– Por algo pasan
las cosas – pensé mientras chequeaba mi agenda, en la cual estaba por determinar
el día de regreso de un viaje a Buenos Aires. Finalmente, aunque tenía otra actividad
que debía confirmar para ese día, acepté gustoso, sintiéndome honrado con tal invitación.
– Que no sabía en qué se metía
– Que le advirtieron
– Que no le importó
– Que daba igual
– Que no
Fue así como
inició un romance literario con una maravillosa novela poética o una poesía novelada,
como cada quien quiera llamarla, así, libremente, ya que eso te provoca su lectura
y para el caso, da el mismo resultado.
El título Chacana
me encantó porque me recordó un viaje a Perú y en especial al Cusco, donde olvidé
comprar justamente una chacana, la representativa cruz andina que simboliza cuatro
puentes, unión entre lo alto y lo bajo, la luz y la oscuridad, lo mundano y lo espiritual…
Con el gusto de leer Chacana (habiendo leído antes algunas poesías de la autora) sentí curiosidad
de conocer esta primera novela de Ana Guillot.
– Dicen que no entendió las primeras páginas
– Es que están escritas raro
– Lo que pasó es que no puso atención
– No se sabe bien qué fue
En efecto no
entendí las tres primeras páginas, aunque las leí dos veces me pareció muy extraña
la narrativa, y pensé que, si así estaba todo el libro, sería un suplicio leerlo,
pero por disciplina tenía que hacerlo (si no de qué demonios iba a hablar en la
presentación).
No pasó mucho tiempo para que me atrapara Chacana (de hecho fue en la cuarta página)
me envolvieron sus personajes, su relación con Cusco, y cómo no iba a ser así, si
cada párrafo te intriga más y más y quieres saber más y más de lo que pasa: que
qué sigue, que si en verdad las niñas eran hijas de una sirena, que quién era el
que se enamoró de Magdalena, que qué pasaba con Ada, la hermana, que si en verdad
eran brujas, que quién era el forastero que la quería ver para “devolverle la mirada”,
que de quién estaba embarazada, ¿de uno o del otro?, que quiénes eran esas múltiples
voces que todo el tiempo opinaban…
Esas voces, sobre todo, me apasionaron esas voces,
que eran como un inconsciente colectivo, o un gran coro griego o simplemente las
chismosas del pueblo, de esas que nunca faltan (dicen por ahí).
– Que se leyó muy rápido el libro
– Que lo cautivó
– Que hizo algunas pausas
– Que no
– Que no se sabe
Pesé a mi interés, no lo pude terminar de corrido,
me quedé justo en el intermedio, cuando ya había una relación entre Magda y Joaquín.
Y además ya había aparecido el tercero en discordia, la historia se enredaba y regresaba
a ella cada que podía…
Cuatro días de mucho trabajo en Buenos Aires impidieron
que siguiera su lectura, por lo que la reservé para el vuelo de regreso a Miami
(justo un día antes de la presentación).
La terminé de leer en la larga fila de migración
del aeropuerto de Miami y llegué a la cita en Books&Books de Coral Gables. Al entrar, de pronto me llamaron de
una mesa donde estaban tres mujeres…
– Que no se dieron cuenta que era él
– Que ya le conocían
– Que no se sabe
– Que supieron que era Morell porque traía la novela en
la mano
Saludé muy amable
y al tercer saludo, ella me dijo: –Hola, soy Ana– y antes de decir hola, le dije
¡me encantó tu novela! Ana sonrió y agradeció como se agradece cualquier cumplido,
o no cualquiera, sino uno especial, que desde luego era evidente que era sincero…
Al comenzar la presentación, Mónica Prandi, editora
de la revista Letra Urbana y anfitriona
del evento, agradeció desde un muy formal pódium
la asistencia de un nutrido grupo de lectores y me presentó, haciendo una breve
síntesis de mi biografía…
– Que no importaba mucho
– Que no era necesario
– Que sí
– Que quién sabe
Me acerqué al
pódium y observé que a unos metros estaba
dispuesta una mesa redonda, con algunos libros de Chacana como para que el público los viera y, al lado, una sola silla
donde Ana Guillot se sentó al iniciar la presentación.
