segunda-feira, 8 de junho de 2015

MANUEL MORA SERRANO | Introducción a la historia de la literatura dominicana



CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA DOMINICANA, LENGUAJE Y LITERATURA | La lengua por medio de la cual nos comunicamos los dominicanos, salvo excepciones notables, es el castellano. Aunque somos una isla relativamente pequeña, estamos divididos en dos repúblicas cuyos habitantes hablan idiomas diferentes y tienen costumbres, religiones, tradiciones e influencias culturales distintas.
 La parte occidental está ocupada por la República de Haití, que es bilingüe, allí la gente culta mantiene el francés como lengua principal, mientras el pueblo no solo habla creole o criollo, que si bien en su origen derivó del francés mezclado con términos propios de los esclavos africanos que se rebelaron contra el imperio francés, como del español vecino, sino que ya tiene su literatura.
 El hecho lingüístico determina que aunque los países sean siameses, todo es distinto en cada espacio de tierra soberana.
 Como los haitianos ocuparon la parte oriental por veintidós años, determinó lo que se ha llamado nuestra arritmia histórica, por ser la única colonia que no se liberó de los europeos. Un hecho de esa magnitud marcó para siempre las relaciones entre los dos pueblos.  La resistencia de los habitantes de la parte oriental por su catolicismo, impidió que el Haití que la invadió pudiera imponer su religión y su cultura que era parte de su herencia africana al ser la primera república negra del mundo. En nuestro territorio se siguió hablando y escribiendo en español, aunque el francés quedó, no solo por la adopción de los códigos y porque casi todos los textos estaban en esa lengua, y por ello, hasta entrado el siglo pasado, los intelectuales dominicanos leían y hablaban francés y fue fácil tomar a París como lugar obligado para los estudios superiores y no a Madrid, de quien nos habíamos independizado con la llamada Restauración de la Independencia, circunstancia que aceleró la temprana aparición del modernismo.
 La integración cultural con Puerto Rico y Cuba, las hispánicas islas vecinas, fue siempre más fluida que la dominico-haitiana, por la barrera de la lengua.
 La relación del país vecino con Francia era natural y lógica a pesar de su confeso africanismo, ya que casi toda África negra era botín europeo. Eso influyó para que tanto la literatura como el arte haitianos estuvieron más avanzados en muchos aspectos que en la dominicana, más españolizada, con las consecuencias de que sus escritores y sus movimientos no repercutieran entre nosotros, sumado a ello el hecho de que España y Francia mantenían históricos recelos de tal magnitud que para que lo que ocurriera en París influyera en Madrid, debió aparecer el mejor dotado de todos nuestros poetas hispanoamericanos, el nicaragüense Rubén Darío con su modernismo.
La separación lingüística, sobre todo en las élites intelectuales de uno y otro país,  ha producido que se ignoren olímpicamente. Solo a fines del siglo pasado se tradujeron algunas obras importantes de historiadores y otros escritores haitianos, pero en Haití, que sepamos, los buenos literatos dominicanos son ignorados.
Durante el siglo XIX algunos escritores de los más importantes de su historia literaria, nacieron del lado nuestro, pero entonces por el jus sanguinis haitiano  proclamado en su constitución, no se les concedía la nacionalidad a los nacidos en otro país.
Lo de la lengua francesa entre los escritores haitianos, sobre todo en los poetas, produjo que se anticiparan a Darío y a los demás modernistas en lengua española, adoptando el parnasianismo y el simbolismo.
 Todo lo contrario sucede con los otros dos países hispanos de las Antillas, Cuba y Puerto Rico, ocupado por los españoles, donde la integración ocurrió  desde los tiempos coloniales, precisamente por las costumbres hispánicas y las bases tradicionales de las poblaciones mezcladas con negros que produjo un coctel de razas. Por tener  tradiciones, lengua y pasado colonial español ningún antillano de esas tres islas se siente extranjero en la otra. Y es notable que las otras dos, aunque están rodeadas de islas que parlan inglés, papiamento, holandés o francés, tampoco tienen una comunicación efectiva de vasos comunicantes y cada grupo cultural crece y se desarrolla sin influencias notables de lo que hacen los vecinos, salvo excepciones de figuras destacadas.
Ahora más que nunca se nota la soledad con el internet y las llamadas redes sociales, que van haciendo a cada persona una isla, que si bien tiene contactos con otras, se desarrolla en privado o en medio de talleres y grupos afines.
 En resumen, la literatura dominicana es hispánica en la lengua, pero pro-francesa o pro-inglesa, acorde con las influencias más notables a partir del romanticismo. Se llega al extremo de que escritores nuestros que se destacan en otras lenguas no sean asimilados como si fuesen nuestros. El sentido de isla, de escritores aislados que hacen cosas, tiene su base en la tradición española, que no asimila como hace Francia que trata como miembros de su literatura a todos los que escriben en su idioma. La península ibérica apenas acepta los grandes nombres, diferenciando siempre que no son españoles, aunque hayan residido en la península.
 Podemos resumir: En sentido general forman parte de nuestra literatura los textos producidos por los nacidos en el país, no importa en qué lengua lo hayan escrito y los nacionalizados que lo hayan hecho en español. Son fuentes para su estudio todo lo relacionado con la época colonial y los textos que se refieren a nuestra historia o a nuestra sociedad o se redactaran residiendo los autores en nuestro país.

