fafa Taveras junto a Cucuyo Báez y Moisés Blanco Genao.
Alejada de la política militante desde
finales del siglo XX, siempre se mantuvo apoyando la lucha por la democracia y la
libertad de los dominicanos, pero su situación de salud la fue apartando de la vida
pública. Falleció el domingo 13 de noviembre del 2022.
Agulha Revista de Cultura
Número 250 | abril de 2024
Artista convidado: Javier Marin (México, 1962)
editora | Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
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