ESOS
MUCHACHOS | Para nosotros, los de la generación del 50,
la aparición de Los Beatles en el escenario de la cultura popular significó uno
de los fenómenos más refrescantes, y de los que personalmente pude disfrutar más
en plena adolescencia luego de la aparición del rock norteamericano, modalidad que
surgió como respuesta y continuación del blue, el jazz y las baladas de los años
50 en Estados Unidos, país que describió una línea musical de extraordinaria fuerza,
desde las primeras expresiones como el spiritual, los góspeles, las bandas callejeras
de jazz, en clubes o bares, para luego anclarse en grandes orquestas que irían generando
–con el desarrollo de la radio, la TV o el cine— lo que hoy conocemos por cultura
del espectáculo.
Los
Beatles son hijos directos del rock, tanto inglés como norteamericano. Oyeron las
primeras piezas en la radio; después formaron parte de pequeños grupos en su ciudad
natal –Liverpool— sobre todo uno, Los Quarrymen, –donde idolatraban a Elvis Presley–
y luego de un rudo camino por bares de baja
estofa y de numerosas audiciones llegaron a Londres, donde hicieron una carrera
meteórica que les llevó al estrellato en sólo cuatro años. John Lennon, Paul McCartney,
George Harrison y Ringo Starr, antes de constituirse como el cuarteto más célebre
de la música pop, hubieron de enfrentar crisis, rupturas y desencuentros hasta lograr
un perfecto acoplamiento de voces, instrumentos, letras y melodías originales, y
sobre todo, de una inmensa energía cuando estaban en escena.
Esta
energía tuvo que ver con varios ingredientes: simpatía personal, desenfado, sentido
del humor y una dosis de espontaneidad que, unidos a la buena presencia de los muchachos,
contribuyó a que sus figuras se amoldaran bien a una extraordinaria gerencia promocional
y publicitaria, que se adaptaba como ninguna otra a los iconos que necesitaban los
jóvenes del mundo en ese momento. Fue precisamente su manager Brian Epstein quien
logró éste milagro, con su talento extraordinario (cegado prematuramente); la parte
musical se la debemos sobre todo a George Martin, quien, viendo el estupendo potencial
de los muchachos, supo encauzarlos por la senda musical con oportunos arreglos musicales
y consejos durante las grabaciones, que los cuatro jóvenes supieron aceptar, para
desarrollar luego su propio talento.
De
temas melódicos muy sencillos pero interpretados con una gran fuerza y frescura,
Paul McCartney y John Lennon se conocieron muy jóvenes en Liverpool en fiestas,
integran grupos como Los Quarrymen y Los Silver Beetles, “Los Escarabajos Plateados”
(que más tarde optarían por la “pegada” beat de la Beat Generation americana de
poetas como Ginsberg, Kerouac, Ferlinghetti, Corso y Jones, –con la cual se identificaron
también Bob Dylan y Charles Bukowsky– para lograr el “Beatle”) y se hacen amigos;
cuando empiezan a cantar juntos sus voces se acoplan la una a la otra haciendo una
armonía extraordinaria. Muchas canciones eran de su autoría y recogían buena parte
del rock’n roll norteamericano de una manera original, pero bien entroncada con
la raíz original del jazz, el blue y la música popular británica. Los Beatles eran
hijos de clase obrera, de familias humildes, y supieron amalgamar en sus interpretaciones
la fuerza original del rock’n roll estadounidense con la de la música tradicional
y popular inglesa, con rotunda potencia natural.
La
historia de estos cuatro muchachos es en verdad una especie de fábula que, a medida
que se desenvuelve, va adquiriendo rasgos apasionantes debido al cúmulo de cosas
que acontecen en tan corto tiempo, mientras acontecimientos sociales, políticos,
económicos y culturales se dan cita justamente en esos años 60, donde hacen eclosión
las manifestaciones más significativas de la cultura del siglo XX en todo el mundo.
La llamada década prodigiosa fue escenario de una serie de cambios cualitativos
en los modos de pensar, generando nuevas propuestas estéticas, culturales, éticas
y expresivas de toda índole, protagonizadas buena parte de ellas por una juventud
ávida de transformaciones en lo social, lo educativo y lo cultural, frente a una
sociedad que avanzaba –y avanza aún hoy, lamentablemente— de la mano de políticas
belicistas y de un capitalismo voraz, cuyos modelos ya habían comenzado a hacer
aguas desde entonces.
De
hecho, cuando el rock irrumpe en la escena de los años 60, constituye una forma
de resistencia cultural que propone justamente otras maneras de convivencia a través
de terapias orientalistas, el psicoanálisis, la meditación o el uso de drogas como
modos de acceder a otras realidades perceptivas, y no como el vicio alienatorio
que ha dado lugar al narcotráfico; además de una convivencia colectivista que opta
por la paz y no por la guerra, y ofrece la opción de ejercer el amor, contra el
egoísmo acumulativo de la competencia. Todo esto tomó posesión de los jóvenes de
aquella década, comenzando sobre todo por una educación libre del yugo académico,
y de un arte que pueda expresar las libertades individuales de la imaginación creadora,
como se propugnaba desde la poesía, la música, la pintura y el cine. En Estados
Unidos y las principales capitales europeas comenzó a irradiar una nueva cultura
hacia América Latina donde coexistían elementos de marxismo, psicoanálisis, yoga,
meditación orientalista y un renacer de la expresiones de vanguardia como el cubismo,
el surrealismo, el dadaísmo, el creacionismo, el arte abstracto y hasta la metafísica
cobraron un nuevo sentido en los años 60, cuando los grupos y bandas de rock devinieron
en grupos pop, y entonces el arte surge para desentrañar la hipocresía de la sociedad
de consumo, los conformismos derivados del trabajo alienado y la educación conformista.
