quarta-feira, 23 de novembro de 2016

LUIS FERNANDO CUARTAS | Un azul tan bermejo como violeta


Los labios pintados de azul, un libro donde el surrealismo hace más que hablar, de alguna manera besa y deja sus marcas. Rara sensación debe dejarnos los labios pintados de aurora, la mancha azul del sol naciente entre los relámpagos y las luciérnagas azul fosforescente.
De Alfonso Peña podemos esperar muchas cosas, sabrá siempre sorprendernos. Por mucho tiempo nos puso Andrómeda entre las constelaciones más cercanas, hasta la fascinante cifra de 33 ediciones. Luego nos concede sus  Noches de Celofán, con una narrativa que se va volviendo cada vez más exigente, envolvente y que se la juega entre la ciudad y los mitos, entre una latinoamericanidad festiva y lujuriosa, violenta y hechizante. La novena generación, un libro de culto, entre la magia y lo cotidiano, pasando por libros de arte como El Surco de la Gubia, sobre 6 grabadores contemporáneos. Siempre nos llevará  Desde el  Centro, como en sus cuentos que llevan ese título. Como él mismo bien lo escribe “Entremos en Matérika”, a esa acción de escribir con la filosofía como arma invisible y la literatura como un medio para sumergirse en la realidad blanda, oscura, indescifrable y enigmática de nuestra condición de Latinoamericanos. Vemos sus dedos untados de barro, de colores y papeles recortados asomados por muchas ventanas nuestras, en Agulha (Brasil), Tinta Seca en México, Vericuetos en Colombia, Maldoror en Argentina, masa tentacular, manos abiertas, cerebro como una hidra expandida. Cuando se concibe unos labios pintados de azul, sabe uno que no se trata de una coquetería de una muchacha minúscula, aquí debe existir el conjuro y la magia de una mujer noche y una ondulación de chamanes como mínimo.
El libro como objeto de arte, un escenario de alucinante realidad circundante, tal vez quede esa sensación de ver esa relación entre el cielo y el infierno como una mujer desnuda encadenada a una roca en medio del Caribe, furia de los mares, envidia de las diosas, acurrucada entre las olas y las tempestades, sale avante para embellecer el cielo convertida en galaxia, con sus manos abiertas en complicidad de Perseo hacen siete hijos, siete proyectos, siete escapes a la realidad aplastante, un surrealismo desde lo nuestro, como una Andrómeda múltiple entre el arte y la literatura. Un San José Oculto, mixtura entre arte y diseño, arte y juego, como debería ser siempre la literatura, descalza y desnuda, abierta y seductora. Como no pensar que Labios Azules siga ese juego que orbita sobre ese mundo que siempre nos propone otra puerta, otra versión subversiva y grata sobre nuestro mundo calcinado y endurecido por la fatiga diaria.





