segunda-feira, 13 de junho de 2016

S49 | VANGUARDAS NO SÉCULO XX | República Dominicana: Soledad Álvarez & Manuel Mora Serrano


SOLEDAD ALVAREZ
FLORIANO MARTINS | ¿Cuál es el punto inicial de la vanguardia en la República Dominicana? ¿Cómo era el ambiente cultural entonces?

SOLEDAD ALVAREZ | El primer movimiento de vanguardia en República Dominicana es el Postumismo. Con el poeta Domingo Moreno Jimenes a la cabeza, surge muy temprano en la década del 20 –en el mes de marzo de 1921–, casi simultáneo con los ismos europeos. Sin embargo, como en otros países latinoamericanos el punto inicial: la necesidad de cambio, la ruptura y la renovación formal, características del espíritu de la vanguardia, hay que buscarlo desde los inicios del siglo en el post-modernismo. En poetas como Zacarías Espinal y Vigil Díaz. El primero, vuelto hacia el pasado clásico se instala en la palabra para desde ella y las combinaciones fónicas subvertir, destruir el sentido rechazando la posibilidad de comunicación a partir de la realidad inmediata, e instaurando la autorreferencialidad del poema. Antecedente también, y el punto inicial más reconocido es Vigil Díaz, precursor del Vedrinismo, "primer movimiento literario de nuestra historia literaria e inicio de los de vanguardia en nuestra América", figura polémica de nuestra literatura pues si algunos lo señalan como el introductor del versolibrismo en nuestra poesía, con quien surge "el auténtico espíritu de vanguardia", otros matizan, cuando no rechazan ese aserto.
Lo indiscutible son los signos de cambio que comienzan a manifestarse en el ambiente literario dominicano en los albores del siglo, cónsono con las profundas transformaciones económicas y sociales que vive el país de cara a la modernización, entre las cuales cabe citar la modificación del aparato productivo con el desarrollo de la industria azucarera y la consiguiente fundación de nuevos poblados y ciudades, la introducción del ferrocarril y luego la construcción de redes de carreteras, la entrada de capitales extranjeros y la apertura al exterior. Justamente en el período de las vanguardias, el país rural que éramos, de apenas 458,500 habitantes a fines del siglo XIX y dos o tres centros urbanos, aumenta su población a 894,665 habitantes en 1920, y en 1935 a 1,479,417, inicia un cierto desarrollo industrial y urbanístico y conoce los más importantes inventos modernos: la luz eléctrica, el automóvil, teléfono, fonógrafo, cinematógrafo, el aeroplano, y sobre todo un importante aumento en el número de periódicos y revistas a partir de la introducción de la máquina de escribir y el linotipo, espacios de apertura, medios en los cuales circulaban no sólo las nuevas ideas políticas y de modernización, sino también noticias sobre las novedades culturales en Europa, entre otras el surgimiento de las vanguardias.
En esos años se producen también cambios importantes en la educación –bajo la influencia hostosiana– así como en los órganos de transmisión cultural. Los nuevos estilos de vida se aceleran a raíz de la intervención norteamericana de 1916 y la subsecuente norteamericanización a partir de la Segunda Guerra Mundial. Como señaló el indispensable Pedro Henríquez Ureña, "El siglo XX llegó, pues, tan a prisa como había llegado despacio el siglo XIX".

MANUEL MORA SERRANO | Juan Bosch se quejaba de la arritmia histórica en Santo Domingo; en efecto, la militancia auténticamente modernista, con el mismo entusiasmo que la juventud de la mayoría de nuestros países y hasta de la misma España con Salvador Rueda y otros que luego formarían parte de la Generación del 98 incluyendo a Juan Ramón Jiménez, estaban a favor de ciertos aspectos, entre nosotros no ocurrió igualmente, a pesar de que José Joaquín Pérez en 1884 en la Revista Científica, literaria y de conocimientos útiles escribió entusiasmado, adelantándose a casi todo el mundo en el resto de Latinoamérica, del joven Rubén Darío de diez y siete años entonces (ver Rubén Darío y sus amigos dominicanos, de Emilio Rodríguez Demorizi, Ediciones Espiral, Colombia, 1948, página 11), lo siguiente:

MANUEL MORA SERRANO
No conocíamos el nombre de ese nuevo poeta nicaragüense, pero si antes de ahora lo hubiésemos conocido, de seguro que lo habríamos proclamado uno de los primeros de nuestra hermosa tierra americana. El folleto de diez y seis páginas que contiene esta producción es digna de leerse. Escrito en redondillas con una sencillez maravillosa, el poeta da al arte cuanto el arte merece, por ser Sello que imprime el Señor en el que juzga mejor ministro de lo sublime. Escaso sería todo el elogio que prodigásemos a obra tan acabada como esta; y para que nuestros lectores por sí mismos la juzguen, empezamos a reproducirla en el próximo número de la Revista seguros de que nos lo han de agradecer. Es una hermosísima y rica producción, una joya de delicadísima filigrana.

Lamentablemente nuestro gran poeta no dio el título de ese opúsculo, que se ha confundido con Primeras notas, epístolas y poemas, de 1885 editado en 1888 de acuerdo con la edición de Aguilar de sus Poesías Completas (1961), aunque cronológicamente se ha dicho que Abrojos de 1887, editado en Chile, fue su primer libro publicado, de modo que este opúsculo así documentado fue el primero realmente. Destacamos este hecho porque precisamente fue José Joaquín Pérez el gran admirador del joven Rubén el que le torció el cuello al cisne quince años por lo menos antes que Enrique González Martínez y con ello dio pie para que surgieran los primeros vagidos vanguardistas nuestros.
Federico Henríquez y Carvajal, tío de Pedro Henríquez Ureña, conocido como El Maestro, citó a Azul como una obra maravillosa y en 1992 publicó un poema en prosa en el cual aparecen dos heraldos rubenianos: un cisne y un lirio.
El dos de noviembre de 1894 apareció el número uno de la revista El Hogar dirigida por Fabio Fiallo, en la cual colaboró el entonces joven Tulio Manuel Cestero de apenas 17 años, convirtiéndose en la primera publicación del país que hizo propaganda directa al modernismo. Ahí se difundieron poemas en prosa de Rubén desde el inicio, apareciendo Fugitiva, aquel que comienza: Pálida como un lirio, como una rosa enferma. Tiene el cabello oscuro, los ojos con azuladas ojeras. El once de ese mes aparece el primer poema modernista en prosa de un autor dominicano, de la autoría de Tulio, prematuramente enviciado de exotismos, con el título de Pálida, comete la audacia de iniciar diciendo: Triste se marchita allí, en el saloncito rojo, como se marchitan las oropéndolas, los lirios y las azucenas, en los japoneses jarrones. Hastiada, le mortifica el perfume de las flores, colocadas en los etruscos vasos griegos y en las manos de las diminutas marmóreas estatuas.
Muchos de los poemas de Azul se dieron a conocer allí y Tulio publicó otras prosas atrevidamente inmaduras.
En los primeros meses del año siguiente circuló la falsa noticia de la muerte de Rubén. Un literato y periodista boricua, José Contreras Ramos publicó un artículo en El Hogar denostando a Rubén por exótico, diciendo de él, entre otras cosas: "Nacido en América, en estas tierras criollas tan dignas de ser amadas, fue traidor a la patria intelectualmente hablando"…."El poeta, francés, europeo, encuentra muy malo, dañina, la independencia y sus resultados, y no la maldice pero coloca el indio salvaje por sobre el criollo civilizado"… concluyendo: "En cuanto a mí, mientras más sufra mi gran patria americana, más la he de amar. Criollo de nacimiento, francés de corazón, duerme en paz." Después que se desmintiera su muerte, se supo que el señor Contreras no estaba solo. Mientras Pedro y Max Henríquez Ureña confirman que el primer modernista convicto y confeso fue Tulio Manuel Cestero como propagandista y ya vimos que como actor, por el poema citado y por otros más que divulgó más adelante, además de traducciones de Charles Baudelaire, y que al final del siglo XIX J. M. Vargas Vila lo incluyó en su libro de 1899 Bustos y Medallas entre los valores modernistas del continente al lado de Manuel Díaz Rodríguez y Rufino Blanco Fombona, amén de haberle dedicado en New York un ejemplar de su novela Flor de Fango, dice de él: Tulio M. Cestero, el bohemio dominicano, amante de lo exótico, el arista decadente de "Notas y Escorzos; luego iniciando el Siglo XX gana un concurso con su pequeño poema en prosa Del Amor editado en 1901 (ellos citaban a Fabio Fiallo como el primer poeta influenciado), la reacción del gran admirador del adolescente Darío, quizás recordando lo de Contreras Ramos, se adelantó al mexicano González Martínez, como veremos en la comparación del poema del dominicano de 1896 y el famoso tuércele el cuello al cisne del mexicano de 1911 (de quien Octavio Paz diría que aquel torcedor fue el único poeta auténticamente modernista de México):