COLLAGE
DE EXPRESIONES EN LOS AÑOS 60 | A principios de los años
60 cae el Muro de Berlín (que dividía a Alemania en dos) ; un demócrata como J.F.
Kennedy lanza su candidatura para superar el modelo republicano que asfixiaba –y
asfixia aún– a los EEUU. Fidel Castro toma en Cuba el poder por las armas y logra
una Revolución; cae en República Dominicana el dictador Trujillo; en el sur de los
EEUU comienza la lucha por los derechos civiles; mientras que en la cultura surgen
figuras relevantes dentro el teatro, la danza (R. Nureyev) el cine (Federico Fellini
y M. Antonioni, la Nouvelle Vague del cine francés), el rock (Elvis Presley, Chubby
Cheker). Justamente, cuando la “beatlemanía” se enciende en 1964 las tendencias
musicales y de la moda hacen efervescencia: la gran esperanza negra, Martin Luther
King, ofrece encendidos discursos por una sociedad más justa para los afroamericanos
negros: King gana el Premio Nobel de la Paz y poco después es encarcelado (muy buen
ejemplo del medio donde lucha); se comete en 1965 el peor error de la política internacional
de los EEUU: la fallida invasión a Vietnam, que supuso una grave derrota ideológica,
mientras surgía una enérgica respuesta estudiantil sobre este hecho en todo el país.
No se hizo esperar la respuesta por parte de poetas y escritores y trovadores como
Bob Dylan, Joan Baez, John Lennon, Truman Capote y Norman Mailer. La llamada Revolución
Popular China con Mao a la cabeza se había fortalecido en 1966. Mientras en Francia
en 1968 en el llamado Mayo Francés se sublevaban los estudiantes forjando el sueño
de una nueva cultura para una nueva sociedad; y a finales de 1968 asesinan a dos
esperanzas revolucionarias: Martin Luther King y Ernesto “Che” Guevara (ya habían
asesinado a J.F. Kennedy); es decir, mientras unos construyen sueños justos, otros
los destruyen. Acontecimientos políticos se mezclaban a sucesos culturales como
el estreno de importantes películas: La fierecilla
domada de Zefirelli o Una Odisea espacial
de Kubrick, entre muchas otras; o el estreno del musical hippie Hair, mientras que John Lennon y Yoko Ono
exigen libertad, paz y amor desde la cama del Hotel Hilton en Ámsterdam. Acaece
el Festival de Woodstock, la mayor concentración hippie del mundo, donde toca su
guitarra maravillosa Jimmy Hendrix, entre muchos otros. El cohete Apolo XII despegaría
desde Cabo Kennedy llevando consigo al primer hombre que caminaría en la superficie
lunar, Neil Armstrong. Es difícil encontrar una década más agitada, polémica, dinámica
y apasionante que esta.
LOS
PRIMEROS SINGLES | Los Beatles lanzaron su primer disco sencillo
en octubre de 1962: Love me do / I love
you, al que siguieron varios sencillos en 1963: From me to you /Thank you girl y
She loves you / I’ll get you y I want to hold your hand / This boy y muchos otros
sencillos le siguieron en años sucesivos hasta 1968, extraídos de sus Larga Duración
LP (Long Playing), grabados la mayoría de estos por la firma Parlophone de Inglaterra.
El
primer LP de Los Beatles fue Please please
me, donde la mayoría de las canciones están compuestas por John Lennon y Paul
McCartney, quienes llevarán en adelante la mayoría de las composiciones hasta el
final de su carrera en 1968, alternándose con temas compuestos por George Harrison,
otras por Ringo Starr u otros compositores de la época, que admiraban. Como todos
sabemos, Harrison tocaba la primera guitarra; Lennon la segunda; McCartney el bajo
y Starr la batería, aunque ello no significaba que no pudieran tocar otros instrumentos
distintos (todos tocan el piano) en las grabaciones; como es el caso de McCartney,
quien es un multiinstrumentista. Las voces principales frecuentemente eran las de
John y Paul, pero se turnaban todos para hacer los coros, bien fuera con Harrison
o Starr, y sonaban siempre muy acopladas y dotadas de energía; los instrumentos
se oían claramente y las interpretaciones
surgían con mucha fuerza melódica y decantación armónica, fina, brillante. Todo
ello, aunado a sus presencias físicas impecables y alegres, de gestos divertidos
y graciosos, terminó por configurar un cuarteto único en su clase.
Las
campañas promocionales de Los Beatles resultaron de tanto éxito, que pronto ascendieron
a un grado de popularidad mundial, convirtiéndose en iconos de la juventud. Ya no
se trataba sólo de figuras musicales, sino de prototipos culturales, símbolos de
lo que ansiaban ser los jóvenes: exudaban libertad y alegría; transmitían una frescura
que no se había visto hasta ese momento. No eran músicos demasiado virtuosos ni
habían estudiado en academias, pero sus composiciones tenían mucho vigor y sabían
transmitir sus sentimientos de manera rotunda; cualidades personales que, como dije
antes, fueron aprovechadas al máximo por Brian Epstein y musicalmente por George
Martin. Lo demás lo hicieron los medios: televisión radio, cine y periódicos se
dieron un banquete con sus declaraciones, entrevistas y ocurrencias. Se publicaron
documentales, biografías, dossiers, libros, revistas que terminaron por conformar
un “producto” perfecto de consumo cultural para toda la década. En Venezuela Los
Beatles tuvieron gran influencia; un grupo de aquella época, Los Darts, interpretó
varias de sus canciones en castellano como pocos grupos de América Latina lo hicieron;
otros grupos de rock nuestros como Los Impala y Los 007 tuvieron decisiva influencia
de ellos.
