terça-feira, 15 de dezembro de 2020

CONEXÃO HISPÂNICA | Guillermo Sáenz Patterson

ANGÉLICA MURILLO & MELVYN AGUILAR | Guillermo Sáenz Patterson: El poema es como un relámpago, una luz instantánea

 


El escritor tiene 66 años, es alto y de contextura fornida. El hijo mayor de Francisco Sáenz y Odilia Patterson quiso ser boxeador profesional en su juventud. Fue pianista, editor de suplementos culturales, visitador de paisajes, criador de canarios y coqueteles. De niño tuvo un encuentro cercano del tercer tipo. La cita es a las diez de la mañana. El poeta está sentado en primera fila. “Suelo venir a menudo a este lugar”. Se trata de la cafetería Amaretto, ubicada a 200 metros de su casa, en Barrio Escalante. Mesa para cuatro. El espacio justo para albergar a un productor audiovisual, dos escritores y una periodista. La verja de hierro que nos separa de la calle es una inmensa ventana, la mañana es fresca y soleada.

Guillermo Sáenz Patterson, a quien sus amigos llaman Billy, toma un expreso y fuma un cigarrillo, se pone de pie para recibirnos y de inmediato nos pregunta si tomamos algo.

Catalogado como un poeta maldito, este escritor costarricense ha publicado siete libros de poesía, así como numerosos artículos y cuentos editados en periódicos que ya no circulan, como Excélsior. Entre su producción se encuentran, además, cuatro novelas inéditas.

Su verdadero nombre es William Sáenz Patterson, lo cambió a Guillermo cuando un sacerdote del Colegio Salesiano, llamado Guillermo Sinclair, le sugirió que “españolizara” su nombre para que fuera “más acorde con su apellido”.

A la cita asistieron Alexis Granados de Duo Producciones y el poeta Melvyn Aguilar. Después de las presentaciones es Billy quién lanza la primera pregunta: “Mirá, ¿qué te pareció que a Vargas Llosa le dieran el premio Nobel?”, y sin esperar una respuesta exclama “a mí me pareció terrible.”

Mesa para cuatro. El espacio justo para albergar a un productor audiovisual, dos escritores y una periodista. La verja de hierro que nos separa de la calle es una inmensa ventana, la mañana es fresca y soleada.

La conversación toma otro rumbo. Mientras esperamos el café discutimos el mejor sitio para hacer algunas tomas de video.

 “Es la primera vez que leo a las diez de la mañana y sobrio”. Hay una carpeta cerrada sobre la mesa. “Me gustaría leer algunos poemas del libro Pájaros del Abismo, es lo más reciente.”, lo dice mientras se acomoda las gafas y abre la carpeta.

A un descuido ojeo subrepticiamente y veo poemas dedicados a Julio Acuña, Maiakovski y David Maradiaga.

Yo albergo la esperanza de que también quiera leernos un fragmento de Para Noxia, su último libro, publicado en el 2006 por la editorial Andrómeda. Al café llegan nuevos comensales, Sáenz propone trasladarnos a un parquecito que se encuentra “casi al frente de su casa”. Aprobada la propuesta. Caminamos. Los primeros pasos en la poesía de Guillermo Sáenz Patterson surgieron de la complicidad y la amistad con el también poeta Carlos de la Ossa.

“Nosotros jugábamos por la línea del tren, un día Carlos me dijo: –Mirá, Billy, por qué no sacamos un folletico, una revistica y mi papá la pública. Así fue como publiqué mi primer poema ‘El Árbol’, tenía 20 años.”

Una vez iniciada la conversación las palabras de Patterson fluyen como un río tumultuoso, profundo, bestial, como una caja de Pandora.

“Me enamoré de una chiquilla y le escribí unos poemas de amor, Marí Salgado, y ahí fue saliendo ese libro que yo no lo tomo muy en cuenta porque es de principiante ‘El Caminante y Otros Soles’ que publiqué en la Imprenta Metropolitana en 1972, la edición me costó cinco mil colones, mi padre me prestó el dinero para publicarlo.”

 

AM | Háblanos de tus primeras lecturas.

