La experimentación
con el lenguaje forma hoy parte no sólo de la expresión sino de la experiencia
poética, del enfrentarse al lector tanto por el tema como por las figuras
estilísticas: ordenación de la frase o descomposición del verso, disolución de
la sintaxis, etc. El poema no corresponde ya al concepto tradicional de poesía,
no responde al sentimiento ayer calificado de poético. Esto, a propósito de un
libro: Informe.
Informe, de Omar Castillo, es, sin duda, un libro que detiene al
lector, como una voz de alarma, como un expediente, como una reacción o un
rechazo frente a algo o de algo. Aludamos, primero, a la edición, que lleva el
sello de Otras palabras, de Medellín, fechado en 1987, provocadoramente
simple, luego hermosa (y tal vez quisiera ser hermética). Una fotografía y unas
palabras liminares de Amílcar Osorio acercarían al autor a un nadaísmo que se
empeña en vivir cuando la vida y la sensibilidad de la época lo han dejado
atrás. En la historia de nuestros movimientos poéticos, ser nadaísta hoy (y justamente
por lo que un día significó) es carecer de elemental lucidez. Acompaña también
la edición un envío firmado por Luis Iván Bedoya, una bibliografía (como se usó
en ciertos poemas sajones de comienzos de siglo) y una nota biográfica. Todo
ello al lado de unas pocas páginas, tal vez
quince, que entregan el poema fragmentado en 11 partes.
Es el volumen octavo de la aludida
colección de versos, y en la presentación dice: “El Informe de Omar
Castillo se desliza fríamente sobre la superficie de las cosas. La obstinación
de su mirada extraña enteramente, la ilusión de referencias más allá o más acá
de las cosas “primarias” que violentan una existencia suspendida en el abismo
de la ciudad”. En estas líneas hay dos palabras explicativas: frialdad y abismo,
que hablan de la actitud del poeta y del estado del espíritu al crear o
componer.
Entonces, dos apuntes primeros: los
temas y el lenguaje. En cuanto a lo primero, es un libro vuelto hacia el
absurdo de las calles, a la destrucción de la vida en la selva de cemento y
cristal, a las naturalezas muertas (como en la ilustración), a la áspera
experiencia del caos y del dolor: “La condición de estos textos se transmite
directa y desnudamente, como una estrategia de expansión o realización en
varias formas del puro —añade la “presentación”— y simple título: Informe”.
Y en cuanto a lo segundo, el laconismo,
no la alusión sino el eludir. Los versos apenas enuncian, describen, valiéndose
del recurso de la sucesión o superposición de imágenes:
“Escultura arrojada en hierro y concreto
deteriorando
Nombres y direcciones inscritos afanosamente
A punta de navajazos inexpertos y endebles
Transcurre
El taxi la avenida
Edificio pierde pisos en su retrovisor
Incompleto
Vira dejándole intacto”
Son los objetos vacíos, los seres
cotidianos, los actos anodinos, los sucesos sórdicos a fuer de ser triviales.
El poema increpa y abandona a un mismo tiempo, denuncia y olvida o entrega y
rechaza invariablemente bajo un signo doloroso:
“Monedas ponen en funcionamiento la máquina
Si se es experto oprimiendo
Los objetivos son derribados vistos
En la pantalla
De lo contrario se repite la acción
Agotar la moneda
Si se quiere repetir hasta alcanzar
Objetivos que vistos y
Si se quiere ser experto
Espichando saltarán en fragmentos
Y vuelva que ha ganado
El derecho a repetir
Una y otra vez
Como si el casete no se agotara
Dejando el índice suspendido en la explosión”
Esta máquina, que bien puede estar en
Madrid o en Bogotá, es una gran parábola o una gran metáfora de la vida que se
ha entregado a la inexistencia, que se hace vida en cuanto deja de lado la vida
acusándola pero sin enjuiciarla, pues se carece de fuerza para ello. Aunque,
por supuesto, según la forma casi jeroglífica de la composición, también hay
alusiones:
“Al
mismo tiempo
Vórtices
Diáspora
Usura geométrica
Tejados
Oficina de correos
Aire acondicionado
Salario mínimo”
Las vanguardias llegaron al letrismo,
y la disolución del poema llegó hasta el silencio, en la idea de un poema
pulverizado que acaba también con la mirada que contempla (pues termina
contemplándose así misma sin dirección ninguna) y el objeto de contemplación.
Aunque, diríase, que los poemas como necesitados buscan no un lector que los
lea sino que averigüe quién es el que los ha escrito. Imaginamos, en el caso de
alguna tradición, que algo hay de Trilce o de la conocida antipoesía,
que resulta, esta última, un escondite ante el olvido de lo que es composición.
¿Será así y, en lugar de ella, se echa mano de lo que llamaríase una
invención? No se puede saber, aunque se
nos asegura que: “Todo el libro está construido como un sólido reporte en el
cual cada parte es una cuidada pieza de una “máquina” polifónica, en la que se
ignoran o se borran irónicamente, todas las señales de la repetida e
insoportable cacofonía de la interioridad”. Esta afirmación es, obviamente,
incomprensible, y justamente por ser interior. Nada dentro y nada afuera,
diríamos, concluyendo.
Pero hay datos que valen; Omar Castillo
nació en 1958, en Medellín, y lo persiguen algunos lebreles o libros: Garra
de gorrión, de 1980; Fundación y rupturas, de 1985; Relatos del
mundo o la mariposa incendiada, de 1985; Limaduras del sol, con el
sorprendente añadido de dos ediciones, en 1983 y 1986. Los “informes”, por ley,
son escuetos, y ocultan más de lo que dicen o dicen sólo lo que no puede
ocultarse. Vendría este informe de la tradición clásica del hombre dividido
(clásica dentro de la modernidad), la de los hombres huecos, contra quienes se
ha vuelto todo cuanto de sus manos ha salido y para quienes el paisaje trazado
por su propio corazón es una fantasmagoría que toca en el delirio.
Pero la validez de la expresión está en
su necesidad, e inevitablemente viene a mi memoria aquel acto de Luis Cernuda,
cuando no llevó al libro algunos de sus primeros poemas por calificarlos de
“ingeniosos”.
*****
Jaime García Maffla (Colombia,
1944). Poeta y ensayista. Cofundador, en 1972, de la revista de poesía Golpe de Dados, junto con Mario Rivero,
Giovanni Quessep y Fernando Charry Lara. En 1997 recibió el Premio Nacional de
Poesía Universidad de Antioquia por su libro Vive si puedes. Ha sido coordinador de talleres de la Casa de Poesía
Silva y profesor de posgrados en Literatura de la Pontificia Universidad
Javeriana y del Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. Actualmente desarrolla su
seminario privado ‘Vida y Poesía’ y lleva el blog http://vocesdelvigia.blogspot.com/. En Boletín Cultural y Bibliográfico Banco de la República,
Bogotá, volumen XXVI, número 19, 1989.
*****
Organização
a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista
convidado | Guillermo Wiedemann (Colômbia, 1905-1969)
Imagens
© Acervo Resto do Mundo
Esta
edição integra o projeto de séries especiais da Agulha
Revista de Cultura, assim estruturado:
1
PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2
VIAGENS DO SURREALISMO, I
3
O RIO DA MEMÓRIA, I
4
VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5
VOZES POÉTICAS
6
PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7
VIAGENS DO SURREALISMO, II
8
O RIO DA MEMÓRIA, II
9
SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
A Agulha
Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial
de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de
Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua
espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas
de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a
coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.
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