1. La vez de
Alfonso Peña
Asistí a la Feria Internacional del Libro y al
encuentro Mundial de Poetas que se efectuó en Cuba en febrero del año 2002.
Una vez más me encontraba en la ciudad de La
Habana, la contrastante… Con su cielo lleno de nubarrones, la intensísima
agitación cultural, la música repiqueteando en todas las esquinas… El son
poniendo a danzar hasta al más temeroso y soporífero… Los niños cubanos hacían
acrobacias, entre el Parque Central y el Capitolio: bailaban y cantaban
mientras recitaban versos de Eliseo Diego, Lezama, Martí… Eran los guías del
Centro Histórico de la ciudad de la Habana Vieja, patrimonio histórico de la
humanidad. Al rato llegó la lluvia.
Quienes hemos estado más de una vez en La
Habana, sabemos valorar y disfrutar de la “obligada” caminata por aquellas
míticas calles donde han dejado la impronta personalidades de todo el mundo. No
es fácil escoger la ruta. Se puede ir de un lado a otro. Iniciar el recorrido
por el boulevard Obispo, de repente estar en medio de la calle Neptuno; de un
momento a otro avanzar por la Rambla e ir a la Zorra y el Cuervo, o quizá
recordar la visita al Morro… Asistir a una invitación por algún recoveco de los
que tiene el Callejón de Hammel y, entonces, “contaminarse” con una rumba de
Celeste Mendoza, o un contagiante ceremonial-ritual de Chano Pozo…
Al llamado del Malecón, me encaminé hacia el
muro. Cuando dejé atrás varias calles y me aproximé al bar Dos Hermanos,
percibí, unos acordes familiares. Con rapidez me acerqué al Malecón y ahí en
medio de aquella contagiante alegría estaban unos muchachos tocando sus
guitarras… Escuché con atención y de inmediato reconocí una armonía que me
llenó de emoción… Era el famoso “Chan Chan” de Máximo Francisco Repilado,
“Compay Segundo”… A lo largo de varios minutos estuve escuchando y admirando la
noche insular:
De alto Cedro voy para Marcané
llego a Cueto voy para Mayarí…
llego a Cueto voy para Mayarí…
Fue un buen augurio. Dentro de mis propósitos
y misiones estaba entrevistar al prodigioso compositor y sonero para las
revistas hermanas de Brasil y Costa Rica, Agulha Revista de Cultura y Matérika. No había
transcurrido más de medio día de mi llegada a Cuba, y ya estaba inmerso en la
música de Compay Segundo…
Poco después caminaba con el poeta cubano
Félix Contreras por la bella Habana rumbo al encuentro. No tuvimos que esperar
mucho. Por el vestíbulo del Teatro Nacional apareció la figura erguida y pulcra
de aquel hombre de 94 años. Se abrazó con el poeta Contreras, y en el mismo
momento, con una cortesía inusitada y haciendo gala de su inagotable buen
humor, dijo :¡"Echaaaaa, a conversar…”!
Por cierto que Félix Contreras cumplió como
un caballero: habló con Compay Segundo, quien le concedió como gran amigo suyo,
la entrevista que yo luego publicaría en la revista Matérika N°
6 (San José, Costa Rica), y también en Agulha Revista de Cultura, con eje en São Paulo y Fortaleza (Brasil) y
proyección mundial a través de internet. (La entrevista completa puede leerse
en Agulha Revista de Cultura # 23)
Compay Segundo falleció el domingo 13 de
julio del 2003 en el barrio Miramar de La Habana, donde tenía su residencia.
Estaba por cumplir los 96 años.
Este infatigable renovador del son e inventor
de su famoso instrumento, “El armónico” (pequeña guitarra de siete cuerdas con
sonidos muy peculiares ), dejó un trascendente legado. Compuso más de 150
canciones, entre sones, guarachas, rumbas, boleros, una obra de teatro, “Se
secó el Arroyito”, y grandes amigos en todo el mundo.
