quarta-feira, 9 de setembro de 2020

FERNANDO ARRABAL | En dos momentos

 


1.
El Paseo de Venus

 

André Breton en el Paseo de Venus evocó el encuentro de Sylvia Bataille, Georges Bataille & un vagabundo una noche en un muelle del Sena que terminó por el contacto buco-urológico a petición del marido.

 

André Breton se preguntó:

¿Qué pudo pensar Sylvia Bataille?

 

El poeta Sennelier (excluido más tarde) añadió:

¿Y el vagabundo?

 

60 aniversario:

 

La noche del 9 de agosto los surrealistas, en Saint-Cirq-Lapopie, jugamos a l’un dans l’autre.

Sin mérito alguno por parte nuestra Lis & yo…

 

André Breton riendo (¿quizás un poco harto?) dijo:

Aquí solo valen los arra-beaux.

 

André Breton:

¿Qué animal simboliza a Saint-Just (1767/94) puro héroe revolucionario?

 

Poeta Sennelier:

¡La rata!

 

Estupor. Pausa larga.

 

André Breton:

Ahora comprendo, Vd. viene al Paseo de Venus para espiarnos.

 

Sennelier:

¿Espiarles? ¿de qué?

 

LOS TRES &…

 

La Patafisica no es ninguna broma. ¡Es la ciencia! la que rige las excepciones y explica el universo suplementario -como dijo Alfred Jarry-. Los hados atraviesan sin saludar a nadie. Los patafísicos (y mis amigos) no mueren. Se ocultan. ¡Era tan sencillo dar con la palabra! Precisamente hace unas semanas, se ocultó Thieri Foulc la esencia de la “Patafísica. Como los tres seres que no ceso de añorar todos los días: André Breton, quien fue la esencia del surrealismo, Tristan Tzara, de Dadá, y Roland Topor, del pánico. El primero se ocultó hace un mes el día de la natividad de Henri Rousseau. Este singular pintor fue nombrado “aduanero”, sin razón aparente, también por Alfred Jarry; pero denominando así su singular “fielato” donde se registraba la flora y fauna habida y por haber; sin intermediarios entre lo que le chiflaba y él mismo. Thieri Foulc ¡nos dio tanto con tan regocijante munificencia! ¿Me enseñó tanto como la madre Mercedes? Con sus ediciones, sus cuadros sus irremplazables diccionarios. ¿Solo el Nebrija del XV supo más gramática que él? Entre la vida y el no vivir, entre el cielo y la tierra hay un puente tricolor al que llamamos arco iris. Thieri Foulc planeó por encima de él hacia el Sol: hacia Benoît Mandelbrot, Marcel Duchamp, Óscar Niemeyer, Umberto Eco, Jean Baudrillard, Simon Leys, Man Ray, Max Ernst, Boris Vian, Eugène Ionesco, … ¡transcendentes sátrapas! Hacia nuestros dos genios pánicos e hispánicos, vejados y lacerados: Dalí y Echegaray a los que vemos día y noche elevándose y ascendiendo hacia lo más alto a medida que los derrumban y entierran. Los cíclopes no corren “le tour”. Por eso repito con razón ¡Viva Thieri Foulc!

 

Cuando su padre se ocultó Topor se encerró en su piso y durante dos días fue imposible recibir noticias suyas. La puerta de su piso estuvo herméticamente cerrada. De pronto tuvimos noticias suyas. En loor de su padre nos convidó (por pneumático ¿el mail de la prehistoria?) en el lugar de París que en aquel momento era para nosotros el más divertido, y hasta a veces sandunguero: “la Palette”. Donde sabíamos que los canguros de las antípodas fornican al revés. La invitación impresa decía:

 

 - ¡Champán para todos! (Y para ti la mejor “coca-cola” de l’Île de France).