Los
Beatles prosiguieron durante los años 70 con sus carreras cada uno por separado,
luego de la disolución del grupo en 1970; grabaron su último disco Let it be en 1970, que había sido anterior
como producción musical a Abbey Road, lanzado en 1969. A continuación realizaré
una enumeración cronológica de los discos de Los Beatles haciendo énfasis en sus
compositores principales. Como sabemos, la vida de Lennon fue cegada en 1980 –justo
cuando el músico tenía cuarenta años– y luego George Harrison murió de cáncer en
2001, dejando éste último una significativa obra musical con características propias.
En menor proporción, la figura musical de Ringo Starr, percusionista de personalidad
afable, colaboró en varias grabaciones de sus compañeros de grupo. Antes de llevar
a cabo este seguimiento, quisiera decir que estuve muy tocado por Los Beatles desde
mi adolescencia; aprendí sus canciones y las canté acompañado de mi guitarra o de
mi cuatro, alternándolas con boleros, valses criollos, canciones y baladas de música
latinoamericana; me brindaron y brindan aún instantes de alegría que considero hoy
por hoy mis mayores tesoros junto a la poesía, el arte, la cocina, el amor y la
amistad: soy quien soy debido a ello, a los momentos plenos que puedo compartir
con los demás.
TRAYECTORIA INDETENIBLE | En el primer LP de Los Beatles, Please please me (1963) hay
ocho canciones de Lennon-McCartney “I saw her standing there”, “Misery”, “Ask me
why”, “Please please me”, “Love me do”, “P:S: I love you”, “Do you want to know
a secret” y “There’s a place”. Las otras seis son de otros autores, pero bien impregnadas
del estilo Beatle: “Anna”, “Chains”, “Boys”,
“Baby it’s you”, “A taste of honey” y “Twist and shout”. Desde
aquí se define muy bien el estilo de la dupla Lennon-McCartney para futuras interpretaciones:
la poderosa voz de McCartney se deja sentir en “I saw her standing there” y en la
balada suave “A taste of honey”, mientras
la de Lennon destaca más en piezas de rock’n roll como “Twist and shout”.
¿Por
qué tuvieron tanto éxito las canciones de los Beatles de esta primera época? ¿Por qué generaron la Beatlemanía? Muy sencillo:
porque todas eran canciones de amor para las chicas, y las chicas les retribuyeron
su amor con delirante pasión.
El
segundo LP es With The Beatles (1963) donde hay igualmente siete canciones escritas
por Lennon-McCartney, una por George Harrison (“Don’t bother me”) y seis más no
compuestas por Los Beatles. Aquí se perfeccionan aún más los duetos de John y Paul,
y las segundas y terceras voces aparecen claramente. Los temas son: “It won’t be
long” y “All I’ve got to do” interpretados por Lennon con toda la potencia de su voz, así como “Please Mr Postman” de Holland;
mientras que McCartney se vuelca sobre “All my lving” y “Till there was you”, de
Wilson. [Recuerdo bien que de ésta canción hicimos en San Felipe, estado Yaracuy,
Venezuela, una versión varios amigos, entre mi hermano Ennio Jiménez Emán, Rafael
Garrido y mi primo Rayner Coletto, con el título de “Así como tú” y la cantábamos
mucho] En el lado 2 del disco apreciamos la famosa “Roll over Beethoven” de Chuck
Berry, interpretada por Harrison, quien también lo hace con “A devil in her heart”
(de Drapkin); mientras que Lennon lo hace
con “Not a second time” de su autoría, y “Money” (de Bradford-Gordy); por su parte
McCartney lo logra con “Hold me tight”. A Ringo Starr le corresponde esta vez de
“I wanna be your man” de Paul y John, con lo cual tenemos el segundo gran producto
original de Los Beatles para el mundo, su marca inconfundible, que vendió de este
disco la bicoca de medio millón de copias en ese solo año.
Al
año siguiente tenemos a A hard day’s night
(1964) con trece temas compuestos todos por Los Beatles, los cuales sirvieron para
una película del mismo nombre dirigida por Richard Lester, que resultó un filme
muy divertido (prácticamente sin argumento) y sirvió de plataforma promocional para
el grupo en todo el mundo, dando origen a su vez a unos dibujos animados y tiras
cómicas muy divertidos. Sobresalen aquí las interpretaciones de McCartney con su
voz diáfana “Things we said today”, “Can’t buy me love” y “And I love her”. De este
clásico de la primera etapa me gustan “If I fell”, del dueto, “I should have known
better” de Lennon; mientras que Harrison se luce con “I am happy just to dance with
you”; mientras que “Tell me why” se adapta perfecto al estilo de Lennon. “Anytime
at all” y “I’ll cry instead” terminan de coronar las espléndidas interpretaciones
de Lennon y Paul hace lo suyo con “Things we said today” (la guitarra de Harrison
es aquí elocuente). Pero el álbum sirvió ante todo para confirmar la impresionante
capacidad de Lennon para llevar la voz principal en las piezas de mayor vigor dentro
del género del rock and roll, cuestión que se constata en “When I get home” y en
“I can’t do that”. Finalmente el producto Lennon-McCartney se muestra en todo su
esplendor en “I’ll be back”. Cabe destacar la calidad interpretativa de la canción
“I am happy just to dance with you”, donde el talento del grupo se muestra completo
en voces e instrumentos, especialmente la guitarra de George Harrison y el magnífico
bajo de McCartney, considerado por muchos el mejor bajo de la música pop.