DE AMÉRICA

 A un modernista exótico

 José Joaquín Pérez

Pues háblame del mundo que conozco,
de mis flores silvestres, de mis selvas,
y deja para el viejo mundo, lotos,
clemátidas, orquídeas, crisantemos.

Ponme en contacto con la pompa virgen
de esta monumental naturaleza,
de formas y colores y matices
que el arte no profana ni supera.

Píntame a golpes de la luz del trópico
a la criolla del cutis de canela
que el beso perennal y voluptuoso
del sol en el cenit colora y quema.

Descríbeme torrentes y montañas,
cuanto con vida vigorosa alienta
en la fértil región americana:
¡en nuestra hermosa, exuberante zona!

No estudies en los libros, sino en ese
gran libro que el Creador aquí escribiera,
que los granos magníficos contiene
del más sublime, original poema.


Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.

Huye de toda forma y de todo lenguaje
que no vayan acordes con el ritmo latente
de la vida profunda. . .y adora intensamente
la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.

Mira al sapiente búho cómo tiende las alas
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno. . .

El no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta
pupila, que se clava en la sombra, interpreta
el misterioso libro del silencio nocturno.

José Joaquín Pérez enfrenta al modernista exótico, que como vimos no podía ser otro que Tulio Manuel Cestero, confirmado más tarde por Vargas Vila, y ofrece una solución contra el modernismo: el criollismo. El deber del poeta americano de cantar y exaltar la fértil región americana: ¡nuestra hermosa, exuberante zona!
El mejicano señala la metafísica, desconociendo que en ese aspecto el propio Rubén había presentado en sus nocturnos y en muchos otros poemas al búho sabihondo como símbolo expresionista.
Sin duda alguna, la reacción contra el modernismo que acontecería en la segunda y tercera décadas del siglo xx se iniciaría en Santo Domingo a fines de la centuria anterior con Bienvenido Salvador Nouel, un poeta nacido en la ciudad de Santo Domingo que se avecindó en un campo de La Vega en el norte del país, que fuera el primero que escribiera un poema modernista en versos, publicado en Letras y Ciencias el treinta y uno de marzo de 1896 con el título de Azul para que no hubiera duda alguna de su influencia de Darío:

Ella es como un rayo de luna/ en el ágata azul de una concha!/ y nació de nereidas y silfos/ en el lecho nupcial de la Aurora.//En su frente de nítidos lirios/ bullen albos ensueños de diosa;/ griego es su perfil, y sus labios/ dos pulidos rubíes de Golconda.

Curiosamente este poeta fue el primero que escribió un poema criollista en prosa con el título de Criolla, en esa misma revista el 19 de mayo de 1896, demostrando tal influjo de José Joaquín Pérez que mezcla detalles indigenistas de lo que este había sido la figura más importante del país con sus Fantasías Indígenas, al expresarse de este modo: Suave, como tierno corazón de palmito de nuestras selvas vírgenes, así es tu cutis fino, donde luces la india color que acusa tu progenie. ¡Y pudiera llamarte Anacaona! Flor de oro significa el nombre de la reina indígena y tú… Tú eres flor y eres oro! Flor nacida a los besos de brisas cibaeñas! Oro purísimo que ha sufrido al conjuro de genios invisibles, trasmutación de ángel!…
Es casi un calco, por aquello del color del cutis, por el pedido de que cantara la criolla de cutis de canela; este poeta, más tarde comprendió lo que quería el autor De América, y escribió y publicó los primeros poemas auténticamente criollistas describiendo la zona agreste donde vivía, creando una legión de seguidores por toda la República con un criollismo que alcanzó sus más altas notas de delicadeza en las Criollas de Arturo Pellerano Castro. Sin duda alguna pudo convertirse en una vanguardia y de hecho así la consideramos, como el antecedente más claro de lo que luego sería el postumismo, aunque no llegó a señalarse como tal, fue un movimiento coherente, cuya ideología está claramente expuesta en el poema copiado y en la protesta de aquel olvidado Contreras Ramos y lo decimos por el concepto actual que algunos críticos y ensayistas tienen de las vanguardias auténticas americanas, declarando que el criollismo es un claro ejemplo de la rebelión contra el modernismo, que compartimos fervorosamente.

FLORIANO MARTINS | Los movimientos locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las vanguardias europeas correspondientes o acaso agregaban algo distinto?

SOLEDAD ALVAREZ | La vanguardia dominicana no solo nace temprano, sino también con sello propio. El primero de los movimientos, el Postumismo, comparte con las vanguardias europeas la búsqueda de nuevos códigos literarios, el rechazo a las normas y a la estética academicista, la libertad –del verso y del poema- la beligerancia, la gestualidad subversiva, el subjetivismo. Y por supuesto la ruptura de la tradición, referida expresamente en el Manifiesto Postumista no ya a la tradición literaria nacional sino a la clásica europea, desde un americanismo que asumido a ultranza traza una línea de separación con las ideas americanistas en circulación, de la Generación del 900 y también de pensadores contemporáneos a las vanguardias como Pedro Henríquez Ureña, Vasconcelos y Alfonso Reyes, para quienes la búsqueda de nuestra expresión y la reivindicación de lo propio parte del reconocimiento del legado español y de la incorporación de la cultura latinoamericana a la universalidad. Nada más lejos del americanismo integrador de un Henríquez Ureña en los Seis Ensayos que el "parricidio" postumista -por lo demás más teórico que práctico- cuando afirma: "Los mármoles de Paros y de Corinto no se han hecho para nuestras estatuas. No tendremos en nuestros calderos surrapa de Verlaine ni de Mallarmé, de Tristan ni de Laforgue. Homero y Virgilio, Goete y Schakespeare (sic) no serán más que divinidades que respetaremos, soles apagados que no nos iluminarán. Hemos levantado la estatua con el barro grotesco de nuestro América. Si acaso caen chaparrones que nos la deformen, nos queda mucho barro, mucho barro que es nuestro ideal universalizado".
La iconoclastia radical lleva a los postumistas no solo a la negación de la tradición y los moldes europeos, sino también al rechazo de la vanguardia en la que se inscriben, constituyendo así, en palabras de Andrés L. Mateo, en una antivanguardia, "ya que en este momentos los puntos de referencia europeos son el futurismo italiano, el dadaísmo francés o alemán, y posteriormente, el surrealismo".
"Reaccionaremos también contra los ultraístas, (sic) futuristas y creacionistas que pretenden en "acrobacia azul" y sobre grupa de aeroplanos ir a conquistar un más allá escondido tras las nubes."
 Esta reacción singulariza al primer Postumismo frente a las vanguardias europeas –en etapas posteriores el localismo y el americanismo combativo sería atenuado por una dudosa universalidad- a lo que se agrega su rechazo al formalismo y a las "extravagancias en el decir". Otras diferencias nacen de la realidad histórica en la que se inserta el movimiento, determinada en ese momento por la invasión militar norteamericana al país en el año 1916. La agresión a la soberanía determina la inflexión política del Postumismo, que en su encarecimiento de lo nacional y reclamo libertario es otra de las diversas manifestaciones de protesta que se dan en el país contra el invasor. Pero también hay, tanto en nivel teórico como en la práctica del poema, una problematización de los postulados del pensamiento tradicional dominicano alrededor de la cuestión nacional. A la visión peyorativa del campesino y de las clases subalternas, y a la pobre valoración de la realidad nacional de las elites ilustradas y europeizantes los postumistas oponen el reencuentro con el paisaje, y la realidad inmediata, el registro de lo popular, la dignificación de lo ordinario y la democratización del hecho estético, a lo que agrega un estilo de vida y de comportamiento alejado del talante aristocrático que caracterizaba a los hombres de letras. El campo, opuesto no ya a los cisnes y las princesas sino a la ciudad deslumbrada por el progreso y la parafernalia moderna; y el poeta como oficiante dedicado a tiempo completo a esa "Religión Universal" que es el arte y el culto de la poesía, consagración que hizo de Moreno Jimenes una figura excéntrica en el desabrido ambiente literario de su época, viandante estrafalario por todo el país con los bolsillos y el maletín lleno de sus folletos poéticos para la venta.
La Poesía Sorprendida, que podríamos clasificar como "segunda vanguardia" es otro momento de la relación con los movimientos europeos y latinoamericanos. Aunque relacionada con Moreno Jimenes en su fundación, nace contraria al Postumismo. Con su lema "Poesía con el hombre universal" y su expresa adhesión a la creación "sin límites, sin fronteras y permanente; y con el mundo misterioso del hombre, universal, secreto, solitario e íntimo, creador siempre" los sorprendidos en lugar de rechazar exigían su derecho a participar en la cultura universal, mostrando una mayor afinidad y vinculación con las tendencias y las prácticas vanguardistas tanto europeas como latinoamericanas.