 


En efecto de pronto nos dimos cuenta de que lo mejor que podíamos hacer era banquetear y divertirnos en nombre de Abrahán Topor. Los costureros lascivos miraban ya a Mona Lisa con los pelos de punta. Los razonamientos eran menos aburridos con sofismas. Recordamos sus inigualables esculturas de Varsovia, sus últimos paisajes de París y su suerte de haber tenido dos únicos hijos como Hélène y Roland. Todo poema era presente, todo arte apuesto y toda exactitud confusa. Recordamos también su increíble discreción. Nos dejó estupefactos que aquel emigrante casi centenario hubiera preparado los complicados trámites que siguen la ocultación; sin molestar a nadie, y sobre todo, a sus hijos. Cuando supo que podía haber ocurrido que alguna autoridad foránea quisiera recuperar el cuerpo incluso “del padre del gran Topor”, él consiguió la llamada concession [es decir un lugar donde enterrarse]; adquisición en vida que es dificilísimo obtener. Recientemente a un autor de mi quinta que teme que su cuerpo sea recuperado, le fue respondido por la autoridad cultural correspondiente:

 

- El día que Vd “desaparezca” podrá reposar en París.

 

 Respuesta que menos que tranquilizarle le asustó particularmente, pensando en la peregrina insistencia de una autoridad foránea que casi obtiene llevarse el cuerpo de un gran filósofo. El panda más grácil puede tener un código de barras desmesurado,

 

De Tristan Tzara , su talento y su constante originalidad, todo se podía esperar salvo su ocultación el día de Navidad del año 1963. “Odio a esta fiestecilla tradicional tan rancia; lo digo sin fanatismo alguno”. Me enteré tan tarde. Cuando lo supe creí que excepcionalmente y en contra de su opinión había salido de vacaciones de Navidad. El pintacilgo en pajarera ve volar las consideraciones. En realidad, solo hubo tres razones para que nos viéramos en un café/bougnat (hoy desaparecido) de la calle “du Four”: jugar al ajedrez, jugar al ajedrez y jugar al ajedrez. La contemporaneidad es el futuro del pretérito perfecto. Nunca me habló del Lenin-ginebrés ¿autor del título dadá? Pero sí del emigrante en Londres y su rival sin suerte en el tablero. En nuestros encuentros parisienses, casi todas las veces, me preguntaba:

 

- Pero, los surrealistas ¿qué opinan de mí?

- ¿Qué surrealistas? ¿Los que van todos los días a la cita con André Breton al “El paseo de Venus”?

- Los jóvenes como usted.

 

“Los jóvenes como yo”… no podía decirle que en general no tenían ni remota idea de quién era Tristan Tzara. Lo cual podía mostrar que algunos entre los más fieles no sé si habían tomado la molestia de leer el segundo manifiesto surrealista que, según mi modesta opinión, es el mejor. La verdad es que la inmensa mayoría prefiere, ayer como hoy, el más poético primer manifiesto. Tres meses de silencio absoluto, después de su ocultación, y al fin apareció un artículo en una “revista” que decía: “Ha muerto un comunista: Tristan Tzara”. Los camellos solo sueñan con parihuelas.

 

El cenáculo de Nathalie Sarraute ¿era el mejor de entonces? Durante una de sus cenas súbitamente comprendí que tenía el gozo inesperado e inmenso de estar enfrente de Christophe Tzara. No me interesaba en absoluto que fuera el hijo de su padre. El destino me había procurado la suerte infinita de conocer al gran físico nuclear que acababa de ganar nada menos que el Premio Joliot-Curie. Inmediatamente defendí todos sus puntos de vista incluso cuando eran totalmente opuestos a los de Jean-Francois Revel por quien yo sentía una verdadera admiración. Al salir a la calle me dirigí a él e inmediatamente le dije:

 

- Le quiero felicitar por su premio… Tengo el proyecto de matar a Franco. (¡¡De pensar que yo he podido!! ¡¡Me da vergüenza ajena!!).

