terça-feira, 15 de abril de 2025

HAROLD ALVARADO TENORIO | Las armas miraculosas de Aimé Césaire

 


Aimé Fernand David Césaire [1913-2008], uno de los grandes poetas de expresión francesa, murió en Fort-de-France, la capital de Martinica, el 17 de abril. A sus funerales de Estado, que sólo han recibido con anterioridad Víctor Hugo, Paul Valery y Colette, asistieron Nicolás Sarkozy, Ségolène Royal y los ex primeros ministros Lionel Jospin y Laurent Fabius.

Quizás el más influyente de los escritores caribeños de expresión francesa de su generación, Aimé Césaire fue uno de los fundadores de la Negritud, un movimiento que quiso hacer de las tradiciones africanas de los descendientes de esclavos una suerte de contrapeso a la pretendida superioridad cultural de occidente en los países colonizados por la Europa imperialista de siglo de la esclavitud. Césaire concibió la Negritud como resistencia a la asimilación que imponía el colonialismo y como un impulso a los elementos africanos de la cultura de su tierra, desprestigiados por el racismo blanco.

Nacido en el seno de una familia de campesinos en Basse-Pointe al norte de Martinica en 1913, cerca a Saint Pierre, la antigua capital de la isla destruida por una erupción volcánica siete años antes de su nacimiento, Césaire creció en medio de la pobreza, los despojos y la imaginería volcánica que luego invadiría buena parte de su poesía.

Hizo la primaria en Fort-de-France la nueva capital, donde conoció el riguroso sistema de la educación pública francesa que sometía entonces a los jóvenes a un severo conocimiento de sus tradiciones poéticas, y pudo identificarse con la reprimida cultura africana de sus antepasados, convirtiéndose en uno de esos narradores de historias que han conservado, mediante la oralidad, la memoria de los antepasados venidos de África al Nuevo Mundo.

Césaire llegó a Paris en 1931, con 18 años, gracias a una beca de estudios en el preciso momento cuando la intelectualidad que deambulaba por una de las capitales del mundo de entonces comenzaba a preguntarse por la influencia del África en las artes y las letras de occidente. París vivía una extraordinaria actividad intelectual, ideológica y artística que ayudó a definir su carácter. Ingresó en el Lycée Louis-le-Grand y luego en la Ecole Normale Superieure, donde escribió una tesis, hoy perdida, sobre El Sur en la poesía negra norteamericana. Junto con el guyanés Léon-Gontran Damas y el senegalés Léopold Sédar Senghor, fundaron la revista L´Etudiant Noir en 1934, inspirados en el jazz y el llamado renacimiento del Harlem neoyorkino. Césaire fue un típico poeta de la izquierda francesa, influenciado por Horacio gracias a sus lecturas de Rabelais o Claudel y de rebeldes como Rimbaud, Lautremont, Nietzche y Freud, enemigos acérrimos del racionalismo occidental y cristiano, pero también por intelectuales negros norteamericanos como Langston Hughes o Claude McKay, poco conocidos entonces.

Fueron esos los años cuando desarrolló las ideas que circulan por su más famoso poema, Cahier d´un retour au pays natal (1939), donde aparece por primera vez el término Négritude. Diseñado con técnicas del surrealismo, el poema se inspiró en los paisajes martiniqueses y en el líder de la revolución haitiana cuya biografía (Toussaint Louverture: la révolution française et le problème colonial, 1960) escribiría más tarde, y explora las diferencias culturales de los negros anunciando los movimientos contra el racismo de los años sesenta con una variedad estilística que usa de una prosa incandescente contra las injusticias y de un exacerbado lirismo para celebrar los ancestros africanos.