MANUEL MORA SERRANO | Para responder esa pregunta es preciso que diferenciemos claramente lo que significaba luego de la muerte de Rubén Darío la rebeldía americana. Para ello voy a copiar una síntesis de lo que señalan dos críticos historiadores de las vanguardias nuestras, el español Guillermo de Torre en su Antología de poesía latinoamericana de vanguardia (1916-1935) (Argentina, 1930):

En la América hispanoparlante, –no puedo prescindir de mi actual punto de mira–, y además de los naturales reflejos y secuencias de algunos de esos "ismos", que en cada país y en cada literatura se colorean con un acento particular.
Todavía podríamos apuntar otros. Así aquellos que, empero su oriundez local y su ahínco terruñero recibieron en lo formal, como razón extrínseca de su nacimiento, el soplo vivificante de los modelos antedichos. Tales: el nativismo, el criollismo, con brotes un poco esparcidos por todo el Altántico; y el indigenismo, el indoamericanismo, visibles en la banda del Pacífico, aunque en estos últimos se hallen más bien cargados de intenciones ideológicas y políticas que literarias.
En conjunto, todos ellos se reducen a: tradicionalismo, localismo, folk-lorismo, retorno a lo genuino o auténtico, desdén –más o menos declarado, aparente o sincero– de lo europeo. Es decir, poseen características externas y generales diametralmente opuestas a las de los ismos europeos, sintetizadas en la equivalencia del cuadro antes descrito: descentralización, internacionalización.
Me refiero, naturalmente, a la vanguardia surgida en América con sentido propio y cierta ambición particularista. Ya que también existe, o ha existido, en este continente, otra vanguardia, –caligramas, palabras en libertad, dislocaciones ramonianas, etc., que hasta hace poco hicieron estragos en el Cuzco–pero ésta era solamente un reflejo o adaptación de la europea.

Y el rumano Mihail Grünfel en Las vanguardias españolas de 1920 a 1935 (Poesía Hiperión, Madrid, 1997):

Su identificación con el movimiento internacional, la vanguardia es eco y portavoz de las preocupaciones políticas, culturales y nacionales del continente sureño cuya descripción es uno de sus proyectos.
Aunque cada movimiento vanguardista preconiza normas estéticas propias, la tendencia general de la vanguardia es hacia una liberalización del arte, hacia una democratización –el tema de la libertad en el arte es central en casi todos los manifiestos de la época– que borre la idea de una norma estética absoluta y permita la coexistencia dentro del mismo movimiento de una pluralidad de voces y discursos.
Una de las oposiciones importantes que desaparecen durante el período de las vanguardias es la contraposición entre la voz culta y la voz popular, y el supuesto de la incompatibilidad de esos dos registros.
La vanguardia permite la coexistencia de varios niveles discursivos, pero aún más, permite la revalorización del discurso popular, de la voz del pueblo, dentro del discurso literario.
Esta inclusión está acompañada por el uso poético de un lenguaje popular de carácter oral tradicionalmente excluido de la poesía y considerado a veces vulgar para el género.

