LILIBETH ZAMBRANO | La poética de lo silente en Yvytu yma de Susy Delgado
[…] No hay nadie escapando
hacia ningún lugar
no hay niños muertos
en las playas del Mediterráneo
nadie ha naufragado
despedido de una balsa
atiborrada de orfandad
no hay nadie
muriendo en playas, estepas o desiertos
de Asia, África, Europa o América,
de hambre, sed, odio u olvido […]
El viento es una presencia lejana,
inasible e invisible: “[…] ha katu omomýi
/ orova oroha / omoambue / opaite mba'e. / Yma / ymaitéicha / oipeju / oipeju…
– y sin embargo hamaca / mueve lleva / cambia / todo lo que hay. / Como antes
/ como en tiempos antiguos / sopla / sopla…” [5] Desde el primer poema Delgado emplea los dos puntos suspensivos tal
y como lo vemos en los versos citados. A continuación, el sujeto poético se pregunta
por lo que desde hace mucho tiempo aspira conseguir el viento a su paso. Así, nos
dice que éste hurga en los “recovecos del mundo” con la intención de encontrarse
con lo que se ha llevado y anhela llevarse consigo. En un diálogo consigo misma
como si fuese otra, nos habla de “Ella”, la suspendida en el tiempo, en los recuerdos,
como en el poema “Purahéi mombyrymi”:
Ella empezó a cantar
bajito, lentamente
como buscando
alguna vieja canción olvidada
tal vez alguna de esas
que cantaba la abuela.
Juntó las hojas secas
las migajas
los papeles
y limpió su mañana
como se limpia a una criatura
y sus manos rezaron
a los dioses que nunca existieron
al recuerdo lejano y perdido
de un regazo
por un pequeño espacio tibio
una mañana de jazmines dulces
una vieja canción olvidada
Che yvotymi mombyry
péina ndéve apurahéi… [6]
Es significativo el empleo de los
dos puntos suspensivos en el poemario Yvytu
yma de Susy Delgado. Con esta puntuación queda expuesto lo que significa para
ella aquello que permanece suspendido del
lenguaje. Cada poema marca un ritmo de incisos y vacíos. La poeta mantiene en
vilo las palabras eludidas. En el poema “Una canción pequeña” / “Peteï puraheimi” la voz poética toma distancia
y se refiere a “Ella” como otra, la que,
[…] escuchaba a veces
una canción pequeña
sonando muy lejana
Era una canción
que arrastraba el rumor
de voces idas
y sembraba de ecos
el silencio.
Que susurraba ausencias
que lloraba…
La voz poética pone de manifiesto al final de cada estrofa la suspensión de
toda señal de lo que no está ahí estando. Los puntos suspensivos son presuposiciones
inferibles y estratégica discursiva de Susy Delgado, como una forma de inscripción
del silencio. Nos hallamos ante la ausencia de contextos determinados. Se trata
de la marca de una interrupción, el signo de una dilación, la espera interminable
de la palabra que aún no llega o ha quedado resguardada dentro del sujeto poético.
Los tres puntos suspensivos son la puntuación del silencio, la presencia puntual
e intermitente de lo no materializable del habla. Lo silente aguarda suspendido
en el viento que lleva y trae: hacia atrás (allá-pasado inexistente y añorado) y
hacia adelante (acá-presente de la enunciación) “pore'ÿ ryakuängue ogueru – trayendo los aromas de la ausencia…” [7] La impuntualidad de la palabra se traduce
en aquella que no llega en el preciso instante en que se enuncia. Lo que queda en
el presente es lo aplazado temporal y espacialmente (la “puntualidad suspendida”),
el advenimiento postergado de lo no manifiesto ahora y aquí.