A finales de la década de los ochenta, la
música popular cubana estaba algo relegada. En aquel momento emergió la figura
del guitarrista estadunidense Ry Cooder. Cuando llegó a La Habana quedó
deslumbrado por la magistral música de Compay y sus amigos. De esa complicidad,
surgiría la producción del film “Buena Vista Social Club”, que lanzaría a
Compay a la fama universal. Con el álbum discográfico del mismo nombre obtuvo
un Grammy y la justicia le llegó a él y sus amigos Omara Portuondo, Eliades
Ochoa e Ibrahim Ferrer, que tenían siete décadas de estar interpretando sus
composiciones.
Dueño de una filosofía muy personal, Compay
Segundo, en las entrevistas y reportajes que quedaron diseminados en periódicos
y medios electrónicos siempre, recalcó: ”Para llegar a viejo hay que hacer de
todo, pero con cuidado, También hay que estar lejos del aburrimiento”.
En sus últimos años mantuvo una apretadísima
agenda de presentaciones. Fue visto por millones de personas en todo el mundo y
grabó cerca de una decena de discos con artistas como Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, Omara Portuondo, Charles Aznavour, Antonio Banderas, Carlos Cano,
Cesaría Evoro…
Sus restos descansan en su Santiago querido,
muy cerca de su musa inspiradora, Micaela Peniche Soa, a quien en vida se
conoció como Macusa.
En la actualidad, millones de personas
cantan: “Como yo te quise a ti, Macusa, nadie te querrá, querrá”.
2.
La vez de Félix Contreras
Camino La preciosa Habana con mi amigo y gran escritor costarricense Alfonso
Peña y me reta "Tú dices que en La Habana todo es fácil, que todo está a
la mano… a ver… vamos a entrevistar a Compay
Segundo" y, al rato, este personaje huésped permanente deLiberation y Le
Figaro (París), New York Times, Granma (La Habana), El País (Madrid), La Nación (Costa Rica), Clarín (Buenos Aires), no me hace quedar mal
porque, solícito, amable y asequible a toda hora, nos recibe, telefonazo por
medio, en el lobby del Teatro Nacional donde todo el mundo lo quiere para sí,
pero como la gratitud abre puertas de oro, el viejo sonero y trovador se va con
nosotros porque, recuerda, cuando yo iba a escucharlo a él, ya olvidado, en el
Reparto Kohly, en el comedor de un hotel desconocido y de segunda cantando con
sus muchachos o, como se dice en el argot de la farándula habanera, "haciendo
sopa" para indiferentes técnicos extranjeros, ajenos a que un día aquel
esbelto anciano volvería a brillar en el mundo entero con sus hoy tan famosos
temas (Chanchán, Macusa, La pluma, Amor gigante, Sarandonda, La calabaza) al son de ese
extraño instrumento que él llama armónico y su eterno Montecristo número 4
en la boca… "Compay, este es el escritor Alfonso Peña"… -¡Echaaaa!
-saluda al escritor tico mientras canta De
Alto Songo voy para Marcané/ llego a Cueto voy para Mayarí- y nos invita al Piano Bar del
Teatro Nacional donde, nos confiesa, "les voy les voy contar mi vida… Je
je je… "
Yo nací en Siboney, un término muncipal de Santiago de Cuba, en el oriente
de la isla, el 18 de noviembre de 19O7… Coño -rie-, ¡como ha llovido desde
entonces! Je je je… Después la familia se mudó a Santiago, tenía yo siete años.
Mi padre es Francisco Repilado y mi madre, Margarita Muñoz. Él era maquinista
de tren. "Francisco -le decía mi madre a mi padre-, vámosnos pal pueblo,
pa Santiago para que los muchachos se abran camino, estudien, se hagan de un
oficio"… y asi se hizo. Caímos en Santiago mis padres y los 8 hijos. El
primer músico que nació en mi familia fue mi hermano Roberto que, un día, se
apareció en mi casa con un tres (guitarra de 3 pares de cuerdas) y todos nosotros
nos entusiasmamos mucho con ese instrumento y enseguida lo aprendimos a tocar.