 

Aquel hombre científico y razonable me escuchó encantado. Nos dimos cita en su piso de l’île Saint-Louis. En tres sucesivos encuentros le detallé mi plan que solo podía funcionar con su ayuda. Y cuando nuestro atentado estaba a punto de fraguarse Christophe informó, como me previno, a su célula… ¡¡¡Merci parti!!! … que le prohibió participar en el atentado. Christophe preguntó la razón y se le respondió:

 

- No es el momento.

 

Los eclipses son en tecnicolor cuando los adoquines cambian de idea.

 

La ocultación de André Breton cogió desprevenidos a todos los surrealistas. Fue enterrado en uno de los más bonitos y discretos cementerios de París, el des Batignolles, junto a Benjamin Péret. Todos trataban de rendir homenaje al irremplazable. Las excepciones no necesitan ni cruces ni esquinas ni intercesiones. Todos ante este final se sentían “consensuales”. Como si de pronto rindiéramos homenaje al pleonasmo. Nadie quería ni podía hablar en nombre de nadie ¿Qué hacer con el surrealismo? Todos querían que de una manera u otra el mundo surrealista siguiera como si André Breton… Todos se volvían hacia Jean et Mimi Benoît. ¿Nada ocurría sin lapsus? Y la mayoría pensaba en la chilena Elisa que iba a demostrar durante treinta años de abnegación y paciencia lo que era la fidelidad y la perseverancia. Pero de pronto apareció “el sobrino de Tinchebray” (¿fue un cero que esperaba su hora? pero ¿existió realmente dicho sobrino?) que acabó de liquidar al surrealismo con una simple tarjeta que decía [¿o era un reproche por las acciones surrealistas que siguieron la ocultación?]:

 

 - “Hola! ¡Mi tío murió el 28 de septiembre! Tinchebray”.

 

Acordarse de olvidarlo. ¿Los cénzalos nacen con cámaras de “tv” en el pico?

 

Cuando Pierre y Balthazar (Balthus), los hermanos Klossowski, se ocultaron casi centenarios, eran, como dijeron modestamente, ¿el reflejo de sus apariencias? Se comprende que desde la infancia, sus implacables conflictos dialécticos y teológicos para reivindicar cuál era el más creyente y practicante, encandilaran a Rainer Maria Rilke y a sus dos revoltosas e inolvidables últimas “novias”: Denise (Roberte) y Setsuko.

 

 


2.
Occultation - Champagne pour tous!

 

La ‘Pataphysique n’est pas une plaisanterie comme le croient certains. Ce n’est pas non plus une science. C’est la science! Celle qui régit les exceptions et explique l’univers supplémentaire - comme l’a écrit Alfred Jarry -. Le destin passe sans saluer personne. Les pataphysiciens (et mes amis) ne meurent pas. Ils s’occultent. C’était si facile de trouver le mot! Il y a quelques semaines à peine, Thieri Foulc, qui était l’essence de la ‘Pataphysique,  s’est occulté . Comme les trois êtres qui me manquent toujours : André Breton, qui était l’essence du surréalisme, Tristan Tzara, de Dada, et Roland Topor, de panique. Le premier s’est occulté il y a presque deux mois, le jour de la nativité d’Henri Rousseau. Ce peintre unique a été nommé douanier, sans raison apparente, également par Alfred Jarry; évoquant ainsi son singulier bureau d’octroi où la flore et la faune étaient enregistrées, sans intermédiaires entre ce dont il était fou et lui-même. Thieri Foulc nous a tellement donné avec magnificence ! M’a-t-il appris autant que Mère Mercedes? Avec ses éditions, ses peintures, ses dictionnaires irremplaçables. Seul Nebrija au XVe siècle connaissait-il plus de grammaire que lui? Entre la vie et la non vie, entre le ciel et la terre, il y a un pont tricolore que nous appelons arc-en-ciel. Thieri Foulc a plané au-dessus de lui vers le Soleil: vers Benoît Mandelbrot, Marcel Duchamp, Oscar Niemeyer, Umberto Eco, Jean Baudrillard, Simon Leys, Man Ray, Max Ernst, Boris Vian, Eugène Ionesco, … des transcendants satrapes ! Vers Salvador Dalí, humilié et offensé,  que nous voyons jour et nuit s’élever au plus haut alors qu’on l’enterre. Les cyclopes ne courent pas «le tour». Je répète donc à juste titre ¡Viva Thieri Foulc!

