Pocas veces el sentido de
“ruptura” con el orden constituido, con la literatura alambicada, con ese
pensamiento congruente que huele a humedad, se ha dado en un plumífero tan consustanciado
con los márgenes de esta sociedad mal abarajada que juega con nosotros como
juega el gato maula con el mísero ratón, y él se mantiene, irónico, atento al
ruido de los vasos, al murmullo de las goteras, lúcido, nada se le escapa, y
recorre galerías surrealistas donde pasan cosas disparatadas y participa de
cocktails divertidísimos donde se codean Escher con el aduanero Rousseau y
Bukowski, Roberto Arlt con la Coja y el Rufián Melancólico, junto a damiselas
con los zapatos en la mano y navajas en los escotes, y la escena continúa en un
callejón oscurísimo donde espera la puerta mágica que promete la aventura
total, y él parece no darse cuenta de ningún detalle, almacena en sus dos
hemisferios la gracia sin límite de esta divina comedia, recorre con una
sonrisa no cínica sino llena de piedad, porque adivina en la locura
generalizada el drama escondido en cada congénere, y él camina, sin fatigarse,
entre el barrio del cine Líbano, y los recovecos de la Habana Vieja, El Mundo
Maya, Copacabana, o la Cordillera de Los Andes, y en su
antebrazo lleva sus poemas y collages y hace acopio de signos herméticos, y
luces meridionales. [T.S.]
TS | "Veinte años no es nada", es la consigna del
tango. En nuestro caso, Alfonso, son 22 años de amistad y, en la medida de lo
posible, de haber hecho algunas cosas en este territorio que nos une, el
territorio de la cultura. Nuestro reciente proyecto, que culminó prácticamente
la primera semana de este año 2003, en torno a los Cuentos del San José
Oculto, creo que puede interesar a los lectores de Agulha.
AP | Cuando vos decís veinte años, me encamino imaginariamente
a la ventana barroca que tenía tu apartamento, que miraba de frente a una de
las amplias paredes de la antigua Fábrica Nacional de Licores, hoy CENAC. Ahí
se inicia esa suma de experiencias, que poco a poco se nos dieron para cimentar
un imaginario alrededor de la ciudad de San José, que agrupa a amigos de
diferentes ámbitos hasta conformar una serie de ideas, temas y proyectos, y hoy
podemos hablar de la culminación del proyecto del San José Oculto; es un
proyecto integral con un volumen en el que participan ocho narradores y cuenta
con un diseño muy moderno; y está acompañado de una interesantísima muestra
gráfica del artista Juan Bernal Ponce. Esto lleva el sello de las Ediciones de
Arte Andrómeda y el Taller de la Imaginación... El libro como un objeto
de arte.
TS | Más que un libro, se podría señalar como un proyecto
cultural integral, al estilo del Movimiento Andrómeda.
AP | Podríamos hablar de ilustres antecesores... como el caso
del surrealista Max Ernst, uno de los pioneros para que se diera las bodas
entre el cielo y el infierno... Para que se diera el diálogo esencial entre
gráfica y literatura... A lo largo del siglo XX se dieron muchos casos. Los
dadaístas, El surrealismo, el movimiento ultraísta que dirigía Borges; en los
últimos decenios se han retomado esos conceptos y sabemos de experiencias
semejantes de Antoni Tápies con poetas catalanes, Octavio Paz con artistas
alemanes, los libros de textos y fotografías de Cortázar, los libros de artista
–tan en boga, hoy en día– entre plásticos y poetas. San José Oculto es
una complicidad entre lo narrado y lo grabado. En esta comunión hay un hecho
sobresaliente, el lector y el observador del grabado, en última instancia, son
los favorecidos. Recordemos que, además del volumen de cuentos, de manera
adicional los grabados que acompañan los textos se presentan a los
coleccionistas en una cuidada edición gráfica, numerados y firmados por el artista.
Con esto reafirmamos la identidad de las Ediciones de Arte.
TS | Esta ciudad que llamamos Oculta, donde tuvo varias de sus
sedes la revista Andrómeda, a la cual he caracterizado varias veces como
el París Josefino... A este casco antiguo, quiérase o no, le debemos algo...
