quarta-feira, 20 de outubro de 2021

AGATHI DIMITROUKA | Bolívar, eres bello como un griego [Parte 6]

 


Agulha Revista de Cultura, dirigida por el poeta, dramaturgo, traductor, editor y artista plástico Floriano Martins se une al proyecto liderado por la poeta, escritora y traductora griega Agathi Dimitrouka en el cual reúne a voces latinoamericanas que publican poemas cuya temática es la cultura helénica o la Grecia actual. Este proyecto, que va a acabar en una antología en libro natural, lleva como título el famoso verso del poeta y pintor griego y surrealista Nikos Engonópulos “Bolívar, eres bello como un griego” y se publica por la revista de cultura Χάρτης (hartismag) presentando a poetas de América Latina. Y eso porque sus países, los que otrora fueron colonias de España, se animaron por la Revolución Griega de 1821 y lucharon por su propia Independencia con el Libertador Simón Bolívar. Además, fueron de los primeros países que reconocieron a Grecia como país independiente. Así, pues, armado cada uno con su pluma, y con único estandarte la poesía, nos reunimos cada mes para celebrar los doscientos años desde aquella llama que nos ha unido y nos sigue uniendo.

 

ALEJANDRA BASUALTO (Rancagua, Chile, 1944) es poeta y narradora; licenciada en Literatura y egresada de Doctorado en Literatura Latinoamericana, Universidad de Chile. Dirige el taller literario y la Editorial La Trastienda desde 1988. Ha conducido talleres literarios de poesía y narrativa en la Universidad de Chile, y otras universidades; y en diversas instituciones culturales en Santiago.

Domina el idioma inglés hablado y escrito. Ha sido instructora de español para extranjeros. Académica para la Humboldt State University de USA (2000-2006). Ha sido traducida al inglés, francés, italiano, danés, rumano, búlgaro y mapudungún (lengua de los nativos de Chile), y publicada en antologías en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, España, Francia, Italia, Dinamarca Rumania y Bulgaria, y ha obtenido varias distinciones tanto en Chile como el extranjero. También ha sido acreedora de la Beca de Creación Literaria en Chile en 3 oportunidades. En los últimos años ha sido Jurado en diversos concursos literarios del Consejo Nacional del Libro y la Lectura y en el Premio Municipal de Literatura.

Obras: Los ecos del sol, poesía, 1970, El agua que me cerca, poesía, 1984, La mujer de yeso, cuentos, 1988, Territorio Exclusivo, cuentos, 1991, Las malamadas, poesía, 1993, Desacato al bolero, cuentos, 1994, Altovalsol, poesía, 1996, Casa de citas, poesía, LOM Ediciones, 2000, Antología personal (1970-2010), poesía, Ed. La Trastienda, Santiago, 2010, Invisible, viendo caer la nieve, novela, Ed. La Trastienda, 2012, Cuchillos, poesía, Ed. La trastienda, 2017, 2017 – De telarañas y puñales/ Of cobwebs and daggers, plaquette bilingüe, Cuadernos de Casa bermeja, Argentina / Mago editores, Chile, 2018 – Mujer cinco / Woman five, plaquette bilingüe, Cuadernos de Casa bermeja, Argentina / Mago editores, Chile.

 

ERNESTINA ELLORIAGA (Darregueira, Argentina, 1954) escribe cuentos para niños y poesía. Su libro La lengua de la noche fue editado por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador. Su obra, aunque inédita en mayor parte, ha ganado prestigiosos premios en Argentina y se ha incluido en numerosas antologías. La poeta ha participado en varios Festivales de Poesía tanto en su país como en Cuba y Colombia.

 

ROSSELLA DI PAOLO (Lima, Perú, 1960) estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú y pertenece al grupo de poetas surgidos en los años ochenta. Poemarios: Prueba de galera (1985 y 2017), Continuidad de los cuadros (1988 y 2018), Piel alzada (1993 y 2019), Tablillas de San Lázaro (2001 y 2020), La silla en el mar (Premio Luces de El Comercio al Mejor Libro de Poesía 2016).