Como nadie trató de capitalizar el movimiento criollista de principios de siglo en el que participaron más de dos decenas de poetas (no recogidos en un volumen), aunque muchos fueron antologados, primero por Osvaldo Bazil en su Parnaso Dominicano (Editora Mauci, Barcelona, 1915) y después en la mayoría de las analectas, no podemos decir que fue vanguardia aunque fuese uno de los más espontáneos movimientos literarios que hubo en el país.
Otros dos poetas reaccionaron de diferente manera. Se dio el caso de Ricardo Pérez Alfonseca, un modernista militante, residente en París adonde había ido a realizar estudios de derecho, que llegó a ser tan amigo que fue secretario de Rubén, de quien había recibido el título de Benjamín del modernismo y quien luego, influenciado por los poetas post simbolistas franceses como André Gide en sus Alimentos Terrestres, publicó en 1913 un poema inusitadamente profundo: Oda de un Yo, que aunque fue criticado favorablemente en esos años y hasta se habló del "yoísmo" de Pérez Alfonseca, que correspondería a lo del búho de González Martínez, no cuajó en movimiento ni en vanguardia.
Lo mismo ocurrió con Federico Bermúdez, otro poeta modernista que se reveló socialista influido por Charles Baudelaire y José Santos Chocano que nos visitara en 1908, que no solo editó Los Humildes en 1916, un libro clave, sino que lo dio a conocer desde 1913 publicando poemas y defendiendo su ideología, sin que tampoco encontrara eco favorable en los demás poetas de su tiempo, por lo que no cuajó en vanguardia ni en movimiento. Sin embargo, vistos hoy a más de cien años del criollismo y a cien justos del yoísmo y el socialismo, bien podríamos considerarlos como auténticas manifestaciones de vanguardia.
Así llegamos al final de la segunda década cuando en 1919 Domingo Moreno Jimenes, un poeta solitario que había sido designado Director de la escuela primaria de Sabaneta, una remota aldea del norte del país, desde allá comenzó a enviar unos poemas raros, sin rima ni métrica a la revista Letras dirigida por el venezolano Horacio Blanco Fombona, que llamaron la atención en aquella pequeña gran aldea que era Santo Domingo, al punto de interesar a un pequeño industrial amante de la literatura llamado Rafael Augusto Zorrilla que había publicado unas prosas galantes y de Andrés Avelino un joven poeta del interior que había venido a continuar estudios a la capital, tal y como ellos luego lo expresaron, y como llegaron a vivir en el vecindario de los extramuros coloniales que llamaron la Colina Sacra, se entusiasmaron tanto, que pensaron hacer de esa labor de Moreno una consigna. Así nació un movimiento innominado, aunque por haber creído que nadie aceptaría su rompimiento con la métrica y la rima en la poesía versal sino después de muertos, Avelino lo bautizó postumismo. Moreno y Zorrilla lo aceparon. Lo demás es historia: Proclamaron el movimiento en La Cuna de América una de las principales revistas, en el mes de marzo de 1921 con despliegue de versos. Apareciendo poemas por riguroso orden de importancia y jerarquía de: Domingo Moreno Jimenes, Vigil Díaz, Andrés Avelino y Rafael Augusto Zorrilla.
No solo proclamaron el movimiento sino que tres de esos pioneros editaron sus libros principales ese mismo año: Psalmos de Domingo Moreno Jimenes, con el apéndice de su credo poético en dos entrevistas que le hicieron; Galeras de Pafos de Vigil Díaz que incluía sus poemas protopostumistas que llamó Sonetos Bárbaros, y Fantaseos de Andrés Avelino que anexaba el Manifiesto Postumista que había elaborado y que los demás conjurados no firmaron; aunque con tanta suerte, que se consideró por muchos años el único testimonio ideológico del movimiento, a pesar de lo de Moreno en las entrevistas y en el prólogo a Fantaseos y de dos escritos de Zorrilla: el Origen del postumismo que apareció en la proclama y el pequeño ensayo Apuntes Postumistas en el primer aniversario en el folleto que publicaron con el título Del movimiento postumista, con clara conciencia de que realizaban algo que avanzaba y que planteaba algo nuevo en el medio y recibiendo ataques despiadados e irónicos y hasta un defensor, y como existía el ismo, se consideraba y hay que considerarlo una vanguardia típicamente americana por el fondo, porque lo de versolibrismo y libertad venía también de Europa y había sido uno de los cánones del futurismo.
Años después, en 1926 un joven poeta llamado Zacarías Espinal publicó unos poemas muy raros con el título de Versos Vhendrinhistas. Ocurrencia que más tarde daría origen a lo que se ha considerado otra vanguardia nacional. Estos poemas dieron pie a que se dijera que Vigil Díaz había fundado un movimiento vanguardista en 1912 con la edición de su libro Góndolas y que luego en Galeras de Pafos había expresado su ideología, aunque los críticos amigos de Vigil señalaron, en su tiempo que él no era hombre de ismos y que no era postumista; a pesar de que Tomás Hernández Franco en una conferencia sobre la poesía dominicana dictada en París el veintinueve de enero de 1923, editada ese año en francés con el título de La poesíe a la Republique Dominicaine (Editions Rythme Et Synthèse, París), siendo enemigo jurado de los postumistas por una desavenencia con Avelino, declaró que antes del postumismo no hubo ninguna tendencia, que era la primera y que su figura principal era, precisamente, Vigil Díaz. Años más tarde, en 1928 en El Día Estético la revista de los postumistas, Vigil publicó su Poema Vendrinista (sin las haches y con esta ene) y más luego en la revista Cromos en 1929 su Motete Vedrinista(ya despojada de la ene y las haches, que más tarde resucitaría el crítico Pedro René Contín Aybar en una nota de Antología de 1943: Vedrhinista, y el propio Tomás ese mismo año declaró en un artículo sobre Los ismos de la Vanguardia que Vigil lo había creado para burlarse de los postumistas, con lo que, sea Zacarías Espinal, el verdadero creador del ismo, o de Vigil, como sostienen diferentes críticos e historiadores de nuestra literatura sin aportar prueba alguna de que este último utilizara el adjetivo antes que Espinal, lo que sea el vedrinismo es posterior al postumismo, y es justo reconocer cual fue realmente el primero, ya que sin proclamas, sin manifiesto y sin seguidores no puede reconocerse ninguna manifestación como movimiento vanguardista por rara que fuese; de ahí que aunque se prescinda de lo primero, se ha dicho que el creador del término fue el único seguidor de quien lo aprovechó.
Ahora bien, ni uno ni otro siguen lineamientos europeos y si las rarezas de Espinal se consideran hoy las auténticamente vedrinistas, se le acusaba de seguir en la forma al uruguayo Julio Herrera y Reissig. Además para mayor prueba, de Zacarías es la única definición, como explicaremos si ha lugar.
Max Henríquez Ureña, una de las autoridades criollas más relevantes internacionalmente, en su Panorámica de la literatura dominicana, Tomo I y II (Editorial Librería Dominicana, 1965) dice que el nombre era veedrinismo y Zacarías figura, como en todos los demás que se refieren al ismo, como discípulo de Vigil, que ya había escrito y publicado en su libro de 1922 Del Sena al Ozama el prólogo a un libro de este, que llevaría el título de Neurosis de Cristal, el cual todavía permanece inédito.

FLORIANO MARTINS | ¿Qué relaciones mantenían estos mismos movimientos con las corrientes estéticas de los demás países hispanoamericanos?

SOLEDAD ALVAREZ | La literatura dominicana ha estado desde siempre marcada por nuestra condición insular. Mucho más cuando todavía no existían canales regulares de comunicación ni de circulación de las escasas publicaciones. Como en otros países latinoamericanos lo nuevo, y el contacto entre los creadores llegaba fundamentalmente a través de las embajadurías o del viaje personal de los escritores, sobre todo a Europa y en particular a París, como sucedió con la ya legendaria visita de Vigil Díaz a esa ciudad. Esta condición explica el aislamiento de los movimientos de vanguardia dominicanos, los cuales no pudieron ayer trascender el mar que nos separa del resto de nuestra América, y todavía hoy no ocupan el lugar que merecen en la historia literaria latinoamericana.
En lo que respecta al Postumismo, hubo una tímida recepción en algunos países del área. Se tienen noticias de que en México el crítico Horia Tanasescu da a conocer la labor poética de Moreno Jimenes; en Costa Rica la revista Repertorio Americano publica trabajos de los postumistas y en Puerto Rico, según leemos en la biografía del poeta escrita por José Rafael Lantigua y en el exhaustivo estudio de Manuel Mora Serrano sobre las primeras vanguardias dominicanas, Moreno "estimuló y aconsejó al movimiento Integralista", prestándole para el primer número de su revista el clisé y formato de la revista del Postumismo, El Día Estético. Mora Serrano y José Rafael Lantigua, estudiosos del movimiento, se refieren al viaje de Moreno Jimenes a Puerto Rico, el único que realizó fuera de la isla, y consignan su relación con Luis Lloréns Torres, Alfonso Lastra y Luis Hernández Aquino, entre otros poetas vanguardistas.
La relación de la Poesía Sorprendida con el extranjero y los vanguardistas latinoamericanos fue mucho más estrecha y fructífera. Acorde con su proclama de una poesía nacional nutrida de lo universal y con el objetivo programático, subrayado en distintos momentos de vencer el aislamiento insular dando a conocer la poesía dominicana en el exterior, y en el país la universal, clásica y contemporánea, en los veintiún números de su revista, publicada desde octubre de 1943 hasta mayo de 1947, encontramos la presencia significativa de poetas vanguardistas latinoamericanos y españoles, sobre todo del grupo cubano "Orígenes", así como testimonios de los contactos con los mismos a través tanto de la recepción de textos inéditos, como de cartas, visitas y noticias. En la introducción a la reimpresión facsimilar de la revista, publicada bajo el título Publicaciones y opiniones de la Poesía Sorprendida (1998), el poeta Freddy Gatón Arce hace constar la participación de 128 firmas de veintisiete países distintos, poetas en su mayoría ligados a la vanguardia. Destacan, entre otros, de la primera vanguardia cubana Emilio Ballagas y Eugenio Florit; de Orígenes José Lezama Lima, Gastón Baquero, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Fina García Marruz, además de Virgilio Piñera; entre los surrealistas chilenos ligados a Mandrágora Jorge Cáceres, Enrique Gómez Correa, Braulio Arenas, Enrique Rosenblatt y Eduardo Anguita, además de Carlos de Rokha y Alberto Baeza Flores; de Ecuador Jorge Carrera Andrade, de Guatemala Mario Monteforte Toledo, de Nicaragua Pablo Antonio Cuadra y Claribel Alegría, de Perú Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson y Sebastián Salazar Biondy; de Colombia Jorge Rojas, Edudardo Carranza, y Carlos Martin, integrantes de "Piedra y Cielo"; y de España Jorge Guillén, Pedro Salinas y Juan Ramón Jiménez. Nunca antes ni tampoco después publicación alguna logró reunir tal cantidad de poetas prestigiosos, con textos inéditos en sus páginas, lo que sin dudas constituye un hito en nuestra historia literaria, aunque justo es señalar que no representó un mayor conocimiento de nuestra poesía en el exterior, pues hasta donde tenemos conocimiento no hubo en correspondencia una circulación importante de la producción de los dominicanos.
Momentos importantes en la historia de la Poesía Sorprendida fueron las visitas a Santo Domingo, entonces Ciudad Trujillo, de personalidades literarias de la talla de Pedro Salinas, José María Chacón y Calvo, Medardo Vitier, y aunque antes de que se proclamara el movimiento, en 1941 de André Breton. La visita del surrealista francés necesariamente debió influir en los poetas jóvenes de entonces, pero además marcó la vida de la revista -que la consigna al referirse al apoyo de Bretón en la edición de abril 1946- a través de la fructífera amistad que desde entonces mantuvo con el fundador del surrealismo francés el pintor y escritor surrealista español Eugenio Fernández Granell, figura central del movimiento y de la revista en los primeros. En Ensayos, encuentros e invenciones (1998) los aspectos que Fernández Granell destaca de la Poesía Sorprendida son justamente los relativos a su afinidad con el surrealismo y a su incorporación a la contemporaneidad.
"De la Poesía Sorprendida yo destacaría cuatro aspectos: su amplitud de miras a través del espacio dedicado al surrealismo, pero igualmente a otros escritores galos. La influencia paralela de la poesía de lengua inglesa. La recuperación de la tradición clásica española y la de otros escritores más contemporáneos, sobre todo los del 27 y algunos de sus maestros, como Juan Ramón Jiménez. Y por último, el empeño por llevar adelante, a través de esta amalgama, la posibilidad de una poesía autóctona, enmarcada dentro de la literatura hispanoamericana."