 

GSP | Las realicé cuando tenía 5 años en la biblioteca de mi padre y parece mentira pero mi primera lectura fue un libro de Zolá, leí Germinal y muchos otros más. También leí a Alejo Peyret, a Nietzsche a Dostoievski y a los poetas malditos, Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud, es por eso que mi poesía es fuerte, contundente, contestataria. La prosa me ha ayudado mucho a escribir poemas largos, he escrito cuentos, novelas y el manejo de la prosa me permite desarrollar un poema largo sin forzarlo.

 

AM | Hablando de prosa, has escrito cuatro novelas

 

GSP | Mirá no me acuerdo… La pasión de Sergio, Las Pasiones Destructivas, ahí las tengo.

MA | La Cama Roja.

 

GSP | La Cama Roja, yo hablé con Basileo Acuña y con Franco Cerutti para ver la posibilidad de que las publicaran en la Editorial Costa Rica pero nunca las envié, me dediqué mas que todo a la poesía y al aforismo. Esas novelas son textos sórdidos, hablan de la urbe, del sexo. No las publiqué porque no había facilidades y en el vértigo de mi vida salió a la luz, o a la oscuridad, mas la poesía que la prosa. No sé, tendría que revisarlas… Mas bien me gustaría escribir otra.

El escritor tiene 66 años, es alto y de contextura fornida. El hijo mayor de Francisco Sáenz y Odilia Patterson quiso ser boxeador profesional en su juventud. Fue pianista, editor de suplementos culturales, visitador de paisajes, criador de canarios y coqueteles. De niño tuvo un encuentro cercano del tercer tipo.

AM | ¿Cuáles son las diferencias, desde tu experiencia personal, entre escribir prosa y poesía?

GSP | Bueno la prosa implica más disciplina, en cambio el poema puede llegar en cualquier momento, mientras te bañás o te tomás un trago, el poema es como un relámpago, una luz instantánea. La prosa necesita un trabajo disciplinado, eso se ve mucho en Vargas Llosa donde la prosa está hecha, como se dice vulgarmente, a huevo. Thomas Mann y Dostoievski eran escritores que escribían siete u ocho horas diarias, yo no puedo hacer eso, un tiempo lo pude hacer con mis novelas. No quiero decir que la poesía no necesite trabajo pero es más espontáneo, menos rígido.

AM | ¿El poeta nace o se hace?

 

GSP | Yo creo que se nace, pero, como decía Baudelaire se necesita mucho trabajo, disciplina.

Ahora, la influencia mía primordial es la música. Yo estudié piano con don Miguel Ángel Quesada y toda mi poesía está basada en el concepto de la música clásica. Trabajo en la forma verbal y trato de combinar, que es lo más difícil, la metáfora con el concepto.

Pienso en el poema y cuando estoy escribiendo hay una voz que me dicta el poema, una voz de ultratumba, tal vez la de un ángel o de algo.

La Oda al Marqués de Sade es una obra esencialmente estética, surrealista y plástica. Es como un cuadro y Para Noxia es una obra musical.

Es una poesía declamatoria, y hay que entenderla desde el punto de vista del Prana, de la vibración. A veces percibimos en la poesía cosas que no entendemos pero que sentimos. Tristeza, alegría, paroxismo, transgresión, eso es lo que busco a la hora de escribir poesía.

En cambio Pájaros del Abismo es un libro que está gestado más espontáneamente que Para Noxia, que tardé nueve años en escribirlo. Se trata un libro más claro, más político. El nombre surgió de mi afinidad con los animales, he criado todo tipo de animales y he tenido un contacto muy grande y cercano con los pajaritos, los conozco muy bien.

En cambio Para Noxia es un libro difícil de entender porque es un libro cabalístico, que está dividido en siete partes y las siete partes son mágicas. Uso mucho la cuestión esotérica, hay influencia de Gurdjieff, de Ouspenski, de Powell.

Por eso es que si se entiende es un libro peligroso, te abre la puerta de la luz, o la puerta de la oscuridad y el suicidio. Mi poesía es transgresión, vivo al filo del puñal. Es una poesía nocturna y peligrosa. Todo crece espontáneamente, no me propongo nada, el libro sale y ahí, mágicamente es publicado. El último poema de Para Noxia está dedicado a mi madre.