Fue docente universitaria y dirige talleres de poesía. Sus poemas aparecen en antologías de poesía peruana e hispanoamericana. Colabora con artículos y reseñas en revistas literarias, y participa en ediciones y exhibiciones multidisciplinarias de poesía, pintura y fotografía. Homenaje a Rossella Di Paolo, en el Primer Encuentro de Escritoras Peruanas (Icpna, 2019). Premio Casa de la Literatura Peruana 2020.

Personalidad Meritoria de la Cultura (Ministerio de Cultura, 2020).

 

1|ALEJANDRA BASUALTO

 

ORESTES

 

Madre, tan hondo resbala el silencio.

Tus labios están presos del principio de la tierra.

Frío y seco has de dormir tu sueño

para que yo pueda levantar los ojos.

Madre, me has hecho extranjero

 y dentro de mi cabeza

una enorme roca crece.

 

Soy hijo del desconcierto,

un rostro ajeno bajo el sol de Argos,

un soñador de islas:

¿recuerdas cuando tú y yo y las islas…?

 

Pero hay en tu lecho un rebullir de sombras

y en tus pies

la sangre no puede secarse.

Negros augurios tiñen los muros de palacio.

 

¡Hijo, las lágrimas de tu madre

han de lavar las tinieblas!

 

Es tarde, madre

hoy me ha parido la tierra.

 

 

ELECTRA

 

Mi padre ha plantado su cetro

en el fondo mismo de la casa:

tú ves cómo le crecen sombras

todas las mañanas.

Yo no temo a los muertos

que no ha sembrado mi mano.

 

Tú, el origen de la negra fortuna,

vives el fuego de las bodas felices

y tus besos ya olvidaron

al que yace trizado en su leyenda.

 

Guardo ramos de hierro en mi garganta,

secretos como los infortunios de mi hogar,

y en las noches, los cuerpos del cortejo

abriremos puertas en la espera:

 

lentos los pasos de mi venganza.

 

 

LABERINTO

 

Hacia adentro me viajo en el puntero

de las cinco de la tarde:

sumando fragmentadas evidencias

reaparezco por las escaleras

y tiemblo.

 

Pisadas son las hojas

inquietas las ventanas

de tu laberinto.

En mi mano el hilo del regreso

y un beso

que no le teme a los muros.

 

Afuera la que aguarda se ciñe su cencerro.

 

La torre en la penumbra,

los ojos fosforecen

y engrana tu distancia la taza de café.

 

La palabra vino del dorado minotauro

hasta mi verde boca;

el fuego a mis espaldas

trepando sobre el tiempo

tan breve del decir.

 

Y en tanto que te busco en la escritura

se me ha perdido la hebra de lino.

 

 

 

2|ERNESTINA ELORRIAGA

 


ANTÍGONA REGRESADA

 

Ay de mi

de lo que se me niega

ay de mi por ser mujer

a lo que se me obliga

 

Ay de tí

general

qué te crees

el cuerpo de mi hermano es mi cuerpo

es el cuerpo de mi madre y de mi padre

es nuestro cuerpo

 

entiendes Ismene?

 

Ay

he de cruzar tu mandato

no habrá perros salvajes ni jotes

arrojada tierra ungirá su cuerpo

 

Aquí mismo

en otro tiempo

otros en su ética pecaron

rompieron mandatos

se arrancaron los ojos

deambulan por el tiempo extraviados

 

Y tú gral de la Junta Militar

nos robas el duelo le robas el duelo

si su cuerpo no está

dónde la poesía

por sobre mi cadáver la dignidad de un muerto

 

Yo

Antigona

 

lo digo.