MANUEL MORA SERRANO | Realmente los postumistas señalaron entre los ismos conocidos por ellos el panedismoy el pancalismo de 1913 del puertorriqueño Luis Lloréns Torres que propugnaban: el primero que todo era verso; y el segundo que todo era bello. Citaron en sus escritos el creacionismo de Huidobro y el ultraísmo español. Tenían conocimiento del dadaísmo y naturalmente del futurismo, porque de todo eso se había escrito bastante en el país. Más tarde, Vigil hablaría de otros movimientos puertorriqueños y veinte años después, Moreno visitaría a su amigo Luis Hernández Aquino y tendría relaciones con el integralismo de este. Pero realmente relaciones durante la época heroica no las hubo más que con algunos intelectuales de Costa Rica como Moisés Vicenzi y Rafael Estrada que se adhirieron al movimiento, hecho que los internacionalizaba, y porque Avelino en su Pequeña Antología Postumista de 1924 incluiría a un poeta borinqueño que realmente no militó en el movimiento, me refiero a Evaristo Rivera Chevremont. En cuanto al vedrinismo no sabemos que tuviese ningún tipo de relación, porque no hubo manifiestos ni proclamas.
Los postumistas además de la proclama, del Manifiesto de Avelino, Del Movimiento Postmista, de la Pequeña Antología Postumista, publicaron otro folleto titulado Poemas en 1923, un Boletín postumista y un Panfleto Postumista de Avelino; editaron tres revistas: X, La Voz y El Día Estético; Moreno y Avelino publicaron varios libros y se mantuvieron unidos hasta 1934 en el cual hubo un cisma sobre el Pontífice Máximo del movimiento, eligiendo a Zorrilla. En sus relaciones internacionales dieron a conocer lo que se producía en el resto de América y daban a conocer tanto del estridentismo de Manuel Maples Arce como de los socialistas de Suramérica y Cuba. Recibieron cartas de Rufino Blanco Fombona, Juana de Ibarborou y de Víctor Haya de la Torre, entre otros distinguidos escritores.

FLORIANO MARTINS | ¿Qué aportes significativos de las vanguardias fueron incorporados a la tradición lírica y cuáles son sus efectos en los días de hoy?

