LUIS ALVARENGA |
LUIS ALVARENGA | La vanguardia
estética inicia con los grupos literarios de los años '50. El ambiente cultural
era conservador en todo sentido. Me refiero a la Generación Comprometida, que
rompió mucho con este conservadurismo.
ALFONSO VELIS TOBAR | En El Salvador, las vanguardias, como en cada uno de
los países de Centroamérica. Surgen como fuerzas de choque, para decirlo así.
No olvidar que las crisis históricas provocan un cambio, una ruptura,
respondiendo a un florecimiento renovador. Fenómeno literario y artístico, que
se vive por esa época en Centroamérica y desde 1920 a 1945 en Europa, entre las
dos guerras mundiales. La vanguardia europea, "manifestaba la problemática
que había dejado la Primera Guerra mundial –según juicio de José Roberto Cea–
con la crisis de valores burgueses, puestos en evidencia por esa primera
matanza de vidas a nivel industrial y la angustia de ver cerca otra matanza de
mayores proporciones". [1]
Aquí en Centroamérica (particularmente El Salvador), nuestras corrientes de vanguardia reaccionan
contra las normas ya caducas; contra los amoldados gustos estéticos;
modernizar, no solo, significa, cambiar lo viejo por lo nuevo; sucede en el
mismo proceso creador de la literatura y en el arte; en tiempos de la historia
y en todas las realidades del mundo. Claro en lo literario, es la lucha
constante por renovar (desde el tema mismo), hasta las expresiones del lenguaje
y sus anhelos de romper estilos, metáforas, expresiones inventadas, trazos,
formas, simetrías, sonidos, colores en el arte; estas corrientes vanguardistas
nacen, toman auge, luego decaen, son efímeras o siguen perviviendo en el
espíritu de algunos creadores y en otras realidades que no son las nuestras.
En El Salvador, igual al resto de países de Centroamérica, el apogeo del
Modernismo siguió dejando huellas por los años de 1930, 1940. Se trata aquí de
caracterizar o cuestionar la cultura del país en las primeras décadas del siglo
XX. Un crítico nuestro, Juan Felipe Toruño (1898-1978), nicaragüense, llega al
país en 1923, desde su página de Sábados
de Diario Latino, fue eficaz promotor de las letras por esos años, usa el
término "Ultra modernismo" del que se hablaba en Europa, lo aplica a
nuestra literatura, como "Postmodernismo", y otros usan dentro de la
crítica misma conceptos como "Modernismo Decadente". [2]
Román Mayorga Rivas, poeta periodista, funda y dirige el Suplemento Literario Dominical
(1910-1911) del Diario del Salvador,
y durante la primera visita de Rubén Darío al país, había sido redactor de la
famosa Revista de la Quincena, a la
cabeza, Francisco Gavidia, Vicente Acosta, eran de los principales animadores.
Habría que destacar en la segunda década de 1913-1926, miembros de una sola
familia, conocidos como la Dinastía Meléndez Quiñones, con el fin de manejar a
su antojo la economía, sometido al pueblo, usan métodos represivos y hacia
1922, ametrallaron una manifestación pacífica de mujeres. Algunos escritores
progresistas y otras familias oligarcas, estaban en contra de aquella dictadura
civil.
Pero en aquellos años '30 del siglo XX, ese "modernismo
decadente", pues ya no pegaba, pero todavía en la literatura salvadoreña,
vibraba en la poética de Hugo Lindo (1917-1985), Raúl Contreras (1896-1973),
Vicente Rosales y Rosales (1894-1980), Ricardo Trigueros de León (1917-1965),
Ricardo Martel Caminos (1919), Lilian Serpas (1905-1985), Julio Enrique Ávila
Villafañe (1892-1968), Gilberto Gonzales y Contreras (1900-1954), Julio Enrique
Ávila (1892-1968). Por esa época esos dejos del modernismo se respiraba en poetas
como Alberto Guerra Trigueros (1898-1950), tan solo oigamos: "¡Alma de
tiempos idos! ¡Alma! / ¡Alma llena de azul, alma serena! / del tiempo aquel en
que corrió mi pena/ ¡tan mansamente como mi alegría!" ("La invocación
a Lázaro"). Alberto Guerra Trigueros, poeta que en su filosofía estética
que planteara, expresa su dolor, ante la delicada situación de crisis de 1932,
la desintegración social, económica en que vive la sociedad, la tragedia del
pueblo, pedía desde la redacción del diario Patria
[fundado con Alberto Masferrer (1868-1932)], que había que resistir, pero sin
violencia. Una especie de "Resistencia pasiva" como la califica el
compañero de mi generación Miguel Huezo Mixco, quien apunta, el mismo concepto
de la trama novelesca de Hombres contra muerte,
de Miguel Ángel Espino, de esos años. Alberto Guerra Trigueros, místico, [3] de un espíritu nacionalista liberal, impulsador de
la cultura, con una diferencia personal de otros, un simpatizante de Sandino,
también.
Un poeta bohemio, de acento modernista, cultivador del verso en
depuradas formas métricas, de tonos líricos musicales, como lo exalta en su Euterpologio politonal (1938), es
Vicente Rosales y Rosales. Pocos poetas como él, de peculiar expresión dariana.
Pero según la crítica académica, su único poema de valor es:
"Invierno", de su libro El
bosque de Apolo (1929), aunque
con sesgos de un modernismo agotado, pues lo que más predomina en su estilo, es
una poesía sacralizada de un idealismo metafísico, pero "Invierno"
refleja ya un giro distinto, cierto humanismo abstracto con carácter social,
poema que en parte responde a los inicios de una nueva poesía, ya con leves
reflejos del vanguardismo y oigamos: "Brumoso
el ideal, la carne inerte…/ Para otro dieron lana las vicuñas…/ En este
invierno –macho de la muerte– / ¡Cuántos nos hemos de comer las uñas! / Tres
meses de hospital a leche cruda / o terminar mendigo y en muletas. / ¡Hoy esta
noche dormirás desnuda / mientras se mueren de hambre los poetas! / Se cuentan
casos extraordinarios / de los que el frío flagelo siniestro; / con estos casos
se hacen hoy los diarios. / ¡Tal vez mañana se refiera el nuestro!".
Poema que según se dice, marca los primeros atisbos del vanguardismo en el
país, poema digno de una antología.
Muchos poetas desarrollaron la mayor parte de su obra, en elucubraciones
de conciencia conformista, reflejan su visión de mundo, nada estimulante al
momento histórico que se vivía por esa época en el país, los años de 1930-40,
en ellos no hay juicio crítico en su poesía. Claro "estimulante", a
"intereses creados", personales, el compromiso oficial; ¡Sí!,
intelectuales, amoldados a favor de un sistema injusto, egoísta. Sí,
comprometidos con gobiernos militares fascistas, con oficios de Embajadores,
Ministros, representantes culturales de gobiernos oficiales, puestos
burocráticos internacionales. Como suele la conducta moral del poeta y es tu
conciencia social la que decide y te juzgue; y es tu obra misma que hagas, te
salve o te condene, tu proceder ante y por el pueblo, ese proceder de tu
conducta moral, tus principios ideológicos, tu militancia por el pueblo, como
creador, artista, escritor ligado a una clase, en favor de los pobres, en lucha
por la justicia social y una nueva sociedad.
No olvidar, paralelo a éste postmodernismo de 1920 en adelante, los
críticos, hablan aquí en El Salvador, en el género narrativo, por esa época,
del llamado Regionalismo Costumbrista, el mejor ejemplo, el escritor
impresionista Arturo Ambrogi (1875-1936), [4] por su pintoresco Libro del
trópico (1907). Ambrogi
fotografía la escena campestre, la describe en todos sus detalles, es puro Realismo Costumbrista, de estampas
regionales. También se oye hablar del Realismo
Social, una culminación en este movimiento, en la narrativa es, Salvador
Salazar Arrué (1899-1975), su joya literaria: Cuentos de Barro (1933), en los inicios de la dictadura del General
Maximiliano Hernández Martínez (1895-1968). Salarrué, como se le conoce, poeta,
pintor de corrientes indigenistas, pinta la escena con esa manera del ser salvadoreño,
su imaginación rescata, la fantasía humana, la inocencia, plantea nuestra
identidad cultural. Esa sombra del indigenismo se manifiesta también en
pintores como José Mejía Vides. Es la época en que se habla de la "poesía
pura", el poeta José Valdés desde la ciudad de Santa Ana, es el vocero,
seguidor principal de ella, por los años '30; y esto como parte ya de la
historia.