Lo que permanece suspendido en el viento, lo que se extiende en la lejanía,
resulta ser la presencia escamoteada de lo ido, la instancia proléctica, prorrogada
a venir, instada por su “no… llegar”. En este sentido, los puntos suspensivos son
la simbólica del lenguaje, de aquello que “está…
no llegando”. La voz poética opta por callar como una forma de respuesta. Suspende
la respuesta, aplazada y desplazada al ser del espacio no ocupado por la palabra
silenciada. Esa palabra no dicha que promete y amenaza con salir de su silencio:
expresión persuasiva de la ausencia, la huella de lo que se dice en silencio, la
palabra reticente y acallada. Se trata de la expresión enmudecida de aquella palabra
ausente, discurso interrupto de lo no dicho del y al otro. Estamos ante el silenciamiento
impuntual e impersonal (“Ella”) del lenguaje del sujeto poético que se niega a decir
al otro lo otro no dicho. El sentido dilatorio y disuasorio de la voz poética provoca
y tensa el diálogo a partir de una respuesta impuntual, que no llega en el preciso
momento en que se pronuncia el lenguaje. El aplazamiento del decir al otro y lo
otro que aún no se comprende, supone el emplazamiento espacial y la instancia temporal
de lo dialógico suspendido en la línea interrumpida del discurso del sujeto poético.
Es así como se da la suspensión e impuntualidad del símbolo y el lenguaje.
La puntuación de los tres puntos suspensivos pone en evidencia lo pasajero,
lo que “sobrepasa” al ser, sobre lo que llega, lo que adviene desvelamiento. El
ser del sujeto poético llega ahí donde ya no está, estando en la medida en que vive
su ocultamiento desencubriéndose. El ser del hablante poético de Yvytu yma se recluye en la palabra silente
y vela por su venida interrumpida: “[…] Ajecha
ko yvýpe / ha che retemíme / yvyku'umi / ni ndojekuaáiva / yvy timbomi / yvytu ohundíva…–
Me veo en la tierra / y mi pequeño cuerpo / polvo de arenilla / que ni alcanza
a verse / gris polvaredilla / que el viento diluye…” [8] La vida misma del sujeto poético permanece suspendida e inconclusa:
“[…] Ne'íra ko che / añandu jepe / che äga
ruguápe / hetaite mba'e / che roveremíva / chemopirïmi / ku yvytu kangýicha / ha
ogue jey… – Que yo todavía / no llegué a sentir / en el fondo de mi alma / tantas
tantas cosas / llamitas que apenas me lamieron / me dieron un leve escalofrío /
como un viento muy suave / y se apagaron de nuevo…” [9] El sujeto poético no está ahí donde suponemos que está porque queda
suspendido en y de todo, como el viento va y viene. Los puntos suspensivos se ponen
sobre o en el lugar de algo silenciado, acallado. La palabra suspendida en Yvytu yma, es en cuanto que desplazamiento
metafórico del ser diferente al experimentar una existencia paradójica: su ausencia-presencia.
NOTAS
1. “[…] como si llevara
/ algo muy pesado / sobre sus espaldas […]” (2016).
2. “[…] se duele /
y llora… / Curuguaty / suena doliente / nos hiere / nos despelleja / nos echa /
nos mata” (2016).
3. “[…] echando ese látigo / nunca esperado / en la flaca espalda
/ de esa pobre gente / sobre sus animales / sobre su querencia […]” (2006).
4. “[…] Tonto / por alimentar y alimentar / el fuego / está por
quemar todo / lo que hay sobre la / tierra…” (2016).
5. “[…] y sin embargo hamaca / mueve lleva / cambia / todo lo
que hay. / Como antes / como en tiempos antiguos / sopla / sopla…” (2016).
6. “Mi florecita lejana
/ aquí te canto” (2016).
7. “trayendo los aromas
de la / ausencia…”
8. “[…] Me veo en la
tierra / y mi pequeño cuerpo / polvo de arenilla / que ni alcanza a verse / gris
polvaredilla / que el viento diluye…”
9. “[…] Que yo todavía
/ no llegué a sentir / en el fondo de mi alma / tantas tantas cosas / llamitas que
apenas me lamieron / me dieron un leve escalofrío / como un viento muy suave / y
se apagaron de nuevo…”
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