Uno más uno se llamaba
el periódico mexicano que empezó a llevar la cuenta de los días desde la desaparición
de Alaíde Foppa, en diciembre de 1980, en Ciudad de Guatemala. Quién sabe en qué
momento se detuvo ese registro y el temor de la costumbre a convivir con la tragedia,
al que hizo alusión tempranamente la escritora Elena Poniatowska, haya incluso pasado
inadvertido. Sin embargo, son extraños los caminos de la memoria. Pasa el tiempo
y a los países que tienen deudas pendientes con ella los visitan sus fantasmas.
Pasan acariciando la superficie de las aguas de su olvido y sus nombres vuelven
como ecos conocidos. Eso le sucedió a Alaíde Foppa. Habían pasado tal vez 105 años
de su nacimiento, y casi 40 de su desaparición, cuando una poeta, traductora y académica
mexicana, Diana del Ángel, solicitó, para consulta, tres libros de la escritora
guatemalteca que se encontraban dentro del catálogo de la biblioteca del escritor
y crítico mexicano Antonio Castro Leal. Uno de ellos era Memorias y transfiguraciones,
un título que no aparecía en el cotejo de la bibliografía y que entonces se develó
ante ella como un poemario que nunca había sido publicado.
Alaíde Foppa
tuvo muchos frentes a lo largo de su vida. Fue traductora, catedrática universitaria,
activista feminista, directora del Foro de la mujer en radio UNAM y de la
revista Fem, crítica de arte, madre de familia. El de la poesía fue quizá
el más íntimo de sus frentes, el que mantuvo a resguardo de todos los demás, incluidos
la política y el feminismo, y al que dedicó buena parte de sus días. De 1945 a diciembre
de 1979, un año antes de su desaparición, publicó siete libros que, de manera póstuma,
fueron reunidos por su madre en un solo libro que se llamó Poesía y que más
adelante fue reeditado como Viento de primavera. Dentro de sus páginas habló
de la juventud que se va, de una pena oculta, del amor que la llena y se le escapa,
de su tránsito dulce hacia el dolor. Su obra aparece como una línea de tiempo emocional
que va de la ilusión al desamor y que pasa por el descubrimiento feliz, pero también
angustioso de la maternidad. Su incertidumbre, su ansia de protección, la maravilla
que provocan los hijos y el dolor que deja su lejanía. Su tendencia a la contemplación
se dirige a su alrededor lleno de frutos y flores y hacia sí misma, hacia su propio
cuerpo, y aterriza en la toma de conciencia de las palabras, de la poesía y del
oficio de escribir. A través de la poesía, Foppa retomó la figura histórica de doña
Beatriz de la Cueva para armar un poema épico, y sin duda autorreferencial, acerca
de la ilusión, pasión, declive y muerte de una mujer, la Sin Ventura. Como ella,
doña Beatriz llega desde otro continente para estar cerca del hombre poderoso que
únicamente le heredó lejanía y un destino de muerte. Y así, algo de todo eso que
palpitó durante 34 años en el universo poético de Alaíde Foppa es lo que va conformando
también este libro perdido, fechado en 1965.
En Memorias
y transfiguraciones, Alaíde Foppa parte de un punto lejano en el tiempo para
que esa “ella poética” transite en medio de los cambios de su ánimo y de sus sentimientos.
Así se va conformando el retrato de una mujer llena de contradicciones. Una mujer
siempre entre dos caminos, entre dos posibilidades. En un punto medio de lejanía
entre la infancia perdida y el también perdido esplendor de la juventud. En un punto
medio entre la presencia y la ausencia, entre la realidad y el sueño, entre el sueño
y la memoria, entre soñar y despertar. Entre el amor visto de lejos y lo que realmente
representa su cercanía. En un no lugar poético en el que el tiempo se convierte
en una corriente violenta que pareciera golpear contra sus rodillas, que pareciera
hablar de fugacidades y naufragios, de la desdicha del olvido, pero también de su
dicha; del poder de lo efímero que se lleva lo hermoso, pero que finalmente termina
también por arrastrar el dolor. Del arribo inminente a las costas de la vejez como
a la antesala del final, pero también como un descanso; de la muerte como una pregunta,
pero también, quizá, como un atisbo de luz, como una certeza, otra, la de que Solo
la ajena muerte / nos hiere para siempre. El libro recién encontrado finaliza
con una breve sección titulada “Momentos”. Un conjunto de siete poemas breves, muy
breves, de imágenes que evocan nuevos nacimientos: de flores, palabras, días, canciones,
de yerba tierna. Como un recordatorio de esperanza que cruzó hacia nosotros desde
un tiempo perdido.
NOTA
Este
texto fue publicado originalmente como prólogo del libro de poesía titulado Memorias y transfiguraciones de Alaíde Foppa,
publicado por F&G editores de Guatemala en junio de 2023.
VANIA VARGAS (Guatemala, 1978). Poeta e contador de histórias. Graduada em Letras pela Universidade de San Carlos de Guatemala. Publicou os livros de poesia Cuentos infantiles (2010), Quizá ese día tampoco sea hoy (2010), y Los habitantes del aire (2014). Sua obra está incluída nas antologias Microfé: poesía guatemalteca contemporánea (2012) e El futuro empezó ayer: apuesta por las nuevas escrituras de Guatemala (2012). Seu trabalho narrativo está incluído nas antologias Brevísimos dinosaurios (2009) y Ni hermosa ni maldita: narrativa guatemalteca actual (2012). Atualmente trabalha como editora de texto e jornalista cultural.
ANA MARIA PACHECO (Brasil, 1943). Escultora, pintora e gravadora. Sua obra possui um acento impressionante estabelecido no centro das relações entre sexualidade e magia, sem descuidar da tensão inevitável entre Eros e Tanatos. A personificação de sua escultura encontra amparo vertiginoso nas lendas, mitos e em sua própria biografia. Tendo sido inicialmente atraída pela música, nos anos 1960 foi exímia concertista, porém o piano iria encontrar melhor abrigo, com sua força rítmica sugestiva na narrativa que acabou aprendendo a compor, a partir de sua fascinação pela escultura barroca policromada e o ideário ritualístico das máscaras africanas. Nos anos 1970 viajou para estudar na Slade School of Art em Londres e ali mesmo resolveu mudar definitivamente de endereço. Com o tempo foi desenvolvendo uma maestria singular, a criação de conjunto escultórico que se destacava como a representação tridimensional de uma narrativa. Embora tenha igualmente se dedicado à pintura, com seus trípticos fascinantes, é na escultura que esta imensa artista brasileira se destaca, com o uso de recursos teatrais e a mescla de elementos constitutivos de diversas culturas. É também uma valiosa marca sua a montagem de cenas emprestadas da literatura ou de evidências do cotidiano. Agradecimentos a Pratt Contemporary, Dictionnaire Universel des Créatrices, AWARE – Archives of Women Artists, Research & Exhibitions. Graças a quem Ana Maria Pacheco se encontra entre nós como artista convidada da presente edição de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 260 | abril de 2025
Artista convidado: Ana Maria Pacheco (Brasil, 1943)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2025
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