San Sebastián 1954, en la foto aparezco
sonriente con una cucharilla en la mano en brazos de mi tía materna, Mercedes. Estamos
en San Sebastián en la boda de una de mis primas y yo tengo cara de haber hecho
una de las mías, y si he de creer a mi familia, así fue, aquel día armé en el restaurante
una gordísima. Ocurrió durante la comida, de improviso y velozmente, como acostumbran
a hacerlo los niños, agarré la botella de sifón que tenía cerca de mi mano y apreté
con todas mis fuerzas apuntando el burbujeante chorro justo hacia el escote de una
desconocida y enjoyada dama que comía frente a nosotros en la mesa. Por lo que cuentan
el escándalo fue mayúsculo, los gritos de la aterrorizada dama, empapada de arriba
abajo, mis carcajadas cada vez más fuertes y mis avergonzados padres sin conseguir
quitarme de las manos el dichoso sifón que no cesaba de apretar.
A lo largo de los años he recordado como
preciado talismán aquella escena, jamás he abandonado ese espíritu surrealista y
anti solemne, tipo Hermanos Marx, ni siquiera cuando años más tarde conseguí
una beca para estudiar en la Compañía de María , prestigioso colegio religioso de
San Sebastián, más conocido como San Bartolomé, pero que, poco fiel a la doctrina
evangélica, discriminaba en aquellos años cincuenta de mediada postguerra, con rigor
extremo los espacios de las niñas de pago de los de las niñas de no pago, entre
estas últimas me encontraba yo. Jamás nos mezclábamos, ni en el patio de juegos,
ni en las clases, ni siquiera en los oficios religiosos, nuestras vidas se desarrollaban
en ámbitos no compartidos. Dos partes bien diferenciadas del enorme edificio nos
dividían, unas niñas entraban por una puerta y las otras por otra. Como una suerte
de apartheid entre negros y blancos, es decir, una segregación clasista con todas
las de la ley.
Nada de aquello logró traumatizarme,
a pesar de que eran tiempos oscuros de postguerra con cachete libre por parte de
las monjas. También recuerdo que incluso en aquellos años y viniendo yo del bando
de los vencidos en la guerra civil, de una familia trágicamente diezmada por los
matarifes franquistas, logré reírme de aquella historia de mentiras que nos contaban
las religiosas y que hablaba de una España grande y libre portadora de valores eternos
en lo universal.
Y más tarde, cuando gracias a una dura
batalla de mi padre con la directora del colegio logré hacer el bachillerato en
el otro lado de la luna, es decir, en la parte de las niñas de pago, también seguí
riéndome de los prejuicios sociales, religiosos y políticos a los que tan habituado
suele estar el ser humano. La alegría ha sido siempre mi escudo, por supuesto a
menudo, también me río de mi misma. A estas alturas no tengo ninguna duda de que
el humor, esa actitud poética y cuestionadora ante la existencia, es una poderosa
arma contra el pensamiento único y la adversidad.
Y aunque frecuentemente tanto mis poemas
como mis relatos hablan de la perplejidad, de esa edad de los bárbaros, en la que
siempre me ha tocado vivir, no hay que olvidar que en mi caso, de la memoria de
la crueldad contra mi familia en la guerra civil, y la posterior represión que duró
demasiado tiempo, pasé directamente a nacer en el laberinto vasco, en consecuencia
me tocó vivir aquellos años setenta y ochenta todavía marcados por la falta de libertad
y frecuentes manifestaciones reivindicativas de libertad de expresión, legalización
de la ikurriña, libertad para los partidos políticos, y para la enseñanza del Euskera
etc., en suma, justas exigencias de mayor democracia que se negaba. No exentos también
aquellos tiempos de arbitrariedades policiales, personas abatidas en controles de
carretera o por torturas etc, Época determinada por una urgente necesidad de cambio
político, clamor social de libertad, clamor todavía bajo el miedo de aquel constante
ruido de sables que nos amenazaba, el intento de golpe de estado del 23 F se produce
en 1981.
Luego tras la muerte de Franco en 1975
y una Transición Pactada entre derechas e izquierdas para dar paso a un tiempo democrático,
fueron sucediéndose las elecciones y consolidándose un tiempo de mayor libertad
para los partidos políticos. Si bien es cierto que aquel intento de hacer borrón
y cuenta nueva por parte de cuantos pactaron la Constitución del 78, tanto del golpe
de estado franquista de 1936 contra la República y su posterior barbarie de asesinados
y desaparecidos en el bando de los vencidos durante la guerra civil, como de la
dictadura franquista que sobrevino después, hoy pasa factura de memoria olvidada
y heridas sin cerrar por parte de los familiares de asesinados y desparecidos que
desconocen donde están enterrados sus seres queridos, desperdigados por los cientos
de fosas comunes que lacran todo el territorio español, en una triste cartografía
de la vergüenza que sin duda alguna la dignidad de las víctimas exige clarificar
y recordar.
Y en medio de todo esto la violencia
identitaria, el terror de ETA, el dolor causado en asesinados, y amenazados, con
heridos, familias y entornos destrozados por las pérdidas de los seres queridos.
Esta trágica circunstancia ha propiciado a menudo un ambiente de miedo y falta de
libertad de expresión en la sociedad vasca. La violencia y sus consecuencias devienen
frecuentemente en grave enfermedad que afecta a todos los niveles sociales. Las
comunidades en las que el miedo y el crimen como herramienta de imposición política
son algo sistemático, acaban por desarrollar mecanismos patológicos de comunicación
que emergen y contaminan las relaciones culturales, sociales, laborales, educativas,
y políticas.
Ese ha sido el entorno en el que se ha
desarrollado mi obra, y que en ella se refleja. Por otro lado hablando una vez más
de ese necesario “no mirar para otro lado” ante la barbarie, he regresado una y
otra vez en mis lecturas a algunos de esos admirados autores que me han acompañado
siempre, y que tanto en su literatura como en su existencia se implicaron en el
tiempo que les tocó vivir: Albert Camus, Miguel de Cervantes, María Zambrano, Kafka,
García Lorca, Bohumil Hrabal etc. Todos ellos, a su manera, incluso Kafka, utilizaron
el humor, la ironía, como actitud vital e intelectual ante el hecho de existir.
Y es que la alegría, el amor a cuanto
vive, en la literatura, en el pensamiento, en la acción, es dinámica, saludable
para las ideas, para el camino como aventura, para la incesante curiosidad que hace
avanzar el conocimiento, ahuyentando egolatrías y desestabilizando la grávida seriedad
de soberbios y fanáticos. Sí, la alegría, amante siempre de la libertad, rompe los
esquemas asnales del verdugo, en los que tan cómodamente pacen pureza y ortodoxia.
Tal vez, este boceto para la aproximación
a un autorretrato haya resultado finalmente una defensa de la alegría, el recuerdo
de esa niña sonriente que sostiene a modo de trofeo una minúscula cucharilla en
la mano, y desafía con su poderosa alegría a las tinieblas.
Poesía
La defensa de la alegría me llevó inevitablemente
a la poesía como pensamiento en libertad. Parto de entender la poesía como pensamiento
encarnado en el tiempo, como percepción en sensibilidad que nos devuelve a la humildad,
a la desposesión, a la incertidumbre en la limitación de nuestra condición humana.
Esencial dinámica abriéndonos al sentimiento de lo fabuloso, de la asombrada mirada
ante el universo.
Esa es la poesía que me interesa, la
de la humildad que surge de nuestra fragilidad y que libra a la filosofía de la
soberbia razón en la que parecía tan cómodamente instalada como gran diosa en su
análisis del ser. Desde la naturaleza abierta de este vivir poético, concibo el
ser en su inaprensible esencia de mutabilidad y discontinuidad en medio de los otros,
desde la maravillosa indigencia de saberme nómada de mí misma, milenaria peregrina
que balbucea en medio de espejismos. Metafísica poética asumiendo la luz y la noche
que somos.