AP | Sin caer en pedantería, nadie mejor que Andrómeda
para llevar a cabo un proyecto como el que nos ocupa. Ya lo vislumbrábamos,
desde los albores de la revista, cuando poco a poco se acercaron los poetas, se
aunaron los artistas gráficos, se sumaron los plásticos, gente de cine, etc De
manera "invisible" se fue armando un andamiaje que con el tiempo
produciría una serie de sorpresas atractivas para quienes de una u otra manera
mantenían un diálogo con los diversos grupos del trabajo que girábamos
alrededor de una idea mancomunada que era hacer y mantener una revista de arte,
que se convirtió poco a poco en una reunión de amigos, en intercambio de ideas.
Podríamos recordar las sesiones de los sábados, donde participaron durante 15
largos meses muchos artistas, invitados internacionales, poetas, músicos que
pasaban por San José. Esa fue la dinámica de Andrómeda: el pluralismo,
la democracia, el debate de ideas, el intercambio, el puente y el canje con
revistas y artistas de toda América Latina... y otras latitudes... Sin perder
de vista que lo hacíamos al amparo de la Ciudad Oculta...
TS | He sido testigo de eso a lo largo de esos años, un
testigo comprometido con esa causa, y he visto cómo ante los ojos sorprendidos
de la "burguesía josefina", de la "clase media ilustrada"
que se acercaba a intimar con este mundillo muy bohemio de artistas de todo
tipo, se fue gestando realmente un Movimiento. No sobre la nada, porque debemos
recodar que, como telón de fondo, la revista Andrómeda, entre el año 80’
y el 90’ llegó a editar 33 ediciones, además de las ediciones en formato de
libro y una actividad cultural que era permanente y que se desarrollaba en un
marco sui géneris: presentaciones de libros, arte conceptual, recitales,
charlas, ciclos de arte contemporáneo, mimos, sesiones surrealistas, música
experimental... Siempre en el ámbito de la creatividad y las ideas.
AP | Precisamente hace pocos días conversé con alguno de los
poetas que hoy se acercan a la sede de Andrómeda. Los visitantes se
quedan sorprendidos al comprobar la apertura y las puertas abiertas de Andrómeda.
Al rato vino la pregunta de rigor: "¿cómo idearon un proyecto de este
tipo?" De inmediato, como un relámpago, recordé una reunión informal que
algunos amigos tuvimos en un café de la universidad, con tres o cuatro poetas y
algún gráfico centroamericanos: salvadoreños, hondureños, nicaragüenses. Ante
la escasísima posibilidad que existía en aquel momento de publicar textos, de
ver publicados los poemas, los cuentos, los grabados, nos lanzamos a hacer un
primer número, sin pensar en las implicaciones ulteriores. El resultado de esto
fue que de un momento a otro teníamos en nuestras manos un material modesto que
era la publicación impresa. Era como tener en las manos una metralleta, como la
tiene un francotirador, y entonces te jugás el pellejo, porque ya no hay manera
de que aquello regrese a las gavetas sino que comienza a circular, va a la
calle. Esa primera edición nos abrió los ojos de que en un país como Costa
Rica, muy parecido a cualquier otro de América Latina, se nos daba la
posibilidad de tener un medio impreso, independiente, insurrecto, no
complaciente...
TS | Lo recuerdo perfectamente, porque fue en aquella época,
alrededor del año 80, cuando me sorprendió conocer los números 1 y 2 de Andrómeda.
Que, por cierto, son los únicos que salieron en un formato más pequeño,
artesanal, con una impresión algo precaria; de inmediato se abrió ante mis ojos
un mundo nuevo porque había poetas ticos y centroamericanos de una gran
calidad. Fue en ese momento, que me adherí a ese proceso nuevo; simultáneamente
lo iban haciendo sectores importantes de la cultura. Qué buena sorpresa fue
encontrarme una mañana, en la oficina de Andrómeda, al Grupo de
Humoristas de la Pluma Sonriente con la presencia emblemática del maestro Hugo
Díaz, protagonista de grandes luchas. Pasarían pocos días para que otro
maestro, esta vez el nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, se hiciera presente en
la redacción de la revista.