AM | ¿Qué recuerdos tenés de ella?

GSP | Unos recuerdos fantásticos, yo el día que me muera que me entierren a la par de mi madre en el Cementerio Central. Era la única que me sonreía, a mi papá no le gustaba que yo fuera poeta, era un hombre muy católico, magistrado del Tribunal Supremo de Elecciones y cuando yo le llevé mi primer libro y él leyó el comentario de Lilia Ramos donde dice que yo era amigo del diablo entonces me hizo la vida imposible.

AM | O sea te presta el dinero para publicar el libro pero no sabe…

GSP | No sabe cómo es el libro y lo condena, y entonces caí en una fase bipolar y esquizofrénica, esa ambivalencia se ve mucho en mi poesía, esa ambivalencia que viene de la niñez y la juventud y que se evidencia profundamente luego de la publicación del Caminante y Otros Soles.

MA | No fue fácil.

 

GSP | Fue terrible.

 

MA | ¿Hay una lucha interna Billy?

GSP | Ya no.

MA | Y en ese momento; entre lo que escribías y en cómo lo recibía el público, la familia…

 

GSP | Fue difícil, me serrucharon el piso cuando comencé a escribir cosas fuertes. Yo no soy muy creyente, creo en la música, creo en el eterno retorno. Creo en la poesía.

 

AM | Cuando escribiste el “Marqués de Sade” tampoco fue bien recibido. A mí eso me sorprende y me recuerda una frase de Pablo Antonio Cuadra donde afirma que la poesía es un lenguaje del futuro.

GSP | Bueno…una vez di un recital con Rodrigo Cordero Víquez, con Gioconda Belli, con Rodrigo Quirós, fue en el Teatro Nacional en 1976; leí la Oda al Marqués de Sade y me dijo un viejo: –Eso no es poesía.

AM | ¿Un viejo de cuyo nombre no te acordás?

GSP | Siempre me acuerdo de las críticas negativas de Enrique Tovar ¿lo conocés? Es periodista, me sacó una nota muy negativa, pero así son las cosas, con el tiempo la Oda al Marqués de Sade fue adquiriendo fuerza y el poema ahora es reconocido.

AM | Para mí es una cumbre, un hito… no solo dentro de la literatura costarricense.

 

GSP | Le voy a hacer una confidencia: Ese poema lo escribí en un prostíbulo que se llamaba antes el “tío sam” ¿Vos te acordás? (A Melvyn Aguilar)

MA | Tengo referencias de él.

 

GSP | Ahí lo escribí y en mi casa y en los parques. Es un poema que me requirió mucho trabajo casi que de prosa, la poesía es eliminar, eliminar, eliminar. Lo que sobra hay que eliminarlo, el poema tiene que ser muy conciso, muy fuerte, que quede la raíz, el hueso de la poesía.

 

AM | Háblanos de Aurora de la Rosa.

 

GSP | Aurora de la Rosa está basado en los rosacruces y en las batallas de Napoleón Bonaparte, cuando lo escribí sentía la batalla de Waterloo en mi cabeza, una locura, pero son poemas más lúcidos y translúcidos que los de Para Noxia.

Yo escribo un libro claro y otro hermético, un libro claro…va en esa secuencia.

 

AM | ¿Por qué?

 

GSP | Por una cuestión instintiva.

 

AM | ¿Cuánto tiempo te toma escribir un libro?

GSP | Hubo un tiempo que yo publicaba un libro por año, pero me cayó un dinero y vos sabés que un poeta con dinero es un poeta muerto, me cayó un dinero y me lo bebí, lo vacilé, compré un carro y me dediqué a pasear por todo lado.

Para Noxia se iba gestando así, en las calles de San José, en las montañas. Cuando se me acabó el dinero me dio un gran dolor, iba a tirarme del Virilla, sentí ganas de volar pero no volé, llegaron cosas positivas, recibí una pensión y ahora puedo escribir tranquilo. Te estoy abriendo mi corazón.