SOLEDAD ALVAREZ | La literatura dominicana es un entramado fascinante de afinidades y diferencias, continuidades y rupturas en el que destacan determinados núcleos constitutivos, presupuestos que por su permanencia en el tiempo han actuado como vectores que atraviesan y articulan los diferentes momentos del proceso poético, y en los cuales la vanguardia ha jugado un papel de primer orden. Desde Domingo Moreno Jimenes y los sorprendidos, hasta las jóvenes generaciones, el deseo de innovación y ruptura con el pasado inmediato, la relación, asumida o evadida con el contexto histórico, oposición entre universalidad y nacionalismo, poesía cerrada y abierta, social y de énfasis formal, subjetiva y realista o exteriorista. Y muy de vez en vez, en una tradición poco dada a los excesos, en la que pueden contar con los dedos de la mano los momentos de delirio y desmesura, el talante iconoclasta. Lo que siempre ha estado, explícito o metamorfoseado es ese afán de "estar al día" y de alcanzar un lugar en el mundo propio de la literatura de los países periféricos.
 ¿Cuáles son los aportes de la vanguardia a la tradición lírica dominicana? Es difícil desglosarlos strictus sensu, aislarlos en el solapamiento de los diferentes momentos de nuestra poesía, en la que no son estáticos ni los movimientos ni las obras; de tal manera, por ejemplo, que criollistas románticos como José Joaquín Pérez y Arturo Pellerano Castro allanan el camino al reencuentro con lo nacional que se produce en los postumistas; que en otro romántico como Federico Henríquez Carvajal encontramos asomos modernistas; que post-modernistas como Ricardo Pérez Alfonseca, con su Yoísmo, y Vigil Díaz con su Vedrinismo prologuen la llegada de la vanguardia, y que un postumista de los primeros tiempos como el imprescindible Rafael Américo Henríquez, se haya convertido en figura de primer orden de los sorprendidos y de la vanguardia de influencia creacionista con su poema Rosa de tierra. De otro lado, si bien el Postumismo rechazó la actitud estetizante del simbolismo, y del modernismo la separación de lo bello y lo feo, su entendimiento del universo como un misterio que el poeta pretende decodificar al buscar la relación secreta de las cosas, los sorprendidos, en cambio, retomaron el culto a la palabra y el subjetivismo de los modernos, la musicalidad simbolista, el mundo como un misterio, la búsqueda de la belleza. Más aun, y para confirmar que no existen remates en el auténtico creador, en su evolución poética Moreno Jimenes se acercaría a las lindes de los sorprendidos, y estos alcanzarían las cotas más altas en su producción al encontrarse con la realidad y el hombre dominicanos. Entonces y después es en esa convergencia donde se demostraría la madurez de la poesía dominicana.
Toda la literatura del siglo XX en República Dominciana está marcada por los dos movimientos más importantes de nuestra vanguardia: Postumismo y Poesía Sorprendida, por sus diferencias y querellas en una polémica que sin dudas podemos clasificar como una de las más vanguardistas manifestaciones de la vanguardia en el país, y que curiosamente si determinada en su momento por la dictadura trujillista, como todos los aspectos de la vida nacional, se extiende más allá de los treinta y un años de la tiranía suscitando una notable radicalidad y maniqueísmo en la toma de partido de las generaciones siguientes por uno u otro movimiento, por una u otra influencia. Habrá que esperar a los novísimos del siglo XXI para que comience a manifestarse la liberación de esa carga.
El decantamiento entre postumistas y sorprendidos inició muy pronto, cuando todavía estaban vivos y productivos los integrantes de estos movimientos. La crítica ha señalado la influencia de Moreno en los poetas agrupados en el movimiento Los Nuevos, que con Manifiesto y espíritu de vanguardia surge en el interior del país, en la provincia de La Vega en el año 1936. Su poeta más destacado, Rubén Suro, se inscribe en la poesía de temática negra y en una de las tendencias más persistentes de nuestra tradición lírica: la de contenido social, ambas continuadas por algunos de los integrantes de los llamados "Independientes del 40": Manuel del Cabral, Pedro Mir, Héctor Incháustegui Cabral –confeso admirador del postumismo– y Tomás Hernández Franco, entre otros. En todos la afirmación de lo dominicano y el sabor local de los postumistas, la introducción de realidades y vocablos cotidianos, la visión del mundo como realidad toda poetizable. Pero también la inquietud intelectual y la inmersión en las profundidas humanas, la imaginería verbal y la influencia de las vanguardias europeas y latinoamericanas propias de los sorprendidos, sobre todo el rescate del romancero español. Pasada la beligerancia de la vanguardia y asentada su influencia y la "nueva sensibilidad", los "Independientes del 40", con una poesía integradora de las conquistas de los postumistas y los sorprendidos, produjeron obras definitivas para la literatura dominicana.
Es innegable la proyección de Los Nuevos y de los Independientes del 40 en la llamada Generación del 48, que inició la práctica poética a finales de la década del 40, cuando había desaparecido la revista La Poesía Sorprendida, pero encontrándose en plena actividad creadora sus integrantes, así como también Moreno Jimenes. El grupo –no generación- integró en sus filas a poetas de disímiles tendencias: en unos, era notorio el contenidismo; en otros la "pureza seráfica" del verso, las preocupaciones formales y existenciales, y hasta el malditismo romántico y simbolista; en muchos el compromiso con la lucha contra la tiranía, precedente de las batallas que se aproximaban y que pone sobre la mesa el eco tardío de las "vanguardias políticas", cercenadas en el país por la dictadura de treinta y un año. Sin Manifiesto, pero con un conjunto de ideas y postulados dados a conocer en sus publicaciones, los del 48 se pronuncian y practican, aunque con menor fortuna que sus predecesores, "la integración de lo dominicano con lo universal", es decir, la integración de la herencia postumista-sorprendida en una "poesía de testimonio –al decir de uno de sus miembros, el poeta Lupo Hernández Rueda- esencialmente política, que recreando la historia, buscando nuestras raíces sociológicas, redescubre y afianza el paisaje nacional, canta al hombre y su destino transmutando en la palabra nuestra realidad y procedencia".
Ajusticiado el dictador, las huellas de la vanguardia parecieran haber quedado sepultadas por las urgencias que marcaba la hora del despertar político y la intervención norteamericana de 1965, acontecimientos decisivos y determinantes en la poesía de las próximas décadas. Si el primero significó la revisión y hasta el cuestionamiento de la herencia literaria a la luz no tanto de las poéticas como de la participación de los mayores en el stablishment trujillista, la segunda, como en el 1916, marcó la vuelta al nacionalismo y a la raíz social, "esencialmente humana y humanista" del arte y la literatura. Los años siguientes estarían determinados por la adhesión o el rechazo a una estética del compromiso, de contenido sociopolítico y supeditado al objetivo de la liberación política, a la "creación de un arte realista, rico en la forma y avanzado en el fondo, contra las corrientes irracionales", como señalaba la "Declaración de Principios" de "La Isla", uno de los grupos surgidos al calor del momento.
El callejón sin salida en el que la literatura comprometida había colocado la poesía es dinamitado por un poeta sorprendido, Manuel Rueda, el 22 de febrero de 1974 cuando, al dar a conocer las claves para leer y explicar el poema "Con el tambor de las islas" crea el Pluralismo, que podríamos definir como el último de los movimientos de vanguardia en el país tanto por sus planteamientos liberadores, ya no solo del verso sino de la estructura del poema y la participación del lector, como por la tremenda polémica y el terremoto que provoca en el adormecido país literario. En su Manifiesto, Rueda no solo pasa revista a la tradición vanguardista sino que intenta responder a las preocupaciones fundamentales de la vanguardia desde el conocimiento a partir de la intuición y el inconsciente, lo nuevo y la experimentación verbal, la tradición, la modernidad, hasta la estructura del poema, la música, el espacio gráfico. Después del pluralismo la poesía dominicana no sería la misma. La "tradición de la ruptura" a la que se refiere Octavio Paz se manifestaría en nuevos cuestionamientos y también en una mayor conciencia de la práctica escritural y del poema como hecho de la lengua, marcando la identificación de los poetas de las generaciones más jóvenes con el legado de la Poesía Sorprendida. Reflexiva y trascendente, plena de sensualidad y de espíritu, nacional y abierta a la tradición como a todas las tendencias y corrientes contemporáneas, la poesía dominicana actual muestra una extraordinaria riqueza y vitalidad en su aspiración, impensable sin el aporte de la vanguardia, a esa unidad a la que se refirió Walter Benjamin: entre el orden intelectual e intuitivo.

MANUEL MORA SERRANO | En cuanto al vedrinismo, fue poco lo que pudieron influir en los demás poetas. Realmente lo que diferenciaba era lo que publicaba Zacarías Espinal. Casi todo lo que escribió se conservó y fue recogido por su sobrina Ligia Espinal en un opúsculo póstumo con el título de Zacarías Espinal, editado en Holanda, sin datos de impresión ni fecha en el colofón. El no podía ser imitado o seguido porque realmente era sumamente raro y personal y salvo en esos primeros poemas y alguno que otro, como norma no prescindió casi nunca de la rima y publicó sonetos en su mayoría incluyendo palabras inventadas por él, o muy raras, que ha hecho pensar a nuestros críticos que se anticipó a las jitajánforas de Mariano Brull y Alfonso Reyes. Sin embargo, en el presente siglo hay jóvenes que respetan y veneran a Zacarías y hasta intentan resucitar el vedrinismo, sobre todo por la admiración que en las nuevas generaciones despierta el hecho de que Espinal fuese morfinómano desde muy temprano en su vida (Vigil en el prólogo a su libro inédito mencionado, señala que ya era adicto a la morfina). Sus familiares han informado que se la habían recetado y así adquirió la adicción y por eso se dice que muchos de esos poemas raros los escribió bajo los efectos de la droga.
En cuanto a los postumistas, influyeron poderosamente en las generaciones posteriores y tuvieron corifeos y seguidores. Recibieron repulsas y apoyos. Sobre todo en la imposición del versolibrismo.
Moreno Jimenes caminaría todo el territorio nacional ofreciendo recitales y presentaciones en pueblos y ciudades, además vendía sus libros y se reunía con los jóvenes inquietos de las distintas localidades que seguían los lineamientos postumistas, fundando colinas sacras, eligiendo las reinas del arte, especialmente en San Pedro de Macorís, Santiago, La Vega, Barahona, San Francisco de Macorís. Se le acusaba de buhonero de literatura porque vendía sus opúsculos y sus libros y de eso mantuvo su familia durante muchos años hasta que en 1950 el gobierno lo nombró Director del Instituto de Poesía Osvaldo Bazil que se creó en San Cristóbal, cuna del dictador, aunque se mantuvo recibiendo jóvenes y asistiendo a clases de literatura casi hasta su muerte en 1986, después surgió en Neyba en el sur del país, un movimiento neopostumista en los años ochenta del pasado siglo. El postumismo sigue siendo motivo de tesis académicas y de investigaciones literarias.

FLORIANO MARTINS | Los documentos esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es posible tener acceso a ellos?

SOLEDAD ALVAREZ | La vanguardia dominicana produjo una documentación apreciable y significativa en su cantidad si consideramos el número reducido de creadores en un país pequeño como el nuestro. Pero en cada época hubo una voluntad reflexiva, una necesidad de argumentación e incluso de polémica. Manifiestos, proclamas, reflexiones, reacciones y adhesiones, polémicas, se encuentran dispersos en las distintas publicaciones y revistas de la época, en folletos y antologías. También en las fundamentales revistas de los postumistas, El día estético, y de los sorprendidos La poesía sorprendida, que como señalé más arriba fue recopilada y publicada el año 1988. Afortunadamente, los Manifiestos son muy conocidos, pues han sido reproducidos en diferentes publicaciones. Recientemente, en su libro Postumismo y Vedrinismo. Primeras vanguardias dominicanas, el escritor Manuel Mora Serrano anuncia la publicación de un segundo volumen de su investigación con los textos relevantes de estos movimientos.