Como Octavio Paz, Césaire encontró en las posturas del surrealismo un camino para negar y oponerse a las convenciones ideológicas y literarias de la cultura colonial francesa, y siguiendo los postulados de Marx y sus seguidores abolir la realidad opresiva de unas sociedades decadentes que se creían únicas y verdaderas, expresando las tendencias más ocultas, del ser y la historia, mediante la imaginación y la poesía. Pero fue el viaje interior hacia las prosodias aprendidas en la niñez martinicana, en choque e iluminación con los presentes europeos, los que levantaron el tono de su poesía, una lengua capaz de expresarse en un francés negro. Su famoso poema combina la historia africana y americana con reflexiones sobre el racismo parisino y despliega una prodigiosa erudición botánica, zoológica, médica y clásica, enfatizando constantemente en el ritmo del habla y las tradiciones orales de los negros antillanos, tan cercanas a la música que cambió el mundo a partir de los veintes. Por eso André Bretón, quien luego de una visita a Martinica en 1942 se haría su amigo, calificó el poema como “el monumento lírico más grande de nuestro tiempo”.

En 1937 casó con Suzanne Roussy, martiniquesa con quien tuvo seis hijos. Se hizo entonces profesor el Lycée Schoelcher, y con ella y su amigo René Ménil, publicaron Tropiques, donde difundirían las ideas de la Negritud en los años cuarenta. A finales de esa década fundaría en Paris Présence Africaine, que publicó su prestigioso Discours sur le colonialisme (1950) donde acusaba y cuestionaba el imperialismo norteamericano como otra forma del colonialismo.

Fue elegido alcalde de Fort-de-France en 1945, puesto que conservaría, con una pequeña interrupción, hasta 2001, pero también Diputado a la Asamblea Nacional Francesa entre 1946-1956 y 1958-1993, dominando en la práctica la política de la isla, donde jugó importantes papeles en la creación de la llamada política de départementalisation, que integró Martinica en la Francia metropolitana como un nuevo miembro de los Departamentos de Ultramar, con la pretensión de dar a las colonias lejanas alguna libertad real pero conservando las decisiones centralizadas en Paris y que en últimas, según los críticos, perjudicaron la isla.

Césaire, que fuera maestro de Franz Fanon y Edouard Glissant, estuvo afiliado al Partido Comunista Francés desde su juventud, pero renunció en 1956 luego de la invasión soviética a Hungría. Fundó entonces el Partido Progresista de Martinica y sostuvo diversas alianzas con los socialistas, apoyando a Ségolène Royal en 2007. Con el paso del tiempo, las nuevas generaciones de intelectuales negros han considerado las críticas de Césaire al colonialismo faltas de radicalidad, sosteniendo que nunca abandonó la lengua de los colonizadores ni escribió en creole y por haber creído que por ser descendientes de africanos todos los negros nacidos en las colonias tenían los mismos problemas.

Algunos de sus libros son Les Armes miraculeuses (1946); Le Corps perdu (1950), con ilustraciones de Picasso; La Tragédie du roi Christophe (1963); Une saison au Congo (1967), sobre la muerte de Patrice Lumumba, y Une Tempête (1969), adaptación de la obra de Shakespeare.

 

 

POEMAS DE AIMÉ CÉSAIRE

 

 

CUERPO PERDIDO

 

Yo que Krakatoa

yo que todo mejor que monzón

yo que a pecho descubierto

yo que carraspeo como un árgano viejo

yo que balo mejor que una cloaca

yo que fuera de gama

yo que Zambeze frenético o rombo o

caníbal

quisiera ser cada vez más humilde y más manso

siempre más grave sin vestigio ni vértigo

caer hasta perderme

en la viviente sémola de una tierra bien abierta

Fuera una neblina en lugar de atmósfera no

sería nada sucia

cada gota de agua conteniendo un sol

cuyo nombre idéntico para todas las cosas

sería el ENCUENTRO MÁS TOTAL

de tal suerte que no se sabría a ciencia cierta

si cruza una estrella o una esperanza acaso

o un pétalo de flamboyán

o una retirada submarina

que las antorchas de las medusas aurelias frecuentan

Imagino que entonces la vida me bañaría por completo

mejor la sentiría palpándome o mordiéndome

tendido sentiría llegarme los olores al fin liberados

cual manos caritativas

que me atravesarían

para mecer largos cabellos

más largos que ese pasado que no puedo alcanzar.