AP | Ese fue un hecho muy importante. Fue una especie de
aguijón vital. Una tarde tuvimos un encuentro con Pablo Antonio; por gentileza
de los poetas nicaragüenses Mario y Francisco Santos se hizo la conexión. Fue
una posibilidad de encontrarnos con Cuadra y tener la oportunidad de estar con
una figura de su talla y de observar el interés de él por conocer de cerca las
inquietudes de aquellos jóvenes escritores y pintores que se iniciaban en esas
labores. Era una persona con una cultura fuera de serie y, además, un verdadero
humanista; él nos permitió un diálogo amplio, franco y cordial durante una
larga tarde, que luego se extendería por dos décadas...Recuerdo que hablamos de
la poesía centroamericana, del flagelo de la guerra en Centroamérica, el
problema de la diáspora centroamericana... la amargura del exilio, los gorilas
y monigotes en el poder, sobre la complejidad de esto que llamamos " la
cintura de América". Fue un estímulo muy positivo; y nos entusiasmó
comprobar que un poeta universal se mostraba interesado en conocer lo que
hacían los jóvenes creadores en Centroamérica. Este encuentro fue más o menos
cuando se habían editado los números dos o tres. No había transcurrido un mes
cuando Pablo Antonio, desde las páginas del suplemento cultural La Prensa
Literaria de Managua hizo una reseña de la revista y reprodujo poemas y
cuentos de algunos de los escritores que habían participado en aquellas
ediciones. A partir de ahí con los escritores nicaragüenses tenemos un buen
encuentro y se van abriendo muchos espacios para tener un diálogo plurivalente
con diversas revistas y suplementos de América latina y otras latitudes.
TS | Al mismo tiempo se comenzó a desarrollar una intensa
actividad cultural, pero en un subsuelo marginal, que alguna periodista desde
un medio oficial caracterizó como "contracultural", porque la
propuesta del Movimiento siempre fue enfrentar al orden constituido. Si no no
tiene gracia; qué clase de vertiente surrealista encontrás en un movimiento si
no se enfrenta con las fuerzas del orden, en lo político, en lo literario, en
lo religioso. Como bien decís, hubo un momento en el cual en algunos países
centroamericanos y sudamericanos, y también en cuarteles dispersos literarios
libres de México, sin olvidarnos del Movimiento Chicano, muy pronto se
establecieron contacto con Andrómeda...
AP | Fue como una explosión. Era emocionante ver la redacción
de la revista llena de revistas y libros de muchos países, y alrededor de esa
mesa de trabajo muchos escritores y poetas y pintores leyendo con avidez y
entusiasmo aquella información. Vos podías encontrar desde revistas como Crisis,
Plural, Tiempo de Combate, Gradiva, Golpe de Dados, Casa de las Américas, El
pez y la serpiente, La selva subterránea, Nicolau, Hora de Poesía, Anthropos,
entre otras, hasta boletines y manuales de los movimientos de liberación
latinoamericana. Recíprocamente, nuestras ediciones circulaban por América
Latina y el intercambio era muy fluido, máxime que todavía no existía la
comunicación vía internet. Además, recordemos que San José tiene un movimiento
bastante cosmopolita, es un ir y venir, es un lugar de paso, al igual que en
los tiempos de nuestros pueblos primigenios. Pareciera que toda Centroamérica
es un lugar de paso y estratégicamente bien situado.
TS | Existe un pasaje en la génesis del Movimiento Andrómeda
que habría que destacar. Es algo que poco se recuerda. En el año 80-81 yo trabajaba
como artista callejero y algún día, (seguro que en un fin de semana), andaba
disfrazado de uno de mis personajes, El Monstruo Verde; invitado por el poeta
Rodolfo Cerdeño pasé a dar una vuelta por Andrómeda, que estaba situada
en un punto estratégico del San José Oculto, en un local del Centro Comercial
El Pueblo. Ese centro es como una reproducción del barrio La Candelaria en
Bogotá; es un lugar lindísimo. Recuerdo que entre broma y broma con los
transeúntes yo caminaba por los pasillos y las escaleras y me preguntaba cómo
es qué Andrómeda estaba allí...