En Beatles
for sale (1964) observamos cómo la personalidad de Los Beatles se afianza de
modo más reposado y acoplado, maduro y menos estridente, en ocho canciones de su
autoría, todas magníficas: “No reply”, “I’m loser”, “Baby’s in black”, “I’’ll flollow
the sun”, “Eight days a week”, “I don’t want to spoil the party”, “What you’re doing”.
La extraordinaria voz de McCartney brilla en “I’ll follow the sun” y en el rock
and roll “Kansas City” pero la voz de John lo supera en la extraordinaria “Mr. Moonlight”.
Arribamos
a la primera cima del grupo, que a mi modo de ver inaugura la música pop en el mundo,
el álbum Help! (1965) donde hay sumo cuidado
en la grabación, una mayor nitidez instrumental y voces más educadas y plenas de matices, de un vuelo lírico y experimental,
tanto en la pieza “Help!” de Lennon como en otras composiciones suyas que ya empiezan
a diferenciarse de las de McCartney como “You’ve got to hide your love away”, “Another
girl” y “You’re going to lose that girl”, “Ticket to ride” e “It’s only love” donde
se impone el genio de Lennon tanto interpretativo como compositivo. Hay una interesante
canción de Harrison, “I need you”, así como la balada que viene a ser la primera
gran obra maestra de McCartney: “Yesterday”. Esta pieza se convertiría con el tiempo
en la más famosa y versionada de McCartney, llegando a ser la canción más versionada
de la música popular en el mundo, superando incluso a “Summertime” de Gershwin. En ésta, Paul se adentra en los recuerdos
de su ayer, su infancia y sus amores con un deslumbrante lirismo. A partir de Help! se hizo una película curiosa, dirigida
también por Richard Lester, casi sin diálogos,
donde Los Beatles iban de aquí para allá corriendo por diversos paisajes (la playa,
la nieve) y haciendo locuras mientras sonaba la música de sus canciones, e inspiraría a los primeros Video-Clips del mundo.
El formato se siguió usando después como modelo para promocionar discos, con éxito
enorme. La película está filmada a todo color y en exteriores; lo contrario de A hard day’s night del mismo Richard Lester,
en blanco y negro y filmada en estaciones, habitaciones y trenes, que daría luego
origen a unas tiras cómicas e historietas animadas que se hicieron muy populares.
En
diciembre del año 1965 se graba el importante disco Rubber soul, que constituye otro salto cualitativo en la estética musical
de Los Beatles, por tratarse de un gran intento de depuración formal y la incorporación
de nuevos instrumentos de percusión y cuerdas, sobre todo el famoso sitar hindú
y la tabla, que Los Beatles habían conocido a través del músico hindú Ravi Shankar,
los cuales le imponen un toque de espiritualidad oriental a su música. El que más
acusa esta influencia es George Harrison, quien sigue un tiempo las enseñanzas espirituales
de Marahishi Mahed Yogi y las comunica a su música; tal influjo puede advertirse
en piezas como “Love you too” y “I want to tell you”. También se perciben poderosos
arreglos con metales en las piezas de McCartney “Got to get you into my life” y
a lo largo de todo el disco en las piezas “She said she said” y “And your bird can
sing”. las piezas magistrales de McCartney en este álbum son “Eleanor Rigby”, “Here,
there and everywhere”, “Good day sunshine”, y “For no one” verdaderas raíces de
la música pop mundial. Está aquí también el clásico “Yellow submarine” melodía pop
por excelencia interpretada por la voz nasal de Ringo Starr, que serviría después
de motivo central para una película del mismo nombre que se convertiría en filme
de culto por tratarse de una de las cimas del cine pop, una película de dibujos
animados dirigida por George Dunning con guión de Erich Segal que mezcla el viaje
de El submarino amarillo a través de Pepperland,
es decir, la tierra del Sargento Pimienta, viaje maravilloso a través de varios
mares (del Británico, del Tiempo, de la Nada, de los Monstruos, de los Agujeros) donde se mixtura el arte psicodélico: una batalla
entre la belleza, representada por Los Beatles en un reino de amor, paz y belleza,
y otra por los Blue Meanies que representan la guerra y el mal. Las guitarras son
de Lennon y Harrison, y el bajo y la batería de McCartney y Starr, con una serie
de extraordinarios efectos creados todos por el talento de George Martin, consiguió
verdaderas obras instrumentales.
