Quiero
leer Pasión de la tierra
de Vicente Aleixandre. Estaba leyendo textos
críticos de juventud de Luis Cernuda, en los que se encuentran párrafos muy
bellos, y pienso que ese tono a la vez meditativo y lírico de estos textos en
prosa encontrará en ella también su cauce en los libros de sus poemas en prosa,
Ocnos y Variaciones sobre
tema mexicano. Algunos fragmentos que
contienen estos textos ensayísticos de juventud parece que los anunciaran. En
la juventud de una época Luis Cernuda y Vicente Aleixandre y su libro Pasión
de la tierra y
el surrealismo. Recuerdo por ello la solicitud de colaboración del escritor
brasileño Floriano Martins para el o los números que preparan en Agulha
Revista de Cultura para conmemorar el centenario del Primer Manifiesto del
Surrealismo. Es tema que siempre me ha interesado, y que de algún modo tiene
que ver con mi arte, y por el que por ello con razón se me ha preguntado.
Floriano me dice que no exigen que sea una colaboración inédita, y que si tengo
algo ya escrito al respecto -me piden escriba en torno al surrealismo en
España- puede servir perfectamente. De algún modo así es, recuerdo, de un quizá
cierto curioso modo. Hace años, el periodista brasileño Jorge Sanglard me
preguntaba en una entrevista, al apreciar en mi poesía imágenes de cuño
surrealista, por esta cuestión, qué quería decir al respecto. Es, como he
dicho, tema de mi interés, y di una cumplida respuesta. Contesté en castellano
y tradujo mis respuestas al portugués el poeta brasileño Fernando Fiorese, que
fue también el traductor de la antología de mi poesía en edición bilingüe
castellano-portugués que con el título Donde
tirita el nombre/Onde treme o nome publicó
en Sao Paulo en 2010 el veterano e independiente editor de cultura Cláudio
Giordano. El texto en portugués de esa entrevista se publicó en dos periódicos
impresos, uno de Portugal, de Porto, y otro de Angola. Y su original en
castellano se publicó en Letralia, en Venezuela. Al poeta
granadino Emilio Ballesteros, director de la revista Alhucema, le interesó
especialmente la respuesta que daba yo en este tema del surrealismo, y me pidió
independizarla y darle entidad propia y publicarla como texto independiente y
aparte en su revista. Así en ella salió, con el título “El surrealismo y mi
poesía” o parecido. Así que había un posible texto de hace años para atender la
petición de Floriano Martins. Pero me entran ganas de leer Pasión de la
tierra de Vicente Aleixandre, estoy leyendo textos de la juventud de
una época –de Luis Cernuda–, y al girar el primero de ellos para releerlos me
encuentro, en el dedicado a Jacques Vaché, el surrealismo. De este modo –incluyo
de nuevo la cita por si en la revista de Floriano Martins este texto se publica
exento–: “El superrealismo, único movimiento literario de la época actual, por
ser el único que sin detenerse en lo externo penetró hasta el espíritu con una
inteligencia y sensibilidad propias y diferentes, fue, en parte, desencadenado
por Jacques Vaché, sin olvidar, antecedente indispensable, a Lautréamont, y
olvidando, recordando vagamente a Rimbaud”. Aquí el carácter espiritual y de
aventura personal del surrealismo, como lo define y nos dice es lo que para él
en su fundamento fue Luis Cernuda en “Historial de un libro”. Lo hace con estas
palabras: “De regreso en Toulouse, un día, al escribir el poema “Remordimiento
en traje de noche”, encontré de pronto camino y forma para expresar en poesía
cierta parte de aquello que no había dicho hasta entonces. Inactivo poéticamente
desde el año anterior, uno tras otro, surgieron los tres poemas primeros de la
serie que luego llamaría “Un Río, un Amor”, dictados por un impulso similar al
que animaba a los superrealistas. Ya he aludido a mi disgusto ante los
manierismos de la moda literaria y acaso deba aclarar que el superrealismo no
fue sólo, según creo, una moda literaria, sino además algo muy distinto: una
corriente espiritual en la juventud de una época, ante la cual yo no pude, ni
quise, permanecer indiferente”.