El pensador necesario sería, por lo tanto,
aquel caminante que alejado de las rutas señalizadas por la costumbre, explora otras
rutas marginadas, soñadas, sabiendo que todo puede ser cuestionable en su relatividad,
¿Porque qué es sino interpretación temporal cuanto pensamos y creemos como conocimiento?
Todo relativo, excepto esa enamorada, misericordiosa mirada hacia cuanto existe.
Así el ser camina cual andamio de huesos y sueños, como humilde cuenco de tierra
desde el que pensar el cielo y el corazón de los volcanes.
Estoy hablando del ejercicio de la sensibilidad
en el acercamiento a todo tipo de fenomenología, que debe ser la base del pensamiento
y la acción, que pretenda ya no analizar, sino aproximarse al misterio de la vida
en cualquiera de sus manifestaciones. Me he propuesto en este pequeño texto, hablar
de mi trabajo en las distintas disciplinas en las que se desarrolla: poesía, poesía
visual, relato, obra gráfica, ilustración infantil, literatura infantil etc.
Comenzaré con la poesía, entendiendo
ésta como percepción y pensamiento, como escritura, como concepto en evolución interrelacionado
con la vida y otras ramas del conocimiento, como la filosofía, la ciencia o el arte.
Dinámica en la que avanzar a través de los interrogantes en la traducción simbólica
del mundo. Hablo en definitiva del lenguaje como metamorfosis, de la poesía como
proyecto experimental, acción esencial de investigación en la expresión vital y
estética, indisoluble de esa estancia simultánea del ser en sus tiempos múltiples.
Mi obra, la percibo dentro de una poética
que surge como consecuencia lógica de un pensamiento contemporáneo atónito ante
una realidad que se escapa a su legibilidad, no solo en el campo literario, similares
circunstancias se dan también en la filosofía, en el arte y la ciencia y la cultura
en general etc. Poesía de la complejidad de nuestro tiempo, desde la perplejidad
de la mirada para la que a veces la lectura del mundo tan solo es posible desde
el balbuceo. El desierto entonces como morada, la identidad abierta como conciencia
nómada, tránsito inmerso en la fragilidad, donde solo es posible el nombrar como
nacimiento constante. El ser como metamorfosis poética, abierta ante lo ilegible
de la narración. Respirar en la disidencia significará frecuentemente el exilio
interior, exilio sí, pero también poderosa alegría para imaginar en libertad otras
formas de mirar, para saltar como Alicia al otro lado del espejo y soñar otras realidades.
En medio del vértigo de los días de esta
llamada modernidad, que no pocas veces recuerda a la barbarie, en medio de esta
desmesurada prisa hacia ninguna parte, tan sólo puede darse lo poético desde el
diálogo de nuestra existencia con la del resto de seres que pueblan el universo.
El poeta es entonces el insomne, el párpado transparente, el que convive, sufre
y goza con todos desenterrando el canto.
FRAGMENTOS PARA UNA
POÉTICA
Tan solo me reconozco
en el fragmento, en la vida como proceso y revisión constante. Así que dadas las
circunstancias aprovecho un descuido del domador de fieras, y busco mi nombre en
la oscuridad debajo de las gradas, allí, en la oscuridad tal vez entre los desperdicios
y el olor a sudor, hay destellos que sigo. Todo se torna claridad en la inquietud,
la búsqueda a contra corriente me devuelve a mí misma, regreso a otras escritoras/es
como quien abre tras un largo viaje la puerta de su casa: Virginia Woolf, Emily
Dickinson, Alejandra Pizamik, Cervantes, Ambrose Bierce, Italo Calvino, Claudio
Magris…
Poética del desasosiego, la experiencia
del lenguaje es para mí ese lugar debajo de las gradas, donde debatirse y sobresaltarse
en la indagación de las huellas, mientras se corre el riesgo de ser descubierta
por la pétrea mirada del domador de fieras. Mi ser como imposibilidad para lo inmóvil.
Los hijos del guarda me persiguen, mis ojos no distinguen las sombras del día o
de la noche,/deambulo dentro de mí misma huyendo del camino. Mi hambre es de nomadismo.
Por otro lado, si la poesía no se encarna
a través de nuestra acción en cada uno de los minutos que componen el día, la poesía
será tan solo un fantasma de tinta sobre el vacío. Entiendo la vida como pasión,
el tiempo como creación, no limitando éste a las horas de escritura en mi estudio,
sino extendiéndolo al conjunto vital de mi existencia
En la concepción de ese tiempo entendido
como creación es esencial la lentitud en la mirada sobre las cosas que propicia
una mayor profundización en la observación sensible y minuciosa del universo, actitud
que en mi caso se manifiesta en una poética híbrida en manifestaciones: poesía,
narrativa, poesía visual, fotografía etc., un camino alimentado por interrogantes
que huye de toda ortodoxia en las formas de pensamiento y en las formas de expresión
estética.
Ligada al concepto de lentitud está la
preocupación en toda mi obra por la experimentación del tiempo, y esto que puede
parecer a simple vista una obviedad no lo es en absoluto, vivir no significa obligadamente
ser conscientes del tiempo, vivirlo intensamente.
Encuentro la expresión a través de una
poética inquieta, interrogante, poética que busca precisamente detener la mirada
sobre las cosas, leer pausadamente el mundo, acercarse al conocimiento como aproximación
a cuanto respira en el universo. Humildad apasionada sentimiento o danza entre un
tiempo exterior y un tiempo interior, alumbrados ambos por la sensibilidad y la
curiosidad ante el hecho de la vida como prodigio.
Lentitud que en mi significa curiosidad
y asombro ante todas las manifestaciones de la vida, experimentación en las formas
de expresión, preocupación por dotar al propio lenguaje de significado También sentimiento
de extranjería, un permanente sentirme lejos del centro, del orden de la ortodoxia
en la lectura de las cosas, sobre todo extranjería como lugar a la intemperie.
Y en este camino la poesía es para mí
indagación, acto de traducción simbólica. imagen, abstracción del instante, síntesis.
Lectura de la existencia: indagar por ejemplo, que se esconde detrás de un sencillo
lapicero, para descubrir tal vez un ciruelo de cuya madera se hizo, y junto a él
el valle donde creció, y los insectos que vivieron en ese ciruelo y no en otro,
los pájaros que se alimentaron de esas ciruelas…..las multiplicadas formas del universo
plasmadas como magistral ejemplo en los exquisitos y funcionales diseños de las
semillas… Vuelvo una vez más a lo pequeño como reflejo del todo, quizás eso explique
los géneros literarios que habitualmente trabajo; el poema breve, la microficción,
la poesía visual… La vida es para mí una propuesta estética inseparable de la literatura
o el universo de la creación, incompatible con toda forma de intolerancia o pensamiento
único. Encuentro por otro lado que mi poesía no es en absoluto complaciente, todo
lo contrario, encuentra su comodidad en una estética de la perturbación.
Por otro lado, dentro del universo simbólico
presente en toda mi obra, ocupa un lugar preferente el diálogo con la Naturaleza,
muy presente tanto en mi poesía como en mis relatos. De esa relación nace uno de
mis libros de poemas al que tengo especial cariño, La Nieve en los manzanos (Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000). Una
mañana de invierno y nieve en San Sebastián, en la que paseábamos mi marido, el
escultor Ricardo Ugarte y yo entre los manzanos, manzanos, que hace años nosotros
mismos habíamos plantado, y que contemplábamos entonces en medio de aquel silencio
blanco de sus ramas cubiertas de nieve; recordé en contraposición a aquel paisaje
sin color, la extrema y delicada belleza de las flores del manzano al estallar la
primavera. Dentro de mí sentí clara la metáfora de la larga noche de violencia en
el País Vasco, que cual nieve invernal silenciaba las flores de los manzanos, y
en ese preciso instante escribí el primer poema del libro.
