“Oiga hermano, que bacano es este cielo de Durango, no es mito que la
luz de este valle se mantiene casi que invariable durante el día, es tan intensa,
¿cierto, hermano?” Comenta Víctor Gaviria a un escritor local buscando complicidad
de poeta a poeta. Gaviria (Medellín, Colombia, 1955) no es un poeta ni un narrador
común en esta reunión, no por el hecho de no disputar un lugar privilegiado en las
mesas o en el Encuentro de Escritores “José Revueltas” de Durango, 2015, sino porque
se comporta como un invitado ajeno al gremio, casi como dejando entrever su intrusión
en el mundillo de las letras. Escucha con atención y asombro, pregunta con avidez
de niño, observa el rostro de sus interlocutores como quien escruta para ver si
no ha dicho un desatino. Apenas el pasado mes de junio fue el poeta homenajeado
del Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Para muchos fue una grata sorpresa,
para otros una noticia desconcertante. Suele suceder cuando estas figuras públicas
del cine o la televisión, del espectáculo, se reconocen como poetas. Es el caso
en México de Joaquín Cosío, quien cada vez que lee sus poemas llena los auditorios,
no exactamente a causa de su escritura, sino por su fama de actor. Así veía uno,
como foráneo, a Víctor Gaviria en Bogotá, rodeado siempre de jóvenes atraídos por
su filmografía, por su impronta de cineasta. En ambos casos, de David y Víctor,
hay que aclararlo, la calidad de sus versos los legitima como poetas. No deja de
ser extraño el cruce entre la poesía y el cine, entre la farándula y la arrogancia
humilde de las letras.
La primera vez que escuché a Gaviria leer sus poemas fue en la Feria del Libro de Bogotá, compartimos mesa, luego nos volvimos a encontrar en Casa de citas, en el barrio La Candelaria, con sus amigos de generación, los poetas Fernando Herrera y Samuel Jaramillo, y en un ambiente amenizado por el músico Fernando Linero y su grupo, a quien se anunció como el poeta homenajeado en la siguiente edición del Festival de Poesía de Bogotá. Tras la lectura no pude resistir expresarle que sus poemas parecen pequeños guiones de cine, relatos líricos en los que podemos ver una acción. “Sí, me dijo, hace tiempo que escribo poca poesía, y encuentro que mis notas cinematográficas se aproximan mucho en su forma y en su tono a los poemas que escribía antes. Quizás es una manera de pensar la cinematografía, desde el fondo de esa escritura, de esos versos.”
Cuando lo escuchaba
en Durango, en la mesa sobre “Literatura y cine”, me quedó claro lo que dejó entrever
en Colombia al afirmar que el cine no son sólo imágenes, para diferenciar su vocación
lírica de su pasión cinematográfica. “Es el lenguaje de las acciones. Las figuras
retóricas generan imágenes intraducibles en el cine. El cineasta, el guionista debe
traducir su experiencia lingüística en acciones, en el lenguaje del cine. Hay una
traducción del lenguaje verbal a un discurso más sintético en el que sólo cuenta
la película, el relato de las acciones.” Películas de la realidad, denomina el realizador
a sus obras para definir la poética que rige el
sentido de sus filmes. “La poesía de la realidad es el cine de la poesía”, remata antes de anunciar que La mujer del ascensor es la más reciente de sus obras. El narrador y ensayista William Ospina ha escrito: “Qué siente uno leyendo los poemas de Víctor Gaviria? Que la poesía no es un oficio, que la poesía no es simplemente una manera de escribir sino, antes de ello, una manera de vivir, una manera de estar en el mundo.”
sentido de sus filmes. “La poesía de la realidad es el cine de la poesía”, remata antes de anunciar que La mujer del ascensor es la más reciente de sus obras. El narrador y ensayista William Ospina ha escrito: “Qué siente uno leyendo los poemas de Víctor Gaviria? Que la poesía no es un oficio, que la poesía no es simplemente una manera de escribir sino, antes de ello, una manera de vivir, una manera de estar en el mundo.”
En Recuerdo
de los tréboles (que sugiere su primer cortometraje Buscando tréboles) documental dirigido por Wilson Montoya y producido
por Madera Salvaje, se atan cabos sobre la poética que rige la creación cinematográfica
de Gaviria, sus obsesiones, los hilos culturales y el magisterio que lo impulsan
a filmar piezas de una realidad brutal, estrujante, descarnada. El comentario recurrente
cuando uno ve a los actores que no son actores, jóvenes y niños de barrios marginales
de su Medellín natal: “Son pocos los que sobreviven, están casi todos muertos, no
pudieron escapar a su realidad”. Rodrigo D
no futuro, La vendedora de rosas y
Sumas y restas conforman el corpus más
reconocido del realizador antioqueño, pero hay mucho trabajo detrás en cortometrajes
y documentales que vienen a sustentar la tesis de que Gaviria dirige y escribe sus
guiones untado al hueso de la realidad. Es cine, sí, pero extraído del tráfago de
los acontecimientos que marcan la historia de los desposeídos, de la marginación,
de la violencia, o como anunciara Buñuel de Los
olvidados.
