Formado
literariamente en el taller literario que en la ciudad de Maldonado orientó a partir
de 1988 la escritora Helena Corbellini, fue profesor de literatura y director de
patrimonio de la Intendencia local.
Su obra
poética, alejada de los ensimismamientos literarios o de la técnica oficiada con
destreza pero desatendida del nervio poético, recorre los paisajes humanos y la
historicidad del Uruguay del entre siglos, atenta a los desencuentros y a las pérdidas
propias de un momento histórico, quizás como todos, pletórico de angustias y escaso
de disfrutes. La obra de Gabriel toma distancia de toda opacidad o elogio a la dificultad
y construye un canal de proximidad con el lector, eludiendo el exceso de juegos
verbales endogámicos, aliviada la mochila de decálogos y catecismos.
Sus primeros
textos fueron publicados en la revista Asterisco, del taller que ya mencionamos.
Entre su
primer libro 27 de Möebius y la Capitana, y el último, La edad de la indecencia, se desarrolla
la construcción de un mundo poético poblado de verosimilitudes, desenfado, una poética
que por momentos no elude la solemnidad de quién canta a la patria, y en otros coquetea
con el humor o pone en duda el lugar prestigioso del poeta.
Poeta del
interior, este no es un dato menor, no porque exista en verdad una literatura
del interior como cuerpo o práctica creativa, sino porqué determinó, en Di Leone
como en otros autores, la invisibilidad y aun la condición de escritor tardío del
Pájaro como lo llamábamos sus amigos. Y esto teniendo en cuenta que Uruguay,
como otros países de América Latina, concentra los circuitos y recursos de la producción
cultural en la capital del país, Montevideo, lo que determina entre otras cosas
la invisibilidad de las poéticas desarrolladas desde otros lares.
El itinerario
poético de Di Leone puede ser enmarcado en lo que el argentino Sergio Raimondi ha
denominado Poesía civil (así se titula uno de los libros de Raimondi),
con mayor apego a la gestualidad lírica, no tan rotundamente rupturista y menos
cerebral. Rastros de lo que Mario Benedetti denominó Poetas comunicantes: los
recorridos previos de Raúl González Tuñón o Julio Huasi, o aún de Haroldo Conti,
se hacen presente en la literatura de Gabriel. Y por supuesto la actitud
paródica de Nicanor Parra o de su amigo también maldonauta el poeta Gonzalo
Fonseca. Poesía cívica en tiempos de cosa inane, y contra la desmemoria que todo
lo arrasa y olvida. Territorios hasta ahora no visibles
obtienen existencia en esta literatura. La poesía de Gabriel contribuye a fundar
un paisaje literario.
No es nada tocayo
es decir mañana
estarás ahí
con una historia en el lomo
(…)
–tómalo con calma muchacho–
–take it easy boy–
(…)
ella no bailará sobre la mesa
ese blues descalza
(…)
mala temporada para ti, tocayo
(…)
te apuesto a que
en marzo
seguimos aquí.
Lo efímero
y la peculiar manera de medir el paso de las estaciones en una zona del país pautadas
por la llegada de “las hijas de los cazadores blancos / sus nalgas dorándose al
sol”, cada verano, y Marzo como la señal que separa la vida local, de los
maldonautas, entre temporada y temporada.
El poeta
registra también, desde una mirada patrimonial, el cambio del paisaje, depredación
(o progreso) producto de la acción turística en el medio:
(…) hay un ombú
en La Pastora
con ojos tristes
como billetes de dólar
(…)
La construcción
poética en Di Leone se muestra detallista, cuidadosa respecto del componente melódico
y rítmico en la estructura del verso: no se trata de la arbitrariedad o de meramente
el juego floral, sea este visual o sonoro. Cada corte, salto de línea, pausa, se
justifica en la respiración del poema, a modo de partitura que indica el cómo leer.