Luis Cernuda nos ha
hablado del surrealismo en relación a su poesía y a su vida, también a la de
Vicente Aleixandre, y lo ha considerado -en peso, función, raíz y valor- en
relación a su generación. Nos habla de ello en diversos momentos, y siempre con
tino. Aborda esta cuestión en diversas ocasiones también en relación a Vicente
Aleixandre y su vida y su obra, y es natural, por la significación que en ellas
tuvo. Aquí un primer testimonio, que extraigo del texto “Vicente Aleixandre” de
1950. Sé que es muy personal, quiero decir que entra en la vida personal y la
amistad que los dos tuvieron, y cómo en esta vida aparece el surrealismo, pero
quiero precisamente por esto traerlo, y a conciencia lo hago. Escribe en este
texto Luis Cernuda: “Al comienzo de nuestra amistad Aleixandre y yo habíamos
hecho un pacto: evitar lecturas mutuas en alta voz de nuestra labor inédita, y
hasta las referencias literarias en general. Creo recordar que él cumplió la
primera condición; la segunda era imposible cumplirla. Por mi parte temo que acaso
no cumplí la primera tan bien como Aleixandre, y desde luego en modo alguna la
segunda.// A quien parezca absurda dicha actitud debo recordarle que Aleixandre
y yo queríamos formar una amistad humana, no literaria; la vida, y no la
literatura, era lo que más nos importaba. Ambos, tras un primer libro de tono
reticente y gesto recogido, cuya significación y alcance pocos percibieron,
buscábamos mayor libertad de expresión.// Supusimos que podíamos hallar ésta a
través del superrealismo, entonces en su boga inicial; y en este punto no sé si
mencionar además, aunque sólo con respecto a Aleixandre, el nombre de Freud,
cuyas obras recuerdo que estaban en su biblioteca.// Pero el superrealismo
acaso no representó para nosotros más de lo que el trampolín representa para el
atleta; y lo importante, ya se sabe, es el atleta, no el trampolín. Es posible,
además, que el propio Aleixandre piense hoy acerca de esto de modo diferente.
En todo caso, desde aquel momento, y tenga el arranque que tenga, la poesía de
Aleixandre había de dar mayor libertad expresiva, a través de un desarrollo y
enriquecimiento constante, a las fuerzas oscuras y torturadas que tan
admirablemente nos ha revelado”. El surrealismo como algo que entra en su vida
personal, no sólo en la del poeta –pero ésta de aquélla–. Sí, ésta de aquélla y
por esto el surrealismo, necesario para que la persona encuentre su camino y se
dé, se pueda dar en la poesía. “No me buscarías si ya no me hubieras
encontrado” es la frase de Pascal que Luis Cernuda cita para cifrar el
significado y la necesidad de su encuentro con la lírica inglesa y el
aprendizaje y la aportación que fue para su poesía de madurez. En un texto de
juventud, “Dos poetas”, dedicado a Prados y Aleixandre, Cernuda nos hablaba de
la pasión que había en este último, y lo difícil que era esta pasión, difícil
de encauzar en un camino de arte. Y por esto el encuentro con el surrealismo. A
la vez, la entidad y categoría personales, extraordinarias, de Aleixandre como
poeta y como artista, que le hace ir más allá de él, sobrepasarlo, de algún
modo superarlo, si lo entendemos en los límites habituales que en su marco se
hacía. Nos lo dirá Cernuda en diversas ocasiones respecto de Aleixandre, y
porque es verdad. Acierta al así señalarlo.
En el apartado de Estudios
de poesía española contemporánea que dedica a la Generación de 1925 dedica
una importante y valiosa atención al surrealismo en el capítulo inicial, “Sus
comienzos”, y ahora lo veremos, y aparece con toda ponderación en su juicio al
hablarnos de Vicente Aleixandre en el capítulo que dentro de éste le dedica.
