terça-feira, 15 de outubro de 2024

PABLO QUERALT | Sobre el libro Esperando a Perec, de Mario Meléndez

 


Un visionario es aquel que se trata de igual a igual con la muerte y ve anacronismos en escenas que una mente no puede registrar, traza mapas de realidad cósmica que van más allá de los campos incorporales capaces de sostener lo visto en cada momento su saber instantáneo. Lo que hace vibrar en esa sucesión de cuadros que nos lleva en su movimiento pintado con la sangre de la oreja de Van Gogh, o el espejo donde está el retrato de Pizarnik, es ese aullido o Marilyn dando de mamar, todo eso que fluye en este poemario de Meléndez, que dice esperar al escritor de todos los géneros el inclasificable, como una suma de la totalidad que abarca con una desterritorialización territorializando por encima del influjo de dos realidades paralelas que en un punto se confrontan. Rima tiempos y espacios configurando cuadros, plásticas, estéticas, un flujo con ritornelos receptáculos – esferas de un goce del pasaje.

Como quien en un puente imaginario ve a Pessoa asesinar a sus heterónimos y tirarlos desde allí como plagio de su deseo, no solo el autor es visión sino visionario, prevé, intuye, siente por y con el otro, como un anima errante que vaga por esa niebla que lleva la memoria y no conviene olvidar. Como un guarda espalda de Dios, nos desliga del tiempo ordinario y nos liga a un tiempo distinto, puro a la manera de Blanchot, en escenas y cuadros que se estiran en el tiempo que constituye el libro y el fuera de él, en ese imaginario que lo sobrevuela. Diríase que es una obra conclusa- inconclusa, una vocación, que no cierra el libro ya que lanza sentidos, expansores, estimulantes de la creatividad, son pequeñas semillas en el sensorio. Que por lo contrario abre, ilumina al ver a Dios llevarse los juguetes, al enterrar la infancia en el sueño que le cuenta la muerte. Allí en el jardín de las delicias donde la muerte hace el kamasutra con Dios. El poeta es el voyerista que vio a quien el traje le quedaba estrecho, la gracia de una abeja quinceañera, al escritor tocar la trompeta bajo la lluvia, imitaba a Charlie Parker, el Cronopio que lo sigue más allá. Un libro que va constituyendo página a página una entidad colectiva, una máquina y flujo. Polifónica y rizomática va, efusión con pertenencia al yo y apego al clan a la manera Guattari. Y resulta que Picasso era el pintor de estos cuadros pintando su caballo de eternidad, y Sinatra el que canta o sueña interpretar sus grandes éxitos arriba de un tiranosaurio rex pero el poeta le dio de beber su palabra y se fue a grabar un dueto con una sirena, era la máquina del tiempo, la metamorfosis.


Una instancia de transferencias del yo y de universos, recorte de mundo que abren y cierran campos de lo posible, mutaciones máquinicas. Una forma de robar los juguetes de los niños muertos que tiene Dios, lo esencial, el alma de las palabras un ritmo para captar puntos de singularidad, algo se revela en estos poemas y es eso la ruptura de sentido, materia prima para irrumpir en la escena intima para vivir esas instancias, campos imaginativos en sus distintos umbrales de intensidad. Es un tren infinito sobre rieles, que va acomodando el rostro a los juguetes que vemos, como una gran colección, nos deslizamos por esa corriente de niños jugando, una película, una realidad que jamás será la misma. Son las mariposas mismas saliendo del cementerio que cambian la velocidad del viento, desnudas ellas como Dios las mando al mundo, un mundo en los huesos de Dios, ese que se cree Maradona, pasando a toda velocidad un desierto de sal buscando la tierra prometida entre maullidos de gatos, estrellas que añoraban el corazón y una canción de los sex Pistols por el espejo retrovisor. Y vi a un gato negro lamiéndose las heridas decía la muerte se quita la edad. Un libro para pastar.

La infancia, una niñez que cruza el rio que no es dos veces el mismo, Dios, tumbas, mariposas, moscas, un viento cuya velocidad sanguínea marca el pulso de estos hermosos poemas que nos indagan, un charlar de igual con la muerte y sus muertos como un tráiler de vidas pasadas.                     

 

 


PABLO QUERALT (Argentina, 1955). Es médico y poeta nacido en Buenos aires donde reside. Es curador de poesía y organizador del Ciclo de Poesía en la Biblioteca en San isidro y creador y curador del Festival de Poesía de San isidro, fue colaborador del suplemento cultural del diario El pregón de Jujuy y diario punto uno de Salta, en el diario digital Jujuy al momento, en la revista digital merece una reseña y administra yvespoetryclub. blogspot.com. Publicó los libros de poesía, en España: Coca (Zaragoza), La piscina (Palma de Mallorca), Biosfera del amateur (Oviedo), y en Buenos aires: Cansancio de lo escrito, Un seductor mañana, La flecha de Agustín, Primer paso, Reescritos infinitos, Pueblo de agua, Crack, Escribí mi nombre, Late, 89 Golpes y un whisky, El Padre, Pájaros en palabras, Pavarotti, Laleblan, aves del paraíso (Toulouse, Francia), Poema de la nieve, Jazz, Perfume animal, Cocineros, Ser y ser visto, Nací en el cine, Ópera, Partes de la escena, Raros sentidos. Su Obra Reunida 2001/21 y Mi casa siempre fue la poesía. Sus poemas integran la antología Federal de poetas de la provincia de Buenos aires. Tradujó a Yves Bonnefoy, a Alice Oswald, a Thomas Hardy, a D. H. Lawrence, a Amy Lowell, Christophe Mannon, Charles Reznikoff y a Thom Gunn.

 

 


TRIANA VIDAL (México, 1992). Artista plástica multidisciplinaria con experiencia en producción en barro, manejo de pastas, vidriados y control de quemas, modelado y manejo de torno alfarero.  Tarotista por tradición familiar, su trabajo figurativo tiene bases en los arquetipos junguianos y en la exploración de los elementos presentes en el inconsciente colectivo. Su formación comenzó en el taller “Tres Piedras” en Monterrey Nuevo León y actualmente radica en la ciudad de Cuernavaca donde se dedica a la producción de su obra. Triana Vidal es la artista invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura.




Agulha Revista de Cultura

Número 256 | outubro de 2024

Artista convidada: Triana Vidal (México, 1992)

Editores:

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Elys Regina Zils | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2024


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