terça-feira, 15 de outubro de 2024

YULEISY CRUZ LEZCANO | Ensayo inconcluso – Introducción a la poesía de Franco Fortini

 


Franco Fortini (verdadero nombre: Franco Lattes). El poeta nació en Florencia el 10 de septiembre 1917, vivió su juventud en esa ciudad, entrando en contacto tanto con los protagonistas de la temporada del hermetismo como con los intelectuales que antes de la guerra hicieron la historia de la cultura italiana, desde Eugenio Montale hasta Giacomo Noventa y Elio Vittorini.

Después de participar en la Resistencia de Valdossola se convirtió en redactor del “Politecnico”, y desde el 1948 hasta el 1953 trabajó en Olivetti, donde continuó colaborando como redactor hasta los años 1960.

El poeta escribió para revistas y periódicos, entre ellos Officina, Quaderni rossi, il manifesto y Corriere della Sera. En 1985 recibió el premio Montale-Guggenheim de poesía. Murió en Milán en noviembre del 1994. La producción de Fortini incluye no ficción, poesía, ficción, guiones, traducciones al verso y prosa del francés y el alemán.

Su obra poética está recogida en Fortini Fortini, Tutte le poesie (Oscar Mondadori, 2014); una antología de escritos de no ficción se encuentra en Saggi ed epigrammi (Mondadori, 2003). Las ediciones de Quodlibet incluyeron I cani del Sinai (2002, 2020), Un giorno o l’altro (2006), Lezioni sulla traduzione (2011), Dieci Inverni 1947-1957 (2018), Foglio di via e altri versi (edición crítica y comentada, 2018), así como el catálogo razonado de la producción pictórica y gráfica Disegno Incisioni Dipinti (2001). Fortini ha traducido a Flaubert, Eluard, Doblin, Gide, Brecht, Proust, Goethe, Einstein, Queneau, Kafka.

La poesía de este autor es caracterizada de una descripción espacial que abunda de realidades, Fortini no es un autor típico italiano de la época, su poesía es universal y atraviesa el pasado, el presente y a veces regresa de nuevo al pasado, logrando imágenes que hacen vivir a través de su experiencia. Es cierto que no estamos en presencia de una poesía de apasionamientos y sí de palabras contenidas, medidas, pensadas, con una gradual tendencia al diálogo. Fortini conoce el arte de humanizar sus versos. Muchas veces obra el milagro de acercar el lenguaje del “Yo” a un tú, donde todo funciona en torno a ese diálogo, que en otras ocasiones se pierde para ganar el tono íntimo. Su punto de vista es el del hombre moderno que se pone delante de la historia, de los sentimientos, de los deseos, de la muerte, regalando con sus versos experiencias con altos niveles de realidad que trascienden la vida privada.

La poesía de este poeta busca un significado no solo individual sino público, con un lenguaje sencillo, lleno de valores, rico de alegorías, metáforas, parábolas, vocablos de origen bíblico, que a veces constituyen sus herramientas expresivas.

 

LA PARTIDA

 

Te reconozco, mordisco antiguo, volverás

muchas veces y luego la última:

Recogí mi fajo de papeles,

preparé la carpeta con notas,

recordé quién no soy, quién soy,

el esquema del trabajo que no haré.

Me despedí de mi esposa que ahora respira

en el sueño siempre la vida pasada,

el dolor que apenas le he mitigado

con imperfecta, piadosa de sí misma,

ternura aterrorizada.

Escribí algunas cartas a amigos

que no me perdonan y que no perdono.

Y ahora a punto de dormir,

un dolor terrible me muerde

como hace mil años cuando yo era un niño

y lo llamaba Dios Señor, y Dios Señor es esta

aguja del mundo en mí.

 

Dentro de poco, cuando todavía el aire de los patios

fuma por la noche y sobre la ciudad

la brisa pone patas arriba los plátanos, bajaré por la calle

hacia la estación de donde salen los trabajadores.

Contra el río triste y de pechos vivo de ellos

a través de la esperanza móvil que se ignora y resiste,

me iré hacia mi tren.

 

 

LA PARTENZA

 

Ti riconosco, antico morso, ritornerai

tante volte e poi l’ultima:

Ho raccolto il mio fascio di fogli,

preparata la cartella con gli appunti,

ricordato chi non sono, chi sono,

lo schema del lavoro che non farò.

