El sonido de un poeta leyendo un
poema podría grabarse en el oído de tal forma que se modifiquen las posteriores
lecturas silenciosas de ese poema. Dado que escuchar implica un retraso de la señal
acústica que llega al oído, y una nueva demora en el procesamiento y conversión
de esa señal al lenguaje inteligible, estas dos experiencias (la de escuchar la
voz del poeta y la de reinventarla por medio de la memoria) se encuentran más cercanas
de lo que podríamos imaginar. Ambas cosas son ecos a posteriori, transformadas
por el lugar de encuentro y sus resonancias. Este razonamiento nos conduce a expresar
que la voz es también un eco que responde a otras voces, que la escucha tiene lugar
antes de que el poema exista y que, independientemente de qué tan original sea el
poema, éste no puede estar completamente aislado de las comunidades ni de las continuidades
sonoras que lo preceden. El Festival de Poesía se constituye de esta manera en un
buen ejemplo de las comunidades sonoras y de escucha. Escuchamos poesía de la traducción,
aunque podamos estar capturando tan sólo fragmentos de un lenguaje que entendemos
parcialmente. Esforzamos nuestros oídos y prestamos atención a lo desconocido. Como
poetas, podemos llegar marcados con los más arraigados sellos de diversas nacionalidades,
pero ingresamos a una comunidad más vasta en la que las ideas alternativas habitan
entre las lenguas sin poseer territorio alguno.
El libro breve de Jean-Luc Nancy,
Listening, enfatiza 'l'écoute' como un medio para dirigir la atención hacia
el mundo.
Escuchar es tendre l’oreille, -literalmente, extender
la oreja – expresión que evoca una movilidad particular entre los aparatos sensoriales
del pabellón auricular del oído-; una intensificación y una preocupación; curiosidad
y ansiedad. (…) Si “oír” es entender el sentido […] escuchar es esforzarse por encontrar
un posible significado y, como consecuencia, uno que no sea accesible de inmediato. [2]
Nancy define la escucha como un
patrón de relaciones a través de las cuales se forma la subjetividad; el oyente
existe en un universo de materia en movimiento, y el objeto se forma por la relación
de la percepción individual ante dichos movimientos. [3] A este respecto, mucho depende de los contextos lingüísticos y filosóficos
en los que se utilizan estos términos. Entendre en francés significa no sólo
escuchar sino también absorber lo ya comprendido mientras que escuchar, écouter,
es la actividad que nos conduce hacia nuevas relaciones. A nuestro alrededor todos
somos testigos de los efectos políticos del miedo a lo desconocido y a lo extraño:
el desafío de escuchar es el desafío de permanecer abiertos al otro.
Tanto la poesía como la música
ofrecen un espacio en el que lo que se escucha puede tornarse audible. Lejos de
ser un refugio para la nostalgia, puede ofrecer nuevos entendimientos. Joan Retallack
describe el impacto permanente que tuvo el descubrimiento de John Cage sobre el
silencio como algo “densamente, ricamente, inquietantemente pleno. Pleno de esas
cosas que no habíamos visto y que hasta “ahora” podemos advertir; o porque observándolas
a regañadientes, las habíamos descartado por considerarlas simples tonterías o ruidos.”
[6] La antesala de la observación es
la orilla del conocimiento. Este es el punto en el que opera la escucha. El argumento
de Retallack se mueve desde el ámbito auditivo, “la pieza silenciosa” del famoso
4’33” de Cage, hacia un silencio cultural más amplio; en este caso, la atención
a las escritoras: “Si antes el silencio era lo que no estábamos preparados para
oír, el silencio es actualmente lo que hace audible, aunque ininteligible. El reino
de lo ininteligible es la frontera permanente, lo que queda fuera del alcance de
lo culturalmente preconcebido […]”.[97
Si la idea de frontera sugiere
una forma activa y vanguardista de la escucha, paradójicamente se entrelaza con
el silencio y con los sonidos de la otredad que se resisten a la apropiación territorial.
El fallecido poeta británico Tom Raworth, en una entrevista realizada en 1972, describe,
con honestidad y receptividad, su concepto sobre la escucha de un texto: "Realmente
no tengo juicio alguno sobre la cuestión del conocimiento. En absoluto. Mi idea
va en sentido contrario, como usted sabe. Seguir completamente vacío y ver entonces
lo que sobrevenga. Las múltiples críticas
y puntos de vista de un poema de Raworth parecieran ser mera distracción, salvo
que su sinceridad es la antítesis de los efectos absorbentes por las redes sociales.