Cosas apartaros, haced sitio

a mi reposo que alza en oleaje

mi cresta terrible de raíces fondeadoras

buscando dónde asirse

oh cosas, yo sondeo y sondeo

yo, el cargador, soy portarraíces

yo peso, fuerzo y arcaneo

y ombligueo

Ah, quien hacia los arpones me lleva

estoy muy débil

silbo, sí, silbo cosas muy antiguas

de serpientes de cosas cavernosas

Soy oro viento paz aquí

y contra mi hocico inestable y fresco

poso contra mi rostro corroído

tu frío rostro de risa descompuesta.

El viento, ay, lo escucharé aún

negro, negro, negro desde el fondo

del cielo inmemorial

un poco menos fuerte que hoy en día

pero demasiado fuerte sin embargo

y ese loco aullido de perros y caballos

que envía a nuestra persecución siempre cimarrona

mas a mi vez en el aire

me alzaré en un grito tan violento

que voy a salpicar al cielo entero

por mis ramas destrozadas

y por el chorro insolente de mi barril herido y solemne

ordenaré a las islas existir.

 

 


CADÁVER DE UN FRENESÍ

 

el recuerdo de un camino que sube mucho a la sombra de los bambúes di guarapo que vuelve a inventarse siempre y el olor de los ciruelos de España

se dejaron olvidadas

las enaguas del mar

los tiempos de la infancia

el parasol de los coccolobis

al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro

de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso

siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan

que cae rodando hasta el barranco en donde nadie lo encuentra

la catástrofe se ha hecho un trono instalándolo demasiado alto

del delirio de la ciudad destruida es mi vida incendiada

Dolor tú perderás

él hábito que se grita:

que he soñado con el rostro torcido

boca amarga he soñado con todos los vicios de mi

sangre

y los fantasmas rondaron cada uno de mis gestos

en el escote de la suerte

no importa es debilidad

vela corazón mío

único prisionero que inexplicablemente sobrevive

en su celda

a la evidencia del destino

feroz taciturno

muy al fondo lámpara encendida por su terrible

herida

 

 

PACIENCIA DE SIGNOS

 

Sublimes excoriaciones de una carne fraterna y hasta las fogatas rebeldes de mil aldeas azotadas

arenas

fuego

mástil profético de las carenas

fuego

vivero de murenas fuego

fuego faroles de situación de una isla en pesadumbre

fuegos huellas de hoscos rebaños que se

deletrean en los barros

pedazos de carne cruda

gargajos suspendidos

esponja rezumante de hiel

vals de fuego de los céspedes llenos de cucuruchos que caen del impulso frustrado de grandes ta-bebuyas

fuegos de los tizones perdidos en un desierto de llantos y cisternas huesos

fuegos desecados más nunca tan desecados que no palpite un gusano pregonando su carne nueva

semillas azules del fuego

fuego de los fuegos

testigos de ojos que para las locas venganzas se exhuman y se agrandan

polen polen

y por los guijarros donde se redondean las bahías nocturnas de suaves manzanillos

buenas naranjas siempre accesibles a la sinceridad de las sedes largas

 

 


POEMA PARTA EL ALBA

 

Arrebatos de carne viva

en los estíos explayados de la corteza cerebral

han flagelado los contornos de la tierra

los ranforinquios en el sarcasmo de sus colas

captan el viento

el viento que ya no tiene espada

el viento que ya no es sino una caña de pescar los frutos de

todas las estaciones del cielo

manos abiertas

manos verdes

para las bellas fiestas de las funciones anhídridas

nevarán adorables crepúsculos sobre las manos tronchadas de las

memorias respirantes

y de ahí

sobre las grietas de nuestros labios de Orinoco desesperado

la feliz ternura de las islas mecidas por el pecho adolescente

de las fuentes del mar

y en el aire y en el pan siempre renaciente de los esfuerzos

musculares

el alba irresistible abierta bajo la hoja

cual claror el impulso espinoso de las belladonas

 

 