PERÍODOS EN LOS CUALES DIVIDIMOS LA LITERATURA DOMINICANA |  Tradicionalmente, como ya dijimos en la Introducción general, se indicaba en el programa oficial de 1984,  el conocimiento de la literatura americana en general con la Primera Unidad:  I.- Se hablaba de los primeros que escribieron sobre estas tierras (cronistas); II.- Lo pre colombino; III.-Orígenes de la cultura en América; IV.- La cultura y las letras coloniales.-  Segunda Unidad:  I.- La literatura en los siglos XVIII, XVIII y XIX;  II. El siglo XIX, La novela, la historia y la fàbula; III.- Escritores por la Independencia de América. Tercera Unidad:  I.- El romanticismo en América; II.- Segunda época romántica. III. El aticonvencionalismo en Norte América; IV.- El criollismo, la poesía gauchesca, etc.; V.-  Generación de 1880, Realismo, naturalismo y parnasianismo.- Cuarta Unidad: 1.- El modernismo en América; II.- Los poetas de la segunda generación presididos por Rubén Darío;  III.- La prosa y el cuento modernista; IV.- Oradores dominicanos del primer período Siglo XX.- Quinta Unidad: I.- El postmodernismo (Poesía); II.- El vanguardismo. La poesía vanguardista; III.- Vanguardia Dominicana Siglo XX hasta el pluralismo.- Sexta Unidad: I.- La narrativa contemporánea. II.- El ensayo y la prosa dominicana siglo XX; III.- El imaginismo en Norteamérica y Generación de Post Guerra; IV.- El cuento en América siglo XX;  V.- la nueva novela siglo XX; VI.-La crítica literaria y el ensayo; VII.- El teatro contemporáneo.
Luego hubo modificaciones, pero en sentido general no se dividía el estudio como lo estamos haciendo: Una Primera Parte para la Literatura Dominicana con apéndice de la Literatura Haitiana. La Segunda Parte dividida según las lenguas principales: La Literatura Hispánica, la Literatura brasileña; la Literatura de las islas antillanas; la Literatura Norteamericana y canadiense. De modo que aunque sea sucintamente el lector (idealmente el joven bachiller) tenga una idea de lo que ha ocurrido en España antes y en América después.
Por lo visto en las reglas del juego del siglo pasado no había forma de digerir se coctel de temas y aunque ya no se dividía de acuerdo con los hechos más relevantes, siguiendo una rígida cronología histórica, aunque coincidamos en muchos puntos, hemos resuelto hacer lo mismo, es decir, dar informaciones sobre la literatura en general, señalar obras y autores importantes y sugerir lecturas y fijarnos en los hechos que realmente inciden en los escritores, y, por ende en la literatura, que son lo que merecen ser estudiados. De ahí que dividiremos, de acuerdo a épocas y corrientes literarias nuestro estudio de la siguiente manera:

1.- Época ágrafa o indígena. Literatura oral. Relación de Ramón Pané. Abarca desde los primeros pobladores hasta el descubrimiento europeo de 1492 y la invasión consecuente a partir de 1494.

