CARLOS BARBARITO | Encuentro con Raquel Jodorowsky
CB | ¿Qué es la poesía? ¿Cuál es, a tu juicio, la función que deben cumplir
la poesía y el poeta en la sociedad actual?
RJ | Creo que la poesía es lo único que acerca al hombre a su lugar de
origen. Considerando que el hombre mismo es un ser prestado en este mundo. Un
extranjero que duerme prisionero en las murallas de un gran sueño. La poesía es
lo que nos revela algo que hemos traído del Más Allá. Respondiendo la segunda
secuencia de esta primera pregunta, acerca de la función que debe la poesía y
el poeta cumplir en la sociedad actual, me parece que el poeta y su creación no
tienen que cumplir ninguna cosa. Ya el poeta al dar su palabra verdadera está
situado cincuenta o cien años adelante. Sus ojos y su mente son visionarias y
proféticas. Está por consiguiente, una generación entera más allá de su sitial
material en la sociedad que vivencia. Su mensaje está, por lo tanto, dado.
Corresponde a la juventud seguir al poeta. Corresponde a la sociedad acercarse
a la poesía en actitud de silencio. Y estudiar su contenido. Por esto el poeta
es más importante que el político cuya palabra es circunstancial e inmersa en
sus problemas terrestres sin relación alguna con el destino cósmico del hombre.
La palabra del poeta es la que marca el destino y la historia del alma de la
humanidad. Y mientras se tergiversen estos valores, el espíritu de una
generación está en conflicto.
CB | ¿Cómo ves el panorama actual de la poesía latinoamericana?
RJ | Antes, como ahora, en Latinoamérica o Hispanoamérica, los poetas han
brotado como flores de la tierra. En cada país, en cada ciudad, en cada casa,
el hombre americano escribe muchas veces sin llegar a pisar las universidades.
Heredero de grandes abuelos orfebres, pintores, arquitectos, que dejaron libros
de piedras, culturas ancestrales, prosigue creando con belleza. No hay un sitio
en el mundo donde tanta gente escriba poesia como en nuestra América. Lo que
pasa es que no nos conocemos todos los que somos. Hay los inconvenientes
poderosos de la incomunicación cultural entre país y país, el desinterés de las
casas editoriales hacia el libro de poemas, el silencio organizado sobre la
obra de ciertos escritores combativos y combatidos, etc., etc. El poeta tiene
que nadar solo y contra la corriente. A no ser que sea elevado en plataformas
políticas de izquierda o derecha. Para resumir, el panorama actual de la poesía
en Latinoamérica es rico, importante, en actividad creativa literaria
constante. A pesar de las circunstancias desfavorables.
CB | ¿La poesía debe ser un arte para ciertos y reducidos grupos –léase
élites - o, por el contrario, un arte para todos sin excepción?
RJ | El creador no puede elegir su público. Se escribe simplemente para toda
la humanidad. Si hasta la fuente de la poesía tiene acceso una élite, no puede
culparse al poeta de esta limitación. Quiere decir que la gran masa está
carente en muchos sentidos de educación. La educación es lo que despierta en el
hombre la sensibilidad. Y es a través de este vehículo que se aprecian las
grandes manifestaciones del arte, son estos problemas de cada gobierno. Repito,
no del creador. Existe, claro, lo que a menudo leo en periódicos de izquierda,
la tendencia a hacer poesía para el pueblo. Y aquí hay un peligro. Tendríamos
que delimitar, los creadores, las capacidades de los diferentes pueblos del
mundo. No sería lo mismo escribir para un pueblo culto de cualquier país, de la
mayoría de los países europeos, que para un pueblo o pueblos de Mesoamérica y
del Cono Sur, donde el analfabetismo de los ciudadanos es pavoroso. ¿Se puede
exigir al autor descender en el nivel de su lenguaje creacional para satisfacer
necesidades primarias en la educación? Creo que aquí hay dos problemas que a
menudo aparecen mezclados y confundidos. Tengamos esperanzas que con el tiempo
nuestros pueblos latinoamericanos puedan llegar al nivel cultural de un pueblo
como el inglés, para citar generalidades, donde los niños menores en los
colegios aprenden de memoria los poemas de Shakespeare.