Yo tenía l2 años cuando eso… Muy jovencito entré en la fábrica de habanos, de
tabacos de Marin, pero me gustaba la música, era mi locura desde que yo era un
chama y logré estudiar clarinete con Enrique Bueno y, después, entré a la Banda
Municipal de Santiago dirigida por este mismo profesor Bueno. ¿Cómo, la
fumadera? ¿El tabaco? Ah, yo empecé a fumarlo cuando tenía cinco años… resulta
que mi abuela, que murió de 115 años, me decía "muchacho ve y enciendeme
este tabacó", y yo lo chupaba para que cogiera candela y ahí me gustó…
Hablando de tabaco, mucha gente no sabe que yo trabajé un montón de años en la
fábrica de puros, de habanos H. Upmann, aquí en La Habana… Como te decía, entré
en la banda y al mismo tiempo tocaba y cantaba en cuanto conjunto se me
presentaba, por ejemplo el Cuarteto Cubanacán y donde quiera que había una
serenata, una canturía, un ensayo del Trio Matamoros, una trovada de Sindo
(Garay), Pepe (Sánchez), ahí estaba yo… El Cuarteto Cubanacan era de Anibal
Carrillo, santiaguero también.
En Santiago todo el mundo tiene músicos en la
familia, todo el mundo canta, baila, toca algun instrumento, ahí tienes a mi
familia, a mi mamá que era muy cantadora, a mis hermanos Juan y Vidal, buenos
treseros, músicos del carajo… Juan tocó el tres en la Estudiantina La Arrolladora, la mejor de
Santiago, que la dirigía Narciso… Narciso… No me acuerdo del apellido. Con esos
hermanos míos yo formé el conjunto Los
Seis Ases del Ritmo, eso fue en el barrio Tivolí, un barrio del carajo que
es lo mejor de Santiago, vaya, mira, el que no conoce el Tivolí puede decir que
no sabe lo que es Santiago de Cuba.. Ay, en ese y otros barrios santiagueros yo
toqué mucho en estudiantinas, que son grupos de 7 músicos y de las cuales
habían muchas alli. Oh, recuerdo la estudiantina de Yayo y Corrales, que
tocaban tres primo y tres segundo y con ellos yo tocaba la guitarra… Luego me
fui pa la estudiantina de Ventura el Sordo y, finalmente, toqué con La
Arrolladora, de Narciso Valdés pero, coño, no me dejaban tocar en público, en
bailes porque yo era menor de edad… Coño, había un bar llamado Tabarís, en
Calvario y Martí, adonde iba mucha gente bohemia, también mucha gente de dinero
amante de la música y nosotros le tocábamos y cuando terminábamos, cuando
cerraban aquel café, decían "a seguir la fiesta en tal casa"… En esa
época de Los Ases nosotros éramos niños, muchachos de
pantalón corto…
Pero, yo, realmente entro a la música de verdad, de
lleno, con Ñico (Antonio Fernández) Saquito, porque ya yo tocaba mi armónico
(guitarra de 7 cuerdas con timbre muy peculiar) y él me llama a ingresar en su Quinteto Cuban Star… La verdad
es que yo me había fogueado, me había fortalecido mucho como instrumentista en
aquella banda municipal incluso, con esta banda yo vengo a La Habana en 1929 a
tocar en el mismo Capitolio
Nacional, que se estaba inaugurando la Carretera Nacional y yo izé la
bandera… A propósito del armónico, el instrumento que yo inventé en 1919, te
puedo decir que a mí me gustaba la guitarra y el tres pero, qué va, siempre me
quedaba insatisfecho, necesitaba algo que fuera una fusión de esos dos
instrumentos y se me ocurrió el armónico: un instrumento con afinación muy
difícil… Por ejemplo, su afinación es mi-re-sol-re-la-mi, pero, yo, cuando
llego a sol, la pongo en octava y ahí sigo hasta el re… ¿Ves? Eso es muy raro…
Tiene las mismas posiciones de la guitarra, pero no se puede tocar como
guitarra porque no suena bien. Yo, como lo inventé, le hice posiciones
especiales. Yo estrené este raro instrumento con el Cuarteto Cubanán en la emisora de radio CMKD de
Santiago de Cuba…
Como te decía Contreras, con Ñico es que vengo para
La Habana, en 1934… Había muchos turistas en la capital, mucha vida, guaracheo
y cumbancha. Sí, sí, con Ñico (Saquito) aprendí también un tongón, mucho. El
era un jodedor, muy gracioso, un jodedor del carajo… Nos conocíamos mucho
porque allá en Santiago éramos vecinos, en la calle Santa Rosa. Y vinimos para
esta Habana y aquí tocamos en el Hotel
Nacional y en muchos
espectáculos que pagaba el periódico El
País… Uhhh, mucho.