2.- Época de dominaciones extranjeras. Cronistas e historiadores. Seudo clásica o barroca. Primeros escritores criollos. Primera diáspora nacional. Va desde la ocupación española hasta los tratados por medio de los cuales España entrega a Francia la parte oriental de la isla, hasta 1822 con la ocupación haitiana. (Incluye cronistas e historiadores y oradores religiosos, primeros escritores criollos residentes y exiliados).

3.- Clasicismo. Barroquismo. Romanticismo y criollismo. Segunda diáspora nacional. Va desde la ocupación haitiana  (1822) y la separación de esa nación, con el paréntesis de la Anexión a España y la Restauración de la Independencia (1865) hasta la aparición de los primeros escritores nacionales importantes alrededor de 1874, incluyendo los de la Segunda Diáspora.

4.- Romanticismo. Positivismo. Neoclasicismo. La novela indigenista. Cosas Añejas. Importancia de las revistas culturales. Criollismo indigenista. Se inicia con la publicación de La Lira de Quisqueya, primera antología nacional, y se alarga hasta principios del siglo XX. Este romanticismo impulsaba al poeta a dar el color local, y al novelista a relatar las costumbres en un clima ideal. Al mismo tiempo el romanticismo fue penetrado por el positivismo que impulsó a algunos poetas avanzados a protestar y a compadecerse de los que sufrían, con los primeros asomos de lo social y lo racial, incluyendo a los de la citada Diáspora. En el romanticismo era nota relevante el neoclasismo, o la imitación de los clásicos. De este período son las Cosas Añejas (1891) a imitación de las Tradiciones de Ricardo Palma, la novela Enriquillo (1879), sobre este personaje indígena que constituye la clásica novela histórica nacional; la relevancia de las revistas culturales y literarias que sustituían las publicaciones de libros muy escasas hasta el final del siglo XIX y las cuales eran encuadernadas y constituían piezas importantes en las bibliotecas. El criollismo original y el indigenista con la aparición de Fantasías Indígenas (1877) y la novela criollista con Engracia y Antoñita (1892).

5.- Modernismo. Criollismo contra modernista. Novela modernista. Novela criollista. Auge del Poema en prosa. Aquí, como en el resto del continente hispánico ocurre el fenómeno de que mientras el romanticismo se diluye creando confusiones ideológicas en muchos escritores, tímidamente aparecen señales de renovación y puesta al día en unos jóvenes modernistas a partir de 1894 con la publicación de la revista El Hogar, pero coexistiendo con el romanticismo, hasta el surgimiento del postumismo en 1921. Lo más importante fue el surgimiento a partir de 1892 del auge del poema en prosa. El cambio de estado emocional y cultural que significó el modernismo frente al romanticismo, con sus idealismos desaforados, sus nostalgias imperiales y su desprecio por lo vulgar, que cuando se sintió atiborrado de exotismos, de dioses griegos y romanos, princesas, cisnes, lirios, etc., se encontró con un nuevo criollismo, como se planteó en todos los sitios de América exigiendo el retorno a lo propio, con el grito de torcerle el cuello al cisne en 1911 en México, que en Santo Domingo fue explícito en 1896, quince años antes, surgiendo un movimiento criollista para enfrentarlo, sin abjurar de las formas, que quizás hubiera durado por siempre, hasta que fue sacudido a su vez y destronado por el postumismo.
 En ese intermedio surgen el yoísmo de con el poema Oda de un Yo (1913) y lo social con la publicación de Los Humildes (1916). La novela modernista teñida de criollismo en La Sangre (1914).