Pero viene otra oleada, ¡Ojo! Quienes marcan en forma más concreta la
entrada del vanguardismo en El Salvador, entre 1930, aunque ya, según Toruño,
"Neruda y García Lorca estaban influyendo en el ambiente". Esta nueva
vertiente, se concentra en un importante núcleo, el llamado Grupo Seis. Venimos
hablando de 1930-1940. Estos poetas y narradores salvadoreños, que después de
"Inverno" de Rosales y Rosales, son los precursores, que dan origen a
las corrientes vanguardistas en El Salvador, destacan el caso del "poeta
salvaje" Antonio Gamero (1915-1974), Pedro Geofroy Rivas (1908-1979),
Oswaldo Escobar Velado (1919-1961), Cristóbal Humberto Ibarra (1920-1988),
Carlos Lovato (1911-1999), Manuel Alonso Rodríguez (1916), Rafael Álvarez
Monchez y su principal
animadora, Matilde Elena López (1923-2010), poeta y escritora, que ejerce la
docencia, el teatro y la crítica. Grupo que tiende a desprenderse de un
"modernismo decadente", a diferencia de los poetas metafísicos
anteriores, quienes siempre estuvieron bien con Dios y con el medio acomodado
que los halagaba. Estos poetas y escritores, voces nuevas, rebeldes, agrupados
en Asociaciones Antifascistas, quieren literatura para el cambio, una poesía de
protesta social de toques políticos de izquierda; tienden a romper en formas
del lenguaje, temas, imágenes, metáforas. "No en vano nuestra generación
se había definido al presentar en sus inicios su proclama poética en el
'Manifiesto de la poesía coral'. No en vano había surgido los grupos de
vanguardia, como el grupo Seis, el comité de escritores antifascista, con
voluntad de lucha y compromiso con el pueblo", diría más tarde Matilde
Elena López, en autocrítica a esta generación. [5] Se oye hablar de otros, del grupo, como Alfonso Morales (1919-1999),
Manuel Aguilar Chávez (1914-1957), José María Méndez (1916), Julio Fausto
Fernández, Luis Gallegos Valdés, Ricardo Trigueros de León, Serafín Quiteño (1906-1987),
Pilar Bolaños, Margot O'conor (después de Van Severen), José Luis Leiva, Renato Cifontes, Rodolfo Jiménez Larios, Francisco
Rodríguez Infante. Y por entonces Lidia Nogales que fue noticia en la
poesía de esa época de 1940, llama la atención, su grito quejumbroso, su
lirismo agónico, su persona de anonimato, se atribuye a Raúl Contreras, como
invento de ella, "Lidia Nogales", es una incógnita, noticia, que
causa alarde en la poesía de esos años.
ALFONSO VELIS TOBAR |
Pero sonaba la voz vibrante de Pedro Geofroy Rivas (exilado, vive en
México un tiempo por causa de la dictadura militar), quien sorprende con su
canto, influido por Neruda y poetas del 27 de España. Al igual que Salarrue,
busca nuestra identidad nacional. Ambos son ya grito vanguardista con cierto
lirismo, rescata el pasado prehispánico que nos pertenece (antropólogo social),
voz de protesta social, de izquierda, que se ríe de sí mismo, como de los demás
y del mal habido de otros: "Yo soy el que muere pisoteando retoños, / el
que rompió el milagro, / el intruso de todas las palabras / …/ al mariguano que
me ha oído discutir con los ángeles." Poeta franco, cuando habla, habla
con ironía y sarcasmo a sí mismo, auto cuestiona su clase: "Pobrecito
poeta que era yo/ burgués y bueno. / Espermatozoide de abogado con clientela. /
Oruga de terrateniente con grandes cafetales y millares de esclavos / Embrión
de gran señor, violador de mengalas y de morenas siervas campesinas."
Pero estos son poetas que destacan,
su grito de protesta contra todo mal estado de cosas. Otro que sobresale del
Grupo Seis, es Oswaldo Escobar Velado (1919-1961), abogado y notario, presa del
alcoholismo, su poesía alude a una visión de búsqueda de una conciencia
nacional, una conciencia social de patriotismo y lucha (aunque de una familia
de literatos y de extracción burguesa), siempre fue un poeta rebelde con el
grito de los pobres, los títulos de sus libros lo reflejan desde su Patria Exacta (influido quizás por el Canto General, de Neruda. Este poeta
también sufre cárcel y exilio alguna vez. Pero es poeta que acusa, denuncia, de
fondo su religiosidad militante a través de la poesía: "Este Cristo
sangrante que mi mano señala/ se llama Centroamérica/ la piedra de su iglesia
se levanta en Bolívar, / Morazán sostiene su bandera de siglos/ y en un coro de
niños su mineral estatua / nos abre su esperanza." (Cristoamérica, 1952). Escobar Velado trajo una poesía
revolucionaria de su época, aunque dicen que en un tiempo de apuros, fue un
tiempo asesor de la Guardia Nacional, esas son algunas contradicciones de
práctica ideológica, de conducta, no acordes con su poesía, achacan su conducta
moral como escritor. En carta del 30/09/1951, enviada a su persona, desde
Argentina por el Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias (1899-1973),
le manifiesta: "Lo que de su poesía me atrae es la forma directa,
inmediata. (…), nervio de una poemática futura, para nuestras tierras aun en
lucha de reivindicación. El verso-dardo, el verso flecha-envenenada, el verso
piedra de hondero apasionado. (…) Siga produciendo a lo vivo, sangre y
espíritu, tierra y canto, que nuestra Centroamérica todavía tiene que decir al
mundo." Su rebeldía se apegaba a una práctica democrática que permitía por
momentos el régimen opresor, de entonces, de que había cierta libertad de
expresión un tanto simulada.
Entonces esos movimientos de vanguardia que se han dado, surgen o
decaen, en El Salvador; y también, ¿por qué no decir? que prevalecen, somos una
vanguardia nueva, no la evadimos, que nos manifestamos distinta a otras realidades;
vanguardias, que surgen en su propia atmosfera, en relación a nuestros
problemas históricos que enfrentamos. Los hálitos de las vanguardias, siguen
prevaleciendo en algunos aspectos en las expresiones, miren los dejos
existencialistas y surrealistas que caracterizan la obra creadora de algunos
poetas de ayer, de nosotros, hasta algunos jóvenes escritores contemporáneos de
hoy; por lo menos, en los usos del lenguaje, más que todo en la literatura, las
generaciones de ayer y hoy que vivimos, contemporáneos, quienes debemos ante
las crisis, romper, inventando otros géneros, estilos, átomos estéticos para el
cambio, la realidad a través del aporte del lenguaje y de la imaginación con la
literatura, reflejando la realidad hecha ficción y ficción de la realidad,
valga la redundancia…
FLORIANO MARTINS | Los movimientos
locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las vanguardias europeas
correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
LUIS ALVARENGA | Hubo mucha
polémica al respecto, sobre todo porque muchos miembros de la Generación
Comprometida y el Círculo Literario Universitario reivindicaron la idea del
compromiso político. También hubo encontronazos por cuestiones estéticas, como
los ataques a Álvaro Menéndez Leal por su pieza teatral Luz negra.
ALFONSO VELIS TOBAR | Las vanguardias, como fuerzas
de reacción estética ante los problemas internacionales y nacionales repercuten
a través del espíritu mismo; aquí, por las mismas contradicciones de clase que
vivimos, siempre ha habido, estilos y formas en desacuerdo con la cultura
dominante, cultura oligárquica, burguesa con sus propios gozos estéticos, como
tú sabes; enfrentada a una cultura popular, una cultura proletaria, de empuje
exige militancia; aquí siempre se ha dado una cultura de liberación nacional,
con actitud antiimperialista. Una especie de cultura de la Resistencia,
aguerrida dentro de la lucha revolucionaria; pero no resistencia pasiva, sino
en lucha constante, en alertas consignas de guerra "hasta vencer o
morir". El Salvador, no es una excepción en Centroamérica, por ello,
surgen voces muy características, esta nueva vanguardia revolucionaria en
Centroamérica busca desplazar lo absoleto de un sistema, que exige vivir en
forma más humana, más civilizada, para todos. La
literatura no es sentimiento de algo inerte, ni muerto, ni de hechos
estancados, pues tiene vida creadora a través de un espíritu renovador. En la
poesía se detecta más esta facultad. Por ello el arte y la literatura, que en
realidad tienen un valor auténtico, humano, aunque no presenta soluciones a los
problemas nacionales, pero contribuyen a reflejar esa crisis, denuncian o
protestan contra los males dictatoriales, la inconformidad social, contra todo
aquel despotismo, sofrenando la libertad humana. Una sensibilidad nueva, por
esa realidad de los '30-'40 es la realidad de un mundo, que se resquebraja
frente a dos guerras mundiales, como sucede en las sociedades nuestras en el
occidente de América. Aunque también, en nuestro medio las vanguardias buscan
romper, incluso pueden, hasta cambiar las mismas tradiciones del medio en que
surgen. Aquí se dieron y siguen dándose en alguna medida, con efectos de otras
constantes históricas y estéticas dentro de la realidad misma que vivimos y
enfrentamos.
Quiero decirte, amigo Floriano, que a mi modo de
pensar, la vanguardia que se plantea en los años '30 en
Centroamérica, en Hispanoamérica, se da en forma distinta, cómo se gesta en Europa. Aunque
hay puntos de contacto con esas ideas estéticas a través del espíritu mismo. La
vanguardia literaria en El Salvador y Nicaragua, se proclaman en el sentido de "recobrar lo nacional ante el
modernismo exótico", planteado, llevado a un modernismo decadente, apogeo
que había marcado Rubén Darío en su culminación de aquel movimiento cosmopolita
desde América hasta Europa.
Entonces Nicaragua vivía la crisis política desde 1928 a 1932, de un
problema nacional, los yanquis habían invadido el territorio y cuando no pudo
derrotar al Ejercito Defensor de la Soberanía de Nicaragua, comandado por el
jefe guerrillero de Niquihomo, General Cesar Augusto Sandino (1895-1934), pues
el espíritu antiimperialista de un patriota como Sandino, como Farabundo Martí
en El Salvador que lucha a su lado, fungiendo como secretario en las Segovia,
(de Honduras colaboraba el escritor Froilán Turcios), todos habían influenciado
en el espíritu también nacionalista del movimiento literario de vanguardia de
esa época en Centroamérica. En Nicaragua se manifestaron escritores como: José
Coronel Urtecho (1906), Pablo Antonio Cuadra (1912), Luis Alberto Cabrales
(1901), Manolo Cuadra (1908-1957), Octavio Rocha (1909) y Joaquín Pasos
Arguello (1915-1947). Bruno Mongalo, Luis Castrillo y Joaquín Zavala.