En
Rubber soul los clásicos de Harrison y
Lennon-McCartney están repartidos de la siguiente manera: “Drive my car” de Paul
con una guitarra y un bajo de primera línea; “Norwegian Wood” de Lennon con una
letra fuera de serie, un verdadero poema; “You won’t see me” de McCartney y “Think
for yourself de Harrison, una pieza brillante; “The Word” y “Michelle” de McCartney,
esta última, la balada más interpretada de Paul después de “Yesterday”. Otra es
“What goes on” clásica de John y Paul interpretada por Ringo. Otro de los grandes
clásicos de John es la balada “Girl” llevada a cabo a través de un abordaje lírico
novedoso, que deja atrás la época del Yeah Yeah, y la memorable “In my life” donde
Lennon realiza un soberbio poema acerca del pasado, su infancia y adolescencia;
además de “Wait” y “Run for your life” piezas que subrayan una vez más la capacidad
creadora de Lennon en plena ebullición. Estos artistas se influenciaron mutua y
constantemente, conformando un estilo compacto, probado incluso frente a grandes
multitudes: su sonido en vivo seguía siendo extraordinario y les garantizó una audiencia
mayor, convirtiéndolos en los ídolos supremos de la música pop. Aclaremos aquí el
término “pop” es un apócope de “popular”, es decir, de la cultura que se hace y
proviene de la calle (por contraposición a la cultura de élites, que surge en espacios
privados) y que además la fonética de “pop” alude a algo detonante, a una explosión,
con lo cual el vocablo gana en significado.
EL SARGENTO PIMIENTA Y LA ERA DORADA DEL POP | Este
poder innovador se concentraría luego en todo su esplendor en el LP Sargeant Pepper’s lonely hearts Club Band (1967), considerado con justicia la obra
cumbre de la música pop y donde brilla el genio arreglístico de George Martin, con
una serie de espectaculares orquestaciones de sonidos inéditos hasta entonces. En
la portada del disco figura un collage con las caras en miniatura de los más disímiles
personajes, actores, escritores, músicos, científicos, políticos, obra del artista
Klaus Voorman, rodeando a La Banda de Corazones
Solitarios del Sargento Pimienta, en una soberbia metáfora colectiva donde se
casa la poesía con la música y la soledad se llena de belleza. Son doce temas donde
no hay desperdicio alguno. En la pieza que da título al álbum se oye la voz de Paul
cantando desde el fondo, seguida por la guitarra y la batería, los bronces y los
violines. La siguiente “With a Little help from my Friends” la lleva la voz nasal
de Ringo como surgida de un cuento infantil; el título de la canción se convierte
pronto en un lema universal sobre la amistad.
Luego
viene “Lucy in the sky with diamonds”, un tema eminentemente psicodélico relacionado
con los efectos alucinantes del ácido lisérgico (LSD) que dio mucho que hablar entonces;
tema cantado y abordado en el filme Yellow
submarine mediante figuras cambiantes y coloridas de bailarinas, flores, árboles
que crecen vertiginosamente y la presencia de Jeremy, el famoso hombrecito burlón
que a mí se me parece a un cronopio de Julio Cortázar. En “Getting better” el bajo
y la voz de McCartney son extraordinarios, como en “Fixing a hole” y “She’s leaving
home”, ésta última una de los mejores poemas suyos que habla de una jovencita que
abandona su hogar; mientras que la surrealista “Being for the benefit of Mr Kite”
es de Lennon, y “Within you without you” de Harrison es la pieza donde brilla más
su sitar. Vuelve Paul con sus “When I’m sixty four” de inspiración netamente inglesa,
así como su “Lovely Rita”, y las dos últimas de Lennon: “Good morning good morning”
y “A day in the life”, donde Lennon alcanza su máxima expresión poética, basada
en un hecho trágico de la muerte de un joven en Londres, con todo el arsenal pop
a su servicio.
En
diciembre de 1967 la expresión psicodélica se continúa en Magical Mystery Tour que también merece un filme lleno de todos esos
elementos para dar la idea de un verdadero viaje hacia una realidad alucinante, que habla en ese momento de una capacidad
experimental importante. Los Beatles trabajaban probando con nuevas posibilidades:
música atonal y electrónica dodecafónica, oriental, rock, pop, balada, blue, folk
y sus formas intermedias. Magical Mistery
Tour cuenta con un coro fabuloso y la calidad vocal de McCartney como nunca,
probada en “Your mother should know” mientras Lennon lo hace en “I am the walrus”
donde se produce la metamorfosis de Paul en foca. El más puro estilo baladístico-lírico
de McCartney se aprecia en “The fool on the hill”, otro de sus grandes éxitos. Finalmente
la excepcional “Blue jay way” de Harrison, que nada tiene que envidiarle a las composiciones
de sus compañeros; y una última autoría de los cuatro donde todos se hallan volando
en ese viaje. “Flying”: la melodía nos deja flotando en medio de una serie de efectos
acústicos de primera magnitud.
En
este año 1967 comienzan serias desavenencias en el grupo; los problemas personales
se juntan a los profesionales; los negocios en la firma discográfica Apple, de su propiedad, no marchan bien y los
desenvolvimientos personales de cada uno se imponen sobre su condición grupal: ya
está casi decidida la disolución del grupo, han terminado las giras y apenas se
reúnen para grabar dos nuevos LP.
The Beatles (1968) mejor conocido
como El Álbum Blanco es un álbum doble con una cantidad significativa
de canciones y donde vuelve a confirmarse su genio cambiante y dinámico, presto
a experimentar con nuevas formas. Esta vez Harrison se pone a la par de la dupla
principal, con un álbum de decantación musical. Tenemos la figuración de Lennon
en piezas como “Dear Prudence”, lírica; la alucinada “Glass Onion”, “The continuing
history of Bungalow Bill” (un relato mágico) y “Hapiness is a warm gun”, texto sacrílego
que alude al placer sexual. Mientras, McCartney ofrece piezas menores para ser cantadas
a coro como “Obladi Oblada” y “Wild honey pie” en la tradición británica; o de mediana
calidad como “Back in the USSR”. En el lado 2 tenemos en cambio a un McCartney lírico
de primera importancia en las baladas “Martha my dear” (una canción a su perra),
“Rocky Racoon” y sobre todo “Blackbird”, poema a un mirlo negro extraordinario,
y “I will”. Lennon brilla aquí con “I’m so tired” y “Julia”, la primera una canción
de corte existencialista; la otra se vuelca
al mundo infantil y nostálgico. Harrison figura con “Piggies”, –nada especial– y
mucho menos Ringo con “Don’t pass me by”.