Ho salutato mia moglie che ora respira

nel sonno sempre la vita passata,

il dolore che appena le ho assopito

con imperfetta, di sé pietosa, atterrita tenerezza.

Ho scritto alcune lettere ad amici

che non mi perdonano e che non perdono.

E ora sul punto di dormire,

un dolore terribile mi morde

come mille anni fa quando ero bambino

e lo chiamavo Iddio, e Iddio è questo

ago del mondo in me.

 

Fra poco, quando dai cortili l’aria

fuma ancora di notte e sulla città

la brezza capovolge i platani, scenderò per la via

verso la stazione dove escono gli operai.

Contro il loro fiume triste, di petti vivo,

attraverso la mobile speranza che si ignora e resiste,

andrò verso il mio treno.

 


Fortini en el poema anterior demuestra como la corriente lírica puede tratar el tiempo como una dimensión existencial.  Según Guido Mazzoni la poética de Fortini, conservando su propia irreductibilidad, encaja en la gran familia del clasicismo lírico moderno, junto con Montale, Luzi y Sereni. ¿Cuáles son, entonces, los rasgos específicos de la poesía lírica fortiniana?

En primer lugar, su escritura va claramente en contra de cualquier concepción órfica y sacerdotal del arte. La poética de Fortini no usa comunicaciones místicas con el Absoluto ni con el inconsciente; sus versos no son una alusión asintótica a la “Nada” ni un flujo imparable, ni una transcripción vitalista completamente plena. El surrealismo y el hermetismo, aunque evitados (especialmente el primero, en la versión más politizada de Éluard), son finalmente rechazados en sus versos. Para afirmar su posición contra la disolución fantástica de la realidad, contra la larga tradición del simbolismo europeo y contra las tesis de Hugo Friedrich, Fortini reitera que las técnicas expresivas y las herramientas retóricas tienen siempre una génesis social e históricamente determinada, diciendo: “el lenguaje poético […] no es una primera lengua”, pero es una segunda o tercera lengua respecto al código cotidiano o respecto al código de toda la cultura”; por lo tanto, las teorías “sobre la poesía como lenguaje de los dioses o verbo original” son sólo “mentiras”[12].

Como consecuencia, Fortini es ajeno al culto a los orígenes, tan propio de tanta poesía lírica moderna.

 

LAS PLANTITAS …

 

Las plantitas vienen a mi encuentro y me dicen:

“Tú, lo sabemos, no puedes hacer nada por nosotras.

Pero si quieres entraremos en tu habitación,

las ramas y raíces entre los papeles tendrán salvación “.

 

Dije que sí a esa demanda

y el rebaño de hojas está ahora aquí mirándome.

Con los bosques descansaré y con las hierbas extenuadas,

vencidos innumerables ejércitos que me defienden.

 

LE PICCOLE PIANTE …

 

Le piccole piante mi vengono incontro e mi dicono:

“Tu, lo sappiamo, nulla puoi fare per noi.

Ma se vorrai entreremo nella tua stanza,

rami e radici fra le carte avranno scampo”.

 

Ho detto di sì a quella domanda

e il gregge di foglie ora è qui che mi guarda.

Con le foreste riposerò e le erbe sfinite,

vinte innumerabili armate che mi difendono.

 

El poema “Las plantitas”, como otros poemas del autor, alterna elegía y profecía, estasis y transformación. Aspirando a un futuro apocalíptico, reduce el aquí y ahora al “pasado” y la “nulidad”. La confianza en la continuidad se ve radicalmente perturbada por una trágica percepción utópica de ruptura.

 

ESTOY EN LA HABITACIÓN …

 

Estoy en la habitación donde todo está en orden

donde todo es septiembre.

En el alféizar se agitan, advertidas

de los cambios celestes, las hormigas.

Ninguna melodía esconda aquí

una severidad modesta

la única que no desentona.

¡Asonancias! Tus razones

cuando la noche no se mueve

desde el fondo de la madera las oigo.

El gusano que roía ya no está

pero se pueden imaginar los chirridos.