Manifestaron sus propósitos estéticos en su Ligera
Exposición y Proclama de la Anti-Academia Nicaragüense (1930). Fueron,
quienes, impulsaron ese movimiento de vanguardia que influye en otros países,
como lo afirma el crítico José Roberto Cea. [6] Nuestra vanguardia salvadoreña, también supo amoldarse a una
conciencia creadora en relación a la historia. Pero debemos estar claros, estas obedecen a sus
propios estadios geográficos donde se dan, pero la vanguardia nuestra obedece a
problemas propios, nuestros, con retoques europeos.
Decimos que la vanguardia Literaria en El Salvador, como en toda Centroamérica,
surge en oposición al Postmodernismo, rechaza, manifiesta lo nuevo, surge en
rebeldía contemporánea. Pero como digo un vanguardismo literario y artístico,
con realismo social y crítico con brotes distintos de lo Europeo. También con
la salvedad, que al cuestionar esas corrientes dadas sus características,
debemos explicarlas en el contexto nuestro. Símbolos vanguardistas, dados por
ese choque en relación de todos "aquellos movimientos locales de toda
índole, políticos o sociales". Nosotros los escritores y poetas, ¡No
negamos, nos hemos visto influenciados por esos cánones culturales! Por esas
corrientes del Existencialismo, el Surrealismo, Realismo Mágico, Realismo
Social, Realismo Crítico, Realismo Socialista, la corriente del Absurdo y hasta
el Indigenismo que hemos profesado hasta hoy, así como de las corrientes
sociológicas. Corrientes desde los '30, los '40, a nuevas expresiones de los
poetas de 1950, hasta la nuestra, la generación de los '70, a la que yo
pertenezco, alcanzando las voces de los '80. Siempre hemos estado en acuerdo y
en desacuerdo con las modas foráneas que entran al medio, los alienados se ven
absorbidos por ellas, modas del consumismo, pero las corrientes artísticas,
vienen de otros medios, que agregan algo distinto a lo nuestro. Actualmente somos una
vanguardia nueva de nuestro tiempo y te lo explico así en detalles, siempre
junto a la historia nuestra.
FLORIANO MARTINS | ¿Qué relaciones
mantenían estos mismos movimientos con las corrientes estéticas de los demás
países hispanoamericanos?
LUIS ALVARENGA | Eran autores
muy conocidos en el ámbito literario Centroaméricano y continental. Muchos de
ellos adquirieron esta relevancia gracias a la plataforma cultural de la
revolución cubana. De otra manera, difícilmente hubieran logrado este
reconocimiento, pese a su innegable calidad.
ALFONSO VELIS TOBAR |
En El Salvador hasta
hoy se ven reminiscencias estilísticas en poesía vanguardista, pues es difícil
sacudirse esas corrientes de la noche a la mañana como repito, los poetas
nuestros de esos años, se vieron influenciados por poetas de mayor renombre de
los demás países hispanoamericanos. Desde los escritores de la generación del
27 en España: Alberti, Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel
Hernández, y otros hispanoamericanos, poetas nuestros como: el peruano César
Vallejo (1898-1938), considerado entre los más grandes innovadores de la poesía
del siglo XX en Latinoamérica.
Grandes influencias nos trajo Pablo Neruda (1934-1973), importante poeta del
siglo XX en América; como lo es
posteriormente Roque Dalton en El Salvador, como la tienen otros países de
Latinoamérica, poetas de militancias políticas a favor de los pobres; Neruda de
actitudes anti-dictatoriales, miembro activo del Partido Comunista de Chile,
Premio Nobel de Literatura (1971). Quizás Neruda y Vallejo han sido los poetas
de mayores influencias en las generaciones de 1940 y 1950 en adelante en la
poesía salvadoreña de vanguardia en Centroamérica. Otros poetas que influyen en
la época del siglo XX, el norteamericano Walt Whitman (1819-1892), expresión
del llamado Trascendentalismo y el Realismo Filosófico, poeta que influyó a poetas fuera de su país. Poetas como: Rubén
Darío, Pablo Neruda, Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal (del llamado
Exteriorismo), los salvadoreños
Oswaldo Escobar Velado, Geofroy Rivas, León Felipe en España y yo mismo de la
generación de los '70 me vi tocado por el canto sonoro de Hojas de hierba (Leaves of Grass), me deslumbró su poesía, su
lenguaje torrente de río, su estilo, todos hasta hoy nos vimos influenciados
por Walt Whitman, creador del "versolibrismo", cantor de la
democracia norteamericana. Como también influenciados por ese lenguaje de Henry
Miller, John Dos Pasos, William Faulkner, Ernesto Hemingway, Toreau y Tenesse
Williams, y hasta los postulados de Emerson, grandes valores de la literatura
norteamericana. Influyen los poetas llamados de la "Generación
Perdida", Proust y otros también.
Otros grandes poetas que
influenciaron en nosotros, el mejicano Octavio Paz (1914-1998), Premio Nobel de
Literatura (1990), quizás entre los poetas hispanos más lúcidos de todos los
tiempos. Poeta Neo modernista en sus comienzos, pero fueron los poetas
surrealistas, con quienes convive en Francia hacia el 1946 y 1947, los que más
influyeron en su poesía conceptual, erudita, metafísica, "esotérica",
pero en sus inicios anteriores destaca, en una poesía lírica, contemplativa de
la realidad que lo circunda en su soledad contemporánea.
En fin todos estos poetas en
mención, [en momento alguno, se vieron influenciados por
corrientes vanguardistas europeas y crearon sus propias concepciones, luego
ellos mismos fueron influenciando a otros poetas nuestros, surge el
Creacionismo, característico en el
chileno Vicente Huidobro (1893-1948), en Hispanoamérica uno de los primeros
poetas vanguardistas, "misión de crear e inventar nuevas realidades".
Entre 1920-1925, surge el Estridentismo, en México, poetas como Manuel Maples
Arce (1898-1981), auspiciado por el llamado Futurismo italiano. Y el Futurismo
surge en 1909, cuando Tomasso Marinetti, publica en París su Manifiesto, la
imaginación futurista de Maiakovski, poeta ruso, escuela que proclama la
ruptura artística del pasado y canta la invención de la era de las maquinas.
Otros vanguardismos, el llamado Pancalismo y Panedismo en Puerto Rico, con el
poeta Luis Llorens Torres (1878-1944). El llamado Postumismo en República
Dominicana, su precursor el poeta Domingo Moreno Jiménez (1894-1986). Como
"poesía social de corriente negra", se representa con Nicolás Guillen
(1902-1989) en Cuba y otros poetas del Caribe: Luis Palés Matos, Manuel del
Cabral y Ramón Guiraes, sus tradiciones vienen de la cultura africana. Blaise
Cendrars, Guillaume Apollinaire, publican en sus inicios obras de la llamada
"Poesía Negra" en Francia, corriente que repercute en la música
(Jazz) y en el teatro, como sintetiza el historiador Alfredo Veiravé. [7] El llamado Nadaísmo de Gonzalo
Arango. El llamado Ultraísmo, surge en España, su principal fundamentador
Rafael Cansinos Assens hacia 1919, escuela que en Hispanoamérica profesa el
argentino José Luis Borges, quien convive con poetas ultraístas en España como:
Guillermo de Torre, Gerardo Diego, Juan Larrea. El llamado Imaginismo que se da
en Inglaterra, sin ignorar la llamada escuela crítica del Formalismo Ruso,
descubierta por ese movimiento de vanguardia de postguerra en Francia, que se
llamara Estructuralismo, además instrumento de teoría, de análisis y método de
ver la literatura.
En El Salvador, hacia 1940, escritores como Miguel Ángel Espino
(1902-1967), publica Trenes (1940) y Hombres contra la muerte (1947), hay
renovación del lenguaje, es ya "la visión social Centroamericana",
dentro de una pasiva violencia en su trama social; pero ya, años antes, el
autor había planteado sus posturas estéticas en su prólogo a Mitología de Cuscatlán, publicado en
1919. Esas renovaciones estéticas, eran voces con ecos de la vanguardia que se
estaba dando en la literatura de entonces con su propia visión de mundo en
Centroamérica. También se proliferan las revistas de vanguardia desde 1930 en
El Salvador, como en Centroamérica, ya entrados en el siglo XX, surgen
publicaciones al servicio de la cultura en la región. Desde la revista El Repertorio Americano (1919-1959),
bajo la dirección de Joaquín García Monge, que expandió la corriente
vanguardista en Centroamérica. Será Costa Rica, desde San José, el portavoz del
vanguardismo a partir de 1919, hasta su supuesta extinción en 1958, que no
estoy de acuerdo. La revista Centroamérica
(1909-1921) en Guatemala. En 1924 apareció en San José la revista Repertorio Centroamericano, órgano del
Consejo Superior Universitario Centroaméricano. Tenemos conocimiento de las siguientes
revistas salvadoreñas que han aparecido desde 1930: Mercurio (1938-1939), Revista
Las Américas (1943, 1945, 1946), Brisas
Nuevas (1945, 1947), Horizontes
(1945 1948), Álbum (1953), Revista de la Biblioteca Nacional, Anaqueles
(1948-1955), bajo dirección de Baudilio Torres. Recuento de publicaciones
importantes, según afirman los historiadores.