Otro gran momento de mi carrera como artista es
cuando Miguel (Matamoros), aquí, en La Habana, me llama y me dice "Pancho
-él me decía así- tú trajiste tu buen clarinete y me hace falta que entres en
mi conjunto". -"Ahh, sí, yo lo traje, está bien, yo entro a tu
conjunto". Y con ese Conjunto
de Matamoros estuve 12 años.
Poco antes de eso yo había estado en México con el Cuarteto Hatuey, de Evelio
Machin, que hasta películas hicimos allá: Tierra
brava, y México lindo,
y otra que hicimos en Cuba, cuando regresamos, muy buena, que actúa Marisa
Rosales… una hembra buena buena de verdad, muy linda ella… Coño…
México no me hizo bien para la salud, vomitaba todo
lo que comía, me daban mareos esas alturas de México, con pena, porque México
es precioso, muy bonito, pero me hacía mal a la salud… Por eso, estando ya con
el Conjunto Matamoros,
tocando en el Hotel Nacional,
Miguel me dice "Pancho, nos vamos pa México", yo le digo "No,
compay (apócope de compadre en Santiago), lo siento, en México por poco me
muero, busque a otro, yo no puedo". Me acuerdo que en ese momento el gran Benny Moré se incorpora al Conjunto Matamoros
bueno, no se llamaba Benny todavía, se llamaba Bartolo, Bartolo Moré… En México
fue que se puso Benny, porque los mexicanos a los burros los llaman Bartolo…
Allá por los años 50 yo fundé el dúo Los Compadres con Lorenzo Hierrezuelo,
santiaguero también como yo. Sí, porque el que hizo ese famoso dúo fuí yo… En
1955 viene Lorenzo y me da tremenda sorpresa al decirme que ya no seguía
conmigo en el dúo, que se desbarataba… Bien, yo lo entendí pero, poco después,
otra sorpresa: mete a su hermano Reinaldo y sigue con el dúo Los Compadres… Me
dolió eso, que me sacara a mí, pero, así es la vida.
Tú ves, yo me fui de Santiago (de Cuba), han pasado
muchos años y yo me acuerdo mucho de Santiago, de mi infancia metida en la
música, y cómo no voy a recordar Santiago, si allí la música se respira, allí
se mantiene la trova, y ves a los niños en la trova… Y la trova se mantiene hoy
en Santiago… Hubo un señor, Virgilio Palais, que tenía un chinchalito, un
cafecito, donde él torcía sus tabaquitos, hacía café, vendía pan con macho
(cerdo asado), su buen ron, ron del carajo y ¡uuhhhh!, había que ver cuántos
trovadores y gente de la ciudad se reunía allí a cantar, y cantar canciones de
Pepe Sánchez, Sindo (Garay), Salvador Adams, Pepe Banderas, Juan de Dios… Aquel
cafecito de Virgilio hoy es la Casa
de la Trova de Santiago, donde se mantiene esa bonita tradición…
Me acuerdo que yo tenía 15 años y me iba a La Trueba, a unas fiestonas que
se hacían alli, en casa de una familia muy fiestera… Figúrate qué fiestonas que
todos los buenos cantantes de Santiago iban a La Trueba… Iban Miguel
(Matamoros), Siro (Rodríguez), Cueto (Rafael), los mismos que después formaron
el famosísimo Trío Matamoros… ¡Oh, que fiestonas… !