Desde ese primer poema del libro
Tengo frío junto a los
estandartes / el rumor de sus himnos/hiela mi corazón / como la negra memoria /
de una guerra perpetua
comienza un viaje a través de imágenes
de la naturaleza como círculo vital invencible contra la barbarie, la sinrazón,
la concepción de lo patrio como dogma infalible que justifica la eliminación del
que disiente, de lo diferente. Todo el libro parte de un dolor intenso ante el dolor
de los otros, pero en sus páginas también aletea constante la esperanza en un horizonte
abierto y humano capaz de poner fin al laberinto de la repetición infinita de las
trampas del verdugo.
Con algunos poemas como el que transcribo
a continuación, traigo el pulso de los asesinados por ETA hasta nuestros días para
que su presencia niegue el olvido.
El pulso de los muertos
retumba insoportable en los armarios, ya no sabemos dónde guardar nuestra comida
hecha de relámpagos. Abrasados en llanto, el menor de los pájaros es más fuerte
que nosotros.
La Naturaleza está presente en toda mi
obra, haber nacido en el País Vasco, me ha proporcionado un rico bagaje cultural
de comunicación simbólica con lo natural, entendiendo éste no solo como generador
y sustento de múltiples formas de vida sino también como fuente inagotable de observación
de su prodigiosa dinámica vital. También como universo de narraciones y leyendas
a través del cual les fue posible a nuestros antepasados traducir el mundo en el
que vivían.
Pensábamos de niños
que las montañas estaban ahí para la eternidad, que aquellos hermosos gigantes no
morirían nunca, luego supimos que estábamos equivocados, las montañas también mueren
como el más frágil de los hombres.
A menudo he encontrado en esa memoria ancestral de ritos y costumbres
de nuestros antepasados, un poderoso universo poético en el que cobijarme cuando
la crueldad humana me hacía dudar seriamente de la identidad de homínido del llamado
“Homo Sapiens”, en una de esas ocasiones escribí
casi como conjuro
contra el dolor que me producía
la barbarie repetida, unas líneas basadas en una antigua costumbre rural vasca,
que consistía en que cuando a los niños se les caía algún diente de leche, lo guardaban
y la primera noche de luna llena, alejándose un poco del caserío, pensaban un deseo
y arrojaban su caído diente hacia la luna.
EN MEDIO DE TODO ESTO
En medio de todo esto,
los niños siguen arrojando sus caídos dientes a la luna, suplicando nuevos alfabetos
de hueso para nombrar la vida.
La imagen me pareció tan bella e intensa
que pensé en elaborarla como poema para simbolizar la necesaria esperanza ante la
larga noche violenta en la que permanecíamos. Necesidad de infancia, nacer de nuevo
a un tiempo ético, dibujando nuevos lenguajes para edificar un tiempo en libertad
sin dolor.
En otras ocasiones parto de un instante
vivido como motivo que da lugar a la escritura, otra vez en relación con la Naturaleza,
mi marido Ricardo y yo llevamos muchos años plantando árboles, en una ocasión en
la que acudimos en invierno a una feria de Tolosa para comprarlos, y ya de regreso
nos dirigíamos hacia el coche cargando cada uno con unos cuantos árboles dormidos,
tuve la hermosa visión de verle caminar con aquellos árboles dormidos sobre el hombro,
y de inmediato vino a mi la imagen del poema.
EL TIEMPO DE LAS PLANTACIONES
En invierno, al llegar
el tiempo de las plantaciones, me gusta contemplar ese desfile de jardineros desarmados
cruzando la ciudad, llevando sobre sus hombros, en lugar de fusiles, árboles dormidos.
Esa imagen es para mí tan hermosa que vence toda la sinrazón de la barbarie en la
que estamos, algo así, como asistir a la poderosa fragilidad de las raíces de la
menta levantando las piedras.
Por otro lado, el tema de la imaginación
como herramienta esencial del pensamiento está presente en muchos de los poemas
de La Nieve en los Manzanos. Lo simbólico
como forma de pensar el presente, un tiempo vivido como creación.
DOS MARIPOSAS BLANCAS
Aquella noche la abuela
trajo dos mariposas blancas y las colocó sobre los ojos del durmiente, más tarde,
cuando tras la cabeza de la luna asomó frío el aullido del lobo, los sueños de aquel
hombre que dormía bajo las mariposas nos ayudaron a crecer en la serenidad.
TODOS LOS TRAJES DE LA MUERTE
La vida es insoportable
sobre las cenizas de las víctimas. No me hables de los héroes,
he visto todos los trajes
de la muerte la sombra de la sangre derramada es siempre imborrable y única. Miro
nuestra casa y solo veo fantasmas.
Quise finalizar el libro con un poema
que en sí mismo tomando una vez más una imagen de la Naturaleza, plasmara ese camino
equivocado de la imposición violenta de cualquier tipo de ideología.
NO DE ESTE MODO
No será desde luego
hundiendo el tenedor en el corazón de las golondrinas como nos alimentaremos de
libertad.
Encuentro en la trayectoria de mi poesía
una búsqueda de esencialidad creciente que se plasma de un modo nítido a partir
de este libro anteriormente citado “La Nieve en los manzanos” y más claramente aún
en títulos posteriores como “Gunten Café” o Taxus Baccata.
“Taxus Baccata” (Editorial Hiperión,
Madrid 2004) nombre botánico del Tejo. Acompaña a mis poemas en este libro la sutileza
extrema de los dibujos de mi marido el escultor Ricardo Ugarte, dibujos expresamente
creados para este libro y que parten de los perfiles de sus esculturas. El Tejo
es un árbol de crecimiento lento, siempre me ha interesado el concepto de lentitud
como forma de mirar, en contraposición a la prisa que embrutece nuestros ojos. La
lentitud está para mí unida a la sensibilidad y a la profundidad en la relación
con el otro, con los otros que no somos nosotros, pero con quienes habitamos –sean
de nuestra misma especie o diferente– el universo conocido.
Porque también la libélula
y la lagartija como el Quijote o Hamlet son páginas del libro prodigioso del universo
Ese ritmo lento en la traducción del
mundo construye en mi caso una poética silente y breve en sus formas concisas, como
caja de resonancia de universos invisibles a nuestros ojos tan acostumbrados a la
normativa roma de lo cotidiano. Poética que busca precisamente eso, detener el tiempo,
para poder leer lo que en él vive, para poder sentir lo que en él respira.
Lentitud
también para leer, para leer con calma y releer, reflexionar sobre lo que leo en
estos tiempos en los que impera la inmediatez. Releo a menudo la obra de aquellos
autores a quienes les tocó vivir “tiempos inciertos”, Albert Camus, Hanna Arendt,
María Zambrano, Lorca etc.” En su palabra me cobijo y nutro de ánimo y resistencia.
Asistiendo a la barbarie
cotidiana, el instante tiene la turbulenta /inseguridad de la inestable y amenazador./En
mi inexperiencia del horror futuro, me reconforta pensar que /también a mis antepasados
les tocó vivir un tiempo semejante./ En su recuerdo me fortalezco. La Historia como
ser circular,/el presente como resistencia poética en la repetición.
Como
ya he dicho la brevedad rige todos los poemas de este libro, en el que a modo de
diario se encuentran reflexiones metaliterarias y existenciales, sobre el propio
yo narrador, y el tiempo exterior que le rodea.
La constante interrogación
del desarraigo, del extrañamiento del ser en el mundo.
Sólo después de la fiebre
y el dolor de las preguntas sin respuesta, se puede hallar la serenidad en el total
desvalimiento. Desde la humildad de la ignorancia, el misterio del ser se convierte
entonces en cobijo.
Como
escritora me siento cosida, unida a mi tiempo y como tal narro el mundo a través
de mi obra. Personalmente considero la literatura como espacio para la investigación
estética y aportación a la sociedad, por tanto frente a aquellos que niegan a la
literatura, a la poesía la capacidad de transformación del mundo, yo reivindico
para éstas la posibilidad de ofrecer al lector herramientas para la interrogación
y el análisis de cuanto le rodea, confirmando con ello la capacidad de la literatura
y el arte de humanizar el tiempo mediante la única revolución que a estas alturas
de la Historia interesa, la de la percepción en sensibilidad.
