segunda-feira, 15 de julho de 2024

ARTURO MORELL | La magia de “Chacana” de Ana Guillot

 


Desde que recibí la invitación a presentar el libro Chacana de Ana Guillot, dicen (y digo yo también) que sentí algo especial, algo como que el destino me ponía en ese camino, porque sabía (todos sabían) que esas fechas estaban muy complicadas entre viajes y compromisos.

– Por algo pasan las cosas – pensé mientras chequeaba mi agenda, en la cual estaba por determinar el día de regreso de un viaje a Buenos Aires. Finalmente, aunque tenía otra actividad que debía confirmar para ese día, acepté gustoso, sintiéndome honrado con tal invitación.

 

Que no sabía en qué se metía

Que le advirtieron

Que no le importó

Que daba igual

Que no

 

Fue así como inició un romance literario con una maravillosa novela poética o una poesía novelada, como cada quien quiera llamarla, así, libremente, ya que eso te provoca su lectura y para el caso, da el mismo resultado.

 El título Chacana me encantó porque me recordó un viaje a Perú y en especial al Cusco, donde olvidé comprar justamente una chacana, la representativa cruz andina que simboliza cuatro puentes, unión entre lo alto y lo bajo, la luz y la oscuridad, lo mundano y lo espiritual…

 Con el gusto de leer Chacana (habiendo leído antes algunas poesías de la autora) sentí curiosidad de conocer esta primera novela de Ana Guillot.

 

Dicen que no entendió las primeras páginas

Es que están escritas raro

Lo que pasó es que no puso atención

No se sabe bien qué fue

 

En efecto no entendí las tres primeras páginas, aunque las leí dos veces me pareció muy extraña la narrativa, y pensé que, si así estaba todo el libro, sería un suplicio leerlo, pero por disciplina tenía que hacerlo (si no de qué demonios iba a hablar en la presentación).

 No pasó mucho tiempo para que me atrapara Chacana (de hecho fue en la cuarta página) me envolvieron sus personajes, su relación con Cusco, y cómo no iba a ser así, si cada párrafo te intriga más y más y quieres saber más y más de lo que pasa: que qué sigue, que si en verdad las niñas eran hijas de una sirena, que quién era el que se enamoró de Magdalena, que qué pasaba con Ada, la hermana, que si en verdad eran brujas, que quién era el forastero que la quería ver para “devolverle la mirada”, que de quién estaba embarazada, ¿de uno o del otro?, que quiénes eran esas múltiples voces que todo el tiempo opinaban…

 Esas voces, sobre todo, me apasionaron esas voces, que eran como un inconsciente colectivo, o un gran coro griego o simplemente las chismosas del pueblo, de esas que nunca faltan (dicen por ahí).

 

Que se leyó muy rápido el libro

Que lo cautivó

Que hizo algunas pausas

Que no

Que no se sabe

 


Mientras leía, los pasajeros que iban junto a mí en el avión, se sorprendían de la vehemencia con que subrayaba el libro, ¡y con tinta! – ¡Qué barbaridad! – murmuraba la señora del asiento contiguo en el vuelo de Miami a Buenos Aires.

 Pesé a mi interés, no lo pude terminar de corrido, me quedé justo en el intermedio, cuando ya había una relación entre Magda y Joaquín. Y además ya había aparecido el tercero en discordia, la historia se enredaba y regresaba a ella cada que podía…

 Cuatro días de mucho trabajo en Buenos Aires impidieron que siguiera su lectura, por lo que la reservé para el vuelo de regreso a Miami (justo un día antes de la presentación).

 La terminé de leer en la larga fila de migración del aeropuerto de Miami y llegué a la cita en Books&Books de Coral Gables. Al entrar, de pronto me llamaron de una mesa donde estaban tres mujeres…

 

Que no se dieron cuenta que era él

Que ya le conocían

Que no se sabe

Que supieron que era Morell porque traía la novela en la mano

 

Saludé muy amable y al tercer saludo, ella me dijo: –Hola, soy Ana– y antes de decir hola, le dije ¡me encantó tu novela! Ana sonrió y agradeció como se agradece cualquier cumplido, o no cualquiera, sino uno especial, que desde luego era evidente que era sincero…

 Al comenzar la presentación, Mónica Prandi, editora de la revista Letra Urbana y anfitriona del evento, agradeció desde un muy formal pódium la asistencia de un nutrido grupo de lectores y me presentó, haciendo una breve síntesis de mi biografía…

 

Que no importaba mucho

Que no era necesario

Que sí

Que quién sabe

 

Me acerqué al pódium y observé que a unos metros estaba dispuesta una mesa redonda, con algunos libros de Chacana como para que el público los viera y, al lado, una sola silla donde Ana Guillot se sentó al iniciar la presentación.