Escribe en él Cernuda: “Aleixandre halla su rumbo al encontrarse hacia 1929 con
el superrealismo, aunque me parezca que también debe algo a la lectura de los
poemas de Larrea que Diego publicó en Carmen; sé que era lector de las
publicaciones del grupo superrealista francés. El resultado inmediato de aquel
contacto fueron los poemas de Espadas
como Labios (1932) y Pasión de la Tierra (1935), libro en prosa, anterior al citado
primeramente, si no me equivoco, aunque apareciera tres años después. Al verso
regular de Ámbito suceden la prosa poética y el verso libre y
versícula; a la dificultad u oscuridad expresiva y conceptual, la incoherencia
y la falta de lógica aparentes. Pero Aleixandre no fue un adepto más del
superrealismo, sino que fue el superrealismo el que se adapta a su visión y a
su expresión poéticas. Entre los poetas franceses el superrealismo no fue, en
gran parte, sino otra tentativa más para liberarse del academicismo que liga su
poesía y literatura; en Aleixandre, que tal vez hallaba estrecha e insuficiente
la expresión poética de su libro primero, el superrealismo fue el medio de
hallarse a sí mismo, a su ser más recóndito e insospechado, que para aparecer a
la luz acaso necesitaba aquel reactivo. Demasiadas cosas pesaban sobre la vida
y la conciencia del poeta: el medio social, la familia, su propio instinto de
las conveniencias, bastante fuerte en él; de ahí que el superrealismo le
atrajese de una parte, como técnica para expresar todo aquello que yacía en la
subconsciencia, y de otra parte, porque su misteriosa manera de decir le
permitía al mismo tiempo eludir la comprensión ajena de las verdades íntimas”.
Aquí dicho con penetración y acierto completos este aspecto personal y de encuentro
que fue el surrealismo para Aleixandre, cómo éste le permitió llegar a ser él,
llegar a lo que estando en su adentro de otra manera no hubiera llegado, como
nos dice por ejemplo Proust así logramos hacer mediante la lectura. Este
aspecto personal y de encuentro, sí, y la riqueza de Aleixandre, a la que éste
le permite encauzar, y cómo esta riqueza hace que lo sobrepase y lo supere. Nos
lo dirá de alguna contundente manera en algún otro momento. Aquí, en este
capítulo, algo sobre la manera de escribir de Aleixandre en relación a la
técnica de escritura automática que en principio era la que empleaba el
surrealismo: “No creo que Aleixandre compusiera sus versos según la fórmula
superrealista de la escritura automática, pero la escritura automática es quizá
lo que pudiera excusar aquellas dos fallas; por lo demás, aunque el tono de la
escritura automática desaparezca a partir de Sombra del Paraíso, lo
inseguro del ritmo subsiste en ocasiones y el vocabulario sigue pareciendo algo
convencional: “aldeas laboriosas”, “pálido destello”, “blanca luna”, “dientes
blancos”, “agitado corazón”, “voz gimiente”, “brisa ligera” etc., son ejemplos
entresacados de Sombra del Paraíso;
el lector puede hallar otros semejantes tanto en el libro indicado como en los
siguientes. Se diría que el lenguaje de Aleixandre tiene alguna conexión con el
de los románticos españoles: como a ellos no le detiene la necesidad de
precisión en el vocabulario; como ellos tiende al afecto cumulativo del
vocabulario; como ellos, prefiere los términos vagos y desmedidos; pero a
diferencia de ellos, su estilo da impresión de ligereza, no de rotundidad. Esa
es tal vez la única conexión que podemos hacer de su obra con algún aspecto de
la tradición española, porque en sus versos no ocurre lo que tantas veces
ocurre en los de sus compañeros de generación, donde son frecuentes los ecos
voluntarios e involuntarios de nuestra lírica primitiva, clásica y romántica.
Aleixandre parece un poeta sin tradición”. Cernuda no cree que Aleixandre
empleara la técnica de la escritura automática, y quien conozca la complejidad
de sus poemas creo que tampoco lo creerá. Cernuda nos habla de otras fuentes de
las que beben estos complejos poemas. Otras ha señalado también Dámaso Alonso.
Es difícil que esta densa voz venga sin más de la escritura automática. Pero el
propio Aleixandre nos ha hablado de ello, precisamente en unas declaraciones
que recoge Gabriele Morelli en su ensayo introductorio a Pasión de la tierra.