Es que, chico, yo he vivido mucho, he vivido como
siete vidas, muchas vidas… Otra cosa relacionada con la música y mi persona es
el tango, coño, cómo me gusta el tango… Mira, aquí en Cuba era una locura,
había tanto tango como en la Argentina… A Cuba el tango llegó con la voz de
Carlos Gardel. Traían sus discos… Bueno, me acuerdo que a Radio Cadena Habana
llegó un disco enviado por Carlos Gardel que anunciaba que pronto llegaría a La
Habana para cantarle a los cubanos… coño, ese disco lo presté a un tipo ahí y
lo perdió pal carajo… Todo el mundo se volvió loco esperando a Gardel pero, ya
tú ves, el destino no lo quiso, se cayó ese cabrón avión en Medellín de
Colombia y Gardel no llegó…
Y, así es la vida, Contreras, ya tú ves como es…
Mira la fama que estoy viviendo ahora en un montón de lugares del mundo, con
las mujeres, con los amantes de nuestra música en montones de países… Aquí, en
Cuba, ahora estoy en el primer lugar con Pablo (Milanés) y Silvio (Rodríguez)…
Pero, coño, me apena lo que me sucedió aquí, en mi tierra, que si allá en España,
en Estados Unidos, si Ry Cooder no se fija en mí y me graba, yo no cojo esta
fama, yo seguiría metido siete varas bajo tierra. Aquí los que dirigen agarran
tres, cuatro músicos y se olvidan de todo el mundo… Ahí tienes el caso de ese Médico de la Salsa, Manolín El
Médico de la Salsa, la bulla que hicieron con él, lo pusieron como lo más
grande y nada más hay que oírlo para saber qué flojo es como todo, como
cantante y músico… Dicen mis amigos de afuera, de esos países de afuera, que en
Cuba son poco comerciales, que no saben de… ¿Cómo se llama?… Sí, eso, promoción
y esas cosas… Un ejemplo, a mí la EGREM (empresa estatal de grabación) me grabó
hace más de 15 años y nunca más me volvieron a llamar… Ahora están locos detrás
de mí queriéndome grabar pero, yo, encabronao, les digo "caballero, allá
afuera me hicieron exclusivo, no puedo"…
Pero, esta es mi tierra, soy de aquí, voy y vengo,
voy a Galicia, toco con mi amigo Carlos Cano, tipo chévere, que toca una gaita
del carajo… Canto y toco y me paseo en Paris como un gran señor… Voy pa
Andalucía, otra gente del carajo que juntan el son cubano con el flamenco, con
mi amiga Martirio (Maribel Quiñones de León, Huelva, 1954) otra artista
cheverona, regreso aquí y me junto con Pablo (Milanés) y cantamos mi Chanchán… Ah, y grabé un disco
con Silvio en sus Estudios
Ojalá, y con él mismo grabé a dúo Fidelidad…
Oye, estoy acabando con esta segunda vida que estoy viviendo… Bueno, mira, me
he metido hasta a dramaturgo, pues acabo de estrenar aquí, en La Habana mi obra
de teatro Se secó el arroyito,
en el Teatro Nacional con un montón de buenos actores…
Bueno, como tú conoces, tengo hasta premio Grammy y ya tengo arriba 95 años…
Compay Segundo, que hace un descanso de unos
ensayos en este teatro, mira de reojo su reloj, luego extiende su mirada más
allá de la Plaza de la Revolución haciendo visera con la diestra huesueda que
sostiene el habano y sonríe al ver llegar a un ayudante que nos trae el
almuerzo en cajitas de cartón… "Coman, coman, que eso ya está pagado y si
no, se paga, que aquí hay dinero… Je, je, je… "
***
Alfonso Peña (Costa Rica, 1950). Contista e editor. Durante os
anos 80 dirigiu e editou a revista de arte e literatura latino-americana Andrómeda, que
circulou em 33 números. Desde 1995, dirige as Ediciones del Taller de la
Imaginación (Gráfica+Poesía), onde já foram editados mais de cem obras de
artistas contemporâneos. É também editor da revista Matérika. Autor
de livros como La novena generación (1997) e Desde el
centro (2002). Agulha Revista de Cultura # 35.
Agosto de 2003.
Félix Contreras (Cuba, 1940). Poeta, escritor
y periodista. Egresado de la Escuela de Instructores de Arte. En publicaciones periódicas cubanas y
extranjeras se leen sus artículos culturales. Han visto la luz sus libros Porque
tienen filin, La Música
cubana: una cuestión personal, y Yo
conocí a Benny Moré. Contato: meirytoi@cubarte.cult.cu. Agulha Revista de Cultura # 23.
Abril de 2002.
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