Inicié como se inician todas las presentaciones
de libros, palabras de agradecimiento y percibiendo las expectativas del público
– A ver qué dice éste de interesante
– Yo sí lo he escuchado, también escribe poesía
– ¿No es el que era agregado cultural de México en Miami?
– No, no es, se parece
– Que sí es
– Que da lo mismo
– Que no
– Debo confesarles
que no vengo aquí como crítico literario, que no lo soy, vengo como lector, que
sí lo soy… y como lector quiero decirles que Chacana no me encantó, me fascinó como hace tiempo no me fascinaba una
novela. – Así es como dicen que inicié la presentación y que de pronto giré la mirada
hacia Ana y me brotó la necesidad de estar más cerca de ella.
– La verdad
es que me siento extraño en este pódium,
así que con su permiso voy a romper el protocolo – y dicen que tomé una silla del
público y me coloqué en la mesa en la que estaba Ana.
– Que rompió la formalidad
– Que hubo a quien no le gustó
– Que la gente le aplaudió
– Que les dio lo mismo
– Ana sonrió
Una vez colocado
cerca de Ana, quien antes de iniciar la presentación me obsequió una chacana, (sí,
como la que olvidé comprar en Cusco), empezó a fluir una energía especial, como
esas que pocas veces se dan.
– Que fue cosa de la novela
– Que fue que se cayeron bien
– Que no se sabe
Expliqué que
como lector cada página me fue envolviendo y no podía parar de leer, que me parecieron
entrañables los personajes y la forma poética en que la autora iba narrando la historia,
sobre todo ese coro de voces, que me lo imaginaba como miradas curiosas y murmuraciones
y cada vez que la historia daba un giro interesante yo ya esperaba leer los comentarios.
Incluso leí varios fragmentos y comencé a preguntarle a Ana sobre la historia.
– Que no quería contarla demasiado
– Que si contaba el final nadie la iba a comprar
– Que Ana le dijo que sí lo contara
– Que se guardó muchos detalles
– Que no dijo todo
– Que no se sabe
– Me encantó
cómo provocas en el lector la curiosidad – le dije a Ana – y nos presentas en Chacana a una protagonista que se atreve
a vivir la vida, a enfrentarla, a gozar y sufrir sus consecuencias y, cuando pensaba
que quedaba un cabo suelto en la historia, iniciabas con esa situación en el siguiente
capítulo. No me imaginaba en qué terminaría –decía en la charla frente al público–
y termina de la manera en que debía terminar, me cautivó. Ojalá que se den la oportunidad
de leerla (les recomendaba constante), de verdad que les gustará. Insistía con los
asistentes que se motivaban a elaborar preguntas a Ana: que si su relación con el
Cusco, que cuánto tiempo tardó en escribirla, que por qué catorce años y siete visitas
a Cusco, que qué opinaban sus alumnos de lo que ella escribía, que cómo decidió
escribir en esta forma tan peculiar y decenas de interrogantes que animaban la conversación…
Ana confesó que el corrector de estilo de la editorial
sufrió mucho con ella, porque quería poner puntos y comas por todos lados, y Ana
quería, siempre quiso y lo hizo, conservar un estilo de narración distinto.
Fluyó tan armónicamente
la presentación y Ana Guillot respondió las múltiples preguntas que, al final, casi
todos los asistentes se pararon a comprar el libro para que Ana lo firmara.
– Que parecía que se conocían de años
– ¿Cómo que se conocieron ese día?
– Yo no creo eso
– Pues así fue
– Pues no se sabe
Hubo un momento
en la presentación en que alguien preguntó por qué el título de Chacana y Ana explicó que solamente al final
de un capítulo hacía referencia al símbolo chacana. (Mágicamente yo tenía abierto
el libro en esa parte, porque justo quería leer esa breve descripción)
– Que se pusieron de acuerdo
– Que fue casualidad
– Él sabe que fue mágico
– Yo también lo creo
– Chaca,
chaca, chacana…
Ana y yo no nos volvimos a ver en Miami después
de la presentación, ya que ella tenía múltiples actividades y en tres días regresaba
a Buenos Aires. Fue por e-mail que ella
me pidió que escribiera una reseña.