En
el disco 2 del Álbum Blanco tenemos a
Lennon con su blues más famoso: “Yer blues” que me complací en cantar cada vez que
pude, pieza soberbia en homenaje a ese género inmortal, que además le sirve a Lennon
de catarsis. Lo mismo ocurre con las excepcionales piezas “Sexy Sadie” y “Everybody
got something to hyde except for me and my monkey” el título más largo de Los Beatles,
en un derroche de imágenes surreales y oníricas. En “Helter Skelter” Paul logra
transmitirnos su virtuosismo instrumental en una pieza nada brillante, donde se
impuso la forma sobre el contenido; mientras que Harrison sí logra una belleza única
en su “Long, long, long” usando de nuevo el sitar hindú. Pero donde Harrison alcanza
su cima en este disco –uno de los grandes logros de su carrera— es en “While my
guitar gently weeps” donde el tema de la guitarra es expresado por el mismo instrumento
con la ayuda del británico Eric Clapton, uno de los mejores amigos de George y de
los grandes virtuosos de la guitarra rock. Se trata de un nuevo clásico de Harrison.
En
la cara 2 del segundo disco tenemos al clásico “Revolution” de Lennon, una sátira
al poder político más que una afirmación de la revolución, usando una instrumentación
de primera línea, sobre todo de guitarras. Una parodia de las viejas canciones inglesas
realiza McCartney en “Honey pie”, sin mayores hallazgos, mientras que “Savoy truffle”
de Harrison supera a mi entender a las canciones de Lennon-McCartney en esta cara.
Ringo sigue estando por debajo de todos ellos en “Good night” que cierra el álbum
en una suerte de despedida.
A principios
de 1969 se comenzó a producir la primera versión del álbum Let it be, que al principio
se llamaba “Get back” aludiendo al regreso de Los Beatles, que después se afinó
en enero de 1970. La idea era presentar a unos Beatles libres, tocando en el estudio
o en una azotea de Londres, y lo logran con creces, en una suerte de documento de
despedida mostrando a unos músicos maduros y aún amigos. Los temas más relevantes
del lado A de Let it be son el rock “The
one after 909” cantado por Lennon con gran picardía, así como “Dig a pony” y “I’ve
got a feeling” interpretadas por John, y que pueden considerarse unos verdaderos
broches de oro de su carrera como rockero; mientras Paul opta por los temas lentos
y poéticos como “Let it be” de melodía muy pegajosa. En cambio en “Don’t let me
down” se produciría la perfecta simbiosis de Paul y John en lo referente a voces.
El
lado B comienza con un excelente tema de Harrison: “For you blue”. Vuelven John
y Paul por sus fueros en el logro de “Two of us” como el dueto más perfecto de la
música pop (donde habría que ubicar también a los brillantes duetos de los Bee Gees)
y en “Maggie Mae” Lennon pone todo el poder de su voz ácida para narrar la historia
de un personaje, mientras Paul se luce con una canción barroca ampliamente orquestada,
que va a convertirse en un tema inolvidable: “The long and winding road” un logro
lirico de alto vuelo donde los crescendos orquestales van ganando terreno en una
zona poética considerable, y será germen para posteriores indagaciones musicales
de McCartney en el territorio sinfónico.
George
Harrison ensaya una suerte de extraordinario
vals, único en su clase dentro de la producción del grupo: “I me mine”; mientras que “Across the universe” configura uno de los
poemas más hermosos de los escritos por Lennon y da una idea muy cabal de lo que
pudo expresar este trovador cuando se adentró en el campo metafísico de la poesía.
Cierra el LP con “Get back” un llamado al regreso de un personaje a su condición
sexual y humana verdadera. El álbum sirvió de base para la realización de un filme
dirigido por Michael Lindsay-Hogg que obtuvo en ese año 1970 el Oscar de Hollywood
a la mejor banda sonora (mejor adaptación musical) por la canción “Let it be”, aunque
los Beatles no asistieron a la ceremonia de entrega. Funciona el filme como documento
importante de la última época de Los Beatles unidos, tocando en una azotea de Londres
y conversando en los estudios de grabación, entre anécdotas, chistes y tomas divertidas
donde aparecen los hijos de Paul bromeando con Ringo y Yoko Ono bailando con John
el valse compuesto por George. Es célebre la participación en este disco del músico
estadounidense, cantante y pianista Billy
Preston, que acompañó a Los Beatles a tocar en la azotea en varias canciones, y
por entonces recibió el calificativo de “el quinto Beatle”.
