quinta-feira, 30 de dezembro de 2021

BERTA LUCÍA ESTRADA | Los apuntes de Humboldt, de Daniel Montoya

 


Alexander Von Humboldt es uno de los científicos más importantes de la historia de la ciencia y uno de los últimos Ilustrados. América fue uno de sus campos de estudio; particularmente Venezuela y Colombia. En Bogotá conoció a los sabios José Celestino Mutis y a Francisco José de Caldas; incluso quedó sorprendido por la disciplina y el rigor académicos de su equipo de trabajo. Y en París se codeó con Simón Bolívar.

La contribución de Humboldt sigue siendo aún objeto de estudio, y sus dibujos de la flora son considerados verdaderas obras de arte; lo que confirma que además de hombre de ciencias era también un artista. Y eso no es todo, era políglota, incluso hablaba griego y latín, y tenía conocimientos profundos en el ámbito del derecho. Fue un viajero y aventurero incansable, logró el reconocimiento y el respeto en todos los países que visitó; y en Alemania, La Academia de Ciencia de Berlín lo distinguió con el título de mejor científico de su tiempo. Incursionó en los campos de la botánica, vulcanología, mineralogía, oceanografía, geología, ornitología y en la climatología; siendo el primer científico en escribir sobre el cambio climático.

Humboldt sigue siendo de gran actualidad; así lo confirman los múltiples ensayos y libros que se publican sobre él en todo el orbe. Lo que hasta ahora no se había hecho es que un poeta se sentara a dialogar con él, que lo estudiase y que luego escribiese un poemario como si se tratase de construir un panal para una nueva colonia de abejas polinizadoras. Por eso escribe: “más tiempo para que las abejas/construyan otra celda”. Ese es el trabajo de Daniel Montoya, XLI Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2021, publicado por el servicio de cultura de La Diputación de Huelva en una hermosa y cuidada edición que hace de este espléndido poemario una pequeña obra de arte.

Los apuntes de Humboldt, título que encierra el logos y el pathos de la vida y del trabajo de este hombre inconmensurable, da inicio al homenaje que el poeta Daniel Montoya le hace a este sabio que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX; y que sin embargo aun nos sigue dejando perplejos ante el descubrimiento de lo que fue su profunda sapiencia.

Los apuntes de Humboldt (108 páginas), está dividido en cuatro partes; a saber:

Parte I – Redes invisibles

Parte II – Observación de las criaturas salvajes

Parte III – Observación del mono desnudo

Parte IV – Cartas y sextantes

Al comienzo del libro encontramos un epígrafe de José Emilio Pacheco que es la síntesis de la temática que vamos a encontrar en el interior de sus páginas:

 

Pasamos por el mundo sin darnos cuenta,

sin verlo,

como si no estuviera allí o no fuéramos parte

infinitesimal de todo esto.

No sabemos los nombres de las flores,

ignoramos los puntos cardinales

y las constelaciones que allá arriba

ven con pena o con burla lo que nos pasa

 

Y Daniel Montoya, consciente de este olvido que podríamos intuir como un ecocidio, da los agradecimientos a Martha Fajardo “por haberme mostrado ese camino fascinante de la biología y de la ciencia”; y reconoce que “Es un saber sin regreso”.

Pasemos ahora a “décortiquer” este soberbio trabajo sobre Humboldt; otra figura igualmente soberbia.

 


Parte I – Redes invisibles

 

hay una hora en que las estrellas

escriben sus memorias

… una hora en que comprendo

La herencia del cosmos

 

una hora en que no estorbo” (Poema La herencia del cosmos)

 

El Homo Sapiens es una especie depredadora que desde la llegada del cristianismo asumió que ella es el centro de la creación supuestamente divina; y con base en ello considera que todas las demás especies vivas (fauna y flora) están para su servicio y que por lo tanto tiene el derecho de exterminarlas. De ahí que el poeta, a través de esa figura cuasi totémica de Humboldt, tome conciencia de la importancia del Cosmos, que decida respetarlo y que asuma la postura de “no estorbar” como una más de sus prioridades.