Las vanguardias en Hispanoamérica,
según cada país, toman un cauce propio, identifican problemas históricos
distintos, movimientos que ya en Europa pasaban de moda, aquí entran en auge
como fenómeno social, surgían en otras zonas de América, Centroamérica, El
Salvador, con sus efectos de estilos de expresión propia y formas creadoras muy
diferentes en problemas históricos distintos. Por ello debemos, esas corrientes,
dadas sus características culturales en el proceso literario y artístico,
debemos explicarlos en nuestras propias realidades sociales, presentando su
visión de mundo.
FLORIANO MARTINS | ¿Qué aportes
significativos de las vanguardias fueron incorporados a la tradición lírica y
cuáles son sus efectos en los días de hoy?
LUIS ALVARENGA | La Generación
Comprometida y el Círculo Literario Universitario renovaron formalmente la
poesía, introduciendo y aclimatando elementos formales de las vanguardias estadounidense
y europeas. Lograron expresar, de una forma original, la condición humana
salvadoreña. Son un punto de referencia. Así sea para desmarcarse de ellos.
Pero no pueden obviarse.
ALFONSO VELIS TOBAR |
Digamos que los
vanguardismos literarios en El Salvador, han tenido según las generaciones
hasta hoy, rasgos de esos "ismos" como, el Surrealismo, el
Existencialismo, el Exteriorismo, más que todo en la poética, la narrativa,
también ha prevalecido esa vanguardia del Realismo Crítico, del Realismo Social,
o Realismo Socialista y del "Absurdo", y en el fondo cierta tradición
lirica en el lenguaje. Como en los poetas de la llamada "Generación
Comprometida" (1950), rompen, protestan enérgicamente. El poeta y crítico
nicaragüense Juan Felipe Toruño, director de la página Sábados del Diario Latino, dio a conocer escritos desde la generación del 40, Grupo Seis. Publico
textos, juicios críticos, polémicos de choque con las generaciones anteriores,
del Grupo Octubre de 1950, El Circulo
Literario Universitario (1956), animado por Tirso Canales (1930), Ricardo
Bogrand (1930- 2009), Álvaro Menéndez Desleal (1932), dramaturgo y narrador de
corriente existencial, del absurdo, influenciado por Borges en sus Cuentos. Otro poeta Waldo Chávez Velasco, dramaturgo, poeta, después de
profesar ideas de corte revolucionario, dio un viraje de 360 grados hacia la
derecha reaccionaria, buscando acomodo en la burocracia oficial como
intelectual utilizado. El poeta bohemio Orlando Fresedo (1932-1965),
influenciado por poetas como Pablo Neruda. Poetas que ya muestran una expresión
de corte social, temas que toman una forma de conciencia social, humanos en sus
fundamentos estéticos, ideológicos. Con el tiempo, algunos, cambiaron en su
pose moral que inspiraron años anteriores, comprometiéndose cómodamente con el
sistema opresor, gozaron del acomodo, representantes de la cultura oficial y
oficiosa de su época. A cambio de otras voces que toman una ideología política,
que tampoco escapan a los dejos de un surrealismo, un vanguardismo, que
presenta su poesía en general. Poesía combativa, de militancias políticas; el
mejor ejemplo, lo tenemos en Roque Dalton (1935-1975), nuestro gran poeta
revolucionario, en su proceso creador tuvo sus influencias vanguardistas, el
admite, primero nerudianas, después surrealistas a lo André Bretón y César
Vallejo, influye mucho en él,
Nazin Hikmet, el poeta turco, una poesía conceptual a lo Jacques Prévert, lo demuestra en su extraordinario "Poema de amor" que dice así: "Los que ampliaron el Canal de Panamá/ (y fueron clasificados como "silver roll" y no como "gold roll")/ los que repararon la flota del pacifico, / en las bases de California,/los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras y Nicaragua,/ por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos,/ los siempre sospechosos de todo/ ("me permito remitirle al interfecto/ por esquinero sospechoso/ y con el agravante de ser salvadoreño")/ los que llenaron los bares y los burdeles/ de todos los puertos y las capitales de la zona/ ("La Gruta Azul", "El Calzoncito", "Happyland")/ los sembradores de maíz en plena selva extranjera,/ los reyes de la página roja/(…) los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera/ los que murieron de paludismo/ o de las picadas de escorpión o la barba amarilla/ en el infierno de las bananeras/ los que lloraron borrachos por el himno nacional/los arrimados, los mendigos, los mariguaneros,/ los guanacos hijos de la gran puta,/ (…) los eternos indocumentados / los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, / los primeros en sacar el cuchillo,/ los tristes más tristes del mundo, / mis compatriotas / mis hermanos", [8] extraordinario poema que rompe y del poeta nacional Roque Dalton. En cuanto a José Roberto Cea, es otro poeta que milita, digamos a través de la literatura, honesto, no se presta y en su lucha avasalladora, demuestra su indeclinable lealtad al hombre, -como dije una vez de la poesía de Alfonso Hernández-, demuestran una conducta moral revolucionaria hasta hoy en la poesía de Centroamérica; y es quien ha ganado más premios internacionales fuera de El Salvador.
Nazin Hikmet, el poeta turco, una poesía conceptual a lo Jacques Prévert, lo demuestra en su extraordinario "Poema de amor" que dice así: "Los que ampliaron el Canal de Panamá/ (y fueron clasificados como "silver roll" y no como "gold roll")/ los que repararon la flota del pacifico, / en las bases de California,/los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras y Nicaragua,/ por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos,/ los siempre sospechosos de todo/ ("me permito remitirle al interfecto/ por esquinero sospechoso/ y con el agravante de ser salvadoreño")/ los que llenaron los bares y los burdeles/ de todos los puertos y las capitales de la zona/ ("La Gruta Azul", "El Calzoncito", "Happyland")/ los sembradores de maíz en plena selva extranjera,/ los reyes de la página roja/(…) los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera/ los que murieron de paludismo/ o de las picadas de escorpión o la barba amarilla/ en el infierno de las bananeras/ los que lloraron borrachos por el himno nacional/los arrimados, los mendigos, los mariguaneros,/ los guanacos hijos de la gran puta,/ (…) los eternos indocumentados / los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, / los primeros en sacar el cuchillo,/ los tristes más tristes del mundo, / mis compatriotas / mis hermanos", [8] extraordinario poema que rompe y del poeta nacional Roque Dalton. En cuanto a José Roberto Cea, es otro poeta que milita, digamos a través de la literatura, honesto, no se presta y en su lucha avasalladora, demuestra su indeclinable lealtad al hombre, -como dije una vez de la poesía de Alfonso Hernández-, demuestran una conducta moral revolucionaria hasta hoy en la poesía de Centroamérica; y es quien ha ganado más premios internacionales fuera de El Salvador.
Otro de sus miembros del Grupo
Octubre, Ítalo López Vallecillos (1932-1986), historiador del periodismo,
dramaturgo, editor, uno de los creadores de la famosa Pájara Pinta, que trascendentalmente marca una etapa de oro en la
literatura de los 50-70s y oigamos en voz de Ítalo: "Se ladrón de atardeceres. Guárdate las lluvias finas. / y en
ocasión, espléndido, regala tu ternura. Destrúyete. / incéndiate. Vive la hora
sin remordimientos." (Ars Vivendi", 1977). Manlio Argueta (1935), novelista y poeta exilado en Costa Rica, por
un tiempo por la dictadura, su regreso después de la guerra. Consagrado
novelista entre los mejores narradores de Latinoamérica. Se expresa sin
temores: "Mi país, tierra de lagos,
montañas y volcanes. / Pero no vengas a él, mejor quedas en casa. / nada de mi
país te gustará. / Los lirios no flotan sobre el agua." (Postcard,
1967). Roberto Cea (1939), narrador, dramaturgo, ensayista, poeta de las
tradiciones ancestrales, los mitos, el uso del lenguaje mágico indigenista,
urbano, existencial, y su viraje a la poesía coral, conceptual, amorosa, social
y erótica: "Dicen las malas lenguas,
y la mía, ¡por Dios!, que no es tan buena; / que Chicho Cuadra, se hacía remolino,
azotaba las puertas/ y cruzaba sin miedo el cementerio" (Memoria de un
vecino, 1968). Y en su poema "Crónica
Salvadoreña": "Nosotros
aquí, en El Salvador,/ Hemos perdido el aire / Y a punto de estallar estamos./
Aquí, en El Salvador, hay que decir las cosas / A corazón partido y con
cojones./Tantos han extraviado la palabra/ que a muchos nos rompe la
nostalgia./ Aquí, en El Salvador/Entre vecinos./ y del prójimo hablamos,/por
detrás, cuando ha dado la vuelta/(…) Es una mierda, este San Salvador, pero
divino./ Aquí ¡ hasta las piedras hablan, sufren, y se tiran abrazos!" Cea
grita con su verso franco, irónico, sarcástico, otro hablador; y nos duele el
país El Salvador con su voz, aquí hay coraje y valentía para decir las cosas.
En relación a tu pregunta, querido
Floriano, que si hay en nuestra literatura, la incorporación de una
"tradición lirica", con elementos de vanguardia. Claro que sí, como vemos, la corriente lírica, sigue
reflejando sus huellas en torrentes, balbuceos, entre nosotros hasta hoy; estos
bardos del 50 para acá, con el antecedente de Francisco Díaz (1812-1845),
asesinado; el poeta Miguel Álvarez Castro (1795-1855), patriota entre la
Colonia y la independencia, seguidores de la lucha, los exilios de Francisco Morazán
(1792-1842), y a lo largo del siglo XX, hasta hoy en día, los poetas que
aparecen con una nueva actitud, hay una toma de conciencia social de
participación liberadora.