Lorsque son père s’est occulté, Topor s’est enfermé dans son appartement et pendant deux jours, pas de nouvelles de lui. Sa porte était hermétiquement close. Soudain, nous avons eu de ses nouvelles. Pour honorer son père, il nous a invités (par pneumatique: le mail  de la préhistoire?). À l’endroit qui, à cette époque, était pour nous le plus plaisant, et, parfois même, le plus sandunguero: ’la Palette’. L’invitation imprimée disait:

- Champagne pour tous! (Et pour toi le meilleur «coca-cola» de l’Île de France).

En effet, nous avons vite réalisé que le mieux que nous puissions faire était de banqueter et prendre du bon temps au nom d’Abraham Topor. Les couturiers lascifs regardaient Mona Lisa les cheveux dressés sur leurs têtes.  Les raisonnements étaient moins ennuyeux avec des sophismes. On se souvient de ses sculptures uniques de Varsovie, de ses derniers paysages à Paris et de sa chance d’avoir eu deux enfants exceptionnels comme Hélène et Roland. Tout poème était présent, tout art stupéfiant  et toute exactitude confuse. On se souvient également de son incroyable discrétion. Que cet émigrant presque centenaire ait préparé les procédures compliquées qui suivent l’occultation nous a laissés pantois: sans déranger personne, et surtout, ses enfants. Lorsqu’il a appris qu’il aurait pu arriver qu’une autorité étrangère veuille récupérer le corps même du "père du grand Topor", il a obtenu une concession [c’est-à-dire un endroit où être enterré]; une acquisition à vie qui est très difficile à obtenir. Un senior qui craint que son corps ne soit récupéré a reçu cette réponse des autorités:

- Le jour où vous partirez , vous pourrez reposer à Paris.

Une réponse qui, loin de le rassurer,  l’inquiéta singulièrement, en pensant à l’insistance d’une autorité étrangère qui réussit presque à emporter le corps d’un grand philosophe. Le panda le plus fluet peut avoir un code-barres démesuré.

De Tristan Tzara, son talent et sa constante originalité, tout était à prévoir sauf son occultation le jour de Noël 1963. [«Je déteste cette fête traditionnelle, désuète; je le dis sans fanatisme ».] J’ai  découvert si tard son occultation!  Est-ce qu’exceptionnellement et changeant d’avis, il était parti en vacances de Noël?. Il y avait trois  raisons pour se voir dans un café / bougnat (aujourd’hui disparu) de la rue du Four: jouer aux échecs, jouer aux échecs et jouer aux échecs. Le présent - et encore plus le contemporain-  est l’avenir du passé simple. Il ne m’a jamais parlé du Lénine-genevois (auteur du nom de Dada?) . Mais bien de l’ émigré à Londres qui a été son malheureux rival sur l’échiquier . Lors de nos rencontres parisiennes, presque à chaque fois, il m’a demandé:

- Mais, que pensent de moi les surréalistes?

- Quels surréalistes? Ceux qui vont tous les jours au rendez-vous avec André Breton à «La promenade de Vénus»?

- Les jeunes comme vous.