Arribamos
ahora al último Larga Duración de Los Beatles: Abbey Road (1970) que alude a la Calle de la Abadía en Londres donde
estaban situados los estudios de grabación de Apple Records. Ahí figura de primera
la canción de Lennon “Come together” una verdadera creación mezcla de funk y blues,
muy agresiva, con cuchicheos de John, un tema con el que habían contribuido otras
personas como Timothy Leary, y John la rehízo con su estilo completamente. Luego,
sigue la que es probablemente la mejor canción del álbum y de mayor calidad que
haya compuesto George Harrison: “Something”, a la que Frank Sinatra consideró “la
canción más bella de todos los tiempos” o algo así. Lo cierto es que la pieza encontró
su lugar definitivo por propios méritos en la historia de la música popular por
su riqueza armónica, su hermosa letra y un acabado interpretativo donde la guitarra
de George brilla como nunca. Las piezas de McCartney “Maxwell silver hammer” y
“Oh Darling” no agregan demasiado a su producción, como tampoco “Octopusy garden”
de Ringo Starr; mientras que “I want you (She’s so heavy)”, una larga pieza de casi
ocho minutos, logra expresar en un crescendo extraordinario la tensión rítmica y
melódica de un estado de ánimo de manera transgresora, agresiva, que refleja en
gran parte de la pulsión creadora de Lennon, su espíritu rebelde, con una guitarra
de fondo completamente desgarradora.
En
el lado 2 de Abbey Road nos hallamos con
otra sorpresa de Harrison: “Here comes the sun”, una especie de oda al sol naciente
(sería interesante hacer un cómputo y un acercamiento a las canciones de los Beatles
dedicadas al sol y al amanecer) de una peculiar belleza. Una vez más, Harrison sorprende
con su capacidad creadora. En “Because” un impresionante coro de Paul, John y George
nos depara una canción neobarroca, una filigrana sonora que va ampliándose hasta
alcanzar su cúspide en los colores vocales de una alabanza a la naturaleza. Continúa
el Rey Sol, “Sun King” protagonizando otra vez un amanecer (¿aludirá a un nuevo
rumbo por recorrer, después de la separación del grupo?), es decir, la vida continúa
y hay que aceptar sus retos. McCartney escribe un tema banal hablando sobre los
asuntos financieros del grupo (“You never give your money”), mientras Lennon inserta
los temas “Mean Mr. Mustard” y “Politheme man” que tampoco lucen trascendentes,
como tampoco el de McCartney “She came in through the bathroom window” o “Golden
Slummers” hasta arribar a “The end”, literalmente el anunciado final del recorrido
Beatle en un tema memorable.
Pudiéramos
decir que Los Beatles se convirtieron en un mito moderno, debido a las cualidades
antes expresadas. Sus canciones nos hablaron siempre de amor, paz, dignidad, alegría;
transmitían goce y plenitud, incluso oyéndolas como música de fondo. Hasta en los
momentos más fuertes, se inclinaban por los sueños, los viajes alucinantes, el asombro,
la nostalgia y la melancolía, sin excluir los temas espirituales o de compromiso
social y político, el humor poético y la balada de amor, sensual o filial. Dieciocho
años primero y veinticinco después de su disolución como grupo, comenzaron a editarse
varias colecciones con sus grabaciones mientras ensayaban en vivo, que a continuación
comento.
GRABACIONES
POSTERIORES | La primera grabación es The Beatles Past Masters I y II (1988) contentiva de pistas que no fueron
lanzadas en álbumes de estudio, aunque ampliamente conocidas ya, sobre todo de la
primera época en el volumen I, mientras el II es más interesante por cuanto contiene
una inclusión de temas como “Day tripper”, “We can work it out” “Lady Madonna o
“The inner Light”, “Hey Jude” o “The ballad of John and Yoko”, “Old Brown shoe”,
“Across the universe” o “Let it be” en sus versiones originales, constituyendo 33
versiones distintas de piezas conocidas, muy interesantes para nosotros los beatlemaníacos.
La
segunda de ellas fue The Beatles live at the
BBC (1994) una recopilación de las presentaciones realizadas en la BBC de Londres
entre 1963 y 1966, con una cantidad de temas desconocidos como “From us to you”,
“I got a woman” (de Ray Charles), “Too much monkey business (de Chuck Berry), “Young
blood” (de Lieber y Stoller), “A shot of rhytm” (de Thompson), “Baby it’s you” (de
Burt Bacharach) y muchas otras, alternadas con diálogos en el bus, en la calle,
en el estudio, o mezcladas estas a canciones suyas donde se dejan ver claramente
cuáles son las raíces musicales de Los Beatles en cuanto a rock and roll, blue y
jazz, y cuáles fueron sus modelos musicales e ídolos: Chuby Checker, Chuck Berry,
Elvis Presley, Ray Charles, Fats Waller. Jerry Lieber y Mike Stoller, Robinson,
Johnson y muchos otros.
A este
siguieron las famosas Anthologies en los
años sucesivos. En Anthology I (1995) aparece la primicia mundial de
“Free as a bird” de John Lennon, remasterizada e interpretada por los cuatro Beatles
en memoria de su amigo fallecido. Oír de nuevo la voz de Lennon cantando con sus
amigos resulta realmente conmovedor, con la guitarra de fondo de Harrison. Otras
como “In spite of old the danger”, “You’ll be mine” y otras piezas instrumentales
de Paul se escuchan aquí, y otras no conocidas
ni grabadas antes como “Hello Little girl”, “Like dreamers do”, “Bésame mucho” (de
Consuelo Velásquez, interpretada por Paul, una verdadera rareza) varios diálogos
de John (en su homenaje) y piezas clásicas de la primera época. Son casi setenta
canciones que, vueltas a oír, recobran una vitalidad asombrosa. Se agregan a este
personal nada menos que Pete Best (el baterista primigenio de Los Beatles, antes
de Ringo), el piano de John Lowe, el bajo de Stuart Sutcliffe; la voz de Tony Sheridan
y baterías adicionales, en dos canciones debidas a Colin Hanton y Andy White.