Como en el vanguardismo de ruptura formal de Roberto Armijo (1937-1997), ensayista, dramaturgo,
poeta con leves dejos del soneto modernista, con sentido de realismo crítico,
social, tono conversacional, el poeta más lirico del grupo: "Cuatro años de penumbra cotidiana. /
de presentir vivir, viviendo muerto. / de abrir el corazón, sentirlo yerto, /
sin escuchar su musical campana" (soneto, 1957). Un poema suyo
bellísimo es, aquel que empieza así: "Una
vez más la patria me duele dentro de mí y me sufre/ (…) Mi madre no habría sido
triste ni mi padre habría estado junto a su alcohol./(…) Pero fue en vano/ No
soy lo que pude ser/ Soy más pequeño que una brizna más miserable que una
hormiga.(…)/ Si hay poeta bueno en el sentido admirable de la palabra quien lo
niega / Soy yo pero la vida es así / Necesito la Máscara el puño la palabra
cruel para sobrevivir/ Por eso sufro/ (…) / Es verdad en mi país la vida del
poeta es una mierda/ Lloro de cólera al darme cuenta de que Alfonso gran poeta
sacude los estantes de libros/ Cuándo el poeta será un príncipe/ Un Dios /Por
qué desde Platón se le relega / Por qué lo vuelven un Prometeo/ Un Cristo y a
veces un Judas/ Un lavaplatos / Ay la edad de oro la Edad de los poetas / Todo
será felicidad la alegría brotará en las flores / La patria no será una llaga
pústula maligna." Poema lirico con otro tipo de lenguaje muy propio,
poema que Roque Dalton, toma como bello epígrafe de su novela "Pobrecito poeta que era yo"
(1994).
Uno, muy valioso,
poeta representativo de esta generación es Alfonso
Quijada Urias (1940), narrador, poeta de lenguaje surrealista, onírico,
contemplativo, de miedos, entre sueños, frustrados de una realidad mágica, de
blasfemias prodigiosas, de esperanzas y tragedias, pero de neurosis constante:
"Todo viene de que uno es llorón y
no se faja como los otros que nacieron rosaditos. / se aprende a no quedarse
dormidos en la silla Luis XV, heredada de generación en generación (la silla y
la costumbre). A no fiarse de quienes hablan de la torre de babel,
conquistadores con una pipa francesa. / Aprendí a confiar en las malas palabras
y esto cuando uno anda en los veinte y se cree un rambo y toma un trago a la
salud de este país y del hermano sifilítico" ("Se suplica no
llorar en casa"), poeta militante el mismo. El mismo Roque Dalton en una
crítica a Los Estados Sobrenaturales (1961)
dice: "Quijada Urias se ha colocado
a la vanguardia de los jóvenes poetas salvadoreños, aportando una visión del
mundo y del hombre, desenfadadamente contemporáneo, como quizás nadie antes en
la poesía salvadoreña (…) su poesía tamizada por las culturas de la sociedad de
consumo (que se vuelven pan de cada día con la transformación de los países
Centroaméricanos en partes de un mercado común para la producción
norteamericana) es un grito de alarma que pasa mucho más cerca de la gesta del
Che que de la poesía de Ginsberg". [9] Las influencias de Quijada Urias, un poeta raro en su expresión,
datan desde Dante, Apollinaire, Lautréamont, los llamados poetas malditos,
Blake. Maiakovski, Essenin, simbolistas como Rimbaud, Villon, Baudelaire,
poesía de tono Kafkiano y de Joyce. Poetas como Quijada Urias, surgen del
Circulo Literario Universitario, entre los ‘50s y los ‘60s., son poetas de
vanguardia en este seguimiento histórico que llevamos, de rompimiento en la
época contemporánea; no solo por la renovación en el uso del lenguaje, sino por
sus giros estilísticos; el vanguardismo siempre está presente en su verso, en
su teatro y narraciones, aunque los caracteriza, esa corriente de la llamada
"Anti poesía" también, a lo Nicanor Parra o Quevedo. Poetas que dejan
un eco de existencialismo a lo "Sartreano", con la visión de
compromiso que Sartre plantea, a veces a lo Samuel Becket, influenciados en su
teatro y narrativa del absurdo de Antonin Artoud; demiurgos, algunos instantes
"nihilistas", por lo general, de una expresión punzante, que tiende a
lo testimonial de la literatura; como ficción de la realidad o la realidad que
nos circunda hecha ficción; voces más apegadas a un lenguaje, urbano, coloquial
y con halitos liricos palpables.
Y no pecamos todavía
al afirmar que esos dejos vanguardistas se dan, en poetas del llamado grupo Piedra y Siglo (1967), con Rafael
Mendoza (1943), Luis Melgar Brizuela (1945), Julio Iraheta Santos (1940),
Ricardo Castrorrivas (1938), Ovidio Villafuerte (1938), Uriel Valencia(1940),
Jorge Campos, pero entre todos ellos, sobresale Chema Cuellar (1942-1980), voz testimonial de poeta militante,
en Acabo de partir de mí mismo, rompe
a lo César Vallejo con Trilce, sus
influencias, el mismo me lo dijo un día, la forma, la expresión vibran en una
renovación vanguardista en Latinoamérica; y se pronuncia contra ese formalismo
del lenguaje. César Vallejo influye en Chema Cuellar, hasta lo antigramatical
de las normas en la escritura: "no
soi Chema Cuellar/ ny soy amigo de nadie/ ny tuve una abuela paralytyca/ ny soi
poeta/ ny ciudadano/ny nada/ me vale un pyto que nadie se acuerde de my/ me
llevo a san salvador en el bolsillo". Y entonces Chema Cuellar, es
poeta que responde a las escuelas de Vanguardia en algunos aspectos de su obra
creadora, influenciado también por las ideas marxistas, impulsada su poesía en
un marco de lucha proletaria y liberadora.
Y en otros extremos estéticos de
conciencias conformistas, en la vanguardia misma, la poesía de David Escobar Galindo (1943, se expresa con
riqueza de lenguaje suyo muy personal: "húndete en la ceniza, perra de hielo, /que te trague la noche, que te
corrompa/ la oscuridad; nosotros, hombres de lágrimas, / maldecimos tu paso por
nuestras horas. …por la sangre en el viento, no entre las venas/ donde nazcas,
violencia, maldita seas. / (…) nunca seremos ojos llenos de vida, /sino que en
lava inmunda vegetaremos, / (…) / Húndete en la ceniza, perra de hielo/que te
trague la noche que te procrea; /por la sangre en el viento, no es su recinto,
donde quiera que nazcas, ah dondequiera, /sin descanso de estirpes, años y
mares, sin descanso, violencia, maldita seas". "Como perra de
hielo", simboliza a su modo de pensar, de sentir la lucha del pueblo,
incluso en su poema "El verbo Patria", lo recuerdo, el poeta David
Escobar Galindo, y en su duelo ceremonial y oración por la violencia, la
maldice, desde su posición aristocrática, no la admite, quiere una violencia
pasiva, aunque la juzga desde su cómoda posición de rector universitario; pero
que sepa, a nadie le gusta la violencia, (aunque por alcanzar la paz se puede
llegar a la violencia) por irracional, el dolor mismo, inhumano que produce;
pero la violencia es dialéctica y justificada para la clase desposeída, que
quiere un cambio; porque después de agotar los convenios más civilizados del
pueblo, del derecho humano; de aguantar tanto "pijaseyo" como
decimos, en la jerga de la lucha, no hay más alternativa que la violencia
misma, para alcanzar los sueños de la felicidad humana; hasta el mismo Monseñor
Romero dijo un día, que si la violencia era justa para alcanzar otra vida
mejor, se acepta como derecho del pueblo, por buscar su propio destino, o
alcanzar incluso, las tragedias, los horrores y consecuencias sociales que trae
una guerra civil, que en todo derecho democrático, justifica la lucha
organizada, capaz de asaltar hasta el mismo cielo. Una utopía de nuevos valores
humanos, es la mera lucha de clases que vivimos todo el tiempo; queriendo
superar los estados de crisis, injustos para el pueblo en general. Y en eso
debe el poeta que pronunciarse, pues no está exento de los problemas sociales.