 Inicié como se inician todas las presentaciones de libros, palabras de agradecimiento y percibiendo las expectativas del público

 

A ver qué dice éste de interesante

Yo sí lo he escuchado, también escribe poesía

¿No es el que era agregado cultural de México en Miami?

No, no es, se parece

Que sí es

Que da lo mismo

Que no

 

– Debo confesarles que no vengo aquí como crítico literario, que no lo soy, vengo como lector, que sí lo soy… y como lector quiero decirles que Chacana no me encantó, me fascinó como hace tiempo no me fascinaba una novela. – Así es como dicen que inicié la presentación y que de pronto giré la mirada hacia Ana y me brotó la necesidad de estar más cerca de ella.

– La verdad es que me siento extraño en este pódium, así que con su permiso voy a romper el protocolo – y dicen que tomé una silla del público y me coloqué en la mesa en la que estaba Ana.

 

Que rompió la formalidad

Que hubo a quien no le gustó

Que la gente le aplaudió

Que les dio lo mismo

Ana sonrió

 

Una vez colocado cerca de Ana, quien antes de iniciar la presentación me obsequió una chacana, (sí, como la que olvidé comprar en Cusco), empezó a fluir una energía especial, como esas que pocas veces se dan.

 

Que fue cosa de la novela

Que fue que se cayeron bien

Que no se sabe

 

Expliqué que como lector cada página me fue envolviendo y no podía parar de leer, que me parecieron entrañables los personajes y la forma poética en que la autora iba narrando la historia, sobre todo ese coro de voces, que me lo imaginaba como miradas curiosas y murmuraciones y cada vez que la historia daba un giro interesante yo ya esperaba leer los comentarios. Incluso leí varios fragmentos y comencé a preguntarle a Ana sobre la historia.

 

Que no quería contarla demasiado

Que si contaba el final nadie la iba a comprar

Que Ana le dijo que sí lo contara

Que se guardó muchos detalles

Que no dijo todo

Que no se sabe

 

– Me encantó cómo provocas en el lector la curiosidad – le dije a Ana – y nos presentas en Chacana a una protagonista que se atreve a vivir la vida, a enfrentarla, a gozar y sufrir sus consecuencias y, cuando pensaba que quedaba un cabo suelto en la historia, iniciabas con esa situación en el siguiente capítulo. No me imaginaba en qué terminaría –decía en la charla frente al público– y termina de la manera en que debía terminar, me cautivó. Ojalá que se den la oportunidad de leerla (les recomendaba constante), de verdad que les gustará. Insistía con los asistentes que se motivaban a elaborar preguntas a Ana: que si su relación con el Cusco, que cuánto tiempo tardó en escribirla, que por qué catorce años y siete visitas a Cusco, que qué opinaban sus alumnos de lo que ella escribía, que cómo decidió escribir en esta forma tan peculiar y decenas de interrogantes que animaban la conversación…

 Ana confesó que el corrector de estilo de la editorial sufrió mucho con ella, porque quería poner puntos y comas por todos lados, y Ana quería, siempre quiso y lo hizo, conservar un estilo de narración distinto.

Fluyó tan armónicamente la presentación y Ana Guillot respondió las múltiples preguntas que, al final, casi todos los asistentes se pararon a comprar el libro para que Ana lo firmara.

 

Que parecía que se conocían de años

¿Cómo que se conocieron ese día?

Yo no creo eso

Pues así fue

Pues no se sabe

 

Hubo un momento en la presentación en que alguien preguntó por qué el título de Chacana y Ana explicó que solamente al final de un capítulo hacía referencia al símbolo chacana. (Mágicamente yo tenía abierto el libro en esa parte, porque justo quería leer esa breve descripción)

 

Que se pusieron de acuerdo

Que fue casualidad

Él sabe que fue mágico

Yo también lo creo

Chaca, chaca, chacana…

 

 Ana y yo no nos volvimos a ver en Miami después de la presentación, ya que ella tenía múltiples actividades y en tres días regresaba a Buenos Aires. Fue por e-mail que ella me pidió que escribiera una reseña.