 

En el Oscuro abrazo de raíces Humboldt reconoce que el planeta Tierra es solo uno e indivisible:

 

Aquí las cuevas son similares

a las de Franconia, a las de Alemania

y los Montes Cárpatos

 

…. Mira aquí en Los Andes las mismas

plantas alpinas que abundan

en las montañas de Suiza y de Loponia

 

En Instrucciones para el aprendiz de botánico nos recuerda que quien conoce las flores nunca estará solo:

pero a qué le puedes temer

si adonde vayas habrá una flor

 

esperándote siempre

 

En Tratado de zoología nos devela que la Naturaleza es un eterno devenir y que la finitud solo es una permanente transmutación:

 

Los cocodrilos son troncos caídos

que siguen respirando

… Las anguilas eléctricas son rayos

acuáticos inextinguibles

 

Parte II – Observación de las criaturas salvajes

 

… la vida perdura

cuando aleja a un bisonte

o a una hormiga de la manada (Poema La mosca jorobada)

 

Y en el poema La araña de agua leemos:

 

Es la única araña que sabe que una casa se construye todos los días

 

Estos dos poemas están unidos por el mismo hilo, el hilo de la preservación de las especies. Si un individuo se ve obligado a alejarse de su manada de una u otra forma preservará si no su propia especie al menos la especie de otra manada. Por eso las arañas construyen permanentemente su hogar. En palabras de Louise Bourgeois cuando una tela de araña es atacada y rota, la araña no se desespera; ella, con su paciencia, reconstruye y repara. Ese es tal vez el gran secreto de la existencia, el gran acertijo del cosmos que los humanos nos negamos a ver y a decodificar.

Aunque también es cierto que no todos los grupos humanos son impacientes, los hombres del campo y los indígenas saben muy bien que vida rima con paciencia:

 

El indígena …

llevaba cien años sentado junto a la ceiba.

las raíces del árbol habían entrado en su piel.

La savia llegó hasta su corazón y lo maduró.

… (cuando) comprendió

que era la hora: se levantó y se fue. (Poema Un rayo de luz que incendia una ceiba)

 

Y en La siempreviva leemos:

Para ella los tejados son lotes baldíos

sus raíces crean el suelo

 

Los indígenas y campesinos, como la Siempreviva, saben que para poder perpetuarse, y resistir a los excesos de grupos depredadores, deben ancorarse en lo más profundo de la tierra, echar raíces y no sucumbir ante los embates del tiempo y de los huracanes.

 


Parte III – Observación del mono desnudo

 

América mira a Europa, no con ojos de sumisión y de inferioridad si no con rebeldía, coraje e indignación. La Trata de Esclavos, esa infamia de la historia, es relatada en Las tortugas buscan el río

 

Como caballos en una subasta

examinan a los esclavos en el mercado

… exploran

con brusquedad sus dientes

 

Y en Mandato del Virrey los “criollos” dicen una eterna letanía:

 

Díganle -por voces, por cartas-

que le damos agua limpia

Díganles, por favor

que sus hijos están a salvo

 

Tal vez porque ya intuían que pronto, muy pronto, las voces apagadas y mancilladas se elevarían como una flor que despierta con el alba:

 

Compré un florero de cristal en París.

… y lo llené con las voces doloridas

… Dejé pasar los días y las lluvias de otoño.

Las voces ya han florecido. (Flora sudamericana)

 

Y mientras elevan su voz al cielo, y el viento dispersa su eco por los cuatro puntos cardinales, el pueblo mestizo se yergue triunfante a pesar de sus pies cansados:

 

Como si supiera

que todo lo pequeño es poesía,

la mulata se quita una sandalia.

Lo que yo quería eran sus pies. (Pasos de lunaria)

 


Parte IV – Cartas y sextantes

 

¿Y cómo no recordar a Bolívar?

 

A veces la verdadera libertad

es regresar a la jaula.

A veces el verdadero amor es tragarnos los alambres. (Carta a Bolívar)

 

Tal vez por eso en la Carta a Goethe escribe:

La lluvia empezó en el universo

cuando la tierra aun no existía.

Demorará millones de años para

salir de todas las metamorfosis

                               de tu cuerpo.

 

Y a Bonpland, su compañero de aventuras e infortunios, le dice:

 

…con su sólido brazo cubre a la flor

de los terrores del rocío (Carta a Bonpland)

 

Quisiera creer que Bonpland sigue ahí, abrazando la flor para que el terror no pueble nuestras noches de luna nueva. Quisiera creer que la sandalia sigue siendo contemplada con ojos poéticos y que los pies cansados pronto encontrarán refugio.

¡Hermoso poemario Daniel Montoya!

Espero que pronto, muy pronto, sea lectura obligada en colegios, universidades, gremios, sindicatos y por qué no en las FFAA. Esta sería su verdadera transformación y la misión científica de Alexander Von Humboldt no habría sido en vano.




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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Número 199 | dezembro de 2021

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