(…)
pongamos al actor vociferante
encima
de su propio ataúd
que se le diga en medio
de la función
que debe
ocuparlo en silencio
(…)
De la actitud
desenfadada y burlesca del poeta puede dar testimonio el poema Llanto por la
felicidad de Pablo Goncalvez, [2] también
incluido en Incendio intencional.
(…)
jugaste mal
ahora todos
podemos aullar en tribuna/les
encanta a los de la TV
cumple tu rol hasta
el final
no llores
:somos tu público
pagamos
tenemos derecho
a ser
exigentes.
(…)
La textura
oral del poema está presente en la construcción poética de Di Leone. Un buen ejemplo
es el poema
todo es especta
madonna
culo
madonna
a la cama con ONETTI
(…)
donde todo
el texto es puesto al servicio de su puesta en voz (hay que decir que Gabriel era
un buen performer al llevar sus textos al escenario del recital), sin renunciar
a su efectividad en la hoja del libro o en la pantalla del computador.
En el mismo
libro, el poema Seguridades donde el protagonista es un albañil, parece dialogar
con el Parra de Canciones rusas:
(…)
a veces pero siempre
no
siempre no
salva el
se cae
miren
se cae
se cae
se
cae.
(…)
Pero Di
Leone no es solo el poeta cívico o el del humor: en tiempos en que la poesía romántica
está bajo sospecha (merecida), y que suele ser tarea ingrata intentar revisitar
el género, en el mismo libro incluye uno de sus textos más recordados y citados
por sus lectores, una pequeña pieza de la mejor literatura:
atardece gorriti
isla de tigres verdes
en líquido metálico
anaranjado
:en la arena gruesa de la 24
es un escándalo tu ausencia.
Poeta del
interior, en su literatura encontraremos además del paisaje habitado y atravesado
por la circunstancia, lo urbano, lo del campo y lo oceánico a la vez, como una única
región -¿quizás el este uruguayo?- a la que habitar desde la poesía.
(…)
(hay otra ciudad
al extremo del viaje
:eso es todo)
La presencia
del campo es nítida en este poema, de La edad de la indecencia en el que
a modo de registro autobiográfico recrea una cacería en la sierra minuana:
(…)
:las liebres corrían a morir saltaban
a causa de los impactos.
Luego volvíamos caminando a la casa
bordeando los pozos de la vieja mina
(no te acerques)
las
escopetas dobladas bajo el brazo
colgando
las tibias ensangrentadas
presas
por las patas las orejas o metidas
en
una bolsa de arpillera.
Los
hombres fumaban y hablaban
más
alto y llegados a la casa
se
demoraban a beber
sentados
en el patio
un
vaso de vineta;
las
armas en ángulo junto
a
la pared de piedra
(el
viento
del
atardecer
en
el pelaje de las quietas
haciendo
suaves hoyos)
el
interior
de
los cañones era
como
las galerías de la mina abandonada
sólo
negro silencio
(…)
Poeta que
tuvo la mala experiencia de haber sido prisionero político de la dictadura cívico-militar
instaurada en 1973, la prisión está presente en la poesía de Di Leone, pero nunca
desde la revictimización, o desde el panfleto. Un buen ejemplo es este fragmento
del poema Gesta de cantar, incluido en la La edad…:
(…)
la diferencia entre atado y suelto
dice
el tipo
es
infinita te lo digo
yo
que estuve atado con alambres
más
dice
suelto
suelto nunca anduve
a
no ser cuando era niño
pero
muy niño
(la
milonga es un cielo accesible
:
busca una simple escalera
de
octosílabos)
(…)
Varios compañeros
de viaje asoman en la poesía de Di Leone. Algunos cómplices de vida, otros de literatura,
como si fuera posible distinguir.
El narrador
Haroldo Conti –desaparecido por la dictadura argentina en 1976– es uno de los homenajeados:
(…)
:es Conti en ONDA
por
la Banda Oriental
muy
al sur de tu viento
de
respuestas
(…)
nunca dijo adiós
:no le gustaba decir adiós
decía
algo como hasta luego
dijo hasta luego
pero no ha aparecido
cántate una, Bob,
de galgos y buses plateados
nocturnas navajas
en gargantas de ciudades
soñolientas
una que diga como el Conti
hasta luego repite
por favor
aquello de
vernos de nuevo
Otro es
el poeta Gustavo Lerena (1954-1998), fernandino, autor de un único libro, La
vida y otros contratos. Di Leone lo homenajea en uno de los textos más logrados
de su último libro publicado, recobrando además el espacio que habitaron poeta y
homenajeado, tan huérfanos y a la vez tan poblados:
En el río de cerveza que
pasa
por el Carlitos
el
arroyo de ron del boliche
marginal,
polvo y sobre
resina
el
descuido de las cosas,
(…)
no
está
falta
sin
aviso no está
(en
el atardecer minucioso
de
las cosas
a
la orilla del río de ron
en
las mesas desaprensivas de Campanario
(…)
en
la marea de las cosas
su
minuciosa ausencia
(…)
:último
bolero en Maldonado
en
el pucho del siglo
–cinco
quilómetros al norte
de la calle 30–
(…)
:no
somos ya no somos
jóvenes
aquiles
:no
se nos invita
a
escoger entre
el
heroísmo y el olvido
:aquí
los bulldozers se encargan
de
la nostalgia
(…)
simplemente somos menos
al atardecer cuando el río
de ron fluye
manso por venas
recónditas
:último bolero: Maldonado mata
y olvida.
El poeta, fallecido
el 25 de agosto de 2021, dejó varios cuadernos .doc disgregados entre su
computadora y archivos que conversaron sus amigos. En uno de los borradores, Navegando
hacia Ithaka, Puntas de Pan de Azúcar, vuelve sobre las grandes preguntas, y
sobre el universo de la infancia del escritor. Poesía de nombres propios, que asume
la localía de lo pequeño, dibuja en algún sentido un balance o mensaje en una botella
para quienes seguiremos encontrando en su poesía señales para emprender el día:
En el umbral de la tapera
respetuosos
desfilan los ausentes:
(…)
(No hay donde volver
desde que Heráclito
cantó lo del río
: no quiero preguntar por nadie
no quiero ni al caballo de Vallejo
diciendo que muy bien
que todo está muy bien)
“Ningún sitio más privilegiado
para la contemplación de la ruina”, las “ruinas palpables del último terremoto y
la estafa”, dijo alguna vez José Emilio
Pacheco. Es que en estos años de entre
siglos, en los que la historia no ha acabado, y tampoco las guerras –ahora tornadas
en conteo de víctimas colaterales y competencias de desinformación–, nada mejor
como escenario para el ejercicio de esa contemplación que los conglomerados urbanos.
Y más aun cuando se trata de una muestra del cosmopolitismo turístico que produce
un balneario como Punta del Este. Desde allí obreros de la construcción, mucamas
y especuladores pueden ser tomadas casi al mismo tiempo por el lente de la cámara,
o por el registro del poeta.
El paisaje en Di Leone
es también eso: una recorrida en bus turístico por el Punta del Este de la fama
rápida, de lo efímero, pero sostenido por la vida y muerte de seres humanos ordinarios,
aun vulgares, que en sus vidas y amores sostienen el espectáculo. O en palabras
de un viejo amigo que supo poblar esas arenas: lo que Raúl Forlán Lamarque llamaba
la carnavalización mediática, donde las
cadenas y agencias nos cuentan cómo es de verdad el mundo y sus guerras de
baja intensidad, donde conviven indiferenciados en los escaparates oferta de comida
rápida con la cuidada búsqueda de lo sublime. El poeta es precisamente cronista
de esa ruina, y establece como residencia el instante del derrumbe.
NOTAS
1.
Eladio Linacero Editor fue un efímero proyecto editorial radicado en Maldonado.
Di Leone formó parte del mismo.
2.
Asesino serial uruguayo, hijo de diplomático proveniente de un barrio privilegiado,
condenado en 1992 como responsable de tres femicidios.
LUIS PEREIRA SEVERO (Uruguay, 1946). Autor entre otros de Otros poemas sucios, manual de castellano estándar, (Yaugurú, 2022) (Tercer Premio Nacional de Literatura, categoría Poesía Édita, MEC 2023), Poemas para ser leídos en una pantalla de 5’’, Intendencia de Montevideo, 2019 (Primera mención Onetti 2019); Poemas para mi novia extranjera, milonga rioplatense, VOX, Bahía Blanca, 2015, civiles iletrados, 2018, (Premio Nacional de Letras poesía édita 2017), Pabellón Patrio, serie de relatos íntimos (Yaugurú, 2009); Manual para seducir poetisas (civiles iletrados, 2004); Retrato de mujer azul (civiles iletrados, 1998); Poemas de acción y mujeres delgadísimas (Ediciones de Uno, 1992). Integra las antologías La noche amarilla. 33 + 1 voces de la poesía uruguaya actual, Círculo de poesía, 2020, (https://circulodepoesia.com/2020/03/33-1-voces-de-la-poesia-uruguaya-actual-luis-pereira-severo), La confabulación de las arañas (Detodoslosmares, Córdoba, Argentina, 2018), y Nada es igual después de la poesía, cincuenta poetas uruguayos del medio siglo, 1955-2005 (Centro de Difusión del Libro, MEC, 2005). En 2022 formó parte de Calandrios, plaqueta de poesía con manuscritos en borrador editada por Yaugurú. En 2020 participó de las antologías 1956. When I ́m Sixty Four (Yaugurú), Confines, antología en tiempos de riesgo (Pixel, La Plata, Argentina), y Festín Mutante (www.festinmutante.com.ar). En 2018 integró la publicación colectiva Los hijos de Putin, Cartonerita niñabonita, Zaragoza, España. Magíster en Políticas Culturales (CURE-UDELAR) y Especialista en Gestión Cultural, (FCS-UDELAR). Fue parte del proyecto editorial civiles iletrados, (civilesiletrados.blogspot.com).
TARŌ OKAMOTO (Japão, 1911-1996). Filho do cartunista Ippei Okamoto e da escritora Kanoko Okamoto. Estudou na Sorbonne nos anos 1930 e criou muitas obras de arte, após a II Guerra Mundial. Foi um artista e escritor prolífico até sua morte. Entre os artistas com os quais Okamoto se associou durante a sua estadia em Paris estiveram André Breton e Kurt Seligmann, este último uma autoridade surrealista em magia e que conheceu os pais de Okamoto durante uma viagem ao Japão, em 1936. Okamoto também se associou com Pablo Picasso, Man Ray, Robert Capa e sua parceira, Gerda Tarō, que adotou o primeiro nome de Okamoto como seu próprio sobrenome. Em 1964, Tarō Okamoto publicou um livro intitulado Shinpi Nihon (Mistérios no Japão). Seu interesse em mistérios japoneses foi provocado por uma visita feita ao Museu Nacional de Tóquio. Depois de ficar intrigado com a cerâmica Jōmon que encontrou lá, ele viajou por todo o Japão para investigar o que entendia como o mistério que se encontra sob a cultura japonesa e, em seguida, publicou Nihon Sai hakken – Geijutsu Fudoki (Redescoberta do Japão – Topografia de Arte). Tarō Okamoto é o artista convidado desta edição de Agulha Revista de Cultura, e sua presença entre nós se deu graças à generosidade do bailarino e tradutor Daniel Aleixo. Sugerimos visitar o Museu de Arte Tarō Okamoto: https://taro-okamoto.or.jp.
Agulha Revista de Cultura
Número 259 | janeiro de 2025
Artista convidado: Tarō Okamoto (Japão, 1911-1996)
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