Ustedes, en los sistemas extraños que las desesperaciones

elevan dentro de la espesura ardua del mundo

y ahora en la habitación tranquila

del antepasado que soy o me convierto,

 

inmóviles indefensas

arañas delgadas cuelgan.

 

 

SONO NELLA STANZA …

 

Sono nella stanza dove tutto è ordinato

dove tutto è settembre.

Sul davanzale si agitano, avvisate

dei mutamenti celesti, le formiche.

Nessuna melodia nasconda qui

una severità modesta

la sola che non disconviene.

 

Assonanze! Le vostre ragioni

quando la notte è senza movimento

dal fondo dei legni le odo.

Ma il tarlo che rodeva non c’è più

ma immaginari i cigolii.

Voi nei sistemi strani che le disperazioni

levano dentro il folto arduo del mondo

e ora nella stanza calma

dell’antenato che sono o divengo

 

immobili indifesi

ragni esili pendete.

 


Cuando leemos cualquiera de los poemarios de Franco Fortini por primera vez, de inmediato nos damos cuenta de que estamos ante una poesía inmensa; esa impresión se puede entremezclar a veces con la extraña certidumbre de que tenemos delante un texto que se ha ido integrando según los postulados surrealistas, por añadidos que el fluir de la conciencia de la realidad incorpora en indetenible sucesión. Cuando terminamos de leer sus libros estamos ciertamente agotados y perplejos, experiencias ambas inextricablemente unidas. Y todo esto es el agotamiento de la mirada por tantas realidades que ha visto y que nos muestra el poeto. La poesía de este autor es búsqueda de la realidad en sus instantes reveladores.

 

NO ES VERDAD QUE NO FUIMOS FELICES

 

No es verdad que no fuimos felices.

lo has sido cada vez

que un ojo miraba fijamente con determinación

de negar o comprender.

Si entrabas a una ciudad desconocida

o donde estaba el mar.

Si un gesto recordara el buen uso del amor.

Penetrabas en las iglesias, contra los frescos

tu corazón como se aceleraba. Y recuerda esto:

lloró de esperanza cuando quiso abrazarte

el extranjero perseguido.

O cuando estabas leyendo

de los vencidos que se escaparon

de las manos de los poderosos?

Y en el trabajo también

por respiraciones imperceptibles,

entre la ira y el polvo, si pensabas en otras mentes.

Que sin saber somos felices en ellos,

otra alegría

ahora o cuando sea consumiendo, más tiempo

para durar más

habrán construido con nosotros instantes.

 

 

NON È VERO CHE NON SIAMO STATI FELICI

 

Non è vero che non siamo stati felici.

Lo sei stato ogni volta

che un occhio fissava deciso

a negare o ad imprendere.

Se entravi in una città ancora ignota

o dove il mare sta.

Se un gesto ricordava il buon uso dell’amore.

Penetravi le chiese, contro gli affreschi

il cuore come ti correva via. E rammentalo:

piangeva di speranza quando ha voluto abbracciarti

lo straniero perseguitato.

O quando leggevi

dello sconfitto sfuggito di mano ai potenti?

E sul lavoro anche, per

impercettibili respiri,

tra ira e polvere, se pensavi altre menti.

Che senza sapere di noi in esse felici, altra gioia

ora o quando che sia consumando, altro tempo

a più durare

avranno con noi costruito di attimi.

 

Se nota en el poema anterior la doble negación: “no es verdad que no fuimos felices”. A menudo Fortini usa también el plural: nosotros, ustedes, ellos…estos elementos distintivos pueden interpretarse como una necesidad de diálogo con su alrededor.

 

A LOS AMIGOS

 

Se está haciendo tarde. Los veo de verdad

iguales a mí en el vicio de la pasión,

con los abrigos, los papeles, las luces

de la saliva, el cabello ya quebradizo,

con las palabras y los guiños, excitados

y deprimidos, consumidos y lactantes, roncos

por la conversación ininterrumpida,

como bajan este valle gris,

como la hierba golpeada presionan

donde ya se pierde el camino y la luz.

Las voces que escucho son tan distantes como los hilos

del viento frío entre las piedras y cables…

Cada palabra que me llega es un adiós.

Y aflojo el paso y los sigo en mi corazón,

uno aquí, uno allá, por la trayectoria.

 

 

AGLI AMICI

 

Si fa tardi. Vi vedo, veramente

eguali a me nel vizio di passione,

con i cappotti, le carte, le luci

delle salive, i capelli già fragili,

con le parole e gli ammicchi, eccitati

e depressi, sciupati e infanti, rauchi

per la conversazione ininterrotta,

come scendete questa valle grigia,

come la tramortita erba premete

dove la via si perde ormai e la luce.

Le voci odo lontane come i fili

del tramontano tra le pietre e i cavi…

Ogni parola che mi giunge è addio.

E allento il passo e voi seguo nel cuore,

uno qua, uno là, per la discesa.

 

Hay en estos poemas, al menos yo lo siento así, una inquietante desazón, como una lucidez de la insuficiencia de la imagen del mundo que el poeta contempla y nos comunica en sus entregas. No estamos ante una poesía de complacencias ni de cánticos, de relatos hermosos, sino ante hechos hirientes, a veces tocados de una desesperanza que suponemos imposible de redimir. Se puede decir que el poeta alcanza una sabiduría diferente de la tradicional, una sabiduría capaz de enseñar las diferencias y los alcances de esta poética en su diálogo con la realidad, que nos abre a un conocimiento que se encuentra con una cierta rebelión de la palabra, que puede conducir a nuevos espacios y esperanzas.


Fortini es por momentos autobiográfico, solemne, por momentos coloquial e irónico. Surrealista, dirá Mengaldo. Elegíaco añadimos. Para citar nuevamente al crítico milanés, la suya es una “poesía de la inteligencia”, entendida como inteligencia de análisis, de comprensión de las cosas y también de creatividad. Es decir, una poesía conceptual pero no hermética, a veces onírica y muchas veces privada en un existencialismo mínimo. El poeta busca el sentido último de las cosas, su recomposición mientras se disuelve en un momento en el que también para él es tiempo de recuerdos y despedidas.

 

SABIDURÍA

 

Había una mujer que solo yo amaba

como en los sueños se ama a sí mismo

y de bien y de mal la llené

como los hombres hacen consigo mismos.

 

Ella era la que yo había querido

que me llamara por mi nombre:

y lo decía, cuando la perdí.

Pero tal vez ese no era mi nombre.

 

Y yendo por otras estaciones y otros pensamientos

buscando otras cosas más allá de su rostro;

pero cuanto más me canso de nuevos caminos

siempre más claro conozco su rostro.

 

Quizás sea cierto, y lo han escrito los más sabios:

más allá del amor todavía hay amor.

Se pierde la flor y luego se ve el fruto:

Nosotros nos perdemos y se ve el amor.

 

 

SAGGEZZA

 

C’era una donna che sola ho amata

come nei sogni si ama se stessi

e di bene e di male l’ho colmata

come gli uomini fanno con se stessi.

 

Essa era quella che avevo voluta

per essere chiamato col mio nome:

e lo diceva, quando l’ho perduta.

Ma forse quello non era il mio nome.

 

E vo per altre stagioni e pensieri

altro cercando al di là del suo viso;

ma più mi stanco per nuovi sentieri

sempre più chiaro conosco il suo viso.

 

Forse è vero, e i più savi l’hanno scritto:

oltre l’amore c’è ancora l’amore.

Si perde il fiore e poi si vede il frutto:

noi ci perdiamo e si vede l’amore.

 

Es evidente como incluso la poesía aparentemente más privada llama a la vida una parte de la conciencia colectiva, alude al valor no individual del lenguaje, produce significado.

Como se puede notar en la poesía siguiente es fundamental el movimiento de la doble y del contraste, pero también el trabajo sobre el plural:” Y si miramos las dos caras diferentes, las nuestras”.

 

Y AHORA EN LA CASA

 

Y ahora en la casa pienso cómo es su cara,

el giro de su mejilla, su voz,

si a veces canta sola para ella misma

y como nada, si llora, la consuela.

Pero ella no sabe cuánto mi mente calla

entre sus sienes de cerrada persona,

ni entre cuantas figuras pasan

sólo ella lleva las horas futuras.

Y si miramos las dos caras diferentes,

las nuestras, una justicia surge de los miedos:

no está en sí misma por muerte segura

una vida que espera en una vida.