Uno no se puede ir en retorica lírica, lucida y perdida en diferentes torrentes
de ríos del lenguaje con bellas metáforas, que casi te saquen o ignores la
realidad. La poética de Escobar Galindo, viene de la vertiente, que caracteriza
a poetas como, Hugo Lindo, Vicente Rosales y Rosales, con rasgos del poeta
demiurgo, metafísico, lucido; cierto el poeta Escobar Galindo, suele cantar
líricamente el dolor social del pueblo, dolor existencial desde su propia
visión de mundo, acomodada, creador que respira con decoro académico, cruzando
sus piernas plácidamente, lee placentero un libro de poesía, para enriquecer su
expresión, refinada en cuidados formales, estilísticos, y estéticos que sabe manejar
con maestría; mientras tanto, en sus manos su "yogur", su
"lunch", a tiempo, atendido con esmero servicial. Quien ha publicado
una extensa obra en poesía y narrativa, con su visión de mundo muy fiel,
¡claro! fiel a su clase burguesa. Siempre considerado, el poeta nacional,
símbolo de la oligarquía, ideólogo, representante oficial, David Escobar
Galindo, antítesis moral, frente a una diferente actitud consecuente, de
militancia, de valentía, que caracteriza la conducta moral de poetas
consecuentes como: Roque Dalton, Otto René Castillo, Huberto Alvarado, Obregón,
Roberto Cea, Alfonso Quijada Urias, Javier Heraud, Francisco Urondo, Mario
Benedetti, ejemplos en Latinoamérica y otros
jóvenes Centroaméricanos que supieron jugarse la vida: Alfonso Hernández, Leonel
Rugamas, Carlos Fonseca Amador, Edwin Castro, José María Cuellar, Arquímedes
Cruz, Mauricio Vallejo Marroquín (1957-1980), Jaime Suarez (1950-1980), desde
los ‘70s, ‘80s, ‘90s; actitud de militancia opuesta a los otros extremos en que
surge David Escobar Galindo y sus seguidores. Como afirma el poeta combatiente Miguel Huezo Mixco: "Al igual
que sus abuelos, los liberales del siglo XIX, (…) El más conspicuo de estos es
David Escobar Galindo, poeta, político de indiscutibles dotes, banquero, además
el mismo" (Hueso Mixco: 31). Admito hay instantes de segundos, en que
me gusta su poesía, me dejo con placer llevar de ella, de sus imágenes
deslumbrantes, pero me pierde su expresión y deseo volver a mi realidad, esta
punzante realidad aparente, deformada, frente a mis ojos, que me arrebata el
alma, mis sentidos, y nervios; esta es la realidad que nos duele, verla,
palparla y es dichoso estarla viendo en esta época histórica, juntos, y no
callarla nunca, aunque se "parta la madre", en dolencias o esperanzas
liberadoras. Mientras tanto el poeta Escobar Galindo vive su vida existencial
en el extraño mundo de su amanecer cotidiano.
Entonces pasando a otras cosas, sin perder el hilo que llevamos en la
plática, estos cánones foráneos, es decir los movimientos de vanguardia, a la
hora de un examen crítico de los mismos, no deben tomarse faltos de criterio,
sino hemos de tratarlos conforme arreglo a esas experiencias literarias, de
cómo se han venido manifestando históricamente en el momento preciso del
quehacer cultural salvadoreño o Centroaméricano. Porque décadas después
vinieron poetas y narradores que influenciaron, los escritores del boom dieron muchas luces al continente.
Como: Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Saramago, Cortázar,
Carpentier, Lezama Lima, José Donoso, y hasta el mismo Vargas Llosa, genial
como novelista y controversial en su posición ideológica de hoy. Brasileros
como Drumond de Andrade, Manuel Bandeira, postmodernista, Montes d' Oca, o
surrealistas o el barroco contemporáneo de Lezama Lima ("Paradiso") o
Carpentier ("La consagración de la primavera"), contagian sus
influencias, hacen escuela. Y esto ha sido afirmado en sus coloquios, por un
escritor que admiro mucho, se trata de Don Antonio Cándido, maestro brasilero,
¡mis respetos! Por su agudeza de crítico y teórico de la literatura
hispanoamericana de hoy y de quien uno aprende mucho, como su oyente.
No está además afirmar que una corriente postvanguardista deja respiros
llegados hasta el día de hoy. El mismo Roque Dalton, poeta de rompimiento, ha
influenciado, no solo con su actitud, ejemplo de militancia, hasta nosotros la
generación de los 70s. en su primera promoción, poetas desde el llamado Grupo
de "La Mazacuata": el poeta mártir Alfonso Hernández (1948-1988) Cdte
"Gonzalo", Eduardo Sancho (1948), conocido "compa" dentro
de las filas de la revolución como Ferman
Cienfuegos; Rigoberto Góngora, Salomón Rivera, Mauricio Marquina (1945), Reyes
Gilberto Arévalo (1949-2012), Roberto Monterrosa (1945), Emiliano Androsky
Flamenco (1947), Eduardo Rico, Felipe Minero. Por otro lado hacia los años
1974-75, surge la segunda promoción de los 70s. Poetas que responden a la
vanguardia de una generación revolucionaria, buscan crear una literatura
combativa, acusatoria, reflejo de la historia, de la realidad nacional
salvadoreña, traemos las influencias de la revolución cubana. Y con algunos de
las generaciones anteriores se presenta como una generación revolucionaria…
Poetas como el poeta combatiente: Miguel Huezo Mixco (1954), Delfy Gochez Fernández,
Alfonso Velis Tobar (1949), quien escribe; es poesía de militancia, con sentido
liberador. Dramaturgos y narradores como Miguel Ángel
Chinchilla. Víctor Hugo Mata Tobar (1945), Alfonso Montoya, Horacio Castellanos Moya, narrador de formas atrevidas en el uso del lenguaje, rompe, su crítica a la revolución, a sus mismos líderes en su proceder moral dentro de la lucha armada. Somos promociones que llevamos rasgos vanguardistas. David Hernández, Roger Lindo, Nelson Brizuela, Ricardo Lindo, André Cruchaga por su labor cultural, Joaquín Meza, Mauricio Saballos, Carlos Santos, Roberto Quezada, Octavio Martínez, Salvador Juárez, Salvador Mariona, Heriberto Montano. Desde las promociones de los 80s, se oyen voces como el Grupo Xibalba: Otoniel Guevara, Luis Alvarenga, Quinteros, Javier Alas, Jorge Vargas Méndez, Carlos Bucio, Caralva, otras como Lil Milagro Ramírez, Amada Libertad, que dieron hasta su vida. se conoce la voz peculiar de Mextli Súchilt Mendoza, poetas y artistas desaparecidos como Roberto Franco, con su militancia, intelectuales como Reynaldo Echevarría, y otros que escapan a mi memoria. A la mayoría de poetas, los caracteriza, un verso libre, con diferencias de estilos, temas, pero sobresale, lo "testimonial" es un común denominador de nuestra producción literaria; género que se impone. Esta vanguardia se da en nuestro medio Centroamericano, que todavía prevalece hasta las generaciones de 1970-90 en algunos escritores. Encontrándose todavía hasta nosotros, dejos de un realismo social, testimonial, muy diferente a estos otros poetas de Postguerra de hoy, que surgen en los 90s, en la "Luna", demiurgos, contemplativos, en un medio de postración social, de crisis, responden a otra constante histórica, testigos de la Firma de los Acuerdo de Paz en México, que ponían fin a una guerra civil de largos doce sangrientos años en el Salvador (1980-1992), ellos no vivieron la guerra en carne propia, y si oían hablar, eran unos niños, los poetas jóvenes de Postguerra: Susana Reyes (1971), Noé Lima (1971), Lya Ayala (1973), Jorge Galán (1973), Jennifer Valiente (1973) William Alfaro (1973) Carlos Clara (1974) Rainier Alfaro Bautista (1974), Elmer Menjivar (1974), Alfonso Fajardo (1975), Eleazar Rivera (1976), Osvaldo Hernández (1976), Luis Angulo Violantes (1977), Danilo Villalta (1979), Mauricio Vallejo Márquez (1979), Rafael Mendoza López (1979), Roxana Méndez (1979), Claudia Meyer (1980), Pablo Benítez (1980). Grupo "La Fragua". Otras voces jóvenes, dramaturgos, narradores, artistas, teatreros comparten esta promoción de postguerra en El Salvador, como Juan Carlos Velis Paniagua (1973) autor y actor de teatro y cine al salvadoreño canadiense de Windsor University. La mayoría, si bien es cierto una promoción, de una época de reconstrucción, concertación nacional, tono diferente, presentan una realidad como sin futuro y de caos social en los 2000 en adelante de esta época contemporánea. Así pasó en México (1910-1920), España, después de la guerra civil (1936-1939), vino una narrativa de la revolución, una poesía contemplativa, existencialista, en medio de una desintegración social, miedos, como de esperanzas perdidas; después de la valentía de un pueblo de irse a una lucha armada, por buscar otros medios de felicidad humana, con futuros luminosos para todos; y una decena de poetas y artistas cayeron en combate o fueron secuestrados por los escuadrones de la muerte, su memoria es muerte heroica. El Salvador, Guatemala y Nicaragua son espejo palpable en esta experiencia revolucionaria en Centroamérica. Todos sus poetas muertos. Esta vanguardia se da en nuestro medio Centroamericano, en poesía, novela, cuento, teatro, diríamos que todavía prevalece. En quienes, incluso hay cierta tradición lirica en nuestra poética y estilos de un lenguaje (coloquial, popular, urbano), una literatura que refleja nuestra realidad y otra que la evade por sus gozos estéticos mismos que chocan en gustos de clase, a partir de una visión sociológica materialista, nuestra literatura y arte de vanguardia de hoy debe ser como "espejo de su tiempo", como pensaba Lenin al crear su teoría del reflejo, en su análisis de la obra de Tolstoi.