En
la Anthology II (1996) casi todas las
canciones están escritas por Los Beatles, con temas en directo mientras grababan
las sesiones del disco Help! hasta poco
antes de su viaje a la India en 1968. Digamos que se trata de standards de Los Beatles
muy conocidos, excepto “Real love” de Lennon, que había aparecido en el documental
Imagine. John Lennon, cedida luego por Yoko Ono a Paul para realizar
el homenaje; también está “I’ve you got trouble” de Ringo, y un instrumental titulado
“12 Bar-Original” donde participan los cuatro, y muchos otros temas de diversos
álbumes mezclados, que dan una idea muy fresca de la música del cuarteto, un recorrido
jovial y muy interesante, donde la espontaneidad de Los Beatles vuelve a brillar.
Una joya, en fin. Estas tres antologías confirman, un cuarto de siglo después, que
su música aún está viva.
ALGUNOS
HOMENAJES Y LIBROS | Pude disfrutar por TV el homenaje que se
rindió en Nueva York a Los Beatles en 2014: The
night that changed America: A Grammy Salute to The Beatles (donde la audición
alcanzó la astronómica cifra récord de setenta (70) millones de espectadores), con
motivo de los cincuenta años de su presentación en el Show de Ed Sullivan en 1964,
donde participaron excelentes grupos musicales: Peter Frampton, Alicia Keys, Ed
Sheeran, Dave Grohl, Jeff Lynne, Maroon 5 y Eurythmics. Al final actuaron McCartney
y Ringo Starr para recordar a sus amigos John y George. De los tributos cinematográficos
que se han realizado al grupo, recomiendo el hermoso filme Across the universe (2007), de la estadounidense Julie Taymor, donde
a través de un guión bien montado asistimos a una cantidad considerable de canciones
de Los Beatles insertas a manera de diálogos, con unos efectos sonoros y visuales
realmente logrados, en interpretaciones bien acabadas por parte de un grupo de jóvenes
actores. En cuanto a fotos, son muy buenas las que hizo Robert Freeman a Los Beatles,
presentes también en las portadas de su álbumes iniciales; así como las preciosas
ilustraciones recopiladas por Alan Aldridge en The Beatles Ilustrated Lyrics (1969) para sus canciones.
De
la copiosa bibliografía sobre Los Beatles, apenas hago referencia a libros que tuve
cercanos en mi momento como la biografía Los
Beatles (1968), de Hunter Davies, traducida la edición que poseo, al castellano
(Luis de Caralt Editor, Barcelona, diciembre 1968) por Ramón Alonso, un trabajo
bastante confiable porque se basa en testimonios directos de familiares y amigos.
También The Beatles. Antología por The Beatles,
Apple Corps, Ltd, 2000 y Ediciones B, Barcelona, 2000). El asesor Editorial
de este volumen es Derek Taylor, la portada y material gráfico de Klaus Voorman
y Alfons Kiefer. El libro es una hermosura ilustrada, año tras año, con fotos, dibujos,
pinturas, grafías, autógrafos, testimonios, entrevistas, cartas, con el rasgo especial
de estar conformado por entrevistas y diálogos, de modo que son ellos mismos quienes
cuentan su historia. Insuperable.
FIN
DE UN ERA, PRINCIPIO DE OTRA | Como ningún otro, este
grupo describió una historia versátil, poblada de las vicisitudes del siglo XX hasta
ese momento, interpretando su propia realidad a través de los mejores recursos culturales
y musicales, creando sonidos y respuestas nuevas. Continuó cada uno de ellos su
propio camino, llevando a cabo indagaciones significativas en el ámbito musical,
pero también confrontándose con los diversos fenómenos políticos, sociales y culturales
de cada momento, y realizando importantes giras por todo el mundo. John Lennon llamó
a la libertad sexual en 1968 desde Ámsterdam; varias veces se pronunció contra la
guerra en Vietnam y se mantuvo activo como antibelicista durante toda la década
de los años 70, hasta que fue asesinado en Nueva York por un psicópata, que aspiraba
suplantar su personalidad. Asimismo, Harrison y McCartney produjeron importantes
obras musicales durante los años 80 y 90. Harrison murió de cáncer en 2001, dejando
una obra perdurable. McCartney ha desarrollado una impresionante obra musical en
las últimas décadas, como casi ningún otro músico de su género ha logrado nunca.
Lennon fue siempre el polémico, el contestatario, el rebelde crítico. McCartney
de temperamento afable y risueño, juguetón y humorista, extrovertido e imaginativo.
Harrison el reflexivo, contemplativo, espiritual y reconcentrado. Ringo Starr, gran
baterista y percusionista, cantante singular,
amigo afable y simpático, de generosa
sonrisa que siempre propició la amistad dentro del grupo.
Ahí
están esos muchachos llamados Los Beatles, sus libros, sus canciones, sus discos,
dibujos, películas, poemas, sus vidas como un legado consistente. Todos ellos compartieron
un rito de amistad que duró sólo una década, rica en posibilidades expresivas, hacia
una invención musical siempre renovada, que logró un sitial imborrable en la historia
cultural del siglo XX, extendida a éste siglo XXI y al porvenir, sin que haya perdido
su vigencia estética y su mensaje humano.
*****
Edição preparada por Floriano
Martins. Agradecimentos a todos os colaboradores. Foto inicial dos Beatles assinada por
Bob Whitaker (Reino Unido, 1939-2011). Página ilustrada
com obras de Peter Blake (Reino Unido, 1932), artista convidado da presente edição.
*****
Agulha Revista de Cultura
Número 120 | Outubro de 2018
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO
SIMÕES
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