Y es por ello que la escucha es importante: como práctica cultural, ya que ésta
puede ser un medio para pensar más allá de los actuales enfoques cognitivos. “La
escucha disruptiva”, como la describe el artista sonoro Hildegard Westerkamp, es
un medio para llamar la atención sobre el tiempo y las experiencias simbólicas,
una resistencia que es necesaria, nos dice, porque “el poder del mundo empresarial
nos empuja para que sucumbamos a la percepción temporal del 24/7, que amenaza con
desequilibrar de manera profunda nuestros ritmos de vida , y, como una prolongación
de ello, el peligroso quiebre que ya se observa en las condiciones biológicas, ambientales
y ecológicas de la tierra. [8] “El papel
del artista no es sólo escuchar sino articular eso que escucha para los demás, porque
lo que experimentemos de manera negativa y perturbadora proviene no sólo de los
signos sino del ruido, la alteridad y la resiliencia.
El mundo virtual es pobre en la alteridad y en la
resistencia (Widerständlichkeit) que nos ofrece. (…) En todos los espacios imaginarios
de la virtualidad, ante todo se halla el ego narcisista. Cada vez más, la virtualización
y la digitalización están haciendo que lo real desaparezca, lo que hace que se pueda
reconocer a sí mismo debido a la resistencia. [9]
Una de las causas de esto, desde
la perspectiva de Han, es la falta de un destinatario concreto en muchas de las
interacciones que se dan en las redes sociales. [10] “Sin la presencia del Otro, la comunicación degenera en un intercambio
acelerado de información”, y, en ausencia de una relación de vecindad, no puede
haber comunidad, dado que “la comunidad es la audiencia”. [11]
La escucha sucede en los espacios: la escucha del
discurso oral es modificada por la materia desde las cuerdas vocales que producen
el sonido hasta la amplificación en un salón: el discurso hace que los pensamientos
se materialicen, vinculando la experiencia vivida en comunidad con la de un entorno
físico activo. La escucha también transforma los espacios. El espacio temporal del
Festival de Poesía es una oportunidad para experimentar un solo poema desde múltiples
perspectivas: cada oyente escuchará algo diferente, creando un espacio multidimensional
en el poema para hallar múltiples formas de habitar el mundo.
NOTAS
[1] David Toop, Resonancia siniestra: La mediumnidad del oyente
(Londres: Bloomsbury Publishing).
[2] Jean-Luc Nancy, Escuchar, trans. Charlotte Mandell (New York:
Fordham University Press, 2007).
[3] Nancy, Escuchar.
[4] Charles Bernstein, Close Listening: Poetry
and the Performed Word (Oxford: Oxford University Press, 1998).
[5] Bernstein, Cerca de escuchar.
[6] Joan Retallack, La apuesta poética (Berkeley: University of California
Press).
[7] Retallack, La apuesta poética.
[8] Byung-Chul Han, La expulsion del otro (Cambridge: Polity Press, 2018).
[9] Byung-Chul Han, The Burnout Society (Stanford:
Stanford Briefs, 2015).
[10] Byung-Chul Han, The Expulson of the Other (Cambridge:
Polity Press, 2018).
[11] Han, The Expulsion of the Other.
ZOË SKOULDING (Gales, 1967). Poeta, editora, música, performer y profesora universitaria. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: El comercio del espejo, 2004; Alambres oscuros, en colaboración con Ian Davidson, 2007; El museo de los sonidos evanescentes, 2013; Teñido, 2016; y Las habitaciones y otros poemas, 2018. En la actualidad trabaja como investigadora en la Universidad de Bangor, donde explora el sonido en la poesía, la traducción, y la relación entre poesía y espacio urbano. También enseña escritura creativa. Entre 2008 y 2014 fue la editora de la prestigiosa revista Poetry Wales. Dundó y dirigió el Festival Internacional de Poesía de Gales entre 2012 y 2017. Recibió el Premio Cholmondeley de la Sociedad de Autores en 2018 por su contribución a la poesía.
LUCAS FIER (Brasil, 1989). Surrealista contemporáneo, su obra está impregnada de temas como el erotismo, lo sagrado y la herejía, desafiando los límites entre lo sagrado y lo profano, la realidad y el sueño, la objetividad y la subjetividad. Explorando elementos simbólicos con gran detalle y una técnica orientada al realismo, fusiona estados oníricos, psicodélicos y fantásticos para exaltar la materialidad de los cuerpos, la opulencia de la vida y la fascinación por el misterio. Es doctor en Historia por la UFPR, máster en Artes por la Facultad de Artes de Paraná (Unespar) (2021) y licenciado en Dibujo por la Escuela de Música y Bellas Artes de Paraná (Unespar) (2012). En sus obras utiliza óleo, grafito, bolígrafo, tinta china, acuarela y acrílico. Artista invitado de esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
CODINOME ABRAXAS # 08 – FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE MEDELLÍN (COLOMBIA)
Artista convidado: Lucas Fier (Brasil, 1989)
Editores:
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Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
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