Hablo de memoria, pero según ésta –mi memoria– Aleixandre nos dice que los
poetas españoles de su generación no practicaban la escritura automática, y que
cada uno tenía su manera de escribir al estilo surrealista. Así más o menos
dice. Y dice mucho –o todo– al decir esto. El surrealismo les permite llegar a
la pasión y la fuerza, encontrarla, pero no adoptan de manera estrecha su
técnica de expresión literaria. Viene de ellos algo aún más principal, que
encaja lo que en lo más íntimo -de “su ser más recóndito e insospechado” nos
habla con mucho acierto Cernuda- el poeta es y quería en él encontrar, a ese
ser llegar, pero los límites estrictos en cuanto a técnica del movimiento ni le
sirven ni le bastan. He visto a veces en este no aceptar el escribir según los
postulados del movimiento en Francia una de las razones quizá de que en España
el surrealismo alcance altos logros y espléndidos frutos, y que son más
personales también. Cada poeta, nos dice Aleixandre, tenía su manera de
escribir al estilo surrealista. Cada poeta se acerca al movimiento y a su voz y
personalidad lo adaptó. Por eso, por ejemplo, son muy singulares los poemas de
tinte surrealista que escribe en su voz angélica Manuel Altolaguirre, unos
pocos, mas bellísimos poemas los que el surrealismo en el encuentro con su voz
da. El surrealismo encuentra en España voces singulares, que participan de él
un tiempo, y artistas espléndidos para los que es fundamental, como es el caso
de Aleixandre. En este capítulo que le dedica Luis Cernuda ya expresa un juicio
que reiterará de un modo categórico para cerrar el capítulo dedicado a “Sus
comienzos”, el primer capítulo de los que consagra a la Generación de 1925. Con
esta rotundidad, acierto y convicción nos dice aquí lo que otras veces ya nos
ha dicho, y por esto traigo el final de este capítulo: “El superrealismo
francés obtiene con Aleixandre en España lo que no obtuvo en su tierra de
origen: un gran poeta. Tres por lo menos de los libros de Aleixandre: Espadas como Labios, Pasión de la Tierra y La
Destrucción o el Amor, son
enteramente fieles al superrealismo: ahora, que éste acaso fuera para
Aleixandre, no tanto una liberación como una máscara, máscara bajo la cual
entredecir lo que de otro modo no hubiera tenido valor para aludir en su obra.
De todos los poetas del grupo ha sido Aleixandre el que más espacio de tiempo
se mantuvo fiel al superrealismo como forma de expresión para su propia
poesía”.
En este capítulo dedicado a los comienzos de su generación hay
reflexiones y comentarios sobre el surrealismo, su origen, su correspondencia
con los anhelos de los poetas, con el ambiente de una época, y detalles y
matices diversos que resultan de verdad valiosos. Luis Cernuda da un testimonio
personal además de muy lúcido, e incluso detalla el papel singular y decisivo
de alguna personalidad -tal como hace con la de Larrea- de un modo que no
solemos encontrar. Escribe Luis Cernuda: “Pasada la etapa gongorina, tercera en
su crisis de desarrollo, entra dicha generación, o al menos parte de ella, en
su cuarta y última etapa; etapa determinada por una influencia nueva, también
de origen francés: la superrealista. Entre los años 1920 y 1930 (que
corresponden cronológicamente con los del crecimiento de esta generación de
1925) se origina y desarrolla en Francia el movimiento literario superrealista.
Sería error grave estimarle como otro movimiento literario más entre los que
anteriormente habían aparecido, porque de todos ellos el superrealismo fue el
único que tuvo razón histórica de existir y contenido intelectual. Y al decir
que era un movimiento literario conviene aclarar la paradoja de llamar así a un
movimiento que surgió, es verdad, dentro de la literatura, pero que al mismo
tiempo iba contra ella. El superrealismo envolvía una protesta total contra la
sociedad y contra las bases en que ésta se hallaba sustentada: contra su
religión, contra su moral, contra su política; y puesto que la literatura es
expresión de un estado de la sociedad, resulta lógico que fuera también contra
la literatura. Lo paradójico estaba en que, yendo el superrealismo contra la
literatura, como los superrealistas eran mozos de inclinación literaria, su
protesta tenía que revestirse forzosamente de formas literarias”. Un movimiento
total, y de esa protesta y esa rebeldía su afinidad y comunión con él. Nos
habla más delante de manera más detallada de esta rebeldía: “Aunque francés de
origen, el superrealismo llegó a convertirse en movimiento internacional, y
eso, más que a influencia literaria, se debió quizá a que respondía a una
rebeldía de la juventud, a un estado de ánimo general entre la mocedad por
aquellos años. Aunque se diera en casi todos los países de lengua española,
aquí sólo nos ocupa su repercusión entre los poetas de la generación de 1925.
España, como país neutral durante la primera guerra mundial, no sólo no tuvo
que sufrir con ella, sino que económicamente se benefició de ella; así que en
apariencia las circunstancias históricas pudieron ser allí menos favorables al
descontento y disconformidad de la juventud que despierta y encuentra que ha de
vivir en medio de una sociedad en ruinas bajo un injusto régimen político y
económico. Pero España es desde hace siglo y medio un país en descomposición,
en el que los jóvenes deben experimentar, aún más agudamente quizá que los
mayores, el desagrado del ambiente y el empuje hacia la rebeldía”. Algo
esencial y que distingue al surrealismo en España, y es el de su carácter
espontáneo, pues se da y brota en consonancia con un espíritu y un ambiente,
prácticamente sin dependencia ni conocimiento de lo que se hace en su tierra de
origen, como ha dicho antes a Francia. Aquí Luis Cernuda ejemplifica en
Federico García Lorca el que se dé de esta manera, y así nos dice: “De los
cinco poetas mencionados sólo Prados y Aleixandre conocían las publicaciones de
los superrealistas franceses, mientras que los otros sospecho que no las
leyeron nunca. Es verdad que Lorca, con su intuición excepcional, no tendría
dificultad para sentir algo que estaba en el ambiente, y puesto en contacto
hacia 1929 con una ciudad como Nueva York y el tipo monstruoso de vida que representa,
el grito de rebeldía le salió afuera de modo espontáneo. El resultado fue Poeta
en Nueva York, que no obstante ser un libro “compuesto”, es decir,
donde hay poemas de tono y factura distintos y hasta contrarios a veces al
superrealismo, tiene más valor del que le dan los admiradores del Romancero Gitano y no sé si decir que hasta me parece superior. En cuanto a Sobre los
Ángeles de Alberti, también es en parte obra conectada con el
superrealismo. Pero conviene aclarar respecto de ambos libros, el de Lorca y el
de Alberti, una cuestión que explica el nacimiento y procedencia de los mismos.
Si es cierto como supuse que ni Lorca ni Alberti leyeron obras superrealistas
(me parece que en general los dos tuvieron lecturas escasas), ¿cómo adquirieron
parte del acento y técnica superrealista?”.
Hacia el final el juicio espléndido sobre Aleixandre, que podemos ver
también como cifra del logro que fue el surrealismo en España, de su altura,
pero ahora un párrafo, un párrafo que además tiene nota a pie de página, en que
responde desde su leal testimonio, leal en el sentido de que me parece que es
sincero y fruto de querer ser honesto al así decirlo, a la pregunta que acaba
de formular. Escribe Luis Cernuda: “El lector recordará lo que antes indiqué,
respecto a la traducción y publicación en Carmen
de los poemas de Larrea. No es
Larrea un poeta conocido hoy, ni tampoco lo era mucho en los años cuando dicha
revista recoge sus versos; por eso mismo conviene subrayar la importancia
poética e histórica de su trabajo. ¿Me equivoco al atribuirle esa importancia?
Es posible que a los poetas hoy jóvenes no les interesen los poemas de Larrea;
pero su relectura me confirma las dotes considerables de poeta que en él había.