Experimentar el tiempo,
todo tiempo, incluso el de la actividad alejada de la literatura, como meditación,
como lectura reposada del mundo. Consciencia del ser desde un ritmo lento. El Tiempo
como creación.
Un poema no es un trozo
de madera, no tiene porqué plegarse a medir 7 x 3 centímetros sobre el folio. Hay
magníficos poemas de una sola línea, de una sola palabra o de ninguna, como la imagen
de un niño en medio de la tormenta junto a la orilla de un río embravecido arrojando
pedacitos de pan bendito a las aguas para calmarlas.
Otro
tema esencial en mi poesía es la conciencia de extranjería, extranjería como espacio
extramuros donde germinan las preguntas a la intemperie, lugar sin límites alejado
de la cerrada ortodoxia del centro.
El secreto de la poesía
pertenece más al náufrago que al navegante.
Raíces
aéreas de una identidad espiritual entendida como apertura de integración con lo
diferente, la respiración de la creación ha de darse precisamente ahí, en la desposesión
de certezas férreas que inmovilizan el pensamiento enterrando un horizonte de necesaria
evolución y crítica. Ahí, fuera de la seguridad y el cobijo de las murallas de la
costumbre, de lo codificado de antemano. Obviamente este tipo de interrogación poética
unida a la libertad de pensamiento que me interesa, se encuentra a menudo en el
descampado de los herejes, de los apestados.
Permanecer en la inquietud,
permanecer en la inquietud, no quiero ser sorprendida. Apaciento mi sombra en los
lugares más inseguros del pensamiento. Oigo crecer mi osamenta cada día, mi infancia
no ha terminado.
Sin
embargo, esos márgenes equivalentes en algunos casos a un exilio interior, son los
únicos posibles para la investigación literaria, para una voluntad no solo estética
también ética en la narración de las cosas. La poesía es también indagación en lo
desconocido, acto de traducción, dinámica de imágenes, abstracción del instante,
síntesis simbólica.
Ante el caótico ruido
del mundo, siento la necesidad de centrarme en lo leve,
lo sutil, lo aparentemente
insignificante, aquello que no brilla y no es voceado por lo vendedores al uso.
La poesía de lo invisible.
De todo lo anteriormente expuesto cabría
deducir que el sentido de toda existencia, de todo lenguaje, en este caso el del
pensamiento poético no está en el cumplimiento de las reglas de una identidad inmóvil,
si no en la imaginación de la búsqueda, en la incendiada pasión de las preguntas
que renuevan las palabras como recién nacidas a los ojos del mundo. Porque mirar,
escribir, leer, vivir es al cabo transcurrir, transformarse.
Somos el cuerpo cambiante de la palabra,
generada por nuestra mirada, que a su vez es transformada por el tiempo. La metamorfosis
es el lenguaje del universo. La creación se da en el tiempo como indagación y expresión
de significado, en un intento ontológico de instauración de espacios estéticos de
claridad frente a la opacidad del mundo. Las palabras dormidas en el silencio esperan
su resurrección a través de nuestras interrogantes. La mágica fascinación de las
palabras. Perder el lenguaje para hallarlo. La pasión por la interpretación, por
la traducción de cuanto sucede a nuestro alrededor, está en el ir y venir del pasado
al presente, y del presente al pasado, en constante tránsito, en el imaginario de
la búsqueda. La poesía no busca la descripción exacta de las cosas, tan solo aproximarse
a ellas, fundirse con ellas en su recreación, lectura múltiple del mundo desde la
que surge como camino la creación, lejos de la ortodoxia, lejos de todo dogma que
inmovilizaría el pensamiento acabando con la libertad.
Porque, en definitiva, humildemente la
literatura, la escritura, no es otra cosa como dice Michel Leiris, “que hacer
coincidir el mundo desnudo y escandaloso del pájaro caído del nido, con el mundo
mágico de las aventuras del lenguaje”.
Relatos
Esta
apertura del ser poético como dinámica de pensamiento, esa identidad móvil íntimamente
ligada con el sentimiento de lo fabuloso es la que se respira también dentro de
mis relatos, como un modo lúdico de concebirlo todo. Entendiendo el universo de
lo fabuloso no sólo como universo de escritura sino también como percepción vital
de la existencia, en esa consciencia de estar inmersos continuamente en lo maravilloso,
en un mundo de prodigios y misterios. Ese respirar el enigma que nos coloca siempre
en el camino cabalgando el asombro.
Pensar
poético que da lugar al juego como rito y ceremonia que encontramos en las raíces
de la Humanidad y en el comienzo de toda cultura: en los mitos y filosofías babilónicas,
hindúes, griegas, egipcias, chinas etc. Es esencial en cualquier tipo de pensamiento
o actividad humanizadora y, por tanto, estoy convencida que excluir el juego en
el análisis de las diferentes experiencias de la existencia, elimina la posibilidad
de entender de un modo dinámico e integrador todos los niveles conscientes e inconscientes
que forman la esencia del ser humano.
Yo
he percibido siempre cuanto me rodeaba como un enigma, dentro del cual advertía
fenómenos que las leyes de la lógica no eran capaces de explicar. Frecuentemente,
la frontera entre la realidad y lo fantástico se diluye. Hay siempre una circunstancia
misteriosa que escapa por las rendijas de lo cotidiano, rendijas a las que solo
la imaginación puede asomarse desde el asombro para recrear una interpretación que
siempre abrirá la puerta a otra interpretación.
Dentro
de esas coordenadas de lo fabuloso, frecuentemente, mis relatos se sitúan dentro
de la alegoría, del surrealismo, de lo simbólico etc. ya que, siendo la esencia
de lo simbólico por su misma definición intemporal y universal, resulta una estructura
válida para dar cuenta del presente, tiempo actual en el que se vuelven a repetir
todas aquellas circunstancias que se han venido dando en nuestro planeta a lo largo
de los siglos concernientes a nuestra condición humana.
Este modo no lineal de traducción del
mundo es propio de la literatura fantástica dentro de la cual puede encontrarse
gran parte de mi obra, como ejemplo explicativo de este tipo de escritura voy a
emprender un pequeño viaje hacia la mitología griega de la mano de Italo Calvino
y su libro “Seis propuestas para el próximo Milenio” en el que habla de esa
dificultad de la escritura que tantas veces yo también he sentido para traducir
la opacidad, la ilegibilidad del mundo.
Petrificada la realidad ante el escritor,
acude en su ayuda la imagen de la escena mitológica de la Medusa y el héroe alado
Perseo. En ella la Medusa petrifica a cuantos la miran directamente, así que Perseo
no la mirará directamente, tan sólo lo hará a través del reflejo de su imagen cautiva
en su escudo.
Esta estrategia de la imaginación dibuja
claramente la identidad móvil, ágil de Perseo, que vuela con sus sandalias aladas
y que será el único capaz de cortarle la cabeza a la Medusa. Encuentro en esa imagen
mitológica la alegoría de la relación del poeta narrador con el mundo. En el origen
de toda percepción fabulosa, la poesía, la traducción no directa de la realidad,
el viaje de las imágenes hacia el significado.
Considero que la alegoría puede ser una
magnífica alternativa de pensar la filosofía de nuestros días. Estética del fragmento
que es capaz de conectar con la totalidad y la realidad de lo concreto. Filosofía
de la imagen dialéctica, asociativa, en donde las circunstancias, la actualidad
son el punto de partida para narrar y pensar el presente.
Por medio de la imaginación el hombre
vuela sobre sí mismo y sus limitaciones, y esa imaginación origen de lo fabuloso,
no es sólo un modo de conocimiento sino también la facultad de expresar ese conocimiento
a través de los símbolos. Poesía y filosofía culminan en el mito, en el símbolo,
la alegoría y la metáfora.
Pero
lo fabuloso no se encuentra solo en los libros, sino que como ya he dicho anteriormente
forma parte de lo que habitualmente conocemos como cotidiano. Habitualmente respiramos
inmersos en el prodigio sin tener conciencia de ello. Tan sólo deteniendo nuestra
atención en disciplinas tales como la botánica, la fisiología, la geología, la biología,
o la astronomía, surgen antes nuestros ojos tal multiplicidad de impresionantes
universos, que se diría somos extremadamente limitados al encerrar dentro de la
literatura la existencia de lo fantástico, ignorando que para los ojos de la sensibilidad
y el asombro, para los ojos del poeta, la vida con sus luces y sombras es la más
fabulosa de las narraciones posibles.
Como autora de microrrelatos frecuentemente
suelen preguntarme el motivo de mi elección del género breve como forma narrativa
para mis relatos, en realidad no fue tanto elección sino hallazgo, un buen día descubrí
que el poema iba transformándose en otro paisaje en el que aparecían figuras, voces
que tenían historias que contar, el resultado fue que el poema dio paso a la narración,
pero sin abandonar aquellas herramientas de concisión y brevedad propias de las
imágenes poéticas.
Siempre me ha interesado la síntesis
del lenguaje como herramienta esencial en la precisión de lo narrado, es algo que
tiene mucho que ver con el concepto de intensidad expresiva muy cercano a la abstracción
poética. Huyo de toda retórica, me preocupa potenciar al máximo la expresión mediante
una austeridad de medios que eleve la tensión en el interior de la narración. Como
creación, me apasiona toda forma de hiperbrevedad narrativa o discursiva en cualquier
dimensión literaria: microrrelatos, aforismos, prosas poéticas mínimas etc encuentro
en todas esas variantes una valiosa identidad literaria transfronteriza, abierta
a infinitas posibilidades combinatorias.
Hay en toda mi obra una mirada perpleja
ante el mundo, un profundo escepticismo a veces irónico, otras inquietante ante
lo ilegible del acontecer humano. La escritura como respuesta simbólica al laberinto.
Encuentro en este modo de narrar que algunos estudiosos denominan literatura
surrealista o del absurdo, el mejor medio para traducir cuanto ocurre a mi alrededor.
Se encuentran siempre en mis relatos
una serie de ingredientes fieles: el juego con las apariencias y el propio lenguaje,
la inclusión de lo inquietante como parte de la normalidad, el factor sorpresa,
la ironía, el humor como cuestionamiento del orden lineal con el que a veces aparece
disecada la vida. Universo narrativo entre la melancolía y el humorismo, entendiendo
la melancolía como tristeza que se aligera, y el humor como trasgresión y crítica
a través de las distintas escenografías alegóricas.
Lo sugerido, lo entrevisto, es tan esencial
en mis textos como aquello específicamente narrado en ellos. Me atrae especialmente
esa otra lectura que atraviesa la aparente invisibilidad de las cosas, para percibirlas
de un modo no marcado por la costumbre. Trato por ello en algunos de mis relatos
de descontextualizar circunstancias, textos, unidades de significado, formulándolas
de un modo diferente en el tiempo de la ficción, en contraposición al ámbito cerrado
de los discursos habituales sobre lo real.
Me planteo el ejercicio de escribir como
mirada múltiple sobre la propia escritura y lo narrado, la literatura como arte
combinatoria de universos simbólicos abiertos a múltiples lecturas e interpretaciones.
Como viaje a través de la ficción hacia el ámbito público o privado de nuestro tiempo,
a la memoria, a la Historia, al Arte, a la propia realidad del lenguaje como equipaje
heredado, susceptible de ser reimaginado y transformado en la narración, en definitiva,
concibo la literatura como indagación en el conocimiento, como traducción simbólica
a través de las interrogantes.
La línea discontinua de lo narrado, es
la pasión de la construcción de lo que se ha vivido, sentido, percibido. La creación
es esa imagen de la memoria dibujada en medio de la niebla. La creación ilumina
la oscuridad.
Ante cada hallazgo del nombrar, del narrar,
sucede una batalla por volver a nacer al lenguaje, por descubrirlo, por hacer posible
la lectura de una parte minúscula del mundo.
Y así surge la escritura como apertura
hacia la comprensión, como proceso en constante realización, como ámbito de visión
sin posible asentamiento en la satisfacción cerrada de lo acabado o único. La creación
como posibilidad de relación con otros vínculos de lo real, estética dinámica conteniendo
dentro de sí otros mundos, otras interpretaciones. El microrrelato, al fin, como
ese charco de agua a la intemperie donde se refleja la bóveda del cielo, el universo.
La invisibilidad, la tensión por caminar
y narrar, convoca la creación, la presencia del juego combinatorio de las asociaciones
y las analogías, haciendo posible una manera de vivir más intensamente el tiempo,
ralentizando el paso para que la mirada se empape de lentitud a la hora de dar cuenta
de lo que se ve. La prisa por el contrario corre paralela al embrutecimiento que
imanta la barbarie, esa percepción limitada y única del significado de las cosas.
Esa prisa moderna, su vértigo, velocidad de los estresados ojos sobre el espacio
que escapa, y que tan sólo nos permite ver la fugaz sombra de un árbol, la difusa
forma de un pájaro cruzando el cielo, la realidad toda como un espectro en medio
de la niebla.
Muy al contrario, la lentitud tras la
que late la sensibilidad, permite percibir la identidad de ese árbol que vemos a
la orilla del camino, el color de su tronco, la forma de sus hojas, el nido que
sobre sus ramas ha hecho una malviz. Detenerse en el camino deletreando las cosas,
hace posible la ensoñación, la lectura del mundo, la evocación, el respirar poético
de las relaciones de analogía en el universo. Lo poético como forma de ser en el
mundo, de ese ser en construcción constante que somos.
La escritura, la literatura, toda estética,
toda existencia al fin, como lenguaje aproximativo del nombrar, como esa tensión
máxima en el gozo o en la ceguera, en la que tanto se avanza como se retrocede y
se borra y se regresa a escribir allí en lo borrado, las huellas de ese aliento
que quema y precisa salir y amar, y narrar para seguir existiendo.
Poesía visual
Desde hace años mi trabajo
como escritora ha ido paralelo al de mi obra gráfica, especialmente en el campo
de la poesía visual y la fotografía. Frecuentemente, llego a la realización de cada
obra con austeridad de medios, los ensamblajes poéticos parten de objetos cotidianos
encontrados con facilidad en nuestro entorno: sacacorchos, cascanueces etc. Para
mí resulta muy interesante trabajar con materiales sencillos, reciclados, mínimos
en cuanto a su valoración comercial de uso en la sociedad. Esta es mi personal apuesta
por esa poética de lo invisible, por esa belleza de las cosas aparentemente más
insignificantes, que pasa desapercibida ante nuestros ojos tan llenos de prisa.
Me interesa este tipo de creación como posibilidad estética al margen del desorbitado
consumo extendido en nuestras sociedades modernas.
En mi trabajo, tanto el poema objeto
como la fotografía, parten de la percepción poética de la realidad como universo
susceptible de fabulación, como forma de narración múltiple del mundo, que persigue
conferir a lo contemplado otra representación, otro significado ante nuestros ojos.
Significado en mi caso, crítico con la barbarie y deshumanización de nuestro tiempo.
Cuantas veces me preguntan por la definición
de mis poemas visuales, acostumbro a responder que el poema objeto es ese lenguaje
visual de la brevedad, conciso y rotundo cual microrrelato visual, conseguido en
mi caso por medios infográficos y fotográficos, que potencia al máximo la expresividad
de significado, mediante una correspondencia lúdica e irónica de analogías y yuxtaposiciones
inesperadas, que colocan al lector de las imágenes ante una nueva representación
simbólica basada en un tipo de pensamiento asociativo e iconoclasta en la traducción
del mundo.
Por otro lado en la panorámica del Arte
Actual no hay una definición concreta para la poesía visual, experimental, ya que
ésta puede participar a un mismo tiempo de múltiples disciplinas artísticas interrelacionadas,
en un poema visual puede haber fotografía, pintura, letrismo, música etc., puede
ser incluso una pequeña instalación, un video etc., la definición actual de poesía
visual o experimental seria la “no definición”, un campo de investigación y expresión
tranfronterizo, un laboratorio abierto a ilimitadas intervenciones y expresiones
estéticas. Como creadora no creo demasiado en las definiciones cerradas de los géneros
literarios o artísticos, me interesa esencialmente el proyecto experimental de la
investigación, de la expresión estética. la calidad de su resultado final, las posibilidades
combinatorias en sus estructuras formales, la diversidad de puntos de miras sobre
las cosas abierta a todas las preguntas, a todas las investigaciones, a todos los
caminos.
Desde
que los egipcios comenzaron con sus epigramas, los primeros poemas experimentales
de la Humanidad, ha evolucionado rápidamente, hoy se trata de que la realidad poética
del siglo XXI responda a las inquietudes y a las interrogantes de los artistas contemporáneos.
Considero que esa es la función de toda Estética, sea cual sea su herramienta de
expresión formal, responder a las propias preguntas del autor y por ende a las interrogaciones
y necesidades de su tiempo.
Y dentro de esa evolución, ya en el terreno
de la poesía visual, del amplio universo de sus manifestaciones, me sigue interesando
como línea de investigación y creación todo lo referente al constructivismo ruso
en todas sus vertientes, al dadaísmo, al surrealismo, al expresionismo, al minimalismo
como posibilidad dentro de una extensa multiplicidad de resoluciones conceptuales,
las performances, las instalaciones, los poemas objetos, es decir, la poesía experimental
en todas sus manifestaciones que en nuestros días son prácticamente ilimitadas como
conjunto de disciplinas estéticas interrelacionadas.
Digamos por tanto que tanto mi obra literaria:
poemas, relatos etc. como mi obra gráfica, participan de una misma raíz estética
dentro de mi proyecto creativo. Sucede únicamente dentro de ese proceso formal y
conceptual hay un tiempo en que la expresión precisa ser escrita y otro plasmarse
mediante el color, la luz, la imagen o el objeto poético.
Relato
e ilustración infantil
Finalmente
hablaré de otra de mis líneas de trabajo, el cuento y la ilustración infantil. ¿Iniciarme
en la literatura e ilustración infantil fue fruto del azar? No lo sé. En los años
anteriores a 1997 jamás se me hubiera pasado por la imaginación escribir o ilustrar
un cuento infantil ¿Fue determinante entonces que aquel atardecer de 1997 escuchara
desde mi estudio el ulular del búho en el bosque que rodea nuestra casa, para que
comenzara a escribir mi primer cuento infantil “Lucas y el búho?, sin duda alguna
la respuesta es sí.
Aquel fue mi primer libro infantil ilustrado,
gustó, hasta el punto que tras él los editores me solicitaban que además de escribir
los cuentos también los ilustrara. Se dio además con su publicación una circunstancia
curiosa. Tras “Lucas y el Búho” vinieron luego otros siete libros más dentro del
universo de literatura infantil, seis de cuentos y uno de poemas para niños. Todos
ellos, con excepción de “Lucas y el búho” que fue publicado en Euskera y Castellano
y “Poemas de un ratón” únicamente en Castellano, fueron publicados por primera vez
en Euskera, estando a día de hoy todos ellos inéditos en su lengua original el Castellano.
También todos ellos a excepción de “La canción de Mister Popoff”, “Cuentos de la
abuela luna” y “El bosque de las zanahorias”, fueron ilustrados por mí.
En todos los cuentos utilizo el universo
surrealista, la fantasía y la clave poética para contar una historia, por mi experiencia
con el mundo infantil he observado que en el interior de los niños hay un gran potencial
para generar y comprender contenidos creados por la imaginación, la clave poética
y el universo surrealista. Desde esa actitud abierta y rica en combinatorias múltiples,
logran enlazar imágenes y con ellas evocar nuevas historias y nuevos encadenamientos
lúdicos, relaciones más creativas y complejas que les acercan al lenguaje, el dibujo
y a la literatura a través de lo lúdico.
Ese es el tipo de literatura infantil
que me interesa, la participativa, la que despierta en el lector el deseo de intervención
mediante la creación propia, abriendo al mismo tiempo su pensamiento a nuevos horizontes
en la lectura y en la vida. Y todo ello dentro de un concepto que me parece esencial:
la alegría.
Encuentro además que el concepto surrealista de
juego no está contrapuesto con la transmisión en mis cuentos de problemáticas que
me interesan: como la solidaridad, la no violencia, la pobreza, la emigración, la
convivencia con lo diferente, sino que esa apuesta por la imaginación refuerza las
ideas humanitarias que los sustentan con una dinámica lúdica entre palabra e imagen
como binomio poético imprescindible no solo para la creación de historias también
en el análisis del mundo.
En este libro trato a través del humor
el tema de la no violencia por medio del relato de las vicisitudes de una disparatada
familia en la que todos son calvos, excepto uno, el que se opondrá a la guerra que
nace con una peculiar diferencia…
En otro libro posterior “La canción de
Mister Popoff” me interesaba reflejar la problemática múltiple y muchas veces interrelacionada
de la pobreza, el hambre en el mundo y el medio ambiente, todo ello mediante una
narración en clave poética. Este ha sido uno de mis libros infantiles más leídos
Otro de mis libros infantiles “El mundo
en una manzana” es una apuesta por la sensibilidad y la imaginación frente al consumismo
e insatisfacción en los que a menudo se suelen debatir los niños, demasiado acostumbrados
a un bienestar cual maná que siempre baja del cielo. En este cuento como en algunos
otros infantiles me gusta enlazar varias pequeñas historias dentro de un mismo cuento,
al modo de esas muñecas rusas que tanto me impactaron en mi infancia. Por otro lado,
ese concepto circular del relato dentro del relato es algo frecuente también en
mis libros de cuentos para adultos, encuentro en este lúdico procedimiento de escritura,
una excelente herramienta narrativa combinatoria, a menudo basada en la evocación
y la asociación simbólica.
En el libro Cuentos de la abuela luna, publicado en 1999 se reúnen tres cuentos
“Lucas y el buho”, “Hansa” y “El general y la semilla”
Hansa trata de una gallina malabarista
que sueña con convertirse en una gran estrella circense. En el “El General y la
semilla”, escribo sobre lo absurdo de las guerras y la importancia de la sensibilidad
en la convivencia con los otros.
En otro de mis libros, El sueño de Hakam, reflejo el tema de las
pateras y la emigración desde la narración soñadora y sabia de un abuelo bereber
a sus dos nietos que aspiran a otro mundo mejor.
Finalmente, Poemas de un ratón es mi primer libro de poemas surrealistas para niños,
para el que realicé también sus dibujos.
Si
tuviéramos una Fantástica como tenemos una Lógica,
estaría descubierto el arte de inventar.
NOVALIS
Es este un libro sobre el poder evocador
de los dibujos y también de las palabras, de la pasión por el lenguaje como representación
del mundo y equipaje heredado, susceptible de ser reimaginado y transformado mediante
la creación.
Un buen día la inspiración llamó a mi
puerta y comencé a dibujar estos personajes de Poemas de un ratón que por
aquel entonces eran anónimos para mí, nada sabía de ellos tan solo que como por
arte de magia salían de mis manos hasta llegar a sumar mas de setenta, en este momento
decidí parar el ratón de mi ordenador, dejar de dibujar, y dar por finalizada esta
serie que de modo tan inesperado había llegado a mi vida. Introduje todos los dibujos
en una de mis carpetas y los dejé reposar largo tiempo, pero al cabo de dos años
llegó un día que también de un modo inesperado algo hizo que abriera aquella carpeta
en la que dormían mis dibujos, los saqué y los fui extendiendo uno a uno sobre la
mesa de mi estudio.
Tras observarlos con curiosidad, cada
uno de ellos me fue sugiriendo su propio retrato, como si de algún modo se presentaran
ante mí y me dijeran “ya no somos personajes anónimos, ahora tras este tiempo de
estancia en la carpeta podemos presentarnos ante ti con nuestra propia identidad.”
Y verdaderamente así era, ante mi fueron
desfilando la dama bosquimana, ricitos, el astrónomo gastrónomo, el hombre sin sombra,
la emperatriz…
Basándome en el concepto surrealista
de los llamados Limericks medievales irlandeses, género literario popularizado
posteriormente en el siglo XVIII en Inglaterra por Edward Lear, pensé reunir a todos
aquellos personajes ellos en un libro, cada uno iría acompañado de su pequeño retrato
rimado en clave surrealista .Para ello, tuve bien presente algo que como escritora
de literatura infantil amo sobre todas las cosas: el juego literario, y la importancia
de la alegría y la imaginación en la relación con el lenguaje.
También vi la posibilidad de que el libro
pudiera servir de pauta o humilde manual para que los propios niños realizaran sus
dibujos que más tarde como los míos tras dormir algún tiempo en una carpeta despertaran
con su flamante identidad.
Los niños podrían descubrir así la poderosa
evocación que tienen todas las cosas cuando la mirada es poética y se cultivan la
sensibilidad y la imaginación hasta conseguir que el mundo sea ese maravilloso paisaje
de infinitas posibilidades lúdicas, que nos llevan a crecer en conocimiento y humanidad.
Pensamiento en libertad que transforma
el tiempo en creación, utilizando la imaginación como gramática para leer el universo
como maravillosa representación de todos los prodigios.
Finalmente, tan sólo quedaba ponerle
título al libro, pensé que, ya que había dibujado todos aquellos personajes con
el ratón del ordenador, podría llamarse “Poemas de un ratón”.
A lo largo de las páginas de este texto
he hablado de mis líneas de trabajo tanto literarias como gráficas, cuentos para
adultos y niños, poesía, poesía visual, fotografía e ilustración infantil. Hablar
del proceso creativo resulta casi siempre enigmático, guiada por la pasión la creación
sigue unos caminos de indagación estética que imagino paralela a una indagación
vital que la nutre junto con la experiencia y el conocimiento o al menos aproximación
a un cierto conocimiento como me gusta describir a mi ese largo recorrido por la
existencia tejido de luces y sombras en el que las interrogaciones suelen determinar
la saludable distancia entre el pensamiento inflexible y cerrado y ese otro por
el que apuesto, móvil, abierto a la humildad de las propias equivocaciones y que
desde la sensibilidad aspira más a la poesía y la belleza de los procesos de aproximación,
al conocimiento de los múltiple fenómenos de la existencia, que al descubrimiento
de verdades absolutas.
Si he de hacer una síntesis de esta pasión
que alienta mi proceso creativo y no solo mi proceso creativo sino mi concepción
de la vida en su totalidad, esa síntesis sería la de lo poético que encuentro en
la base de todo mi trabajo, que respira en mi pensamiento y que encuentro esencial
en mi concepción del mundo. Lo poético entendido en mi caso como indagación lúdica
y sentido trascendente que tiene que ver una vez más con lo simbólico como espacio
espiritual donde alfabetizarme en sensibilidad.
La huella humana, cultural que dejamos
con nuestro tránsito vital y con nuestra creación puede ser cobijo para otros el
día de mañana, cobijo que alivie sus temores, sus preguntas alentando sus sueños
de conocimiento, del mismo modo igual que otros autores que nos precedieron: escritores,
escultores, pintores, arquitectos, músicos etc. son para nosotros referencia y huella
tras las que indagar. Dentro de esta hermosa herencia que otros nos legaron siempre
recordaré –porque también es la que me interesa en mi camino vital y estético– aquella
hermosa mentalidad renacentista que imaginó el universo interrelacionado de los
saberes como un único camino por el que avanzar. Conocimientos que unían la capacidad
especulativa y teórica del pensamiento con la imaginación, en un rico equipaje mental
que integraba lo humano y lo cósmico, lo estético y lo físico, reuniendo las distintas
disciplinas del conocimiento en un mismo anhelo de pensamiento. Actitud sabia para
explicarse de modo espiritual y trascendente el universo.
Por otro lado, no son nuestros días demasiado
propicios para este tipo de planteamientos espirituales, recuerdo ahora un magnífico
libro imprescindible “De lo espiritual en el Arte” del gran pintor Vasili Kandinsky,
padre del arte abstracto europeo dentro de la pintura. Es preciso recordar aquí
y ahora su visión espiritual y trascendente del arte, con gran parte del mundo del
Arte y la Cultura actual cómodamente asentado en aguas estancadas, en un espacio
sin interrogantes ni inquietud intelectual, gran zoco de compra venta en el que
priman intereses mercantiles y de éxito fácil. Feria de vanidades de la que huir.
Por otro lado, en estos días de ampliación
de comunicaciones tecnológicas, Internet, móviles, redes sociales, blogs etc., todo
parece indicar que los contenidos de los mensajes se han banalizado hasta extremos
increíbles, haciendo gala de una vaciedad de contenidos que asusta. Sin duda alguna
el crecimiento de la cultura tecnológica no ha ido paralelo a un lógico avance en
la cultura intelectual, con lo cual si hoy viviera el genial pintor Francisco de
Goya y Lucientes bien podría pintar nuestro tiempo con una nueva serie de grabados
sobre la proliferación de asnos tecnológicos a nivel planetario.
En el polo opuesto, desde la cultura
entendida como profundidad y trascendencia, también las nuevas tecnologías pueden
ser una magnífica herramienta para la creación, también a partir de ellas el ser
humano puede ayudarse en la expresión a través de los distintos lenguajes creativos
reconstruyendo el mundo, naciendo a él de nuevo, atrapando el tiempo y venciendo
a la muerte. Porque no es la herramienta sino los contenidos aportados lo que en
definitiva definen como buena o banal una obra artística. Claro que para ese juicio
como para otros se precisa de espíritus formados estéticamente y eso es ya tarea
ardua habida cuenta del bajo nivel cultural de nuestras sociedades modernas, más
preocupadas en un desbocado consumo que en el análisis del mundo cultural que les
rodea. Larga labor de lecturas y educación en Humanidades en escuelas, colegios
y universidades, solucionarían en parte este preocupante embrutecimiento ciudadano
a nivel planetario. Pero ¡Ay! Las Humanidades parecen estar en decadencia dentro
de las programaciones de educación. Con lo cual seguiremos asistiendo posiblemente
al Arte y la Cultura como espectáculo porque las sociedades no formadas culturalmente
y que lógicamente no tienen capacidad para discernir, son presa fácil para la manipulación
cultural e informativa.
En las antípodas de todo esto, hablar
de lenguajes desde la creación, es hablar desde la intensidad de los significados,
a menudo de nuevos significados, la búsqueda constante del pensamiento de nuevas
formas de expresión y conocimiento no está exento de esfuerzo y formación intelectual,
también de etapas de niebla y largas trayectorias por caminos no señalizados. Concibo
el viaje del pensamiento unido a la evolución vital como movimiento constante y
equipaje del nómada. Cobijo de aire y bóveda del cielo, espacio en libertad también
para la equivocación y la reflexión.
De este modo desde la transformación
y la búsqueda poética se edifica una y otra vez la realidad, rehaciéndonos nosotros
también y humanizando el tiempo. Realizando ese maravilloso prodigio de poder propiciar
en el otro con nuestra obra, otra mirada sobre las cosas. Ya he anotado anteriormente
que creo firmemente en el poder transformador, humanizador de la literatura, del
arte de la cultura en general. De igual modo que para mí han sido esenciales en
el mundo de mi pensamiento, la poesía, la pintura, la escultura, la cultura de mi
tiempo, de la misma forma cuanto creamos influye también en otros inevitablemente
y si influye en un solo lector o espectador, también la mirada de éste al ser transformada
incidirá en su comportamiento vital.
Por otro lado, la creación es también
un puente de comunicación universal, durante muchos años y aún hoy he podido leer
a grandes escritores gracias a que alguien supo traducirlos. Hoy, saber mi propia
obra traducida a otros idiomas como el inglés, el húngaro, el italiano, el árabe
etc. me proporciona una gran alegría al imaginar mis poemas o cuentos leídos por
esos lectores de otras culturas en sus correspondientes lenguas, pero que al mismo
tiempo desde diferentes universos culturales se siguen identificando con aquello
reflejado en mi escritura. El diálogo sostenido con ellos durante mis viajes a sus
países para presentar mis libros ha sido siempre enriquecedor para ambas partes.
Para la construcción de ese necesario
puente entre el autor y el lector, junto al valor innegable de una buena traducción
es imprescindible la existencia de una crítica formada en un saber multidisciplinar.
Hablo de la necesidad de una filosofía de la literatura en la concepción del estudio
y crítica literaria que actúe como auténtica creación en la percepción del carácter
radicalmente dinámico del texto literario. “El estudio de la literatura debe
rebasar las fuentes de información estrictamente literarias” advertía
hace ya muchos años el escritor Lezama Lima. Esto evitaría el habitual error de
ejercer una metodología en exceso taxativa que, en su afán por categorizar y delimitar,
detiene el tiempo en la fijeza de sus conceptos, alejándose de la posibilidad de
comprensión e interpretación de las obras.
Esta filosofía de la literatura no debería
relegar como inútil para el estudio, la actitud abierta y cuestionadora de la mirada
poética sobre el paisaje formal y conceptual de toda obra sujeta a lectura y estudio,
sino muy al contrario, tener muy en cuenta el pensamiento sensible e intercomunicado
de conocimientos y disciplinas estéticas, como herramienta de observación y análisis
abierta a la posibilidad de lo imprevisto, y a todo aquello que hace del universo
algo inasible, enigmático y a la vez maravilloso.
En realidad, no estoy hablando sino del
ejercicio de la sensibilidad en la indagación, de esa Razón poética de la
que hablaba la filósofa María Zambrano, y que debería estar en la base de todo tipo
de pensamiento y acción.
Se trataría en suma de la aceptación
de algo incuestionable: toda disciplina intelectual que no tenga en cuenta la esencia
de mutabilidad y discontinuidad del ser en todas sus manifestaciones, estará cada
vez mas alejada de cualquier intento de ontología de las cosas.
Es necesario por tanto recurrir a un
replanteamiento del estudio de la obra literaria, y de la escritura de la brevedad
en particular, a un método más abierto que implique nuevos modos de lectura para
la interpretación, para trascender el carácter analítico, simple y descriptivo que
domina la consecución del saber dentro de un sistema en exceso positivista que a
menudo ignora que el cambio, es la metáfora de la identidad temporal de la creación,
y de la vida en su totalidad.
Se precisa, por tanto, una apasionada
poética en nuestra búsqueda, en nuestra mirada humilde sobre cuanto existe, como
imprescindible hermenéutica en la interrogación del sentido de la diversidad de
fenómenos que suceden en el universo.
Actitud dinámica, estética del ser ante
las cosas, que consciente de la limitación de sus herramientas de estudio, se asoma
a su lectura desde combinatorias múltiples de referencia y aproximación.
Dentro del campo literario del relato
breve y muy breve en el que trabajo, asistimos a una mayor complejidad en la expresión,
en la narración contemporánea. Consecuencia lógica de un pensamiento perplejo ante
una realidad que se nos escapa en su ilegibilidad, no solo en el campo literario,
similares circunstancias se dan también en la filosofía, en el arte y la ciencia.
Pondré algunos ejemplos.
Ya en 1927 el físico teórico de mecánica
cuántica Heisenberg hablaba de la necesidad de abandonar toda pretensión de soberbia
en el análisis del universo. Los resultados de su trabajo revolucionaron profundamente
la física y la filosofía del siglo XX, su teoría del concepto de principio de
incertidumbre basado en la existencia de partículas de indeterminación
en la conformación del universo, puso en cuestión que la ciencia podría incluso
estar equivocándose en la misma formulación de sus preguntas.
Una vez más la física como el pensamiento
filosófico entendido como razón poética, nos hablan de humildad y relatividad
en el estudio de cualquier materia, recuerdan con palabras del filósofo González
Rey que “ontológicamente la epistemología de la complejidad, implica asumir la
naturaleza múltiple y diversa del objeto estudiado, la integración de elementos
diferentes y contradictorios de distintos tipos de unidad, de lo imprevisto como
forma de expresión alternativa de un sistema ante hechos similares ocurridos en
el tiempo, así como comprender formas irregulares de orden, rompiendo con el concepto
de orden equivalente a secuencia regular.”
También la escritura humana es espejo
de la escritura del Universo. Todo forma parte de un sistema de analogías y semejanzas.
Galaxias, océanos, desiertos… Partiendo del principio de analogía universal, las
hermosas páginas de la filosofía de la ciencia nos revelan cuanto existe como un
gran encadenamiento de metáforas a través de las que fluye la vida.
Por tanto, ya que las ciencias, la filosofía
y las artes en general han comenzado a desafiar la limitación de las explicaciones
dogmáticas generales, demasiado predecibles y comprensibles basadas en un estancado
racionalismo cartesiano, la literatura debe aceptar un gran reto: aprender a asociar
los diferentes saberes y referencias culturales para la elaboración de una visión
del mundo más abierta, rica y compleja, respondiendo a las nuevas interrogaciones
de nuestro tiempo.
Finalmente,
en referencia a mi propio proceso creativo me gustaría decir que la creación respondiendo
a una búsqueda constante de expresión debe ser testigo de su tiempo. Creación como
conocimiento e indagación siempre inacabada, ya que según se avanza con humildad
en los distintos saberes más se afianza en nosotros la conciencia de nuestra ignorancia
dentro del enigma, de lo prodigioso de nuestra existencia y del universo en su totalidad.
Así estemos hablando de la filosofía, de la biología, de la sicología, de la fisiología,
de la astronomía… Siempre tras cada puerta del saber habrá otra y tras ésta otra
y otra. Pero siempre, siempre tras cada sombra, el aliento infinito de la creación
y la poesía abrirán nuevos espacios para el mañana.
JULIA OTXOA (España, 1953) es una de esas creadoras con un altísimo grado de intensidad y, al mismo tiempo, dotada de una mirada múltiple que vislumbra diferentes formas de expresión. Trabaja incansablemente con poemas, prosa, cuentos, minicuentos, poesía visual y obra gráfica. Su narrativa, combinada con la poesía, cuenta con más de 30 libros publicados. Pues todo lo que quieras saber al respecto lo podrás encontrar aquí: www.juliaotxoa.net.
SUZANNE VAN DAMME (Bélgica, 1901-1986). Pintora posimpresionista belga que evolucionó hacia el surrealismo en la década de 1940. Se formó en las Academias de Bruselas y Gante y en el Studio L’Effort de Bruselas. Durante su estancia en Ostende, recibió la influencia de James Ensor. A principios de la década de 1930, Van Damme se mudó a París, donde conoció al pintor y poeta italiano Bruno Capacci, quien se convirtió en su marido. Ella pasó mucho tiempo en París, el sur de Francia, Londres y Florencia. En 1941 entró en contacto con los surrealistas y participó en la Exposición Internacional Surrealista de 1947 en París, organizada por Breton y Duchamp. Sus obras de los años 1940 hacen claramente referencia a Picasso, De Chirico, Seligmann y también a Toyen. Expuso en la Bienal de Venecia en 1935, 1954 y 1962 y en la Bienal de São Paulo en 1953. Cuando más tarde se mudó a Florencia, comenzó a crear obras más abstractas antes de desarrollar un lenguaje muy personal lleno de signos y símbolos. Sus obras se convirtieron entonces en conjuntos de ideogramas compuestos por minipinturas con elementos abstractos y figurativos. Es de lamentar, sin embargo, que su obra surrealista de pinturas haya sido comprada por coleccionistas y rara vez aparezca en colecciones públicas. Suzanne van Damme es la artista invitada en esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 257 | novembro de 2024
Artista convidada: Suzanne van Damme (Bélgica, 1901-1986)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
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FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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