AP | En aquel momento el Centro El Pueblo, atravesaba una
crisis financiera; no había logrado proyectar una imagen definida, para atraer
un público que tuviera todo tipo de manifestaciones en esa infraestructura tan
onerosa y tan difícil de mantener. Ahi es donde aparece Edith Cossio, una
señora colombiana que trata de dar otra imagen al lugar. A la par de los
restaurantes, y los cafés de tipo europeo, y las discos y las boutiques, los
salones de baile y todo tipo de bares, poco a poco van apareciendo los estudios
de pintores, de fotógrafos, de dibujantes, de caricaturistas y hasta de alguna
poetisa soñadora y progresista. Por sugerencia de algún amigo común Edith
Cossio se enteró de la existencia de Andrómeda y nos propuso una
interesante agenda cultural, a cambio de uno de aquellos locales. A partir de
ahí efectuamos un gran despliegue de actividades plásticas, literarias,
poéticas, entre traguito y traguito de ron... Aquello, como era de suponer, no
duraría demasiado. Estuvimos ahí, en medio de aquella vida nocturna y acelerada
aproximadamente un año. Creo que la gestión de nuestra amiga colombiana salió
favorecida con la ayuda de los artistas, pues con ese tiempo de animación
cultural El Pueblo se convertiría en un lugar atractivo y muy concurrido.
TS | En medio de ese desbarajuste, me sorprendió encontrarme
con alguien (yo soy ríoplatense) que manejara tan bien ciertas claves del
submundo literario de Buenos Aires y Montevideo. En aquel momento, Alfonso, ya
tenías un buen conocimiento, sobre todo en un territorio americano balcanizado,
donde nos han dividido, y han tratado de que nunca juntáramos aportes
culturales de un pueblo con el otro, del uruguayo Felisberto Hernández y los
argentinos Santiago Dabove y Macedonio Fernández. No era habitual que en Costa Rica
se discutieran en aquel momento estos autores, por la incomunicación existente
e incluso porque en sus propios países aún no habían sido plenamente
reconocidos.
AP | Esto se debe a que desde muy pequeño me interesé por la
ficción y la literatura fantástica. Después de leer a Allan Poe, a Hoffman, a
Stevenson, entre otros, tuve que hacer el pasaje a la literatura ríoplatense
tan conectada con esta tradición norteamericana y europea. En aquel momento se
me abrió una serie de corredores novedosos, escenarios lúdicos, ventanales
circulares, y me encontré ante un universo fascinante. Muy temprano tuve la
dicha de descubrir a un escritor como Felisberto Hernández. Me pareció tan
asombroso que un hombre que se ganaba la vida tocando piano en los suburbios de
Montevideo y el interior de Uruguay hiciera esa clase de literatura. El primer
cuento que leí de Felisberto fue "Las Hortensias"; aquello me pareció
tan extraordinario que de inmediato empecé a rastrearlo. Y es que, vos lo
sabés, el mundo literario de Hernández es una experiencia insólita y
enriquecedora, y al adentrarse en su escritura depurada, totalmente personal,
con una carga de recursos poéticos, los objetos inanimados van adquiriendo su
propia vida y son elementos importantísimos en ese "submundo" cargado
de chistes metafísicos, gags, alucinaciones, o en su defecto las casas
abandonadas, las puertas misteriosas, las casonas solitarias donde perviven
extraños sujetos con excéntricas mujeres mordidas por la neurosis. Lo anterior
me impactó de una manera directa, pues como te dije venía de un pasaje por la
literatura fantástica norteamericana y europea y aquello que se me presentaba
me parecía maravilloso. A través de Hernández, fui conociendo a otros
escritores y cuentistas argentinos y uruguayos, como el caso de Dabove, o
Roberto Arlt o Juan Carlos Onetti, éstos dos últimos, sin ser del todo
escritores fantásticos, tienen una gran garra y especial valentía para contar,
o aquellos dos gigantes que hacían literatura fantástica y antologías y libros
policiales al alimón, Bioy Cásares y Borges.
TS | Podríamos decir que fuiste fuertemente influenciado por
esa corriente...