 Labios azules que murmuran, que nos dicen al oído sus lascivas frases que nos hacen encomendar a Eros, tal vez transformado en una mitología más urbana, más metida entre las calles y su historia, entre el pantano y la lluvia, entre el mar embravecido y las cántigas de un mundo herido pero no mancillado. Si Andrómeda, tuvo 33 puertas o ventana abiertas a la música, la poesía, la bohemia, los recitales y las charlas, es una mitología transformada en un mundo azul marino, entre lo que podría llamarse los labios susurrantes de una leyenda que se abre entre velos de olvidos y de ausencias, de seres que han permanecido en el tiempo y do otros que si están bajo las aguas profunda del océano o entre las grutas de las montañas cargadas de misterio, siguen vivos en laberinto de sonidos y vivencias.
Labios insurrectos, boca capaz de decir otras realidades, esa otra vuelta a la tuerca como esa bella frase que nos convoca a ver dónde todos han mirado y no han visto aún lo trascendente. El azul siempre me precipita aun pacto marino y a una alianza con el modernismo, más no algo quieto, no un Rubén Darío embalsamado, sino un azul con ojos rojos y boca de un dulce infierno tocándonos la puerta.
Todo está relacionado en una serie de ciclos y espirales, aunque aparentemente las cosas sean inconexas y aparenten una dispersión en medio de un caos, es posible que unos Labios pintados de Azul, se nos acerquen con las llaves del deseo en su boca, como el sentido profundo que nos invita a movernos, como la gran pulsión, los vectores que impulsan a la humanidad cargada de deseos. Así en esa relación calidoscópica, los labios serían parte de ese gran proceso, una pieza que encaja en esa atmosfera de deseantes chamánicos.
A no dudar el surrealismo en América Latina despierta otras connotaciones, es un conjunto de azares y de distorsiones, de maravillas y de seducciones, una explosión que nos arrastra, nos engulle, se impregna con el sólo deambular con los ojos abiertos al sentido deseoso de las cosas, de los sujetos y del paisaje mismo. Como nos haría sentir un chamán, aquí hay que hablar de la señora Piedra y del señor Viento, de la hermandad de la laguna y la confraternidad del fuego, de los gestos de acercamiento con la lluvia y el respeto misterioso con los ritos. Algo que posiblemente nos acerque a la cultura vasca antigua, a los aquelarres de los eusqueras, a los primitivos habitantes de  las cuevas, a el sentido mítico de las mujeres que volaban en escobas y que cruzaban el continente con la mirada sanadora y sus manos tocando la herbolaria. Reminiscencias de antiguos rituales que se ven entre nuestros campesinos, en algunas comunidades indígenas vivas, pero que aún, siendo más insólito, perviven entre algunas personas de nuestros barrios en los cascos bulliciosos de nuestras ciudades. Podría decirse que el surrealismo es una puerta de acceso al pensamiento mágico, o algo más audaz. El surrealismo nos emparenta con ese pensamiento vital que es la magia cotidiana, donde están las vibraciones necesarias para entendernos más en un mundo agobiado por las crisis y desgastado en consumismos.
Tal vez, el mundo siempre ha estado en crisis, se ha desplazado en medio de la hecatombe de pueblos destruidos tras imperios, el saqueo, el hambre, la segregación, la estulticia mental, la injusticia en el reparto de cargas y ganancias, la enfermedad y la angustia, el desarraigo y la incertidumbre, el andar sin patria y sin estado, el vagabundeo de los que han sido separados de  sus territorios, es algo que siempre ha ocurrido entre humanos desaforados y violentos, pero siempre ha existido el arte y la capacidad de hacerlo y sustentarlo.  Aunque, a no dudarlo, estos dos últimos siglos se aceleró la maquinaria destructiva, se han talado más bosques y se han hecho destrucciones más masivas, que en muchos siglos atrás. Todavía se siente el trueno de la bomba, ese hacer invisible a Hiroshima y Nagasaki, denota una alto grado destructivo y que tal acto parte de alguna manera nuestra historia, en un antes y un después de tal tragedia. Henry Miller, en el Tiempo de los Asesinos, decía: “No llamo poetas a esos que hacen versos, rimados o no. Llamo poeta al hombre capaz de cambiar profundamente el mundo. ¡Si un poeta tal vive entre nosotros, que se manifieste! Pero debe ser la suya una voz capaz de ahogar el trueno de la bomba”.  Es posible que ninguna exposición, ni ningún libro sean capaces de ahogar ni de impedir una guerra, pero si estamos seguros, que publicar, exponer, hacer eventos artísticos, en una dirección que exalte la imaginación, que cree nexos, que se convierta en una manera de vital de asumir el mundo, es una tarea que conlleva una acción bio-política, un acto de amor inusitado, necesario y bello
Labios pintados de azul debe ser una obra que se ha hecho con trazados de miles de manos anónimas, con las palabras de la calle y las injurias de los déspotas, con la guerra y sus desgracias, con la amistad y sus complicidades, con secretos y ternuras, escrita sobre una historia con sabor a leyenda maya y a bebedizos amatorios, con la palabra que sana y el conjuro que embriaga. Es un libro que me recuerda un bello título de una crónica sobre Cuba que hizo Sartre, “Huracán sobre el azúcar”, en esta caso es un soplo de labios que hacen levantar antiguos rituales y ensayar otras tempestades sobre nuestras cotidianas falencias. 
Labios pintados de Azul son tan violetas como naranjas, son un arco iris de voces, será que ahora todo es azul como una naranja, ¿cómo diría Paul Éluard?
Boca que besa y que habla, boca salvaje y etérea, boca que sangra y que grita, labios pintados de tierra y de sol, azules como un amanecer entre una calle de San Juan o un arenal en un desierto en la Guajira, tan cercano y lejanos como ser nica, o ser tico, como ser chicano o ser carioca, labios al fin y al principio de una hermandad poética.



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Organização a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista convidado: Fred Svendsen (Brasil, 1960)
Agradecimentos: Amirah Gazel
Imagens © Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim estruturado:

1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
10 AGULHA HISPÂNICA (2010-2011)

Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.

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