 

ENCANTOS Y DESENCANTOS

AM | Sos el hijo y el hermano mayor, ¿cuál es tu experiencia familiar?

GSP | Terrible, terrible. Yo estaba en la escuela en Barrio México y a mi padre se le ocurrió enviarme al Colegio Lincoln, había una gran diferencia de status económico, sufrí mucho ese desfase. Estuve en varios colegios, saqué el bachillerato por madurez y después hice dos años en la Universidad Nacional en la carrera de español, después viajé a los Estados Unidos a una Academia Militar.

AM | ¿Cómo fue, cuánto tiempo estuviste ahí?

 

GSP | Como un año. Fue un castigo, una cosa terrible… Imagináte lo que es con mi temperamento que me envíen a un sitio así, algo terrible. Tenía como 20 años. Vengo de una familia totalmente burguesa, super católica.

Cuando yo escribí el Marqués de Sade me pegué una borrachera de tres días y estuve quince días en el hospital y ahí me encontré a Carlos de la Ossa, en el psiquiátrico.

AM | Ah caramba.

GSP | Me metieron, me metió mi familia, me querían eliminar a punta de pastillas y electroshocks, la cuestión más salvaje que vos te podás imaginar, o sea, yo estoy vivo de milagro.

 

AM | ¿Se puede escribir sin dolor?

GSP | No, no… La poesía fluye es como un río, va alimentándose de la locura, del talento, del genio. Por eso para ser poeta no hay que ser muy inteligente porque, como dijo Laureano Albán, el poeta escoje el fracaso.

¡Cuatro monjas azules te sujetaron Sade, Sade cuánto te quise!

Un poeta que despertó en mí una gran pasión fue Fernando Pessoa. Me lo llevó un día un poeta irlandés, yo lo leí pero al principio no me gustó, pasó un año, dos años y una noche con unos tragos lo releí y me influenció profundamente. Tabaquería, por ejemplo, es una maravilla.

AM | ¿Qué poetas te entusiasmaron mucho, pero ahora, digamos que no tanto?

 

GSP | Pablo Neruda, César Vallejo, Leopoldo Marechal, Rubén Darío, Jorge Debravo. Me gusta la poesía más refinada, más intelectual como la de Luis Cernuda y Vicente Aleixandre.

 

MA | ¿Qué te parece Martínez Rivas?

GSP | Fue muy amigo mío…era el hombre más grosero, insolente que vos te podás imaginar y el borracho más vulgar, eso por el lado oscuro y por otro un gran poeta con la Insurrección Solitaria, que para mí no es un libro que alcance la genialidad, no es un libro que deslumbre, pero sí es un gran poeta y yo andaba en la zona roja con él y una vez en un recital me dijo una grosería, leí unos poemas muy malos que después los voté, se llamaban Poemas de los Orinales, no le gustaron a Martínez Rivas, estaba borracho y me insultó todo.

Cuando fui editor conocí a Cortázar, a Vargas Llosa, a Pellicer, por cierto, uno de los grandes poetas mexicanos, dio un recital a finales de los 70 y solo estaba yo, nadie más…Me gusta más Pellicer que Octavio Paz y Borges me parece malísimo, pero como cuentista es genial.

AM | ¿Qué pensás de los críticos literarios?

GSP | Bueno la mejor crítica literaria la escribió Baudelaire, ahora en cuanto a mi obra Chase escribió una nota sobre Para Noxia y da a entender que solo yo la entiendo.

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SEGUNDO ASALTO

 

Nos trasladamos al bar restaurante Hamburgo, antes de entrar le pregunto quién es la “dama blanca”. “–Ahora hablamos, hagamos un recreo porque me has bombardeado”.

AM | ¿Te gustan los tirantes?

 

GSP | Es que bajé mucho de peso y se me caen los pantalones, los uso desde hace dos años.

 

AM | ¿Qué opinás de la poesía costarricense?