VISITACIÓN

 

oh marejada anunciadora sin nombre sin polvo de toda palabra vinosa

marejada y mi pecho salado en las ensenadas de los antiguos días

y el joven color

tierno en los senos del cielo y de las mujeres eléctricas

de qué diamantes

fuerzas eruptivas trazad vuestros orbes

comunicaciones telepáticas retomad a través de la materia refractaria

los mensajes de amor extraviados en los cuatro rincones del mundo

volved a nosotros reanimados

por las palomas viajeras de la circulación sideral

en lo que a mí se refiere a nada temo soy de antes de Adán no

dependo siquiera del mismo león

ni del mismo árbol soy de otra caloría y de otro frío

oh mi infancia leche de luciérnaga y estremecimiento de reptil

pero ya la víspera se impacientaba hacia el astro y la poterna

y huíamos

sobre un combado mar increíblemente sembrado de popas de naufragios

hacia una orilla donde me aguardaba un pueblo agreste y penetrador

de bosques con

ramas de hierro forjado en las manos –el sueño camarada sobre

la escollera– el perro azul de la metamorfosis

el oso blanco de los témpanos de hielo y Tu muy salvaje desaparición

tropical como una aparición de lobo nocturno en pleno mediodía.



NOTA

La traducción al español de los poemas de Aimé Césaire están firmadas por Jorge Guzmán.



HAROLD ALVARADO TENORIO (Colômbia, 1945). Poeta, ensaísta, tradutor. Aprendeu a ler, escrever, somar e subtrair no quadro-negro na escola de um descendente de escravos e mais tarde em uma escola onde um matemático e geógrafo lhe ensinou a vastidão do mundo num globo frágil enquanto a fazia ler Oscar Wilde, Shakespeare. Jorge Isaacs ou Knut Hamsun. Na Universidade Nacional da Colômbia promoveu a criação da carreira de estudos literários após anos de desdém pelas literaturas nacionais, foi Diretor do Departamento de Literatura, exercendo atividades como jornalista no jornal La Prensa onde dirigia a página de Cultura, que lhe valeu o Prêmio Simón Bolívar. Em Pequim trabalhou como consultor cultural para a editora China Today e publicou a antologia Chinese Love Poems, que desde então foi republicada em vários países. Criou a revista virtual e impressa Arquitrave, da qual é diretor. Harold traduziu a poesia de Cavafys e Eliot. A sua poesia foi traduzida para diversas línguas e colabora com diversos meios literários e jornalísticos da América e da Europa.

 


ANA MARIA PACHECO (Brasil, 1943). Escultora, pintora e gravadora. Sua obra possui um acento impressionante estabelecido no centro das relações entre sexualidade e magia, sem descuidar da tensão inevitável entre Eros e Tanatos. A personificação de sua escultura encontra amparo vertiginoso nas lendas, mitos e em sua própria biografia. Tendo sido inicialmente atraída pela música, nos anos 1960 foi exímia concertista, porém o piano iria encontrar melhor abrigo, com sua força rítmica sugestiva na narrativa que acabou aprendendo a compor, a partir de sua fascinação pela escultura barroca policromada e o ideário ritualístico das máscaras africanas. Nos anos 1970 viajou para estudar na Slade School of Art em Londres e ali mesmo resolveu mudar definitivamente de endereço. Com o tempo foi desenvolvendo uma maestria singular, a criação de conjunto escultórico que se destacava como a representação tridimensional de uma narrativa. Embora tenha igualmente se dedicado à pintura, com seus trípticos fascinantes, é na escultura que esta imensa artista brasileira se destaca, com o uso de recursos teatrais e a mescla de elementos constitutivos de diversas culturas. É também uma valiosa marca sua a montagem de cenas emprestadas da literatura ou de evidências do cotidiano. Agradecimentos a Pratt Contemporary, Dictionnaire Universel des Créatrices, AWARE – Archives of Women Artists, Research & Exhibitions. Graças a quem Ana Maria Pacheco se encontra entre nós como artista convidada da presente edição de Agulha Revista de Cultura.

 


Agulha Revista de Cultura

Número 260 | abril de 2025

Artista convidado: Ana Maria Pacheco (Brasil, 1943)

Editores:

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