CB | ¿La poesía debe estar sometida a dogmas? ¿Qué opinión te merece la
poesía panfletaria?
RJ | La poesía traza caminos de libertad y se sitúa en el lado de la vida que
no tiene definición. No pertenece a servidumbre alguna. La poesía no resiste un
dogma pues no está basada en el creer sino en el conocer. Al revés de una
religión, no tiene la poesía una verdad institucionalizada que deba respetarse
a través de equis tiempo. Miremos el transcurrir de la literatura. En cada
época uno o varios poetas aparecen y dicen esto o aquello. Tan distintos, a
veces contradictorios, sin embargo la belleza que es la Verdad de un poema, es
capaz de atravesar épocas y siglos y su emoción sigue vigente. En cuanto a la
poesía panfletaria estimo sinceramente que en esa acción hay un error.
Comprendemos que el hombre vive actualmente desesperado en su realidad
circundante plagada de miserias, injusticias, atentados, hambre. Y echa mano de
las vías de comunicación que les son posibles para llamar a la conciencia de
los demás. La literatura es usada tanto como otros medios. Pero hay que darse
cuenta que nadie es sordomudo, que nadie es ciego ante la crisis social de
nuestros pueblos. Ni el poeta escapa a esta realidad inmediata. Pienso que la
fotografía es el medio más directo para llamar la atención de estos problemas,
la fotografía unida a numerosos conductos de información, prensa, revista,
televisión, etc. En la poesía panfletaria, queda el panfleto. La poesía escapa.
CB | ¿Y la censura?
RJ | Aprendí que la Edad Media, con sus torturas, cárceles, persecuciones,
quemas de libros, extradiciones de ciudadanos, crímenes políticos, etc., había
terminado ya varios siglos atrás. Me doy cuenta que mi siglo XX aún continúa
vigente. Los historiadores se han equivocado. La censura existe desde los
albores de la humanidad. Es un mal inherente al desarrollo del pensamiento.
Creo que solamente la Astucia puede quebrar sus barrotes. Pero con censura y
todo, el espíritu del hombre jamás ha sido abatido.
CB | ¿Crees en el surgimiento poético con raíces y caracteres netamente
latinoamericanos, algo así como un nuevo Modernismo? ¿Hay indicios de ello en
el continente?
RJ | Creo que el movimiento poético latinoamericano jamás ha dejado de
existir. Como nunca ha muerto, nace siempre. Existe la poesía con el poder telúrico
y luminoso de nuestra América. Tenemos viejos poetas como las montañas y los
ríos que aparecen después de los terremotos. Y cada uno de ellos inaugura su
propio lenguaje. Tal vez por esta razón los agrupamientos literarios no sean
muy numerosos en nuestros medios intelectuales. Puede ser una gran virtud.
CB | ¿Son útiles los congresos y encuentros de poesía? Por ejemplo, ¿qué
importancia tuvo el encuentro de México de 1964?
RJ | La importancia de los congresos a nivel social es enorme. El encuentro
de poetas de otras naciones, la amistad que nace, el abrazo cálido de dos
mentes que piensan en un mismo nivel, es mejor que cualquier aburrido discurso.
En los congresos, las ponencias y proyectos no los oye nadie. Son espesos.
Alrededor de una buena comida es donde he escuchado mejor los pensamientos de
un escritor. Deberían organizarse congresos internacionales por lo menos dos o
tres veces al año. El mejor ejemplo que puedo darte del congreso de México del
64, es revelarte que allí conocí a Miguel Grinberg, quien trató de decir algo y
le arrebataron el micrófono, acción que defendimos todos los presentes. De aquí
ha surgido una hermosa amistad, donde los años no cuentan. Visité Buenos Aires
en 1974 y fue Miguel quien me ayudó y dirigió en las editoriales donde al fin
se publicó mi libro Cuentos para cerebros detenidos. Asimismo me escribo
siempre con otros poetas conocidos en estos eventos y puedo decirte que es como
tener una gran familia repartida. Tendríamos que juntarnos a menudo.