6.- Las vanguardias. Postumismo. Versolibrismo. Influencia futurista. Ultraísta. Dadaísta.  Surrealista. Auge del cuento y la novela. Los postumistas continúan de manera más directa y eficaz el criollismo anti modernista. Hay ahora una toma de conciencia plena de que el escritor puede romper las reglas y liberar el lenguaje de las ataduras técnicas y del palabrerío parnasiano. Los postumistas se embriagan de libertad, pero los modernistas retrasados y los clasisistas románticos permanecen, y no abjuran y continúan escribiendo. En otras palabras, algunos poetas bien dotados siguen midiendo y rimando versos y surgen otros populares. Para los postumistas no había palabras poéticas ni dioses griegos o latinos. Todos habían muerto y para colmo, Darío fallece en 1916. Ellos buscaban en sus espíritus lo mismo que el autor de Tuércele el cuello al cisne había pedido nueve años antes: la presencia del búho, de lo que los modernistas llamaron el reino interior, una especie de búsqueda metafísica y que aquel no lo hizo, ya que siguió siendo el modernista más grande de su país. El postumismo, encabezado por un poeta bien dotado, buscaba la libertad y la densidad. Más tarde, aparecería el ismo vedrinista, término creado en 1926.
 Bajo la dictadura de (1930-1961), algunos escritores jóvenes influidos por el postumismo y por las vanguardias europeas montaron tienda aparte y realizaron una obra valiosa, que se enriqueció con los aportes de la diáspora española. A pesar del anticomunismo del régimen, un grupo de progresistas intelectuales, artistas y escritores republicanos que huían de la guerra civil peninsular, vinieron al país y como el hombre es un difusor de ideas, algunas prendieron y se quedaron en nuestra tierra. Aunque es relevante señalar que los movimientos literarios que habían transformado en Europa el hacer poético como el ultraísmo español y la forma en la que la Generación del 27 española lo trascendió. El dadaísmo, el surrealismo y la negritud, principalmente, ya comienzan a manifestarse o lo harían en los primeros años de la dictadura.

7.-. La Diáspora Española. Los Cuadernos Dominicanos de Cultura. La Poesía Sorprendida. Surrealismo. Negritud. Socialismo. Aunque el dictador era anticomunista, su antinegritud que le hizo aceptar no solo una diáspora judía sino a la española, pese a las simpatías del dictador por el caudillo español, a sabiendas de que además de grandes figuras venían activistas políticos que a la larga hubieron de salir del país. Los aportes a nuestra cultura y especialmente a nuestras letras, de los integrantes multifacéticos de esa avanzada, no han sido nunca cuantificados, pero a ellos debemos además de aportes en el periodismo, en las letras, en la plástica, en la música con la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, entre otros logros de los cuales la dictadura se ufanaría.
 Como veremos, los poetas dominicanos, tímidamente, desde los inicios de la tiranía mostraron rebeldías e influencias que pesarían en las nuevas generaciones. En algunos poetas se encuentran trazas tanto del surrealismo, como de la negritud y de la protesta social. Sin embargo, diremos que todo lo anterior culmina encabezamos con los títulos de dos revistas culturales que aparecieron en 1943. La primera en septiembre y la segunda en octubre. Los cuadernistas originales eran miembros prominentes del gobierno y dependían directamente del partido único entonces, presidido por el dictador. En su directorio estaban prestigiosos escritores valiosos en su primer número hay colaboraciones de escritores y otros que no podían ser acusados de trujillista, por lo que desde su inicio fue una publicación abierta, y al mantenerse durante nueve años, hasta diciembre de 1952 sin interrupciones largas, tiene el récord de la publicación puramente cultural que más ha durado después de 1930. Este hecho, por la difusión que tuvo por todo el territorio nacional en las bibliotecas de los locales del partido único, lo consideramos en sí mismo como un movimiento a ser estudiado.
Los sorprendidos, por el contrario, forman un batallón en cierto modo contrario al gobierno, sin manifestar directamente su filiación política. La dirección original estaba integrada por un poeta chileno y valiosos exponentes de la poesía y un español, escritor y pintor, con el lema de Poesía con el hombre universal. Constituyendo la primera publicación nacional exclusivamente poética. Desde el primer número aparecen versiones de poetas franceses ingleses, y de otras nacionalidades y figuran textos de poetas de generaciones anteriores.
Lo que se plantea en estas dos publicaciones a lo largo de los años de su actividad ha influido en los escritores que vinieron después. La Revista Sorprendida desaparece en abril de 1946, año en que muchos intelectuales y algunos de sus miembros se inscriben en partidos contrarios al dictador. Reaparece en agosto de 1947 con el título de Entre las Soledades, de la que se editan cuatro números, hasta noviembre de ese año, mientras los Cuadernos siguen publicándose hasta 1952.
Los cuadernistas no hicieron una literatura complaciente al sistema, como podría pensarse. Sus aportes, curiosamente, son esencialmente isleños o dominicanistas frente a las novedades internacionales y el universalismo de los sorprendidos. Es importante señalar que un miembro destacado del régimen, produjo los más altos cantos a favor de los humildes y contra el terror, junto a escritores altamente meritorios y una cohorte de colaboradores que incluyó no solo a los postumistas, y a los mismos sorprendidos sino a los de la llamada Generación del 48, muchos de los cuales fueron perseguidos por el régimen; por eso, a pesar de la etiqueta de revista oficial o el estigma de trujillista a algunas de sus figuras, su labor, su difusión a nivel nacional y su importancia indudable, lo convierten en un movimiento que merece ser considerado tal y digno de su estudio; sin embargo, en el mundo habían ocurrido una serie de acontecimientos durante la llamada Era de Trujillo que hicieron necesario poner en hora los relojes. Muchas las supieron nuestros escritores conversando con los miembros de la diáspora española. El triunfo del socialismo, el del surrealismo con la visita de su figura máxima, que vino dos veces al país; la llegada del poeta chileno en la legación de su país desde una Cuba revolucionaria culturalmente hablando; la presencia de los españoles de la diáspora y la integración del español de la Diáspora al movimiento, hicieron que viejos y jóvenes se remozaran, con estos aportes la literatura dominicana tuvo cambios notables hasta la muerte del tirano.