AP | De alguna manera es una marca indeleble. Seguro que son
especies de pecas y otros vestigios en la manera de contar, en las descripciones,
en el uso del lenguaje. Aunque tal vez eso se da en los primeros años, luego
vendrían otras vertientes.
TS | Para mí también fue una sorpresa en los primeros años
ochenta, encontrar en este sorprendente medio cultural, gente que manejaba con
gran soltura los referentes de tipo esotérico, algo que es muy propio de San
José; donde se conoce con gran propiedad la tradición hermética, el ocultismo.
Había verdaderos eruditos en esos temas. De pronto podías descubrir, yo por lo
menos lo descubrí, un fenómeno muy generalizado que alguna gente de la propia
ciudad es reacia a entender.
AP | Tenés razón. No podemos pasar por alto las alargadas y
agotadoras disertaciones del alquimista Disifredo Garita. O la turbia presencia
del Santón Martín Bosco, o de las lecturas del tarot que nos hacía Alma la
gitana... O aquellos cónclaves que se extendían durante varios días cuando
aparecía un mago callejero y pernoctaba entre la redacción contando sus
recientes descubrimientos, hallazgos y experiencias. Mientras tanto, en la
avenida centroamericana se desarrollaba la bronca... Fueron los años del
derrocamiento, exilio y ejecución de Somoza, las luchas de Nicaragua, Guatemala
y El Salvador. Alguna gente no entiende como en el cenáculo de Andrómeda
sucedían las cosas que acabamos de describir.
TS | Costa Rica tiene una tradición literaria muy valiosa, con
nombres como García Monge, Brenes Mesén, Calufa, Joaquín Gutiérrez, Fabián
Dobles, Carmen Lyra, Azofeifa, Amighetti, Max Jiménez, Eunice Odio o Yolanda
Oreamuno, que son los antecesores... Al referirme a este tema, quiero
comentarte algo sobre un capítulo relacionado con la vida de Andrómeda
que yo me perdí casi por completo, porque hubo un personaje de singular
importancia en la poesía, en el periodismo, en el cuento fantástico, que era
Alfredo Cardona Peña. Vivía en la ciudad de México; las veces que vino por acá,
mantuvo reuniones con los poetas y escritores de Andrómeda, sobre todo
aquellas que se daban en aquel misterioso Bar Morazán, frente al Parque del
mismo nombre, siempre en el San José Oculto.
AP | Creo que con Alfredo Cardona, tuvimos un primer contacto
en el año 85. En una de las invitaciones que le hizo la editorial de la UNED
para publicar alguno de sus libros. Fuimos a uno de sus kilométricos recitales
de poesía con el poeta David Maradiaga. Le entregamos ejemplares de Andrómeda
y Alfredo se interesó muchísimo; nos contó que ya la conocía, pues él era
colaborador de Plural y, además, la revista circulaba en el DF; se
distribuía en una de las librerías de la Zona Rosa y era conocida por diversos
poetas y escritores. Nos expresó que como tico, se sentía muy complacido y
orgulloso con la publicación y nos reiteró que le parecía que esta revista en
nada se parecía a la literatura costarricense, pues tenía proyección
latinoamericana y que era sorprendente que fuera editada en San José. A partir
de ahí nos hicimos amigos y cada vez que venía nos encontrábamos. Generalmente
llegaba en diciembre y se quedaba durante el mes de enero.
El Bar Morazán era su
preferido. Recuerdo que en este bar, que es de finales del siglo XIX,
departíamos y manteníamos los encuentros: eran horas y horas de conversación...
Tomábamos el bar por asalto; juntábamos dos o tres mesas frente a la vieja
rockola, y mientras en la máquina sonaban canciones de Rocío Durcal, Sandro,
Los Iracundos, Daniel Santos, Gilberto Hernández, Roberto Carlos, Leonardo
Fabio, Julio Jaramillo, o un tango de Magaldi, Alfredo leía con su desenfado
particular un poema de reciente producción... Aquello era como una escena
fantasmagórica. Imagínate, aquel hombre que nos llevaba una enorme cantidad de
años, rodeado de poetas y jóvenes escritores, contando anécdotas, vivencias...