MANUEL MORA SERRANO | Todos los documentos que se citan históricamente como pertenecientes a uno y otro ismo se han recuperado, menos el libro inédito de Zacarías Espinal cuyo prólogo se salvó porque Vigil Díaz lo incluyó en Del Sena al Ozama en 1922. Pero la mayoría de su producción que incluyen poemas de aquel libro desaparecido se han dado a conocer, tanto lo que aparece en revistas de la época en las cuales participó, como en lo recogido por su sobrina Ligia ya citado. Incluso hay mucha tinta derramada sobre los orígenes del ismo y no faltan los inventos para llenar los vacíos y se ha creado todo un mito que ha trascendido internacionalmente. Nosotros podríamos ofrecer ejemplos de cada uno de los poetas citados en ambos ismos, pero nos vamos a conformar reseñando que en 2010 publicamos un volumen de 792 páginas con el título de Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas (Ministerio de Cultura, Santo Domingo), y respecto a las ideologías, aparte de lo de Espinal que recoge Diógenes Céspedes en Obras de Vigil Díaz y Zacarías Espinal (2004), extractos de los manifiestos virtuales de Moreno y Zorrilla, el de Avelino y otro de unos artículos suyos, hasta la fecha no ha aparecido nada que esclarezca su misterio, ya que Vigil nunca expuso su concepto, a pesar de tener las puertas abiertas de todas las publicaciones nacionales y su columna Fatamorganas en el Listín Diario, y haber publicado Música de Ayer en 1952, donde aparece el poema vendrinista del Día Estético de 1928, que lo inserta sin título, algo que es sumamente curioso si hubiera creado el ismo y ese poema fuese significativo. Hay que hacer una lectura de este hecho como una forma de borrar su nombre de esa aventura.
Para no alargar demasiado mi intervención y para ofrecer una idea de lo que pensaban tanto Espinal, como Moreno, Avelino y Zorrilla, haremos un resumen de sus posiciones ideológicas, de algo que sostuvo en un prólogo el primero y partes de los manifiestos, tanto real, el de Avelino, como virtuales de los tres tomados de sus textos.
Como hemos sostenido que el autor del adjetivo vhedrinhistas es Zacarías Espinal, veamos lo que Diógenes Céspedes en el prólogo a la obra citada dice respecto a lo único que hasta ahora aparece como esbozo ideológico del ismo, tanto en él como en Vigil.

He aquí el resumen de lo que Zacarías Espinal entendía como vedrinista (1929):

A–Piñeyro (Julio) no pertenece a ninguna escuela literaria de las existentes en ese momento, pero "de todas estas orientaciones literarias domina poderosamente la poliformia de todas estas manifestaciones estéticas y escribe con igual maestría una emocionante Oda Magistral que un simple y complicado poema vedrinista."
B)– La razón no es quizás muy difícil de encontrarla: sencillamente porque persuadido como está de que el verso es la viva expresión del inconsciente, y es además la sugerente condición de este algo superior, que es el psiquiatra Fursast y el no menos psicólogo Dostoiesky, han solido llamar akoasmas de la virtualidad como un recurso de la condición intelectiva: domina con encantadora maestría todo el cordaje de la lira fadika, no haciendo en todo ello, sino derramar en un torrente singular el elevado sentimiento de su concepto supraestético.
C–Su maravilloso pensamiento de fino artista del verso, tanto en verso como en prosa está por encima y por fuera de su voluntad; por eso precisamente., a pesar de su enérgica y vigorosa mentalidad poética, un tanto vedrinista en el puro sentido estético de la concepción, su fina sensibilidad no se ha contagiado nunca de hermosura exótica ni ha tratado de trasplantar a sus versos como la mayoría de los poetas contemporáneos esa florescencia de procedimientos extraños que embotan dolorosamente el temperamento y coartan la maravillosa capacidad de la expresión.
D–El libro de Piñeyro es incuestionablemente el simbolismo representativo de la independencia, de la libertad y de la autonomía del poeta.

Aparte de que es la viva expresión del inconsciente que ya en 1926 pudo emparentarlo con el surrealismo, dado que en Santo Domingo en ese tiempo se seguía muy de cerca lo que acontecía en París, no podemos decir que militaran o tuvieran parentesco. Además, hasta en ese fragmento del prólogo a Piñeyro esas palabras akoasmas y fadika, que explican su vedrinismo particular, se han convertido en un misterio, porque nadie sabe lo que significan.
En cuando al postumismo, tomamos de mi obra mencionada fragmentos del manifiesto real de Andrés Avelino y de los manifiestos virtuales; luego seguiría Domingo Moreno Jimenes y terminamos con Rafael Augusto Zorrilla de modo que el lector pueda conocer lo que era el postumismo para cada uno de ellos.

Resumen del Manifiesto de Andrés Avelino y Del Movimiento Postumista:
Fantaseos (1921)

Del Manifiesto Postumista:

A–Porque no podemos seguir siendo súbditos de una aristocracia intelectual que no nos pertenece. La verdadera aristocracia la lleva el pensador en el cerebro. Debemos tan solo ser aristócratas de nuestra democracia.
C–Vida sincera e íntima, arte autóctono, para abrir la talanquera que nos ha separado del infinito.
D–De todo lo utilizable haremos un símbolo, un solo símbolo, y de todos los simbolistas un fósil, un solo fósil. La luna con los simbolistas será también un símbolo fosilizado.
E–Seremos humanamente eternistas; con un solo Dios, nuevo, subpanteísta, que a cada quien permita buscar su religión en sí mismo. Para nuestra ruta no olvidaremos el Corán y la Divina Comedia, la Biblia y El Quijote.
F–Todos tendrán el mismo derecho de vivir su momento artístico, lo mismo la dama de la quinta florida, que el galán con chamarra, el labrador, el jornalero.
G–Los poetas no seguirán siendo seres privilegiados y desconocidos de la multitud, camino del ensueño, sino seres videntes, camino de la verdad; pensadores y filósofos.
H–No reconoceremos vocablos poéticos. Toda palabra es bella cuando está bien escrita, todos los actos de la vida basta que sean reales para ser artísticos; gran artista es aquel que más fiel interpretación nos brinda de esos actos. La bella mentira de Oscar Wilde desapareció con su muerte: un tronco carcomido jamás retoñará porque se le inserten ramas de hojas verdes. La materia poetizada es creación. Nuestra belleza de sombra y luz será la belleza del futuro.
I–Sofrenaremos la imaginación con las bridas en tensión de los sentidos.
J––Reaccionaremos a la vez contra el romanticismo de Hugo y contra el realismo de Balzac. Pero nada de malabarismos estéticos ni musicales. Rubén Darío ha muerto. Cada acto debe ser una palabra escrita y la belleza emoción de ese acto: ritmo, y ese ritmo: música. Reaccionaremos también contra los ultraístas, futuristas y creacionistas que pretenden en acrobacia azul y sobre grupa de aeroplanos ir a conquistar un más allá escondido tras las nubes.
K–Destacaremos las extravagancias del decir y tan solo daremos cabida a las sutiles.
L–Forma y fondo y fondo y forma será una misma cosa ya que nuestro acento emocional permite una mezcla igual de idea y de emoción.