«Les jeunes comme moi» … je ne pouvais pas lui dire qu’ils n’avaient généralement aucune idée de qui était Tristan Tzara. Ce qui pourrait montrer que certains des plus fidèles n’avaient pas pris la peine de lire le deuxième manifeste surréaliste qui, à mon humble avis, est le meilleur. La vérité c’est que la plupart préfère, hier comme aujourd’hui, le premier manifeste, le plus poétique. Après trois mois de silence absolu, il eut enfin un article paru dans un magazine qui disait: Un communiste est mort: Tristan Tzara. Les chameaux ne rêvent que de pantoufles.


Le cénacle de Nathalie Sarraute, alors était-il le meilleur? Au cours d’un de ses dîners j’ai soudain compris que j’avait la joie immense et inattendue d’être en face de  Christophe Tzara. Qu’il fût le fils de son père ne m’intéressait pas du tout. Le destin m’avait donné la chance infinie de rencontrer le grand physicien nucléaire qui venait de recevoir - rien de moins - le prix Joliot-Curie. J’ai immédiatement défendu tous ses points de vue, même lorsqu’ils étaient totalement opposés à ceux de Jean-François Revel pour qui j’avais une véritable admiration. Une fois dans la rue, je suis allé vers lui et j’ai aussitôt dit:

- Je veux vous féliciter pour votre prix … Je projette de tuer Franco. (Penser que je voulais… !! J’ai honte de moi-même !!).

Cet homme raisonnable et scientifique m’a écouté, accueillant. Nous nous sommes rencontrés dans son appartement de l’île Saint-Louis. Au cours de trois réunions successives, je lui ai expliqué mon plan qui ne pouvait être réalisé qu’avec son aide. Et quand notre attentat allait éclore, il en a informé sa cellule et m’a prévenu… Merci parti !!! … qui lui a interdit de participer au tyrannicide . Christophe en a demandé la raison et on lui a répondu:

- Ce n’est pas le moment.

Les éclipses sont en technicolor lorsque les pavés changent d’avis.

L’occultation d’André Breton a pris tous les surréalistes au dépourvu. Il est inhumé dans l’un des cimetières les plus beaux et les plus discrets de Paris, celui des Batignolles, comme Benjamin Péret. Ils essayaient tous de rendre hommage à l’irremplaçable. Les exceptions n’ont pas besoin de croix, de coins ou d’intercessions. Devant cette fin, tout le monde se sentait «consensuel». Comme si nous rendions soudain hommage au pléonasme. Personne ne voulait ni ne pouvait parler au nom de personne. Que faire du surréalisme? Ils souhaitaient tous que le monde surréaliste continue d’une manière ou d’une autre comme si André Breton … Ils se sont tous tournés vers Jean et Mimi Benoît. Rien n’arrivait-il sans lapsus? La plupart d’entre eux pensaient à Elisa , Chilienne qui allait démontrer au cours de trente ans d’abnégation et de patience ce que sont la fidélité et la persévérance. Mais soudain, «le neveu de Tinchebray» est apparu (était-il un zéro qui attendait son heure ? Un tel neveu existait-il vraiment?) …qui acheva  de liquider le surréalisme actif avec une simple carte qui disait [ou était-ce un reproche pour des actions surréalistes qui suivirent l’occultation?]:

- Bonjour! Mon oncle est décédé le 28 septembre! Tinchebray.

Se souvenir d’oublier. Les moustiques sont-ils nés avec des caméras ‘tv’ à leurs ceintures?

Lorsque Pierre et Balthazar (Balthus), les frères Klossowski, se sont occultés presque centenaires , étaient-ils, comme ils le disaient modestement, le reflet de leurs apparences? Il est compréhensible que, dès l’enfance, leurs implacables conflits dialectiques et théologiques pour revendiquer qui était le plus croyant et le plus pratiquant, aient ébloui Rainer Maria Rilke et, leurs deux dernières fiancées, ’revoltosas’ et inoubliables: Denise (Roberte) et Setsuko. 



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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 157 | Setembro de 2020

Artista convidado: Fernando Arrabal [dibujos] (Espanha, 1932)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

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