 

 

PEGASO ETERNO

 

De los modos impiadosos de la historia

tu nacimiento

de la cabeza cortada de medusa

brotaste rodando en sangre una flor de carne en el agua

emergiste blanco por su cuello

indomable

un caballo alado capaz de llegar donde moran los dioses

 

La ambición del Olimpo anidaba en las vísceras de Belerofonte

engañándote subió a tu lomo

su osadía atizó la ira de Zeus que con un aguijón

hincó tus ancas corcoveaste

 

El jinete la ambición y sus huesos

deambulan extraviados en los abismos de la tierra

 

Fuiste caballo entronizado en el Olimpo

no eras feliz

el poder es urdimbre de soledad envidia engaño

Vos eras en el dolor del degüello de tu madre

 

Pegaso eterno te hizo Zeus

 

En tu constelación los ciegos extraviados

nos buscamos

Altivo en el carro de la aurora

anuncias el desgarro final de la tela de la noche

 

 

LAS YEGUAS DE DIÓMEDES

 

En Argos atadas

cuatro hembras

cuatro flores sometidas

al yugo perverso de Diómedes

nuestros cuatro cuerpos antropófagos

boca abierta al hedor y al fuego

no a la ternura

ni al juego del amor

ni a los jugos al que los relinchos incitan

 

Quién la maldición?

 

Sobre nuestras grupas perfumadas

nunca las varas estremecidas del tiempo

 

Pero la justicia toma formas extrañas

muerto Diómedes

la sangre de su cuerpo nos regresó al origen

nos dimos a pastar

relajadas vulvas en parpadeantes ojos

incitando a la copula

 

Fuimos cuatro flores incendiando de amor toda una isla. 

 

 

GRECIA Y MIS DÍAS

 


Escribí el relato sobre una piedra y me salió autobiográfico.

Escribí sobre la historia de la humanidad y me salió autobiográfico.

Escribí sobre conceptos altamente especulativos y me salió un relato autobiográfico.

El universo entero está escrito en caracteres autobiográficos. Cada proceso material, mineral, vegetal, micro o macroscópico se cuenta como una vida compuesta por otras vidas que se entrelazan y descomponen incesantemente. No cesan de escribirse.

ROQUE FARRÁN

 

Al escribir sobre Grecia vuelvo, ineludiblemente, a mis 13 años.

Soy una niña criada en el campo entre caballos, árboles de cintura infinita y un cielo que cobijaba la tierra hasta esa línea misteriosa del horizonte donde el espacio parecía tener fin pero que con mi caballo nunca pudimos alcanzar.

Así, mis ojos niños eran asombro y sólo asombro ante el parpadeo del amanecer, ante el fuego triste del ocaso del día que se iba, con los rayos, los truenos y todo lo que despertaba en mí las preguntas infinitas, que mis padres intentaban responder junto al fuego de la cocina de leña que nos arropaba del frío desalmado de la pampa. Hubo asombro también, con la lectoescritura en la escuelita rural, con el primer lápiz negro, con el que dibujaba palotes hasta poder dibujar mi nombre junto a las sagradas palabras de mamá y papá.

Cuando creí que allí acababa el asombro, a mis13 años, ocurrió un cambio que fue fundamental en mi desarrollo, dejamos de vivir en el campo. A pesar de la añoranza de esos años de vida, en contacto con la naturaleza y sus ciclos a los que siempre regreso, nos trasladamos a vivir en el pueblo, y comencé mis estudios secundarios.

En el pueblo, mi universo lector desplegó sus alas.

En primer año me deslumbró una materia y el libro para estudiarla, Historia Antigua y Medieval de Astolfi, libro que conservé muchos años, hasta que una inundación cubrió el baúl donde descansaba y se perdió, con ese libro retornó el asombro, ya no por la naturaleza, sus desbordes ni sus arrebatos ahora eran ilustraciones en blanco y negro que se grabaron a fuego en mis ojos.

Bellas imágenes me acercaban al misterio de esa piedra llamada mármol, de la que habilidosos escultores, trabajando con gubias, formones y martillos, dejaban emerger como si fuera del propio corazón de la piedra figuras bellas, estilizadas, entre ellas, regresan a mi memoria, el Discóbolo, el Gladiador, las diosas Demeter, Atenea. El mármol blanco ilumina las figuras humanas, la de dioses y bestias de los frisos del Partenón de Atenas.

