Desde
1821 hasta 1823 el inicio de la Independencia condujo, en Costa Rica, al establecimiento
de Gobiernos provisionales, transitorios, Junta de Legados y Juntas Superiores Gubernativas,
hasta que de nuevo, en un afán de reconstruir la unidad política que se tenía de
la región antes de la Independencia, se encaminaron estas comunidades, en 1823,
y luego en 1824, a fundar las Provincias Unidas de Centroamérica, y la República
Federal de Centroamérica, que bajo un modelo federal las agrupó, gestando al interior
de cada una de ellas el nacimiento de Estados, con sus particulares órganos de Poder
y Constituciones Políticas.
En Costa
Rica la Junta de Legados, de mediados de noviembre de 1821, estableció una Comisión
redactora de una Constitución, que se aprobó el 1 de diciembre de 1821, “Pacto Social
Fundamental Interino de Costa Rica o Pacto de Concordia”, la primera de la región
en época independiente, siguiendo los lineamientos clásicos de los contractualistas
y de la propia Constitución de Cádiz de 1812.
Al mismo
tiempo se evidenció desde el origen mismo de la Independencia la autonomía y separación
real que vivían estos Estados, desde finales de la colonia, por múltiples razones,
que hicieron que a partir de 1837 el modelo de la República Federal de Centroamérica
se desintegrara, a pesar de los esfuerzos que hiciera en 1842, Francisco Morazán,
desde su llegada al Poder en Costa Rica, por pocos meses.
Los mecanismos
inmediatos que siguieron a la Independencia para el desarrollo del Estado y la vida
independiente, además de declarar abolida la esclavitud en Centroamérica en 1824,
pasó, en el caso costarricense, por la llegada al Gobierno, desde 1824 hasta 1833,
del Primer Jefe de Estado, educador de formación, que impulsó la educación tempranamente
de niños y de niñas, encomendándole esta tarea a las municipalidades en gestación.
Desde entonces Costa Rica, a diferencia de los restantes países, o estados centroamericanos,
apostó a la educación popular, fortaleciéndola de distintas maneras con el correr
de los años, hasta hoy, lo que sigue siendo una distinción en la región.
Las contradicciones
internas por el Poder en Costa Rica produjeron la caída del gobierno del Presidente
Mora Porras y, en 1860, ante un intento de recuperarlo fue detenido y ejecutado,
con otro de los héroes de la lucha contra los filibusteros, el General José María
Cañas, de origen salvadoreño y cuñado suyo. Los siguientes diez años se impusieron
dos militares, Máximo Blanco y Lorenzo Salazar, detrás de los mandatarios civiles,
anulando el recuerdo de la Campaña Nacional contra los filibusteros y la imagen
de los conductores de la Guerra, los Mora, Juan Rafael y su hermano, el General
Joaquín Mora, y el propio General Cañas.
Respecto
al Ejército a principios del siglo XX se hizo una modificación al Escudo Nacional
eliminándole dos cañones que estaban en su base, afirmando de esa manera este “civilismo”
en marcha que había de la institucionalidad costarricense. Con el breve golpe de
estado, de 1917 a 1919, el Ejército se volvió a fortalecer, pero caída la dictadura,
por acción popular, de nuevo el Ejército se debilitó hasta, que, en la década de
1940, resultado de la guerra civil de marzo y abril de 1948, se impuso un gobierno
de facto, jefeado por José Figueres Ferrer, quien gobernó hasta 1949, y tomó la
decisión en diciembre de 1948 de abolir el Ejército como una institución permanente
del Estado costarricense. Desde entonces ningún costarricense sabe lo que es el
Ejército como institución, ni sus militares, ni son convocados a ejercicios militares
o a incorporarse al ejército, por circunscripción, conscripción, alistamiento o
servicio militar obligatorio militar, como parte de su formación ciudadana. Desde
la abolición constitucional del Ejército, Costa Rica no puede participar en eventos
militares, ni campañas militares, ni guerras ajenas. Esto ha sido confirmado por
la Corte Suprema de Justicia, cuya Sala Constitucional estableció que tampoco puede
dar apoyos a actos de guerra de otras naciones o Estados.
Las contradicciones
generadas del mismo proceso productivo y del desarrollo económico del siglo XIX,
hicieron surgir grupos económicos y clases sociales en formación, que de distinta
manera se enfrentaron por la lucha del control político nacional, originando 10
Constituciones Políticas hasta 1871. A partir de esta Constitución que desarrolló
un régimen presidencialista fuerte, y por los vínculos con el mercado europeo e
internacional, a partir de 1849, con las exportaciones de café, se logró mayor estabilidad
política y gobiernos estables de duración cuatrienal.
Los procesos electorales fueron la principal fuente de poder. Con limitaciones en el ejercicio del sufragio se fue formando la democracia electoral costarricense. Desde 1890 con el surgimiento de partidos políticos se impuso la llegada a órganos de elección popular solo a través de partidos políticos. La elección directa se impuso sobre la de segundo grado en 1913, la elección secreta sobre la pública se impuso en 1924 y la elección universal, con el reconocimiento de voto a la mujer, se logró en 1949. En 1974 se bajó la ciudadanía de los 21 años a los 18.
Un elemento
distintivo de la sociedad costarricense, respecto a la centroamericana, fue el desarrollo
de libertades ciudadanas y políticas, y de derechos ciudadanos y Derechos Humanos,
junto con Garantías Sociales, de rango constitucional desde el inicio constitucional
en el siglo XIX hasta hoy. Del mismo modo un aparato electoral, el Tribunal Supremo
de Elecciones, con rango de Poder Estatal, independiente, alejado del control de
los gobernantes, desde 1949, afirman la democracia nacional, le generan confianza
institucional y popular a los resultados electorales, y al acatamiento popular de
esos resultados.
Los sucesos
ocurridos en Centroamérica, con motivo de las revoluciones y movimientos insurgentes,
especialmente en Nicaragua, El Salvador y Guatemala condujeron a salidas políticas
para restaurar la democracia política y sociedades democráticas que descansaran
en la práctica de libertades y Derecho Humanos, que poco se ha logrado en esa dirección,
pero que ha sido importante. Los Acuerdos de Esquipulas no fueron un acuerdo político
para establecer el unionismo centroamericano. Tan solo fueron, importantes en ese
sentido, para alcanzar la paz en la región, y estabilizarla.
Ante
el bicentenario de la Independencia en Centroamérica estos doscientos años transcurridos
solo han afirmado la separación política de los países de la región, a los que se
han integrado en el SICA Panamá y República Dominicana. Los organismos Regionales
de tipo político que surgieron de los acuerdos de Esquipulas, la Corte de Justicia
y el Parlamento, Costa Rica los ha rechazado, y no hay manera de que pueda integrarse
a ellos mientras no se produzcan cambios sustantivos en su integración.
Por ahora
los festejos del Bicentenario de la Independencia a nivel centroamericano tan solo
serán una fiesta especial en la región, que cada país también celebrará en su especificidad.
VLADIMIR DE
LA CRUZ. Historiador, ensayista y político
costarricense.
NOTA
Artículo publicado en Wall Street International Magazine, https://wsimag.com/es/economia-y-politica/65577-la-marcha-de-una-democracia-bicentenaria, el 23 de abril del 2021).
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