CB | ¿Cuáles son los obstáculos que, en nuestro continente, se oponen a la
acción del poeta y a la difusión de sus obras? ¿Qué opinión te merece la
autocensura, mecanismo defensivo del poeta frente a la censura?
RJ | Aquí me haces dos o tres preguntas en una sola. Bien, como siempre el
problema está en las editoriales, en la casas impresoras. Aquí prima un
concepto comercial del destino de la literatura. Y como la poesía tiene una
venta más lenta que la novela, sencillamente no se ocupan de publicarla. Por
otro lado vemos que el público lector está cada vez más interesado en la obra
poética ya sea propia o internacional. Por esto creo que las páginas que con
labor heroica publican los poetas, esos pequeños folletos que se envían por
correo, cumplen una labor de difusión altamente meritoria. Son pequeñas
revistas que alcanzan pocos números. Yo las conservo en mi biblioteca, las
consulto siempre. Ellas me han hecho conocer a numerosos poetas. Son mejores
que un libro. En nuestra América los poetas no sólo escriben, ponen la poesía
en acción. Y esas pequeñas revistas de poesía son oro en mis manos. En cuanto a
la autocensura, que me preguntas, pienso que cada creador es dueño y señor de
su obra. Puede esconderla, modificarla, publicarla, no quererla, etc. Leérsela
al gato o difundirla por televisión.
CB | ¿El poeta debe estar integrado a la sociedad en que vive o ser un
marginal, alguien de extramuros?
RJ | Es en la realidad donde se encuentra la raíz de las más enormes
imaginaciones. Hasta los elementos del sueño son extraídos en su totalidad de
la realidad. Aquí vive el verdadero poeta. Su palabra nace de la vida misma. Y
está por lo tanto dirigida a los hombres, a la sociedad. Y el poder de la
palabra es lo más grande que hay. En varias sociedades muchos poetas del
presente y del pasado han sido considerados peligrosos. Si hay poetas
marginados, en los extramuros, es porque allí han sido recluidos y limitados
por la sociedad para que no ofrezcan disturbios a sus intereses. Hay poetas que
se marginan a si mismos, se envuelven en su desprecio, no participan de ninguna
prepotencia que tuerza el alma, que violente la libertad. El poeta debe estar
integrado en una sociedad que merezca la poesía.
CB | ¿Qué respuesta darías a los que predican la muerte de la poesía?
RJ | Los que predican la muerte de la poesía son falsos profetas. Son pobres
de espíritu que nunca se han dado cuenta real que la poesía existe. Mi
respuesta sería que aprendan lo más rápido posible a leer mis poemas.
CB | Finalmente, ¿crees que algún poeta puede todavía hablar de torres de
marfil o de arte puro, inmaculado, de academia o laboratorio?
RJ | No se puede escribir una obra en mitad de la calle. Es necesario el aislamiento del exterior, es imprescindible el gran silencio para que el creador escuche sus voces interiores y plasme hace afuera la obra de arte ya sea sobre el papel, sobre la tela, sobre el hierro. De todas maneras, un poeta es un viajero solitario aunque no se aísle. Pienso en las palabras del gran Dostoievsky cuando decía hay que hacer todo por la humanidad, pero permanecer lejos de ella…En cuanto al arte puro, el arte de academias y talleres, todo cuanto he leído al respecto me parece una etiqueta sobre un producto elaborado. Si la vida es cambio perpetuo, incesante movimiento, ¿cómo puede hablarse de arte estático? Para mí el arte es sacado de la vida misma, que nadie sabe lo que es, la propia realidad es tan misteriosa. Así es el verdadero movimiento del alma. Los que hablan de arte puro son filósofos que tienen la lengua suelta, no son poetas. El poeta escribe con una palabra que viene desde el fondo de la sangre, no del intelecto, y llega a este mundo para salvar lo hermoso de otro hombre.
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