Chinchilla. Víctor Hugo Mata Tobar (1945), Alfonso Montoya, Horacio Castellanos Moya, narrador de formas atrevidas en el uso del lenguaje, rompe, su crítica a la revolución, a sus mismos líderes en su proceder moral dentro de la lucha armada. Somos promociones que llevamos rasgos vanguardistas. David Hernández, Roger Lindo, Nelson Brizuela, Ricardo Lindo, André Cruchaga por su labor cultural, Joaquín Meza, Mauricio Saballos, Carlos Santos, Roberto Quezada, Octavio Martínez, Salvador Juárez, Salvador Mariona, Heriberto Montano. Desde las promociones de los 80s, se oyen voces como el Grupo Xibalba: Otoniel Guevara, Luis Alvarenga, Quinteros, Javier Alas, Jorge Vargas Méndez, Carlos Bucio, Caralva, otras como Lil Milagro Ramírez, Amada Libertad, que dieron hasta su vida. se conoce la voz peculiar de Mextli Súchilt Mendoza, poetas y artistas desaparecidos como Roberto Franco, con su militancia, intelectuales como Reynaldo Echevarría, y otros que escapan a mi memoria. A la mayoría de poetas, los caracteriza, un verso libre, con diferencias de estilos, temas, pero sobresale, lo "testimonial" es un común denominador de nuestra producción literaria; género que se impone. Esta vanguardia se da en nuestro medio Centroamericano, que todavía prevalece hasta las generaciones de 1970-90 en algunos escritores. Encontrándose todavía hasta nosotros, dejos de un realismo social, testimonial, muy diferente a estos otros poetas de Postguerra de hoy, que surgen en los 90s, en la "Luna", demiurgos, contemplativos, en un medio de postración social, de crisis, responden a otra constante histórica, testigos de la Firma de los Acuerdo de Paz en México, que ponían fin a una guerra civil de largos doce sangrientos años en el Salvador (1980-1992), ellos no vivieron la guerra en carne propia, y si oían hablar, eran unos niños, los poetas jóvenes de Postguerra: Susana Reyes (1971), Noé Lima (1971), Lya Ayala (1973), Jorge Galán (1973), Jennifer Valiente (1973) William Alfaro (1973) Carlos Clara (1974) Rainier Alfaro Bautista (1974), Elmer Menjivar (1974), Alfonso Fajardo (1975), Eleazar Rivera (1976), Osvaldo Hernández (1976), Luis Angulo Violantes (1977), Danilo Villalta (1979), Mauricio Vallejo Márquez (1979), Rafael Mendoza López (1979), Roxana Méndez (1979), Claudia Meyer (1980), Pablo Benítez (1980). Grupo "La Fragua". Otras voces jóvenes, dramaturgos, narradores, artistas, teatreros comparten esta promoción de postguerra en El Salvador, como Juan Carlos Velis Paniagua (1973) autor y actor de teatro y cine al salvadoreño canadiense de Windsor University. La mayoría, si bien es cierto una promoción, de una época de reconstrucción, concertación nacional, tono diferente, presentan una realidad como sin futuro y de caos social en los 2000 en adelante de esta época contemporánea. Así pasó en México (1910-1920), España, después de la guerra civil (1936-1939), vino una narrativa de la revolución, una poesía contemplativa, existencialista, en medio de una desintegración social, miedos, como de esperanzas perdidas; después de la valentía de un pueblo de irse a una lucha armada, por buscar otros medios de felicidad humana, con futuros luminosos para todos; y una decena de poetas y artistas cayeron en combate o fueron secuestrados por los escuadrones de la muerte, su memoria es muerte heroica. El Salvador, Guatemala y Nicaragua son espejo palpable en esta experiencia revolucionaria en Centroamérica. Todos sus poetas muertos. Esta vanguardia se da en nuestro medio Centroamericano, en poesía, novela, cuento, teatro, diríamos que todavía prevalece. En quienes, incluso hay cierta tradición lirica en nuestra poética y estilos de un lenguaje (coloquial, popular, urbano), una literatura que refleja nuestra realidad y otra que la evade por sus gozos estéticos mismos que chocan en gustos de clase, a partir de una visión sociológica materialista, nuestra literatura y arte de vanguardia de hoy debe ser como "espejo de su tiempo", como pensaba Lenin al crear su teoría del reflejo, en su análisis de la obra de Tolstoi.
FLORIANO MARTINS | Los documentos
esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es posible tener acceso a
ellos?
LUIS ALVARENGA | Están
dispersos. No hay todavía una obra dedicada a reproducir estos documentos y a
valorarlos críticamente. Hay que hacer todavía esa labor.
ALFONSO VELIS TOBAR |
Claro éstos no solo se pueden recuperar,
sino que explicar sus hallazgos desde las revistas y otras fuentes que permiten
a los investigadores trazarse una imagen de cada momento dentro del proceso
histórico de la literatura salvadoreña, Centroamericana, que reflejan dejos
postvanguardistas hasta el presente contemporáneo, otra nueva Vanguardia
digamos. Desde los grupos habidos, conocidos desde el pasado, se plantearon una
visión de mundo, a través de sus "Manifiestos",
"Proclamas", "Polémicas", Revistas, Páginas Literarias y
Dioramas de la Cultura. Ahora es mejor ver el pasado por cada uno de los
creadores, juzgarse ellos mismos, si fueron consecuentes, capaces con lo que
proclamaron. ¿Lo cumplieron o nó?, que se cuestionen ellos mismos; porque el
tiempo mismo se encargó de írselos comiendo, como nos pasa a muchos. Por
ejemplo, el llamado Grupo "Piedra y Siglo", publica su proclama en
1967, todos se comprometían, una conducta moral a ejercer, por un arte en
beneficio del pueblo; y por las clases más desposeídas, marginadas. Alguna de
su poesía tiene vigencia en la actualidad. Algunos solo fueron retórica del
diente al labio, en la práctica, se acomodaron en intereses personales,
burocráticos, asesores juristas, publicistas, religiosos, lingüistas. Otros de
meritos académicos, el caso del Dr. Luis Melgar Brizuela, su aporte de análisis
crítico y preocupación por el rescate de la literatura; Julio Iraheta Santos,
poeta de militancia cristiana, pan de Dios con la causa del pueblo.
Pero es el poeta José María Cuellar,
la "Piedra de toque", único
poeta militante del Partido Comunista. Ganador del Premio Internacional de
Poesía, patrocinado por la Revista "Imagen"
de Venezuela: "Poesía a lo largo
del Camino" (1971), que culminaría sus "Crónicas de Infancia" (1971), publicado por el
Ministerio de Educación, Mientras tanto también, nosotros andamos simpatizando,
con las ideas del Che, de Farabundo Martí, Sandino, después Monseñor Romero,
inspiran nuestra lucha revolucionaria por la liberación nacional, a partir de
los 70s en adelante. Chema Cuellar, que surge entre los 67s en adelante, es
poeta muy representativo de la vanguardia salvadoreña en Latinoamérica. No
olvidemos, que la literatura, cumple una función humana y social, sin importar,
que ese mensaje creador, se vea colmado de otros estilos, formas y expresiones
que tienen enraizado el tono vanguardista en todos los sentidos de la vida,
supieron alcanzar un escenario propio de nuestra historia y de nuestro tiempo;
supieron empollarse en diferentes extremos estéticos, desde una forma de
conciencia social revolucionaria, o una forma de conciencia social,
conservadora, neoliberal, reaccionaria, indiferente; en unos de ellos,
escurridiza dentro del detritus del sistema de patria que respiramos, con el
temor de profanar su nombre santo, vistos como conducta moral, algunos
escritores y artistas nuestros. Desde el grupo de poetas agrupados a la llamada
"Generación del 44", que
proclama su "Manifiesto de la poesía coral", "Generación
Comprometida" de 1950, El Grupo
Octubre, el Circulo Literario
Universitario de 1956, después "Oswaldo
Escobar Velado", Los Cinco (1967) con su proclama conocida en su prólogo,
el Taller Literario "Francisco
Díaz" que impulsan Rafael Gochez Sosa, Montano, Salvador Mariona y
Tirso Canales. Revista Juez y Parte,
animada por Pedro Cumas, Pepe Rodríguez Ruiz, Armando Herrera, Hildebrando
Juárez. Se leen poemas del poeta obrero Cesar
Ulises Masis, Rolando Elías, Alejandro Masis, Gilberto Santana, Daniel
Eguizábal, de huellas liricas a través de las Páginas de la Prensa Gráfica
"Arte y Letras" de Adela de Falkonio. El "Circulo literario Francisco Gavidia", con poco tiempo de
vida, fundado por Chema Cuellar, Nelson Brizuela, Neftalí Cubias, Alfonso Velis
Tobar en los 80s, desde la Universidad Nacional, que tantas veces padeció la
intervención del ejército fascista, todos pronunciamos planteamientos estéticos
entre la década de los 70 a los 80s. La Cebolla Purpura, criticamos, acusamos,
se encarnaron los problemas nacionales, blasfemaron, pusieron el dedo en la
llaga, pregonaron la justicia social. Ahora viendo hacia atrás que se juzgue
cada uno su papel. Pueden conocerse esculcando la época de la famosa
"Pájara Pinta" en El Salvador, se manifiestan por aquellos días,
labor de Roque Dalton, premio Casa de las Américas con su poesía peculiar "La Taberna y Otros Lugares" (1969),
rompe con su retórica verbal, conceptual; miembro del Consejo de Redacción de
la Revista CASA de las Américas de Cuba, donde residía exilado con su familia,
desde la década de los 60 en adelante; publicación antiimperialista, que tanto
ha contribuido al quehacer científico de la Literatura en Nuestra América.
