quarta-feira, 1 de novembro de 2017

ALFONSO PEÑA | Poética del duende: Félix Arburola y su trazo indeleble


Tiene un alcance muy rudo hablar de un amigo valioso al que me unen muchos vínculos y faenas –con una amistad de muchos años– cuando se encuentra desalentado y en estado de extinción.
Artista gráfico, pintor, singular ilustrador para literatura infantil y juvenil, vigente en la caricatura y el comic, músico salsero, lector febril y sobre todo, amigo leal.
A Félix Arburola, lo conocí el año de 1982 cuando tenía su taller en el “Centro Comercial El Pueblo”. Recuerdo que un simpático “saltimbanqui” Ricardo “El lobo urbano” Castro, fue el que con un entusiasmo sorprendente, me habló del cañero Arburola.
Cualquier día, entre semana, alrededor de las 6 de la tarde nos encontramos. Su taller era un antro colorido, colmado de tachones y rayones goteantes por paredes y la mesa de dibujo; carpetas con bocetos, acrílicos, y proyectos ocupaban las estanterías y anaqueles.
Cuando observé sus primeros diseños o los trazos de las técnicas mixtas, me quedó la impresión de que me encontraba ante un virtuoso que manejaba los rudimentos del dibujo con precisión y gran soltura, al mismo tiempo que adicionaba elementos plenos de vigor e innovación.
De un momento a otro, en medio del café espumante, pegó un salto –como un duende nocturnal– y cayó justo en medio de un taburete que estaba frente a una batería con ribetes plateados y rojos. Sin perder un instante tomó los bolillos de la batería y aporreó sin misericordia los cueros de los redoblantes.
Con el tiempo entendí su ritual. Consistía en hacer una pausa “mudar las ideas” para retomar un dibujo, algún diseño, el collage, un poema visual.
Cuando nos despedimos, me extendió la mano y acordamos que de ese momento en adelante sería el “Director de Arte” de la incipiente revista Andrómeda.
A partir de la edición #6 la revista Andrómeda cambió su fisonomía e imagen visual. Félix con maestría y profesionalismo (años de investigación, pruebas de taller, de artificios gráficos, por supuesto, alejado de la nefasta “academia”) le imprimió un sello contemporáneo y artístico.
Ya en su atelier de Colonia del Río, en Guadalupe, iniciamos las jornadas nocturnas. Eran sesiones de edición gráfica, literarias y poéticas, alrededor de algunos instrumentos musicales: maracas, güiros, congas, tumbas, etc.
La retroalimentación, el intercambio y la reciprocidad, eran los estímulos orgánicos de aquellas veladas inolvidables.
Podíamos pasar de un retrato –o una serie de retratos– al collage, al tachón, a las técnicas de la tinta china y el frottage. Cualquier lenguaje era válido, lo importante era obtener resultados novedosos y contemporáneos. Alejados del cliché, de lo complaciente, lo mediocre.
Félix era un experimentador de primer orden. Fue en el año de 1987, cuando trabajó en una exposición de técnicas mixtas. El tema era “el honorable ninguno”. Quizá, una veintena de imágenes se desdoblaban iconoclastas y señeras. Ahí cohabitaban el mundo del absurdo capitalista, con el de las meninas de la noche, los vampiros irreductibles y el hombre del sistema: “el honorable ninguno”, reminiscencia de George Orwell y su 1984.
Arburola, hacía acopio de toda su parafernalia: action painting, acrílico burbujeante sobre la cartulina, lápices de color, fotocopias reinventadas y con fisuras, collage ágil y automático.
El resultado de aquella puesta en escena era insurrecta y delirante; una ristra de obras con matices cáusticos y mixturados: como dardos al pulmón, al hemisferio derecho, al rincón de la demencia.






 Su trabajo gráfico, para las ediciones de Andrómeda, podía pasar de la elaboración de un retrato a Bukowski, Eunice Odio, Lovecraft, Cardona Peña, Cronemberg, Borges, Roberto Artl, o una composición no convencional para una cubierta de algún volumen de un poeta de “corazón beat centroamericano”.
Sus propuestas “ilustrativas” para editoriales colombianas, venezolanas, italianas y costarricenses, tenían su rúbrica particular. En sus diseños denotaba que era un “enardecido” del dibujo y la composición no comercial, ni redundante.
Son notables sus personajes y perfiles para ilustrar los clásicos de la literatura universal. Sus trabajos “free lance” para editoriales nacionales y agencias de publicidad donde estampó su huella artística.
Es de honor resaltar que su trabajo ha sido constante, articulado, con “fondo y alma”, afín a la gráfica latinoamericana, y a las diversas vanguardias del siglo XX.
Cabe destacar en Félix, el uso del negro. Su color negro tiene doble significación –en la gráfica occidental: luto y muerte–. En la obra de Félix, ensayos sobre la profundidad de las losas crípticas prehispánicas. Aberturas hacia dimensiones desconocidas, inmersiones hacia cerraduras de candados oxidados.
Como se mire o se indague, la obra del “Duende Arburola” –en su totalidad, en su viaje de la figuración a la abstracción– sean los diseños: por ejemplo la revista Andrómeda, post cards, catálogos, libros de poesía, literatura juvenil, caricaturas, acrílicos, o sus fusiones gráficas, tendrá que ser estudiada y redirigida hacia el futuro como una creación abierta, plural, lúcida y comprometida con la auténtica creación del perímetro centroamericano.
Felizmente su legado escapa a las etiquetas, al ordenamiento del arte en generaciones, a los reconocimientos o a las exposiciones en Salones de las Bellas Artes.
El verdadero artista “se fuga” de las clasificaciones, y sobrevive a su época, y sabe con ojo “Sol-negro”, que –como apuntó Juan Goytisolo–, lo auténtico es “la gloria de los muertos” (la soledad) y un lector inteligente para el futuro.

NOTA
Solo bastó que transcurrieran 96 horas para que Félix Arburola (1947-2015), de un modo fragmentario –fiel a su estilo–, se insertara en un dibujo, o una de sus fusiones gráficas y con humor negro y contrastado se diluyera en un pincel, un poema visual, una descarga de latin jazz… ¡Una especie de ausencia virtual!


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ALFONSO PEÑA (Costa Rica). Narrador, editor, ensayista. Director de la revista Matérika y la Editorial Andrómeda. Página ilustrada con obras de Félix Arburola (Costa Rica, 1947-2015).

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Agulha Revista de Cultura
Número 104 | Novembro de 2017
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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