En los recreos jugábamos a las estatuas, el Discóbolo, la mas imitada en nuestros juegos, reproducir su posición era una tarea harto difícil pero nos permitió reconocer los secretos del cuerpo, su musculatura y la belleza de sus posiciones.

Grecia llegaba a mi vida para quedarse, pero aún no lo sabía.

En mi primera juventud pude leer la Ilíada, la Odisea, me acerqué al teatro y disfruté de Sófocles, de su Edipo Rey y su Antígona.

En tanto mi país, la Rep. Argentina, dejaba atrás las dictaduras pero sólo para gozar de una breve primavera, coincidió ese tiempo con el gran boom de la literatura latinoamericana, cuyas lecturas, me acompañaron esos años, y daban cuenta del dolor y la injusticia en nuestros pueblos (entre ellas la belleza conmovedora de Cien años de soledad).

Finalmente la democracia fue desestabilizada y con un nuevo golpe de Estado se estableció la dictadura. Las Fuerzas Armadas recibieron formación en las Escuelas de las Américas (EE.UU) y regresaron dispuestas a lo inimaginable.

La gran noche del terror vino a cubrir con su manto la vida en nuestro país.

Replegados, rodeados de miedo, la vida social se acotó a la vida familiar, nacieron los hijos y en una colección maravillosa de mitos griegos, fuimos encontrando el modo de acompañar su crecimiento, Pegaso, Medusa, el caballo de Troya habitaron sus sueños y los nuestros.

Grecia comenzaba a regresar.

Frente a los miles de detenidos desaparecidos, el silencio cómplice de la justicia, la complicidad de ciertos sectores de la sociedad civil y la de los medios de comunicación, un grupo de valientes mujeres comenzó a reclamar y exigir al Estado respuesta por esas vidas. Ellas comenzaron a girar en la Plaza de Mayo llevando pancartas con los nombres de sus hijos e hijas y para identificarse se pusieron un pañuelo blanco en la cabeza remedando el pañal que las recordaba madres. Las nombraron Las Locas de Plaza de Mayo.

Recordé entonces a Antígona, como para los antiguos griegos la falta de respeto a un cadáver era uno de los mayores sacrilegios. Antígona, tenía prohibido honrar la muerte de su hermano, depositó un puñado de tierra sobre el cadáver de Polinices, con lo que podría considerárselo ritualmente enterrado. Por esto Creonte, aplicando una ley que había dictado, condenó a Antígona a muerte, haciéndola morir de hambre encerrada en una cueva.

 Sin embargo, antes de entrar en ella Antígona le dijo:“No he nacido para compartir el odio sino el amor”. Las Madres de Plaza de Mayo que reclaman aún por la vida nunca apelaron a formas violentas para vengar la pérdida de sus hijos, ellas fueron y son Antígonas exigiendo anteponer el respeto a la vida como el mas sagrado sentimientos que nos hace humanos.

Recordé también el canto 24 de la Ilíada donde Príamo pide a Aquiles por el cadáver de su hijo Héctor para realizar las honras fúnebres, Aquiles que está honrando a su amigo Patroclo acepta, porque mas allá de la guerra, los griegos creían en leyes no escritas que no se pueden violar, esas leyes se referían al trato con los vencidos y el respeto por honrar a los muertos.

Las dictaduras de Latinoamérica lejos estuvieron de respetar a los cuerpos. Permanecen en nuestro país 30000 personas desaparecidas, a este horror se sumó la supresión de identidad de hijos e hijas de desaparecidos que fueron secuestrados y apropiados y que trae a nuestros días el drama de Edipo que se casa con su propia madre por desconocer su origen. Hijos e hijas víctimas, que aún no saben quienes son, y no saben que sobre sus cabezas pende como la espada de Damocles, el riesgo de repetir la tragedia, la misma que se escribió en el siglo V (a. C) que como vemos no ha perdido vigencia a través de los siglos.