GSP | Es poesía muy light, exceptuando a Max Jiménez, Julián Marchena y Eunice Odio, aunque a Odio la he leído muy poco. Mi constante no es parecerme a Jorge Debravo, que es un poeta fácil, ni a los otros poetas, sino sufrirme en un vértigo poético profundo que está basado en el poema La Pera, de Friedrich Hölderlin, el poeta alemán que murió loco.

AM | En Para Noxia lográs ese vértigo.

GSP | Hay partes con las que no estoy muy satisfecho, es un poema muy largo y… pues ahí…

MA | De las nuevas generaciones de poetas ¿qué conoces, quién te gusta?

 

GSP | Alfredo Trejos, Alejandro Cordero, Diego Mora, Luis Chaves. Una poeta excelente es Mia Gallegos, también Ana Istarú. Laureano Albán tiene un libro muy bonito que es Herencia del Otoño. Voy a pedir otro trago, ¿qué más te cuento?

AM | ¿Es Guillermo Sáenz Patterson un poeta marginado?

GSP | Bueno Chase dice que eso es un juego que hago yo.

AM | ¿Y vos qué decís?

GSP | Diay, lo que leo es contestatario y aquí te marginan. Por ejemplo, yo nunca he recibido un premio, ni me interesa.

MA | ¿Qué te cobran, la poesía o tu actitud ante la vida?

GSP | Las dos cosas Melvyn.

 

AM | ¿Pero has presentado tus libros?… Al premio nacional, por ejemplo.

GSP | Claro, al principio iba y dejaba cosas. Ahora, sucede que mis amigos también han sido contestatarios: Alfonso Peña, Adriano Corrales, Juan Antillón… Hay un individuo que va en contra de mi poesía que es Monge, Carlos Francisco Monge, lo siento, lo percibo y lo pruebo, él se ha empeñado sistemáticamente para que a mí me liquiden, nunca me ha tomado en cuenta en antologías, me ha marginado completamente.

… ‘Hoy amaneciste con tu predilecto ojo púrpura’…Y amanecí con el ojo así (hace un gesto con la mano derecha sobre su ojo)

MA | “Era blanca la sábana de la locura y el horizonte de la amargura”.

 

AM | Por cierto, ¿quién es la dama blanca?

GSP | La niña blanca… un espectro que vi un día, que me persigue.

 

AM | A mí me parece que esa niña es la muerte.

GSP | Claro que es la muerte, yo estuve cerca de la muerte, intoxicado.

 

AM | ¿Qué pensás de la muerte?

GSP | Bueno creo que me va a dar chance para escribir dos o tres libros más.

AM | ¿Qué recuerdos tenés de la época en que trabajaste como editor?

GSP | Fueron maravillosos, recibía poesía de todo lado y además me pagaban. Publiqué a Marcos Retana, publiqué a Chase, publiqué a todos, a todos y a todas y en esos tiempos no se veía web. A mi me pagaba don Andrés Borrasé Tylor y yo era novio de Viveca Borrasé hija de… ¿Te acordás de Viveca? Era novia mía y fue a través de ella que me dieron ese suplemento, una vivencia alucinante. Andar con Viveca era como andar con el diablo. Era poetisa, una mujer explosiva, inteligente pero totalmente loca, tiene un expediente en el psiquiátrico de este tamaño.

AM | La gente le tiene miedo a la locura, ¿para vos qué es la locura?

GSP | Hay una locura negativa que es la corriente la que no te permite escribir, un individuo completamente rayado nunca escribe. Pero si sos poeta la locura, como dice Karl Jasper, el gran psiquiatra alemán, la locura te alimenta el mundo poético.

AM | ¿Has padecido de sequía poética?

 

GSP | Sí, las sequías poéticas mías son de años… en esos momentos me dediqué a todos los placeres.

AM | Hay un verso en Para Noxia… a ver si lo encuentro “Un asesinato de ángeles ardía y el más bello escapaba”.

MA | Eso es bellísimo.

 

GSP | Hay chispazos así.

AM | “Un demonio es el enamorado bestia de los cerrojos.”

 

MA | ¿Cómo hay que leer a Billy Sáenz Patterson?

GSP | Con tragos.

AM | “Odio y amor son dos ríos que se unen…” ¿es un antes, un después, una síntesis, una antítesis?

