sexta-feira, 15 de março de 2019

ALFONSO PEÑA | Amirah Gazel y su astrolabio licantrópico


AULLIDO DE LOBA… | Las fusiones de Amirah Gazel proponen ante lectores y espectadores un sin número de búsquedas e interpretaciones. ¿Doble conjuro? ¿Triple enigma?
Sus creaciones ante todo asombran, sorprenden, maravillan… Lo logra en la “costura” de sus personajes, en el esguince de un collage, en la surreal teatralidad de sus retratos, la invención de geografías crepusculares, abstracciones vertiginosas, en trasmutar un viejo aparato telefónico que “zarandea” en un “Mercado de las Pulgas” en un objeto con aliento-alienígena, pasión desbordada. Las propuestas gráficas para cubiertas de libros, las fotos urbanas o sus divertimentos están impregnados de fuelles poéticos y metáforas que subvierten el orden establecido
Sin embargo, en medio de la marea imaginativa hay elementos descollantes: el humor negro, las tiradas lúdicas y cierto misterio que evoca el relampagueo onírico. Los rasgos que esbozan “sus croquis” muchas veces son imprevistos, quizá, paradojales, sutiles en la inmersión cotidiana que desembocan en un clamoreo musical y poético. Ante esta escenografía la creadora denota un vivo interés en dialogar con sus congéneres. Y lo logra con estilo propio, con rigor, y una serie de signos que permite la comunicación, el reconocimiento gestual, y hasta ciertas grafías perturbadoras…
Hay que acotar que Gazel está enlazada a la simbiosis humanista de Carl G. Jung, de ahí que su andamiaje creativo contenga elementos como son la indagación psíquica, la imaginación activa y los arquetipos, todo lo anterior referencias esenciales para interpretar el mundo de hoy.
Toda esa interacción le permite desplazarse con agilidad y acrobacia por los diferentes planos de la realidad. Para ella es permisible comenzar una nueva serie pictórica al amanecer, diseñar una pieza de arte objetual al mediodía y por la noche participar de una sesión de magia primitiva…
¡Es La loba en su zaguán!

ENTREPIERNAS… | El trabajo “Entrepiernas” de Amirah Gazel, 2016, es una instalación simbólica que fue el Leitmotiv de la expo surrealista “Las llaves del deseo” Cartago, Costa Rica. Es una imagen que se ha reproducido de forma intensa por los medios impresos de diferentes países y continentes, en gigantografías, tarjetas, carteles, etc… No obstante, su permanencia virtual en internet, la ha convertido en una insignia, en icono gazeliano, en revistas electrónicas, catálogos digitales y mucho más…
De niña la artista imaginó entidades de otras dimensiones, seres con cientos de manos y pies violáceos, ojos centrífugos, que irradiaban luz… Y en el sueño se veía caminando por calles estrechas, con postes iluminados por una luz cobriza, con paredes pintadas con pigmentos efervescentes, y también habían aceras de mosaicos texturados, y por ellas caminaban las entidades que le hablaban en lenguas desconocidas, todas entonaban melodías que exaltaban los sentidos…
No pasó mucho tiempo para que la joven tuviera diálogos con los maniquíes y fuera conformando una arcada de piernas, hombros, brazos, cabezas, torsos… Y de esa suerte se configuró su estirpe de muñecos y entidades. Esas creaturas tienen un lugar predilecto en su taller, en sus espacios de creación…
Sin embargo, para nosotros los “mortales”, los simples admiradores, nos queda un resquemor, y es que esa multiplicación biológica (¡resina, celuloide!) con sesgos críticos y plagados de humor negro o ironía abre las esclusas de lo intrigante, lo misterioso, finalmente lo mórbido y por qué no: la fascinación…
No creo que su intención sea la de asemejarse a la naturaleza humana, más bien se puede calibrar como un sentimiento jocoso y lúdico que en el fondo posee los atributos de lo terrible, lo atávico, el animismo…
En una conversa que sostuvimos para el libro Barajar la poesía, surrealismo en Latinoamérica, Amirah Gazel, manifiesta su verdad:
De manera orgánica brotan pedazos, restos aproximadamente humanos, que otros tiran y se deshacen de cosas que abandonan, sin gracia, dejándolas en entornos de transparencia inmaterial, de carácter definitivo, a veces de pesadez y tristeza: Los maniquís, metáfora de la fragmentada conciencia moderna.




Magníficas creaciones, sin vida, llenas de emoción, creadas por humanos, objetos resignados a su inútil finitud, que a simple vista parecen carentes de sentido.
En momentos de intimidad naïve, de pura subjetividad en secreto, enciendo la demencia de las leyes del mundo, accedo al vertiginoso proceso de desintegración y contra el caos apocalíptico los acopio e intento completarlos en una vibración primitiva, para hacer florecer nuevas aspiraciones que coloquen al humano no en la historia, sino en la eternidad. Y esa presencia desmembrada del ser en los maridajes, anhela ahuyentar la espantosa realidad del cuerpo, los tormentos de la carne.
Entidades que prevalecen en el desapego universal progresivo y los individualizo lejos del tradicional desequilibrio del cuerpo, para reconstruirlos en un paroxismo de sensaciones nuevas que quiebran el ritmo de la desdicha cotidiana, procurando volverse objetos que reflejen la exuberante esencia del misterio: La vida…


*****

EDIÇÃO COMEMORATIVA | CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidado: Yves Tanguy (França, 1900-1955)


Agulha Revista de Cultura
20 ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 130 | Março de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2019




Nenhum comentário:

Postar um comentário