Luego del discurso mesurado de las autoridades de la
Alcaldía de El Líbano para presentar sus libros de la colección Doble fondo --coordinada
por Juan Manuel Roca y Carlos Flaminio Rivera--, que aloja también a un poeta
local y a un poeta no colombiano, Felipe Orozco dio algunas pinceladas sobre Dos veces breve y la pertinencia de una
antología binacional de la minificción.
Nunca mejor dicho que viene a cuento este asunto porque asistimos
a una reanimación del género en los países de habla hispana. Ya no se advierte la
dramática la situación que describía Edmundo Valadés en 1990: "Desestimado en mucho como creación menor la del
minaturista, el cuento breve o brevísimo no ha merecido ni recuento, ni
historia, ni teoría, ni nombre específico universal". No es fácil ni común
esta labor de filigrana y relojería, precisión y belleza, como lo demuestran
los textos antologados de Torri, Monterroso, Arreola, Valadés, Elizondo, Renán,
Samperio, Guedea, por citar a algunos mexicanos, o de Luis Vidales, Umberto
Senegal, John Jairo Junieles, o Jaime Echeverri, por el lado sudamericano. Pero
sin duda el mejor de todos los colombianos es el propio antólogo que no aparece
en su compilación, pero nos obsequia piezas magistrales en su libro Seré breve. Comparto una muestra que no es
con certeza la más estrujante, pero sí una de las más eficaces en su economía: “Heredé
un pájaro. Su canto alegra mis mañanas. Veo su imagen partida por los barrotes
de la prisión, donde no pueden desplegarse sus alas. Conmovido, quise
liberarlo, pero si meto mi mano para hacerlo, se revuelve desconfiado y la
emprende a picotazos. Opté por dejar su puerta abierta, pero ha sido inútil.
Teme que la libertad sea otro ardid. Una trampa más.” (“Pájaro”)
Editoriales de las llamadas independientes, como Ficticia, han abonado con perseverancia el terreno, y en México universidades como la Autónoma Metropolitana y la Veracruzana han puesto especial atención en la investigación del tema, mientras que la Nacional Autónoma de México ha mantenido ya durante años el programa radiofónico “El peso exacto de un colibrí” para emitir los mejores microrrelatos y conocer de primera mano las antologías hechas por Lauro Zavala y Javier Perucho, entre otros. La Jornada Semanal publica ya desde hace años una sección con diferentes nombres alimentada por Felipe Garrido y compartida a menudo con Rogelio Guedea. De la mano me vienen los libros de otros amigos narradores y amantes de la micronarración como Ana Clavel con su Corazonadas, Juan Manuel Valero con La rata de la Merced y otras pequeñas atrocidades, Luis Bernardo Pérez, del lado mexicano, y Evelio Rosero, ahora premio Nacional de Novela en su Colombia natal, por La carroza de Bolívar, quien ha dedicado tiempo a la creación de miniaturas.
No obstante las antologías
y los estudios dedicados a la minificción, la mayoría de los expertos coinciden
en la dificultad para establecer una preceptiva que defina límites y reglas del
género. En su Breve manual (ampliado)
para reconocer minicuentos, (Editorial Equinoccio, Universidad Simón Bolívar,
Venezuela), Julieta Rojo intenta fundamentar lo que ella considera son las
características fundamentales del minicuento, mientras que su prologuista, Luis
Barrera Linares, anticipa y asienta su escepticismo al respecto y lo llama des-generado,
aun cuando reconoce mínimos requerimientos para considerar literario a un texto
que va más allá de lo ingenioso y de la sospecha de tratarse de un chiste, un
juego de palabras, un poema, una ocurrencia. “La minificción –dice Barrera-- en todas sus variantes ha
logrado incluso apoltronarse cómodamente en el universo de la red de redes.
Porque, para añadir más leña al fuego de la sabrosa confusión conceptual que lo
rodea, también un minicuento es un
hipertexto: sus palabras abren muchos caminos posibles hacia otros territorios
de la literatura.”
Sin duda tenemos presente la lectura de Seis propuestas para el próximo milenio
de Italo Calvino, pues la microficción, minicuento, microrrelato, cuento breve,
o como prefiera llamársele responde a cabalidad a los valores o cualidades supuestas:
levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad.
El libro de Violeta Rojo nos
recibe con un epígrafe que desvela el deslumbramiento y el enigma de manera
simultánea: “Lamento escribirte una carta tan larga,
pero no tengo tiempo de hacerla más corta.” Carlos Marx a Federico Engels. La
ironía, el humor, la inteligencia, el toque mágico hacen de este género el
enigma del pájaro que Felipe Orozco coloca en el umbral de la libertad y la
desconfianza, del papel y la virtualidad.
JOSÉ
ÁNGEL LEYVA (México, 1958). Poeta, narrador, ensayista, editor y promotor cultural. Director
de la revista La Otra. Contacto: josanley@gmail.com. Página ilustrada con obras
de Egon Schiele (Áustria), artista invitado de esta edición de ARC.
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