Aún hay aproximadamente 300 niños y/o niñas hoy adultos que no han recuperado su identidad.

Regresar a la lectura de los griegos es regresar a la esencia de nuestra cultura occidental.

Las tragedias griegas nos plantean dilemas que aún tienen vigencia y están sujetos a debate: la libertad, los derechos individuales frente a las leyes del Estado, el papel de la mujer en la sociedad entre otras.

Fueron escritas hasta cuatro o cinco siglos antes de Cristo.

¡Cuánta sabiduría, cuánto aún por aprender!

 

 

 

3|ROSSELLA DI PAOLO

 

 

CIVITATES / TROYA

 

 pasan las murallas hacia arriba

 las murallas hacia abajo

 pasan ante sus ojos inmóviles

 

Cuán ligeras las nubes de polvo siguen a los pies ligeros

a los pastores de hombres a los domadores de caballos

mucho polvo levanta mucha historia

los constructores de ciudades los destructores de ciudades

pólvora plomo argamasa relave

aceites hollín progenies (esas ondas expansivas)

y a su paso polvo polvito humo la pobre mesa

y sus folios y clips (pobres) o plumas voladas

 por:

esas dos fuertes piernas bien planteadas

 épicas

esas cuatro vivas patas en el mundo

 hípicas

los buenos bartlebys para nada

no hacen nada

con alivio de la historia

con más alivio de clips y folios

maestros en la gracia difícil

de mirarse fijos fijamente

sobre una mesa fija

en un pie

uno

solo.

 

 


LAS BUENAS ALMAS. LAS OTRAS

 

¿De qué material están hechos los prudentes,

los calmos, los que disuaden

sin disuadir, buen Horacio?

¿cartón de embalaje Ismene y Crisótemis,

las nunca necias y tan comparsas?

¿papel carbón el san José pobre de luz,

triste hoja secante Starbuck a pique en el Pequod,

y el despedido jefe, sin nombrar siquiera, papel kraft?

Todos van en un sentido común, todos entran bien

que mal ni bien ni mal ni fu ni fa

en el sobre de manila que se olvida.

Los otros, papelería fina y sobres

lacrados cada uno y ni caben

en sus pellejos y en sus quicios ¡qué va!

Hamlet, Antígona, Electra, María,

Ahab o Bartleby

suenan

suenan

las campanillas del correo

abrimos o no abrimos

el abismo

alto fuego adentro, ruido,

espanto, enredado

silencio.

 

 

PASAJE DE ARIADNA

 

¿de mis dedos a tus puños un hilo interminable?

¿una luz desenrollada de mi corazón a la fiera?

 

le venciste.

la piedra descifrada las astas brutas en el suelo

y apareces ya como un hombre sano

los brazos en alto.

 

me arrodillo en el círculo

en este desorden de arena levantada

porque vienes hacia mí

en este desorden de arena levantada

vienes hacia mí

y pasas.

 

un laberinto soy

sin pies ni cabeza

un ovillo invisible visible

al dolor a sus puntas vivas.

 

los días se alzan y tuercen

los días que cercan mi corazón

 

ALZAN Y

 

SE TUER

 

CEN

 

algo se urde ahí dentro cierta clase

de respiración un modo inmenso de doblar el cuello

un pie arrastrado

oscuramente.

 

no podrías entrar en mi corazón tú

no querrías.