Al menos no creo equivocarme al pensar que a él le debieron Lorca y Alberti (y
hasta Aleixandre) no sólo la noticia de una técnica literaria nueva para ellos,
sino también un rumbo poético que sin la lectura de Larrea dudo que hubiesen
hallado. En cuanto a la rebeldía, que caracterizaba al superrealismo y falta en
el creacionismo, tanto Lorca como Alberti (aunque en el libro de éste apenas
exista) pudieron hallarla en el ambiente de la época”. Juan Larrea y avistar
gracias a sus pocos poemas por ellos conocidos un nuevo rumbo para hacer arte,
y la rebeldía y el ambiente. En la nota al pie de página que lleva este párrafo
nos explica y significa más quién es Juan Larrea y el valor de su poesía. Tras
reproducir en ella el magnífico poema que el poeta vasco tituló con su nombre,
“Juan Larrea” (y que componen estos versos: “Sucesión de sonidos elocuentes
movidos a resplandor poema/ es esto y esto y esto/ y esto que llega a mí en
calidad de inocencia hoy/ que existe porque yo existo y porque el mundo existe/
y porque los tres podemos dejar correctamente de existir”), Luis Cernuda
afirma: “Cuando los poetas del 25 creían que el arte era un juego, Larrea
afirma la significancia espiritual de la poesía”. La significancia espiritual
de la poesía, lo repito, porque volvemos a encontrar al espíritu o a acudir al
carácter espiritual para hablar y definir de esta corriente de la juventud de
una época. Corriente espiritual. Creo que es muy oportuno predicarlo de los
poemas de Larrea, que contienen un voltaje o intensidad espirituales muy altos,
y son de un acento muy personal. Parece a veces que la vanguardia asemeja las
escrituras de quienes la practican, pero en los poemas de Larrea hay algo
distinto. Además de esta característica e intensidad espirituales, está esta
función iniciática que no suele reconocerse con esta rotundidad y claridad, y
dada por un poeta, un gran poeta de su generación que da testimonio personal de
ella en aras de la honestidad.
El acordarse con las razones, con lo profundo y misterioso de los
artistas; el estar acorde (qué palabra, imagen y concepto más de Cernuda) con
la rebeldía del ambiente de una época. Lo tenemos en el testimonio de Cernuda,
así como el carácter un tanto mágico y como de floración espontánea que tiene
el surrealismo en España, y referido y concretado esto como ejemplo en libro y
autor capitales, como hemos visto, en Poeta
en Nueva York de Federico García Lorca. En
la rica producción de memorias de los autores y artistas del 27 me he referido
a veces a mi predilección por algunas, entre ellas por Mi último suspiro de Luis
Buñuel. En el capítulo o entrada referida a “Un chien andalou (1929)”
nos refiere cómo hicieron con Dalí esta película en Figueras, pero más que eso,
porque es anécdota que podemos elevar a categoría, pues da testimonio que esta
película que se tiene como emblemática del surrealismo se hizo sin tener
noticia de éste, de manera instintiva, y concluye con una reflexión sobre la
aparición espontánea y múltiple de la expresión y creación que merecen este
nombre, y su valor decisivo para su vida –y su valor en sí. No quiero extractar excesivamente este testimonio de
Luis Buñuel, pues me parece demasiado significativo todo él, y aquí va en buena
parte: “Esta película nació de la confluencia de dos sueños. Dalí me invitó a
pasar unos días en su casa y, al llegar a Figueras, yo le conté un sueño que
había tenido poco antes, en el que una nube desflecada cortaba la luna y una cuchilla
de afeitar hendía un ojo. Él, a su vez, me dijo que la noche anterior había
visto en sueños una mano llena de hormigas. Y añadió: “¿y si, partiendo de
esto, hiciéramos una película?”// En un principio, me quedé indeciso; pero
pronto pusimos manos a la obra, en Figueras.// Escribimos el guión en menos de
una semana, siguiendo una regla muy simple, adoptada de común acuerdo: no
aceptar idea ni imagen alguna que pudiera dar lugar a una explicación racional,
psicológica o cultural. Abrir todas las puertas a lo irracional. No admitir más
que las imágenes que nos impresionaran, sin tratar de averiguar por qué.// En
ningún momento se suscitó entre nosotros ni la menor discusión. Fue una semana
de identificación completa. Uno decía, por ejemplo: “El hombre saca un