– Él lo presintió y ya la estaba escribiendo
– Que Morell escribió la reseña con el estilo de Chacana
– Que lo hizo a propósito
– Que no, que así le brotó, así nomás sin más explicación
– Que es que sí le encantó la novela
– Que cómo no
– Es como un agradecimiento
Siguen rondando
en mi mente ideas que me surgieron de la lectura de Chacana.
Pienso en Magdalena
y Ada, esas dos hermanas que crecieron con la misma idea de que su madre era una
sirena y que por eso no se pudo quedar con ellas (aunque en realidad la madre las
abandonó). Me pregunto si Ada por celos acusó a su hermana, para que la descubrieran
y el remordimiento no la dejó nunca en paz, y que por eso se fue al convento y decidió
nunca ver de nuevo a su hermana ni a su sobrina, sí, esa hija que Magda no quería
que naciera, que no saliera del vientre porque a ella la habían siempre dejado y
no quería que su hija la dejara también.
Chacana
es una invitación a enfrentar la vida, a vivirla, a gozarla, a sufrirla, como protagonista
no como observador. Salir al mundo o encerrarse en la envidia, el egoísmo, la frustración.
Gracias a Letra
Urbana por provocar que coincidiera con Ana Guillot para envolverme en la magia
de Chacana.
– Ambos saben que volverán a coincidir
– Quizá ya se habían conocido en otra vida
– Eso nunca se sabe
– Pero se siente
– Será embrujo de Cusco o de la novela
– Que sí
– Que no
– Que quién sabe
– Chaca, chaca, chacana
ARTURO MORELL. Activista social y cultural. Director de teatro especializado en temas sociales con desarrollo como escritor, poeta, actor, cineasta, diplomático, abogado y administrador. Premio Nacional por la Igualdad y la No Discriminación. Creador de la Fundación Voz de Libertad A.C. dedicada al análisis de problemas sociales y al diseño de estrategias culturales. Libros publicados: ¿Hay carta en tu buzón? (2022), Screenshot: ¿y tú… estás a salvo? (2021), Confía en ti y cambia tu entorno: transformación social a través de la cultura (2019), Innominado amor: versos del amanecer (2012), De Poli a Diva… y de regreso (2007) y Líneas de Madrugada (2003). Ha sido Cónsul Cultural de México en Miami, Director del Koubek Center del Miami Dade College y Director de Relaciones Iberoamericanas de Miami Book Fair International. Diseñó y dirigió tres ediciones del Festival México – Miami. Fue Director General del Instituto de Reinserción Social del gobierno de la Ciudad de México donde implementó su Proyecto Integral de Reinserción Social Armónica y Empática (PIRSAE). Actualmente es Coordinador General de Asesores y Asuntos Internacionales del Gobierno de la Ciudad de México.
DAMARIS CALDERÓN (Cuba, 1967). Poeta, narradora, pintora, docente y ensayista. Ha publicado más de dieciséis libros en varios países, entre ellos Cuba, Chile, Alemania, España y México. Participó en festivales internacionales de poesía en Holanda, Francia, Uruguay, Argentina, Perú, México, entre otros países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, holandés, francés, alemán, noruego y serbocroata e incluida en numerosas antologías de poesía cubana y latinoamericana contemporánea. En esta edición de Agulha Revista de Cultura presentamos otro aspecto fundamental de su inquietud creativa, su obra plástica. En entrevista, Damaris revela: Para mí la cultura está ligada a la tierra, a sus orígenes, al hecho de escribir, de cribar, de labrar; la escritura en bustrófedon, que era la manera de los bueyes y el paisaje. Y eso es. Si uno mira la literatura latinoamericana se va haciendo conciencia de paisajes diferenciados; ustedes tienen esto, nosotros esto otro. Recuperar la conciencia de que somos un todo, de que el cuidado del ecosistema, de la planta, de cada árbol, es parte también del cuidado del ser humano, del planeta. Los árboles y el paisaje escriben su propia poética, su propia música. Una pintura con la que ningún pintor podría competir. En ese sentido, sentir que coexistimos, que nos nutrimos y debemos cuidarnos. Son palabras que encajan muy bien en su pintura, cuyas líneas, ángulos, colores, se mezclan en la búsqueda de un punto erótico en el que el hombre se revela parte de ese todo que ella también evoca en su poesía.
Agulha Revista de Cultura
Número 253 | julho de 2024
Artista convidada: Damaris Calderón (Cuba, 1967)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
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