Del Movimiento Postumista, El Postumismo y la música:

A–El poeta postumista no debe aspirar solo a ser un buen versificador ya que para él la versificación regular no existe.
B–Mientras la irregularidad métrica no flote en el ambiente de su época, para el del futuro será tan solo necesaria la enjundia de la personalidad, respetable requisito inconcuso para sentir armónicamente y crear.
C–El verso postumista, caballo sin bridas que monta la emoción.
D–Quién sabe si por eso, por ser sin bridas, es que los jinetes de nuestro verso son tan escasos.
E–La música del verso postumista no puede ser medida, en cambio, sí pesada. Pesada, porque la emoción es vibración y la vibración energía. Energía sutilizada. Materia en movimiento.
F–Dando lugar la emoción pura al esqueleto musical del verso postumista, la armónica general de una composición estará siempre regida por la armonía unipersonal anímica del yo.
G–Cada diapasón temperamental humano está en mayor o menor grado de afinamiento de conformidad con la escala cromática universal.
H–El esquema de una pieza poética está ligado a la psicología del motivo de ella, al ambiente y al temperamento del autor.
I–El corte de los versos debe ser dado en armonía con el compartimiento de los acentos.
J–Nuestro verso es el resumen ideológico de las épocas pasadas y futuras.
K–El camino para llegar a él fue la labor rítmica de Moreno Jimenes, partiendo de la poesía rítmica castellana.
L–Es natural que despojada nuestra poesía de los harapos de la métrica y la rima, fuese un campo abierto al pensamiento y la emoción tanto tiempo mutilada.
Ll–Siendo nuestra poesía intensamente psicológica, sea la emoción la única encargada de musicalizar la inconsciencia del poeta.
M–Mientras el soplo poético del autor no dé para crear belleza subconsciente, la musicalidad de sus producciones será deficiente.
N–Pretender musicalizar en nuestro verso, es un fracaso, mientras quien tal intente no esté imbuido de nuestras universales tendencias y no esté en plena posesión de eso que solo se encuentra a fuer de buscarse a sí mismo.
                                                                      
Resumen de la ideología de Domingo Moreno Jimenes.
De Psalmos y prólogo a Fantaseos (1921).
De las entrevistas en Psalmos:

A– La rima es siempre cursi cuando no es preparada para el canto, o para la canción; y es, además, tiránica; empuja incompasivamente a la selección artificiosa en los campos del léxico. El ritmo clásico métrico, aún el neológico anterior al postumista, es bailable y despótico.
a) ¿De la rima? ¡Oh no! Esa es una cuestión secundaria desde hace mucho tiempo. En mi concepto su uso quedará abolido… es decir, relegado a ciertos efectos onomatopéyicos.
B– Se fracasa haciendo poesía cuando la emoción que se trasmite no es capaz de engendrar una emoción parecida o relativa a la emoción que engendró la obra poética.
b) Siendo, como es, la palabra hablada el signo eufónico de la idea, y por su naturaleza, un signo limitado en el espacio y en el tiempo, el poeta debe procurar que la palabra, después que fallezca en el tiempo y en el espacio, continúe vibrando en el alma del mismo poeta factor y en el espíritu de quien la ha oído.
b1) La poesía es ante todo música, pero música no de sonidos retumbantes, sino de emoción eterizada hasta la quintaescencia. En la emoción está el secreto de la música del poeta. Entre nosotros todo se reduce a ver la realidad interna o exterior a través de nuestras emociones.
C–En todas las cosas, tómense en conjunto o individualmente, hay belleza, desde el invisible átomo hasta el Cosmos. No hay materia absolutamente vil desde el punto de vista artístico. El poeta, como los astros, puede dorar o argentar todo lo que reposa o se mueve bajo su percepción física; y más que los astros, puede colorar hasta lo que se escapa a la percepción de sus sentidos y vaga en el mundo intangible del Ensueño

Del prólogo a Fantaseos:

O–El efecto capital de una composición consiste en que sus variaciones armónicas no obedezcan a necesidades de la intención psicológica, sino a ese afán espectacular de producir asombro.
P–Conociendo el origen acentual de la lírica castellana, y deduciendo que si la rima se empleaba al final de los versos, ello obedecería seguramente a la preeminencia de las voces finales, decidí originar una nueva fórmula lírica en la cual casi toda la prosodia estuviese basada en un acento emocional, que, sustituyendo la rima, contribuyera a darle un influyente caudal de expresión al idioma.
Q–Cuando hay una adjetivación bastante profusa me desagrada no poco.
R–Las bases de la futura manera están echadas, pero yo no me quedé ahí; y casi a continuación, produje una poesía enteramente regida por las emociones, donde los prejuicios de forma y fondo desaparecen. La principal dificultad de esta modalidad consiste en el escrupuloso cuidado que ha de tomarse para conservar el acento emocional patético y el ritmo apenas perceptible en las pausas que la diferencia de la prosa.

Resumen ideológico de Rafael Augusto Zorrilla
En el folleto Del movimiento postumista (1922)
De su ensayo Apuntes Postumistas:

C–El Postumismo, siguiendo el procedimiento rítmico de la poesía castellana, sustituyendo el acento obligatorio por el emocional patético con sus expresiones subjetivas al terminar de cada verso, en mucho de su labor, sí ha llegado a encontrar el auténtico verso libre castellano.
D–Moreno Jimenes el más feliz versolibrista dominicano, en su obra recientemente publicada, ha realizado lo definitivo en la materia.
F–La obra de Moreno Jimenes, como he dicho ya en "Origen del Postumismo", fue el punto inicial que dio principio a la nueva tendencia.
H–La cuestión del color local en nuestra poesía no presenta los inconvenientes que en las otras tendencias y modalidades, ceñida como está a un naturismo sencillo y humano y siendo originaria de las fuerzas instintivas, permite que el ideal de su belleza subconsciente no necesite de energías anexas para tangibilizarse en el mundo de lo externo.
I–No más palabras: Intención, intención e intención.
J–La poesía actual con su métrica fuera de razón orquestal y su rima adocenada, mortifica la sublime armonía.
caso psicopatológico.
L–Luz, sombra, excursiones crepusculares del otro lado de la vida, simples imágenes de serena sugerencia.
Ll–Dejemos como cosa olvidada en museos de antigüedades esa belleza sugerente creada por imágenes agigantadas por lo maravilloso y fantástico.
M–Hagamos uso de los vocablos y las notas musicales para realizar la labor escenográfica de un estado de alma o la indiscreción exacta de un girón de cielo.
N–Dejemos al verso su propia música. Música universal y eterna, serena y condensada; creada por íntimas vibraciones psicológicas.
0–Emoción sutilizada en energía sonora y no hábil combinación del sonido que tienen las palabras.
P–Paradojas de luz y sombra: inversión de lo corpóreo a lo intangible, de lo tangible a lo incorpóreo.
Q–Realicemos la unidad subjetiva y objetiva tangibilizando el ideal en una belleza subconsciente, como pura creación del espíritu.

Realmente no hubo ningún otro ismo claramente expresado a partir de la aparición del postumismo que no fueran las variaciones, muy importantes en ese decenio y en el siguiente de las aproximaciones al ultraísmo por Tomás Hernández Franco y las incursiones de Manuel Cabral, tanto en esas zonas europeísta, como en la negritud, y el nuevo criollismo y la nota socialista de izquierdistas militantes, sobre todo del interior del país, aparte de un retroceso con el romancero propuesto por Juan Bosch siguiendo a Federico García Lorca en los años treinta, la presencia de los miembros de la diáspora española de izquierdistas que escaparon de la guerra civil entre los que estaba el surrealista Eugenio Fernández Granell y el chileno Alberto Baeza Flores canciller de la Delegación Diplomática de su país, son los detalles más relevantes antes de 1943, año en que aparece la revista y el movimiento de La poesía sorprendida.

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Soledad Alvarez (1950) | Manuel Mora Serrano (1933)

Capítulo XVII do livro Espelho Inacabado – Imaginário das vanguardas na América Hispânica, de Floriano Martins © 2016 ARC Edições. Artista convidado: Ramón Oviedo (1924-2015)





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Organização a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Imagens © Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim estruturado:

1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)

Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.

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