contrabajo”. “No”, respondía el otro. Y el que había propuesto la idea aceptaba
de inmediato la negativa. Le parecía justa. Por el contrario, cuando la imagen
era aceptada por el otro, inmediatamente nos parecía luminosa, indiscutible y
al momento entraba en el guión.// Cuando éste estuvo terminado, en seguida
advertí que la película sería totalmente insólita y provocativa y que ningún
sistema normal de producción la aceptaría. (…) Una vez terminada, y montada la
película, ¿qué podíamos hacer con ella? Un día, en el “Dôme”, Thériade, de Cahiers d’art, que había oído hablar de Un chien andalou (yo guardaba cierta
reserva con mis amigos de Montparnasse), me presentó a Man Ray. Éste había
terminado hacía poco en Hyères, en casa de los Noailles, el rodaje de una
película titulada Le Mystère du château de Dé (documental sobre la
mansión de los Noailles y sus invitados) y estaba buscando un complemento de
programa.// Man Ray me citó días después en el bar de “La Coupole” (que se
había inaugurado hacía un año o dos) y me presentó a Louis Aragon. Yo sabía que
los dos pertenecían al grupo surrealista. Aragon, tres años mayor que yo,
estaba adornado con la gracia de los buenos modales franceses. Charlamos un
rato y yo le dije que, en algunos aspectos, mi película podía considerarse
surrealista, o así me parecía a mí.// Man Ray y Aragon vieron la película al
día siguiente en el “Studio des Ursulines”. A la salida, muy convencidos, me
dijeron que había que darle vida cuanto antes, exhibirla, organizar una
presentación.// El surrealismo fue, ante todo, una especie de llamada que
oyeron aquí y allí, en los Estados Unidos, en Alemania, en España o en
Yugoslavia, ciertas personas que utilizaban ya una forma de expresión
instintiva e irracional, incluso antes de conocerse unos a otros. Las poesías
que yo había publicado en España antes de oír hablar de surrealismo dan
testimonio de esta llamada que nos dirigía a todos hacia París. Así también,
Dalí y yo, cuando trabajábamos en el guión de Un chien andalou,
practicábamos una especie de escritura automática, éramos surrealistas sin
etiqueta.// Había algo en el aire, como ocurre siempre. Pero tengo que añadir
que, por lo que a mí respecta, mi encuentro con el surrealismo fue esencial y
decisivo para el resto de mi vida”.
Luis Cernuda y Luis
Buñuel se expresan casi igual. Lorca supo captar algo que había en el ambiente,
nos decía Luis Cernuda, y aquí Luis Buñuel nos dice de igual modo: “Había algo
en el aire”. Y a continuación nos habla del valor decisivo que tuvo y fue el
encuentro con el surrealismo para él. Para su vida. Como hemos visto -nos lo ha
explicado Cernuda- lo fue para Vicente Aleixandre. Quiero hablar un poco de
este valor, del valor que tuvo entonces el surrealismo, pero también del valor
de permanencia que aportó y hay en él, y de cómo traspasa los límites de lo que
es un movimiento histórico.
En la pregunta de
aquella entrevista que he recordado se me inquiría por el cuño surrealista de
algunas imágenes de mis poemas. En mi respuesta y explicación, que no he ido a buscar,
debía dar raíces y razones del movimiento, de tal modo que pudo constituirse en
texto aparte. Tenía que decir, porque es así, como indicaba, que el surrealismo
traspasó los límites de lo que entendemos como tal en tanto que movimiento que
se da en una época histórica, entre unas fechas. Este movimiento, también desde
el punto de vista de la historia literaria, se ramifica y pervive, y así hay
poetas y pintores surrealistas en América muchos años después de que se diera
el movimiento en Francia y son altos y auténticos exponentes de él –pienso por
ejemplo en el poeta peruano César Moro–, y tiene corrientes que lo continúan y
prolongan, y así el postismo español no es sino una continuación del
surrealismo. Así que también desde el punto de vista de la historia literaria
no se puede acotar el movimiento en unos límites estrictos, que traspasa. Pero
hay algo más, y es lo que explica que haya imágenes de cuño surrealista en mis
poemas, y que por ellas se me preguntara. Puede ya no creerse en según qué postulados
que defendía como verdades el surrealismo, puede ya no creerse en ellos, ni
practicarlas, en su momento (y así veíamos que los poetas españoles no creían
en la escritura automática ni la practicaban, y decía que a veces había visto