 

Él lo presintió y ya la estaba escribiendo

Que Morell escribió la reseña con el estilo de Chacana

Que lo hizo a propósito

Que no, que así le brotó, así nomás sin más explicación

Que es que sí le encantó la novela

Que cómo no

Es como un agradecimiento

 

Siguen rondando en mi mente ideas que me surgieron de la lectura de Chacana.

Pienso en Magdalena y Ada, esas dos hermanas que crecieron con la misma idea de que su madre era una sirena y que por eso no se pudo quedar con ellas (aunque en realidad la madre las abandonó). Me pregunto si Ada por celos acusó a su hermana, para que la descubrieran y el remordimiento no la dejó nunca en paz, y que por eso se fue al convento y decidió nunca ver de nuevo a su hermana ni a su sobrina, sí, esa hija que Magda no quería que naciera, que no saliera del vientre porque a ella la habían siempre dejado y no quería que su hija la dejara también.

 Chacana es una invitación a enfrentar la vida, a vivirla, a gozarla, a sufrirla, como protagonista no como observador. Salir al mundo o encerrarse en la envidia, el egoísmo, la frustración.

 Gracias a Letra Urbana por provocar que coincidiera con Ana Guillot para envolverme en la magia de Chacana.

 

Ambos saben que volverán a coincidir

Quizá ya se habían conocido en otra vida

Eso nunca se sabe

Pero se siente

Será embrujo de Cusco o de la novela

Que sí

Que no

Que quién sabe

Chaca, chaca, chacana

 

 


ARTURO MORELL.
Activista social y cultural.  Director de teatro especializado en temas sociales con desarrollo como escritor, poeta, actor, cineasta, diplomático, abogado y administrador. Premio Nacional por la Igualdad y la No Discriminación. Creador de la Fundación Voz de Libertad A.C. dedicada al análisis de problemas sociales y al diseño de estrategias culturales. Libros publicados: ¿Hay carta en tu buzón? (2022), Screenshot: ¿y tú… estás a salvo? (2021), Confía en ti y cambia tu entorno: transformación social a través de la cultura (2019), Innominado amor: versos del amanecer (2012), De Poli a Diva… y de regreso (2007) y Líneas de Madrugada (2003). Ha sido Cónsul Cultural de México en Miami, Director del Koubek Center del Miami Dade College y Director de  Relaciones Iberoamericanas de Miami Book Fair International. Diseñó y dirigió tres ediciones del Festival México – Miami. Fue  Director General del Instituto de Reinserción Social del gobierno de la Ciudad de México donde implementó su Proyecto Integral de Reinserción Social Armónica y Empática (PIRSAE). Actualmente es Coordinador General de Asesores y Asuntos Internacionales del Gobierno de la Ciudad de México.
 

 


DAMARIS CALDERÓN (Cuba, 1967). Poeta, narradora, pintora, docente y ensayista. Ha publicado más de dieciséis libros en varios países, entre ellos Cuba, Chile, Alemania, España y México. Participó en festivales internacionales de poesía en Holanda, Francia, Uruguay, Argentina, Perú, México, entre otros países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, holandés, francés, alemán, noruego y serbocroata e incluida en numerosas antologías de poesía cubana y latinoamericana contemporánea. En esta edición de Agulha Revista de Cultura presentamos otro aspecto fundamental de su inquietud creativa, su obra plástica. En entrevista, Damaris revela: Para mí la cultura está ligada a la tierra, a sus orígenes, al hecho de escribir, de cribar, de labrar; la escritura en bustrófedon, que era la manera de los bueyes y el paisaje. Y eso es. Si uno mira la literatura latinoamericana se va haciendo conciencia de paisajes diferenciados; ustedes tienen esto, nosotros esto otro. Recuperar la conciencia de que somos un todo, de que el cuidado del ecosistema, de la planta, de cada árbol, es parte también del cuidado del ser humano, del planeta. Los árboles y el paisaje escriben su propia poética, su propia música. Una pintura con la que ningún pintor podría competir. En ese sentido, sentir que coexistimos, que nos nutrimos y debemos cuidarnos. Son palabras que encajan muy bien en su pintura, cuyas líneas, ángulos, colores, se mezclan en la búsqueda de un punto erótico en el que el hombre se revela parte de ese todo que ella también evoca en su poesía.

 


Agulha Revista de Cultura

Número 253 | julho de 2024

Artista convidada: Damaris Calderón (Cuba, 1967)

Editores:

Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com

Elys Regina Zils | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2024


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