Ahora digo estas palabras por ella

que desciende con su destino infinito

en el sueño que la calma,

alma mía por muchos años secreta.

 

 

E ORA NELLA CASA

 

E ora nella casa penso com’è il suo viso,

la svolta della guancia, la sua voce

se qualche volta per sé canta sola

e come nulla, se pianga, la consola.

Ma non sa quanto la mia mente tace

fra le sue tempie di chiusa persona,

né che fra quante passano figure

porta lei sola le ore future.

E se guardiamo i due volti diversi,

i nostri, una giustizia esce dalle paure:

non è in se stessa per morte finita

una vita che spera in una vita.

Queste parole ora dico per lei

che scende con la sua sorte infinita

nel sonno che la quieta,

anima mia da tanti anni segreta.

 

Fortini percibía la poesía como una prueba del “yo interior” frente a la historia más que como una actividad reservada a un círculo de profesionales. En el poema siguiente “Canción de los últimos partisanos” sus versos son un canto coral. Este poema fue publicado en 1946 en “Foglio di via” (Foglio di via), la primera colección de versos de Franco Fortini. No hay héroes ni estampas, sino cabezas (v. 2), baba (v. 4), uñas (v. 6), dientes (v. 8), fragmentos macabros de un expresionismo anti-retórico que quiere restaurar la dimensión trágica de la ferocidad nazi-fascista que anula toda esencia humana. Después de haber adherido, inicialmente, a un tipo de poética caracterizada de versos herméticos, el estilo de Fortini experimentó un cambio profundo, debido a la experiencia adquirida durante la lucha de liberación junto a los partisanos (partigiani). El lenguaje se vuelve franco, duro, pero muy penetrante.

 

CANCIÓN DE LOS ÚLTIMOS PARTISANOS

 

En el estribo del puente

las cabezas de los ahorcados

en el agua de la fuente

la baba de los ahorcados.

En la quiebra del mercado

las uñas de los fusilados.

Sobre la hierba seca del césped

los dientes de los fusilados.

Morder el aire, morder las piedras

nuestra carne ya no es la de los hombres.

Morder el aire, morder las piedras

nuestro corazón ya no es el de los hombres

pero lo leemos en los ojos de los muertos.

Y sobre la tierra haremos la libertad

pero han apretado los puños de los muertos

la Justicia que se hará.

 

 

CANTO DEGLI ULTIMI PARTIGIANI

 

Sulla spalletta del ponte

Le teste degli impiccati

Nell’acqua della fonte

La bava degli impiccati.

 

Sul lastrico del mercato

Le unghie dei fucilati

Sull’erba secca del prato

I denti dei fucilati.

 

Mordere l’aria mordere i sassi

La nostra carne non è più d’uomini

Mordere l’aria mordere i sassi

Il nostro cuore non è più d’uomini.

 

Ma noi s’è letta negli occhi dei morti

E sulla terra faremo libertà

Ma l’hanno stretta i pugni dei morti

La giustizia che si farà.

 

Como se puede observar, el poema anterior tiene una estructura particular como el efecto de un martillo que golpea los sentidos, es como un canto de guerra, que repite ciertos pasajes. Si miramos con atención, de hecho, vemos que las dos primeras estrofas, de cuatro líneas cada una, están estructuradas de tal manera que el primer y el tercer verso (en rima en italiano) hacen referencia a un lugar, mientras que el segundo y el cuarto terminan con la misma palabra. La escena se va reconstruyendo así con detalles que, si bien no pretenden ser una descripción fiel de los hechos, también inspiran miedo por la crudeza de las imágenes. La elección de las palabras subraya el aspecto de crueldad que tiene el hecho. Así, la palabra quiebra (v. 5), que es ambivalente (el revestimiento de la acera, pero también la condición de pobreza absoluta, como en la expresión quedar reducido a la quiebra), expresa fuertemente no sólo estar tendido en el suelo, expresa también el hecho de estar en la más total abyección; la hierba del prado está seca (v. 7), como para demostrar la aridez y la insensibilidad del corazón de los hombres que realizaron el gesto. Con las repeticiones de versos enteros se hacen aún más evidente la tendencia a expresar la tragedia y la pesadilla de la escena, en la que los hombres son al mismo tiempo testigos y víctimas. Sin embargo, no todo está perdido: el poema termina con un verso de esperanza y la libertad es central en la imagen que se retoma en los últimos versos. Leyendo este poema, es como si el poeta estuviera tomando una foto instantánea, las imágenes creadas sugieren que no es la acción lo que cuenta (y que ya pasó) sino el efecto que la mortífera furia nazi-fascista dejó tras su paso.