 

 

DAFNE Y APOLO

 

1.

vueltos ramas

sus brazos

al sol se opone

con su sombra

 

2.

corona con laurel glorioso

la carrera esquiva

 

3.

hundes tu cabeza

en el mar

dios umbrío

vencido 

 

 

SEIS POSTALES GRIEGAS

 

Lima-Perú, mayo 2021

 

Una de las escenas más bellas que recuerdo es cuando la princesa Nausícaa y las esclavas que la acompañaban se encuentran con un Odiseo desnudo, “horrible, afeado por el sarro del mar”. Todas huyen, “pero quedó sola e inmóvil la hija de Alcínoo”. Odiseo implora su benevolencia, alabando su belleza y juventud, y en un momento le dice: “Solamente una vez vi algo que se te pudiera comparar en un joven retoño de palmera, que creció en Delos, junto al ara de Apolo [...] de la suerte que a la vista del retoño quédeme estupefacto mucho tiempo, pues jamás había brotado de la tierra un vástago como aquel; de la misma manera te contemplo con admiración, oh mujer, y me tienes absorto y me infunde miedo abrazar tus rodillas”. Luego de que el héroe le refiriera brevemente sus desdichas en el mar, la joven le dice: “¡Forastero! Ya que no me pareces ni vil ni insensato […] no carecerás de vestido ni de ninguna de las cosas que por decoro ha de alcanzar un mísero suplicante. Te mostraré la población y el nombre de sus habitantes…”

Este encuentro entre el divinal Odiseo y la joven Nausícaa, recogido en la rapsodia sexta de La Odisea de Homero, ¿no transmite en sus palabras algo de la gracia y la gentileza de la pintura “La Anunciación”, de Leonardo?

 

***

 

Cientos de veces, con un plumón celeste dibujamos el lago Titicaca: su contorno enrevesado como una nube grande, una nube detenida para siempre en el sur de nuestros mapas del Perú.

Me ha ocurrido tantas veces aquello de conocer la realidad primero por los libros o los mapas, que cuando esta se avienta desde casi 4000 metros de altura, tan contundente y azul y de verdad, como el lago en estos días, no puedo hacer menos que detenerme, respirar hondo y buscarle con mucho cuidado un lugar por donde empezar a metérmela en la cabeza.

 […] Por eso, después de haber alcanzado en un bote a remos la apacible isla Suasi, al noreste del lago, y tras haber pasado aquí la noche, desciendo hoy temprano a la playa de rocas y camino y me siento a mirar, muy despacio. Me guardo para mí el raro contento de estas horas de soledad, en medio de un silencio y una belleza que ya tenía olvidados.

Poco a poco vienen a mi memoria los versos que intentan apropiarse de este amanecer en la isla:

 

Lamento haber dejado pasar un río ancho entre mis dedos

sin beber ni una gota.

Ahora me hundo en la piedra.

Un pino pequeño sobre la tierra roja,

mi única compañía.

Lo que amé se ha perdido con las casas

que estando nuevas el verano último

se hundieron con el viento del otoño.

YORGOS SEFERIS

 

Las palabras, los libros, siempre los libros, las palabras, y, sin embargo, mientras vuelvo de la orilla el ruido de las pequeñas piedras que llevo en los bolsillos se me antoja más hermoso que esas hermosas palabras. (Fragmento de El lago y las palabras que se publicó en El Dominical del periódico El Comercio, Lima, Perú, 5 de septiembre 1999)

 

***

 

Bajo el vidrio de mi escritorio yo había deslizado la página de una revista con “La marina de las rocas”, poema de Odiseo Elytis que acompañaba un artículo sobre el premio nobel de literatura que acababa de recibir en ese 1979. Poco después en una venta de libros en la universidad encuentro su Antología fundamental, en edición bilingüe. Con ilusión la compro y leo y subrayo muchos versos. Uno de ellos terminó siendo el epígrafe de Prueba de galera, mi primer poemario: “El mundo todo alumbra como una gota de agua”.