Él era un gran conversador e improvisador, además de su cimentada cultura y el
aire jovial que tienen los verdaderos artistas, y eso lo valoramos y siempre le
agradecimos su amistad, consejos literarios y cariño.
TS | Alfonso, vos, como escritor fantástico y además con una
dosis de humor negro que sobresale en tu producción y en tu personalidad, nos
podés hablar acerca de aquella memorable "joda", que en algún momento
se calificó como "La última cena de Andrómeda".
AP | Cuando llegamos a la edad de los 33 números de la
revista, organizamos un festejo para celebrar el décimo aniversario. Monsieur Lacroix,
director de la Alianza Francesa en San José, patrocinó aquella celebración.
Desde mucho tiempo atrás, él era un amigo incondicional de Andrómeda.
Esa noche se dio una concurrida asistencia de amigos y colaboradores, poetas,
escritores, editores, artistas plásticos y gráficos, cineastas, etc. En un
marco de gran solemnidad, en una de las salas de la Alianza se proyectaron las
33 tapas de la revista; como contrapartida se escuchaba una tenebrosa música
progresiva. Luego participaron dos poetas y leyeron sus creaciones. Después
emergieron los saloneros con el vino francés y las exuberantes comidas. Se
bailó, se cantó y se festejó hasta medianoche. Cuando las candilejas de esa
antigua casa –que también está establecida desde el siglo XIX en el San José Oculto-
se extinguieron, nadie se percató de que había sido una "joda". Nadie
advirtió que había presenciado un asesinato freudiano; simbólicamente, los
concurrentes, habían asistido al gozoso homicidio de la revista Andrómeda.
Porque esa fue la noche final.
TS | ¿Qué sucede en el posterior período de silencio que duró
algunos años?
AP | Después de aquella "inolvidable despedida"
cerramos el fortín por un buen tiempo. Poco después, con el correr del tiempo,
y ante la urgencia de mantener viva la comunicación internacional,
aproximadamente desde 1995 establecimos de nuevo contacto con diferentes amigos
que estaban activos en sus proyectos. Luego de caminar e intercambiar
conocimientos por diversos talleres y editoriales de América latina, participé
en varias ferias del libro y de la poesía; con nuevos bríos y renovadas fuerzas
lanzamos la propuesta del Taller de la Imaginación que se fusionó con Ediciones
Andrómeda. Además, ya estábamos conscientes de las nuevas corrientes
tecnológicas. Internet avanzaba aceleradamente, se nos venía encima la
globalización, etc.
Cuando reiniciamos nuestra
ediciones, ya fueran gráficas, de artistas consolidados latinoamericanos o en
el formato de libros de arte, comprendimos cabalmente la fuerza que tenía Andrómeda.
De inmediato muchos amigos del continente nos ofrecieron su adhesión, y ni qué
decir de nuestro pueblo, de nuestros lectores, de nuestros allegados, que nos
respaldan con una alta dosis de generosidad.
La propuesta de Ediciones Andrómeda,
se fundamenta en la publicación de libros de poesía, escultura, narrativa, y
plástica. Son ediciones muy bien cuidadas, casi todas con su paralelo proyecto
gráfico. En cada una participa un equipo profesional de editores, diseñadores,
artistas, etc. Cada obra viene acompañada de una edición especial que se
diferencia de la que se hace en rústica.. Con lo anterior logramos un estímulo
importante, ya que incentivamos la lectura y la adquisición de libros novedosos
acompañados de un grabado de un artista contemporáneo, todo esto a precios muy
accesibles. La respuesta ha sido inmediata y apasionada por parte de los
lectores y seguidores del arte contemporáneo.
TS | Paralelamente, aparece la revista Matérika
AP | Conforme se fueron dando las diferentes colecciones, nos
dimos cuenta de que era necesaria una publicación con el formato de revista.
Entonces, con el escritor Guillermo Fernández y un selecto equipo de
colaboradores nacionales y continentales diseñamos el proyecto de la revista Matérika.