Como se puede observar leyendo esta selección de poemas, Fortini toca temas muy variados y hace de la contradicción de términos su punto fuerte. Su obra encuentra fuerza con la colisión de elementos diferentes, a menudo antitéticos y necesarios para construir figuras resumidas. Este autor no es un autor que parece hablar desde la eternidad del tiempo, sino un escritor mezclado con todas las esperanzas, tragedias, cansancios y tensiones del siglo XX. Sus textos poéticos, sus preocupaciones, sus elecciones y sus antipatías siguen conquistando, a lo largo de generaciones, nuevos oídos que comprenden, otras mentes que escuchan, evalúan, interpretan y traducen, aceptan y rechazan.  No se puede decir que su poesía habla a todo el mundo, sus escritos siempre han postulado la existencia de un lector dispuesto a llenar los vacíos y a ser desafiado. Su lenguaje puede describirse como “un clasicismo estrecho, cortado, drenado, por tanto, esqueleto o fantasma del mismo. El contenido cortado de Fortini tiende a convertirse en una persuasión o insinuación. De ahí una poesía a menudo hostil, que incluye entre sus protagonistas la verdad y la esperanza, pero también la negación y la violencia. La corrección continua, el conflicto (interno y externo) sin descanso son su verdadera firma, que encuentra salida estilística en los “peros” y “no” de su poesía.

 

Escribe me digo a mí mismo, odia

quien con dulzura conduce a la nada

los hombres y mujeres que contigo se acompañan

y creen de no saber. Entre los de los enemigos

escribe tu nombre también. La tormenta

desapareció enfáticamente. La naturaleza

para imitar batallas es demasiado débil. La poesía

nada cambia. Nada es seguro, pero escribe.

 

 

Scrivi mi dico, odia

chi con dolcezza guida al niente

gli uomini e le donne che con te si accompagnano

e credono di non sapere. Fra quelli dei nemici

scrivi anche il tuo nome. Il temporale

è sparito con enfasi. La natura

per imitare le battaglie è troppo debole. La poesia

non muta nulla. Nulla è sicuro, ma scrivi.

 

NOTA

Las traducciones son todas de Yuleisy Cruz Lezcano.



YULEISY CRUZ LEZCANO (Cuba, 1973). La poeta emigró en Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y consiguió el título en “Ciencias enfermeristicas y obstetricia” consiguió, además, un segundo título en “Ciencias biológicas”. Trabaja en la salud pública. En su tiempo libre ama dedicarse a la escritura de poemas, poesías, relatos, a la pintura y a la escultura. Ha publicado 16 libros de poesías en Italia, dos de los cuales han sido bilingües, y un libro de narrativa. De su obra se destacan los libros: Demamah: il signore del deserto – Demamah: el señor del desierto, 2019; Inventario delle cose perdute, 2018; Tristano e Isotta. La storia si ripete, 2018. Asimismo, su obra ha sido traducida en distintos idiomas y compilada en diversas antologías y revistas italianas e internacionales. Actualmente, es colaboradora de la revista literaria sudamericana Taller Igitur y es miembro de honor del Festival Internacional de la Poesía de Tozeur en Túnez.




TRIANA VIDAL (México, 1992). Artista plástica multidisciplinaria con experiencia en producción en barro, manejo de pastas, vidriados y control de quemas, modelado y manejo de torno alfarero.  Tarotista por tradición familiar, su trabajo figurativo tiene bases en los arquetipos junguianos y en la exploración de los elementos presentes en el inconsciente colectivo. Su formación comenzó en el taller “Tres Piedras” en Monterrey Nuevo León y actualmente radica en la ciudad de Cuernavaca donde se dedica a la producción de su obra. Triana Vidal es la artista invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura.




Agulha Revista de Cultura

Número 256 | outubro de 2024

Artista convidada: Triana Vidal (México, 1992)

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