Copio esta mañana un poema de Orientaciones, que no solo evoca en mí los viajes de Odiseo, sino los viajes que hacemos o soñamos siempre…

 

I

El amor

El archipiélago

Y la proa de sus espumas

Y las gaviotas de sus sueños

En su más alto mástil el marino mece al viento

Un canto

 

El amor

Su canto

Y los horizontes de su viaje

Y el eco de su nostalgia

En su roca más empapada la prometida espera

Un barco

 

El amor

Su barco

Y la indolencia de sus mistrales

Y la borla de su esperanza

En su más leve ondulación una isla mece

La llegada

 

***

 

Crisótemis. ― […] si yo tuviera fuerza, les haría ver cuáles son mis sentimientos para con ellos. Pero ahora, en medio de las desgracias, me parece mejor navegar con las velas recogidas y no creer que estoy haciendo algo sin hacer daño en realidad. Otro tanto quiero que hagas también tú

 

Electra.― […] Mientras que tú, que los “odias”, lo haces solo de palabra, pero de hecho convives con los asesinos de tu padre. Yo por mi parte, nunca condescendería con ellos […] Que ante ti haya una mesa colmada y te sea la vida fácil. ¡Que tenga yo por único alimento el no contradecirme a mí misma!

 

Estos son fragmentos de un diálogo entre dos hermanas tal como lo escenificó Sófocles en Electra. Podemos observar dos temperamentos en colisión: el acomodaticio de Crisótemis y el airado (envuelto en hybris) de una Electra vengativa contra quienes asesinaron a Agamenón. De esa madera están tallados muchos personajes: pienso en Edipo, en Antígona, en Hamlet, en don Quijote, en el capitán Ahab… que desoyen el “buen sentido” y se lanzan al abismo…

A mediados de los años 90 dicté un taller literario sobre Electra revisitada por los trágicos griegos de modos muy distintos: la solemne trilogía La Orestiada, de Esquilo; la determinada Electra de Sófocles, y la muy humana Electra de Eurípides. Pero también transitamos por versiones modernas como Mourning becomes Electra (1931) de Eugene O´Neill, basada en la trilogía de Esquilo, pero ambientada en 1865 en Nueva Inglaterra. Y, por supuesto, Las moscas (1934), de Jean-Paul Sartre...

 

***

 

¿Quién no ha leído el poema “Ítaca” de Cavafis? Un poema espléndido y sabio. Pero hoy deseo recordar “Mar de mañana”, con esa necesaria carga de memoria e imaginación que hay en las buenas obras literarias:

 

Voy a pararme aquí. Voy a ver yo también un poco la naturaleza.

De un mar de mañana y de un cielo sin nubes

el malva reluciente y la orilla amarillenta; todo

bañado de hermosa y clara luz.

 

Voy a pararme aquí. Voy a hacerme la ilusión de estar viendo eso

(es cierto que lo vi cuando, por un instante, me detuve);

y no, aún, aquí mis fantasías,

mis recuerdos, las ficciones del placer.

 

***

 

A fines de abril, terminé de leer Memorias de los últimos días de Byron y Shelley, de Edward John Trelawny, un marino, pirata, escritor y aventurero que en 1822 trabó amistad en Italia con ambos poetas y fue testigo de sus peripecias y años finales.

 

15 de junio de 1823

Estimado Trelawny:

 

 Probablemente sabrás que voy a Grecia. ¿Por qué no vienes aquí? Necesito tu ayuda, y estoy deseando verte. Te ruego que vengas, pues finalmente me he decidido a ir a Grecia; es el único lugar en el que he vivido feliz. Hablo en serio, y, si no te escribí antes, fue por no hacerte viajar en balde. Todos dicen que puedo ser útil en Grecia. No sé cómo, y ellos tampoco; pero sea como fuere, ¡vayamos!

 Atentamente,

 L. Byron

 

E. J. Trelawny y lord Byron partieron a Grecia para colaborar con su independencia. El Comité Griego de Londres había convocado a lord Byron a la causa independentista pues podía ser un símbolo espléndido y útil. Su prestigio como poeta, su título nobiliario y miles de libras que donó se conjugaron con el íntimo deseo del poeta de ir a Grecia y vivir la aventura romántica de liberarla del Imperio Turco Otomano. 



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[A partir de janeiro de 2022]

 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 184 | outubro de 2021

Artista convidado: Jaime Suárez (Puerto Rico, 1946)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

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