en ello la razón, o una de las posibles razones de que el surrealismo en España
diera frutos más altos, y añadía a veces que era un caso semejante al que se
daba en Grecia con los poetas de la generación de 1930), pero el surrealismo
trae una libertad al arte y la creación que este arte y quien lo practica ya no
perderá. Si pensamos en imágenes de poemas de Aleixandre, imágenes que me
llamaron la atención y percutieron en mi adolescencia –tales “tigres del tamaño
del odio” o “lágrimas del color de la ira” –, podemos pensar que el poeta
escribió los poemas en que estas imágenes están sin practicar la escritura
automática, y así nos parece que es, pero a la vez sabemos y estamos por
completo seguros que estas imágenes las ha traído el surrealismo y su libertad,
y que sin él y ésta no hubieran sido posibles. No se hubieran dado. La gran
libertad que el surrealismo trae a la poesía y al arte no se irá, no quedará
arrinconada sino que el poeta y el artista podrá incorporarlas a su quehacer, y
que en él haya estas imágenes de libre asociación, que vienen del surrealismo,
que sin la existencia de este movimiento no hubieran sido posibles, y a la vez
que este artista o poeta no se sienta especialmente surrealista, y desde luego
no lo haga en tanto que el compartir unos principios dogmáticos. Esta gran
libertad perdura y es conquista ya para el arte y el artista. Viene del
surrealismo, él la trae, y queda cuando él como movimiento ya no se recuerda.
Pero no está extinto. En esa libertad perdura. De esa libertad los poemas y las
imágenes de quien ya lo practicaba de manera personal en su momento, cuando el
movimiento se daba, y también las de quien escribe mucho después de que éste se
diera, pero lo conoce y estima, y en especial esta dimensión de trascendencia y
perdurabilidad que aporta, como pueda ser mi caso y el de las imágenes de cuño
surrealista que hay en mis poemas y por las que se me preguntaba.
Que quiera leer Pasión
de la tierra de Vicente Aleixandre me parece que muestra también cómo el
surrealismo aún está vivo. Es por ello que tenemos ganas e interés en leer
libros por completo adscribibles a este movimiento. Este libro es un libro de
poemas en prosa de un poeta español que será una de las mayores y más
personales alturas del movimiento. Es un libro de publicación tardía, difícil,
que nos habla con ella también de la difícil vida de la poesía y sus caminos y
su conocimiento. Un libro y las ganas de leerlo, y que ha sido con ellas el
punto de arranque para recordar y volver a tener presentes algunas notas sobre
el surrealismo en España, el modo particular con que en ella se da y los altos
frutos que logra.
[Barcelona, 16 de
julio de 2024]
SANTIAGO MONTOBBIO (España, 1966).
Licenciado en Derecho y Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona.
Profesor de la UNED, de ESADE y de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Publicó por primera vez como poeta en la Revista de Occidente en 1988. Ha publicado Ética confirmada (1990), Tierras
(1996), Los versos del fantasma
(2003), El anarquista de las bengalas
(2005), y Absurdos principios verdaderos (2011).
Ha colaborado en las primeras revistas de España, Europa y América, y ha sido
traducido al inglés, francés, alemán, italiano, danés, portugués, rumano,
albanés y holandés. Es autor de un libro de arte con el pintor Lluís Ribas, Els colors del blanc (2008). Ha
colaborado en la prensa periódica desde sus inicios como escritor. A partir de
1986 publicó artículos literarios y culturales en la revista El Ciervo.
TRIANA VIDAL (México, 1992). Artista
plástica multidisciplinaria con experiencia en producción en barro, manejo de
pastas, vidriados y control de quemas, modelado y manejo de torno
alfarero. Tarotista por tradición familiar,
su trabajo figurativo tiene bases en los arquetipos junguianos y en la
exploración de los elementos presentes en el inconsciente colectivo. Su
formación comenzó en el taller “Tres Piedras” en Monterrey Nuevo León y
actualmente radica en la ciudad de Cuernavaca donde se dedica a la producción
de su obra. Triana Vidal es la artista invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 256 | outubro de 2024
Artista convidada: Triana Vidal (México, 1992)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário