La presencia del
exiliado en cualquier época es silenciosa. Se quiere existir tranquilamente y no
llamar la atención. Baquero rompió ese mito con su epistolario y con los almuerzos
criollos que presidía en Madrid –“con remate de refresco de tamarindo”–, que acabaron
por convertirse en tradición para sus discípulos.
El poeta se exilió
en la capital española; Cabrera en Estados Unidos (“un país que nunca le gustó demasiado”).
Ambos formaban parte de una República que se había ido a pique, no solo como proyecto
político sino también como posibilidad. Para Hernández Busto, Cabrera es “la gran
solitaria de la literatura cubana”. Anticomunista raigal, qué lugar podía tener
en el nuevo orden de Castro. Sobrevivió gracias a las joyas que había sacado de
Cuba.
“Ambos fueron longevos,
con vejeces un poco tristonas, que giraron alrededor de esos dos polos del exilio
cubano: Madrid y Miami”
“Ambos fueron longevos,
con vejeces un poco tristonas, que giraron alrededor de esos dos polos del exilio
cubano: Madrid y Miami”, resume Hernández Busto en su prólogo. Los originales de
las Cartas están entre los Lydia Cabrera Papers de la Cuban Heritage Collection
en la biblioteca de la Universidad de Miami. El libro está disponible para descarga
gratuita.
En la primera carta,
que Hernández Busto estima que fue enviada hacia 1978, Baquero comenta la “perversidad”
literaria que representa para él La consagración de la primavera, de Alejo
Carpentier. “Es el libro que Castro le venía exigiendo desde hace mucho tiempo para
considerarlo integrado”, afirma.
Entre anécdotas y
chismes sobre amigos y enemigos, Baquero perfila varias ideas sobre el pasado. La
primera, sobre la satanización de la República que impulsa el castrismo, es precisamente
lo que no le perdona al libro de Carpentier. “Canalladas como esta de Alejo ayudan
mucho a Castro, que justifica todos sus crímenes pintando un país que, según esa
pintura, merecía ser destruido”, escribe.
El culto a la nación
frustrada toma, en las cartas, un vuelo casi religioso
Otra idea es la distinción
entre el exiliado y el disidente. “Disidente es, por ejemplo, Carlos Franqui, el
de Revolución”, le dice a Cabrera ese mismo año. “No sé cómo me sentiría
yo en esa reunión con personas, compatriotas sí, pero a distancia, que están aquí
en Madrid y nunca nos hemos visto. Ellos se consideran los grandes demócratas, traicionados
(muy tarde por cierto, en algunos casos) por el bonísimo fidelito”.
Años y años de correspondencia
dejan escenas y comentarios inolvidables. Lydia y Eugenio Florit bailando un danzón;
más maldades de Carpentier; el “hijeputómetro” de Lorenzo García Vega; la “comemierdería”
de Nicolás Guillén; los amigos comunes, perdidos, peleados o muertos.
En 1978, Baquero
cumplía casi 20 años en Madrid, un destierro que no había apagado su “criolledad”,
le advertía a su corresponsal. Ese año obtuvo la ciudadanía española, pero seguía
en el territorio imaginario de la Isla: “Yo vivo en el recuerdo, respiro por la
memoria”.
NOTA
Publicación original: www.14ymedio.com/cultura/respiro-memoria-cartas-gaston-baquero_1_1109697.html. Reproducida con la atención de los editores
y el autor.
XAVIER CARBONELL (Cuba, 1995) es escritor. Su novela El fin del juego (Ediciones del Viento, 2021) obtuvo en Cuba el Premio Italo Calvino, al cual renunció, y en España el XXV Premio de Novela Ciudad de Salamanca. Es autor de las novelas El libro de mis muertos (Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara) y Náufrago del tiempo (Editorial Verbum). Escribe la columna de opinión Naufragios en el diario 14ymedio y ha publicado ensayos y artículos en Letras Libres, La Lectura, Rialta e Hypermedia Magazine. Desde 2021 vive exiliado en Salamanca, donde recompone la biblioteca perdida y colecciona soldados de plomo.
TARŌ OKAMOTO (Japão, 1911-1996). Filho do cartunista Ippei Okamoto e da escritora Kanoko Okamoto. Estudou na Sorbonne nos anos 1930 e criou muitas obras de arte, após a II Guerra Mundial. Foi um artista e escritor prolífico até sua morte. Entre os artistas com os quais Okamoto se associou durante a sua estadia em Paris estiveram André Breton e Kurt Seligmann, este último uma autoridade surrealista em magia e que conheceu os pais de Okamoto durante uma viagem ao Japão, em 1936. Okamoto também se associou com Pablo Picasso, Man Ray, Robert Capa e sua parceira, Gerda Tarō, que adotou o primeiro nome de Okamoto como seu próprio sobrenome. Em 1964, Tarō Okamoto publicou um livro intitulado Shinpi Nihon (Mistérios no Japão). Seu interesse em mistérios japoneses foi provocado por uma visita feita ao Museu Nacional de Tóquio. Depois de ficar intrigado com a cerâmica Jōmon que encontrou lá, ele viajou por todo o Japão para investigar o que entendia como o mistério que se encontra sob a cultura japonesa e, em seguida, publicou Nihon Sai hakken – Geijutsu Fudoki (Redescoberta do Japão – Topografia de Arte). Tarō Okamoto é o artista convidado desta edição de Agulha Revista de Cultura, e sua presença entre nós se deu graças à generosidade do bailarino e tradutor Daniel Aleixo. Sugerimos visitar o Museu de Arte Tarō Okamoto: https://taro-okamoto.or.jp.
Agulha Revista de Cultura
Número 259 | janeiro de 2025
Artista convidado: Tarō Okamoto (Japão, 1911-1996)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2025
∞ contatos
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário