BB | He observado que en México impera una
tradición moderna de una crítica práctica, como diría Edward W. Said, es decir,
una crítica que se encuentra en el periodismo literario y que se expresa en revistas
literarias y reseñas de libros, como por ejemplo la cultura que impusieron las revistas
Plural, Vuelta y ahora Letras libres, frente a la crítica académica,
universitaria, que pienso tuvo como fundador a Octavio Paz y como continuadores
a ti, Adolfo Castañón, Aurelio Asiain, Guillermo Sheridan, Alejandro Rossi, Gabriel
Zaid y José Emilio Pacheco. Hablo, por supuesto, de los integrantes de Vuelta, fundamentalmente.
¿Tengo razón? ¿Ha vencido la crítica periodística a la crítica académica, la cual
casi no se oye ni se siente fuera del ámbito mexicano?
CDM | Algunos de los escritores que mencionas son académicos y muy ilustres (como
Rossi y como Sheridan). Todos, creo, nos definimos como prosistas y ensayistas y
formamos parte de la tradición de las revistas literarias que en México es muy fuerte
y se remonta al otro principio de siglo. El problema no es la crítica académica
(la hay y magnífica) sino las ideologías teóricas que secuestraron el pensamiento
literario en los años sesenta y setenta y se han ido retirando. Si México es visto
desde fuera como un refugio ecológico o una reservación de ensayistas que se reconocen
en la tradición de Alfonso Reyes, de Pedro Henríquez Ureña, de Jorge Cuesta, de
Octavio Paz, tanto mejor. Eso quiere decir que hemos hecho bien nuestro trabajo.
BB | Leyendo tu estupendo, valiente y enjundioso
Diccionario crítico de la literatura mexicana (1955-2005), percibo que hay autores
a quienes le dedicas pocas páginas, como a Alfonso Reyes (2 páginas), y a otros
desconocidos, como a Héctor Manjarrez, más (19 páginas). ¿A qué se debe? ¿A qué
Reyes ya no tiene la relevancia que tuvo o a una afinidad afectiva y electiva, en
la que ha triunfado Paz?
CDM | El Diccionario es, en buena medida, una colección de ensayos personales que
expresa mi evolución intelectual; la extensión de las entradas de un autor o de
otro no tiene ninguna relación con su importancia histórica o peso intelectual.
El tamaño se debe a las condiciones en que escribí los textos: a veces son fragmentos
de libros, otras reseñas o ensayos de mayor aliento. Es una antología personal.
Sobre Reyes he escrito mucho; me pareció suficiente escoger sólo un fragmento que
lleve al lector, si cabe, a otros de mis libros, como “Tiros en concierto” (1997)
donde hablo con cierta profusión de los ateneístas. Por otro lado me da gusto que
el Diccionario sirva para dar a conocer fuera de México escritores que merecen,
en mi opinión, la lectura del resto de los hispanoamericanos. La historia literaria,
por otro lado, es plural, expresa grupos y movimientos, sensibilidades que se disputan,
sin anularse unas otras, la vida intelectual. Reyes no ha dejado del todo su lugar
para que lo ocupe Paz. Son estilos a veces antagónicos y a veces complementarios.
Y hay una continuidad ensayística entre “El deslinde”, de Reyes y “El arco y la
lira”, de Paz, por ejemplo.
CDM | A Henríquez Ureña lo tengo en mi biblioteca donde está la literatura mexicana,
junto a Reyes y a Vasconcelos. Si a veces se lo olvida, en México, debe ser por
su exceso de familiaridad, lo cual no es una disculpa sino una explicación. Es demasiado
cercano.
BB | Al leer tus libros, Christopher, veo
que predomina más el historiador de las ideas y de la religión, que el teórico de
la literatura, pues no asumes ninguna tendencia teórica ni tampoco un método crítico.
Es decir, no observo ni al estructuralismo, ni a la semiótica, ni a la deconstrucción,
ni al marxismo…, sino a un escritor con un estilo libre, personal, desenfadado,
más a un novelista que a un poeta, aun cuando hay frases y oraciones definitivamente
poéticas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
CDM | Es cuestión de carácter y de preferencias. No se me da la teoría ni creo
que la función de la crítica sea postular métodos teóricos. Alcancé a formarme en
el marxismo, un marxismo heterodoxo y a la luz de nuestros días, ciertamente terminal,
y en ello se quedaron mis ambiciones teóricas. En este año se festejó el centenario
de Paul Bénichou (de hecho escribí algo sobre él en “Letras Libres” del mes de julio
de 2008) y me parece que ese historiador literario francés es un ejemplo de cómo
se puede responder con claridad y rechazar a las disciplinas exteriores a la literatura
que creyeron descifrarla considerándola algo distinto a lo que, en principio es:
comunicación voluntaria y tendenciosa entre quien escribe y quien lee. Esa distancia
frente a las teorías no quiere decir que uno se lírico en el sentido peyorativo
de la palabra. Mi obra crítica tiene un carácter histórico, documental y no pocas
veces (lo menciono como autocrítica) hasta historicista.
BB | Tu caso es asombroso como crítico literario
por tu madurez, cultura enciclopédica y conocimiento de tantas novelas, poesía,
teatro, ensayos, cuentos, a pesar de tu juventud. ¿Cómo lo lograste?
CDM | Solamente he sido un lector y he tratado de leer lo que leyeron mis maestros,
los que me miran desde los estantes de la biblioteca, críticos literarios como Edmund
Wilson, Cyril Connolly, Gaston Bachelard, para hablar de los maestros de otra lengua.
También leí con mucho provecho a Barthes y a Foucault y a algunos otros que parecerían
ajenos a mi perfil o a mí no perfil teórico. Dicen mis críticos, que los tengo y
muy virulentos, que me he limitado a glosar a esos autores. Si lo he hecho bien
como escoliasta, me doy por satisfecho.
CDM | Novela es decir mucho. William Pesador es un relato de menos de 100 páginas,
un accidente biográfico con una relación apenas íntimas con mi trabajo crítico.
BB | ¿Te consideras más un ensayista que
un crítico?
CDM | Soy crítico literario y ensayista. Un verdadero crítico literario sólo se
expresa mediante el ensayo, el centauro de los géneros como decía Reyes. ¿De qué
otra forma podría expresarse?
BB | Pienso que estás en la tradición crítica
de Sainte Beuve, quien con su método biográfico y sus retratos literarios, dominó
una época de la crítica oficial en Francia, y quien penetraba en la psicología de
los autores. ¿Te consideras un Sainte Beuve mexicano?
CDM | Para ser un Sainte Beuve me falta todo. Es como si un poeta quisiera ser
John Milton o John Donne o Baudelaire. Me falta, además, todo el siglo XIX y, cosa
muy importante, el gorro de dormir. Me identificó, eso sí, con los ensayistas y
críticos hispanoamericanos que se educaron leyendo a Sainte Beuve, como don Baldomero
Sanín Cano o el chileno Alone. Supongo que comparto sus defectos y sus manías.
BB | ¿Tiene en planes volver a la novela
o incursionar en la poesía? ¿O temes a que los críticos apliquen venganza y se conviertan
en críticos de tus creaciones?
CDM | No, no tengo ganas de escribir una novela y nunca he escrito un poema y seguramente
nunca lo haré. Tienen cierta razón los que dicen que la primera obligación de un
crítico es no escribir malas novelas o mala poesía. Yo ya pequé una vez con William
Pescador y espero no reincidir.
BB | Al leer tu Diccionario, eres muy claro
cuando dices que es a un tiempo una antología personal y un diccionario de autor,
y sin embargo has encontrado tantos detractores en el gallinero mexicano. ¿A qué
se debe esa reacción, casi siempre de los excluidos?
CDM | Esta clase de libros son polémicos, muy polémicos Retratan a una literatura
en movimiento, rica, multitudinaria y nada más natural que la vanidad herida por
la omisión. E incluso en las críticas más viscerales y violentas he encontrado objeciones
provechosas.
CDM | Me gustaría ser recordado como uno más de los eclécticos iberoamericanos.
BB | Me seduce mucho la crítica de Harold
Bloom, el gran Buda de la crítica norteamericana, porque predomina el prosista,
el escritor por encima del crítico, además por su vasta cultura como historiador
de la religión, conocedor de la cábala, el psicoanálisis, el budismo y el misticismo.
¿Te pasa lo mismo que a mí?
CDM | Bloom ha dado una gran batalla, en buena medida política, por el canon y
hay que agradecérselo. Pero el mundo de Bloom me es en cierta medida ajeno: él cree
que el mundo sólo está compuesto por sus estudiantes. Y sus opiniones sobre la literatura
en español y en portugués son a menudo lamentables. Debió ahorrárselas: no agrega
gran cosa y confunde un poco. Es un magnífico canonista de la lengua inglesa. Como
escritor prefiero a su maestro Frye.
BB | ¿En qué corriente crítica te sitúas,
cuáles son tus dioses críticos y qué piensas de la crítica académica?
CDM | Admiro a Sainte Beuve, a Georg Brandes, a Mencken, a Connolly, a Clarín…
Son mis maestros y trato de imitarlos.
BB | ¿Sobrevivirá la crítica fuera de las
universidades, como dijo Harold Bloom, y como pienso que está sucediendo en México?
¿Sobrevivirá la crítica después de Barthes, Derrida, Soller, Kristeva, Foucault,
Eco, Said, Bloom De Man, Frye, Genette, Richard o Trilling? ¿Están en crisis las
nuevas tendencias críticas como las vanguardias literarias?
CDM | La gran mayoría de los críticos literarios esenciales han sido profesores.
Lo que no hubiera dado yo por ser alumno de Curtius o de Auerbach. Sainte-Beuve,
por cierto, también fue profesor, en Suiza. Más bien es al revés: son poquísimos
los críticos que no pasaron por la academia. Lo que se eclipsó fue un tipo de crítica
académica, el postestructuralismo y sus derivados, lo que Bloom llama con genio
la Escuela del Resentimiento, un grupo de escuelas que desnaturalizaron a la literatura
mundial y que se han ido extinguiendo… Y la literatura moderna por definición es
crítica, está en crisis. Y lo que pase en las universidades me interesa sociológicamente
pero no creo que tenga mayor impacto sobre la literatura. Esa es la clase de cosa
que les preocupa a los profesores y que alguien como yo, por no ser profesor de
manera formal, escucha con asombro. Fuera y dentro de las universidades la crítica
sobrevivirá. Faltaba menos. Donde persistan los lectores, deberá persistir la crítica.
Nada se va a acabar.
BASILIO BELIARD (República Dominicana, 1966). Poeta, ensayista y crítico literario. Tiene un máster y un doctorado en filosofía, ambos por la Universidad del País Vasco. Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Fue profesor invitado por la Universidad de Orleans, Francia. Es autor de las obras: Diario del autófago, Sueño escrito (Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña, 2002), Balada del ermitaño y otros poemas, Los pliegues del bosque, Piel del aire, Oficio de arena, Soberanía de la pasión, Prácticas de sueños, El imperio de la intuición, Revés insulaires, Escrito en el vacío. Máximas, aforismos y sentencias, El lince y el arco iris, Ritual de las ideas, Octavio Paz o la búsqueda del presente, El ojo de Ion: poesía y filosofía (Premio de Ensayo de Funglode, 2020), Círculo abierto, Octavio Paz: temporalidad y soledad, La intemperie, entre otras. Ha participado en diversos congresos literarios y festivales de poesía, y editado o coeditado varias antologías poéticas dominicanas. Fue director-fundador de la revista País Cultural.
BRIANDA ZARETH HUITRÓN (México, 1990). Originaria de Temascalcingo de José María Velasco, México. Artista plástica y pintora surrealista. Realizó sus estudios de pintura en la Academia de San Carlos en Ciudad de México. Sus múltiples facetas artísticas y personalidad curiosa la llevaron a descubrir el surrealismo, corriente en la que encontraría una manera de comunicarse con el mundo. Plasma interpretaciones poéticas donde lo cotidiano es transformado en una realidad fantástica y onírica. Pinturas mágicas que señalan los deseos de la vida por salir en un cuadro. Ha expuesto individualmente y de manera colectiva en México y en el extranjero. Exposiciones individuales: Museo Leonora Carrington de Xilitla, ENCUENTROS ONÍRICOS en el año 2025. Museo de la Mujer, REVELACIONES ONÍRICAS, en el año 2022. PAISAJES ONÍRICOS para el Festival Temascalcingo Honra a Velasco, en el Año 2021. VENTANA A MUNDOS ONÍRICOS, en el Centro Cultural Futurama, Ciudad de México, en el año 2020. Exposiciones Colectivas Col-art en la Galería Oscar Román año 2025 Muestra pictórica EL OFICIO DEL PINTOR, de la Academia de San Carlos, Año 2019. DIMENSIONS, Festival Wave Gotik Treffen, celebrado en Leipzig, Alemania, en el año 2018. Ha participado en la Cátedra por los 100 años del surrealismo, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, impartiendo conferencia sobre surrealismo femenino. Recientemente su obra ha sido publicada en el libro Mujeres Mexicanas en el Arte, de la editorial Agueda y en THE ROOM SURREALIST MAGAZINE, revista de surrealismo internacional. Brianda Zareth Huitrón es la artista invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 263 | dezembro de 2025
Artista convidada: Brianda Zareth Huitrón (México, 1990)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
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∞ contatos
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FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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