No es algo nuevo, es verdad, la utilización de
personajes in situ y convertirlos en actores,
extraer de ellos su capacidad histriónica, dramática…, pero es una virtud. Lo han
hecho recientemente los hermanos Paolo y Vittorio Taviani en la película César debe morir, filmada en la cárcel de
Rebibbia de Roma, utilizando como actores a los propios reos. La cualidad principal
del cine de Gaviria es su carácter documental, testimonial, lírico, como si amasara
en su poética a Wenders y Buñuel, al neorrealismo italiano y a García Márquez, al
brasileño Meirelles o al serbio Emir Kusturica. Sí, puede tener muchas resonancias,
pero indiscutiblemente es un discurso personal que nace de Gaviria, es el cine de
Gaviria en su universo, en el argot de Medellín o como él suele decir, en el dialecto
marginal de Antioquia. “El relato lo construyen ellos, los protagonistas de mis
películas, son ellos, narradores quienes le dan contexto y sentido a mis argumentos.
Ellos son los libros en los que voy leyendo la historia de mis películas, los que
definen su universo.”
Tras la conferencia
inaugural de Elmer Mendoza, Víctor Gaviria, el poeta, se aproxima y me comenta con
emoción sincera, “qué verraco es este autor que afirma, en estos tiempos, que lo
más importante son los amigos, la familia, la cuadra. Tenemos que leerlo ¿cierto,
hermano? Volvemos a cultivar la escritura de universos íntimos, familiares. Hace
años eso sonaría horrible, pero hoy, hermano, es la clave de una nueva visión del
mundo globalizado.” Durante la lectura de sus poemas en la mesa de clausura, me
vuelven sus palabras, expresadas una hora antes, como enigma de claridad inexplicable:
“La poesía de la realidad es el cine de la poesía”
***
JOSÉ ÁNGEL LEYVA
(México, 1958). Poeta, narrador, ensaísta, editor e promotor cultural. Um dos mais presentes colaboradores da Agulha Revista de Cultura. Página ilustrada com obras de Felícia Leirner (Brasil),
artista convidada desta edição.
***
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● ÍNDICE # 100
EDITORIAL | 100
números e a dinâmica imóvel do cotidiano
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com.br/2017/08/agulha-revista-de-cultura-100-julho-de.html
AGACÍ DIMITRUCA |
Tiempos griego-españoles
ALFONSO PEÑA | Conversa con Claudio Willer
ANDREA
OBERHUBER | O livro surrealista como espaço transfronteiriço: Lise Deharme e
Gisèle Prassinos
ANTONIO CABALLERO | Harold Alvarado Tenorio y un libro a cuchilladas
DANIEL
VERGINELLI GALANTIN | Eliane Robert Moraes: perversos, amantes e outros
trágicos
ELVA PENICHE MONTFORT | Fotografía y surrealismo: fetiches de Kati Horna
ESTELLE IRIZARRY | Eugene Granell: correspondencias entre creación
pictórica y literaria
ESTER
FRIDMAN | A linguagem simbólica
no Zaratustra de Nietzsche
FLORIANO
MARTINS | Enquete sobre Erotismo e Sexualidade – Parte 1
FLORIANO
MARTINS | Enquete sobre Erotismo e Sexualidade – Parte 2
FLORIANO
MARTINS | Enquete sobre Erotismo e Sexualidade – Parte 3
HAROLD ALVARADO TENORIO | 100 años de poesía en Colombia
ISABEL BARRAGÁN DE TURNER | La isla mágica de Rogelio Sinán
JOSÉ ÁNGEL LEYVA | Víctor Gaviria: El poeta y el cine
LUIS FERNANDO CUARTAS | La ilusión siniestra de los cuerpos y los
engaños de la metamorfosis
MARIA LÚCIA
DAL FARRA | Herberto Helder, sigilosamente Herberto
NICOLAU
SAIÃO | Recordando uma comunicação de Mário Cesariny
RICARDO ECHÁVARRI | El poeta Arthur Cravan em México
SUSANA WALD | En el espejo retrovisor
ULISES VARSOVIA | Esencia y excedencia de la poesía contemporánea
ARTISTA
CONVIDADA | FELÍCIA LEIRNER | GISELDA LEIRNER | Felícia Leirner, minha mãe
Agulha Revista de Cultura
Número 100 | Julho de 2017
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS |
MÁRCIO SIMÕES
equipe de tradução
ALLAN VIDIGAL | ECLAIR ANTONIO ALMEIDA FILHO | FEDERICO RIVERO SCARANI | MILENE MORAES
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