Otros Grupos de los 80s., en adelante Los
"Cinconegritos", poetas como: Joaquín Meza, Salvador Juárez,
Julio Henríquez, Matilde Elena López en su primera época. Luego Alfonso Velis
Tobar, Joaquín Meza, colaboran Rafael Mendoza, Chinchilla, algunas veces
Roberto Cea, en su segunda época hasta 1987. "Hubo algo muy grandioso en el grupo literario
Cinconegritos, -cuestiona
el poeta Salvador Juárez- y es el haber
respondido decididamente ante la persecución, cárcel y amenazas que sufrimos
algunos de sus miembros, demostrando de manera objetiva y unitaria la lealtad a
los más altos ideales que inspiraba al colectivo y la solidaridad a favor de la
vida e integridad humana, todo en aras del sacrificio por el pueblo en lucha." [10] Por otro lado en el tema que
llevamos, todos tampoco escapamos a expresiones vanguardistas. La mayoría han
tenido su grado de compromiso, lucharon con la poesía, contados con los dedos,
se tomaron las armas, militaron algunos; otros ni siquiera lo intentaron, lo
digo ahora en neutro, no hay necesidad de lupa para ver quiénes siquiera colaboraban, dejaban
pasar la vida digamos, y a través de la practica literaria hubo alguna
militancia; porque otros, en sus afanes burocráticos, acabaron drenando algunas
veces el oficialismo mismo que imperaba en manos de la oligarquía Arenera en su
época, el sistema los absorbió, con su canto de sirena, contemplativos,
huidizos de la realidad aparente; otros en su frustrada soledad, saben cómo
sobrevivir en este teatro de la vida, padeciendo sus dolamas, sus angustias,
quizás, escribiendo su poesía, sus memorias, pensando en la obra que impresione
o en el premio nacional de cultura; o dejaron de hacer literatura; porque una
cosa les digo, no hay que dejarse absorber, ni por el tiempo, ni por el sistema
mismo, que no te acomode; o mejor dicho, mejor que te incomode, cuando sabes
que están mal las cosas; el tiempo te come, el tiempo llega a tu final un día,
aunque sea trabajo de hormiguita, feliz dejando tus frutos, entre espinas
olvidadas, luego seamos imagen y memoria histórica de una época legendaria del
pasado.
En El Salvador, en todo caso, quiero que sepas, amigo Floriano, aquí,
siempre se ha escrito por necesidad misma del espíritu, la poesía siempre ha
sido una necesidad histórica, indispensable del alma (quienes la profesamos en
su oficio, conducta moral) en que la realidad nos punza la conciencia, manera
de enraizarnos en esa utopía de la vida misma, las contradicciones, los grandes
problemas del pueblo salvadoreño; eso es un reflejo de nuestra literatura de
Vanguardia, de nuestra cultura, enfrentada por los escritores, pintores,
poetas, músicos, escultores, artistas viviendo en todo sentido esta crisis de
la que nunca salimos, pero ni con la lucidez de la poesía. La poesía aquí ha
encontrado su enemigo que la acecha, su enemigo de clase. Y hasta es un delito
ser poeta en este país, cuando ella es un oficio, por el pueblo y la liberación
integral. Hubo un tiempo. Te matan, te secuestran, te encarcelan, te
desaparecen para siempre.
Vivimos actualmente, un espíritu de otro tipo de vanguardia, obligada a
dar "Testimonio", de la realidad; reflejo de los problemas de nuestro
tiempo, aunque esta literatura de Testimonio, existe desde el mismo
conquistador Bernal Díaz del Castillo (1496-1580), lugarteniente del invasor
genocida Pedro de Alvarado (-1541), conquistador en 1525 de Cuscatlán hoy El
Salvador, desde un yo colectivo e individual, narra con veracidad amena la
invasión, el sometimiento. [11] La
literatura de testimonio se afirma, casi como otro género en Centroamérica; a
partir de los 60s, décadas de los 70s, "Miguel Mármol" de Roque
Dalton es el caso más palpable del género. Las narraciones testimoniales que
han surgido, hablan de la opresión carcelaria del régimen, "El Salvador:
Memoria Intacta" de María Cortina, "Guazapa" del compa
norteamericano Samuel Clemens. "Las Cárceles Clandestinas", de Ana
Guadalupe Martínez; "Nunca estuve sola" de Nidia Díaz, las novelas
testimoniales de Claribel Alegría, los cuentos de Jacinta Escudos, El Mozote,
tragedia de genocidio que se narra, por una sobreviviente, el mismo "Del
Ejercito Nacional al Ejército Guerrillero", del ex capitán Francisco Mena
Sandoval en lucha a favor del pueblo. "Hay que Callarlo" (1988), de
Paco Metzi; son voces testimoniales, que tienen que ver con la historia; eso
para mí, es literatura de Vanguardia, incluyendo la poesía, el teatro y la
narrativa del momento; es literatura dentro de la guerra. Es parte de la
denuncia al régimen. Los 80s, y los 90s., en los focos políticos de mayor
tención revolucionaria en Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Nicaragua,
sin menospreciar a los demás países hermanos. Donde y cuando se produce, surge
hasta hoy, una literatura peculiar, de imaginación, de variantes
características y estéticas extremas en Centroamérica. Como comprueban mis
investigaciones, literatura que empieza a ser interesada como estudio por el
canon académico universitario norteamericano.
La literatura Testimonial se convierte en bastión de expresión, en
oposición a esa literatura decadente, enfoca una literatura de lucha social,
necesitamos en Latinoamérica, una literatura que refleje la realidad nacional,
la salvadoreña, realidad que estamos viviendo en cada época de nuestra
historia. Y la literatura y el arte no están exentos de nuestros problemas
nacionales. Por ello diría que el testimonio se da como un movimiento de
vanguardia revolucionaria de nuestro tiempo en El Salvador y Centroamérica. Se
impone como otro género, necesidad de contar desde un "yo",
"nosotros", de "ellos", el acontecer histórico, la
insurgencia de la lucha armada, contar con lenguaje coloquial, popular. Algunas
vanguardias, tal parecen, no terminan de decaer, el existencialismo, lo
onírico, la soledad, la angustia, la pesadilla de la utopía, lo absurdo que
vivimos en la realidad misma, la inconformidad social, de una conciencia en
rebeldía, que se niega a morir; dejos de estas corrientes vanguardistas, ¿no me
van a negar?, halitos, huellas, que sentimos, hasta en las generaciones jóvenes
más recientes.
NOTAS
1. CEA, José Roberto Cea. Letras 3. San
Salvador: Canoa Editores, 1988.
2. TORUÑO,
Juan Felipe. Desarrollo Literario de El
Salvador. San Salvador: Departamento Editorial del Ministerio de Cultura.
1957.
3.
"El diario Patria se había
opuesto antes a la dictadura civil de los Meléndez Quiñones (1911-1922) y en crÍticas
y notas se cuestionaba, contra del poderío e intromisión de los EEUU en los
asuntos salvadoreños y Centroaméricanos; por esos años, los ánimos admiran el
espíritu nacionalista de Sandino en contra del imperio y se volcaron a su
causa. El diario Patria fue propulsor
del arte y la cultura de las letras en su tiempo." MIXCO, Miguel Huezo. La casa en llamas. La cultura salvadoreña en
el siglo XX. San Salvador: Ediciones Arcoíris, 1996.
4. Manuel
Alba Bauzano en el Diccionario Ilustrado
de El Salvador, dice que Ambrogi, según la crítica, es el "gran
escritor costumbrista al que se considera jefe e iniciador de la llamada
escuela criolla de El Salvador". 1968.
5. LÓPEZ, Matilde
Elena. Estudios sobre poesía. San
Salvador: Dirección de Publicaciones, 1971.
6. CEA,
José Roberto Cea. Poesía-vanguardia.
Exteriorismo. José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal. La Vanguardia en
Nicaragua. San Salvador: Canoa Editores, . Los poetas citados, fueron, quienes firmaban esta proclama como los
principales impulsores de este movimiento que se inició por 1928.
7. VEIRAVÉ,
Alfredo. La literatura
hispanoamericana. Buenos Aires: Editorial Kapelusz, 1976.
8. Véase de Manlio
Argueta, Selección, prologo y notas.
"Poesía de El Salvador", Editorial Universitaria Centroaméricana,
EDUCA, Costa Rica, 1983.
9. Véase
en la contraportada de "Los Estados Sobrenaturales", nota critica de
Roque Dalton, Editorial Universitaria, El Salvador, 1961.
10. Véase de Salvador Juárez. "Joaquin Meza y su trascendencia en la
cultura popular salvadoreña" en "Real
Diccionario de la Vulgar Lengua Guanaca" de Joaquin Antonio Meza
Rodezno. 1a. Edic. San Salvador, Nekepu. Editores. 2008. Pág. 25.
11. Nos referimos a
"Historia verdadera de la conquista de la Nueva España" de Bernal
Díaz del Castillo. Escrita en la Colonia en Guatemala en 1560. 1ra. edic. 1632,
Madrid. México, Edi. Porrúa, 1960.
*****
Luis Alvarenga (El Salvador, 1969) | Alfonso Velis Tobar (El Salvador, 1950)
Capítulo VIII do
livro Espelho Inacabado – Imaginário das
vanguardas na América Hispânica, de Floriano Martins © 2016 ARC Edições.
Artista convidada: Rosa Mena Valenzuela (El Salvador, 1913)
*****
Organização a cargo
de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Imagens © Acervo
Resto do Mundo
Esta edição integra
o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim
estruturado:
1 PRIMEIRA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO
SURREALISMO, I
3 O RIO DA
MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO
XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO
EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO
SURREALISMO, II
8 O RIO DA
MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
A Agulha
Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial
de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de
Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua
espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas
de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a
coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.
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