8.- Socialismo en libertad.  Auge de la narrativa. La decapitación de la tiranía produjo una nueva y diferente embriaguez de libertad. Escritores como los de la Generación del 48, los más jóvenes de la Poesía Sorprendida y los que surgían a la luz, traían otro canto y el fusil que floreció en Abril de 1965 y en la postguerra.

9.- Nueva vanguardia. Teatro y Narrativa. Las nuevas generaciones encontraron a otra vanguardia, el Pluralismo, en medio de la rebelión estructuralista y aunque el fervor duró poco, se hizo necesario un alto en la guerrilla literaria y volvió ahora la densidad del búho para quitarle el fusil inútil de las manos a los vencidos luchadores.

10.- Vanguardia actual. Revolución de los talleres Literarios. La idea de que es fácil ser poeta o escritor y la balumba de publicaciones, marcan el período que va después de la llamada Generación de los 80. Por un lado La rebelión del búho es sostenida por un movimiento llamando interiorismo a ese afán de profundidad y del otro, la nueva vanguardia surgida también en el interior del país, llamada contextualismo.

11.- La nueva diáspora. Actualidad literaria nacional. Si destacable en nuestra historia literaria fue la diáspora durante el siglo XIX a causa de las cesiones de la isla a Francia y las diversas ocupaciones foráneas, incluyendo la haitiana, por motivos propiamente políticos, durante el siglo pasado y luego de la Guerra de Abril, el éxodo masivo hacia Estados Unidos, ha producido otro fenómeno a estudiar por la cantidad y la calidad de sus producciones.
 Entretanto, en el país se sigue escribiendo y surgen nuevas voces.

MANUEL MORA SERRANO (República Dominicana, 1933). Trabalha junto à Secretaria Nacional de Cultura como conferencista e debatedor em diversos lugares do país e no exterior. Atualmente mantém contrato com este órgão para conclusão de várias obras de pesquisa, dentre elas uma História da Literatura Dominicana e Americana. Jornalista, narrador, poeta e ensaísta. Esteve no Ceará em 2008 participando de um encontro ibero-americano de produtores culturais que serviu de base para a criação conceitual da Bienal. Contato: luisero2004@yahoo.com. Página ilustrada com obras de J. Karl Bogartte (Estados Unidos), artista convidado desta edição de ARC.



Agulha Revista de Cultura
Fase II | Número 11 | Junho de 2015
editor geral | FLORIANO MARTINS | arcflorianomartins@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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