La publicación es de un formato "manejable", con materiales de
primera mano y un diseño atractivo. En ella participan autores y artistas de
renombre, aunque también se asigna un considerable espacio a los artistas
jóvenes. Creemos que con esto contribuimos a mantener viva la identidad del
Movimiento; es una especie de antena, es una revista que apuesta por la cultura
y el arte del continente. Actualmente preparamos la edición N° 7. En ella se
podrá leer materiales muy variados. Veremos en sus páginas a artistas como
Claudio Willer, García Lorca, Carlos Barbarito, Wilfredo Lam, Rodrigo Quesada,
cuentos de Felisberto Hernández en su centenario, poesía y cuento joven
costarricense, con una muestra gráfica de la grabadora Ileana Moya.
TS | En los mentideros literarios del ciberespacio se comenta,
cada vez con mayor insistencia, algo que tiene que ver con un proyecto surreal,
tan surreal, que podría ser surrealista y que está manejado por las manos de
Floriano Martins y Ediciones Andrómeda...
AP | En efecto, la noticia circula en el ciberespacio. Es una
comunicación de Ser Espacial, que es un suplemento electrónico que
atende a las publicaciones Agulha, Alô Música y TriploV,
de Brasil y Portugal. Podríamos resumirla de la siguiente manera: generalmente
se cree que el surrealismo solo tuvo fuerza en París y en algunas otras
capitales europeas. Y cuando se habla o se escribe del Surrealismo
Latinoamericano, muchas veces el que escucha arruga el ceño, como diciendo:
éstos viven en el limbo... Algo así.
Floriano Martins, poeta e
investigador brasileño, durante décadas se ha dado a la tarea de investigar ese
movimiento surrealista latinoamericano, que ha estado vivo y sigue latiendo en
diferentes ciudades como Medellín, Buenos Aires, Montevideo, Caracas, el D.F.,
São Paulo, entre otras... El surrealismo latinoamericano no está momificado ni
mucho menos petrificado. Anteriormente (estamos hablando de una buena cantidad
de años) se hizo un intento por abordar este tema. El español Ángel Pariente
preparó una antología del surrealismo en lengua española, incluidos los poetas
españoles. Luego, Stefan Baciu, agrupó a algunos poetas surrealistas
latinoamericanos y solo por el hecho de llamarse así dejó por fuera a los
brasileños y a los francofonos... Baciu, solo tomó en cuenta que la selección
la hizo pensando en los latinoamericanos que en algún momento estuvieron
ligados al movimiento surrealista. Craso error... Creo que el tema es candente.
Los lectores interesados pueden localizar en www.triplov.com un dossier muy completo sobre esto que estamos conversando: Surrealismo:
poesía y libertad.
Actualmente, estamos
trabajando en lo que será esta completa antología del Surrealismo
Latinoamericano. Creemos que este será un buen proyecto para este 2003 que se
inicia...
TS | Sin hablar en términos demasiado concretos, pues se sabe
que cada proyecto, debe tener su elemento sorpresa, su reserva y su tiempo de
gestación, ¿podríamos conocer en qué tiempos y con qué métodos se realizará?
AP | El prólogo y la selección son de Floriano Martins. El
libro incluirá una representación de 30 poetas; además, traerá una muestra
gráfica del artista Fabio Herrera con la serie de los retratos de los vates
surrealistas latinoamericanos. Floriano Martins, ferviente investigador del
tema, ha adelantado que su trabajo está dedicado al escritor costarricense Max
Jiménez, considerado por él como uno de los más importantes artistas
surrealistas de América latina. Se proyecta a un plazo de cuatro meses. La
edición será de muy buena factura y circulará por diferentes capitales del
continente. En el N° 7 de Matérika que aparecerá muy pronto,
adelantaremos algo más de este proyecto, mientras tanto mantengamos la calma.
Organização a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista convidado: Fred Svendsen (Brasil, 1960)
Agradecimentos: Amirah Gazel
Imagens © Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o projeto de séries
especiais da Agulha Revista de Cultura, assim estruturado:
1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I
(1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I
(1999-2009)
10 AGULHA HISPÂNICA (2010-2011)
A Agulha Revista de Cultura teve em sua
primeira fase a coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer,
tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu
seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica,
sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu
projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e
Márcio Simões.
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