GSP | Es una antítesis.

AM | El Uno de Plotino.

GSP | Sí y las teorías de Karl Martin Boyle.

 

AM | Decís que no mencionás a dios en tus poemas ¿Es cierto eso?

 

GSP | ¿Hay dios?

AM | No sé, te pregunto ¿es cierto que no mencionás a dios en tus poemas?

 

GSP | Yo hablo de la fuerza cósmica o del eterno retorno, al no mencionarlo se equipara con dios.

 

MA | ¿Amaste a Lucrecia? Bueno las malas lenguas dicen que era un trasvesti.

 

AM | ¿Es así? Dejémoslo ahí (risas)

 

MA | La gente se queja que es un poema muy largo, ¿es cierto que tardás 45 minutos en leerlo?

GSP | Mentirosos.

No lo comprenden. Si leés a Lucrecia Borgia… Los poemas a Lucrecia… En mí hay una blasfemia, ¿vas entendiendo? Entonces lo leo y algunos se molestan porque leer mucha poesía es a veces cansado. Una vez me leí todos los poemas a Lucrecia y estaba borracho, totalmente embriagado y cuando uno está borracho no tiene conciencia del tiempo y ese es uno de mis pecados, leer, leer y leer. Me gusta leer en la noche porque es más misteriosa, como Chopin que me encanta.

AM | ¿Mozart? Una maravilla.

MA | Si yo quisiera ponerle un fondo musical a un video tuyo ¿qué te gustaría?

 

GSP | Brahms, la sinfonía

AM | ¿Rafmaninov? Concierto Número 2…

GSP | Ta ri r a ra ra ra… un caso psiquiátrico, padecía de unas depresiones. A mí no me dan depresiones, como el poema que leí hoy “soy el Everest de la locura” y me encantan las mujeres.

MA | Curiosísimo el poema que mencionas porque decís que vas subiendo a la cima ¿y qué hay en la cima?

GSP | ¡Nada! (risas) Fue puta más malo.

MA | Qué curioso porque ayer veía una película sobre Nietzsche donde él va subiendo a una montaña nevada y lo que hay es una luz insoportable que lo hace mierda. – ¿Eso viste?

MA | Ayer lo estaba viendo.

 

GSP | Y hoy salió en el poema.

 

MA | Y hoy salió en tu poema.

GSP | Lo que se hace por amor va más allá del bien y del mal.

AM | ¿Te facinan las mujeres?

 

GSP | Son encantadoras y los hombres también. Hay muchos poetas misóginos.

AM | Filósofos también.

GSP | Nietzsche, Shopenhauer…yo he leído mucho a Shopenhauer.

AM | ¿Leen poco los poetas costarricenses?

 

GSP | No leen nada, todo es internet, la computadora y el telefonito y por eso están contados con el dedo, se nota la incultura.

MA | Creo que tienen otros referentes, me parece, ligados con el cine, con lo audiovisual, con la música. ¿No sé qué te parece? Es lo que la pantalla les ha dado y las sensaciones que les trasmite.

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GSP | Por ejemplo, un poeta tan genial como Paul Válery, muy pocos aquí lo han leído y su poema el cementerio marino, es absolutamente genial, frío como el hielo.

EL ÚLTIMO ASALTO

AM | A mí me gustaron mucho Para Noxia y Aurora de la Rosa.

GSP | A mí no.

AM | ¿Cómo que no?

 

GSP | No, no estoy satisfecho, no es lo que quiero escribir.

AM | Y entonces, ¿por qué qué sigue escribiendo?

 

GSP | Para escribir el libro que no he escrito y que está aquí (coloca su dedo índice en la cabeza) “Diez poemas a la belleza”.

Cuando Guillermo Sáenz Patterson se despide una última frase se queda en el aire “yo simplemente escribo y transcribo mi locura” mientras se aleja, con la dignidad de quien ha renunciado al paraíso, nosotros nos quedamos –mejor hablo por mí– me quedo abatida, como si en esa contienda, que es a veces una entrevista, las alas de un ángel terrible ganaran por nockout el último asalto



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